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Tabla de contenido

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TABLA DE CONTENIDO 3

LA NECESIDAD DE PREVENIR LAS VIOLENCIAS EN NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES. 4


MÓDULO 4 4
OBJETIVO DEL MÓDULO: 5
OBJETIVO DE APRENDIZAJE: 5
1. REFLEXIÓN SOBRE EL ROL DOCENTE FRENTE LAS VIOLENCIAS EN LA COMUNIDAD EDUCATIVA 5
2. DESARROLLO CONCEPTUAL 8
2.1 VIOLENCIA DE GÉNERO EN ECUADOR Y EN EL ÁMBITO EDUCATIVO 8
2.2. LA VIOLENCIA DE GÉNERO COMO UN PROBLEMA SOCIAL Y ESTRUCTURAL 13
2.3 ALGUNOS ELEMENTOS PARA PREVENIR LA VIOLENCIA DE GÉNERO EN EL CONTEXTO EDUCATIVO 19
REFORCEMOS 22
3. OPORTUNIDADES CURRICULARES 22
OPORTUNIDADES CURRICULARES EN EIS 22
3.4 LA MULTIDIMENSIONALIDAD DE LA EIS 24
BIBLIOGRAFÍA 33
La necesidad de prevenir las violencias en
niñas, niños y adolescentes.
Módulo 4

Te damos la más cordial bienvenida al módulo “la necesidad de prevenir las violencias en niñas,
niños y adolescentes”. En este módulo podrás promover la Educación Integral en Sexualidad
(EIS) como una oportunidad pedagógica para abordar las violencias de género en el escenario
escolar.

Esperamos que este módulo te permita identificar las diferentes modalidades de violencia que
se suscitan o identifican en el contexto educativo y promover acciones de prevención desde la
Educación Integral en Sexualidad (EIS).
Objetivo del módulo:
Reflexionar en torno a la problemática de la violencia en el contexto educativo y su abordaje
desde la Educación Integral en Sexualidad (EIS).

Objetivo de aprendizaje:
Los y las docentes participantes serán capaces de identificar las diferentes modalidades de
violencia que se suscitan o identifican en el contexto educativo y promover acciones de
prevención desde la Educación Integral en Sexualidad (EIS).

1. Reflexión sobre el rol docente frente las violencias en


la comunidad educativa
La escuela es un espacio de convivencia, de encuentro e intercambios múltiples, donde habitan
personas diversas tanto en cuanto a su género, a sus capacidades, a su edad, a su lugar de origen
y también a sus aspectos sociales, culturales y creencias. En esa interacción todo es posible.

Según cómo la institución educativa, y la comunidad educativa en general, aterricen los


derechos de las niñas, niños y adolescentes en los diferentes espacios y en las prácticas
cotidianas, puede darse una convivencia más o menos armoniosa. Visto de otra forma, cuanto
más la institución y la comunidad educativa asuman el desafío de generar espacios y acciones
concretas para la construcción y consolidación de relaciones armónicas, más herramientas
tendrán tanto las niñas, niños y adolescentes como las y los docentes y el resto de la comunidad
educativa, para resolver los conflictos que afloren. Los conflictos son parte de las relaciones
humanas, mismos que brindan oportunidades para analizar nuevas perspectivas, y para crecer
o madurar personal y colectivamente. Lo necesario es contar con esas herramientas y evitar,
así, que tales conflictos devengan en situaciones de violencia.

La Educación Integral en Sexualidad es una estrategia que brinda estas herramientas, al trabajar
desde edades tempranas y con el involucramiento de toda la comunidad educativa, en aspectos
fundamentales para el desarrollo humano integral y el ejercicio pleno de los derechos. La EIS
hace posible la vivencia y la reflexión sobre cuestiones como autoconocimiento, cuidado,
respeto, diversidad y otros, desde diferentes ámbitos del ser y del saber; desde lo sensorial hasta
las ciencias naturales, los estudios sociales, lengua y filosofía, e incluso las matemáticas.

Aún así, al reconocer que todavía formamos parte de una sociedad machista, y que el machismo
es violencia, las comunidades educativas a las que pertenecemos como familias, docentes o
estudiantes, siguen siendo permeadas por esta estructura social que reproduce patrones
culturales de desigualdad y, por lo tanto, violencia. Este contexto puede transformarse y la
educación es quizá el instrumento más poderoso para lograrlo, precisamente con estrategias
como la EIS.

Sabemos que la educación no se reduce únicamente a impartir contenidos de las diversas


asignaturas, sino que es compleja e integral. Todo aquello que se piensa, se manifiesta o
transmite a través de la palabra y las acciones, se tornan en actos pedagógicos. La forma en que
se disponen las bancas dentro del aula, la manera en la que se conforman los grupos de trabajo,
las imágenes que se colocan en las paredes, la forma en que nos dirigimos a las y los estudiantes,
la distribución de las tareas de limpieza, los espacios que se utilizan en los tiempos de receso,
la disposición de los baños hasta los alimentos que se consumen, forman parte del complejo
entramado que hace a la educación.

