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AMBIENTE
DERECHO Y ECOLOGIA
La ecología, sirve como medio para conocer los sistemas de vida, su crecimiento y
desarrollo en la naturaleza así como las relaciones de los organismos entre sí y entre éstos y
el medio ambiente. El estudio de la ecología, en cuanto ciencia que explica la relación de
los seres vivos con su ambiente, correspondió en primer término al campo de las ciencias
naturales; no obstante, con los graves daños que el hombre ha ocasionado a su entorno, esta
ciencia trascendió su ámbito originario para convertirse también en objeto de preocupación
por parte de las ciencias sociales.
Para Eugene P. Odum, desde la década de 1970, la ecología ha sido ampliada por la
demanda pública; a medida que la humanidad ha llegado a estar más consciente de los
abusos y limitaciones del medio ambiente, los alcances del pensamiento de la gente y el
tema que trata la ecología se han extendido. La ecología se ha convertido de esta forma en
una disciplina integradora fundamental que vincula a las ciencias físicas, biológicas y
sociales.
En el campo de las ciencias sociales, la importancia de la ecología es evidente si
consideramos que el hombre, al actuar de manera intelectiva, puede quebrar los
mecanismos de preservación natural de los ecosistemas y desconocer las consecuencias
inevitables de las leyes ecológicas. De ahí la necesidad de acudir al derecho como la única
vía para exigir al ser humano determinado comportamiento acorde con la necesidad
preponderante de proteger la vida en la Tierra. El derecho se presenta de esa manera como
el camino para lograr la observancia constante y generalizada de ciertas conductas humanas
tendientes a proteger el ambiente. Por medio de la norma y la coacción, el derecho resulta
ser una respuesta social viable para detener la destrucción voraginosa del ambiente por el
ser humano, así, el vínculo entre derecho y ecología será necesario si deseamos que
nuestros esfuerzos en la lucha por preservar el ambiente sean bien encauzados.
Las concepciones acerca de la naturaleza y de su relación con el hombre han variado con el
transcurrir de los años, propiciando la creación de nuevas teorías y posturas ideológicas al
respecto. En este tenor, Geoffrey Sto Hilaire incluye en el vocabulario común, en 1835, el
concepto de medio ambiente. Desde el punto de vista filosófico, tal expresión se refiere al
conjunto de relaciones entre el mundo natural y los seres vivientes, que influye en la vida y
el comportamiento del ser vivo. De este concepto puede inferirse que el influjo de las
condiciones físicas trasciende en muchas ocasiones el ámbito de las ciencias naturales y se
centra en las relaciones sociales. En tal sentido, "el positivismo del siglo XIX atribuyó al
ambiente físico y biológico el valor de causa determinante de todos los fenómenos
estrictamente humanos, desde la literatura hasta la política". La obra literaria y filosófica de
Taine, "contribuyó a la difusión de esta tesis, según la cual el ambiente físico, biológico y
social determina necesariamente todos los productos y los valores humanos y los explica".
Como podemos inferir de dicho razonamiento, la noción del ambiente en la filosofía del
siglo XIX aporta a este concepto un valor determinante. Según tal concepción, todo lo
hecho por el ser humano tendrá una relación con el ambiente en el que éste se desenvuelve.
Por otra parte, en el mundo contemporáneo la noción de ambiente permanece
fundamentalmente en las ciencias biológicas, antropológicas y sociológicas, pero se ha
transformado poco a poco, ya que la relación entre el ambiente y el organismo, el hombre o
el grupo social no se entiende según un esquema mecánico, o sea, como una relación de
determinismo causal absoluto. Esta relación se cambia por una postura que atribuye al ser
humano una facultad selectiva que éste ejerce en el ambiente. Sin embargo, esto no
significa que el ambiente no pueda obrar efectivamente sobre la vida y las creaciones de los
hombres, sino que resulta la condición de la causa.
Ahora bien, de forma paralela a esas digresiones en torno al ambiente, se ha desarrollado un
debate filosófico relacionado más que con cuestiones abstractas con el daño que el hombre
ha causado al medio donde vive. Pareciera que la idea de que el ser humano convive con la
naturaleza se ha cambiado por aquella que expresa que ésta es un mero instrumento al
servicio del hombre.
