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DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO1

1. INTRODUCCIÓN
1.1. Ius ad bellum y ius in bello
La expresión ius ad bellum ("derecho a hacer la guerra") hace referencia a las condiciones en que los Estados pueden
recurrir a la guerra o al uso de fuerza armada en general. La prohibición del uso de la fuerza entre Estados y sus
excepciones (legítima defensa y autorización de la Organización de las Naciones Unidas para el uso de la fuerza),
establecidas en la Carta de las Naciones Unidas de 1945, son los elementos básicos del ius ad bellum.
El ius in bello ("derecho en la guerra") regula la conducta de las partes en un conflicto armado. Derecho Internacional
Humanitario (DIH) es sinónimo de ius in bello; su finalidad es reducir lo máximo posible el sufrimiento en los conflictos
armados, sobre todo mediante la protección y la asistencia de todas las víctimas de conflictos armados en la mayor
medida posible.
El DIH se aplica a las partes beligerantes independientemente de las razones del conflicto o de la legitimidad de las causas
por las que estén luchando. Si fuera de otro modo, sería imposible aplicar el derecho, ya que cada una de las partes se
consideraría víctima de agresión. Además, la finalidad del DIH es proteger a las víctimas de conflictos armados sin
importar su pertenencia a una parte u otra. Por consiguiente, el ius in bello debe ser independiente del ius ad bellum.

1.2. El Derecho Internacional Humanitario


El Derecho Internacional Humanitario (DIH) es una rama del erecho internacional público formada por normas que, en
tiempo de conflicto armado, procuran proteger, por razones humanitarias, a las personas que no participan o que han
dejado de participar directamente en las hostilidades, y restringen los métodos y medios de guerra.
En otras palabras, el DIH consiste en normas internacionales, sea convencionales o consuetudinarias (es decir, normas que
derivan de los tratados o la costumbre internacional), cuya finalidad específica es resolver cuestiones humanitarias que
surjan directamente a raíz de un conflicto armado, así sea éste internacional o no internacional.

1.3. Precisiones terminológicas


Las expresiones “Derecho Internacional Humanitario”, “derecho de los conflictos armados”, “ius in bello” o “derecho de la
guerra” pueden considerarse como sinónimos. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), las organizaciones
internacionales, las universidades y los Estados suelen preferir la expresión “Derecho Internacional Humanitario” o “DIH”.
EL DIH consta de dos ramas:
− el “derecho de Ginebra”, que es el conjunto de normas que protege a las víctimas de conflictos armados, como el
personal militar fuera de combate o los civiles que no participen o que hayan dejado de participar en las
hostilidades;
− el “derecho de La Haya”, que es el conjunto de normas que establece los derechos y las obligaciones de los
beligerantes en la conducción de las hostilidades, y que limita los métodos y medios de guerra.
Estas dos ramas del DIH reciben su nombre de la respectiva ciudad donde fueron inicialmente codificadas. Con la
aprobación de los Protocolos del 8 de junio de 1977 adicionales a los Convenios de Ginebra, en los que se han reunido
ambas ramas, hoy esta distinción solo tiene un valor histórico y didáctico.

1 Documento de elaboración propia a partir de las publicaciones de Comité Internacional de la Cruz Roja: Implementación del Derecho
Internacional Humanitario a Nivel Nacional: Manual (Ginebra, 2012) y Derecho Internacional Humanitario: Respuestas a sus Preguntas
(Ginebra, 2015). Por Israel Biel.

