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DERECHOS HUMANOS

BOLILLA VII
DERECHO INTERNCIONAL HUMANITARIO Y
DERECHO INTERNACIONAL DE LOS REFUGIADOS

El Derecho Internacional Humanitario (DIH) es una rama del derecho


internacional público que se define como el conjunto de normas jurídicas
internacionales que tiene por fin regular los medios y métodos de combate y
proteger a las víctimas de los conflictos armados, ya sea de carácter interno como
internacional.
El DIH se divide, a su vez, en dos ramas:
● El “Derecho de La Haya”, que se ocupa de limitar o prohibir el uso de ciertas
armas o métodos de combate;
● El “Dereccho de Ginebra”, en cambio, se ocupa proteger a las víctimas y a sus
bienes, es decir, tanto a los civiles como a los combatientes fuera de combate
(heridos, enfermos, náufragos y prisioneros de guerra), entre otras
personas protegidas.
Ahora bien, un conflicto armado puede proyectarse en tres dimensiones:
● Internacional, que es el enfrentamiento entre dos o más Estados
beligerantes;
● Interno, que es el enfrentamiento entre un Estado contra una facción
interna de su población que tiene pretensiones de acceder al poder y ejerce
el control sobre una parte del territorio;
● Internacionalizado, que es aquel conflicto que comienza en el ámbito
interno de un Estado pero que luego se expande a otros.
El DIH no tiene la pretensión de prohibir ni la ambición de definir la legitimidad de
los conflictos armados (pese a que no hay uso de la fuerza lícito –incluso cuando
todos los medios pacíficos de solución fracasan–, con excepción de la legítima
defensa, que debe ser proporcional en cuanto a los medios de combate), sino que
ha sido creado para ser aplicado como derecho de excepción, es decir, solo
aplicable a las situaciones de violencia que se constituyen en conflictos armados.
En cuanto a los instrumentos, 1864 se considera la fecha fundante del DIH, por
haberse suscripto en tal oportunidad el Convenio de Ginebra para Mejorar la
Suerte de los Militares Heridos en Campaña.
No obstante, los principales instrumentos internacionales convencionales en la
materia son los cuatro convenios de Ginebra de 1949, sus dos Protocolos
Adicionales de 1977 y el tercer Protocolo de 2005. Los convenios se refieren a:
1. I Convenio, relativo a la protección de los heridos y enfermos de las fuerzas
armadas en campaña. En él se establece la obligación de protección a los
heridos y enfermos, así como al personal médico y religioso, a las unidades
médicas y al transporte médico (tanto civiles como militares; que no
pueden, en ningún momento, transportar personal militar en actividad, ni
armas o municiones), y también reconoce los emblemas distintivos;
2. II Convenio, relativo a la protección de los heridos, enfermos y naúfragos de
las fuerzas armadas en el mar;
3. III Convenio, relativo al trato debido a los prisioneros de guerra. El
prisionero de guerra es todo aquel miembro de las fuerzas armadas de una

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parte del conflicto (combatiente), que no sea personal sanitario o religioso,


