Está en la página 1de 7

Universidad Católica Cecilio Acosta

Facultad de Filosofía y Teología

HISTORIA MEDIEVAL IX-XI.

Pbro. Mcs. Miguel Ospino.

Autor: Jesús Alfonso Márquez Contreras

C. I. – 24.195.008

Abril, 2016.

1
Edad Media, Historia de la Iglesia.
A finales del siglo IX comenzó la decadencia de la sede romana, conocida como siglo
oscuro o siglo de hierro del pontificado. Este periodo comenzó con la muerte del papa Juan
hasta mediados de siglo XI, aunque a la segunda mitad del siglo X estaban los emperadores
Otones, los cuales realizan muchas cosas que hacen que se mejore un poco la situación de
ese momento.

La causa del siglo de hierro de la iglesia fue que la santa sede quedo bajo el dominio de los
feudales quienes dominaban la ciudad de Roma. Por la omnipotencia de Carlomagno y los
emperadores germánicos no se obtuvo la libertad de la iglesia y también la libertad de los
papas. En la edad media se dejó a la santa sede sin defensa en la anarquía feudal por lo
tanto fue entregada a los clanes nobiliarios romanos.

Este periodo probablemente comenzó con la muerte del papa Formoso, un antiguo obispo
de Porto, el papa se distancio de la casa de los duques de Spoleto, a la muerte de Formoso
tras un pontificado sube al trono pontificio arzobispo de Anagni, Esteban VI, el cual por el
dominio del Lamberto de Spoleto convoca el llamado concilio de los cadáveres, donde el
cadáver del papa Formoso fue desterrado, degradado de las dignidades pontificias,
condenado.

Oton I, sin embargo hizo una reforzamiento en la leyes políticas del reino, con lo cual hizo
que la corona se uniera más a los ducados nacionales (están: Subia, Baviera, Franconia,
Austria, Lorena, entre otros.) quienes estaban integrados por la monarquía germánica. Para
este señor lo más importante en su pensamiento eran los escolaticos ya que estos harían que
la monarquía germánica este invariable, es decir, que no ocurra ningún cambio drástico que
pueda ser conflictivo en ese momento.

Desde la muerte de Oton I, se desata en Roma luchas entre los papas imperiales y papas
romanos. La facción anti imperial capitaneada por Crecencio, hace prisionero a Benedicto
VI y coloca en su lugar a Bonifacio Franco, pero este último es expulsado por la llegada de
un nuevo emperador Oton II. Juan XVI, elegido por un desacuerdo entre los partidos
contrarios, detenta solamente el poder espiritual, mientras en Roma dominan los Cresencios

2
y le pone más atención a la Iglesia. A la muerte de Juan XVI otro nuevo emperador llega, y
es Oton III.

Se denomina Cisma de Oriente la ruptura entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa que


se materializó en el siglo XI y que se mantiene hasta el día de hoy. Si bien la consumación
se produjo entonces, las grietas que anunciaban dicha ruptura venían desde muy atrás. A los
elementos de carácter teológico habría que sumar los de tipo político, que durante siglos
fueron constante motivo de fricción entre esas dos Iglesias.

La Iglesia ocupó un lugar destacado en las instituciones de la Edad Media. Fue la guía
espiritual de la época. A pesar de su importancia, no pudo mantenerse al margen del
sistema vigente: ella también se feudalizó, proceso que le originó diversos dificultades.

Sus altas jerarquías recibían feudos de manos de los señores nobles o del emperador. Esto
implicaba que debían rendir juramento de fidelidad y convertirse en vasallos de personas
ajenas a la Iglesia. Era corriente entonces que el emperador o los señores feudales
nombraran obispos y párrocos, y les otorgaran los bienes temporales tanto como los
espirituales. Esto originó una descentralización eclesiástica.

Por otra parte el Concordato de Worms fue un acuerdo político entre el emperador


alemán Enrique V y el papa Calixto II, firmado en 1122, que supuso el final de la querella
de las investiduras.

Las diferencias entre el papa y el emperador Enrique V fueron limándose hasta que, por
mediación del obispo Lamberto de Ostia, el papa y el monarca alemán llegaron a un
acuerdo siguiendo el modelo aplicado para Inglaterra en el concordato de 1107: fue el
llamado Concordato de Worms del 23 de septiembre de 1122, que fue ratificado un año
después por el Concilio de Letrán I.

Por este acuerdo, el emperador renunciaba a las investiduras por el báculo y el anillo y
aceptaba la libre elección de los obispos por el cabildo de la catedral. De este modo,
correspondía al poder eclesiástico la investidura clerical mediante la entrega del anillo y el
báculo y la consagración con las órdenes religiosas, mientras que al estamento civil se le
reservaba la investidura feudal con otorgamiento de los derechos temporales de regalía y

3
demás atributos seculares. Los así investidos se debían al papa en lo religioso y al soberano
laico en lo civil.

