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Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Derecho,
Sistema de Universidad Abierta y Educación a Distancia

Alumno: Ricardo Hernández Mondragón

Materia: Curso Permanente de Ética

Profesora: Deyanira Monroy Hernández

Actividad: Resumen “Aplicación de la Ética en el Ámbito Legislativo”

Ciclo escolar 2021-2


Objetivo

Analizar la aplicación de la ética en el ejercicio profesional de los abogados, específicamente en el


ámbito legislativo.

RESUMEN

Introducción

La responsabilidad de los abogados se debe tener siempre presente, en nuestra profesión el que
paga no manda no nos debemos al mejor postor. Nuestra primera deuda está para con la
Constitución, la Ley y los valores jurídicos fundamentales, la persona (como valor), la justicia (darle
a cada persona lo suyo), la libertad y la dignidad (lo suyo de cada persona).

Desarrollo

El ámbito legislativo es la esfera del poder que producen las leyes, esta producción de leyes esta
estructurada a su vez por normas que dan diseño al proceso legislativo.

Este ámbito de poder esta constituido por el Congreso de la Unión, sin embargo si bien los
poderes de la unión están divididos en tres, el poder es uno y emana del pueblo y como tal tienen
las tres funciones así que los tres poderes legislan en el ámbito de sus competencias.

Principios éticos

A una dimensión de la ética se le ha denominado ética individual nos es heredado por Emmanuel
Kant.

Kant usa los conceptos de Autonomía de la Voluntad que es la voluntad del ser humano para
ponerse a si mismo normas de conducta y seguirlas es la facultad del ser humano de ponerse a sí
mismo normas de conducta y seguirlas. Sólo en esas circunstancias es “absolutamente” libre y
digno. Si la razón “pura” práctica es el único motor de la voluntad y de la acción, tendremos por
seguro que siempre actuaremos no sólo éticamente, sino conforme al derecho natural;
actuaremos racional y libremente; y el Imperativo categórico que reviste la forma de un principio
que determina la razón para la acción. Este principio que impera sin condición en la voluntad es
categórico –incondicional–, porque es a priori, es decir, antes de toda experiencia. El mundo
fenoménico de la experiencia determina la voluntad de múltiples maneras, pero ninguna es la
voluntad determinándose a sí misma por medio de la razón “pura”, sino acaso dominada por una
razón “impura”, contaminada y doblegada por las experiencias externas a ella. Sólo es verdadera
autonomía cuando está determinada por la razón pura, por el imperativo racional incondicionado.

Dichos conceptos los tomó de la elaboración contractual de Rousseau en su filosofía política y


social. Políticamente, el mundo fenoménico y a posteriori de la experiencia lo representa “la
sociedad”, que constriñe al ser humano no sólo no dejándole ser libre, sino esclavizándolo por
doquier inclusive en su fuero interno, corrompiéndolo, volviéndolo inmoral.
El ámbito del Poder Legislativo está limitado y definido por fines y principios que nos indican
cuándo comienza la legislación justa y cuándo estamos ante leyes inicuas, cuándo estamos ante un
Poder Legislativo en contacto con su electorado y sirviéndolo, y cuándo no está cumpliendo sus
funciones ni sus fines y, por lo tanto, cuándo está traicionando sus principios.

Análisis de los Términos.

En una sociedad ideal es deseable que los representantes sean ilustrados, pero lo serán porque la
sociedad o el sector social que los representa es ilustrado.

No es necesario que todos los representantes sean licenciados en derecho, ni siquiera licenciados,
pero sí conscientes de que su labor requerirá capacitación y aprendizaje constantes.

En diversas ocasiones las leyes como iniciativas no son elaboradas por los legisladores, pero de
cualquier forma éstos debieran de aprender los rudimentos esenciales de técnica legislativa y de
elaboración de leyes.

Comprender y analizar los términos, los conceptos, las definiciones y los argumentos eliminan por
lo menos ambigüedades y permiten mejores leyes.

