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HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 120

CAPíTULO 6

LA CRISTIANDAD URBANA (SIGLOS XI AL XIV)

La situación de la Iglesia y la reforma gregoriana


Los temores del año 1000 0 de los comienzos de un nuevo milenio fueron
testigos de la última etapa "europea" de la evangelización, llevada a cabo —como
vimos— por las iglesias germana y de Constantinopla. "Así, a comienzos del siglo
XI una nueva sociedad de pueblos cristianos surgía en Europa_oriental, desde
Escandinavia a Crimea, y desde el_Danubio al alto Volga"l . Europa era una
realidad histórica, además de geográfica y la Cristiandad era sinónimo de Europa.
Pero, paralelamente, la Cristiandad sufrió las consecuencias de su compromiso con el Imperio y el
poder y riquezas que éste implicaba. La feudalización eclesiástica produjo la corrupción de las
costumbres. El concilio de Trosly, en el 909, nos ofrece un triste panorama de la época. "Respecto a
los monasterios —dice el canon 3—, vacilamos sobre los términos para destacar su ruinoso estado.
Unos han sido incendiados o destruidos por los paganos (normandos), Otros _saqueados y reducidos a
casi nada. Eiflos que sobreviven no se lieva una existencia regular. Se trate de casas de monjes,
canónigos o monjas, todos carecen de autoridades legítimas, cuando no e'tán gobernados por laicos,
contra disposiciones expresas de la Iglesia, viven en el más completo desorden y bajo el imperio de la
necesidad los monjes abandonan los monasterios y se mezclan en negocios con los seglares (...) En las
casas consagradas a Dios (.. .) los abades laicos habitan con sus susbüps,sus soldados y su; perros"2. Y
el abad Andrés de Vallombrosa no era menoos crítico cuando expresaba que el clero "estaba
extraviado por tantos errores que apenas se hallaba un sacerdote en su iglesia; corriendo los
eclesiásticos por aquellos alrededores con gavilanes y perros, perdían su tiempo en la caza; Otros eran
usureros; todos pasaban escandalosamente su vida en unión con prostitutas; todos estaban gangrenados
de simonía hasta tal extremos que ninguna categoría, ningún puesto, desde el más ínfimo hasta él más
elevado podía ser obtenido si no se compraba del mismo modo que se compra el ganado"3.
En esta etapa que muchos historiadores llaman”edad de hierro” cuyos matices
negativos hemos exaltado y donde se anquilosaron las instituciones que habían
renacido en tiempo carolingio, tuvo lugar la reforma cluniacense o gregoriana.',
Antes de introducirnos en sus aspectos fundamentales cabe destacar que la teoría agustiniana de
la Ciudad de Dios, en manos de los eclesiásticos, adquirió matices cada vez más "clericales"
conviniéndose en un "agustinismo político" que, basado en una deformación de las teorías del Obispo
de
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Hipona, se caracterizó por una tendencia cada vez mayor de absorver el poder temporal por el
eclesiástico. Esto produjo una inevitable confusión entre ambos y, por lo tanto, entre Iglesia
y Estado.
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Los pensadores de la época partían de una teoría '"organicista" de la comunidad política


en la que ''la Iglesia de Dios era un solo cuerpo, en el cual existe diversidad de miembros:
pero el cuerpo material está constituido de manera que todos los miembros se sujeten y
se subordinen a un solo miembro principal que es la cabeza; luego el cuerpo espiritual
deberá constituirse de manera que los miembros espirituales hayan de sujetarse a uno
solo como cabeza principal".

De Iglesia e Imperio no son más que dos brazos de un mismo cuerpo: la Cristiandad.

Por ello la posterior lucha entre el papado y el_lmperio no fue una lucha entre la Iglesia y
el Estado secular tal como lo concebimos hoy, sino ,un conflicto entre dos formas
paralelas del mismo ideal: el de un Imperio teocrático y el de una Iglesia teocrática, cada
uno de los cuales estaba inspirado por la misma visión de una sociedad cristiana omni-
comprensiva: la Ciudad de Dios sobre la tierra. En síntesis, existen dos grandes
instituciones que dominan la Cristiandad: la Iglesia y el Imperio, encarnados
respectivamente en el Papa y el Emperador. También estas instituciones se apoyan en
supuestos supramundanos, es decir, en la gracia e institución divinas, y configuran a partir
de ellos la vida en el mundo. El Papa ciñe la triple corona y tiene las I laves de Pedro en su
mano, el Emperador viste el manto azul tachonado de estrellas, que simboliza la bóveda
celeste, y lleva el globo imperial, símbolo de la tierra (ver documentos I y 2) s .

En este clima religioso y en este contexto ideológico surgieron varios intentos de


reforma de la • Iglesia, especialmente entre los monjes benedictinos, preocupados —
por otra parte— por la escasa vocación de los “nobles segundones “,más interesados
por escalar posiciones políticas que por su misión religiosa.

La reforma más importante tuvo lugar en la nueva abadía fundada en Cluny (1050).
"Si estáis dispuesto, dice el santo padre Juan XI al abad Odón (al autorizar Cluny) a
recibir bajo vuestro gobierno un monasterio para reformarlo y tal es la voluntad de
sus miembros, os lo permitimos" y en otra oportunidad agrega: "Se sabe lo apartado
de sus ideales que están los monasterios, esta situación nos lleva a concederos el
permiso de recibir monjes, no importa de dónde provengan, para mejorar sus vidas y
proceder a corregir la existencia monástica

Allí los monjes benedictinos —pronto llamados cluniacenses— iniciaron un retorno a la


vida conventual austera, muy espiritual y profundamente litúrgica, alejándose del
"mundanal ruido" de los asuntos temporales, que habían arrastrado la Iglesia a la
situación de crisis que pretendían modificar. El historiador belga Henri Pirenne escribió
que los cluniacenses sostenían fundamentalmente: "en el dominio de la piedad, el
ascetismo; en el dominio político, la libertad completa de .la Iglesia, la ruptura de los lazos
que le unen a la sociedad civil"7.

Uno de sus monjes, Hildebrando, llegó a ser elegido Papa como Gregorio VII; de ahí el
nombre de reforma gregoriana, e intentó imponerla desde la sede romana. Obviamente
esto requirió un compromiso con el poder que, en última instancia, significó el abandono
de las ideas originales de la reforma. En última instancia los cluniacenses lograron que la
Iglesia, queriendo librar al clero de la influencia laica, la sometiera a ella más que nunca.
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La querella de las investiduras


La indefinida relación de competencias entre Iglesia e Imperio y el avance teórico y fáctico
de la "teocracia papal" llevó el enfrentamiento a su pico más violento a fines del siglo XI.
El monje Bernardo de Claraval —líder de otra reforma: la cisterciense— aclaró: 'Una y otra
espada... son de la Iglesia. La temporal debe esgrimirse para la Iglesia y la espiritual por la
Iglesia. La espiritual por la mano del sacerdote, la temporal por el soldado, pero a la
insinuación del sacerdote y al mandato del rey"8. Cabe recordar que los obispos, gracias al
sistema feudal, se habían convertido en señores del Imperio; y como tales, administraban
bienes y tierras, ejercían la justicia y prestaban vasallaje militar a su señor (sobre todo en
Germania). Como muchos clérigos se casaban y tenían hijos (nicolaísmo),éstos
continuaban con sus dominios y sus potestades (hecho contra el cual luchó la reforma
gregoriana), y, practicaban la simonía (venta de cargos eclesiásticos) y el nepotismo (el
nombramiento de parientes para ocupar distintos puestos).

querella, concretamente, se produjo cuando el Papa Gregorio VII dispuso que todos
los obispos simoníacos quedaban privados de ejercer sus derechos eclesiásticos. Como
en tierras del Imperio (Germania) la mayoria del pueblo era simoniaco, el emperador
Enrique IV quiso defender a sus vasallos y forzó la deposición del papa, sosteniendo
que su elección había estado plagada de irregularidades. Este reaccionó drásticamente,
excomulgando a Enrique y a los obispos que lo apoyaban9.
Narra el cronista Bosón que "cuando el anatema pontificio llegó a oídos del pueblo
todo el orbe romano se estremeció, sobrecogido de pavor"lO•. lomás grave de este
acontecimiento es que sentó en duda la elección de un Sumo
Pontífice por parte e a autondád-tem#oral y la deposición pgpal por parte del poder
laical. Como dicen los anales de Augsburgo, "todo fue doble en-el Imperio: dos papas,
obispos, dos reyes, dos duques". Todo estaba divididõ:-iErtiQl fin de los tiempos!
pero el mundo siguió andando; el monarca se dirigió a Canosgpara pedir perdón
al?ontífice, aunque a su regreso convocó un sínodo de obispos e hizo elegir al„nuevo
Papa-(ÇLementeIl). Entretanto Gregorio VII debió huir, muriendo en el exilio. Poco
más tarde Enrique por sp propio hijo: La "querella" culminó con la firma de
un ceucordato.en Worms, en 1122, entre Enrique V y el Papa Urbano II: "el monarca
cedía las insignias episcopales" y el Papa "confería a éste la investidura feudal"ll (ver
documento 3).
La posición imperialista —cada vez más anticlerical— continuó con la dinastía
Stauffer en la sede del Imperio- Bajo Federico I barbarossa, se inició el "renacimiento"
de los estudios de derecho romano por obra de los legistas, luego agrupados en la
Universidad de Bologna. Éstos rescataron la legislación de Justiniano, especialmente
los principios imperiales, convirtiéndose en consejeros de emperadores y reyes de las
nuevas monarquías. Ellos fueron indispensables en la nueva civilización urbana. "En el
transcurso del siglo XIII la población de las ciudades empieza a contar con un buen
número de hombres de leyes de todas clases: abogados, procuradores, magistrados y
juristas, a quienes recurren con frecuencia los negociantes o los simples ciudadanos
para solucionar sus litigios... "12. A su vez los ahora agremiados habitantes de las
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ciudades promulgarán sus propias leyes o forzarán a los reyes a conceder fueros y
cartas para defenderse de la tendencia centralizadora y absolutista de los monarcas (ver
documento 4).
La postura anti-teocrática fue continuada por Federico Tl, coronado emperador por
el Papa Inocencio III, uno de los representantes más importantes de la "teocracia" (ver
documento 5), quien se desentendió de Germania, vivió en su reino de Sicilia, donde,
influido por la cultura islámica, fundó la Universidad de Nápoles, permitió en Me;sina
y Palermo, dando unarnptuso a lu.ciencia. Además, al difundir la filosofía árabe,
divulgó las ObfáS "desaparecidas" de Aristoteles, que transformaron la filosofía
occidental.

La expansión de la Cristiandad. Las cruzadas


En varias oportunidades hemos señalado como constante histórica que al proceso
de invasión continúa la consolidación y finalmente una expansión. El período post-
carolingio conoció una expansión que generalmente llamamos "cruzadas" (militia
Christi) y que ha dado lugar a muchas malas interpretaciones y anacronismos,
vinculados con el desconocimiento de la época. Tratemos de comprenderlo.
Gregorio VII parece haber sido el primer Papa que menciona la existencia de límites de
la Christianitas (Christianus orbis o Christianum imperium), confiriéndole un sentido
territorial.

