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Van Rompaey El Derecho y La Justicia
Van Rompaey El Derecho y La Justicia
Hace ya muchos años, cuando comenzaba la ca- La fuerza incontrastable de los hechos, y la expe-
rrera de abogacía un profesor de la Universidad de riencia judicial que constatara inexorablemente el cre-
la República hizo una encuesta entre el grupo de es- ciente desajuste entre la realidad y la norma legal
tudiantes de primer año en relación a cuales eran las superada en su previsión por el vertiginoso cambio
razones o motivos que nos habían determinado a social demostró la insuficiencia del intento de redu-
estudiar derecho. Un muy reducido grupo en el que cir la función del juez a un simple mecanismo de
me contaba, sabía desde el primer día de clase que subsunción automática de leyes preestablecidas.
los estudios de derecho nos habilitarían a ingresar a García de Enterría resalta que la gran critica al
la magistratura; estudiábamos para ser jueces. Una positivismo era sencillamente el contraste con la jus-
gran mayoría afirmaba que la vocación por el dere- ticia, valor sin el cual el derecho no es siquiera con-
cho arraigaba en un sentimiento profundo que les cebible.
impulsaba a dirigir sus acciones en la búsqueda de No es cierto que en ningún caso sea posible apli-
proteger o tutelar los derechos humanos, a defender car la ley sin interpretarla y esta interpretación no
a aquellas personas asistidas de razón frente a los puede reducirse a un problema mecánico de
abusos de quienes ejercen el poder político, econó- subsunción del enunciado general de la norma al
mico o de cualquier otro tipo. De igual manera, exte- caso concreto; por el contrario, en toda interpreta-
riorizaban su rechazo a las injusticias y su propósito ción se reproduce necesariamente el proceso
de contribuir a su erradicación. valorativo material que concluyó en la ley, deben
Es que en definitiva la preocupación vital se orien- necesariamente manejarse los valores que articulan
taba en el mismo sentido: dar a cada uno lo suyo, o y animan la estructura de las instituciones, las cua-
lo que le corresponde, expresión que desde los clási- les son cualquier cosa menos maquinas frías y au-
cos del derecho romano condensa la idea de justicia. tomáticas, y además están entre si enhebradas de
Derecho y justicia no pueden ser conceptos forma que solo los respectivos principios
escindibles; el derecho, como el más eficaz instru- institucionales revelan.
mento para lograr la convivencia pacífica entre los
seres humanos, tiene como fin supremo la concre- El derecho no es solo la ley, se integra con las re-
ción del valor superior de la justicia, que a mi juicio glas reconocibles en el derecho escrito (Constitución,
reúne y concreta los derechos humanos, los princi- ley, decretos, etc.) y los principios generales de dere-
pios generales del derecho y los valores y postula- cho, que son standards o parámetros que han de ser
dos éticos de nuestra civilización occidental arraiga- observados, no porque favorezcan o aseguren una
dos en la conciencia de la comunidad. situación económica, política o social que se consi-
La concepción puramente cientificista y deran deseables, sino porque son una exigencia de
normativista del derecho no es apta para satisfacer la justicia, la equidad o alguna otra dimensión de la
las demandas de justicia que la ciudadanía dirige al moralidad.
Poder Judicial. Las Cartas Constitucionales se han convertido en
La norma legal se muestra insuficiente, y frecuen- documentos de positivación de la moral, lo que con-
temente obsoleta para solucionar mediante su mera tribuye a reafirmar el papel del juez en la interpreta-
aplicación mecánica los conflictos intersubjetivos de ción y aplicación del Derecho.
intereses que se suscitan en una sociedad sacudida Las Constituciones consagran una gran cantidad
por los cambios vertiginosos y los avances tecnoló- de derechos y principios que son el reflejo de con-
gicos y científicos que dejan fuera de la cobertura de cepciones de la moralidad. Son por así decirlo, mo-
la norma general, las circunstancias específicas de ral positivada, o como también se ha dicho, Derecho
las nuevas realidades. Natural positivado.
* Clase magistral dictada en ocasión de la graduación de la segunda promoción de Doctores en Derecho de la Universidad de Montevideo.