El aspecto del análisis de términos de proceso legislativo y los tiempos que marcan las leyes. Estos
“términos” en sentido temporal y jurídico están diseñados para desinflar un poco el juego político,
que si bien no sólo es inevitable que exista, sino que debe existir por la naturaleza del órgano
legislativo, no debe inflarse en el sentido de que resulte perjudicial al orden jurídico y a la
población.

Legalidad y Legitimidad

La legalidad es el simple apego a la ley, ya sea que la misma ley esté hecha y expedida conforme a
un procedimiento establecido también en ley, ya sea que una autoridad esté creada, e investida
como tal por la ley, y que su actuar esté facultado por ley.

El principio ético de legalidad es condición necesaria en un Estado de derecho Pero no es


suficiente para la autentificación del propio sistema jurídico, de las mismas leyes, de autoridades y
actos de autoridad y hasta del mismo Estado; para ello, se necesita del principio de legitimidad.

Una autoridad puede ser autoridad legal conforme a las leyes de su creación y al mandato popular,
pero se deslegitimará, dejará de ser autoridad auténtica si traiciona su principio legitimador, su
test de autenticación; y lo mismo sucede con los actos de autoridad que pueden estar facultados
por ley, pero deslegitimarse por no cumplir con el criterio y rebasarlo.

No son otros que los valores ético-jurídicos que son explicitados por los derechos humanos, con el
principio pro persona a la cabeza

El principio pro persona y los derechos humanos y sus garantías funcionan como axiomas de un
sistema del que todas las demás leyes, cual teoremas y corolarios, se derivan, mismos que por
virtud del principio de irradiación o de transversalidad, deben conservar el contenido de los
principios axiológicos que les dan sustento so pena de ser identificados como incoherencias o
contradicciones del sistema, antinomias que llamamos técnicamente normas inconstitucionales o
anticonstitucionales.

El Poder Legislativo se legitima o deslegitima por tres vías concurrentes, necesarias todas para su
autenticación: por el voto popular, por la discusión racional que haga en cumplimiento de sus
encomiendas o deliberación, y por la perspectiva de derechos humanos que imprima en toda su
labor, siempre apegado a la constitución y al bloque de constitucionalidad.

Democracia y pasividad

La democracia es un fenómeno tremendamente complejo, Puede ser vista procedimentalmente,


como un proceso formal, un instrumento o herramienta, medio para un fin, o precisamente como
un valor, un principio y un fin éticos, una cualidad emergente de la estructura social, cuyas
características esenciales se convierten en principios éticos que dirigen la actuación y la conducta
de todos los participantes en la toma de decisiones esenciales al sostenimiento y desarrollo de la
sociedad, un valor que le presta sustancia a todo el sistema.

Tendremos tantos tipos de modelos de democracia según las diferentes combinaciones de sus
elementos y la forma en que se relacionen, según el mayor o menor conocimiento y necesidades,
según diversos tiempos.

Actualmente identificamos además de la democracia directa, podemos identificar: la democracia


representativa directa e indirecta; la democracia procedimental o instrumental, la cual se presenta
en dos aspectos: los procedimientos de elección de representantes, mandatarios, tanto
legisladores como ejecutivos, así como los procedimientos para la elaboración y discusión de leyes
y políticas públicas que se harán operativas a través de leyes; la democracia sustancial la cual es un
valor y que sea límite y legitimadora del poder de los legisladores para a su vez limitar la
Constitución y lo más importante de ella, las personas, sus derechos y garantías; y la democracia
participativa.

Pero el mal de una democracia aquejada de pasividad, en el que la sociedad no participa


activamente ni ha llevado la democracia como cualidad de sus relaciones y su forma de vida hasta
lo íntimo de su forma de ser.

Una sociedad “democrática pasiva” es una contradicción en los términos.

El Estado contemporáneo, o Estado democrático y constitucional de derecho, muy difícilmente


podrá hacer frente a las necesidades de sociedades cada vez más interconectadas, multiculturales
y plurales, con diversidad de intereses y con necesidades cada vez más grandes y cambiantes.

