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Reduccionismo Bioligicista y Psicologicista

Facultad de Psicología, Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Ciencias de la Naturaleza II

Mtro.: José Lévano Muchotrigo

Alumnos:

Bibiloni Carbonero, Leandro Eduardo -

Cruz Huanca, Daleshka Nataly -

Távara Gordillo, Manuel Humberto -

Trujillo Rodríguez, Andrea Priscila -

Pardo Carmen, Marisol Fiorely – 21180146

Pérez Crespín, María Zelene –

08 de marzo de 2022
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Resumen

El reduccionismo sostiene que el conocimiento debe ser analizado desde sus

componentes más simples, es decir, reducido a sus partes fundamentales (Velázquez, 2014), con

ello se desea primero, reducir el tamaño del problema y después su importancia o preocupación

que ocasiona. Entonces, podemos entender al reduccionismo como el acto de explicar en función

a esquemas y conceptos de una o más ciencias, determinada disciplina científica (Ipar, 2007)

Su origen se remonta a la existencia de los primeros humanos, cuando estos trataban de

comprender los sucesos naturales para poder sobrevivir (Ipar, 2007), por ejemplo, el politeísmo,

es un buen ejemplo reduccionista, ya que, el hombre otorgó un poder en particular a la infinidad

de dioses que adoró; esta perspectiva de simplificar y excluir, al principio una forma forzosa de

conocer el mundo, permanece así hasta la actualidad.

Desde esta perspectiva, se sostiene la relevancia que tuvo y tiene el reduccionismo en la solución

de los grandes problemas de la humanidad a través de sus contribuciones (involuntarias en la

mayoría de casos).

Por otro lado, con respecto a su clasificación se reconocen tres tipos de reduccionismo: el

ontológico, que plantea una realidad compuesta de una cantidad mínima de sustancias; por

ejemplo, “los organismos vivos no son más que un conjunto de átomos y partículas”. El

reduccionismo teórico, presenta y afirma que los conceptos sobre una problemática específica

deben ser reducidos y derivados a un campo menos complejo, por último, el reduccionismo

metodológico suscita que reducir las explicaciones es de las mejores estrategias científicas, dicho

de otra manera, la reducción es necesaria y suficiente para resolver los problemas que trae

consigo el conocimiento.
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Hoy en día, nuestra época lo fragmenta todo y a una escala inigualable; fragmentamos

para pensar, comer, conocer, fragmentamos también para vivir (Folguera, 2013), ello aumentó la

complejidad de las cosas que conocemos. Para poder ejecutar el correcto proceso del

reduccionismo, se tiene claro cuatro pasos fundamentales: el primero sería, despojar el objeto a

estudiar de las valoraciones personales, es decir, de lo subjetivo; como segundo paso, tenemos el

fragmentar (llegar a reducir todo en diferentes partes); lo tercero es conocer cada una de ellas y

ser consciente de la importancia de las piezas y por último, la reintegración de estas partes. La

mayoría de especialistas en el tema coinciden en que, los tres primeros pasos, a pesar de su

dificultad, son accesibles a la persona si es que se pone en práctica, pero volver a unir partes de

un mismo objeto trae consigo, preguntas y problemas, más no soluciones. (Folguera, 2013)

Al ser estos diferentes entre sí, a pesar de representar lo mismo, es donde el hombre

propone criterios, por lo cual, usar apreciaciones y/o valoraciones será indispensable, poniendo

en juego el primer paso del cual se parte, de tal manera se presenta una de las más polémicas

problemáticas del reduccionismo: creer que es posible reducir teorías de manera infinita, tal y

como se unen dos o más teorías para formas una nueva. Por este motivo, el reconocimiento del

reduccionismo, no es completo.

Otra de las posiciones que causa controversia, es su extremismo, como ejemplo podemos

plantear que se cree poder reducir la psicología a la biología, éste a la química, y así hasta llegar

a una única teoría sobre partículas (Calabrese, 1999), pero esto, ¿no es posible?

