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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria


Universidad Politécnica Territorial del Yaracuy “Arístides Bastidas”
Independencia – Yaracuy
PNF Fonoaudiología

Contrato de contingencias, organización y


economía de fichas:

Profesora: Alumnos:
Iraima Rodríguez Rubiel Goyo C.I 30.080.491
Victoria Arroyave C.I 29.588.519
Anna Franco C.I 30.0156.01

Octubre del 2021


Introducción:
El presente trabajo se va a realizar con la necesidad de entender la importancia del
contrato de contingencia, en cómo ayuda al cambio de la conducta de una persona,
pudiendo utilizarse con niños y también con adultos. Se va a relacionar en cómo esto
nos puede ayudar como fonoaudiólogos para aplicar alguna terapia o tratamiento del
habla, lenguaje o patología donde tengamos campo de acción. Además se verá cómo
funciona la economía de fichas.
1. Contingencias:
Se conoce por contingencias en modificación de conducta, al contrato de contingencias,
el cual es un acuerdo que lo llevan a cabo varias partes y en el que se especifica una
conducta a cumplir. Normalmente, estas partes suelen ser un niño o niña y un adulto, ya
sea uno de sus padres, un tutor legal o un profesor, aunque si bien es cierto que existen
casos en los que se puede utilizar este tipo de contrato con adultos, como es, por
ejemplo, en terapia de pareja.
En este acuerdo quedan fijadas unas expectativas de comportamiento que, en caso de
cumplirse, implicarán algún tipo de recompensa. Los contratos de contingencias, que
también se les puede llamar contratos conductuales, están dentro de las técnicas de
modificación de la conducta, provenientes del condicionamiento clásico y operante. El
objetivo de esta herramienta es que, ya sea un niño, un adolescente o un adulto, cambie
su conducta aplicándose el refuerzo positivo.

Ventajas del contrato de contingencias:


El contrato de contingencias no es solamente cosa de niños. También es aplicable en
personas adultas que, por uno u otro motivo, están llevando a cabo conductas que se
desean cambiar u omitir. Esto hace que esta herramienta pueda aplicarse en contextos
de todo tipo, desde centros educativos, pasando por el hogar, hasta yendo a parar en
centros penitenciarios, empresas, grupos terapéuticos, entre otros.
Cabe destacar que, aplicado en la infancia y en la adolescencia, se puede convertir en
un gran aliado de profesores y padres desesperados con la educación de sus alumnos e
hijos. Este sistema de recompensas, siempre y cuando se haya planificado en base a
las reglas de un contrato de contingencias, puede convertirse en una potente
herramienta que asegure un sano desarrollo de los más jóvenes.
A nivel personal, esta técnica permite mejorar la comunicación y comprensión entre las
partes implicadas, además de poner en práctica su empatía. También contribuye a
aumentar su motivación por portarse bien, ya que saben que de alguna u otra forma van
a ser recompensados con algo que sí les gusta.

2. Organización de contingencias:
Esta técnica consiste en elaborar un acuerdo o contrato entre varias partes; puede ser
entre uno o varios tutores (padres, profesores, etc.), y la persona tutorizada. En este
acuerdo se reflejan cuáles son las conductas deseadas que se esperan de ellos y, si son
cumplidas, esto les proporcionará un refuerzo positivo.
Esta técnica entraría dentro de las técnicas de modificación de conducta derivadas del
condicionamiento clásico e instrumental. Con ella, lo que se busca es cambiar las
conductas inadecuadas de los niños y adolescentes a través del refuerzo positivo.
Ahora, para que se puede avanzar y cumplir el objetivo en el condicionamiento
operante, es clave el reforzamiento positivo.
Este reforzamiento positivo consiste en dar un estímulo positivo tras una conducta o
comportamiento que queremos establecer. El reforzador tiene que ser algo que a la
persona le guste y le resulte agradable. Puede ser algo físico, como un helado, una
comida favorita, un juguete, o algo emocional, como un halago o palabras motivadoras.
Antes de dar un refuerzo positivo, hay que saber con antelación qué reforzadores son
los que mejor van con cada persona, y esto, evidentemente, entra en los gustos de cada
uno. Con esto se quiere decir que no es lo mismo lo que motivaría a un adolescente
(una salida con los amigos al cine, dormir una noche en casa de un amigo) que a un
niño (un juguete, jugar con los padres, etc.).
Por este motivo, el reforzador tiene que ser personalizado a cada uno según sus
necesidades y gustos. El reforzador hay que aplicarlo de manera adecuada, si no, no
funcionará. Por lo tanto, habrá que aplicarlo de forma inmediata y consecutiva a la
conducta. Si no se hace de esta manera, no surtirá efecto.