El crecimiento del Islam, la idea de "guerra santa", el espíritu bélico de la época y el


interés de la Iglesia en canalizar esas fuerzas disolventes ayudarían a explicar el porqué
de las cruzadas, nombre que suele conferirse hoy a la expansión "armada" de la
Cristiandad.
Pero éstas sólo pueden comprenderse en la atmósfera religiosa que caracteriza esos
siglos. donde el homo Viator, profundamente creyente, buscaba repetir las peregrinatio
de los monjes célticos a los grandes centros del cristianismo. A ello ayudaba el
crecimiento del culto a la Cruz, iniciado en tiempos de Constantino. "No hay duda que la
mayoría de los participantes se unieron a la cruzada movidos por un espíritu de
peregrinación"13.
Claramente rescatan este sentido estrictamente religioso Cook y Herzmann cuando
observan que "las cruzadas no fueron solamente la culminación de la idea de guerra
santa: fueron también peregrinaciones a los lugares más sagrados de la Cristiandad, a la
tierra donde vivió Jesús, a Jerusalem, el modelo terreno de la ciudad celestial"14.

Cuando los turcos selyúcidas conquistaron Jerusalén y Cerraron el Santo Sepulcro a los
peregrinos, la Iglesia vio la oportunidad de encauzar las fuerzas dispersas. El mismo
Papa Urbano II, en el concilio de Clermont, clamó: "Les digo a los presentes; Io hago
decir a los ausentes: Cristo manda. A cuantos marchéis allá, ya sea en el camino o en el
mar, o luchando contra los paganos, si llegan a perder la vida, se les concederá una
remisión inmediata de sus pecados; se la otorgo a los que van a partir, investido por Dios
de tan gran don.. (ver documento 6). Estos beneficios fueron confirmados por los
pontífices siguientes, que confirieron a estas expediciones legitimidad formal e
indulgencias16.
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Paralelamente, los teólogos rescataron las teorías sobre la "guerra justa" (ver documento
7) y la "guerra santa" de los Padres de la Iglesia, y bucearon en el Antiguo Testamento
para encontrar argumentos a favor de los combatientes la cruz" (de allí el nombre de
cruzados). Bernardo de Claraval —al escribir la regla de los caballeros del Temple—
afirmó: "Di spersen, pues, y disipen con seguridad a los infieles que buscan la guerra y
sean exterminados aquellos que nos conturban continuamente y arrojados de la ciudad
del Salvador todos los impíos que cometen la iniquidad y anhelan robar los inestimables
tesoros del pueblo cristiano"17. Así surgió el monje-guerrero, cuyos valores aparecen
resaltados en la hagiografía de los santos medievales (ver documento 8).

En síntesis, las cruzadas dan testimonio de una mentalidad, un espíritu propio de una
época de la Cristiandad, quizás influenciado por la idea musulmana de guerra santa, cuyo
signo más importante fue la propagación de la fe, aun por las armas. Este "espíritu" —
emocional, contagioso— puede apreciarse, por ejemplo, en la existencia de cruzadas de
niños, inexplicable desde otra óptica. "Es el alma religiosa del Occidente del siglo XI la
que la crea, mucho más que una decisión pontifical"18
Precisamente "el impulso popular, nacional, europeo, sobrepuja todas las intenciones
individuales; los jefes no tienen sobre las masas bastante ascendiente para someterlas a
sus propios intereses. Los soberanos, que habían permanecido ajenos a la primera
Cruzada, son, al cabo, arrastrados, como los pueblos, por el movimiento" 19. -'En cada
país, todas las clases de la sociedad se animan

con la misma impresión. obedecen a la misma idea, se abandonan al mismo impulso.


Reyes. señores, sacerdotes, burgueses, pueblo del campo, todos toman en las Cruzadas el
mismo interés, la misma parte. La unidad moral de las naciones se produce: hecho tan
nuevo como la unidad europea"20.
Finalmente hay que señalar que las cruzadas no se limitaron —como erróneamente se
cree— a la reconquista de la Tierra Santa en poder de los musulmanes, sino que
paralelamente (siglos XI-XII) se luchó en toda Europa contra los "enemigos de la fe".
Simplemente, a modo de ejemplo, podemos incluir en este contexto acontecimientos tan
disímiles como la Reconquista española, iniciada en el siglo VIII para "reconquistar" las
tierras perdidas por los cristianos en manos árabes. Como es sabido ésta terminó recién en
1492, cuando los Reyes Católicos conquistaron el último reducto árabe (Granada); la cruzada
de Portugal, cuando en 1147 Alfonso Enriquez, nieto de Alfonso VI de Castilla, con aval
papal y apoyo de cruzados trans-pirenaicos" (alemanes, ingleses y flamencos) reconquistó
Lisboa de manos árabes. Así nació el reino de Portugal; la cruzada de los normandos en
Sicilia, ocasión en que el Papado —enemistado con los "bizantinos" que ocupaban el sur de
la península Itálica— encargó a los normandos —en carácter de vasallos de la Santa Sede—
la conquista de todas las posesiones imperiales meridionales, así como la expulsión de los
árabes. En 1066 cuando Harold, hijo de Eduardo "el confesor" de Inglaterra, sucedió a su
padre en el trono, sin respetar el juramento de vasallaje que debía a su tío Guillermo, duque
de Normandía, legítimo rey de Inglaterra. Éste, obtuvo apoyo del Papado, y en una verdadera
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cruzada se dirigió a Inglaterra y la ocupó militarmente, iniciando la etapa sajona. Fue


conocido como Guillermo el Conquistador (William the Conqueror), e introdujo el
feudalismo en Inglaterra.
En el siglo XII surgió en el sur de Francia —con sede en la ciudad de Albi— un
movimiento herético, de ideas maniqueas21 llamados albigenses o también cátaros ("los
puros"). Éstos despreciaban el cuerpo, oponiéndose al matrimonio y a la estructura
espcial de la época, considerándose puros o elegidos. Por estas creencias y prácticas eran
peligrosos —y disolventes de la sociedad feudal ordenada— y por ende, perseguidos, no
sólo por la Iglesia, sino también por el "poder político". Fueron condenados en el
concilio de Verona y el Papa pidió ayuda para combatirlos a reyes y señores feudales.
Después de varios intentos vanos fue enviada una cruzada al mando de Simón de
Monfort, quien aplastó a las tropas herejes e "hirió de muerte la cultura provenzal". Para
erradicarlos definitivamente se creó el Santo Tribunal de la Inquisición en 1215, y su
conducción fue encomendada a la nueva Orden de Predicadores, por su experiencia en la
región.
Como dijimos anteriormente, por costumbre, se da el nombre de "cruzadas" a las
expediciones organizadas por la Sede Rornana —a partir de la convocatoria de Urbano
11— para reconquistar el Sarito Sepulcro, caído en manos de musulmanes de origen
turco. Al llamado no respondió ningún rey, ya que la mayoría estaban excomulgados o en
mala relación con la Iglesia. Pero el "grito fue tan poderoso" que en marcha a la
Cristiandad" y en 1099 cantidad de hombres, al grito de "Dios lo quiere" "se cruzaron" y
marcharon hacia Tierra Santa, al mando de varios señores feudales.
Fue "la primera y más poderosa soçudidaae las en la Edad Media y, pese a otros
estímulos secundarios, como el afán de aventuras, el deseo de botín, los intereses
comerciales, las esperanzas sociales y los ensueños de fantasía apocalíptica, fue la
manifestación más grandiosa del peso con que la concepción eclesiástica-cristiana del
mundo gravitaba sobre los espíritus de la generalidad"22
Estos primeros cruzados, superadas las dificultades con el basileus en Constantinopla.
lograron arribar a Jerusalén y tomar por las armas la ciudad santa. En 1187 el sultán
Saladino (Salah al-Din) logró reconqui starla]Entonces Gregorio VIII convocó otra
cruzada, llamada "de los tres reyes": el emperador Federico I (barbarossa), Felipe II de
Francia (augusto) y Ricardo I de Inglaterra (corazón de león), que culminó con la firma
de una tregua por tres años con Saladino, por la cual se permitieron las peregrinaciones
cristianas al Santo Sepulcro. Muchos historiadores ven en esta actitud un nuevo espíritu
en la Cristiandad; el espíritu de cruzada se estaba apagando. Además se alteró la
composición social de Europa, comenzando el ascenso de la burguesía y la lenta
desaparición de feudos en Francia e Italia. Una nueva cruzada, en la que tomaron parte
el rey germano Conrado III, varios señores feudales y el rey de Francia Luis VII,
fracasó en mano; turcas.

Una mención especial merece la expedición convocada por el papa Inocencio III,
conocida como la cuarta cruzada, que se convirtió en una expedición de los venecianos,
quienes, unidos a las intrigas de un príncipe constantinopolitano, despojado del trono,
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que había prometido la unión con la Iglesia romana a cambio de apoyo militar para su
restitución al trono, sitiaron Constantinopla. Lograda la victoria y como el príncipe no
cumpliera Lo pactado, los "cruzados" invadieron y ocuparon la sede imperial.
Obtuvieron un considerable botín y crearon un Imperio latino de Constantinopla, de
corta duración, ya que en 1261 Miguel Paleólogo restauró el Imperio ancestral. Sin
embargo, estos hechos —más allá de la agresión— produjeron un encuentro cultural,
tanto en las letras como en la filosofía, que —con una importante emigración de
intelectuales— favoreció el llamado "'renacimiento italiano" del siglo XIV.
En 1217 el rey Andrés II de Hungría organizó la "quinta" cruzada, pero sin éxito. Otra
expedición fue conducida por Federico II, quien negoció la devolución de Jerusalén y
Otros territorios; "Jerusalén era políticamente devuelta a los francos, pero reconocida
(ya entonces) por ciudad santa para los dos cultos, quedaba sometida a un condominio
confesional "23 .
La cruzada -conocida como séptima— resolvió atacar El Cairo, la sede del Sultanato.
Luis IX el santo, rey de Francia, junto con señores franceses e ingleses, emprendió la
marcha. En Chipre muchos contrajeron la peste, el rey francés fue apresado por los
turcos, que lo soltaron previo pago de rescate. Por asuntos familiares volvió a Francia,
pero en 1270 encabezó la octava —y última— cruzada, pero en Túnez; él y sus
hombres enfermaron y murió. Aunque la idea de cruzada quedó en el aire hasta la época
de Carlos V, Luis IX es conocido como el último cruzado.
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Finalmente, en pleno siglo XIII, la orden de los Caballeros Teutónicos, fundada en


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Jerusalén, donde construyeron un hospital, comprometiéndose a cuidar a los heridos y


luchar contra los infieles, fue convocada para evangelizar Prusia. Los monjes
cistercienses predicaron el evangelio entre los eslavos. A su vez fueron cristianizados
los lituanos. Ello favoreció la fundación de ciudades en el mar Báltico, origen de la
Hansa, confederación de mercaderes y ciudades, en la que los Caballeros Teutónicos
tuvieron un verdadero poder.