que es capturado.
Se definen las condiciones y lugares de captura; las cuestiones relativas al
trabajo de los prisioneros, sus recursos financieros, la asistencia que tienen
derecho a recibir y los procesos judiciales en su contra; y se sienta el
principio de que los prisioneros de guerra deben ser liberados y repatriados
sin demora tras el cese de las hostilidades activas;
4. IV Convenio, relativo a la protección debida a las personas civiles en tiempo
de guerra. Define las obligaciones de la potencia ocupante respecto de la
población civil y contiene disposiciones sobre ayuda humanitaria en los
territorios ocupados;
Estos cuatro tratados se aplican a los conflictos armados internacionales, es decir, a
aquellos que surgen entre dos o más Estados partes. Sin embargo, el art. 3 común a
los cuatro convenios contiene una serie de derechos que se aplican en caso de
conflicto armado no internacional, es decir, que surja dentro del territorio de una
Estado parte, en el cual no intervengan terceros Estados. En él se dispone:
● Que aquellas personas que no participen de las hostilidades, incluidos los
miembros de las fuerzas armadas que hayan depuesto las armas, así como
las personas fuera de combate por cualquier causa, serán tratadas con
humanidad y sin discriminación.
● Se prohíbe en todo momento: Los atentados contra la vida y la integridad
corporal; la toma de rehenes; los atentados contra la dignidad personal; y
las condenas y ejecuciones sin juicio previo en un tribunal legítimamente
constituido y con todas las garantías judiciales indispensables.
● Asimismo, se establece que los heridos y enfermos serán recogidos y
asistidos.
Por su parte, los Protocolos Adicionales complementan y amplían estos
instrumentos:
1. El Protocolo Adicional I se aplica en los conflictos armados de carácter
internacional, con la salvedad que se amplía a ciertos conflictos armados
que se internacionalizan (luchas de los pueblos por la libre determinación;
contra la dominación colonial y la ocupación extranjera; y contra los
regímenes racistas).
2. El Protocolo Adicional II complementa lo referente a los conflictos
armados internos, estableciendo un catálogo de derechos más extenso pero
con un ámbito de aplicación más restringido: “El presente Protocolo (…) se
aplicará a todos los conflictos armados no cubiertos por el art. 1 del
Protocolo I (…) y que se desarrollen en el territorio de una Alta Parte
Contratante entre sus fuerzas armadas y fuerzas armadas disidentes o
grupos armados organizados que (…) ejerzan sobre una parte de dicho
territorio un control tal que permita realizar operaciones militares
sostenidas y concertadas (…)”. A su vez, excluye su aplicación “a las
situaciones de tensiones internas y de disturbios interiores, tales como los
motines, los actos esporádicos y aislados de violencia y otros actos
análogos, que no son conflictos armados”.
3. El Protocolo Adicional III relativo al emblema de reconocimiento de los
Convenios de Ginebra y sus Protocolos Adicionales:

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En otro orden de ideas, el DIH, al igual que otras ramas del derecho internacional,
se basa en un conjunto de principios fundamentales, de carácter universal
consideradas como normas ius cogens (es decir, normas generales aceptadas y
reconocidas como obligatorias por la comunidad internacional). Algunos de ellos
son los siguientes:
● Principio de humanidad: Constituye el eje fundamental del DIH, de
manera que los demás principios se forman a partir de este. No obstante se
afirme que “la humanidad busque siempre el bien del hombre”, en el marco
de un conflicto armado este principio debe buscar un equilibrio frente a los
intereses contrapuestos y las reglas que autorizan los atentados contra los
seres humanos en pos de necesidades militares.
● Principio de necesidad militar: Plantea la no utilización de la fuerza más
allá de lo necesario, de acuerdo con las necesidades o exigencias militares.
Así, las disposiciones de DIH obligan a los beligerantes a utilizar en un
conflicto armado los métodos y medios más humanitarios al conducir las
operaciones militares.
● Principio de prohibición de causar males superfluos: Deriva del
anterior, y tiene por objetivo vedar el uso de armas, proyectiles, materias y
métodos de hacer la guerra que causen sufrimientos innecesarios.

● Principio de limitación: Significa que en todo conflicto armado, el derecho


de las partes a elegir los métodos y medios de guerra no es ilimitado, lo que
se traduce en evitarle al adversario males desproporcionados, por sobre el
objetivo primordial que es debilitar la potencia militar del enemigo.
● Principio de proporcionalidad: Se traduce en que, cuando exista
posibilidad de elegir un objetivo militar para obtener una ventaja, se optará
por el objetivo cuyo ataque, según sea de prever, presente menos peligro
para las personas civiles y sus bienes.
● Principio de honestidad y buena fe en la elección de los medios de
combate: En virtud del cual queda prohibido matar, herir o capturar a un
adversario valiéndose de medio pérfidos. Constituyen perfidia (deslealtad,
maldad extrema) los actos que, apelando a la buena fe del adversario con
intención de traicionarla, den a entender a este que tiene derecho a
protección o que está obligado a concederla. Por ejemplo: Simular la
intención de negociar bajo bandera de parlamento o rendición; simular una
incapacitación por heridas o enfermedad; simular el estatuto de persona
civil, no combatiente; simular que se posee un estatuto de protección,
mediante el uso de signos, emblemas o uniformes neutrales de Estados u
organizaciones que no sean partes del conflicto.
● Principio de distinción: Solo puede ser objeto de ataque los blancos
militares, ya que no pueden serlo las personas y bienes civiles. Se prohíben