Libertad de expresión y tolerancia

En la democracia deliberativa como parte de la democracia participativa y sustancial se hacen


propuestas, se presentan iniciativas de ley, proyectos políticos, reformas, etcétera; las propuestas
en general deben ser debatidas, los debates discurrir por causes no sólo normados o regulados
previamente, sino lógicos y racionales, por las reglas de la argumentación y del discurso, por los
principios universales y racionales de la acción comunicativa.

La deliberación debe ser parte de una democracia participativa activa.


Para ello se necesita libertad de expresión que requiere de la libertad de pensamiento que
necesita a su vez de una educación científica, empírica, racional, humanista y democrática.

La libertad de expresión como fundamento de partida para la actuación y conducta de los


legisladores significa que todos están dispuestos a dar razones, a fundamentar y motivar, a
justificar y argumentar sobre los asuntos que se traten, lo que impone a la vez que todos deben
estar dispuestos a permitir que todos los demás sean escuchados. Hacerse oír y tener derecho de
ser oídos presupone la obligación, el deber y la responsabilidad de oír a los demás, lo que en otros
términos también se conoce como tolerancia (Carbonell, 2010: 20).

Derivados de la libertad de expresión y deliberación se encuentran los derechos de informar y ser


informados, de difundir ideas e informes, el derecho al acceso a la información y la transparencia y
rendición de cuentas.

Formalidad

Suponemos tres sentidos de la palabra formalidad, estos son: legalidad, formalidad y solemnidad,
lo cual como principio ético de los legisladores significa que estos deben actuar siempre con apego
a su papel de representantes de la nación y a la altura de su investidura, formal y solemnemente,
por lo que comportamientos que no respeten las formas y solemnidades debidas a guardar en el
recinto legislativo, a la altura del honor de la patria, deben estar fuera de lugar.

Pluralidad

En la actualidad, el fenómeno de la globalización ha hecho más evidente la diversidad de culturas,


ideologías, intereses, formas de ser y formas de vida de las sociedades humanas, en lo que se ha
dado en llamar el multiculturalismo, que tiene como mínimo dos vertientes según estemos en
sociedades cerradas o abiertas: multiculturalismo nacionalista –o retorno a los nacionalismos que
pueden significar el riesgo de retorno a la intolerancia racial o étnica y a los totalitarismos– y un
multiculturalismo pluralista que reconoce la existencia de diversas formas de vida y además la
necesidad de su coexistencia tolerante y pacífica (Ulloa, 2003: 315).

El pluralismo significa también pluralismo jurídico y reconocimiento de que esos usos y


costumbres forman la autonomía y la autodeterminación de los pueblos como un derecho
inalienable y que el derecho “oficial” debe reconocer no en un acto de graciosa liberalidad, sino en
justicia (Sánchez-Castañeda, 2006: 471).

El pluralismo como principio ético señalaría que los legisladores deben actuar y conducir su
conducta con reconocimiento y respeto a la diversidad ideológica y vital de las sociedades y de una
nación como la mexicana, que es esencialmente multinacional. Pero además significa que a partir
de ese reconocimiento y respeto se tiene la responsabilidad de conciliar, coexistir y dialogar,
tomar en cuenta, deliberar y acordar la coordinación de intereses y de formas de hacer y de
formas de vivir.

Respeto a los pactos

La teoría jurídica dominante del positivismo formalista hace hincapié en que la juridicidad del
derecho, lo que hace derecho o jurídico al derecho y lo diferencia de la moral es la coacción.
Para que la violencia sea legitima debe estar: legalizada, centralizada y monopolizada, todo esto
por el Estado.

En una democracia deliberativa en la que el final de las deliberaciones son acuerdos de voluntades
o pactos que por su naturaleza se hacen para ser cumplidos. Se debe presuponer, para que los
pactos funcionen, que quien se compromete lo hace con la voluntad de cumplir; si no es así, la
comunicación y el pacto se rompen o están rotos de antemano. Lo mismo ocurre en la acción
comunicativa que está detrás de un acuerdo de voluntades a la que se le debe presuponer
inteligibilidad o entendimiento.

