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Conalep huauchinango

Carrera profesional técnica bachillerato en enfermería general


Modulo
Geriatría
Turno
Matutino
Tema
Infección de vías urinarias

Huauchinango puebla, 25 de abril del 2022


Bibiana Riveros
INFECCIÓN DE VÍAS URINARIAS

La infección de vías urinarias se aplica a una amplia variedad de condiciones


clínicas que varían desde la bacteriuria asintomática hasta la pielonefritis aguda.
Una infección de vías urinarias bajas recurrente es definida como 3 o más
episodios en los últimos 12 meses o dos episodios en los últimos 6 meses.

PANORAMA EPIDEMIOLÓGICO

El 70% de las mujeres con síntomas de infección urinaria (cistitis o pielonefritis)


presentan bacteriuria, a lo cual se le conoce como bacteriuria sintomática. En
condiciones normales la frecuencia de bacteriuria asintomática se incrementa con
la edad; se estima en 7% a los 60 años y 17% después de los 75 años. La
infección de vías urinarias (IVU) aguda “no complicada” incluye episodios de
cistitis o pielonefritis agudas en pacientes no gestantes y que por lo demás son
saludables. Son de las infecciones bacterianas más frecuentes en los adultos; se
considera que del 40 a 60% de mujeres por lo menos tendrán un episodio de
infección del tracto urinario una vez en su vida, y 3-5% de todas las mujeres
tendrán múltiples recurrencias. (Sheffield JS, 2005; Reyes MH, 2003) Cuando la
infección se limita a las vías urinarias bajas y se presenta disuria, polaquiuria,
urgencia y tenesmo vesical (ocasionalmente hipersensibilidad suprapúbica) se
denomina cistitis. Cuando afecta las vías urinarias altas se denomina pielonefritis
aguda que se define como la infección del parénquima renal y del sistema
pielocalicial, con significativa bacteriuria y que se manifiesta por fiebre y dolor en la
fosa renal. Las infecciones de vías urinarias, en el Instituto Mexicano del Seguro
Social se encuentran entre los 10 primeros motivos de consulta en Medicina
Familiar. Las infecciones de vías urinarias son más frecuentes en la mujer que en
el hombre y su recurrencia es mayor, por la menor longitud de la uretra femenina y
su proximidad con el ano y la vagina, influyendo también la mayor prevalencia de
enfermedades concomitantes como la diabetes, alteraciones de estática pélvica
etc. La mayor parte de estas infecciones no se complica, su diagnóstico no
requiere estudios sofisticados o costosos, el pronóstico con tratamiento adecuado,
es bueno y las pacientes pueden ser tratadas en forma ambulatoria. Por lo anterior
una GPC que facilite diagnóstico y tratamiento de este padecimiento puede
disminuir la utilización injustificada de pruebas diagnósticas, el pronóstico de las
pacientes promoviendo un tratamiento adecuado disminuyendo los eventos
adversos a fármacos y el desarrollo de resistencias bacterianas.

Es más frecuente en las edades extremas de la vida. En el ámbito ambulatorio se


puede detectar hasta en un 6% de los varones y en un 18% de las mujeres. El
porcentaje es mayor en personas encamadas, donde puede llegar a ser hasta de
un 23%, e incluso hasta un 32% en pacientes hospitalizados. En mujeres
gestantes el porcentaje de bacteriurias asintomáticas puede ser de un 4-7%. El
porcentaje mayor se da en pacientes que sufren sondaje vesical permanente,
siendo incluso hasta de un 100%.

La bacteriuria es normalmente bien tolerada en el adulto y en el anciano. No


obstante, conviene que sea estudiada en los niños por la posibilidad de que pueda
haber complicaciones debido a la existencia de alteraciones orgánicas. En
mujeres gestantes la bacteriuria asintomática debe ser tratada, ya que en el caso
de no recibir tratamiento pueden desarrollar pielonefritis hasta en un 30% de los
casos.

El 1% de los niños y el 3% de las niñas presentan una infección del tracto urinario
sintomática en los primeros diez años de vida. En las etapas preescolar y escolar,
la bacteriuria, cuando se detecta en varones, suele ir asociada a la existencia de
anomalías congénitas. La presencia de bacteriuria en la niñez condiciona un
mayor riesgo para el desarrollo de infección urinaria sintomática en la vida adulta.