Renacimiento comercial y urbano


Pero las cruzadas, nacidas de la mentalidad religiosa de la época, adquirieron matices
más materialistas, los soldados trajeron ideas, costumbres y bienes económicos y la
reapertura de la navegación en el Mediterráneo (según la tradicional tesis de Pirenne)
preparó el resurgimiento del comercio y de las ciudades. Es lógico que se produjeran
también una serie de innovaciones en el arte de la navegación, como la brújula, la vela
latina o los mapas.
"A partir de las Cruzadas vemos formarse y crecer los grandes feudos, las grandes
existencias feudales''24 a la vez que comienza a resquebrajarse la unidad político
religiosa de la Cristiandad, disgregada en pequeños reinos que serán, como veremos,
cada vez más autónomos y poderosos.

El cruzado que regresaba, después de varios años fuera de sus tierras, conocedor de
nuevos mundos, prefería proseguir la "vida aventurera", romper con las cerradas
estructuras feudales del orden estamental y, ahora como mercader —después de largos
viajes como el que narra Marco Polo—, recorrer las crecientes ferias para ubicar los
"exóticos" productos, traídos del Oriente. El crecimiento de este mini-comercio dio
origen a los prestamistas y a las compañías comerciales, que compartían ganancias y
riesgos. Éstas tenían redes de agentes, de sucursales en los principales países de Europa.
En la línea de los templarios crearon los primeros bancos de depósito y descuento,
firmaron los primeros cheques, papeles de crédito y cuentas corrientes, organizaron el
crédito público y privado. También "nacieron unas nuevas costumbres jurídicas, un
derecho que podríamos llamar mercantil, ius mercatorum, que los señores acabaron por
reconocer' '25.
Originariamente sólo el señor feudal tenía el derecho de fundar las ferias y acuñar
moneda, pero pronto fue superado por los "nuevos señores burgueses" , cuya
mentalidad puede apreciarse en documentos de la época (ver documentos 9 y IO) y
cuyo crecimiento originó nuevos problemas éticoreligiosos, como el tema de la usura,
condenada por la Iglesia.

Los primitivos mercaderes (piers plowman, los de los pies polvorientos) —ahora
conocidos cotno burgueses (de los burgui)— necesitaban, para su actividad, saber leer,
escribir y realizar algunos cálculos matemáticos. Así aparecieron escuelas burguesas,
ajenas al ámbito eclesiástico y poco preocupadas por las Sagradas Escrituras y la
catequización, base de la enseñanza medieval. "La consecuencia (del resurgimiento
comercial) fue que por todas partes la lengua vulgar logró acceso a las escuelas de latín,
que ya en el siglo XII existían en todas las grandes ciudades. La enseñanza de la lengua
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vulgar trajo consigo la desaparición del monopolio educativo de los eclesiásticos y la


secularización de la cultura, y finalmente condujo a que en el siglo XIII hubiera ya
seglares cultos que no sabían latín"26 (hasta entonces la lengua franca europea).
A medida que el comercio se propagó por las ferias de Europa, su actividad favoreció el
renacimiento de las ciudades. Algunas nacieron sobre las viejas urbes romanas, otras
alrededor de los castillos medievales y muchas al costado de las rutas repobladas. En
ellas, junto a sus escasos habitantes y al obispo, se instalaron los mercaderes
(burgueses), que empezaron a preocuparse por el gobierno de éstas, en la medida que
resguardaban sus negocios. El interés político siguió al interés económico.
El crecimiento de las ciudades fue fomentado por los propios reyes y prontamente
"se consolidó la costumbre de que todo aquel que haya residido en una ciudad durante
un año y un día, deberá ser considerado como ciudadano libre. "El aire de la ciudad hace
a uno libre' reza un conocido proverbio medieval "27
Una vez dueños de la ciudad, los mercaderes integraron los Consejos de gobierno de las
mismas y participaron en la elección del burgo-maestre, inclinándose por el rey en su
lucha contra la alicaída nobleza feudal. En este contexto es interesante observar cómo
"cuando el señor ha sido obligado a fijar domicilio en la ciudad y establecerse en una
mansión digna de su nombre, el municipio fija los impuestos o en su defecto las
obligaciones que tiene para con él. El antiguo señor feudal es ahora un vasallo de la
comuna"28. A su vez podemos observar que "en el siglo XIII, toda la alta nobleza de
Flandes y buena parte de la cle Francia estaba endeudada con los burgueses de las
ciudades. Nada de extraño tiene que los juglares arremetieran en sus versos contra estas
'gentes inmundas' que se llevaban todo el dinero de sus amos. Acusan a los burgueses de
bebedores, ridículos, ladrones y usureros. . ."29 y los nuevos frailes, como el franciscano
Berthold de Ratisbona recordaban de un modo especial a los ricos: "Que el que tenga
buenos pensamientos haga también buenas obras. El rico debe dar limosna, fundar
misas, hacer construir caminos y puentes, dotar monasterios y hospitales, alimentar a los
hambrientos, dar de beber a los sedientos, vestir al desnudo, albergar al forastero, y
cumplir sin excepción las obras de misericordia".
Entretanto "el régimen feudal se ordena y simplifica reagrupándose en torno a los
feudatarios principales"30 preparando lentamente el camino a los linajes dinásticos que
lograron ocupar los tronos de las monarquías de la naciente Europa.
Mientras, las noblezas —deslumbradas por las riquezas obtenidas en el Oriente—
aumentaban
dispendiosamente sus lujos en cortes cada vez más suntuosas, tornándose ociosas e
inútiles, sin capacidad de adaptarse a los "nuevos tiempos" (el Ancien Regime), casi
como a la espera de ser violentamente destruidas por la Revolución de 1789.
Paralelamente, a medida que aumentaban los burgueses, generando capas más elevadas,
se veía surgir una población numerosa —y pobre— que se conocerá como "populacho".
Señala un autor, al medir "el ritmo de los tiempos", que "la mayoría de la población de
los siglos XI-XII llevarían una existencia estrecha y monótona, sin otro ritmo que el de
las ocupaciones de los meses"31 . A su vez, "los más esclarecidos linajes anteriores a
esta época quedaron destruidos en la lucha o se extinguieron por falta de sucesión. Su
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lugar fue entonces ocupado por recién llegados, que no se molestaban en acordarse
siquiera de sus antepasados. En nuestros días, apenas hay alguna familia que posea un

árbol genealógico auténtico que se remonte más allá de los últimos años del siglo
IX"32. Así surgieron los "nuevos ricos", vinculados al intercambio entre nobleza y
burguesías.
Era evidente que no pasaría mucho tiempo sin que se produjese un enfrentamiento
entre los nobles antiguos, que defendían sus derechos ya adquiridos, y los burgueses,
que encontraban en las trabas feudales un impedimento para sus intereses. El rey fue
quien debió mediar, pero generalmente lo hizo a favor de los burgueses, ya que éstos le
prestaban dinero, con el que contrataba tropas mercenarías (condottieri) para terminar
con el poder (y los castillos) de los señores feudales, cuyas fortalezas podían ser
destruidas gracias a la aparición de la pólvora.
A su vez, con el resurgimiento de las ciudades aparecieron hombres dedicados a tareas
de escribientes, mensajeros y artesanos de diversas clases, según las nuevas
necesidades: tejedores, tintoreros, zapateros.... que semanalmente buscaban un señor
que los contratara. Con el tiempo defendieron sus intereses agrupándose en gremios.
"Si el señor pretendía continuar cobrando a los habitantes del suburbio las cargas que
imponía a los hombres de su señorío y mantener los monopolios del horno, del molino,
de la venta del vino durante los días que seguían a la vendimia ellos (los burgueses) le
opondrían su espíritu de asociación, que les había defendido de los barones malvados y
de los rufianes y salteadores de caminos que salían al paso de sus caravanas. Y
aquellos gremios y cofradías que los mercaderes habían formado para proteger sus
vidas y sus intereses les sirvieron también para hacer frente al señor que pretendía
mantenerles en el antiguo estado de servidumbre. Estas asociaciones agruparon
grandes y pequeños mercaderes con objeto de proporcionarse los beneficios de una
mutua asistencia en el dominio de la religión y de la caridad y defender sus intereses
económicos frente a la tiranía del señor''33
"En el siglo XII (la burguesía) no se componía apenas más que de mercaderes, de
negociantes que hacían un pequeño comercio, y de pequeños propietarios, ya de casas,
ya de tierras, que habían asentado en la ciudad su habitación. Tres siglos después, la
burguesía comprendía, además, los abogados, los médicos, letrados de todas clases,
todos los magistrados locales"34.
La ciudad, como anteriormente el monasterio, "era un oasis de seguridad y paz en un
mundo de inseguridad y guerra. Era un lugar de refugio donde los que no amaban la
guerra podían reunirse bajo la protección eclesiástica
Ello no quita que ante el fenómeno del surgimiento de este mundo urbano, un cronista
rememore melancólico la vida en la sociedad guerrera feudal: 'Trompetas, tambores,
enseñas, pendones y estandartes y caballos blancos y negros, he aquí Io que veremos
pronto. Y el tiempo será bueno, porque arrebataremos el dinero a los usureros y por los
caminos de día ya no pasarán con seguridad las bestias de carga, ni los burgueses, ni el
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mercader que camina hacia Francia, sino que será rico aquel que saqueará con toda su
alma"36.
Esta naciente civilización "urbana" y las apetencias reformistas requerían, a su vez,
órdenes religiosas, adaptadas a las necesidades de una nueva evangelización. Ésta fue
la obra —entre otros— de Francisco de Asís, fundador de la orden menor
(luegofranciscanos) y del canónigo Domingo de Guzmán, fundador de la orden de
predicadores (luego dominicos). Estos frailes "lejos de retirarse a un lugar solitario o
enclaustrarse entre los muros de sus celdas, buscan los contactos con el mundo. Se
establecen en las ciudades, crean Órdenes Terceras, argumentan contra los herejes o
predican al pueblo. El Papado, que les apoya sólidamente y cuya influencia favorecen,
les concede además el privilegio inaudito de administrar los sacramentos allá donde se
encuentren"
Por otro lado no debemos olvidar que "ciudad y familia, taller y hogar, organismos
básicos de la vida urbana medieval, tienen finalmente una profunda significación
religiosa. Cada ciudad está colocada bajo la protección de uno o más santos tutelares
que la preservan de las calamidades de la tierra y son sus mandatarios en el cielo. En
primer lugar, los mártires naturales de ella o naturalizados por diversas razones, tales
como poseer el cuerpo o una importante reliquia de aquéllos. Todas las ciudades que se
precian de su ascendencia romana tienen uno o más márti-