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2. EL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO
2.1. Concepto
El Derecho Internacional Humanitario (DIH) es un conjunto de normas que, por razones humanitarias, trata de limitar los
efectos de los conflictos armados. Protege a las personas que no participan o que han dejado de participar en las
hostilidades y limita los medios y métodos de hacer la guerra. El DIH suele llamarse también “derecho de la guerra” y
“derecho de los conflictos armados”.
El DIH es parte del derecho internacional, el cual regula principalmente las relaciones entre los Estados. Las fuentes del
derecho internacional (y por tanto del DIH) son, entre otras, acuerdos escritos entre Estados (tratados o convenios que
vinculan sólo a los Estados que han expresado su consentimiento en obligarse por ellos), las normas consuetudinarias
(normas no escritas derivadas de una práctica estatal constante y que, además, los Estados consideran jurídicamente
vinculante), y los principios generales del derecho.
El DIH se basa, asimismo, en reglas y tradiciones provenientes de antiguas civilizaciones y religiones, habida cuenta de que
la guerra siempre ha estado sujeta a determinados principios y costumbres. La codificación universal del DIH comenzó en
el siglo XIX. Desde entonces, los Estados han aceptado un conjunto de normas basado en la amarga experiencia de la
guerra moderna y que mantiene un cuidadoso equilibrio entre las preocupaciones de carácter humanitario y las
necesidades militares de los Estados. El número de Estados que ha contribuido al desarrollo del DIH ha aumentado en la
misma medida en que ha crecido la comunidad internacional.
Gran parte del DIH está contenida en los cuatro Convenios de Ginebra de 1949, que han sido desarrollados y completados
por otros tres acuerdos: los Protocolos adicionales I y II de 1977, relativos a la protección de las víctimas de los conflictos
armados, y el Protocolo adicional III, de 2005, relativo a la adopción de un emblema distintivo adicional.
Otros tratados de DIH complementan esos instrumentos fundamentales. Algunos prohíben o limitan el empleo de
determinados medios y métodos de guerra; otros protegen a determinadas categorías de personas y bienes. Entre esos
tratados se cuentan:
− el Protocolo sobre la prohibición del uso en la guerra de gases asfixiantes, tóxicos o similares y de medios
bacteriológicos, de 1925;
− la Convención de La Haya para la protección de los bienes culturales en caso de conflicto armado, de 1954, y sus
dos Protocolos de 1954 y 1999;
− la Convención sobre Armas Bacteriológicas, de 1972;
− la Convención sobre la prohibición de utilizar técnicas de modificación ambiental con fines militares u otros fines
hostiles, de 1976;
− la Convención sobre Ciertas Armas Convencionales, de 1980, y sus cinco Protocolos;
− la Convención sobre armas químicas, de 1993;
− la Convención sobre la prohibición del empleo de las minas antipersonal, de 1997;
− el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, de 1998;
− el Protocolo facultativo de la Convención sobre los Derechos del Nino relativo a la participación de niños en los
conflictos armados, de 2000;
− la Convención sobre las municiones en racimo, de 2008.
Se considera que muchas de las disposiciones de estos tratados han pasado ya a formar parte del derecho internacional
consuetudinario. En 2005, el CICR publicó un estudio exhaustivo sobre el Derecho Internacional Humanitario
consuetudinario donde enumera 161 normas que rigen durante los conflictos armados, la mayoría de las cuales son
aplicables a los conflictos armados de índole tanto internacional como no internacional.

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2.2. Aplicación
El DIH es aplicable en conflictos armados (tanto internacionales como no internacionales) y en situaciones de ocupación.
No abarca las situaciones de tensiones internas ni de disturbios interiores, tales como los actos de violencia aislados o
actos de terrorismo2. No regula cuándo un Estado puede recurrir a la fuerza o si lo ha hecho lícitamente. Esas cuestiones
están regidas por una parte importante, pero diferente, del Derecho internacional, conocida como ius ad bellum y
codificada principalmente en la Carta de las Naciones Unidas.
El DIH distingue entre los conflictos armados internacionales y no internacionales. Son conflictos armados internacionales
aquellos en los que se enfrentan dos o más Estados, independientemente de si se ha hecho una declaración formal de
guerra, o de si las partes reconocen la existencia de tal estado de guerra. Las partes en un conflicto armado internacional
deben observar numerosas normas, incluidas las que establecen los cuatro Convenios de Ginebra y el Protocolo adicional I.
El derecho comienza a aplicarse sólo cuando ha estallado el conflicto y a todas las partes por igual, independientemente
de quién haya iniciado las hostilidades.
Los conflictos armados no internacionales (a menudo también llamados “conflictos armados internos”) por lo general
tienen lugar en el territorio de un mismo Estado, donde se enfrentan las fuerzas armadas del Estado o regulares y grupos
armados, o grupos armados entre sí. Se aplica un conjunto normativo más limitado a los conflictos armados internos que a
los conflictos armados internacionales (en particular, el artículo 3 común a los Convenios de Ginebra y el Protocolo
adicional II), aun cuando el derecho consuetudinario tiende a atenuar cada vez más la distinción entre esos dos tipos de
conflicto y a ampliar la protección establecida en algunas normas del DIH a todos los conflictos armados.