A continuación, en base a lo planteado, trataremos de llegar a una conclusión sobre si la

reducción es o no valiosa, conveniente o correcta, basándonos en definir y correlacionar, si fuera

posible, el reduccionismo biologicista y el reduccionismo psicologista.


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El reduccionismo biológico se enfoca en establecer una relación entre la biología con sus

disciplinas más fundamentales como la física y la química.  Durante la segunda mitad del siglo

pasado el reduccionismo biológico se popularizó gracias al desarrollo de la biología molecular.

Sin embargo, esta rama filosófica del reduccionismo biológico ha crecido y cambiado durante

toda la historia. Siendo Aristóteles el fundador de los dos tópicos presentes durante todo el

desarrollo de la historia del reduccionismo, los cuales son: relación entre los dominios del

conocimiento y  relación parte-todo (Grene y Depewe, 2004; Magner, 1994). 

Además, como mencionamos anteriormente, el reduccionismo se expresa en tres tipos: el

reduccionismo ontológico, metodológico y epistemológico. Estos tipos de reduccionismo se

mantienen dentro del reduccionismo biológico, siendo los de mayor relevancia el tipo ontológico

y epistemológico (Sarkar 1992; Nagel 1998). Puesto que, el reduccionismo ontológico biológico

busca explicar la definición de los organismos, mientras que el epistemológico busca relacionar

teorías explicativas de los fenómenos biológicos con teorías fisicoquímicas. En cambio, cuando

hablamos del reduccionismo metodológico, este se centra más a fondo en cómo realizar las

investigaciones científicas. 

A continuación, explicaremos más a detalle cada tipo de reduccionismo dentro de la rama

biológica. En primer lugar, tenemos al reduccionismo epistemológico en la biología, el cual hace

referencia al conocimiento sobre los fenómenos biológicos. El reduccionismo epistemológico,

explica sobre cómo un dominio científico de nivel superior puede reducirse a un cuerpo de

conocimiento científico de nivel inferior; por ello, el conocimiento sobre un fenómeno biológico,

debe tener como base explicativa a los niveles inferiores de aquellos fenómenos, es decir, a los

niveles físico-químicos. Un ejemplo de ello sería el explicar ciertos procesos celulares como una

reacción proveniente de la relación fisicoquímica en el organismo. 


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En segundo lugar, tenemos al reduccionismo ontológico en la biología, el cual hace

referencia a la naturaleza de los organismos o sistemas biológicos naturales. Según el

reduccionismo ontológico, los organismos son definidos como un tipo complejo de objetos

físicos, cuyas cualidades son resultado de la interacción de sus partes; estas interacciones deben

corresponder a las leyes fisicoquímicas; es decir, reducen un sistema biológico particular a un

conjunto de moléculas y sus interacciones entre estas mismas; esta postura se denomina

usualmente como materialismo o fisicalismo. El fisicalismo dentro del contexto de la biología,

asume que las propiedades biológicas están relacionadas con las propiedades físicas, pues

provienen de estas. Dicha premisa es explicada gracias al siguiente esquema según Sober (1993)

como un conjunto de propiedades P provienen de un conjunto de propiedades Q. Asimismo, las

propiedades Q del fenómeno biológico determinarán sus propiedades P de manera

unidireccional. Una forma más sencilla de entender dicho esquema es entender como la totalidad

de propiedades pertenecientes a un organismo en específico provienen de sus propiedades

físicas. 