Silvia jaquenod afirma de manera clara que “el ascenso del hombre a la dominación, parece
atribuible al hecho de que fue el único animal terrestre que se propuso someter su medio en
lugar de adaptarse a él. Últimamente, el dominio del planeta Tierra por el hombre se ha
convertido en algo tan intenso, que altera el hábitat de todas las criaturas con vida,
incluyéndose a sí mismo". Por tanto, como indica la maestra española, el hombre es
conforme se encuentra su circunstancia, es con ella y en función de ella. Actúa e interactúa
inmerso en la contingencia que ésta le depara, y colabora para que la situación que le rodea
lo beneficie o perjudique.
ETICA AMBIENTAL
La ética ambiental será imprescindible para fomentar una cultura de respeto a la vida y
restituir al hombre el control de sus propias acciones, librándolo, según Eduardo A, Pedace,
de un peligroso estado de pasividad moral, superficialmente justificada por la satisfacción
generada por las grandes conquistas de la ciencia y de la técnica.
Desde el punto de vista teórico, se ha discutido mucho acerca de la naturaleza del derecho
ambiental. En primer término, se ha originado un debate acerca de si éste es una ciencia
informativa, una disciplina académica o una rama autónoma del derecho; además, se ha
generado polémica en torno al lugar que debe ocupar. En opinión de algunos autores, el
derecho ambiental constituye una rama del derecho público, mientras que para otros
corresponde al derecho económico. Sin embargo, a pesar de que estas dos posturas son las
más fuertes, la pertenencia del derecho ambiental a alguna de ellas no ha sido la única. Se
ha dicho también que el derecho ambiental rebasa en muchas ocasiones la perspectiva ius
publicista y se coloca en el ámbito de las relaciones privadas, por lo que en cierto modo,
también corresponde al derecho privado.
Algunos estudiosos de la ciencia jurídica considera que el derecho ambiental es sólo una
ciencia informativa. Entendiéndolo en este sentido, tal disciplina se presentaría únicamente
como una amalgama de normas que inciden en un mismo tema y que con ánimo
informativo se reagrupan con la denominación Derecho X. En este caso, el derecho
ambiental se proyectaría como una rama del derecho carente de sustantividad.
DERECHO AMBIENTAL COMO DISCIPLINA ACADEMICA
Algunos autores consideran que el derecho ambiental es una rama autónoma del derecho,
debido a que cumple con los requisitos que suelen apuntarse como necesarios para
considerar que una disciplina es autónoma. Estos requisitos, según Jesús Jordano Fraga, son
los siguientes:
A) Presencia de principios propios.
B) Que existan técnicas jurídicas propias.
C) Referencia a determinada categoría de personas, de objetos o de relaciones.
Para este grupo de doctrinarios, de una observación atenta al derecho ambiental se llega a la
conclusión de que éste puede considerarse una disciplina autónoma. Todos los requisitos
que se exigen para clasificar a un sector del ordenamiento jurídico como rama autónoma se
cumplen con mayor o menor intensidad en el caso del derecho ambiental.
En primer término, para quienes defienden la autonomía del derecho ambiental, en esta
disciplina existen principios propios que incluso han recibido consagración legislativa. Por
ejemplo, la Declaración de Río contiene una serie de principios retomados por la
legislación interna de diversos Estados, que se han convertido de esta manera en derecho
vigente. Por otra parte, se dice que en el derecho ambiental existen técnicas jurídicas
propias, como la evaluación del impacto ambiental o los marketables permits del derecho
norteamericano. Asimismo, para defender la referencia a determinada categoría de
personas, se ha argumentado que, aun cuando el derecho ambiental está dirigido a una
pluralidad indeterminada de sujetos, encuentra un sustrato social directamente implicado.