Por ello, la educación es un compromiso de toda la comunidad educativa. Aún así, el rol docente
es protagónico, debido a nuestra fuerte cercanía con las y los estudiantes en el espacio del aula.
Se trata de un espacio privilegiado de convivencia para la consolidación de un vínculo que
propicie confianza y diálogo libre de prejuicios, siempre y cuando ejerzamos una práctica
docente inclusiva, basada en derechos y principios de igualdad. La EIS nos brinda herramientas
también en este sentido, para fortalecer dicha práctica docente. Este curso en particular ofrece
un análisis de las oportunidades curriculares para la concreción de la EIS en el aula, la
institución y la comunidad educativa, que deben aprovecharse también en materia de
prevención y erradicación de las violencias basadas en género.

La EIS hace posible que la comunidad educativa asuma el contexto social del que forma parte
e incorpore en sus acciones aquellos aspectos del mismo que deben ser abordados en los
diferentes ámbitos y momentos de la educación. Es decir, si formamos parte de una sociedad
con altos índices de violencia de género, entre ellas de violencia sexual sobre todo en niñas y
adolescentes, esta realidad debe ser tomada en cuenta en todo el entramado de la educación que
se mencionó anteriormente, y por supuesto, en la planificación curricular de las y los docentes.
Una comunidad educativa que previene violencias es aquella que habla del tema, que incorpora
EIS en su currículo y respeta los derechos de las niñas, niños y adolescentes de vivir una
sexualidad plena, y una vida libre de violencias. En este sentido, la comunidad educativa debe
hacer todo lo que esté a su alcance para ser parte del sistema de protección de derechos de las
niñas, niños y adolescentes.

Para lograrlo, es importante que las y los docentes, como toda la comunidad educativa,
encontremos espacios y tiempos para reflexionar sobre las dificultades u obstáculos personales
y sociales que encontramos al enfrentarnos con situaciones de violencia, y violencia sexual en
particular. Revisar nuestras percepciones, ideas y miedos con relación al abordaje de las
violencias basadas en género. Sobre todo, que podamos identificar aquellos prejuicios y
estereotipos que hemos interiorizado a tal punto de no visibilizar algunas violencias cotidianas
basadas en género que, de no detenerlas, dan pie a la violencia sexual, una de las principales
causas de suicidios entre las niñas, niños y adolescentes, y del alto índice de embarazo en este
mismo grupo. En el caso de niñas menores de 14 años, todos los embarazos son producto de
violencia sexual. Y ya hemos visto en el módulo 3 el grave problema de salud pública que
representa el embarazo y maternidad en menores de 14 años en Ecuador, lo que demuestra la
alta probabilidad de vivir violencia sexual a la que están expuestas las niñas del país.

Esta interiorización de ideas, prejuicios y prácticas que reproducen violencias, la llamamos


naturalización de la violencia. Presunciones como que los hombres no pueden controlarse, que
actúan de manera instintiva, o que las mujeres son las que provocan los actos sexuales violentos,
son una muestra de la naturalización de la violencia.

Recuerda: la violencia no es natural, esta se produce cuando existen relaciones de poder


desiguales en donde las acciones violentas van en constante aumento. Por esta razón, todas
las personas integrantes de la comunidad educativa (docentes, madres, padres de familia y/o
representantes legales, autoridades o personal de servicio) son responsables de identificar
posibles situaciones, síntomas o signos de violencia sexual y actuar frente a ellos. (Protocolos
frente a situaciones de violencia, pp 97).

Hay muchos mitos o prejuicios sobre la sexualidad masculina y femenina, y sobre la violencia
sexual, que la encubren y la desconocen como un delito. Estas creencias limitan el apoyo que
las víctimas deben recibir e impiden que denuncien estos delitos y que sean sancionados. La
siguiente actividad nos invita a reflexionar sobre algunos aspectos que tienen que ver con esa
naturalización de las violencias.

Recorrido participativo
https://view.genial.ly/6138414a1ea6e70dc3dab4be/presentation-recorrido-participativo

2. Desarrollo Conceptual
2.1 Violencia de género en Ecuador y en el ámbito educativo

Para profundizar en la temática de la violencia de género, es fundamental partir por explicar en


qué consiste este término, entender cómo se expresa en el ámbito educativo y, sobretodo, por
qué es tan beneficioso trabajar en prevenir esta problemática desde la Educación Integral en
Sexualidad (EIS).

DEFINICIÓN Violencia de género


La violencia de género se refiere a los actos dañinos dirigidos contra una persona o un grupo
de personas en razón de su género (UNFPA; 2019).

La violencia de género refiere a las diferentes violencias que se originan a partir de situaciones
de desigualdad de género que existen entre las personas. Es útil comprender que esta violencia
se origina en relaciones de poder y abuso de poder, que generalmente colocan a las mujeres y
niñas en situación de desventaja y riesgo a ser víctimas de violencia.
Si bien las mujeres y niñas sufren violencia de género de manera desproporcionadamente
mayor, los hombres y los niños también pueden ser blanco de ella. El término violencia de
género también se emplea para describir la violencia dirigida contra las poblaciones LGBTIQ+,
que también se originan en normas sociales de masculinidad/feminidad.

