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¿qué es la realidad?

Fueron de los primeros en reconocer que en una sociedad moderna la realidad se encuentra
fragmentada y es simultánea. El proceso investigador del cubismo tiene mucho que ver con la
innovación y con las sociedades contemporáneas. En ese sentido fueron unos adelantados a su
época en muchos más aspectos que el artístico.

Tiempos convulsos

Los cubistas fueron los primeros en intuir un nuevo tiempo convulso, inestable, en mutación
permanente. E intentaron reflejarlo con los medios del arte.

En su época la tecnología se percibía como un elemento disruptor y revolucionario. La luz eléctrica


ampliaba los días, los vehículos reducían distancias y las nuevas energías, como el
electromagnetismo, actuaban como fuerzas invisibles e inmateriales. Al igual que sucede hoy en
día, la tecnología produce cambios radicales en la vida y en la sociedad.

Rodeados de ventanas

Poco reflexionamos sobre las ideas, la ciencia y los algoritmos que se mueven detrás de los miles
de mensajes que se nos muestran en la extensión de nosotros mismos en las que hemos
convertido a nuestras pantallas. Vivimos rodeados de “ventanas” que mezclan el mundo exterior
con nuestra conciencia. ¿No resulta familiar con un cuadro cubista fragmentado en mil pedazos?

Estamos ante un nuevo paradigma, una nueva realidad, cada vez más fragmentada, dominada por
la saturación y la emisión constante, superficial. Como si el vidrio roto que los cubistas inventaron
a comienzos del siglo XX se hubiera quebrado a su vez en otros millones de trozos. Y esas pantallas
no solo son espejos de un mundo cambiante, sino que funden imágenes externas con nuestra
propia subjetividad.

La fragmentación de la identidad

En la actualidad mantenemos una presencia continua y simultánea en un nuevo entorno de


trabajo, en las redes sociales, en las decenas de miles de fotografías y vídeos que almacenamos, en
el selfie, en el rastro de datos que generamos, en las fake news, en las inteligencias artificiales e
inanimadas que nos rodean. Todo eso que está remodelando nuestra sociedad, nuestra cultura y
nuestros destinos. Ese mundo de estímulos incesantes que los cubistas identificaron a comienzos
de siglo no solo se ha intensificado sin precedentes, sino que esos mismos datos somos nosotros
mismos, fragmentados y disueltos con la información.

Sin duda, hoy somos más cubistas que ayer. Gracias al estudio y comprensión de su trabajo
podemos muy bien identificarnos a nosotros mismos como espectadores y sujetos en un nuevo
periodo histórico, en el que todavía seguimos buscando qué es lo real. Ese es su legado.

Si quieres saber qué es lo real, claro está.

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