33 Bagué, E.. op. cit., p. 133.


34 Sáenz, Alfredo, La Cristiandad y su cosmovisión, Bs. As., Gaudius, 1992, p. 142.
35 Dawson. Ch., op. cit., p. 165
36 Beltrán de Born, cit. Bagué. Enrique, op. cit.. p. 62.
37 Genicot, Léopold. El espíritu dc la Edad Media, Barcelona. Noguer, 1963, p. 165.
res. pero además existen en ellas otros santos posteriores o algunas efemérides memorables
que justifican otros patronazgos. Entonces, al lado de su mártir o de sus mártires, cuentan
con un santo, confesor, obispo, o con algún señalado favor del cielo, cuya conmemoración
es, a veces, más solemne que la de los primeros y cuya fiesta suplanta a la de aquellos
como solemnidad mayor de la ciudad"38. "En una sociedad claramente jerarquizada,
feudal, la intermediación era un medio de la vida cotidiana e influyó en acrecentar el culto
'a los grandes hombres y mujeres que habían servido a Dios hasta el heroísmo de la
santidad'. Tal aserto encuentra una confirmación en las esculturas de los pórticos de las
catedrales, así como en los vitrales, donde se ven mezclados familiarmente con los grandes
personajes de las Sagradas Escrituras (...) Cada nación, cada provincia (región), cada
ciudad, tenía sus propios santos. Cada época del año, su santo especialmente venerado.
Cada oficio contaba con la protección de un santo 'patrono'. Cada necesidad, con su
especial intercesión"39, El culto a los santos tuvo una importancia mayor que en otras
épocas históricas y "..el santo no era sólo un hombre bueno que había muerto; era una
fuerza viva, que intervenía activamente en los asuntos humanos, poderosa para proteger a
los suyos y terrible en la cólera "40.
En cuanto a la religiosidad vigente es destacable que la mayor preocupación por el hombre
y la mujer (la naturaleza humana) inclinó a los creyentes a acentuar el culto a Cristo
hombre y a la Virgen María, en desmérito de Dios Padre o el Cristo reinante, el
Pantocrator. A la ya mencionada honra de la cruz de Cristo (y la Pasión) debemos agregar
HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 133

la veneración al Niño de Nazareth en el pesebre, costumbre originada en Francisco de Asís


y ensalzada por Bernardo de Claraval, de importante papel también en el culto a la Virgen.
Paralelamente se fomentó la adoración a la Hostia consagrada, instituyéndose la festividad
del Corpus Christi, para la que Tomás de Aquino escribió el texto de la misa y del oficio
divino que incluye obras como el Lauda Sion, el Adoro te devote y el Pange lingua 41 (ver
documento II). La fiesta (que aún celebramos de manera similar) consistía
fundamentalmente "en una procesión por la calle, en la cual el obispo local llevaba la
hostia consagrada con el fin de que la venerara la
Esta religiosidad también se acrecienta por el íntimo contacto cotidiano que esos hombres
tenían con la muerte y que quizás se vinculase con su profundo goce de los placeres y una
penitencia igualmente significativa, según se desprende de los textos contemporáneos. En
las pequeñas ciudades las gentes habitaban en una vecindad tan inmediata de los
cementerios, que estas ciudades de los muertos eran pequeños reductos familiares dentro
de las ciudades de los vivos'
Casi contemporáneamente (en el 1215) el IV Concilio de Letrán estableció la
obligación de confesarse al menos una vez al año y cumplir la penitencia recibida (ver
documento 12)44. Entre los múltiples ejemplos baste recordar que Godofredo de Boui
Ilón —el conquistador de Jerusalén— resol-

38
Bagué, E. op. cit., p. 154.
39
Sáenz, A. op. cit., p. 142.
40
Dawson, Ch. op. cit., p- 127. "Por el hecho de que los del cielo están más íntimamente unidos con Cristo, consolidan
más firmemente a toda la Iglesia en la santidad no dejan de interceder por nosotros ante el Padre. Presentan por medio del
único mediador entre Dios y los hombres. Cristo Jesús, los méritos que adquirieron en la tierra (...) Su solicitud fraterna
ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad" (LG. 49. Catecismo de la Iglesia Católica, 1992, no 956).
41
Cfr, Sáenz, A.. op. cit., pp. 142/3.
42
Cook. W., Herzman, R.. op. cit., p. 246.
43
NO Olvidemos la importancia del "culto a los muertos" en la Antigüedad y el importante aporte de Fustel de
Coulanges sobre el tema en La Ciudad antigua.
El sacramento de la penitencia y de la reconciliación "comprende dos elementos igualmente esenciales: por una
parte, los actos del hombre que se convierte bajo la acción del Espíritu Santo, a saber, la contrición, la confesión de los
pecados y la satisfacción; y por otra parte, la acción de Dios por ministerio de la Iglesia- Por medio del obispo y de sus
presbíteros, la Iglesia en nombre de Jesucristo concede el perdón de los pecados. determina la modalidad de la
satisfacciótl, ora también por el pecador y hace penitencia con él (...) El perdón del pecado y la restauración de la
comunión con Dios entrañan la remisión de las penas eternas del pecado. Pero las penas temporales del pecado
permanecen. El cristiano debe esforzarse. soportando pacientemente los sufrimientos y las pruebas de toda clase y.
llegado el día. enfrentándose serenamente con la muerte, por aceptar como una gracia estas penas temporales del pecado;
debe aplicarse, tanto mediante las Obras de misericordia y de caridad, como mediante la oración y las distintas prácticas
de penitencia. a despojarse Completamente del 'hombre Viejo' y a revestirse del 'hombre nuevo"' (Cfr. Ef. 4,24.
Catecismo de la Iglesia Católica, 1992, no 1448-1473).
134
FLOR HUBE*Ák

vió "cruzarse" para redimir la pena de haber matado en combate al duque Rodolfo
de Suabia, opositor rebelado contra el emperador Enrique IV.

En una sociedad eminentemente religiosa, como la que estamos analizando, no


debe llamarnos la atención que el centro de la vida comunitaria gire en torno a la
iglesia (el templo), así como los griegos y romanos vivían al aire libre (el ágora o el
foro) y nosotros en los shopping. El centro neurálgico de las ciudades era la
catedral (cuyas altas torres se divisaban desde lejos) hacia la cual convergían todos
los caminos. Centro de oración y de culto era. también, escuela, teatro (sacro),
museo y lugar de discusión para los asuntos de interés común. En su interior se
celebraba el sacrificio de la misa, se administraba el bautismo y los restantes
sacramentos, se formalizaba el matrimoniO y se realizaban los funerales. La vida
toda del hombre, desde su bautismo hasta su muerte estaba vinculada con el
templo. Lo mismo, con mayor significación, ocurría en las iglesias de los pueblos
del campo y en las aldeas. El sonido de las campanas, el toque del Ángelus, por la
mañana, al mediodía y al atardecer, marcaba las horas de trabajo y descanso,
anunciaba los días de fiesta, llamaba a socorro o tocaba a rebato cuando había
inminente peligro, estallaba algún incendio o tañía lúgubremente en ocasión de
algún duelo; finalmente convocaba a la población para asambleas extraordinarias
en que se discutían problemas políticos o económicos que afectaban a toda la
población. "En sus atrios se reían las ocurrencias de los bufones y se lloraban las
peripecias del drama litúrgico. En su interior, favorecido por el recogimiento de las
altas bóvedas y los colores de sus magníficas vidrieras, el alma encontraba el
camino de la plegaria y hallaba paz para sus dolores. En sus pórticos y en sus
vitrales se aprendía a conocer el misterio de los dogmas cristianos y en los autos
sacramentales el pueblo hallaba, adecuadamente adaptado a su mentalidad, la
lengua precisa, cabal y substancial de la teología"45. Bien lo sintetizaba, ya en el
siglo pasado, el renombrado historiador francés Jacques Michelet: "La iglesia era
en la Edad Media el domicilio del pueblo. La casa del hombre, esa miserable choza
adonde volvía por la tarde, no era más que un abrigo momentáneo. NO en vano
tenia la iglesia derecho de asilo, era entonces el asilo universal; la vida social se
había refugiado entero en ella. En ella rogaba el hombre, deliberaba la comuna, la
campana era la voz de la ciudad. Llamaba a los trabajos de los campos, a los asuntos
civiles, a veces a las batallas de la libertad... El comercio se hacía alrededor de las
iglesias: las peregrinaciones eran ferias... El culto era un diálogo tierno entre Dios, la
Iglesia y el pueblo, expresivo de un mismo pensamiento. Ella y él, en un tono grave y
apasionado alternativamente, mezclaban la vieja lengua sagrada y la lengua del
pueblo... Representémonos el efecto de las luces sobre estos prodigiosos monumentos,
cuando el clero, circulando por las ramas aéreas animaba con sus procesiones
fantásticas las masas tenebrosas, pasando y volviendo a pasar a Io largo de las
balaustradas, esos puentes dentados, con las ricas vestiduras, los cirios.y los cantos;
cuando la luz y la voz giraban de un circulo en otro, y abajo, en las sombras, respondía
el océano del pueblo. Allí estaba, para aquel tiempo, el verdadero drama, el verdadero
HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 135
misterio, la representación del viaje de la humanidad a través de los tres mundos.esa
intuición sublime que Dante recibió de la realidad pasajera para fijarla y eternizarla en
la Divina Comedia''46. La Divina Comedia aporta "una idea del mundo puramente
escatológica, puesto que la obra es exclusi vamente la narración poética, épica, de un
viaje por el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso"47. Va "ascendiendo" de uno a otro.
"En esa canci6n, Dios es Alfa y Omega, el principio y el fin, causa y consumación de
ambos: el alma del hombre y la sociedad de los santos. Bajo la forma de un mito
acerca de un hombre viajando por el Infierno, el Purgatorio y el Cielo, Dante nos
ofrece la más sublime de todas las alegrías del doble misterio de la libertad humana y
la ley divina, de la libre determinación del hombre y de la justicia inescrutable de
Dios"48.
Uno de sus ejemplos más expresivos, la catedral de Chartres, es (según describe el
novelista Víctor Hugo) u.. .el pensamiento mismo de la edad media hecho visible (...)
Sus diez mil personajes pintados o esculpidos constituyen un conjunto único en
Europa