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los ataques indiscriminados en los que no se distingue un objetivo militar


concreto y los que emplean métodos o medios de combate cuyos efectos no
sea posible limitar y que puedan alcanzar indistintamente a objetivos
militares y personas civiles.
● Principio de neutralidad: Está destinado a prevenir la incursión de
fuerzas beligerantes en un territorio neutral o los ataques contra personas o
buques de Estados neutros, también aplicable a las incursiones
transfronterizas de fuerzas armadas y daños transfronterizos causados a un
Estado neutral por un Estado beligerante.
Como corolario, resta mencionar la función del Comité Internacional de la Cruz
Roja (CICR), que es una organización sui generis, imparcial, neutral e
independiente, fundada en 1863. Tiene la misión principal de proteger y brindar
asistencia a las víctimas de los conflictos armados y de ciertas situaciones de
violencia interna. Para ello, actúa como intermediario neutral entre los
beligerantes, Asimismo, se encarga de la promoción del DIH y los principios
fundamentales de la Cruz Roja y Media Luna Roja.
El Derecho Internacional de los Refugiados (DIR), por su parte,  es la rama del
derecho que trata específicamente la temática de los derechos y la protección de
los refugiados.
“Refugiado” es toda persona que se ha visto obligada –por temor fundado a
persecución por su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a grupo social u
opiniones políticas– a abandonar su lugar de residencia habitual hacia un Estado
vecino. Si la reubicación se produce dentro del mismo Estado, se lo considera
“desplazado interno”.
El concepto de “refugiado” también incluye a aquellas personas desplazadas hacia
otros Estados por hechos de agresión, de ocupación exterior, de dominación
extranjera, o de acontecimientos que perturben el orden público de una parte o la
totalidad de su país de origen o cuya nacionalidad posee.
El DIR está regulado básicamente por el Convenio sobre el Estatuto del Refugiado
(1951) y su Protocolo (1967). En el primero se establece una amplia gama de
derechos de los refugiados (no discriminación, libertad de religión, adquisición de
bienes, asociación, trabajo, empleo, profesiones liberales, educación pública,
asistencia médica, circulación, etc.). La excepción a la aplicación de estas reglas son
para aquellos refugiados que hayan cometido delitos contra la paz, delitos de
guerra o delitos contra la humanidad; o un delito grave común; o actos contrarios a
los principios y propósitos de la ONU.
Finalmente, resta mencionar los tres derechos básicos que constituyen los pilares
fundamentales el DIR:
● Derecho de asilo: Se traduce en que cualquier persona puede disfrutar de
asilo fuera de su país de origen en caso de persecución política.
● Derecho de no expulsión/no devolución (non-refoulement): Mientras se
tramita la solicitud de asilo, la persona tiene derecho a no ser expulsa del
país en el que solicita el asilo y también, en caso de devolución, que ésta no
ocurra en las fronteras de territorios donde su vida o libertad corre peligro
por causas de raza, religión, nacionalidad, etc.
No obstante, este derecho no es absoluto, pues no se aplica al refugiado que
sea considerado, por razones fundadas, como un peligro para la seguridad
del país donde se encuentra, o que, habiendo sido objeto de una condena

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definitiva por un delito particularmente grave, constituya una amenaza para


la comunidad de tal país.

● Derecho a la unidad familiar/reunificación familiar: Se traduce en el


derecho del asilado a la unión inmediata de él (en su carácter de residente
permanente del Estado que lo aloja) con su esposo/a e hijos menores de
edad, lo que permite devolver la normalidad a quienes han huido de la
persecución y de violaciones de derechos humanos