2.3. Regulación
Como se ha visto, muchas normas fundamentales del DIH están reguladas en los cuatro Convenios de Ginebra de 1949 y
los Protocolos adicionales que los complementan y desarrollan.
Los cuatro Convenios de Ginebra se aprobaron en 1949. Cada Convenio abarca la protección de una categoría específica
de personas que no participan o que han dejado de participar en las hostilidades.
− Primer Convenio: sobre la protección de los heridos y los enfermos de las fuerzas armadas en campaña (incluye,
por ejemplo, la protección de las instalaciones y el personal sanitarios y del emblema distintivo, y las infracciones
graves).
− Segundo Convenio: sobre la protección de los heridos, los enfermos y los náufragos de las fuerzas armadas en el
mar (incluye, por ejemplo, la protección de las instalaciones y el personal sanitarios y del emblema distintivo, y las
infracciones graves).
− Tercer Convenio: sobre el trato debido a los prisioneros de guerra (incluye, por ejemplo, normas relativas a la
protección general de los prisioneros de guerra, el inicio del cautiverio, el internamiento, el trabajo, las relaciones
con el mundo externo, las sanciones penales y disciplinarias, los procesos penales, el término del cautiverio, la
liberación y la repatriación, las oficinas de información y la Agencia Central de Información, y las infracciones
graves).
− Cuarto Convenio: sobre la protección de las personas civiles en tiempo de guerra (incluye, por ejemplo, normas
relativas a la protección general de civiles en conflictos armados, extranjeros en el territorio de una parte en
conflicto, territorios ocupados, tratamiento de internados civiles, incluidas sanciones penales y disciplinarias, así
como liberación y repatriación, oficinas de información y Agencia Central de Información, y las infracciones graves).
Los Convenios de Ginebra son, en última instancia, un legado de la Segunda Guerra Mundial. A partir de la trágica
experiencia de ese conflicto, los tratados mejoraron en gran medida la protección jurídica de las víctimas de la guerra. Hoy
en día, todos los Estados son Partes en los Convenios de Ginebra de 1949. Dado que han sido aprobados por toda la
comunidad de naciones, se han convertido en derecho universal.

2 A una persona sospechosa de realizar actividades terroristas fuera del marco de un conflicto armado, no se aplicará el Derecho
Internacional Humanitario, sino las leyes nacionales, el Derecho penal internacional y el Derecho internacional de los derechos humanos.