Tipos de violencia de género


En el año 2018 se promulgó la Ley Orgánica para la Prevención y Erradicación de la
Violencia de Género contra las Mujeres, que define los distintos tipos de violencia de
género contra las mujeres. A continuación vamos a describir en qué consiste cada uno de estos
tipos de violencia y cómo se expresan en el contexto educativo:

1. Violencia física. Todo acto u omisión que produzca o pudiese producir muerte, dolor,
daño o sufrimiento físico, así como cualquier otra forma de maltrato o agresión que
afecte la integridad física provocando o no lesiones, ya sean internas, externas o ambas,
como resultado del uso de la fuerza física o de cualquier objeto que se utilice con la
intencionalidad de causar daño, y de sus consecuencias, sin consideración al tiempo que
se requiera para su recuperación.

Este tipo de violencia al interior de las instituciones educativas puede suscitarse en los
patios a la hora del recreo, en las canchas deportivas, el momento de la salida de clases,
es decir en cualquier espacio físico y es por esa razón que como docentes debemos estar
alertas pero por sobre todo trabajar en la resolución alternativa de conflictos, en la
empatía y en la generación de diálogos permanentes para expresar las dificultades que
nuestros estudiantes deben enfrentar.

2. Violencia psicológica. Cualquier acción, omisión o patrón de conducta dirigido a


causar daño emocional, disminuir la autoestima, afectar la honra, provocar descrédito,
menospreciar la dignidad personal, perturbar, degradar o controlar la conducta, el
comportamiento, las creencias o las decisiones de una mujer, mediante la humillación,
intimidación, aislamiento o cualquier otro acto que afecte la estabilidad psicológica y
emocional de las niñas y mujeres. La violencia psicológica incluye el acoso u
hostigamiento, toda conducta abusiva y, especialmente, los comportamientos, palabras,
actos, gestos, escritos o mensajes electrónicos dirigidos a perseguir, intimidar,
chantajear y vigilar al sujeto de protección, independientemente de su edad o condición,
y que puedan afectar su estabilidad emocional, dignidad, prestigio, integridad física o
psíquica.

En el proceso educativo se ha naturalizado mucho este tipo de violencia, justificando a


ésta para garantizar un proceso educativo de excelencia, en nuestro país la frase “la letra
con sangre entra” aún se escucha en varias instituciones educativas, siendo utilizada
como ejemplo de lo que implican las prácticas educativas efectivas. Los efectos de este
tipo de violencia en el rendimiento académico de las y los estudiantes es determinante,
pues en las pruebas Ser Bachiller del año 2018-2019 señalan que “en términos generales,
se evidencia que, en grados inferiores, una buena relación con el docente y la percepción
de que éste se preocupa por el bienestar de los estudiantes tienen mayor relevancia en la
consecución de mayores niveles de logro” (INEVAL, 2019) siendo fundamental la
generación de una relación saludable entre docente y estudiante.

3. Violencia sexual. Toda acción que implique la vulneración o restricción del derecho
a la integridad sexual y a decidir voluntariamente sobre su vida sexual y reproductiva, a
través de amenazas, coerción, uso de la fuerza e intimidación, incluyendo la violación
dentro del matrimonio o de otras relaciones vinculares y de parentesco, exista o no
convivencia, la transmisión intencional de infecciones de transmisión sexual (ITS), así
como la prostitución forzada, la trata con fines de explotación sexual, el acoso sexual y
otras prácticas análogas.

También es violencia sexual la implicación de niños, niñas y adolescentes en actividades


sexuales con una persona adulta o con cualquier otra que se encuentre en situación de
ventaja, sea por su edad, por razones de su mayor desarrollo físico o mental, por la
relación de parentesco, afectiva o de confianza que lo une al niño o niña, por su
ubicación de autoridad o poder.
También constituyen formas de violencia sexual, entre otras, el abuso sexual, la
explotación sexual y la utilización de la imagen de niñas, niños y adolescentes en
pornografía. Además, se encuentra dentro de este tipo de violencia el embarazo infantil.

Los y las docentes son actores fundamentales para reconocer este tipo de violencia en
contra de sus estudiantes, pues permanecen en contacto con ellos y ellas
permanentemente, pueden identificar signos de este tipo de violencia y además tienen
la obligación de denunciar cuando conocen sobre estos hechos, de manera emergente y
priorizando el bienestar de sus estudiantes.
4. Violencia económica y patrimonial. Es toda acción u omisión que se dirige a
ocasionar un menoscabo en los recursos económicos y patrimoniales de las mujeres.

Si bien este tipo de violencia se suele dar entre personas adultas en el contexto de pareja
o intrafamiliar, puede involucrar y acarrear consigo consecuencias en la vida de las
niñas, niño o adolescentes a su cuidado, quienes pueden ser involucrados/as en disputas
económicas o experimentar privaciones económicas de diferente tipo.

5. Violencia simbólica. Es toda conducta que, a través de la producción o reproducción


de patrones estereotipados, mensajes, valores, símbolos, íconos, signos e imposiciones
de género, sociales, económicas, políticas, culturales, y de creencias religiosas que
transmiten, reproducen y consolidan relaciones de dominación, exclusión, desigualdad
y discriminación, naturalizan la subordinación de las mujeres dentro de la sociedad.