CONVERGENCIA DE ESTOS ORDENAMIENTOS CON EL DERECHO


INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
Gran cantidad de la base normativa del DIR se encuentra dispersa en los diferentes
instrumentos del sistema del DIDH. Por este motivo, ambos derechos resultan
complementarios.
El propio Convenio sobre el Estatuto del Refugiado (1951), en su art. 5, señala que
ninguna disposición de la Convención podrá interpretarse en menoscabo de otros
derechos y beneficios independientes de la Convención, entre ellos, los
consagrados en el sistema de protección de derechos humanos.
El art. 14 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos consagra los
derechos de “buscar asilo” y “disfrutar de él”.
La Declaración Americana sobre Derechos y Deberes del Hombre, en su art. 27,
establece el derecho de “buscar y recibir asilo”, en caso de persecución no motivada
en delitos comunes.
El Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos, en su art. 13, dispone que
el extranjero que se halle legalmente en el territorio de un Estado parte en el Pacto
solo podrá ser expulsado de él en cumplimiento de una decisión adoptada
conforme a la ley y por razones de seguridad nacional.
En la CADH, se consagra el derecho de no expulsión o devolución a otro país donde
el derecho de a la vida o libertad de la persona esté en peligro a causa de su raza,
religión, nacionalidad, condición social u opinión política. Además, se prohíbe la
expulsión colectiva de extranjeros, como así también se establece que la restricción
al ejercicio de los derechos sólo puede hacerse en virtud de una ley, en la medida
en que sea indispensable para la sociedad democrática, para prevenir infracciones
penales o para proteger la seguridad nacional, la moral, el orden o salud públicas, o
los derechos y libertades de los demás.
En suma, se evidencia la estrecha relación entre estos dos ordenamientos. Por
cuanto ambos garantizan el debido respeto y protección de los derechos humanos,
con la sola excepción que el DIR limita su ámbito de aplicación al concepto de
“refugiados”.

RELACIÓN ENTRE EL DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS


HUMANOS Y EL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO
Someramente, el derecho internacional de los derechos humanos es un sistema de
normas internacionales destinadas a proteger y promover los derechos humanos
de todas las personas. Establece las obligaciones de los Estados de actuar de
determinada manera o abstenerse de determinados actos.
En cuanto a ramas del derecho internacional público:
● Ambos derechos tienen por finalidad la protección de la vida, la salud y la
dignidad de los seres humanos, es decir que comparten el objetivo común
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de respetar la dignidad y humanidad de todos. Por ello, se los considera


derechos complementarios, a pesar de tener un ámbito de aplicación
diferente (ya que el DIH sólo es aplicable para la protección de las personas
en el contexto de conflictos armados).
● El DIDH obliga de iure solo a los Estados, como demuestra el hecho de que
los tratados de derechos humanos y otras fuentes de derechos humanos no
crean obligaciones para los grupos armados no estatales. En este sentido, se
limita a regular la relación Estado-persona humana sujetas a su jurisdicción,
imponiendo obligaciones de conducta a los Estados para con los individuos.
En cambio, el DIH impone expresamente obligaciones tanto a Estado como a
grupos armados organizados no estatales. De ese modo, asigna iguales
derechos y obligaciones al Estado y a la parte no estatal en interés de todas
las personas que puedan verse afectadas por su conducta. Esto no significa,
por supuesto, que el Estado y la parte no estatal estén en un pie de igualdad
según el derecho interno, ya que los miembros de éstos últimos siguen
siendo sujetos de derecho interno y pueden ser perseguidos por los
crímenes establecidos en las normas penales del Estado.
● El DIH, al ser un derecho de excepción, contiene disposiciones sobre muchas
cuestiones fuera del ámbito del DIDH, como por ejemplo, la regulación de la
conducción de hostilidades, los estatutos del combatiente y del prisionero
de guerra, etc.
Del mismo modo, el DIDH dispone acerca de aspectos de la vida en tiempos
de paz que no están reglamentados en el DIH, como la libertad de prensa, de
reunión, los derechos políticos, laborales, entre otros.
● En cuanto a las responsabilidades emergentes por su violación, el DIDH
genera una relación directa entre el Estado y sus propios nacionales, o más
genéricamente, con los individuos que se encuentran dentro de sus
jurisdicciones nacionales. El DIH, por su parte, obliga al Estado respecto a
comportamientos exigidos frente a nacionales de otros Estados, ya sean
éstos beligerantes o neutrales. En el DIH, la relación jurídica se traba entre
Estados, mientras que en el DIDH, entre el Estado y el individuo protegido.
De esta forma, cuando se viola una norma del DIDH, el individuo puede
recurrir, después de agotados los recursos internos, a una instancia
internacional o regional para exigir la terminación de la violación y la
reparación del daño al statu quo ante.
En el DIH, la responsabilidad por la inobservancia de sus normas queda
siempre dentro del ámbito de las competencias interestatales. La presencia
de las potencias protectoras o del Comité Internacional de la Cruz Roja
(CICR) se relaciona con la facultad de controlar la estricta aplicación de las
normas más que con la determinación del grado de responsabilidad del
Estado violador.
De esta manera, entre ambos subsistemas convergen dos tendencias
distintas: En el DIDH, una función reparadora, sin descuidar la preventiva;
en el DIH, una acción eminentemente preventiva.
● Finalmente, hay que distinguir a los sujetos protegidos en uno y otro
sistema: El DIDH está previsto para garantizar y respetar los derechos
humanos de todas las personas, sin discriminación, por parte del Estado.