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Los diversos tratados, que componen lo que se conoce como el “derecho de Ginebra”, abordan ampliamente la situación
de las personas que han dejado de participar en las hostilidades o que caen en poder del adversario. No establecen límites
a la manera en que pueden librarse las operaciones militares.
Paralelamente al desarrollo del derecho de Ginebra, los Estados fueron codificando, en varias etapas, normas
internacionales que imponen límites a la conducción de las operaciones militares. El objetivo primordial de lo que se
conoce como el “derecho de La Haya”, cuya principal expresión son los diversos Convenios de La Haya de 1907, es limitar
el desarrollo de las guerras únicamente a ataques contra aquellos objetivos clave para el éxito de las operaciones militares
del enemigo. En ese sentido, la población civil debe ser preservada de los ataques militares.
Sin embargo, los Convenios de Ginebra de 1949 no desarrollaron las normas del derecho de La Haya. En particular, no
abordaron un tema fundamental del DIH, como era la protección de la población civil contra los ataques directos. Además,
después de la adopción de los Convenios de Ginebra fueron surgiendo nuevos retos. Las nuevas tecnologías produjeron
nuevas armas, lo que conlleva un potencial mayor de destrucción, pero también han desarrollado nuevas técnicas para
proteger a las víctimas de la guerra. Como consecuencia de la descolonización, el número de Estados se duplicó y
surgieron nuevos tipos de conflicto (guerras de liberación nacional), con lo que fue necesario considerar la elaboración de
nuevas normas de DIH. Por último, la frecuencia cada vez mayor de guerras civiles donde se recurrió a técnicas de guerrilla
puso en evidencia la necesidad de fortalecer la protección de las víctimas de conflictos armados no internacionales.
En respuesta a estos acontecimientos, Suiza convocó a una conferencia diplomática en Ginebra. De 1974 a 1977. Esa
conferencia elaboró dos nuevos tratados de DIH: los Protocolos adicionales a los Convenios de Ginebra. Se aprobaron el 8
de junio de 1977 y, desde entonces, están abiertos a la ratificación o la adhesión de todos los Estados Partes en los
Convenios de Ginebra de 1949.
− Protocolo adicional I a los Convenios de Ginebra de 1949, de 1977: sobre la protección de las víctimas de
conflictos armados internacionales (incluye, por ejemplo, la protección general de heridos, enfermos y náufragos,
del personal y el transporte sanitario, normas relativas a las personas fallecidas y desaparecidas, normas relativas
a los medios y métodos de guerra, estatuto de combatiente y de prisionero de guerra, protección de la población
civil, incluida protección contra los efectos de las hostilidades, bienes de carácter civil, medidas de precaución,
protección civil, socorro en favor de la población general, trato de las personas que caen en poder de una parte en
conflicto, infracciones graves y represión de los crímenes de guerra y Comisión Internacional de Encuesta).
− Protocolo adicional II a los Convenios de Ginebra de 1949, de 1977: sobre la protección de las víctimas de
conflictos armados no internacionales (incluye, por ejemplo, normas relativas al trato humano de las personas
que no participan o han dejado de participar en las hostilidades, personas cuya libertad ha sido restringida,
procesos penales, protección y cuidado de heridos, enfermos y náufragos, protección de la población civil,
sociedades de socorro y acciones de socorro).
− Protocolo adicional III a los Convenios de Ginebra de 1949, de 2005: sobre la adopción de un emblema distintivo
adicional (dispone la adopción de un emblema adicional conocido como “cristal rojo”)3.

3Los textos de estos y otros tratados de DIH, además del estado de las firmas y ratificaciones por los Estados, están disponibles en:
http://www.icrc.org/ihl.