45 Calderón Bouchet. R.. Op. Cit., p. 342.


46 Michelet, Jacques, cit en: Gaos, José, Historia de nuestra idea del mundo, México, FCE, 1973, p. 33.
47 ldern, p. 50.
48 Walsh, H., Humanismo medieval. Bs. As., La Espiga de Oro, 1943, p. 147. 49 Víctor Hugo, Nuestra señora de
parís; en: GaoS. José, OP cit.. p. 34.
El abad de Aimont nos da una idea precisa de su trascendencia, cuando nos relatá como
vivieron los trabajos de reconstrucción: "Se veía a hombres poderosos, orgullosos de su
nacimiento y de su riqueza y acostumbrados a una vida muelle, uncirse con correas a
un carromato y arrastrar en él piedras, cal, madera y todos los materiales necesarios..-
A veces, más de mil personas, hombres y mujeres, arrastraban esos carromatos, de tan
pesada como era su carga. Guardaban un silencio tal que no se Oía la voz ni el
cuchicheo de ninguno de ellos. Cuando se detenían durante el camino no se oía más
que la confesión de sus faltas y una oración a Dios, pura y suplicante, para obtener el
perdón de los pecados. Los sacerdotes exhortaban a la concordia, se acallaban los
odios, desaparecían las enemistades, se perdonaban las deudas y las almas volvían a la
unidad. Si se encontraba alguno tan aferrado al mal que no quería perdonar y seguir el
parecer de los sacerdotes, su ofrenda era arrojada fuera del carromato como impura, y
él mismo era expulsado con ignominia del pueblo santo"50. "La fecundidad fue
prodigiosa. Las catedrales brotaron como hongos, aquí y allá, en gozosa emulación"51
.
La expansión del culto a la Virgen María se nota en la advocación de la mayoría de las
catedrales edificadas en esta época; casi todas de Notre Dame (Nuestra Señora). Así,
por ejemplo, la exquisita catedral de Chartres ••guardaba la más famosa de las reliquias
de la Virgen, verdadera túnica que llevaba puesta cuando la Anunciación, donada a la
ciudad por Carlos el Calvo en el año 876. Desde el primer momento esta reliquia había
obrado milagros, pero hasta el siglo XII no caló la devoción mariana en la imaginación
popular, supongo que porque, sencillamente, en los siglos anteriores la vida había sido
demasiado dura
HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 136
En su difusión popular cumplieron un papel destacado las nuevas órdenes religiosas,
especialmente los dominicos, a quienes se debe la devoción del rezo del rosario,
basado en la oración del Ave María. En esta época se escribieron las más bellas
antífonas marianas, como el Ave Regina coelorum y la Salve Regina (Dios te salve
reina) (ver documento 13). Paralelamente los monjes cistercienses introdujeron la
costumbre de llamar a María "Nuestra Señora", quizás por influjo del vocabulario de la
caballería". De no menor importancia fue el surgimiento y desarrollo del canto
gregoriano.
La propagación del culto a la Virgen parece haber tenido gran influencia en el nuevo papel que asumió
la mujer en el Medioevo y en el surgimiento del "amor cortés", desarrollado en las cortes de caballería,
quizás basado en la filosofía del "amor platónico" y el estilo de la poesía arábigo-andaluza. 'El más excelso
de todos los escritos sobre el amor ideal, la Vita Nuova, de Dante, es una obra cuasi-religiosa, y al final es
Beatm quien introduce al poeta en el Paraíso. Por todas estas razones, creo que es permisible ascriar el culto
al amor ideal con la sublime belleza y delicadeza que encontramos en las madonas del siglo XIIV'S4. En la
Divina Comedia encontramos el ejemplo más expresivo de ambas facetas del amor cortés, tanto en el amor
humano idealizado como en el culto a laVirgen colocando, al final del Paraíso, himno a María, que es, a mi
juicio, una de las poesías más bellas de todos los tiempos"" (ver documentos 14 y 15).
Por ello es cierta la apreciación del filósofo español José Gaos cuando señala que
"el cristianismo redimió a la mujer de la idea de su inferioridad natural tal cual la tenía
Aristóteles, igualándola en cuanto sujeto de salvación.. . "56.
Como describe acertadamente Kenneth Clark: "...estoy en el mundo gótico, el
mundo de Io caballeresco, lo cortés y el romance; un mundo en el que las cosas serias
se hacían comojugando, en el que hasta la guerra y la teología podían ser una especie
de juego; y en el que la arquitectura alcanzó un nivel de extravagancia inigualado en la
historia... Y sin embargo, esos siglos dieron algunos de los más grandes espíritus de la
historia de la humanidad, entre ellos san Francisco de Asís (ver documento 16 ) y
Dante, Por detrás de toda la fantasía de la imaginación gótica se mantuvo, en dos
planos diferentes, un agudo sentido de la realidad. El hombre medieval era capaz de
ver las cosas muy claramente, pero creía que en esas apariencias no se debían ver sino
símbolos de un orden ideal, que constituía la única realidad auténtica"57.

SO
Airnont. Patrología latina, 181, 1707; en: Sáenz, Alfredo. op. Cit., p. 271. SI
ldem, p. 269.
52 Clark, K, op. cit., p. 95.

53 Sáenz, A.. Op. cit., p. 144. Clark, K. , op. cit., p. 109. 55 Idem. p. 96.

Gaos. J.. op. cit.. p. 74.


57
Clark, K, op. cit..p. 103.

HUBEÑÁK
En el mundo medieval "el arte (el célebre gótico) como la ciencia es una invitación a
subir hacia Dios. Esta intención está enteramente contenida en la catedral. El inmenso
edificio se yergue en medio de la ciudad o en la mitad de la campiña. A su alrededor se
agrupan las casas como buscando su protección; y cuando las puertas se abren, el pueblo
entero encuentra su lugar en las sombras profundas de sus naves. La catedral se anima y
aparece como un vasto mundo poblado de santos y de ángeles. Escenas del Evangelio.
drama del Juicio Final, suplicio de los condenados y triunfo de los elegidos, el destino
HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 137
entero del alma cristiana desfila sobre los portales de los templos, en los vitrales de las
naves y en los bajos relieves de los coros". También "las estatuas medievales que
todavía nos encantan con su gracia ingenua, en el siglo trece seguían la prescripción
agustiniana de instruir deleitando. El artista no las compuso en respuesta a una
preocupación de belleza y armonía, el teólogo dictó la ordenanza y dispuso la situación
de las escenas. El nacimiento de Cristo, la crucifixión y el descenso al sepulcro estaban
hechos de acuerdo con un modelo fijado por el dogma. El escultor sólo era libre en los
detalles que hacen a la ornamentación. Ante los ojos del creyente medieval es un
catecismo en imágenes. Las figuras que contempla diariamente Io instruyen sobre su fe,
le dicen las verdades terribles o dulces que guían su vida desde la más tierna infancia

El siglo de las agremiaciones. Universitas


El siglo XIII es conocido como el siglo de las agremiaciones, ya que este movimiento
corporativo se extendió a todas las actividades y entre ellas favoreció Las corporaciones
—ya citadas— aparecen reglamentadas a fines del siglo XII. Su fin era puramente
económico, aunque también de protección y ayuda, en caso de fallecer algún miembro o
para la atención de orfanatos. Todo artesano (laborator) debía pertenecer a una
corporación. La corporación tenía varias funciones, fundamentalmente evitar la
competencia deshonesta y controlar el mercado.

LOS gremios estaban divididos en tres_estamentos: los aprendices (que se


instruyen), los„criades (que sirven) y los maotrgs (que mandan). Las corporaciones
actúaban compoder autónomo y omnímodo; obteguían sus
legados, rentas, multas y entre sus gastos figuraban las
pensiones otorgadas a ancianas y viudas, limosnas, fiestas y sostenimiento de la milicia
burguesa. Las derogó la Revolución francesa.
Uno de los gremios más novedosos fue la universitas magistrorum et scholarium (de
maestros y alumnos), base de la creación de las Universidades. Muchos autores
consideran como un antecedente directo a las escuelas monásticas y catedralicias, que
—como vimos— habían aparecido ya en la época carolingia. En el si glo XII estas
últimas adquirieron un gran desarrollo; tal el caso de Chartres. Allí, al rescatar el saber
de la Antigüedad, "Bernardo de Chartres solía compararnos con enanos encaramados
sobre los hombros de gigantes. Señalaba que vemos más y más lejos que nuestros
predecesores, no porque tengamos la vista más aguda o seamos más altos, sino porque
nos levanta y nos mantiene en alto su gigantesca estatura"". "Chartres es el epítome del
primer gran despertar de la civilización europea. Es asimismo el puente entre lo
romántico y Io gótico'
"Durante el siglo XI, y especialmente en el XII, los clérigos vagabupdos llegan a
_sgr]ggión, multiplicandose los centros de cultura, las comunicaciones se hacen mós
fáciles, la sociedad se abre de búená gana a los influencias intelectuales. Es la época
dorada de los Goliardos y de sus canciones, Ióépocá-de Iá moda repentina, pero efímera,
de tal o cual Escuela en la que brilla un maestro elocuente o más sutil que otros. Es
también la época del segundo humanismo, más original y más ardiente que el
humanismo carolingio, casñán fecundo como éñ-lumanismo por excelencia, el del
HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 138
Renacimiento. Hasta tal punto, que ha podido hablarse de un 'Renacimiento del siglo
XII', cuya característica es la imitación cuidadosa, pero no servil, de los mejores clásicos
latinos, y el giro decisivo el redescubrimiento de Aristóteles y de Tolomeo... La
produçóómde.nuevos libros rebasa, por la calidgd y por la cantidad, a todo cuanto se ha
escrito en la Europa católica desde el hundimiento de la cultura grecorromana

58 Calderón Bouchet, R.. Formación de la Ciudad Cristiana, Bs. As., Dictio. 1978, p, 121.
59 Juan de Salisbury. Metalogicus; cit. Cook, W- Herzman, R., op. cit.. prólogo.
60 Clark. K., op. cit.. pp. 100/1.
61 López. R., op. cit.. p. 199.
HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 139
pero por la "influencia griega, especialmente la de Aristóteles, se consolidó la visión
dualista de la sociedad —lo natural y Io sobrenatural— paralela al dualismo cuerpo-
alma. Y, puesto que el orden pol {tico se relaciona con la naturaleza y no con la gracia,
esa visión se convirtió en la base de la vida política: por un lado la Iglesia, por otra la
forma política. Pues todo cristiano pertenece desde su nacimiento a esas dos grandes
sociedades, cada una de las cuales tiene su peculiar responsabilidad pública- La de lo
Político consiste en mantener las condiciones óptimas de la existencia social por medio
del poder coercitivo. La de la Iglesia_en orientargl hombre en lo relativo a los últimos
fines de la Aquí encontramos las semillas que veremos germinarán en él
SigTOXIV,
El origen de la Universidad se encuentra en las escuelas catedralicias (por ej. Notre
Dame en parís), donde maestrosy alumnos se asociaron formando una corporación que
trataba de escapar de la jurisdicción del obispo, apelando directamente al papa. Así la
universidad nació bajo protección papal; fue su legado el cardenal Roberto de Courcon,
quien, en 1215, concedió a la Universidad de parís sus primeros estatutos oficiales, que
fueron ratificados en 1231, tras conseguir el apoyo del rey francésLuis IX, mediante la
bula Parens Scientiarum.