En las instituciones educativas se pueden reproducir todas estas formas de construcción


de sentidos y significados sobre las relaciones sociales, por tanto es fundamental revisar
cuáles son los mensajes que se transmiten en nuestras aulas y en las dinámicas escolares,
para evitar la naturalización de prácticas, símbolos y mensajes que pongan en desventaja
a un grupo de estudiantes frente a otro, como por ejemplo los hombres como poderosos
frente a las mujeres como sumisas.

https://view.genial.ly/61797f3b54891a0d86924f7d/interactive-content-infografia-03-
eis
¿Cómo se manifiesta la violencia de género en el Ecuador?

En el 2019 se levantó la segunda Encuesta de Relaciones Familiares y Violencia de Género


(ENVIGMU), cuyos resultados muestran cómo se expresa esta problemática en nuestro país.
Entre los principales hallazgos se tiene:
 6 de cada 10 mujeres (65 % de la población total de mujeres en el país) han vivido algún
tipo de violencia de género. De este total:
o El 56,9 % ha vivido violencia psicológica
o El 35.4% ha sufrido violencia física
o El 32.7% ha sufrido violencia sexual (1 de 3 mujeres)
o El 16.4% ha sufrido violencia patrimonial
o El porcentaje de violencia aumenta en poblaciones de mujeres con bajo nivel de
escolaridad, autoidentificadas como afrodescendientes o separadas.

Estos datos son clave pues evidencian la presencia de la violencia en la vida general de las
mujeres en Ecuador, ya sea en lo intrafamiliar, contexto educativo, laboral, salud, espacio
público/social, medios de comunicación y política.

Ahora, en el caso específico de la violencia de género contra las mujeres en el contexto


educativo, la misma encuesta señala que, a nivel nacional, 12 de cada 100 mujeres
experimentaron algún tipo de violencia en el ámbito educativo:

Importante:
 Se estima que cada año 246 millones de niños/niñas se ven sometidos a alguna forma
de violencia de género, incluidos el maltrato, el acoso, el abuso psicológico y el
hostigamiento sexual en la escuela o cuando se dirigen a la escuela. El 25% de los
niños/niñas experimentan violencia física y el 36% de los niños experimentan violencia
emocional (OMS, 2016).
 Los estudiantes que se considera que no se ajustan a las normas sexuales y de género
prevalentes, incluidas las personas lesbianas, gays, bisexuales o transgénero, son más
vulnerables a la violencia en las escuelas (Consejo Nacional para la Igualdad, 2018). La
violencia que se basa en la orientación sexual y la identidad/expresión de género,
también conocida como violencia homofóbica o transfóbica, es una forma de violencia
de género escolar (UNESCO, 2016b).

2.2. La violencia de género como un problema social y estructural

La violencia de género es un problema que no sólo se remite a la situación de violencia que


ocurre entre determinadas personas, sino que es, al mismo tiempo la reproducción
de desigualdades -estructurales- que existen en nuestras sociedades.

Estas desigualdades sociales se sostienen en creencias, representaciones culturales y


prácticas que las distintas culturas mantienen y transmiten a lo largo de la historia. En las
sociedades se manejan roles de género y estereotipos que definen modelos de “ser mujer” y
“ser hombre”. La siguiente tabla muestra algunas de las características y roles comunes que se
suelen atribuir socialmente a cada uno:
Construcción de roles

Por ejemplo, tradicionalmente los hombres han sido considerados “responsables de la


manutención económica de la familia”, ostentando por ello mayor poder, mientras que las
mujeres han sido relegadas al espacio doméstico y subordinadas a tareas que carecen de valor
social legitimado.

En muchos países de la región, los hombres generalmente acceden a condiciones laborales más
ventajosas, perciben salarios más elevados por realizar la misma tarea y tienen mayores
oportunidades de éxito que las mujeres; en la economía y en la política, todavía ocupan un
número mucho mayor de puestos directivos y los más importantes.