No obstante, cabe mencionar la postura antagónica del reduccionismo ontológico, la cual

sería el holismo ontológico, esta postura explica las propiedades de un organismo que no pueden

entenderse como la suma de sus propiedades fisicoquímicas de sus partes. Finalmente, respecto

al reduccionismo metodológico en la biología, hace referencia a cuál es la manera adecuada por

la cual se debe realizar la investigación en la biología. Según el reduccionismo metodológico es

mucho más beneficioso estudiar los sistemas biológicos al nivel más bajo posible, y los estudios

experimentales deben tener como objetivo aclarar los orígenes moleculares y bioquímicos de

dichos sistemas.
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Según Francois Jacob (1999) en su libro Lógica de lo viviente, existe una distinción entre

la perspectiva evolucionista y la perspectiva reduccionista. En este libro, Jacob se enfoca en la

biología evolutiva y la biología funcional, haciendo referencia a dos actitudes metodológicas

como son la actitud integrista o evolucionista y la actitud atomista o reduccionista. Es justamente

la actitud atomista o reduccionista la que da lugar a la biología funcional, siendo ésta, un

dominio fundamental de la biología contemporánea. La actitud reduccionista de la biología

funcional, considera al organismo como a un todo individualizado, pero también da lugar a una

biología de causas inmediatas, que tiene como meta explicar los fenómenos vitales en términos

de la interacción de elementos como órganos, tejidos, reacciones químicas y estructuras

moleculares. En el caso de la biología funcional, trata de un orden intra-orgánico entre los seres,

esto implica las estructuras, funciones y actividades por medio de las cuales se constituye al

viviente individual. Aquí, el biólogo se interesa por el sistema que forma cada ser vivo y basa sus

investigaciones en un conjunto de información que, mediante sus propias pautas metodológicas y

en función de los problemas estudiados, da lugar a un discurso acerca de lo viviente que tiende a

aproximarse de manera progresiva al discurso de la química y física. No serían éstas quienes

reducirían o absorberían a la biología funcional; sino que, sería la propia biología funcional la

que, por su propia lógica, tendería a identificar su discurso con el de esas otras ciencias.

Jacob considera como parte inherente de la biología funcional, al reduccionismo

programático, lo define como la exigencia metodológica de siempre buscar una descripción y

explicación de carácter fisiológico que sean reducibles a descripciones y explicaciones físico-

químicas.

Sin embargo, es preciso señalar que existe la posibilidad de que esta imagen

reduccionista de la biología funcional, sea objetada por razones lógicas, teóricas e históricas.
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Según los argumentos anti-reduccionistas, si los fenómenos biológicos van a considerarse en la

práctica científica, como fenómenos físicos y químicos, entonces eso tiene que percibirse y

ejecutarse en procedimientos experimentales. El reconocimiento de este límite puede parecer una

condena definitiva para el programa reduccionista, pero lo cierto es que, a pesar de estos

inconvenientes, el programa sigue avanzando, obteniendo resultados parciales y casi ínfimos,

pero efectivos y acumulables. El programa reduccionista ofrece oportunidades concretas para el

desarrollo de la investigación, lo que mantiene abierto el extenso campo de lo indagable,

considerada esencial en la historia de la ciencia.

Por otra parte, el reduccionismo psicologista es un concepto que se debe entender

semánticamente separando las dos palabras. “Reduccionismo” es un concepto explicado en la

introducción de este texto, pero como modo de resumen, según Carlson (2010), el reduccionismo

se define como “un tipo de explicación científica; se describe un fenómeno en términos de los

procesos más elementales subyacentes”. Adicionalmente, la palabra, “psicologista”, a pesar de

que, a simple vista, parece estar en relación con la ciencia llamada Psicología; la RAE la define

como: “Perteneciente o relativo al psicologismo”. Esto no lleva a la inevitablemente pregunta,

¿Qué es el psicologismo?. Es una corriente filosófica, con origen en la epistemología y la

ontología, que favorece el componente psicológico en las disciplinas donde se aplica. Además,

según Gur, B el psicologismo “se refiere a la teoría que tiende a dar una mayor importancia a los

funcionamientos psicológicos.”(2009) Esto significa que el reduccionismo psicologista está, no

solamente vinculado a la psicología, sino también a distintas disciplinas como la biología, entre

otras.
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La psicología no es ajena a los intentos de reducir conceptos o ideas a su mínima

expresión, diversas perspectivas psicológicas del siglo pasado son catalogadas como

reduccionistas. El conductismo de Watson, estaría dentro de esta categoría, según Ipar, Juan