LOS. alrededOr áñôS, y luego de dos etapas (la primera de


seis años de estudióS), obtenían la Licenciatura en Artes, y después de dos años más el
grado de Bachiller en Artes. También se pod ía aspirar a ser Doctor (que era un grado
académico). En uñá 'egun da etapa, alrededor de los veinte años se podía ingresar a
Medicina o Derecho, de aproximadamente cinco años de duración. Y por último se podía
estudiañeología, la mayor de las ciencias, cuyo estudio duraba alrededor de ocho años.
Algún tiempo más tarde Robert de Sorbon aconsejaba (en un texto de gran actualidad)
cómo estudiar (ver documento 17) mientras organizaban su vida universitarja, que incluía
fiestas donde se cantaba su himno Gaudiamus Igitur (ver documento 18).
La primera Vpjyersidad, aparentemente, fue la de Salerno, que sobresalió en Medicina;
Bologna, en estudio' de Derecho Romano; París, que enseñaba Artes, Teología, Derecho
Canónico y Medicina, y también Oxford y Cambridge (Inglaterra). Les siguieron Praga,
del otro lado del Rhin, y Salamanca, en Hispania: pero muy pronto toda la Cristiandad
"se cubrió" de centros universitarios.

El movimiento universitario de Ja escolástica (en sus diferentes


escuelas) y acentuó la discusión de los grandes temas de la filosofía. El problema más
discutido fue el de los universales, el tema de los conceptos. Había dos tendencias: la
realista ("los conceptos son cosas"), sostenida por la escuela de Chartres, de orientación
agustiniana y la nominalista ("los conceptos son voces", Roscellino de Compiegne).
Esta última postura tenía graves consecuencias porque, llevada a sus extremos, ponía en
duda los misterios de la fe.
El iniciador de un racioñálismómQdieVáIFabíáGidóÃñÁü/ñio de Canterbury,
discípulo de Lanfranco, mediante la prueba ontológica para demostrar la existencia de
Dios. Pedro Abelardo, profesor de lógica, quiso elaborar una nueva síntesis entre lógica
y teología. Algunos le consideran el fundador de la escolástica. En oposición anti-

op. cit., p.
HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 140
intelectualista Bernardo de Claraval sostenía: "¿Qué me importa la filosofía? Mis
maestros son los apóstoles, Ellos no me han enseñado a leer a Platón ni a desenredar las
sutilezas de Alistóteles„. pero me han enseñado a vivir, y esto, créeme no es una ciencia
de poca importancia".
No debemos olvidar que para el hombre
alma_en su marcha hacia la
contemplación de Dios"63 y la filosofía no es más que una 'sierva de la teología' como
aclarara san Agustín siglos atrás: 'El saber que consiste en no buscar otra cosa que el
conocimiento es una curiosidad sin provecho que separa de Dios. El verdadero objetivo
del espíritu es el conocimiento y el amor de Dios' "64 . Sin perjuicio de ello el
pensamiento filosófico se fue desarrollando cada vez más, generando diferentes escuelas
e importantes discusiones. Así surgió la escolástica como sistema de enseñanza.
Fue en el siglo XIII cuando la gscoJgísticq llegó a su cumbre; entonces rivalizaron
una corriente de seguidores de San Agustín, defensores de la voluntad y de la
afectividad, considerados idealistas, generalmente representados por franciscanos como
Buenaventura; y los racionqli$(as, que daban primacía a la inteligencia y al
conocimiento por los sentidos, cuyos representantes más importantes fueron Alberto
Magno y Tomás de Aquino. La traducción de los clásicos por pensadores árabes (como

62Negro Pavón, D.. op. cit., p. 66.


63
Landsberg, Pablo. In Edad Media y nosotros, Madrid. Revista de Occidente, 1925, p. 117. San
Agustín, Cit. Genicot, L.. 67.

HUBEÑÁK
Avicena y Averroes) y por la escuela de traductores de Toledo, influyeron y dieron un
nuevo auge innovador a las Universidades.
Alberto fue "un enciclopedista que quiere hacer partícipes a los latinos de los
conocimientos griegos, árabes y judíos y principalmente hacer para ellos intelegibles
los libros de Aristóteles", mientras que para su discípulo Tomás de Aquino su tarea más
importante consistió en repensar todo el pensamiento aristotélico, con visión cristiana,
dando lugar a una nueva interpretación completa del conocimiento filosófico-teológico
integrado. El elemento más destacado de su pensamiento fue la unidad entre la razón y
la fe que él mismo expresa así: "...razón y fe están en relación y en armonía, pero
siendo distintas, tiene cada una su propio dominio; a la primera corresponde el campo
de la verdad natural; a la segunda el campo de la verdad sobrenatural. Las dos verdades
no pueden contradecirse, aunque tampoco se pueden confundir". Sus obras más
importantes son las Summas, conjunto de conocimientos teológicos coherentes y
ordenados.

La cosmovisión de la Cristiandad medieval_

op. cit., p.
HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 141
Para una mejor intelección del hombre medieval es necesario interrogarnos sobre cómo
veían los hombres de ese tiempo al mundo y al hombre, o sea, cuál era su cosmovisión 65 .

En primer lugar digamos que el mundo era entendido ordenado


con arreglcva un plan, unconjunto que se.muevetranquilament#egún leygs„y
ordenaciones eternas, las euales, nacidas con el primer principio de Dios, tienen
también en Dios su referencia final' '66.
Por ello decimos que se trata de una concepción eminentemente teocéntrica. Ese orden
del cosmos es jerárquico. en su.obray_ por eso el mundo, que
proviene de Dios uno, es en su conjunto —macrocosmos y microcosmos— no sólo una
unidad sino tambiéõn uni-verso, es decir, algo que se dirige hacia la unidad. En la
concepción medieval, fuera de Dios no había cosa alguna que fuese un fin último en sí
misma. Cada cosa_servía a otra más alta. Así el mundo de los elementos
inanimados,junto con el de las plantas y animales, servía al hombre. A su vez, dentro del
hombre, lo inferior servía a Io superior. por ejemplo, la sensibilidad al entendimiento,
los instintos a la razón. En el campo social existía asimismo una jerarquía duradera y
sólida hecha de señoríos y servidumbres. Finalmente, la naturaleza toda, comprendido el
hombre, el animal y el ángel, servía a la glorificación del Ser Supremo que los había
creado a ellos y a su orden, los conservaba y los guiaba. Tedos los seres glorificaban a
Dios por su mera existencia y esencia, ya que en ellos se reflejaba la suma bondp@.
Pero, al miSino tiempo, las criaturas dotadas de razón tendían a Dios como a fin último
de un modo especial, pues podían encaminarsu vida hacia Él por libre decisión y
alcanzarlo con conocimiento amorg;o .
Esta concepción del mundo era esencialmente histórica, ya que los acontecimientos
—únicos— que le rodeabanseintegrabanenuna "historiade la salvación" (que explicara
san Agustínen/nCiudadde Dios) I y abarcaban la Creación, caída, historia del pueblo
elegido, Encarnación, Redención e historia de la Iglesia hasta la consumación de los
tiempos (Parusía), el Juicio Fina168 y la consecuente eternidad en el Cielo —previo paso
por el Purgatori069— o la condena a las penas eternas del Infiern0 70. "Pero esa visión
históli-

65 Los hombres de la época hablaban de imago mundi y los pensadores alemanes modernos impusieron el
concepto de weltanschauung.
66 Landsberg, P., op. cit., p. 18.
Idem, p. 18-26.

08 "El Juicio final tevelará hasta sus últimas consecuencias 10 que cada uno haya hecho de bien 0 haya dejado de
hace, durante su vida terrena... El Juicio final sucederá cuando vuelva Cristo glorioso. Sólo el Padre conoce el día y la hora
c" que tendrá lugar; sólo Él decidirá su advenimiento" (Catecismo de la Iglesia Católica, 1992, no 1039-1040)•
que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están
seguros de salvaci ón• Sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar
la del La Igl'•sia llamaba Purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta al de los
(Carecis,node la Iglesia Católica. 1992, no 1.030) enseñanza la Iglesia afirma la existencia del infierno y su eternidad. Las
almas de los que mueren mcado mortal çcienden a los infiernos inmediatamente después de la muerte y allí sufren las
penas del infier• 'tucgo ctemo• 76, 409.411, SOJ,858. 1002. 1351, 1575; SPF, 12). La pena principal del infierno consiste
, separación ctcma Dios en quien únicamente puede tcncr el hombre la vida y la felicidad ha sido para las que
, y a las que aspira" {'arecisnii'de la Iglesia Ca,'ólica, 1992, n a 1035).

op. cit., p.
HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 142

ca era parte de Su participación en el "misterio sagrado de lo eterno", tiempo claramente expresado en la


repetida oración: "...según era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. " (...Sicut
erar in principio, et nunc et semper, et in saecula saeculorum. Amen). En esta sencilla frase litúrgica está el
enlace con Io etem071 . En este modo de vida el hombre co-participaba en la eternidad y su vida toda "gira en
torno a un ideal de eternidad, y eso es parte importante de la civilización' • '72.
Con la "caída" y Dios eligió un "pueblo" Una virgen de este pueblo engendró por obra
del Espíritu Sa-nto al Hijo para que Dios hecho hombre, con muerte —en cruz—
redimiera la humanidad caída, fundara una Iglesia que continuara su tarea hasta
expandirla entre todos los hombres de buena voluntad de la tierra y luego ascendiese a
los cielos hasta su regreso al fin de los tiempos para premiar a los buenos y castigar a los
malos. L'_hymanidad, "pere rina en la tierra" hasta suogrgso, se divide entre sus
seguidores —mártirgsconfesores._doctorgsy fieles—Cdi Ica ores¯deÂiiCiudady
quienes, negándose a aceptar su gracia, prefieren integrar una terrena Cuando se
cumplan los tiempos (que sólo el Padre conoce) los cuerpos de todos los muertos
resucitarán73, para someterse a un Juicio Final, donde serán juzgados y glorificados
eternamente en el cielo, presidido por la Divina Trinidad, o condenados a tormentos
eternos en el Infierno.