Comprender y visibilizar estos mecanismos entre ambos géneros es esencial para entender el
concepto de violencia de género, desde un punto de vista relacional y no solo como aspecto que
compete a la violencia contra la mujer. Igualmente, entender que la violencia de género es una
problemática estructural de las sociedades, permite que las y los docentes puedan reflexionar
con mayor profundidad en los factores individuales, familiares y sociales que incluyen en la
ocurrencia de hechos de violencia y lo puedan reflexionar y discutir con sus estudiantes.
Violencia sexual en el ámbito educativo
Es importante hacer una mención puntual respecto a la problemática específica de la violencia
sexual contra niñas, niños y adolescentes en el contexto educativo, pues, de todos los tipos de
violencia, ésta implica un grado de vulneración y consecuencias biopsicosociales de mayor
magnitud. A continuación describimos algunos factores que se dan en las relaciones entre
agresor y víctima de violencia que las y los docentes deben tener en cuenta:
 Es común que la violencia sexual sea perpetrada dentro del núcleo familiar, donde el
agresor aprovecha ese vínculo familiar (emocional y de autoridad) para ejercer la
violencia; pero también puede ocurrir en otros espacios como el educativo,
extracurricular, etc.
 La violencia sexual suele darse de manera gradual, a través de etapas que incluyen:
o Fase de seducción (ganarse poco a poco la confianza o incitar a participar de
actos abusivos)
o Interacciones sexuales progresivas (suele comenzar con gestos sexuales sin
contacto físico, prosigue hacia otros como tocaciones, actos masturbatorios y
arriba a actos como la felación o penetración)
o Fase de secreto (imponiendo una ley de silencio y empleando amenazas,
chantaje o manipulación psicológica; la víctima atraviesa por sentimientos de
culpa y verguenza)
o Fase de divulgación (la violencia sexual se descubre por accidente o es detectada
a partir de señales o indicadores de violencia, frecuentemente desde el ámbito
educativo)
o Fase represiva (frente a lo desestabilizante de la situación, las familias y las
propias víctimas tienden a negar lo ocurrido, silenciando el problema o actuando
como que nada hubiese ocurrido; otros actores y funcionario/as encubren la
situación -espíritu de cuerpo- o protegen al agresor)
Comprender la dinámica que engloba las situaciones de violencia permite que las y los
docentes promuevan espacios de diálogo abiertos y la comunicación efectiva con sus
estudiantes, de tal forma que puedan conocer cómo se encuentran, descubrir potenciales hechos
de violencia sexual tempranamente y apoyarles sin cuestionarles ni juzgar.
Algunos mitos sobre la violencia en el contexto de la EIS
Como parte del abordaje de la violencia sexual en el contexto educativo, las y los docentes
pueden abrir y promover espacios de diálogo en los que se discuta abiertamente sobre esta
problemática con sus estudiantes. Un buen punto de partida para esto es contar con información
oficial, como las estadísticas que hemos revisado hasta ahora. Pero también es
importante desmitificar algunas concepciones erradas que se manejan sobre el tema.

A continuación se describen varios de los mitos respecto a la violencia sexual que deben ser
aclarados, a partir de datos sustantados en evidencia:
2.3 Algunos elementos para prevenir la violencia de género en el contexto educativo

Es importante señalar que la educación es un factor protector por excelencia, pues permite por
un lado la entrega de información que permita a sus estudiantes tomar decisiones responsables
sobre sus vidas, sirve como referente para el establecimiento de relaciones sociales sanas y
además permite la identificación y/o denuncia de situaciones de vulneración de derechos que
ocurren en otros contextos como el familiar y comunitario.
Es por esto que en las escuelas y colegios se debe propiciar espacios educativos libres de
violencia con el fin de fortalecer las capacidades del estudiantado para identificar este tipo de
situaciones, para desarrollar e incrementar sus competencias psicosociales que les permitan
prevenir y/o afrontarlas y para ayudarlos a identificar personas e instituciones de confianza a
las cuales recurrir en estos casos.

Las y los docentes tienen un rol central en este sentido, pues en la escuela no sólo se aprenden
contenidos curriculares, sino también a convivir e interactuar entre hombres y mujeres. Si bien
estos aspectos a veces quedan en el currículo oculto de la institución, se considera que para
abordar la prevención de violencia de género en la escuela no solo debemos tratar estos
contenidos en las clases, sino que es fundamental revisar las formas de convivencia y las
interrelaciones entre hombres y mujeres que propiciamos, con el fin de promover relaciones
igualitarias, no discriminatorias y no violentas por temas de género en la dinámica escolar.

Recuerda: Los y las docentes somos referentes para nuestros estudiantes, somos en muchos
casos las personas más cercanas a sus vidas y quienes podemos generar un cambio en la
forma en la que se construyen las relaciones de género entre las personas. El aula es ese
espacio donde podemos construir prácticas inclusivas y que promovamos el desarrollo
integral de los y las estudiantes independientemente de su género y otra condición social y
eso lo hacemos de manera cotidiana, cuando por ejemplo en vez de mencionar que los
hombres son mejores en matemáticas, mencionamos que todas y todos nuestros estudiantes
pueden ser buenos para las operaciones lógicas, si aprenden los principios básicos y con
ejemplos aplicados a su realidad.
Es importante articular la Educación Integral en Sexualidad con la prevención de la violencia
en toda sus formas. Es así que es importante que, en el tránsito por la escolaridad, las y los
adolescentes vivencian sus primeros amores y en algunos casos se da el inicio de las relaciones
sexuales y la resignificación de sus vínculos en relación con sus pares, con las personas adultas
referentes y con su entorno en general.

Por estos motivos, el personal de las instituciones educativas y principalmente los y las docentes
pueden contribuir positivamente a la reflexión y puesta en práctica de normativas y acciones
educativas cotidianas, intencionales y sistemáticas, que aporten a vivenciar y aprender formas
de relación y vinculación libres de todo tipo de violencias, saludables y constructivas.

Violencia de género y redes sociales


Vivimos una época sumamente influenciada por la tecnología, más aún por el contexto de la
emergencia sanitaria por el COVID-19. Las nuevas generaciones se encuentran cada vez más
inmersas en su uso y pasan generalmente muchas horas del día expuestas a plataformas
digitales, lugar en donde desarrollan buena parte de sus interacciones sociales.

En este sentido, si bien las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) brindan


nuevas oportunidades para el ejercicio de derechos, también son un espacio donde se
reproducen sesgos, discriminación y violencia por razones de género. Por este motivo, lejos
de satanizar a las herramientas tecnológicas es fundamental reflexionar con los y las
estudiantes acerca de su buen uso y de los riesgos que éstas traen consigo.