Los legisladores no sólo se legitiman por el voto popular que es condición necesaria pero no
suficiente, no sólo se legitiman por el horizonte de derechos humanos que debe ser principio y fin
de todos sus actos, sino que también es necesario que cumplan con lo que dicen y que lo digan
con esos requisitos de la comunicación y los acuerdos de voluntades (Serrano, 1991: 43).

El respeto de los pactos implica la honestidad y la coherencia, tanto como la buena fe y probidad;
implica también el reconocimiento del otro, en la tolerancia y la pluralidad, la aceptación de que el
otro tiene algo valioso que decir y aportar y de que es posible acordar para conciliar intereses
distintos pero que en el fondo se dirigen a lo mismo, el bien común.

Información al elector

Los legisladores son mandatarios, por lo que deben obedecer el mandato en todo momento. Parte
de la naturaleza del mandato es la información derivada del cumplimiento o incumplimiento del
mismo, así que existe una responsabilidad, deber y obligación por parte de los legisladores y todos
los mandatarios deben informar a los mandantes de todas sus actividades.

En todo momento deben tener disponible la información; existe la responsabilidad de rendir


cuentas y presentar informes de trabajo anuales. Obligación de informar y rendición de cuentas,
apertura al escrutinio público de su servicio y de su esfera privada para que pueda observarse
claramente en un ejercicio de transparencia, que también es un derecho del elector, que no se ha
hecho un mal uso del cargo ni se ha aprovechado en beneficio propio directa o indirectamente.

Los electores tienen el derecho de acceso a la información, por lo que los representantes no sólo
tienen la responsabilidad de informar y rendir cuentas de motu proprio, sino que deben
proporcionar cualquier información que se les solicite.

Fines éticos

Las personas y los derechos humanos son el fin de todo acto legislativo que deben estar
encaminados así a realizar la vigencia efectiva de esos derechos, a garantizarlos para así garantizar
que toda persona pueda desarrollarse y alcanzar los fines legítimos y éticos que se proponga.

La misión del Legislativo consiste en proveer del marco legal que haga operativa la vigencia de los
derechos humanos y del que no se salgan los otros poderes ni la población, es decir,
implementando el principio de legalidad y proveyendo seguridad y certeza.

Estabilidad jurídica
la estabilidad jurídica deriva y consiste en ese marco proveído por el Legislativo que permite a la
sociedad tener certeza y seguridad jurídica y una defensa frente a los posibles abusos del poder
conferido a los mandatarios, mediante el principio de legalidad.

El Legislativo tiene la responsabilidad de conocer las necesidades y cambios sociales para producir
las leyes y reformas necesarias que mantengan la vigencia de derechos, la certeza en las
consecuencias de derecho apegadas a la ley y la seguridad de la misma en la protección de las
personas.

Estabilidad política

La estabilidad política permite la continuidad en el cambio de gobierno, la institucionalidad en el


cambio de servidores, el control legislativo del Poder Ejecutivo.

Las instituciones y las leyes deben tener continuidad suficiente para que haya tanto
gobernabilidad como gobernanza.

Eficacia jurídica

Al hablar de eficacia jurídica nos estamos refiriendo a que la ley alcance las metas para las que fue
diseñada, en términos sociológicos, que lo mandado en la ley se realice, que tenga vigencia
sociológica que sea derecho eficaz o derecho “positivo” en sentido sociológico.

legislador debe estar al tanto de la historia y de las necesidades de la sociedad para que las leyes
puedan ser efectivas.

Fuentes:

María Medina . Vicent.- La ética del cuidado y Carol Gilligan: una crítica a la teoría del desarrollo
moral de Kohlberg para la definición de un nivel moral postconvencional contextualista, en
https://revistas.um.es/daimon/article/view/199701/190981.

Miriam Pilar Grimaldo Muchotrigo.- La teoría de L. Kohlberg, una explicación del juicio moral
desde el constructivismo, en https://www.revistacultura.com.pe/revistas/RCU_21_1_la-teoria-de-
l-kohlberg-una-explicacion-del-juicio-moral-desde-el-constructivismo.pdf

Romina Faerman.- Ética del Cuidado una mirada diferente en el debate moral, en

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