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No sólo es esa definición, también las empresas líderes pueden llevar a cabo procesos de
benchmarking, tanto en sectores que controlan como en nuevos. La clave del proceso se basa
en una serie de indicadores o benchmarks que son los que hay que controlar y analizar. Sin
duda, es una buena forma de detectar nuevos competidores.
El proceso de comparación necesita una auditoría interna para conocer nuestra competencia
directa. Es decir, nos podemos comparar con empresas líderes, pero si no tenemos los
recursos para realizar lo mismo que ellas, el benchmarking puede ser una auténtica pérdida
de tiempo. Es fundamental implantar la idea de mejora continua «partido a partido» sabiendo
la referencia, y haciendo un análisis interno.
Un ejemplo de error común es comparar una empresa desconocida con una cuya marca es
mundial. No sirve de nada tratar de emular las estrategias que realiza actualmente una
empresa con branding si no lo tenemos, es mucho más útil estudiar las estrategias que le
llevaron a estar en ese lugar. Es decir, el benchmarking no es copiar, el benchmarking que es
útil es mucho más, y ése es el principal error de concepto.
Los objetivos del benchmarking van encaminados a la mejora de la empresa, y para ello toma
referencias internas y externas, como ya hemos comentado:
Aumentar la eficacia: ser capaces de hacer más cosas, justo las que necesita nuestro
público objetivo. Necesitamos ser más precisos y ajustar nuestros productos y
servicios.
Aumentar la eficiencia: tenemos que ser capaces de hacer las cosas mejor, con menos
recursos, con menos tiempo. De nada sirve hacer muchas cosas, si no somos rentables
o no somos buenos ejecutando.
Ser la referencia en nuestro sector y en otros sectores, por ser lo más eficaces y más
eficientes. Llevar a cabo un proceso de mejora continua termina por convertirnos en
los líderes.
Para cumplir los objetivos de benchmarking se necesita la recopilación de datos, tanto internos
como externos. Toda la información que podamos obtener puede convertirse en una ventaja
competitiva.
Tipos de benchmarking
Existen distintos tipos de benchmarking. Aunque hemos dado alguna pincelada, vamos a verlos
en profundidad.
Competitivo o externo: nos comparamos con nuestros competidores directos y con los
líderes de nuestro sector. Aunque es el más complicado, por la falta de información
sobre la competencia, es el más se realiza y en el que más se invierte, sobre todo para
benchmarketing.