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En cambio, la DIH se encausa a una categoría de individuos, calificados


como víctimas o potenciales víctimas de conflictos armados, receptando
también el principio de no discriminación entre éstas.

EL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO EN LA JURISPRUDENCIA DE LA


CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS

Caso Miembros del Caserío de Santo Domingo c/Colombia (2012)


En 1998, en el marco de un operativo militar de las fuerzas armadas colombianas,
un helicóptero lanzó un dispositivo cluster de tipo AN-M1A2 compuesto por
granadas o bombas de fragmentación AN-M41A sobre la calle principal de Santo
Domingo, lo que ocasionó la muerte de 17 personas, incluyendo niños y niñas, y 27
heridos. 
Este acontecimiento provocó que una gran cantidad de residentes de Santo
Domingo tuvieran que abandonar sus residencias y movilizarse al corregimiento
de Betoyes en el municipio de Tame, por lo que a la luz del sistema de protección
de los derechos de los refugiados, se trató de un desplazamiento interno, y los
residentes del caserío adquirieron la calidad de “desplazados”.
Además, la Fuerza Aérea Colombiana realizó ametrallamientos desde las aeronaves
contra personas que iban en dirección opuesta al caserío.
El Tribunal Contencioso Administrativo estableció la responsabilidad del Estado.
Asimismo fueron condenados tres autores materiales.
Entre los principios que enumera la Corte para fundamentar su fallo, y demostrar
la falta de diligencia e imprudencia del Estado, encontramos los siguientes:
● Distinción: Se violó este principio por no diferenciar los objetivos militares
(miembros de las FARC) de las personas civiles y sus bienes;
● Proporcionalidad: Se violó este principio que limita el uso del poder bélico
para la obtención de una ventaja militar. Por ello es que queda prohibido
lanzar un ataque cuando sea de  prever que cause incidentalmente muertos
y heridos entre la población civil,  daños a bienes de carácter civil o ambas
cosas, que sean excesivos en relación  con la ventaja militar concreta y
directa prevista;
● Precaución: Significa que se tomarán todas las precauciones factibles para
evitar o reducir en todo caso a un mínimo, el número de muertos y heridos
entre la población civil, así como los daños a bienes de carácter civil, que
pudieran causar incidentalmente.
Se violó este principio por diversos motivos: No se obró con un cuidado
constante de la población; el arma utilizada era técnicamente imprecisa por
ser de operación manual; no hubo contacto visual claro con el enemigo.
Por lo expuesto, la Corte determinó que el Estado era responsable por la violación
del derecho a la vida en  perjuicio de las personas fallecidas; así como del derecho a
la integridad  personal en perjuicio de las personas que fueron  heridas; así como
de los familiares de todos ellos; y del derecho a la medidas  de protección de las
niñas y niños en perjuicio de los niños y niñas muertos y heridos en los mismos 
hechos.
Además, se vieron violentados los derechos a la circulación, la residencia y la
propiedad privada.
Finalmente, entre las medidas reparatorias, la Corte decidió:

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● Que el Estado debe realizar un acto público de reconocimiento de


responsabilidad internacional por los hechos del presente caso.
● Que el Estado debe brindar un tratamiento integral en salud a las víctimas a
través de sus instituciones de salud especializadas.
● Que el Estado debe otorgar y ejecutar, en el plazo de un año y a través de un
mecanismo interno expedito, las indemnizaciones y compensaciones
pertinentes por concepto de daños materiales e inmateriales, a favor de las
víctimas heridas y de los familiares de víctimas que no fueron reparadas por
la jurisdicción contencioso administrativa a nivel interno.
● Que el Estado debe abonar las costas y gastos del juicio.
● Que, en el plazo de un año, el Estado deberá rendir a la Corte un informe
sobre las medidas adoptadas para darle cumplimiento.

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