Toda esta realidad lleva a que en la vida interna de la iglesia empiece a ver un movimiento
que tuvo como objetivos principales poner fin a la intromisión del poder laico en los
asuntos religiosos y mejorar el clima espiritual del momento.

Las reformas fueron impulsadas por el Papado y por el clero regular.

En el siglo X surgieron con gran vigor nuevas órdenes monásticas, que intentaron luchar
contra los males que aquejaban a la Iglesia. Desde los monasterios se predicaba el
renunciamiento a las vanidades del mundo como una de las condiciones para salvar el alma.

La reforma de los conventos partió de Francia. El 11 de noviembre del año 910, el duque de
Aquitania, conocido como Guillermo el Piadoso, fundó un monasterio en la localidad de
Cluny y lo puso bajo la protección directa del Papa, sustrayéndola de la autoridad del
obispo local. Se formó entonces una orden religiosa, la cluniacense, que observaba con
mucho cuidado a regla de San Benito:

La combinación del trabajo manual con la oración, la recitación de los Salmos, el respeto
por el silencio y la confesión pública de los pecados.

La orden cluniacense comenzó a condenar en forma sistemática la vinculación entre Iglesia


y Estado; especialmente en referencia a la situación en Alemania, donde los obispos eran
“semifuncionarios” del emperador.

Al comienzo de la edad media el monaquismo benedictino ocupaba una influencia


predominante en la vida espiritual de los cristianos, pero como todas las instituciones
humanas la orden se fue alejando poco a poco de su fervor y de su observancia primitiva.
Hubo varios intentos de reforma que no duraron mucho tiempo y gradualmente los monjes
benedictinos fueron moderando su práctica del ascetismo y concedieron menos importancia
al trabajo manual, concentrándose más bien en la liturgia y en la lectio divina. En
consecuencia, la influencia de los benedictinos en la espiritualidad católica de la primera
edad media fue sobre todo escriturística y litúrgica.

4
En el campo de la liturgia los benedictinos promovieron la reforma litúrgica que inició
Carlomagno. Los monjes devolvieron al canto su pureza original y compusieron un gran
número de himnos. Los temas litúrgicos tenían como centro principal a Cristo
(especialmente bajo el título de redentor, rey, señor, y la santa cruz) y a la virgen María. En
el año 817 el concilio de Aix la Chapelle obligó a los sacerdotes a la misa comunitaria
cotidiana y al oficio coral, pero se negó a imponer el rezo privado del breviario. La misa era
considerada como el memorial de la pasión y muerte de Cristo; mediante ella Cristo
comunica los frutos de su misterio pascual a la humanidad. Se hablaba con mucha
insistencia de las disposiciones necesarias para recibir dignamente la eucaristía.

No obstante, en el siglo XI el monaquismo empezó a moverse en diversas direcciones


haciendo surgir nuevas formas de vida religiosa. Algunos grupos, como los camaldulenses
(fundados por san Romualdo entre el 1023 y el 1027), los cartujos (fundados por san Bruno
en el 1084), volvieron a la vida eremítica en un contexto comunitario. Otros, como los
premonstratenses (fundados por san Norberto entre el 1115 y el 1126), añadieron a la vida
monástica el ministerio sacerdotal. Un tercer fruto del monaquismo benedictino fue la
orden cisterciense fundada por san Roberto de Molesmes en 1098.

Los cistercienses intentaron volver a la vida monástica primitiva insistiendo en la


austeridad, el trabajo manual y la pobreza. Introdujeron una forma de gobierno confiado a
un abad general y a un capítulo general que habría de convertirse en el modelo de futuros
institutos religiosos. Además, redujeron un poco la importancia que se daba a la vida
litúrgica y volvieron a trabajar los campos. Esto es lo que constituye la diferencia
fundamental entre los monjes negros de Cluny y los monjes blancos de Citeaux. San
Bernardo (1091-1153) es la figura más eminente de la espiritualidad cisterciense, así como
la personalidad más influyente del siglo XII.

Las órdenes de caballería son instituciones creadas por los monarcas feudales europeos tras


el fracaso de las Cruzadas, imitando el modelo de las órdenes militares creadas en Tierra
Santa. Las órdenes militares surgieron en la Edad Media como una reacción a la expansión
del Islam. Su función era tanto militar como caritativa, y sus miembros eran considerados

5
monjes. Una característica común a todas ellas fue la posesión de gran cantidad de bienes
inmuebles.

Los caballeros de las órdenes de caballería, identificados con la institución tradicional de la


caballería medieval, que se remontaba a la Alta Edad Media, y a sus ideales justificativos
de la misión de la nobleza en la sociedad estamental, dieron origen al concepto de código
de caballería que debía cumplir quien era ordenado caballero; reflejado en la literatura
caballeresca (ciclo artúrico).

6
BIBLIOGRAFÍA.

 José Sánchez Herrero, Historia de la Iglesia II. Edad Media, BAC, Madrid, 2005.
 P. Antonio Rivero, L. C., Historia de la Iglesia.

También podría gustarte