¿Cómo realizar el contrato de contingencias?:


El contrato tiene que quedar por escrito y debe estar firmado por las dos partes . Es
importante que este contrato sea acordado por los implicados, para que sea algo justo y
no se haga de forma obligada.

Hay que tener en cuenta una serie de metas para que se cumpla el contrato de
contingencias, estas son:
 Las conductas que queremos conseguir tienen que quedar de forma clara y
simple, para que sean comprendidas por los niños y los adolescentes. Por
ejemplo: “hacer los deberes”; “hacer la cama”; “llevar la ropa sucia al cesto”. Hay
que evitar escribir cosas como “portarse bien”.
 Las conductas tienen que estar estructuradas paso a paso, para que sea fácil de
entender para los niños y adolescentes. Por ejemplo: “Estudiar para el examen
de Lengua de la próxima semana” en lugar de “aprobar todo el lapso”.
 Las consecuencias tienen que quedar claras y hay que enfocarse en el refuerzo
positivo que obtendrán si realizan las conductas dispuestas en el contrato.
 Los refuerzos positivos tienen que ser situaciones u objetos agradables para los
chicos y hay que aportarles variedad y ser consecuentes, dependiendo de lo que
se haya logrado conseguir de la conducta que buscamos. Es decir, si se dan
grandes pasos, los refuerzos serán mayores que si los pasos son pequeños.
 Es importante ser constantes y que haya un compromiso cuando se lleven a cabo
los reforzamientos. Si la conducta se cumple, habrá refuerzo y, si no, no tiene que
haber reforzamiento. Esto es esencial para que la técnica sea efectiva.
 Es fundamental que los chicos vean que el contrato es algo serio que se respeta,
porque, si no, los niños lo verán como algo injusto y no se lo tomarán en serio.
Economía de fichas:
La utilización del sistema de economía de fichas permite introducir una o varias
conductas, alterar la frecuencia con que las conductas se emiten, eliminar conductas
desadaptativas y controlar las conductas de una sola persona o las de un grupo. Los
programas de economía de fichas son de uso corriente en nuestra sociedad.

Características de los programas de economía de fichas:


 Es posible aplicar un reforzador de forma inmediata tras la emisión de la
conducta(s) deseada(s) (incrementa la potencia del reforzador), y hacerlo sin
interrumpir las cadenas conductuales en curso.
 El reforzador, de base física, está presente hasta que el sujeto lo cambia por el
reforzador final.
 Permite cuantificar la entrega de los reforzadores, la emisión de las conductas
adecuadas y la selección de los reforzadores finales por parte del sujeto.
 Dado que el sujeto puede cambiar las fichas por un importante número de
reforzadores distintos, se obvia el problema de determinar si un reforzador es o
no eficaz, así como problemas de saciación de los estímulos reforzadores.
 Permite estandarizar una unidad de funcionamiento o un ambiente determinado,
con costos reducidos y posibilitando una reorganización constante según la
evolución.

Características de las fichas:

El término fichas no hace referencia a una realidad única, sino a una forma de operar
por medio de objetos, que se utilizan como reforzadores artificiales, de características
físicas relativamente similares entre ellos (fichas de plástico, estrellitas de papel, puntos
en un cuaderno).
En los programas dirigidos a adultos, suelen utilizarse puntos, billetes de papel, fichas
de algunos juegos, etc.
En general, la ficha debe ser apropiada a la población que va a utilizarla: niños,
adolescentes o adultos (con o sin déficits).
Las fichas, para cumplir con la modificación de conducta, se caracterizan por lo
siguiente:
 Las fichas deben ser fácilmente manipulables, permitiendo que el sujeto pueda
estar en contacto con ellas, desde que se le entregan hasta que las intercambia
por los reforzadores deseados.
 Las fichas han de poder ser aplicables en todo momento sin romper las cadenas
conductuales en curso y funcionar como puente temporal entre la emisión de la
conducta deseada y el momento de entrega del verdadero estímulo reforzador
(se obvia el lapso temporal entre conductas emitidas hace tiempo y la entrega del
refuerzo).
 El valor de las fichas dependerá de la magnitud de los estímulos reforzadores a
los que se ha asociado.
 El tipo de sucesos reforzantes por los que puede cambiarse la ficha es muy
variado, dependiendo de los ambientes en que se aplique el programa. Cuanto
más variados sean, más difícil es que se produzcan efectos de saciación.
Los reforzadores por los que pueden cambiarse las fichas, deben estar a la vista de la
persona (paciente o persona que sigue el contrato conductual).