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3. CONTENIDO
3.1. Principios y normas básicas
El DIH procura establecer un equilibrio entre dos principios básicos: humanidad y necesidad militar. En estos dos
principios se basan todas sus normas. El principio de necesidad militar permite emplear solo el grado y el tipo de fuerza
necesarios para lograr el propósito legítimo de un conflicto, es decir, el sometimiento total o parcial del enemigo en el
plazo más breve posible y con el menor gasto en vidas y en recursos posible. Sin embargo, no permite tomar medidas
prohibidas por el DIH. El principio de humanidad prohíbe causar sufrimientos, heridas o destrucción que no sean
necesarios para lograr el propósito legítimo de un conflicto.
También hay otros principios de gran importancia en el DIH. Así, las partes en conflicto deben hacer distinción (principio
de distinción), en todo momento, entre población civil y combatientes, con miras a preservar a la población civil y los
bienes de carácter civil. Ni la población civil como tal ni las personas civiles serán objeto de ataques; estos solo estarán
dirigidos contra los objetivos militares. Según el principio de precaución, las partes deberán tener cuidado y adoptar las
precauciones necesarias para que sus ataques no afecten a la población civil o bienes de carácter civil. Además, el
principio de proporcionalidad exige a las partes evitar causar daños que sean excesivos en relación con la ventaja militar
prevista.
Otro de los principios básicos es la regla contenida en la llamada cláusula Martens, según la cual “las personas civiles y los
combatientes quedan bajo la protección y el imperio de los principios del derecho de gentes derivados de los usos
establecidos, de los principios de humanidad y de los dictados de la conciencia pública”. Esta cláusula, que debe su
nombre al jurista ruso que la inspiró, apareció por primera vez en el preámbulo de la Convención de la Haya (II) de 1899
sobre las leyes y costumbres de la guerra terrestre. Si bien no se ha llegado a un acuerdo unánime sobre el significado
exacto de la cláusula de Martens, en general se interpreta del siguiente modo: “que una cuestión no esté explícitamente
prohibida por el DIH no significa que esté automáticamente permitida”. Los beligerantes siempre han de recordar que sus
acciones deben atenerse a los principios de humanidad y a los dictados de la conciencia pública.
El DIH abarca, en general, dos ámbitos:
− la protección de las personas que no participan o que han dejado de participar en las hostilidades;
− restricciones de los medios de guerra, especialmente el armamento utilizable, y de los métodos bélicos, como son
ciertas tácticas militares.

3.2. Protección
El DIH procura proteger a las personas que no participan o que han dejado de participar en las hostilidades. Aplicables
en los conflictos armados internacionales, los Convenios de Ginebra abordan el trato debido a los miembros de las fuerzas
armadas heridos o enfermos en el campo de batalla (Convenio I); los heridos, enfermos o náufragos pertenecientes a las
fuerzas armadas en el mar (Convenio II); los prisioneros de guerra (Convenio III); y los civiles, incluidos los que se
encuentran en territorios ocupados (Convenio IV). Los civiles protegidos por el IV Convenio de Ginebra son los que están
en poder de una parte en el conflicto armado internacional o de una potencia ocupante de la que no sean nacionales; en
esa definición están incluidos los desplazados internos, las mujeres, los niños, los refugiados, los apátridas, los periodistas
y otras categorías de personas. Análogamente, las normas aplicables en conflictos armados no internacionales (artículo 3
común a los Convenios de Ginebra y Protocolo adicional II) se refieren al trato debido a las personas que no participan o
que han dejado de participar en las hostilidades.
Todas estas personas tienen derecho a que se respete su vida y su integridad física y moral, así como a beneficiarse de
garantías procesales. Deben ser protegidas y tratadas con humanidad, en todas las circunstancias, sin distinción alguna de
índole desfavorable.
En particular, el DIH prohíbe matar o herir a un adversario que haya depuesto las armas o que esté fuera de combate. Los
heridos y los enfermos serán recogidos y asistidos por la parte beligerante en cuyo poder estén. Se respetarán el personal
y el material médico, los hospitales y las ambulancias.

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Un conjunto de normas específicas regula, asimismo, las condiciones de detención de los prisioneros de guerra y el trato
debido a los civiles que se hallan bajo la autoridad de la parte adversa (en territorio extranjero o bajo ocupación), lo que
incluye, en particular, su alimentación, alojamiento y atención médica, así como el derecho a intercambiar
correspondencia con sus familiares.
El DIH prevé, además, signos distintivos claramente reconocibles, llamados “emblemas distintivos” que se pueden
emplear para identificar a las personas, los bienes y los lugares protegidos. Se trata, principalmente, de los emblemas de
la cruz roja, la media luna roja, así como el cristal rojo, recientemente adoptado. Además, otros símbolos identifican
objetos como los bienes culturales, las instalaciones que contienen fuerzas peligrosas, el personal y las instalaciones de
defensa civil.

