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SOBRE LA REGRESIÓN AL INFINITO Y LA VALIDEZ

DE LOS ARGUMENTOS DEDUCTIVOS

HAROLD JHOSSEP AREVALO CASTRO

FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS

DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

LÓGICA II

JOHN ANDERSON PINZÓN DUARTE

16 DE AGOSTO DE 2022
Dentro de la formalidad se denomina como válido a un argumento cuando la secuencia de sus
premisas a la conclusión es tan fuerte que aparenta ser necesaria independientemente de que
sea verdadera. Igualmente, debe existir un razonamiento implícito lo suficientemente lógico
para demostrar que lo que se dice es correcto, pues la argumentación no es otra cosa que la
capacidad de demostrar que se tiene la razón. Ahora, solo se llama al argumento en su
totalidad, válido, es decir, solo la secuencia lógica permite la denominación y le otorga
validez, pero más allá de presuponer, no existe ninguna ley universal que nos demuestre u
obligue a creer que lo sea. Además, cuando argumentamos, damos razones y conclusiones
que sellan un argumento, comprometiéndonos con lo que presuponemos, que no es explícito,
pero que es posible usar como proposición de otras líneas en las que tampoco mencionamos
nada explícitamente, creando así una serie interminable de enunciados que nos remiten a
seguir presuponiendo. 

Dicho lo anterior podemos mencionar que la regresión infinita es recursiva y cada


postulación depende de su postulación predecesora para justificarse y justificar, pues la
postulación de la que viene ya está justificada, produciendo una cadena que toma forma
gracias a un primer eslabón, y una vez que es necesaria la demostración comienza una serie
interminable de eslabones. Esta regresión por sí misma no es prueba de nada, es necesario
demostrar tal necesidad de regresión que pruebe porque hay que dirigirse hacia el infinito.

Ahora, podemos referirnos al infinito como una medida, de esta forma tendría un límite, tal
como un número que puede ser superado, con la posibilidad de que exista un número cada
vez mayor, o suponer que el infinito en realidad se refiere a algo indeterminado. Si optamos y
nos comprometemos con partir desde la suposición, las representaciones infinitas son
posibles, en la teoría, pero, desde la perspectiva de lo que conocemos a través de los sentidos,
no lo es.

El ser humano dispone de una capacidad única que es el pensamiento abstracto. La


abstracción es la descomposición de nuestra realidad en fracciones, el lenguaje funciona
como un sistema de recopilación de todas estas fracciones, que etiqueta con palabras
buscando representar y expresar, puede entenderse como el puente entre mundo y mente, del
mundo real al discernimiento de nuestro cerebro, su función de descomposición y conversión
de hechos a símbolos y metáforas, implica una gran carga de experiencia y subjetividad del
individuo, compromete al individuo a ser tan coherente y razonable para que sus
abstracciones y conclusiones puedan ser creídas por otros, la incapacidad de demostrar la
validez de cierto conocimiento lleva a la regresión al infinito, la insuficiencia de probar la
necesidad de regresión nos lleva a un impedimento. Es imposible pasar una serie infinita, así
que hay que suponer que hay una razón primera de justificaciones justificadas. Dado que la
justificación de cada una recae en una justificación primera que tiene el mismo significado,
da a entender que la regresión en sí no es un problema, sino la respuesta a un problema
oculto. Con todo, suponer que se llega a esta para encontrar que no es demostrable tal
conocimiento, implica que no es conocimiento, solamente suposición, y continuar
suponiendo nos lleva a un círculo vicioso manteniéndonos prácticamente en el punto de
partida.

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