Podría decirse entonces que el derecho ambiental se dirige a las personas privadas en
cuanto sujetos detentadores o agresores del medio ambiente como bien jurídico. Las
personas públicas pueden aparecer también como sujetos capaces en función de su
obligación de defender y restaurar el ambiente. La administración pública ocupa, en este
orden de ideas, un primer plano en cuanto sujeto público, autor y destinatario, al mismo
tiempo del derecho ambiental.
El derecho ambiental se refiere además a un objeto propio que, en este caso, constituiría el
medio ambiente como bien jurídico por tutelar.
Finalmente, el derecho ambiental cumpliría el último de los requerimientos para determinar
la autonomía de una rama del derecho, ya que regula relaciones jurídicas específicas. Según
Jordano Fraga, sí entendemos una relación jurídica como una situación de poder y deber
concretos que vincula a sujetos determinados, de modo que alguno de ellos puede exigir a
otro una determinada conducta que éste ha de observar y a cuya observancia le compete el
ordenamiento, es claro que el derecho ambiental regula una relación jurídica propia. Esto es
así porque la relación jurídica ambiental crea derechos subjetivos protegidos por las leyes.
El derecho ambiental ha sido colocado por diversos autores en el campo del derecho
público, debido a la relevancia que el Estado tiene en la regulación del comportamiento del
hombre en relación con el ambiente. En efecto, al encontrarse el Estado en una relación de
supra-subordinación con los particulares en lo que se refiere a la materia ambiental, se ha
establecido que el derecho ambiental debe situarse dentro del derecho público. Tal
afirmación se refuerza si tomamos como base la teoría de los intereses en juego que
pretende fundar la división del derecho en público y privado de acuerdo con el beneficio
particular o colectivo que procura la norma. En este sentido, si el derecho ambiental tiene
como fin regular las conductas humanas que pueden influir de manera significativa en el
ambiente para evitar la degradación de éste y así hacer posible que las futuras generaciones
disfruten de un ambiente adecuado. Esta disciplina tiene como finalidad proteger intereses
colectivos. Situándonos entonces en una postura ius publicista, no cabe duda que, al buscar
la protección de los derechos de la colectividad el derecho ambiental puede ser considerado
una rama del derecho público.
Otra tendencia en torno a la naturaleza jurídica del derecho ambiental es situarlo como una
rama del derecho económico. Al respecto, Zarkin señala que el derecho económico se
concibe como un derecho de síntesis o reagrupamiento que se asocia a la idea de derecho de
protección al ambiente, concebido como una rama de este nuevo derecho a partir de las
distintas lecturas que el sistema jurídico permite en sus diferentes ramas. Se establece
también que el objeto de estudio del derecho económico se nutre tanto de las ciencias que
estudian el ambiente como de las económicas, las cuales condicionan el modelo de
desarrollo que subyace a los regímenes económicos que pretenden ser regulados por un
sistema jurídico.
DERECHO AMBIENTAL COMO PARTE DEL DERECHO PRIVADO
El derecho privado ha sido definido como el conjunto de normas que regulan las relaciones
jurídicas entre personas que se encuentran legalmente consideradas en una situación de
igualdad, en virtud de que ninguna de ellas actúa en dichas relaciones investida de
autoridad estatal. Con esta definición podríamos deducir que el derecho ambiental no forma
parte del derecho privado; sin embargo, si bien es cierto que el derecho ambiental siempre
tiene presente los intereses colectivos, "... sucede también que aparecen implicados en las
relaciones que regula intereses y derechos individuales, para cuya defensa el derecho
privado ofrece cauces específicos. De esa manera, no sólo debe catalogarse al derecho
ambiental como parte del derecho público, sino también se ve involucrado en aspectos que
corresponden al derecho privado. Por ejemplo. de forma colateral el ordenamiento civil
puede concurrir a la defensa del ambiente en cuanto que si consigue modificar conductas,
aunque sólo sea en función de los perjuicios ocasionados a un particular, la colectividad se
verá beneficiada a la postre. Entonces, el apoyo que el derecho ambiental toma del
ordenamiento privado constituye un recurso estimable y frecuentemente imprescindible
para el resarcimiento de daños localizables en patrimonios particulares." Con tales bases
podemos decir que el derecho ambiental en muchas ocasiones sale del campo del derecho
público para situarse en el del derecho privado, por lo que, de alguna forma, también puede
considerarse parte integrante de las normas ius privatistas.