En las Orientaciones Técnicas Internacionales sobre Educación en Sexualidad de Naciones


Unidas, el concepto clave No. 4 se refiere a “violencia y seguridad personal”. En él se incluyen
los siguientes temas: las diferentes manifestaciones de la violencia en entornos digitales, el
consentimiento, la privacidad y el uso seguro de las TIC. En dicho apartado se presentan asuntos
vinculados a la EIS que afectan a la salud y el bienestar de niñas, niños y jóvenes, entre ellos:
“la influencia de las tecnologías de la información y comunicación sobre la conducta sexual”.
Al respecto, se presentan tres preocupaciones para ser abordadas con adecuaciones según el
rango de edad:
1. La exposición a información que puede ser errónea y/o inapropiada y el acceso a
contenidos que refuercen normas de género nocivas al aumentar el acceso a una
pornografía frecuentemente violenta.

2. El ciberacoso, que incluye recibir correos electrónicos no deseados, ofensivos o


sexualmente explícitos, y/o mensajes de texto e insinuaciones ofensivas e inapropiadas
en los sitios de redes sociales.

3. El sexting, es decir, el intercambio privado de imágenes sexuales autoproducidas a


través del teléfono celular o Internet, que es entendida como una nueva conducta de alto
riesgo (ver Glosario)

En este contexto, para un abordaje integral de la prevención de la violencia de género en las


instituciones educativas, es fundamental que desde los contenidos de EIS se problematice,
analice y reflexione acerca del rol que tienen las TIC en la reproducción de las desigualdades
sociales y de género, como así también en la posibilidad de disminuirlas y
transformarlas.

Algunas características específicas del entorno digital facilitan, amplifican o agravan la


violencia: el anonimato, la velocidad de transmisión de datos y la ubicuidad o la posibilidad de
estar en conexión a toda hora. Por ejemplo, en el marco de una situación de violencia de pareja,
las mujeres pueden verse más expuestas, ya que las TIC permiten a la persona que agrede a
ubicar más fácilmente a las víctimas a través de la localización de los dispositivos electrónicos,
así como enviar amenazas a toda hora.
Reforcemos
Propuesta de presentación adicional para reforzar:

https://view.genial.ly/6138464870bb4b0dca667286/presentation-prevencion-en-embarazo-adolescente

3. Oportunidades Curriculares
A continuación, encontrarás un repositorio de fichas de oportunidades curriculares referentes a
la temática de violencias en las cuatro asignaturas y distribuidas en los cinco niveles y
subniveles educativos.

Oportunidades curriculares en EIS

Texto Enlace

Oportunidades curriculares en Educación Integral en Basica-UNESCO-FINAL.pdf


Sexualidad. (EGB: Preparatoria, Elemental y (educacion.gob.ec)
Media). UNESCO-MINEDUC.
Oportunidades curriculares en Educación Integral en UNFPA-bachillerato-2-2020.pdf
Sexualidad. (EGB Básica Superior y Bachillerato). (educacion.gob.ec)
UNFPA-FLACSO Argentina-MINEDUC.

Guía Metodológica prevención del embarazo en Guia-Prevencion-Embarazo.pdf


niñas y adolescentes. (educacion.gob.ec)

Guía para prevenir y combatir la discriminación por https://www.igualdadgenero.gob


orientación sexual e identidad de género en el .ec/wp-
sistema educativo nacional. content/uploads/2019/02/GU%C
3%8DADIVERSIDADES_FIN
AL.pdf

Nivel / Subnivel Enlace a archivo con fichas de actividades

Preparatoria https://padlet-
uploads.storage.googleapis.com/1433214613/0793e665e7220c58354429b89
bf24bb2/1V.pdf

Básica Elemental https://padlet-


uploads.storage.googleapis.com/1433214613/f99d42562223fe7c3885a7af78
5f081f/2V.pdf

Básica Media https://padlet-


uploads.storage.googleapis.com/1433214613/105b474f038d61b0aabe89569
a23ed6e/3V.pdf

Básica Superior https://padlet-


uploads.storage.googleapis.com/1433214613/dc87b2cec763238975c378e7f
76f55e2/4V.pdf

Bachillerato https://padlet-
uploads.storage.googleapis.com/1433214613/2893db12b76b14fe4451b5387
e6d6cbc/5V.pdf
3.4 La multidimensionalidad de la EIS
Ponerla en práctica con la Comunidad Educativa

Es necesario volcarnos nuevamente a la mirada multidimensional que se requiere para aterrizar


el trabajo de EIS en la prevención de las violencias y la atención a las víctimas. Como hemos
visto en los módulos anteriores, la educación integral de la sexualidad requiere de un fuerte
compromiso de las y los docentes, por estar fuertemente vinculados con las y los estudiantes a
través del trabajo en el aula. Pero, la EIS es un proceso que involucra a todos los actores de la
comunidad educativa. En este caso también y, quizá, con un desafío mayor de coordinación
entre estos diferentes actores, pues aun cuando las y los docentes realicen todo el mejor trabajo
posible en torno a EIS, sin el trabajo conjunto de toda la comunidad educativa, el proceso es
incompleto y se dejan abiertas muchas posibilidades de vulneración de derechos de las niñas,
niños y adolescentes.