Aproximadamente, entre el 1 y el 3% de las mujeres jóvenes presenta al menos un


episodio de infección del tracto urinario, de los que la mayor parte son cistitis no
complicadas. En las mujeres, la actividad sexual, la alteración de la flora vaginal y
uretral por el uso de diafragma y espermicidas y el uso de anticonceptivos orales y
antibióticos son factores que favorecen la aparición de infección urinaria.
Durante el embarazo aumentan los casos de infecciones urinarias sintomáticas
debido a las alteraciones anatómicas y funcionales que presentan las vías
urinarias en esta situación. Hay un mayor riesgo de pielonefritis, siendo la
incidencia de 1-4%. Este problema ha de ser estrechamente vigilado en el
embarazo.

Las infecciones del tracto urinario son raras en varones por debajo de los 50 años.
Generalmente, su aparición se ha considerado indicativa de una anomalía de las
vías urinarias.

Se han descrito excepcionalmente infecciones no complicadas en varones entre


20 y 50 años, siendo los factores de riesgo las prácticas homosexuales y las
relaciones sexuales con mujeres altamente colonizadas.

Tras la menopausia, las mujeres suelen estar más predispuestas a la infección, ya


que la pérdida de estrógenos conlleva un aumento del pH vaginal que produce
una alteración de la flora endógena.

Más del 20% de las mujeres de más de 65 años presentan bacteriuria. En los
varones también se observa más prevalencia con el aumento de la edad,
fundamentalmente por causa prostática.

FACTORES DE RIESGO

Algunas personas tienen mayor riesgo de contraer una infección urinaria. Las
infecciones urinarias son más comunes en las mujeres porque la uretra de las
mujeres es más corta y está más cerca del recto. Esto facilita la entrada de
bacterias a las vías urinarias.

Otros factores que pueden aumentar el riesgo de contraer infecciones urinarias


son:

 Una infección urinaria anterior.

 Actividad sexual.
 Cambios en las bacterias que viven dentro de la vagina (flora vaginal). Por
ejemplo, la menopausia o el uso de espermicidas pueden causar estos
cambios.

 Embarazo.

 Edad (los adultos mayores y los niños pequeños tienen más probabilidades
de contraer infecciones urinarias).

 Problemas estructurales en las vías urinarias, como agrandamiento de la


próstata.

 Mala higiene, por ejemplo, en los niños que están aprendiendo a ir al baño.

SIGNOS Y SÍNTOMAS

Los síntomas de una infección de vejiga pueden incluir:

 Dolor o ardor al orinar.

 Orinar con frecuencia.

 Sentir la necesidad de orinar a pesar de que la vejiga esté vacía.

 Sangre en la orina.

 Presión o retorcijones en la ingle o la parte inferior del abdomen.

Los niños más pequeños probablemente no puedan decirle los síntomas de


infección urinaria que tienen. Aunque la fiebre es el signo de infección urinaria más
común en los bebés y los niños pequeños, la mayoría de los niños que tienen
fiebre no tienen una infección urinaria.

DIAGNOSTICO

En condiciones normales, la orina es estéril, aunque puede contaminarse a su


paso por la uretra. Cuando existe una contaminación microbiana del aparato
urinario, con enfermedad o sin ella, la forma más fácil de detectarla es buscar la
presencia de estos microorganismos en orina
Entre las pruebas y los procedimientos utilizados para diagnosticar las infecciones
de las vías urinarias, se incluyen los siguientes:

 Análisis de una muestra de orina. El médico puede solicitar una muestra


de orina para evaluar mediante análisis de laboratorio la presencia de
glóbulos blancos, glóbulos rojos o bacterias. Para evitar la posible
contaminación de la muestra, te pueden indicar que primero limpies la zona
genital con una compresa antiséptica y recolectes la orina en la mitad de su
curso.

 Cultivo de las bacterias de las vías urinarias en un laboratorio. Luego


de los análisis de laboratorio, a veces, se hace un cultivo de orina. Este
análisis le revela al médico qué bacterias están causando la infección y qué
medicamentos serán los más efectivos.

 Creación de imágenes de las vías urinarias. Si el médico piensa que las


infecciones que has tenido con frecuencia pueden deberse a una anomalía
en las vías urinarias, puede pedirte una ecografía, una tomografía
computarizada o una resonancia magnética. También es probable que
utilice una sustancia de contraste para resaltar las estructuras de las vías
urinarias.