C) Énfasis preventivos. Para Ramón Martín Mateo, aunque el derecho ambiental se apoya a
la postre en un dispositivo sancionador, sus objetivos son fundamentalmente preventivos.
Esto se debe a que en la disciplina que tratamos, la coacción aposteriori resulta ineficaz; por
un lado, en cuanto que de haberse producido las consecuencias biológica y socialmente
nocivas, la represión podrá tener una trascendencia moral pero difícilmente compensará
graves daños, quizá irreparables, lo que es válido también para las compensaciones
impuestas de forma imperativa.
D) Componente técnico-reglado. El componente técnico-reglado alude a la intervención
que se hace por parte del Estado con base en módulos y parámetros previamente fijados a
escala nacional, ya sea con carácter general para todo el país, para zonas especiales o para
situaciones excepcionales.
F) Primacía de los intereses colectivos. Esta característica significa, para Ramón Martín
Mateo, que el derecho ambiental es un derecho sustancialmente público que no excluye, sin
embargo, el concurso del ordenamiento privado tanto en lo que respecta a las relaciones de
vecindad como a la posible exigencia de compensaciones y reparaciones en caso de culpa
contractual o extracontractual.
Por su parte, Silvia Jaquenod agrega como caracteres a la disciplina que nos ocupa las
siguientes:
Para Raúl Brañes, las expresiones derecho ambiental, derecho ecológico y derecho del
entorno son utilizadas para designar, por lo general, lo mismo. Haciendo alusión a lo
señalado por Ramón Martín Mateo en su obra Derecho ambiental, Brañes indica que la
expresión derecho ecológico puede ser excesivamente amplia, mientras que el término
derecho del entorno tiene evocaciones urbanísticas. Por ello, dicho autor prefiere el uso de
la expresión derecho ambiental para designar la disciplina que tratamos. Para el propio
Brañes, la materia de que se ocupa esta rama del derecho no es la ecología, como lo sugiere
la expresión derecho ecológico, sino el ambiente. Por tanto, el término derecho ecológico le
parece a este autor equivocado y no porque parezca excesivamente amplio. Por el contrario,
en la medida en que la expresión derecho ecológico nos remite a la idea de "ecología" y
ésta a su vez puede remitirnos a la de "ecosistemas naturales", dicho vocablo representa
incluso el peligro de llegar a asumir un sentido más bien limitado.
Para Silvia Jaquenod, el derecho ambiental es definido como la disciplina jurídica que
investiga, estudia y analiza las diferentes relaciones entre los bienes naturales y la actividad
antrópica, orientando la regulación jurídica de las conductas y actitudes humanas respecto
al uso, explotación y aprovechamiento de recursos naturales, conservación de la naturaleza
y protección del ambiente".
Por su parte, Jesús Quintana Valtierra al referirse a la definición del derecho ambiental,
señala que en un primer intento quizás la forma más sencilla de definir al derecho
ambiental sea refiriéndolo al conjunto de reglas que se encargan de la tutela jurídica de
aquellas condiciones que hacen posible la vida en todas sus formas., Además, continúa
dicho autor, “si el derecho ambiental tiene que ver con la continuidad de la vida sobre la
Tierra, no es del todo aventurado pensar que el acervo de normas jurídicas que están
dirigidas a la salvaguardia de la biosfera es lo que se denomina derecho ambiental". Por
otro lado, este autor señala que al quedar ya destacada la importancia que tiene para la
subsistencia de la vida el mantenimiento del equilibrio ecológico, se puede pensar también
que el derecho ambiental es el grupo de reglas que se encarga de la protección jurídica del
equilibrio ecológico".
Jesús Jordano Fraga, señala que para formular un concepto de esta disciplina jurídica se
puede partir de dos facetas:
A) Desde una perspectiva teleológica o funcional del derecho.
B) Desde una perspectiva que responda a un análisis estructuralista y jurídico-
constitucional.