Pero Cristo les h a través de la Iglesia) la gracia y los medios para santificarse,
ya sea mediante una vida de acción o de contemplación, en que practicando las virtudes
teologales (fe, esperanza y caridad), cardinales (prudencia, justicia, fortaleza y
templanza) y recibiendo los sacramentos pueden prepararse adecuadamente para la vida
eterna. Tomás de Aquino nos recalca que: "El fin de la vida humana es Dios y hasta Él
nos lleva la caridad. Dice San Juan: 'Quien tiene caridad está en Dios y Dios en él'. La
perfección de la vida cristiana es, pues, la caridad"74.
Pero ese Dios-creador es asimismo un Dios providente, que sigue actuando no sólo a
través de su (hoy la Iglesia) sino también de manera directa. En el Medioevo "la
frecuente intervención, directa o indirecta, de Dios contra el orden de la naturaleza —el
milagr07S— es reconocida por todos"76 y los hombres ven cómo "lo sobrenatural
irrumpe en la vida cotidiana en todo momento: el rodeado No hay línea divisoria, menos
aún barrera, entre este mundo más
En cuanto al papel que le cabe@fromb en este mundo, es, fundamentalmente_una
criatura creada a imagen y semejanza de Dios (imago Dei), con la debilidad del pecador
descendiente de Adán, por cuya culpa la humanidad fue expulsada del paraíso, a este
"valle de lágrimas" quedando condenada a la muerte eterna y redimida, únicamente, por
obra y gracia de Dios. "Desde este punto de vista, el pecado aparecía como algo
indeciblemente horrible, y todas las penas del infierno apenas si bastaban a compensarlo.
Difícil sin duda de resolver era la cuestión de cómo sea posible el abismo del pecado
entre el orden y la realidad, en un mundo creado y regido por el padre amoroso. La
revelación respondía a éesto con el dogma del pecado original "78. En adelante, todo
pecado será una desobediencía a Dios y una falta de confianza en su bondad. Todos los
hombres están implicados en el

op. cit., p.
HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 143

71 Laudsberg, P., Op. cit., p. 25/6.


72 Clark, K., op. cit., p. 73.
73 'Creemos firmemente, y así lo esperamos. que del mismo modo que Cristo ha resucitado verdaderamente
de entre los muertos y que vive para siempre, igualmente los justos después de su muerte vivirán para siempre con Cristo
resucitado y que Él los resucitará en el último día (Cfr. Jn. 6, 39-40). Resucitarán todos los hombres que han muerto y
todos resucitarán con su propio cuerpo. que tienen ahora (cc. Letrán IV, DS 801). Pero este cuerpo será 'transfigurado
en Cuerpo de gloria' (Cfr Hp. 3, 21), en 'cuerpo espiritual' (I. co. 15, 44). Este 'cómo' sobrepasa nuestra imaginación y
nuestro entendimiento; no es accesible más que en la fe" (Catecismo de la Iglesia Católica. 1992, n' 989, 998,999), 74
Cfr. Tomás de Aquino, Samma Teológica, II, liae, CLXXXIV a l.
75
"'Dios ha querido que los auxilios interiores del Espíritu Santo vayan acompañados de las pruebas
exteriores de Su revelación (DS. 3009). Los milagros de Cristo y de los Santos (Cfr. Mc 16-20; Hch 2,4) , las profecías.
la propagación Y la Santidad de la Iglesia. adaptados a la inteligencia de todos, motivos de credibilidad que muestran
que cl asentinnentO de la fe no es en modo alguno un movimiento ciego del espíritu (cc. Vaticano l. DS 3008,3010;
Catecismo de la Iglesia Católica. 1992, n' 156).
76
Le Goff, Jacques, op. cit., p, 39.
77
ldern, p. 38.
78
28,

op. cit., p.
144 FLORENCIO
HUBEXÁK

pecado de Adán1, y como Io explica el propio Santo Tomás: "Por el pecado del primer
hombre se desvió la rectitud originaria de la naturaleza humana. Por eso toda las fuerzas
del alma han perdido algo de su propio orden' '80. Dios ofrecióal hombre la Redención,
pero le dejó el libre albedrío, o sea, la decisión de obrareligiendo-entre_el bien o el mal,
Pero el mal también se personifica en un ángel caído (el demonio, Satán) 23 , quien irrumpe
en el mundo, a través de sus seguidores, para obstaculi• zar la tarea divina. De allí la
herejía maniquea y también la y otras manifestaciones del poder del mal. No debe
extrañarnos entonces que "el hombre del Medioevo está obsesionado por el pecado. Este
pecado Io comete abandonándose al Diablo, declarándose vencido frente a los oficiales
del pecado. los vicios. Ve estos vicios bajo forma de animales simbólicos, de
amenazadoras alegorías, encarnaciones de los pecados capitales, que en el siglo XII son
fijados en un número de siete: soberbia, avaricia, gula, lujuria, ira, envidia y pereza. O los
ve también bajo la estela de la engañosa seducción de las hijas del diablo desposadas con
los "estados" de la sociedad. El diablo tiene nueve lljjgsgue ha casado de la siguiente
manera:

-la simonía con los clérigos


seculares la hipocresía con los
monjes
la rapiñacon los caballeros el
sacrilegio con los campesinos la
simulación con los oficiales de justicia la
usura con los burgueses la pompa mundana con las
matronas

1 "S. Pablo lo afirma: 'Por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores' (Rm. 5, 1 9)

Siguiendo asan Pablo, la Iglesia ha enseñado siempre quc la inmensa miseria que oprime a los hombres y su inclina•
ción al mal y a la muerte no son comprensibles sin su conexión con el pecado con que todos nacemos afectados y que
cs 'muerte del alma' (cc. Trento. DS. 15 12) Por esta "unidad del género humano', todos los hombres están implicados
en el pecado de Adán, como todos están implicados en lajusticia de Cristo. Sin embargo, la transmisión del pecado
original es un misterio que no podemos comprender plenamente Aunque propio de cada uno el pecado original no tiene.
en ningún descendiente de Adán, un carácter de falta personal. Es la privación de la santidad y de la justicia originales.
pero la naturaleza humana no está totalmente corrompida: está herida en sus propias fuerzas naturales, sometida a la
ignorancia, al sufrimiento y al imperio de la muerte e inclinada al pecado (esta inclinación al mal es llamada
'concupiscen• cia')" (Catecismo de la Iglesia Católica, 1992, n•397, 402, 403, 404, 405). so Suma Teológica IV, LXXXI,
3.
2 Tras la elección desobediente dc nuestros primeros padres se halla una voz seductora, opuesta a Dios (Gn.3,

l5), que, por envidia, los hace caer en la muerte (Cfr. Sb.2, 24). La Escritura y la Tradición de la Iglesia ven cn este Ser
ángel caído, llamado Satán o diablo (Cfr- Jn. 8.44; Ap. 12. 9)_ La Escritura atestigua la influencia nefasta de aquel
quien Jesús llama 'homicida desde el principio' (In. 8, 44) y que incluso intentó apartarlo de la misión recibida del Padre
(Cfr. Mt. 4. 1-11). Sin embargo, el poder de Satán no cs infinito, NO cs más que una criatura, poderosa por el hecho
espíritu puro. pero siempre criatura: no puede impedir la edificación del Reino de Dios" (Catecismo de la Iglesia
ea. 1992. 391.394, 395).
3 Texto dejado por una hija en un manuscrito florentino del siglo XIII. Cit. Le Goff, J., op. cit.. pp. 37/8.

83
Gaos, J.. 69.

op. cit., p.
HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 145
y la lujuria que no ha querido casar, pero que ofrece a todos como común amanté"82.

Como señaláramos precedentemente esta concepción de Dios y del hombre influyen


en la vida de la comunidad política o social, entendida como un organismo humano
(teoría organicista - macrocosmos), donde cada ser tiene un lugar y un papel que
cumplir, inmodificables. "Así como el mundo de las plantas y los animales está
integrado por las sucesivas generaciones de individuos de las diferentes especies,
irreducibles éstas entre sí por la irreductibilidad de las respectivas formas, a éstas
vienen a corresponder los estamentos, también irreductibles entre sí —se nace noble,
menestral o siervo y como tal se ha de vivir—, de la organización social a que ha
llegado la Humanidad en su historia..."83, de la misma manera "cada estamento social
tiene su estatuto, no sólo social, sino ontológico, como fundamento inquebrantable del
inquebrantable social. Tal organización no tiene más excepción que la Iglesia: no se
nace cristiano sino por obra y gracia del bautismo; pero una vez por obra y gracia de
éste nacido cristiano, no se ha nacido simple fiel, presbítero, obispo o Papa: cualquier
varón cristiano puede llegar a ser todo esto"84.
por ello, "en relación con estas garantías trascendentes, las instituciones de la vida en
común están. ellas también, "rigurosamente construidas de arriba a abajo y de abajo a
arriba, en símbolos, cargos y funciones, posiciones y acontecimientos de la vida. Por
encima de las dos estructuras terrenales, y de la comunidad, ya del conjunto del
mundo, se dispone el orden celeste de seres puramente espirituales: los ángeles 85. El
orden celeste, el orden terrestre y, en el interior de éste, la iglesia y el estado, se hallan
frente a frente en una relación de múltiples concordancias, y la idea que los rige es la
de una gran unidad: la jerarquía"86. "Aunque los hombres más osados volvieran a
encontrar, desde principios del siglo X, la esperanza de mejorar su suerte, pero en la
inmensa mayoría el ideal no consiste en el progreso, sino en equilibrio, la seguridad de
gozar de los derechos anejos a una condición social determinada"87.
La estructura jerárquica se aprecia claramente en todo el sistema medieval. "Las
jerarquías de la Iglesia y del Estado, por encima de las cuales se halla la de los
ángeles, ordenan la multiplicidad de la existencia y asimismo su estructura
arquitectónica, pero existe también un orden en el acaecer de la historia. Ese orden
estriba en la idea de los períodos del mundo, tal como —partiendo de nociones del
Antiguo TestamentoS8— la desarrolló principalmente San Agustín en su Civitas Dei:
la Edad Media toma las teorías de San Agustín y continúa desarrollándolas"89
Ahora bien, "si el mundo está dispuesto según un plan divino, tiene el hombre que
acomodarse a él"90 y "peregrinar" por este "valle de lágrimas" buscando el Reino de
Dios.
Por ello es entendible que todo el sistema repose sobre la fe, como virtud teologal
y como creencia del hombre común en Dios, el mundo y sus autoridades. De allí la
gravedad de la felonía, pero también de la herejía.
Sin comprender sus creencias y su cosmovisión, es inexplicable el hombre medieval.

op. cit., p.
HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 146
La crisis del siglo XIV
Esta nueva sociedad —de base eminentemente urbana— también entró en crisis
cuando agotó sus propias fuerzas y no pudo controlar las presiones internas de
cambio. Sus diferentes manifestaciones pueden apreciarse en diversos ámbitos.
Así, por ejemplo, en el plano del pensamiento, en el siglo XIV surgen en las propias
Universidades una serie de intelectuales que objetan diferentes aspectos (básicos) de
las teorías metafísicoteológicas anteriores. Aunque el proceso se inició en París y tuvo
unos representantes importantes en Duns Scotto y Guillermo de Ockham —quienes
produjeron la ruptura del encuentro entre la trazón y la fe"' logrados por Tomás de
Aquino— fue en la más reciente universidad de Oxford, de orientación más
pragmática, donde se combatió el tomismo y se dio un gran apoyo al "cientificismo".
Quien inició este proceso de combate al tomismo, fue un intelectual llamado Robert
Grosseteste. Rogerio Bacon, su discípulo, creía en la necesidad de un conocimiento
basado en la observación y la experiencia.
Un abad parisino del siglo XII nos ofrece un ejemplo de la efervescencia intelectual:
"'Se disputa públicamente, violando las constituciones sagradas, acerca de los
misterios de la divinidad... En los cruces de las calles se está cortando o despedazando
a la indivisa Trinidad. tantos doctores, tan-