 Uso de un endoscopio para observar el interior de la vejiga. Si


tienes infecciones de las vías urinarias recurrentes, el médico puede
realizar una cistoscopia mediante una sonda larga y fina provista de una
lente (cistoscopio) para observar el interior de la uretra y la vejiga. El
cistoscopio se introduce en la uretra y pasa hasta la vejiga.

Métodos de diagnóstico rápido

 Tiras reactivas
Es recomendable su uso como aproximación diagnóstica:
Leucocitoestearasa. Sensibilidad del 90% y especificidad del 92% (la tasa
de falsos positivos es del 8%).
TRATAMIENTO

Generalmente, los antibióticos son el tratamiento de primera línea para las


infecciones de las vías urinarias. Los medicamentos que se receten y el tiempo de
uso dependen de tu estado de salud y del tipo de bacterias que se encuentren en
la orina.

⏃ Infección simple:

Los medicamentos que suelen recomendarse para las infecciones simples de las
vías urinarias comprenden los siguientes:

 Trimetoprima/sulfametoxazol (Bactrim, Septra u otros)


 Fosfomicina (Monurol)
 Nitrofurantoína (Macrodantin, Macrobid)
 Cefalexina (Keflex)
 Ceftriaxona

Comúnmente, no se recomienda el grupo de antibióticos conocidos como


fluoroquinolonas, por ejemplo:

 ciprofloxacina (Cipro), levofloxacina y otras

Para las infecciones simples de las vías urinarias, ya que los riesgos de estos
medicamentos en general superan los beneficios en el tratamiento de las
infecciones de las vías urinarias sin complicaciones. En algunos casos, como
en una infección de las vías urinarias con complicaciones o una infección renal,
es posible que el médico te recete un medicamento con fluoroquinolona si no
existen otras opciones de tratamiento.

En el caso de una infección de las vías urinarias sin complicaciones que se


presenta en una persona sin otras afecciones, el médico puede recomendar un
tratamiento más breve, como tomar un antibiótico durante uno a tres días. No
obstante, que este tratamiento breve sea suficiente para tratar la infección
depende de tus síntomas específicos y de tus antecedentes médicos.
Es posible que el médico también pueda recetar un medicamento para el dolor
(analgésico) que adormece la vejiga y la uretra para aliviar el ardor al orinar,
pero generalmente el dolor se calma poco después de comenzar con el
antibiótico.

Tratamiento de elección en uretritis

 En el varón el tratamiento de elección de la uretritis consiste en la


administración de ceftriaxona (250 mg) por vía intramuscular una sola
vez. El tratamiento por vía oral se basa en 100 mg de doxiciclina cada
12 horas, durante siete días.
 En mujeres se debe comenzar con 200 mg de doxiciclina cada 12 horas
durante siete días.

Tratamiento de elección en cistitis

 El tratamiento de elección es fosfomicina en dosis única (3 g, 1 o 2 sobres


administrados en un intervalo de 24 h) o 3 g de amoxicilina en dosis única
oral. También se suele emplear trimetoprim sulfametoxazol en dosis única
de 320 y 1.600 mg, respectivamente.
 También se están prescribiendo, como se comentó anteriormente,
quinolonas en intervalos de 12 horas y tratamientos de una semana, así
como amoxicilina-clavulánico en dosis de 500 mg cada 8 horas durante tres
o 7 días.

Tratamiento en casos de prostatitis

La eficacia del tratamiento en casos de prostatitis dependerá de la concentración


que pueda alcanzar el antibiótico en la secreción del líquido prostático.

Ciprofloxacino y trimetoprim sulfametoxazol alcanzan concentraciones adecuadas


administrados por vía oral. También se prescribe ofloxacino, en dosis orales de
200 mg durante 4 semanas.

Se recomienda, asimismo, el uso de antiinflamatorios como diclofenaco en dosis


de 50 mg cada 8 horas por vía oral, y antipiréticos como el paracetamol. Todo ello
acompañado de medidas generales tales como reposo en cama, baños de asiento
e ingestión de abundantes líquidos.

Tratamiento en pielonefritis

Se opta por tratamiento ambulatorio controlado por el médico en los pacientes


jóvenes, con buen estado general y sin factores de riesgo evidentes.

Los fármacos y pautas de elección son:

Ciprofloxacino en dosis de 500-750 mg por vía oral cada 12 horas durante 15


días.

Cefonicida en dosis de 1 g intramuscular cada 24 horas durante 10 días.