Visto desde la segunda perspectiva que señala Jordano Fraga, el derecho ambiental tendría
que ser estudiado a partir de la Constitución. Así, en nuestro ordenamiento jurídico, el
derecho ambiental, desde esta perspectiva estructuralista y jurídico-constitucionalista, se
presentaría como el derecho que concede la garantía individual prescrita en el artículo 4to,
que consagra el derecho que toda persona tiene a disfrutar de un medio ambiente adecuado
para su desarrollo y bienestar.
Para el maestro Brañes, quien el derecho ambiental puede definirse como "el conjunto de
normas jurídicas que regulan las conductas humanas que pueden influir de una manera
relevante en los procesos de interacción que tienen lugar entre los sistemas de los
organismos vivos y sus sistemas de ambiente, mediante la generación de efectos de los que
se espera una modificación significativa de las condiciones de existencia de dichos
organismos" Este concepto, en opinión de Raquel Gutiérrez Nájera, se encuentra limitado
en sus alcances cuando alude a "conductas relevantes" y "modificación significativa", ya
que, para dicha autora, estos calificativos no deberían emplearse, debido a que existen
conductas causales y no significativas pero que modifican, por su reiteración, el ambiente.
Entonces, para Gutiérrez Nájera, tomando en cuenta el objeto de su especificidad al margen
de las modificaciones significativas o no que el mismo pueda entrañar, el derecho
ambiental "es el conjunto de normas que tienen por objeto regular las conductas que
inciden directa o indirectamente en la protección, preservación, conservación, explotación y
restauración de los recursos naturales bióticos y abióticos":" Por otra parte. Gutiérrez
Nájera indica también que, a partir de su especificidad como ciencia jurídica, el derecho
ambiental puede ser definido como "el conjunto sistemático y ordenado de leyes que
regulan la protección. Conservación, preservación y utilización de los recursos naturales y
del equilibrio ecológico del hábitat.
Por su parte, los sujetos privados de derecho ambiental, en la medida en que realicen
actividades reguladas por esta disciplina jurídica, pueden ser:
- Personas físicas.
- Personas morales.
- Organismos no gubernamentales.
- Organizaciones sociales.
- Universidades.
- Centros de Investigación.
- Organismos y fundaciones internacionales.
En principio, esos serían los sujetos que contemplaría el derecho ambiental; sin embargo,
en la actualidad se ha gestado una nueva teoría que atribuye un interés legítimo en las
relaciones jurídico-ambientales a los grupos sociales. Esta teoría es la del interés difuso, la
cual podría decirse que ha sido adoptada por el ordenamiento jurídico. En efecto, al
establecerse en el art 4to constitucional que: "Toda persona tiene derecho a un medio
ambiente adecuado para su desarrollo y bienestar", la expresión toda persona se refiere a la
colectividad, es decir, a un número indeterminado de personas, el cual, como grupo, es
titular del derecho mencionado. Con tal interpretación, en nuestro sistema jurídico se
contempla que la colectividad sea también un sujeto de derecho ambiental.
Durante los últimos dos siglos, los modelos económicos de los países poderosos han
definido y determinado la forma y los métodos de explotación de los recursos naturales,
orientando diversas corrientes y doctrinas de desarrollo. Las ciencias económicas y las
jurídicas han jugado un papel fundamental en la ejecución y justificación de dichos
modelos mediante la propiedad, el mercado, el comercio, la distribución de la riqueza y el
bienestar común. Las ciencias económicas y jurídicas brindan valiosos elementos de
solución a la crisis de agotamiento de los recursos naturales y de la contaminación
ambiental en que dichos modelos los colocaron.
De tal manera, a decir de algunos autores, los temas ambientales pueden ser definidos en
términos económicos; es decir, desde la perspectiva de la teoría económica, siendo su
contribución bastante completa, pues va desde identificar la degradación y destrucción
ambiental hasta la aplicación de los instrumentos y herramientas económicos para alcanzar
metas como la reducción y el control de la contaminación.