Jose,  quien escribió: “El conductista pretende explicar toda la gran variedad de fenómenos

psíquicos estudiando exclusivamente sus manifestaciones exteriores y empíricas, la

conducta.”(2007), lo cual sugiere que los procesos cognitivos superiores, tales como la

inteligencia o el pensamiento son exclusivamente medidos y explicados con la conducta de la

persona; esto sería como insinuar que un automóvil no puede funcionar porque las ventanas están

sucias y los parabrisas rotos. El conductismo, en el afán de explicar la psicología humana por

medios externos y observables, puso como principal medida de explicación a la conducta

humana.

Asimismo, tal y como los fenómenos pretendían analizar bajo una perspectiva biológica,

fisiológica y anatómica; en contraposición, surgieron nuevas perspectivas de interpretación de

los hechos basadas en el mundo interno, individual y conductual, el cual hace hincapié en la

psique humana; con estos conceptos, surgió la percepción del reduccionismo psicologista.

Una de las características predominantes de este reduccionismo (que comparte en parte el

reduccionismo biologicista) es simplificar el análisis de los hechos que acompañan al sujeto en

base a características netamente internas a su realidad, ignorando o hasta descartando el papel

que cumplen factores externos posiblemente más decisivos para explicar estos hechos. Otra

característica notable, propiamente del término es que, según Bermejo, “centra su atención en

aspectos conductuales, experienciales y biográficos” (2017), que sugiere fuentes confiables sobre

lo que experimenta el sujeto. Resulta notorio que estas características, aunque pretendan asegurar
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una confiabilidad alta sobre los fenómenos asociados al sujeto; en realidad, siguen delimitando

el  marco de análisis que la ciencia hace de sus objetos de estudio.

En el contexto de la psicoterapia, este marco de análisis considera que toda expresión

psicopatológica tiene una explicación psicológica, emocional y relacional, así como el autismo y

la psicosis (Bermejo, 2017). Es posible que las causas de tales patologías sean una cuestión

orgánica (específicamente puede ser neuronal, endocrinológica, entre otras), pero la mayor parte

del tiempo, problemas similares son enfocados mediante terapias; incluso algunas psicoterapias

llegan a descartar el papel de la psicofarmacología dentro de sus intervenciones. Esto puede

desencadenar una exclusión de ayuda oportuna hacia los pacientes con psicopatologías que

deben ser abordados mediante varios aspectos, lo que involucra tanto la biología como la

psicología. (Bermejo, 2017)

Además, este tipo de reduccionismo puede hacernos creer que las causas de los

fenómenos que afectan a un individuo se encuentran dentro de los individuos mismos, lo cual

nos hace perder de un rico panorama de posibilidades teóricas de explicación de la realidad. Un

ejemplo de ello nos lo otorga Contreras, quien suscita lo siguiente: 

“En Chile grandes sectores de la población suelen atribuir los comportamientos humanos

exclusivamente a características de las personas.  Se piensa y actúa con enfoques individuales; lo

que equivale a suponer que más allá de las personas, sus motivaciones y sus enfermedades no

parece existir nada importante. Es un predominio de los enfoques psicológicos, más propiamente

es un reduccionismo psicologista.” (2005)

Dentro del campo de la psicología contamos con diversas posturas acerca del

reduccionismo y su implicancia en los estudios e investigaciones, como representante en contra

de las explicaciones reduccionistas, tenemos a Jean Piaget. (Martí, 2017). Uno de los ideales de
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Piaget que reafirmaba su crítica al reduccionismo era la interdisciplinariedad, pero antes de

continuar, es necesario comprender el concepto de “interdisciplinariedad” y sus aspectos. Se

entiende, como la relación o vínculos que se pueden formar entre las distintas disciplinas; su

mismo origen parte con el propósito de combatir el reduccionismo dentro de la comunidad

científica. Sumado a esto, la interdisciplinariedad busca unificar los conocimientos en base a los

estudios de las disciplinas; por ello, estos estudios pasan por un riguroso proceso de

enjuiciamiento y comparación.  (Tamayo y Tamayo, 1995)