Los pacientes con factores de riesgo (diabetes, inmunodeprimidos,


nefrostomizados) y/o mal estado general (fiebre muy alta, hipotensión, vómitos)
deben ser remitidos a un servicio de urgencias para su ingreso con objeto de
instaurar un tratamiento adecuado, así como realizar un seguimiento oportuno.

PAPEL DEL FARMACÉUTICO

Los pacientes sometidos a tratamiento antibiótico en los que se sospeche


infección de las vías urinarias deben ser siempre derivados al médico.

Es importante recomendar que ingieran abundante líquido y eviten bebidas


irritantes, que usen ropa interior de algodón, observen una higiene adecuada de la
zona perianal después de la defecación y tengan en cuenta los riesgos asociados
a las relaciones sexuales como vía importante de transmisión. Asimismo, es
importante informarles sobre los riesgos de un uso inadecuado de antibioterapia
sin consultar al médico por la posible aparición de resistencias.

COMPLICACIONES

 Inestabilidad termorreguladora:

La fiebre alta en agujas con temperaturas que fluctúan rápidamente de 34 a 42


grados es un signo que a menudo surge en la pielonefritis aguda. Estas
temperaturas extremas tal vez sean mediadas a nivel del hipotálamo, por algún
pirógeno endógeno estimulado por las endotoxinas. La mejoría y respuesta de la
fiebre al tratamiento tiene gran importancia clínica. Cunningham y Hubbard
proponen que con tratamiento rápido la mayoría de las mujeres terminan por no
mostrar fiebre en término de 48 a 72 horas de la terapéutica. Si no se logra la
respuesta clínica en 72 horas o hay empeoramiento del estado de la mujer dentro
de tal lapso, el clínico debe atende la posibilidad de que exista un microorganismo
resistente, obstrucción de vías urinarias o absceso peri-renal.

 Complicaciones renales:

En la pielonefritis aguda los productos secundarios de los microorganismos


patógenos, como sería la fracción de endotoxina integrada por el lipopolisacárido
de la pared, se liberan en la circulación, en la que pueden viajar y producir
disfunción del mismo riñón y del contrario

 Alteraciones hematológicas:

Las anormalidades hematológicas que pueden ser consecuencia de la pielonefritis


aguda incluyen leucocitosis con predominio de granulocitos, anemia,
trombocitopenia e incremento de los productos de degradación de la fibrina. La
anemia de la pielonefritis depende de la combinación de una mayor destrucción
eritrocítica, como puede valorarse por las técnicas de marcar los eritrocitos con
cromo, junto con una disminución de la producción eritrocítica que se manifiesta
por la reticulocitopenia persistente y que se debe tal vez a la endotoxina. La
trombocitopenia es un signo ominoso en mujeres con pielonefritis aguda y se ha
encontrado en el 65% de sepsis y es signo de mal pronóstico

 insuficiencia respiratoria del adulto:

Se ha descrito también un cuadro respiratorio que acompaña a la pielonefritis que


va desde tos mínima con infiltrados pulmonares de poca monta, hasta el síndrome
de insuficiencia respiratoria del adulto, que obliga a recurrir a ventilación
mecánica, presión telerrespiratoria positiva y concentraciones altas de oxígeno
inspirado, para que sobreviva el enfermo. La lesión pulmonar surge cuando
penetran en la circulación bacterias intactas o restos de la pared bacteriana en
formas muertas.

 Shock séptico:

Se calcula que el choque séptico complica el 25% de las 330.000 bacteriemias por
grandes negativos de que se informa anualmente en los EE. UU. Es relativamente
raro que ocurra este problema en pacientes menores de 40 años excepto
embarazadas, recién nacidos y personas con alteración de sus mecanismos
inmunológicos de defensa. El choque séptico durante el embarazo puede causar
la evolución perinatal catastrófica y constituye un reto terapéutico importante para
los médicos. El choque séptico es una complicación potencialmente letal de la
infección bacteriana y puede ocurrir en las infecciones del tracto urinario en la
mujer embarazada

PREVENCIÓN

 Usar ropa interior hecha de 100 por ciento algodón. Otros materiales
pueden promover el crecimiento de las bacterias a través de un entorno
más cálido.
 Cambie o reduzca el uso de los espermicidas.
 Orine inmediatamente después de tener relaciones sexuales.
 Tome bastantes líquidos, especialmente agua.

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