3. Contrato de contingencias o contrato conductual:


Para complementar algunas cosas del tema, hay que decir que el contrato de
contingencias o contrato conductual, es un documento escrito que explicita las acciones
que el cliente o pacientes está de acuerdo en realizar, y establece las consecuencias del
cumplimiento o no cumplimiento de tal acuerdo.

La mayoría de nuestras conductas, están reguladas por contratos. El problema se


presenta en los casos en los que no está claro qué consecuencias se derivarán para la
persona, por no cumplir un contrato. Es decir, cuando existe un cierto contrato
"implícito", pero no están explicitadas claramente, ni las conductas a realizar ni sus
consecuencias.

Es posible que ésta falta de precisión explícita, permita el que una persona desarrolle
conductas poco adaptativas a su medio (llegar todos los días tarde a casa). Los
contratos son especialmente útiles para personas con escasa capacidad de
autoreforzamiento.

En un contrato conductual, se debe especificar:


1. La conducta o conductas que se espera que emita cada una de las personas
implicadas.
2. Las consecuencias que obtendrán caso de realizar esas conductas.
3. Las consecuencias que obtendrán caso de no realizar esas conductas.
Eventualmente, según si el caso lo requiere, pueden incluirse dos elementos más:
1. Una cláusula de bonificación por largos periodos de cumplimiento.
2. Un sistema de registro que permita controlar las conductas emitidas y los
reforzamientos recibidos.
Condiciones generales que debe reunir un contrato:
1. Debe incluir un enunciado detallado de la conducta o conductas específicas que
se desean modificar o controlar.
2. Deben establecerse criterios sobre la frecuencia de las conductas especificadas y
el límite de tiempo en que deben llevarse a cabo, para cumplir los objetivos del
contrato.
3. Deben especificarse las contingencias que se derivarán caso de llevar a cabo las
conductas señaladas como objetivo.
4. Deben especificarse las contingencias que se derivarán caso de no llevarse a
cabo las conductas objetivo, bien por fallos en la frecuencia, en la intensidad y en
el tiempo.
5. Conviene incluir bonificaciones adicionales si la(s) persona(s) implicada(s)
exceden los requisitos mínimos del programa, a fin de que sea más ventajosos
procurar las mejores realizaciones posibles.
6. Deben especificarse cómo van a ser observadas y medidas las conductas para
establecer si se cumplen o no los criterios establecidos (Ha de hacerse sobre
conductas observables y medibles).
7. Las contingencias especificadas, tanto las positivas como las negativas, deben
seguir con la mayor rapidez posible a la emisión o no emisión de las conductas,
especialmente en los primeros momentos de vigencia. Posteriormente, es posible
establecer una demora mayor.
8. Los contratos iniciales deben buscar y recompensar pequeñas aproximaciones al
rendimiento deseado: Se deben maximizar las posibilidades de éxito del contrato
inicial, de modo que ambas partes se animen a intensificar sus exigencias en
contratos futuros.
9. Como en todas las técnicas operantes, los contratos conductuales deben hacer
especial hincapié en las consecuencias positivas, frente a las negativas.
10. Conviene que, en los primeros momentos, el contrato provea de consecuencias
más positivas a la persona implicada que las que obtendría al no implicarse.
11. Las condiciones del contrato deben establecerse por acuerdo entre las distintas
partes implicadas.
12. El contrato se debe plasmar físicamente. Se debe establecer por escrito y las
personas implicadas deben firmarlo.
Consideraciones adicionales:
 Los contratos pueden ser unilaterales, cuando implican a una sola persona (entre
el psicólogo y una persona), o multilaterales, cuando implican a más de una
persona (además del psicólogo).
 Las multilaterales son más deseables, dado que, las distintas personas
implicadas, funcionan a la vez como controladores y fuentes de reforzamiento
para cada una de las otras.
 Una vez que se han corregido las conductas, deben ser descontinuadas, pues el
objetivo es que la persona se adapte de forma completa a las condiciones
habituales del medio. Las indicaciones para desvanecer los programas de fichas
valen para la descontinuación de los contratos.
Áreas de aplicación de los contratos:
 Prácticamente en todo el programa de modificación de la conducta: En la fase de
recogida de información, para favorecer el que se lleven a cabo las tareas
encomendadas. En la fase de intervención, para controlar la realización de
cualquier tipo de conducta operante.
 Especialmente interesante es su uso en problemas interpersonales,
especialmente de pareja.
Los contratos son una alternativa más útil, rápida y económica que los programas de
economía de fichas, en especial si las personas no presentan limitaciones intelectuales
y no se precisa una reestructuración completa de las contingencias del medio.