Este es un llamado para las y los docentes a reconocer y estar atentos a:

 La postura y actitud de las autoridades y demás miembros de la institución educativa


frente al abordaje de la violencia para la construcción de una convivencia armónica.
 Que los espacios que se habitan en la institución educativa eviten discriminación de
género o refuercen estereotipos de género.
 Que las imágenes que se disponen dentro y fuera del aula tampoco legitimen el
machismo, así como las expresiones verbales y gestuales de todas y todos dentro de la
institución.
 Que las familias cuenten con espacios para dialogar y reflexionar sobre estos temas con
la institución educativa.
 Que este no sea un tema de formación exclusiva del personal del DECE y docentes, sino
que incluya a personal administrativo, de limpieza, de seguridad, de servicios de
alimentos y cualquier otro con el que cuente la institución educativa.
 Que actores sociales clave que se encuentran en el entorno próximo, sean invitados a
compartir información con el personal de la Institución Educativa y las familias, ya sean
servidores de salud o de justicia. Por ejemplo, centros de salud o centros de equidad y
justicia.

A continuación presentamos algunos elementos clave de los Protocolos y rutas de actuación


frente a situaciones de violencia detectadas o cometidas en el sistema educativo. Este
documento es el principal instrumento de referencia del Ministerio de Educación, con que
cuenta toda la comunidad educativa para abordar la prevención de las violencias basadas en
género y la violencia sexual, así como la atención y protección de víctimas y sobrevivientes de
esas violencias. Es el instrumento que ayuda a reconocer cuándo un lenguaje, imagen o gesto
está atravesado por prejuicios y estereotipos de género, cuándo una niña, niño o adolescente
puede estar siendo agredida sexualmente, qué hacer cuando identifican una situación de
violencia, cómo proteger a la víctima y a ustedes como docentes que denuncian la violencia y
acompañan a su estudiante.

Vale señalar otros dos materiales de apoyo para fortalecer tanto el trabajo en aula, como
institucional y con las familias en el tema de prevención y atención de las violencias como parte
de la EIS. Por un lado, el Recorrido de la Prevención, manual para la facilitación del
Recorrido Participativo para la prevención de la violencia sexual. Un documento que
describe una metodología de trabajo entre pares, con el paso a paso para la facilitación y el
material didáctico necesario. Y, por otro lado, la Guía básica para prevenir y actuar frente
a la violencia sexual en el sistema educativo. Este un material de consulta rápuda y ágil que
resume el rol de las y los docentes y demás miembros de la institución educativa al enfrentar
las situaciones de violencia sexual. Esta guía forma parte de la campaña “Ahora que lo ves, di
no más”, que cuenta con valioso material educativo audiovisual dirigido a docentes, con el fin
de fortalecer su rol en la prevención del abuso sexual y la protección a las víctimas. Desde el
ámbito educativo, y según se explica en los Protocolos, la protección integral abarca tres ejes:
Vale subrayar las siguientes estrategias de prevención de la violencia sexual en la comunidad
educativa:

Fuente: Protocolos y rutas de actuación frente a situaciones de violencia detectadas o cometidas en el sistema
educativo (Mineduc, 2020).

Recomendaciones para acompañar a estudiantes víctimas si usted es docente de la


institución educativa:
• Difunda los protocolos al interior del salón de clase y enseñe al grupo estudiantil, padres y
madres de familia y/o representantes, que la violencia sexual no se tolera en la escuela, que
deben rechazar cualquier tipo de abuso, y que si esto ocurre lo deben informar
inmediatamente.
• Bajo ningún concepto, docentes tienen que interrogar a niñas, niños y adolescentes, ni
enfrentarlos o exponerlos a su posible agresor. Solo se debe procurar levantar la información
mínima para realizar la denuncia.
• La violencia sexual no se puede mediar; denunciar es responsabilidad de toda la comunidad.

Luego de la detección y la denuncia, la autoridad de la institución educativa debe otorgar las


medidas de protección, establecidas a partir del Plan de Acompañamiento y Restitución de
Derechos elaborado por personal del DECE, o en su defecto por el tutor, tutora o un equipo
docente encargado. El Plan de Acompañamiento es donde se disponen medidas inmediatas y
obligatorias ante la detección de un caso de violencia sexual en contra de niñas, niños y
adolescentes, con especial énfasis en la garantía del derecho a la educación. La sanción implica
procedimientos administrativos ejecutados por las direcciones distritales de educación y
procedimientos penales ejecutados por las instancias administradoras de justicia.

Es responsabilidad de la autoridad educativa institucional y del equipo del Departamento de


Consejería Estudiantil (DECE) activar los servicios específicos que se encuentran en la
localidad, tomando en consideración las necesidades y particularidades de cada territorio.