COMERCIO Y MEDIO AMBIENTE
Si bien las aperturas comerciales entre países originan expectativas de bienestar, también
generan competencia en la generación de bienes y servicios que, aunados a la gran cantidad
de personas que los requieren y las necesidades que se deben satisfacer, ocasionan que las
actividades productivas, industriales y comerciales se tornen agresivas con el ambiente y
sus recursos naturales, destruyendo ecosistemas que la naturaleza ha tardado edades
geológicas en construir. De esa manera, no sólo la extracción y explotación de los recursos
naturales se traducen en degradación del medio ambiente, sino también los procesos de
transformación de dichos recursos en bienes y servicios se convierten en una tensión que
está rebasando los límites de soporte de la naturaleza.
Ante tal situación, los países determinaron que el comercio debe tener límites cuando se
comprometa la salud de los seres humanos y/o el estado del medio ambiente en condiciones
que permitan su aprovechamiento actual y futuro; por ello, como excepción a la regla,
pueden establecer medidas que impidan la entrada de las mercancías que consideren
perjudiciales tanto para la salud de las personas como para los recursos naturales y el
entorno en general.
El derecho formaliza los medios, instrumentos y técnicas a emplearse para la protección,
recuperación y/o restauración de nuestro entorno; la ciencia y la tecnología los concretan en
una realidad deseable y benéfica para todos.
Los recursos naturales que hoy día sufren de contaminación son, en general, el aire, el
suelo, el agua y la diversidad biológica; flora y fauna silvestres.
Algunos problemas del medio ambiente:
A) CONTAMINACION DEL AIRE
B) CONTAMINACION DEL AGUA
C) DEGRADACION DE SUELO
D) CAMBIO CLIMATICO Y CALENTAMIENTO DE LA TIERRA
E) DESTRUCCION DE LA CAPA DE OZONO
F) LLUVIA ACIDA
3.- ECOSISTEMA. La LGEEPA alude al concepto ecosistema como "la unidad funcional
básica de interacción de los organismos vivos entre si y de éstos con el ambiente, en un
espacio y tiempo determinados.
8.- PROTECCION. En la LGEEPA (art 3º, fracc XXVI) se define la protección como "el
conjunto de políticas y medidas para mejorar el ambiente y controlar su deterioro".
11.- RECURSO NATURAL. La LGEEPA define recurso natural como "el elemento
natural susceptible de ser aprovechado en beneficio del hombre."
14.- FLORA SILVESTRE. El concepto de flora silvestre se precisa en la fracc XVIIl del art
3º de la LGEEPA como "las especies vegetales que subsisten sujetas a los procesos de
selección natural y que se desarrollan libremente, incluyendo las poblaciones o
especímenes de estas especies que se encuentran bajo control del hombre."
17.- RESIDUO. De conformidad con el art 3º, fracc XXXI de la LGEEPA se entiende por
residuo "cualquier material generado en los procesos de extracción, beneficio,
transformación, producción, consumo, utilización, control o tratamiento cuya calidad no
permita usarlo nuevamente en el proceso que lo generó."
18.- RESIDUO PELIGROSO. La LGEEPA en su art 3º fracc XXXII define los residuos
peligrosos como "todos aquellos residuos, en cualquier estado físico, que por sus
características corrosivas, reactivas, explosivas, tóxicas, inflamables o biológico-
infecciosas, representen un peligro para el equilibrio ecológico o para el ambiente".
Sin embargo, para efectos jurídicos, los materiales peligrosos generan riesgos al ambiente,
a la salud y a los recursos naturales; mientras que los residuos peligrosos representan un
peligro para el equilibrio ecológico o el ambiente.
Esa diferencia no es trivial, pues orienta la regulación que merecen en la ley general y en
las leyes locales. El peligro es, entonces, la propiedad del material, de la sustancia o del
residuo que, por lo mismo, deben ser manejados de manera tal que no ocasionen efectos
adversos en la salud humana y/o en el medio ambiente, y para que la posibilidad de que
dichos efectos se presenten, por el peligro intrínseco que conllevan, sea controlada. Por otra
parte, el riesgo está asociado a los efectos adversos provocados por la explosión de esos
materiales y residuos, de acuerdo a la cantidad, dosis, tiempo y frecuencia.