3.3. Restricciones del DIH a los medios y métodos de guerra


Las partes en conflicto no gozan de un derecho ilimitado para elegir los medios (armas) y métodos (utilización que se
hace de esas armas) de hacer la guerra. El DIH prohíbe, entre otros, los medios y los métodos militares:
− cuyo principal propósito sea sembrar el terror entre la población civil;
− que no distinguen entre las personas que participan en las hostilidades y las que no (la finalidad es proteger a la
población civil en su conjunto, a los civiles y a los bienes de carácter civil);
− que causan daños superfluos o sufrimiento innecesario;
− que causan daños graves y duraderos al medio ambiente.
De modo que los tratados de DIH han prohibido el uso de muchas armas, incluidas las balas explosivas, las armas químicas
y biológicas, las armas láser que causan ceguera y las minas antipersonal.

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4. DIH Y DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS (DIDH)
El DIH y el Derecho internacional de los derechos humanos (DIDH) son ordenamientos complementarios de Derecho
internacional, con algunos objetivos en común. Tanto el DIH como el DIDH aspiran a proteger la vida y la dignidad de las
personas, aunque desde distintas perspectivas. Por eso, si bien tienen aspectos comunes o similares, también existen
importantes diferencias entre ambos ordenamientos jurídicos:

DIH DIDH
Proteger a las personas que no participan o
Garantizar los derechos humanos (civiles,
que han dejado de participar en las
Objeto políticos, económicos, sociales y culturales)
hostilidades y limitar el empleo de los medios
de todas las personas.
y métodos de guerra.
En tiempo de conflicto armado, internacional En todo tiempo: en tiempo de paz y en
Aplicación
o no internacional. tiempo de conflicto armado.
Todas las partes en un conflicto armado: en
los conflictos internacionales, debe ser
Sujetos acatado por los Estados implicados y, en los Los Estados en relación a las personas que se
obligados conflictos internos, por los grupos que encuentran bajo su jurisdicción.
combatan contra el Estado o que combatan
entre ellos.
Admite restricciones o suspensión de
Restricciones No admite restricciones ni suspensiones.
derechos en casos excepcionales.

Actualmente se reconoce que ambos ordenamientos deben aplicarse de forma concurrente en caso de conflicto armado,
pues como ha señalado la Corte Internacional de Justicia, son complementarios y convergentes. Respecto a su interacción,
se considera que el DIDH, que en principio se aplica en todas las circunstancias, constituye la lex generalis, mientras que el
DIH, que se aplica al desencadenarse un conflicto armado, constituye la lex specialis. En otras palabras, cuando el DIDH y
el DIH estén en conflicto, se considerará que este último prevalece, ya que fue elaborado específicamente para las
situaciones de conflicto.

5. EFECTIVIDAD
Desafortunadamente, abundan los ejemplos de violaciones del DIH. Las víctimas de la guerra son, cada vez más, personas
civiles. Sin embargo, ha habido importantes casos en los que el DIH ha permitido cambiar las cosas, ya sea protegiendo a
los civiles, los prisioneros de guerra, los enfermos y los heridos, ya sea limitando el empleo de armas inhumanas. Dado
que el DIH se aplica en períodos de violencia extrema, respetarlo planteará siempre grandes dificultades.
Los Estados tienen la obligación de dar a conocer las normas de ese Derecho a las respectivas fuerzas armadas y al público
en general. Deben prevenir y, si procede, castigar todas las violaciones del Derecho Internacional Humanitario. Para ello,
deben, en particular, promulgar leyes para castigar las violaciones más graves de los Convenios de Ginebra y de los
Protocolos adicionales. Se han tomado asimismo medidas a nivel internacional, como la aprobación en 1998 del Estatuto
de Roma, que creó la Corte Penal Internacional.

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