Incumplir con la detección y la denuncia es cometer una infracción (administrativa y/o penal
de acuerdo con el caso), según lo establece el Código Orgánico Integral Penal (COIP) en sus
arts. 277 y 422, así como la Ley Orgánica de Educación Intercultural y su Reglamento. El
sistema de protección integral respalda a la persona que cumple con su deber de denunciar
situaciones de violencia contra niños, niñas y adolescentes. La Defensoría Pública,
Defensoría del Pueblo y organizaciones de la sociedad civil pueden brindarle asesoría y
acompañamiento legal.
Ruta de Actuación frente a situaciones de violencia sexual detectados o cometidos en el
sistema educativo.
Ruta de actuación ante casos de violencia entre estudiantes

Propuesta de actividad gamificada:


Información obtenida de Mineduc (2020) Protocolos y rutas de actuación frente a situaciones de violencia
detectadas o cometidas en el sistema educativo.

1. Se muestra una breve definición sobre los indicadores de violencia y negligencia,


también sobre los factores de riesgo y protectores y, por último, sobre las características
y comportamientos comunes de una persona agresora.
a. Indicadores generales en niñas, niños y adolescentes que han sido víctimas de
violencia:
 Alertas que indican o evidencian la ocurrencia de actos de violencia, que quienes
conforman la comunidad educativa deben saber distinguir.
 Permiten detectar posibles situaciones de vulneración de derechos contra niñas,
niños y adolescentes.
 Existen indicadores puntuales que alertan sobre un hecho de violencia sexual en
niños, niñas o adolescentes.
 La negligencia es producto de la omisión en el cumplimiento de las obligaciones
y/o responsabilidades de las personas adultas encargadas, que no obedece a
factores orgánicos, accidentales o fortuitos, ni a circunstancias socioeconómicas
cuya relevancia les impida responder apropiadamente por los cuidados del NNA.
 Hay que tomar en cuenta que nadie de la comunidad educativa podrá solicitar a
la víctima que muestre signos o lesiones que no se puedan observar a simple
vista. Si se presupone su existencia, debe contactarse con la Fiscalía
inmediatamente, para que se realice el respectivo peritaje.

b. Factores de riesgo asociados a la violencia


 Hacen referencia a la presencia o ausencia de determinadas condiciones en la
vida de un niño, niña o adolescente, su entorno familiar y social, que aumentan
la probabilidad de que sean víctimas de situaciones de violencia y/o violencia
sexual.

c. Factores protectores asociados a la violencia


 Hacen referencia a la presencia de determinadas condiciones en la vida de un
niño, niña o adolescente, su entorno familiar y social, que disminuyen la
probabilidad de que sean víctimas de situaciones de violencia y/o violencia
sexual.

d. Características y comportamientos comunes de una persona agresora


 Permite reconocer algunas manifestaciones que pueden evidenciarse en el
ámbito educativo.
 No pretende establecer estereotipos fijos o un perfil descriptivo cerrado respecto
a la persona agresora (sea menor o adulta).
2. Se observa un listado en el que se encuentran mezclados algunos indicadores de
violencia y negligencia, factores de riesgo, factores protectores, y características y
comportamientos comunes de una persona agresora. Se pide que los clasifiquen,
ordenándolos en las secciones con los títulos respectivos.
3. Se coloca una nota final: Los indicadores de violencia, conjugados con los factores de
riesgo y las características de una potencial persona agresora, permiten a quienes
conforman el DECE identificar posibles situaciones de violencia antes de que ocurran,
y también cuando ya han sucedido, lo que les posibilita activar los procesos obligatorios
de atención.
4. Se accede a uno de los videos/pastillas de “Super Profes”.
Bibliografía

 MINEDUC (2018). Recorrido de la Prevención, manual para la facilitación del


Recorrido Participativo para la prevención de la violencia sexual.
https://educacion.gob.ec/wp- content/uploads/downloads/2019/05/recorrido-de-la-
prevencion.pdf

 MINEDUC (2018). Guía básica para prevenir y actuar frente a la violencia sexual en
el sistema educativo. https://educacion.gob.ec/wp-
content/uploads/downloads/2018/10/Guia- Super-Profes.pdf

 MINEDUC-UNESCO (2021). Oportunidades curriculares de Educación Integral en


Sexualidad. (Educación General Básica: Preparatoria, Elemental y Media). Basica-
UNESCO-FINAL.pdf (educacion.gob.ec)

 MINEDUC-UNFPA-FLACSO Argentina (2021). Oportunidades curriculares de


Educación Integral en Sexualidad. (Educación General Básica Superior y
Bachillerato). UNFPA- bachillerato-2-2020.pdf (educacion.gob.ec)

 MINEDUC (2020). Protocolos y rutas de actuación frente a situaciones de violencia


detectadas o cometidas en el sistema educativo. https://educacion.gob.ec/wp-
content/uploads/downloads/2020/04/Protocolos-situaciones-de-violencia.pdf

 Organización Mundial de la Salud (2020). Prevención de la violencia en la escuela:


manual práctico [School-based violence prevention: a practical handbook]. Ginebra:
Organización Mundial de la Salud. Licencia: CC BY-NC-SA 3.0 IGO.

 Pantoja, Antonio (2005). La Gestión de Conflictos en el Aula. Factores Determinantes


y Propuestas de Intervención. Ministerio de Educación de España. Secretaría General
de Educación. Instituto Superior de Formación del Profesorado. Madrid: Subdirección
General de Información y Publicaciones.

 UNICEF, Manual. Child Friendly Schools.

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