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DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA
LÓGICA II
16 DE AGOSTO DE 2022
Dentro de la formalidad se denomina como válido a un argumento cuando la secuencia de sus
premisas a la conclusión es tan fuerte que aparenta ser necesaria independientemente de que
sea verdadera. Igualmente, debe existir un razonamiento implícito lo suficientemente lógico
para demostrar que lo que se dice es correcto, pues la argumentación no es otra cosa que la
capacidad de demostrar que se tiene la razón. Ahora, solo se llama al argumento en su
totalidad, válido, es decir, solo la secuencia lógica permite la denominación y le otorga
validez, pero más allá de presuponer, no existe ninguna ley universal que nos demuestre u
obligue a creer que lo sea. Además, cuando argumentamos, damos razones y conclusiones
que sellan un argumento, comprometiéndonos con lo que presuponemos, que no es explícito,
pero que es posible usar como proposición de otras líneas en las que tampoco mencionamos
nada explícitamente, creando así una serie interminable de enunciados que nos remiten a
seguir presuponiendo.
Ahora, podemos referirnos al infinito como una medida, de esta forma tendría un límite, tal
como un número que puede ser superado, con la posibilidad de que exista un número cada
vez mayor, o suponer que el infinito en realidad se refiere a algo indeterminado. Si optamos y
nos comprometemos con partir desde la suposición, las representaciones infinitas son
posibles, en la teoría, pero, desde la perspectiva de lo que conocemos a través de los sentidos,
no lo es.