88 REVISTA DE DERECHO DE LA UNIVERSIDAD DE MONTEVIDEO
tivismo legalista el juez no es más que el intérprete Hace más de 60 años Couture advertía que en la
de la ley, no se debe creer que él no sea más que el vida de todo jurista hay un momento en que la in-
portavoz inanimado y mecánico de la ley, la bouche tensidad del esfuerzo en torno a los textos legales,
de la loi, como quería Montesquieu; por el contra- conduce a un estado particular de insatisfacción. El
rio, la ley, aun la más precisa y minuciosa, deja al derecho positivo se va despojando de detalles y que-
juez, no solo en la reconstrucción del hecho, sino da reducido a una ciencia de grandes planos. Pero a
también en la búsqueda de la relación que media su vez, estos grandes planos reclaman un sustento
entre el hecho y el precepto jurídico, un cierto ám- que no les puede dispensar la propia ciencia. El ju-
bito de movimiento y de elección dentro del cual el rista advierte entonces como si la tierra le faltara bajo
juez, no solo puede, sino que debe buscar la res- los pies, y clama por la ayuda de la filosofía. La más
puesta, más que en la ley, en su propia conciencia. grande de las desdichas que le pueden ocurrir a un
La sentencia no surge directamente de la ley, sino estudioso del derecho, es la de no haber sentido nun-
de la conciencia del juez, estimulada por múltiples ca su disciplina en un estado de ansia filosófica. O
motivos sicológicos, entre los cuales la ley constitu- mejor aún: en un estado de ansía por no haber co-
ye el motivo más importante, pero no el único, un menzado por una plena formación filosófica, para
motivo que, para transformarse en sentencia, tiene llegar después de ella al trabajo menudo de su cien-
que encontrarse y fundirse como en un crisol con cia.
los demás motivos de orden moral, en contacto con Así, el gran jurista alemán Goldschmidt en sus
los cuales se transforma, de abstracta proposición páginas póstumas escritas en Montevideo adonde
lógica en concreta voluntad individual. No hay nor- llegó perseguido por el nazismo, y que hallara
ma, se puede decir, que no conceda al juez un cierto Couture dispersas en su mesa de trabajo el día que
respiro de libertad creadora: el sistema de la legali- sobre ella lo abatió la muerte, decía: el derecho es la
dad es, no la abolición del derecho libre, sino la re- más expresiva e impresionante, la más grandiosa y
ducción, y podríamos decir el reconocimiento de él especificada manifestación de la moral sobre la tie-
dentro de las casillas de la ley. Cuando el juez se rra.
encuentra ante un caso nuevo, que no recibe una En sus Mandamientos, Couture indica al aboga-
solución legal clara e inequívoca, se siente natural- do que su deber es luchar por el derecho, pero el día
mente inducido a buscar la solución en el instintivo que encuentre en conflicto el derecho con la justicia,
sentimiento de justicia que le dicta su conciencia, y debe luchar por la justicia. El derecho no es un fin
solo en un momento sucesivo va a consultar las le- sino un medio. En la escala de valores no aparece el
yes, a fin de encontrar en ellas, a posteriori, la justi- derecho. Aparece en cambio la justicia, que es un fin
ficación lógica de la solución sugerida por el senti- en sí, y respecto de la cual el derecho es tan solo un
miento. No en balde los jueces hoy, encuentran pri- medio de acceso. La lucha debe ser pues, la lucha
mero la parte dispositiva de la sentencia, y luego, por la justicia.
tal vez a distancia de alguna manera, redactar la En el mismo sentido enseña Calamandrei que el
motivación. derecho procesal, tiene una finalidad y es altísima,
la más alta que puede existir en la vida , y se llama
Como dice Couture para el hombre común ese justicia. El proceso debe servir para conseguir que la
que ahora se ha dado en llamar el hombre de la sentencia sea justa, o al menos para lograr que la sen-
calle, el derecho no puede ser inmoral; las normas tencia sea menos injusta o que la sentencia injusta
jurídicas son normas morales, escritas en códigos y sea cada vez más rara.
leyes y no pueden contradecir los sentimientos éti- Al final de cada capítulo de su libro Elogio de
cos dominantes. Lo expresaba uno de nuestros más los jueces escrito por un abogado, Calamandrei es-
singulares espíritus, para oponerse a cierta solución tampaba el dibujo de una balanza que sobre un pla-
legal diciendo que el derecho no puede ser tan tor- tillo cargaba dos gruesos volúmenes jurídicos y so-
cido. bre el otro la leve gentileza de una rosa.
Pero esa misma proposición de que el derecho El óptimo sistema judicial es aquel en que los jue-
no puede ser inmoral, pasa al campo de los juristas y ces y abogados, vinculados por recíproca confianza
entonces deja de ser verdad. Existen bibliotecas en- buscan la solución de sus dudas, más que en la pesa-
teras para demostrar que el derecho es una cosa y la da doctrina, en la viva y fresca humanidad. En aque-
moral es otra diferente, que en muchos puntos se lla balanza, en contraste con las leyes físicas, la rosa
tocan, pero que en otros se separan y hasta chocan... pesa más que los dos gruesos libros. A fin de que la
Pero sucede que cuando los juristas maduran y justicia funcione humanamente, es necesario que la
adquieren la sazón de su pensamiento, llegan a com- balanza se incline del lado de la rosa. Y añado del
prender otra vez, como el hombre de la calle, que el lado de la justicia, de los derechos humanos y del
derecho y la moral son virtualmente inseparables amor al prójimo.