84
Gaos, J.. op. cit. 73.
85"IA existencia de seres espirituales, no corporales, que la Sagrada Escritura llama habitualmente ángeles, es
una Verdad de fe Los ángeles son servidores y mensajeros de Dios Desde la infancia (Mt. 18, 10) a la muerte (Cfr.
16, 22), la vida humana está rodeada de su custodia (Cfr. Sal. 34.8; 91. 10-13) y desu intercesión (Cfr, Jb. 33, 23-24;
Za 1-12; Tb, 12.12). 'Cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducirlo a la vida' (San Basilio,
Eun. 3, I el llamado ángel custodio. Desde esta tierra, la vida cristiana participa. por la fe, en la sociedad
bienaventurada de los ángeles y de los hombres, unidos en Dios" (Catecismo de la Iglesia Católica. 1992, n' 328, 329,
336).
Guardini, Romano, Elfin de los tiempos modernos, Bs. As., Sur, 1958. p. 20.
87
López, R., op. cit.. p. 186.
88
Profecía de Daniel 7, 12.
89
Guardini. R., op. Cit., p. 20.
90
Landsberg. P.. 26.
HU BEÑÁK

tos errores; tantos auditorios, tantos escándalos; tantas plazas públicas, tantas
blasfemias"91 . Es un claro ejemplo de la crisis preparatoria del protestantismo. Poco
más tarde, y siguiendo las sugerencias de Ockham y de Marsilio de Padua (ver
documento 19), en Inglaterra, John Wyc/if, párroco y profesor de Oxford, sostuvo una
serie de teorías político-religiosas contrarias a las enseñanzas de la Iglesia, como la libre
interpretación de las Sagradas Escrituras, la defensa de la predestinación, e incluso la
crítica a la propiedad privada, entre otras, Sus seguidores, los Iolardos, pred icaron
durante el cisma de Occidente (ver documento 20). Tuvo un seguidor en la Universidad
de Praga, Jan Ilus, quien a pesar de ser excomulgado y quemado en la hoguera, logró
que sus ideas pervivieran en el siglo siguiente.

op. cit., p.
HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 147
Christhoper Dawson sintetiza esta ruptura intelectual advirtiendo que "durante tres
siglos el desarrollo de Europa occidental ha sido centrípeto, tendiendo a la unidad de la
Cristiandad y a la creación de una síntesis intelectual y espiritual. Desde la segunda
mitad del siglo XIII este movimiento se invierte y comienza un proceso çentrífugo que
continúa a través de la Baja Edad Media. hasta culminar con la división religiosa y en
los cambios sociales del siglo
Esta crisis intelectual influyó sobre el saber moderno, ya que la teología comenzó a
perder el rol de centro de los estudios (puesto que se ocupaba de Dios), dejando en
libertad a cada disciplina particular para reemplazarla. Así intentaron reemplazarla las
matemáticas, la física, la economía, la biología, la historia, la sociología, la psicología,
la ingeniería y muy recientemente la cibernética. "De este modo la Edad Media termina
en la diversidad. Como si fuera demasiado vieja y las fuerzas le faltasen para abrazar
aún con gesto vigoroso todas las manifestaciones de la cultura. Estas ciencias y estas
artes cuya renovación ha provocado y guiado, se han emancipado. Hoy se sienten lo
bastante seguras de sí mismas como para prescindir de sus directivas y llevar una
existencia independiente. Se separan de ella como un adulto de su tutor',93
Asimismo "la reacción de los intelectuales frente a las autoridades ya no era la misma.
La ensefianza de la lógica y del arte del razonamiento había ido ganando terreno a lo
largo de los siglos y la ratio tendía en todos los terrenos a prevalecer sobre la autorictas,
a pesar de las reacciones de los teólogos"94.
En el ámbito político entraron en grave crisis las dos instituciones básicas de la
Cristiandad. Iglesia e Imperio. En este caso, la muerte dc Federico II Staufer implicó
una larga anarquía hasta el acceso de los Habsburgo y la lenta consolidación de su
poder, preferentemente en tierras
germanas,
Más grave aún fue la crisis en el seno de la Iglesia, vinculada con los últimos estertores
del poder teocrático, herido de muerte en el "episodio de Anagni", en que el Papa fue
"agraviado" por obra del rey de Francia. La crisis de la Iglesia llegó a su máxima
expresión con el llamado Cisma de Occidente, en que la Iglesia, después del traslado del
Papado a Avignón, se dividió entre dos Papas, apoyados cada uno por una parte de la
Cristiandad, con sede uno en Roma y otro en Avignón. En el intento de reunificación
participaron activamente muchos pensadores, políticos y hombres de Iglesia como santa
Catalina de Siena y la reina Brígida de Suecia. La crisis terminó con la elección de un
único Papa: Martín V, en 1417. Comenzaba, con la reunificación, la llamada "Iglesia del
Renacimiento".
Paralelamente con la desintegración del poder imperial y eclesiástico se produjo el
surgimiento de las monarquías nacionales, o más precisamente "dinásticas", ya que —
como señalaramos precedentemente— una de las dinastías logró imponer su dominio
sobre otros señores feudales en un territorio más extenso.
Tal, por ejemplo, el proceso de centralización en el reino de Francia, alrededor de los
Valois o el fortalecimiento de los Plantagenet en Inglaterra, después de la victoria en la
guerra de los Cien Años habida entre Francia e Inglaterra de 1339 a 1453.

op. cit., p.
HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 148
Su momento más significativo está vinculado con la proeza deJuana de Arco, que logró
que la guerra, favorable a los ingleses, se volcara en su contra. Incluso, gracias a su
actuación, Carlos VII

Cit. López. R., op. cit„ p- 198.


9
' Dawson, Ch.. op. cit., p, 214,
93
Genicot. op. cit., pp. 286/7.
94
Hamesse. Jacqueline. "El modelo escolástico de la lectura". en: Cavallo, Guglielmo, Chartier. Roger,
Historia de la lectura en el mundo occidental, Madrid. Taurus. 1998, p. ISO.

op. cit., p.
HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 149
ser consagrado rey de Francia, en Reims. Posteriormente los ingleses tuvieron su
propia guerra conocida como de las "dos rosas" que dio origen a la dinastía de los
Tudor.
'Con los Valois comienza la Francia propiamente dicha; que en el
transcurso de esta guerra (de Años), a través de las contingencias de su
tiempo, la primera vez que la nobleza, los burguecampesinos, se reunieron
por virtud de un lazo moral, de un nombre común, de un honor de un
mismo deseo de vencer al extranjero... En este sentido, la lucha contra los
ingleses poderosamente a formar la nación francesa, a empujarla hacia la
poco más tarde los españoles llevarán a cabo su propio proceso de
centralización en torno a los Católicos Fernando de Aragón e Isabel de
Castilla.
no menor importancia para la crisis fue la peste negra que se desató en el
pudo interna
siglo XIV y produademás de una enorme cantidad de muertos que explican
los Cien ses, la crisis económica y hambruna, sobre la agricultura, al no haber quien
los común, trabajase el campo, toda una decadencia moral y una psicorespecto al
concurriÓ próximo fin del mundo. Con tal motivo surgieron una serie de sectas

Reyes
apocalípticas, acentuaron el clima tétrico, debiendo la Iglesia y el poder
Depolítico, aunados, recurrir a la fuerza dominar la situación.
jo, todo en
sis que para
este contexto es importante destacar que en plena crisis, "en los siglos
En los XIV y XV, cuando estudiosos procuyaban el renacimiento del saber y los
Cristiandad estadistas
fera transformaban el orden de la en un nuevo sistema estatal, el
Así espíritu de la gente común seguía sumergido en la atmósreligiosa del
Romanidad que pasado
se como san Agustín, con La Ciudad de Dios, incorporó los
litaba mundo
valores y la cosmovisión de la a la Cristiandad medieval, la Divina
poema vitales los
Comedia
píritu co: todos ca de Dante Alighieri asumió el viejo mundo deshacía y el nuevo
de su que estaba por venir. En los tiempos de Dante la corona imperial se debipor
anarquías permanentes, mientras el Papado ofrece un espectáculo
otorgó más de desolador. Se abría un nuevo, que Dante avizora y anuncia, pero el mismo
más corporativa,
centurias.
cierra los viejos tiempos, pues "el gran de Dante es una síntesis final de las
idiomas drales,tradiciones'literaria y religiosa, que incluye los elementos todos de la
rias que cultura medieval. Teología cristiana y ciencia y filosofía árabes; cultura
cortés de trovadores y tradición clásica de Virgilio; misticismo de Dionisio
ral e hecho
y piedad de San Bernardo; esfranciscano de reforma y orden romano;
corred no; todas
serán el orden sentimiento nacional italiano y universalismo católiencuentran lugar en la
doctrinas... los
estructura orgánica del pensamiento del poeta y en la unidad artístiobra"97 .
necerá
Durante este período medieval (oscuro y otoñal) nacieron las grandes
canciones de gesta, se mayor atención a los estudios y se inició el régimen de las
cartas, que tuvieron en Santo ToAquino un defensor ardiente, pactos entre los
señores feudales y sus pueblos, cuya expresión acabada parece ser la Carta Magna
de Inglaterra (1214). Este movimiento general de índole nacido en el siglo XII,
cobró plenitud hasta su culminación en el XIII y, en estas dos creó las

op. cit., p.
HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 150
universidades. El esplendor del arte gótico y del canto llano, la vitalidad de los
romances, la genial ciencia jurídica de Alfonso el Sabio, las vidrieras de las
grandes catela caballerosidad, el amor cortés cuya expresión suprema se halla en
el Dante; esas dos centuresumen la obra de la llamada Edad Media constituyen un
verdadero renacimiento.
Pero, a manera de conclusión, cabe señalar la gran influencia de la Iglesia "sobre
el orden mointelectual.en Europa moderna, sobre las ideas, los sentimientos y las
costumbres públicas. El es evidente: el desarrollo moral e intelectual de Europa ha
sido esencialmente teológico. Rela historia desde el siglóVJSigló XIV:
Id ciue posee y dirige el espíritu humalas opiniones están impregnadas de teología;
las cuestiones filosóficas, políticas, históricas consideradas siempre desde un punto
de vista teológico. La Iglesia es de tal suerte soberana en intelectual, que aun las
ciencias matemáticas y físicas están obligadas a someterse a sus El mismo hecho se
vuelve a encontrar en todas las ramas de la literatura: las costumbres, sentimientos,
el lenguaje teológico. brillan ahí a cada Instante '98 y ello —como veremos—
permatodavía en los dos siglos siguientes.

95
Guizot, F., op. cit., p. 251.
96
Dawson. Ch., Op. cit., p. 221.
97
Idem, p. 217.
98
Guizot, F.. 147.

op. cit., p.
HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 151

op. cit., p.

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