A partir de esta actitud, es que Piaget decide mostrarse totalmente en contra del

reduccionismo; y es en el campo de investigación de la cognición humana, donde él da rienda

suelta su negación, afirmando que este tema debería ser enfocado y explicado entre varias

disciplinas científicas, como la psicología y que este estudio tratado no pertenezca

exclusivamente a elementos biológicos y adjunta que el campo biológico no es el único

involucrado en la vista reduccionista o explicaciones de la psicología; sino que, también se suele

reducir estudios psicológicos a meros componentes socioculturales. (Martí, 2017)

Retornando a las observaciones dadas a las investigaciones de la cognición humana, se

evidencia que se ha tenido la inclinación a formularlas en base a la división de sus  partes ligadas

significativamente en tres: biológico, cognitivo (funcionamiento) y en el entorno mismo. Es así,

que como respuesta a ello y al reduccionismo que implica, se formuló recientemente una nueva

conceptualización de cognición, en donde ya no solamente se la percibe como un proceso interno

y alejada por completo del exterior; puesto que, ahora se la entiende como un procedimiento que

va mucho más allá de lo físico o encasillado meramente al funcionamiento de nuestro cerebro.


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Así los procesos cognitivos actualmente se pueden entender en mayor magnitud al tomar

en cuenta a otros elementos aparte del cerebro, como por ejemplo a nuestro entorno, tanto al

nivel físico como social. (Martí, 2017)

Opinión crítica

Lo resaltante de estos dos conceptos es el enfoque que tiene cada uno de ellos; ya que,

tanto el reduccionismo biologicista, como el reduccionismo psicologicista buscan describir y

analizar un fenómeno desde sus procesos más elementales. Pero mientras que el reduccionismo

biologicista ha intentado lograr este objetivo mediante explicaciones físico-químicas, el

reduccionismo psicologicista, nos indica que los hechos también pueden explicarse desde otras

interpretaciones basadas en el mundo interno del individuo. Y si bien, se puede creer que ambos

tipos de reduccionismos, no tienen nada que ver el uno con el otro; por consiguiente, es preciso

recalcar que el reduccionismo psicologicista está vinculado de cierta forma al reduccionismo

biologicista, debido a que, abarca diversas disciplinas, donde encontramos también a la biología

formando parte de ella.


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Referencias

Bermejo, F. S. (2017). Winnicott y la perspectiva relacional en psicoanálisis. Herder Editorial.

Carlson, N. (2010). Fundamentos de Fisiología de la Conducta. 10ma. ed.(p. 11). Editorial

Pearson.

Caponi, G. (2004). El reduccionismo en la biología contemporánea. Signos Filosóficos,

VI(12),33-62 

Contreras, V. N. (agosto 2004 - marzo 2005). Cosificación y reduccionismo, apuntes de clase N°

4 [apuntes de clase]. https://www.google.com/url?

sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=&cad=rja&uact=8&ved=2ahUKEwi6__CYibj

2AhVyJrkGHaYbAcAQFnoECAUQAQ&url=https%3A%2F%2Fwww.u-cursos.cl

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%3Fid_material%3D71024&usg=AOvVaw263-CdboCPqdTzrOmSOlUR 

Ipar, Juan J. (4 marzo 2007) El problema del reduccionismo. Revista ALCMEON. Argentina.

https://www.alcmeon.com.ar/13/52/7_ipar.htm

Grene, M., y D. Depew. (2004). The philosophy of biology: an episodic history. New York:

Cambridge University Press

Gur, Bekir S. et al. (2009). Psychologism and American Instructional Technology. Brigham

Young University https://doi.org/10.1111/j.1469-5812.2008.00421.x

Jacob, F. (1986). La lógica de lo viviente: una visión materialista de la biología (No. Sirsi).

Tusquets Editores S.A.

Magner, L. (1994). A history of the life sciences. New York: Marcel Dekker.
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