Contratos de pareja:
En éstos casos, los contratos tienen ventajas adicionales: el mutuo reforzamiento que la
pareja autoadministra, lo que supone una importante mejora en la relación interpersonal.
Se consiguen resultados estables y adherencia al tratamiento.

Es conveniente explicarles que una relación mutuamente reforzante, parte de la premisa


de "dar para recibir", que los sentimientos surgen de una relación satisfactoria para
ambos, y que, si el contrato consigue que se den relaciones más placenteras con el
otro, resurgirá el amor.

A veces, la especificación de las conductas a modificar resulta problemática (muchas y


muy vagas). Si es imposible, puede redactarse un contrato en términos generales, en el
que el mutuo reforzamiento se dispensa a criterio de cada uno de los miembros de la
pareja.

Contratos conductuales con niños:


1. La conducta exigida debe ser sencilla, fácil y expuesta de manera comprensible,
y la recompensa debe ser inmediata (cuanto más pequeño sea el niño, menor y
menos simbólico debe ser el refuerzo).
2. La conducta deseada no debe exigirse de manera inmediata, sino que debe
dividirse en pequeñas partes y debe trabajarse sobre cada una de ellas Þ
incremento progresivo de exigencias.
3. Las recompensas por cumplir el contrato deben ser muy frecuentes, aunque sean
pequeñas. Además, deben tener el valor de informar de los adecuado o no de la
realización, y de reforzarla. Puede pasarse progresivamente del refuerzo material
al social (al principio pueden aparearse).
4. El contrato debe especificar las conductas por cuyo cumplimiento se
recompensará y no establecer contratos basados en categorías o vaguedades
como "ser más obediente", o "estudiar más".
5. Debe recompensarse el comportamiento adecuado después de que éste ocurra,
nunca antes.
6. El contrato debe ser razonable, es determinante que el niño lo acepte, lo que
implica que debe haber un cierto equilibrio entre la conducta exigida y los
reforzadores. Un contrato injusto para una de las partes, genera tensión y
agresividad. Un contrato impuesto, dificulta la autorregulación de las conductas
por parte del niño y, por tanto, la retirada del programa.
7. Los términos del contrato deben estar claros: qué debe hacerse y cuántas veces.
8. El contrato debe ser honesto. No basta con que los padres lo refuercen al
principio. Debe ser cumplido de manera constante y no descontinuarlo, alegando
que el niño sólo hace lo que debe hacer.
9. El contrato debe ser positivo. Es importante que le produzca consecuencias
positivas y no una retirada del castigo: Tareas aprendidas se aparean a
situaciones agradables, favoreciéndose la motivación intrínseca.
10. Debe ser usado de manera sistemática y no sólo en ocasiones o periodos de
tiempo aislados.

4. ¿Cómo aplicarían ustedes el contrato conductual y la economía de fichas en un


caso que asista a la consulta?:
Depende cada caso en específico, debido a que cada patología o retraso del lenguaje
puede requerir un plan de tratamiento diferente según las características de cada
persona. Pero por ejemplo hay casos de problemas de repetición del habla donde se
puede aplicar el contrato conductual para ir reduciendo los malos patrones ya sean de
articulación, velocidad o intensidad al hablar; y así el paciente pueda mejorar de forma
más rápida debido a que estará motivado a los premios por su comportamiento que
pueda tener. Siempre ayuda mucho conocer las cosas que más le gusta a la persona,
para que pueda haber mayor incentivo a la hora de seguir un cambio conductual.
También casos donde se requiera memorizar patrones, fonemas, y oraciones puede
funcionar el contrato conductual para conseguir que el paciente consiga progresar más
rápido según la patología que tenga, pudiendo ser del habla, lenguaje, deglución o la
voz.
Habría que estudiar cada caso en panticular para poder crear el plan de tratamiento de
la mejor forma y establecer si es de ayuda aplicar o no el contrato conductual y/o de
economía de fichas.
Conclusión:

Para terminar, tenemos que establecer que el contrato de contingencias, se basa


principalmente en el reforzamiento positivo, estableciendo previamente cuáles son las
conductas que se quieren reducir o eliminar del paciente, niño o adulto. Además para
poder aplicarse de forma efectiva, tienen que conocer los gustos y preferencias de la
persona para saber qué sería un castigo y qué no, y también que actividades son las
que prefiere y son de más agrado para alicarse en un reforzamiento positivo.
Nosotros como futuros fonoaudiólogos podemos usar estas técnicas de modificación de
conducta en algunos casos que requieran eliminar o reducir algunas conductas o
patrones del comportamiento que puedan afectar al desarrollo del habla, lenguaje, o la
comunicación misma.

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