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COMERCIAL
Sociedad Anónima
Sociedad Anónima de Garantía
Recíproca
Sociedad por Acciones
Grupos Empresariales
Capítulo I La sociedad anónima
A fines del siglo XVI y principios del siglo XVII, el panorama que
mostraba el derecho de sociedades en Europa se reducía
básicamente a las formas tradicionales de sociedades comerciales
personalistas e intuitu personae, como las sociedades colectivas y
las comanditarias surgidas a partir de la commenda medieval y
orientadas, principalmente, a emprendimientos de pequeña y
mediana envergadura y caracterizadas por la responsabilidad
solidaria de los socios2.
Por último, a fines del siglo XIX y durante el primer cuarto del siglo
XX, principalmente tras la crisis política y social de la República de
Weimar en Alemania (que propició precisamente el advenimiento del
régimen nazi en ese país), el modelo liberal entró en crisis y, con él,
los presupuestos tipificantes de la sociedad anónima de la época,
caracterizada por ser un vehículo privilegiado de concentración
económica y de actividad monopólica. La falta de un marco jurídico
eficaz y confiable, pues, amén de la incapacidad del sistema judicial
alemán para impedir la concentración y la desviación del poder
económico privado, habían llevado a la completa desintegración
económica y política del país. A lo largo del siglo XIX, por lo demás,
el pensamiento económico venía aislándose progresivamente,
convencido de y complacido en las supuestas bondades del
liberalismo clásico y sus principios de laissez faire23, lo que lo llevó a
desatender por completo la relación y la importancia que tenían el
derecho y la institucionalidad política en el devenir del fenómeno
económico.
SÉPTIMO: Que, siendo la deudora una sociedad anónima a la que la ley califica
expresamente como mercantil, con prescindencia del objeto de sus negocios, la
exigencia impuesta por la sentencia impugnada, en orden a requerir al solicitante de
la quiebra comprobar la actividad comercial concreta que desarrolla, excede el
contexto del artículo 43 Nº 1 del Libro IV del Código de Comercio y no condice con la
normativa especial que rige esta clase de sociedades, sometidas a la legislación
comercial para todos los efectos legales, lo que permite al menos presumir su calidad
de deudor calificado.
5º) Que, esta Corte tiene además presente que, no es suficiente en caso alguno, que
el deudor, en la especie Inversiones Fox S.A., se encuentre bajo la estructura jurídica
de una sociedad anónima, para calificar su actividad como comercial, como lo exige
la normativa contenida en los artículos 41 y 43 Nº 1 de la Ley de Quiebras, inserta en
el Libro IV del Código de Comercio, pues la doctrina autorizada en la materia, sostiene
que debe estarse estrictamente a la actividad u objeto social desarrollado por el
deudor, el cual, si no es mercantil, hace improcedente la declaratoria de quiebra, tesis
avalada por este Tribunal de Alzada, en fallo de 9 de septiembre de 2002 (Revista de
Derecho y Jurisprudencia, Tomo XCIX), Nº 3 (julio-septiembre), Sección 2"38.
A) Registro obligatorio
B) Registro voluntario
B) En cuanto al domicilio
8. Las acciones
Como se dijo supra, los pactos que limitan la libre cesibilidad de las
acciones pueden constar en el estatuto social o en acuerdos privados
entre las partes, de carácter contractual.
Según el art. 14 inc. 2º, modificado por la ley Nº 20.382, del año
2009, "Los pactos particulares entre accionistas relativos a cesión de
acciones, deberán ser depositados en la compañía a disposición de
los demás accionistas y terceros interesados, y se hará referencia a
ellos en el Registro de Accionistas. Si así no se hiciere, tales pactos
serán inoponibles a terceros. Tales pactos no afectarán la obligación
de la sociedad de inscribir sin más trámites los traspasos que se le
presenten, de conformidad a lo establecido en el artículo 12".
Los pactos particulares entre accionistas relativos a cesión de acciones, deberán ser
depositados en la compañía a disposición de los demás accionistas y terceros
interesados, y se hará referencia a ellos en el Registro de Accionistas. Si así no se
hiciere, tales pactos se tendrán por no escritos".
Podemos decir con Lagos, por ende, que "si una operación es
sustancialmente una operación de mercado [en las que la
determinación del precio es consecuencia de un proceso multilateral
y anónimo de oferta y demanda], debe primar (...) la inoponibilidad.
Esto significa que al adquirente de buena fe, vale decir, quien no
conoció o no debió conocer la restricción a la libre cesibilidad inscrita,
por haber adquirido las acciones en una operación de mercado, no
se le puede desconocer su calidad de nuevo accionista"117. Haciendo
un ejercicio comparativo, en fin, predicar la plena oponibilidad de un
pacto privado de accionistas a terceros que han adquirido acciones
de sociedades abiertas en operaciones de mercado, por el hecho de
encontrarse registrado dicho pacto en la sociedad, sería equivalente
a suprimir el principio de autonomía de los títulos de crédito para
hacer oponibles al portador legítimo los pactos privados celebrados
por los anteriores tenedores del título, postulado que, sin embargo,
atentaría contra la esencia misma del sistema.
A) Concepto de OPA
B) OPA obligatoria
D) Aviso de inicio
E) Prospecto de la OPA
F) Garantía de la OPA
G) Ofertas competidoras
Por esta vía, la ley busca asegurar que las decisiones de los
accionistas, en cuanto a aceptar la oferta, y la del oferente en cuanto
a invertir en la sociedad objetivo, no se vean alteradas por
operaciones que puedan realizar los controladores o administradores
de aquélla, en perjuicio de los intereses sociales.
I) Factor de prorrateo
En conformidad al art. 208 de la LMV, la oferta deberá estar dirigida
a todos los accionistas por igual o de la serie de que se trate.
J) Caducidad de la oferta
En virtud del art. 210 inc. 1º de la LMV, la regla general es que toda
OPA será irrevocable. Sin embargo, la misma norma legal faculta al
oferente para incluir en su oferta casos específicos de caducidad, o
incorporándolos expresamente en el aviso de inicio y en el prospecto.
K) Retractación de la aceptación
L) Aviso de aceptación
c) Efectos de la publicación.
Para todos los efectos legales, y como una forma de uniformar el
proceso de oferta y aceptación de las diversas acciones incluidas en
la OPA, la fecha de aceptación de los accionistas y de formalización
de la enajenación de las acciones será aquella en que se publique el
aviso de aceptación (art. 212 inc. 2º).
A) Concepto
D) ADR y ADS
a) La sociedad emisora.
b) El banco depositario.
c) Banco custodio.
Hasta abril del año 2001, el Título I del Capítulo XXVI del
Compendio imponía la obligación de acreditar ante el Banco Central,
entre otros requisitos, que el banco depositario u otra institución
financiera extranjera aceptada por aquél, llamada "underwriter", se
encontraba obligada a adquirir al menos el 90% de la emisión. Tal
exigencia se explicaba por cuanto, en la práctica, no era el banco
depositario el que pagaba el valor de las acciones a la sociedad
emisora, a nombre de los futuros tenedores de ADR, sino que una o
más instituciones financieras extranjeras o underwriters, en virtud de
un contrato de "underwriting" previamente celebrado con el emisor.
Por ello, el Banco Central autorizaba alternativamente que el banco
depositario o el underwriter garantizaran el 90% de la colocación, y
en este último caso en virtud del contrato ya dicho.
e) Banco Central
e) Una vez emitidos los ADR por el banco depositario, éstos son
colocados por el underwriter en las bolsas de valores internacionales,
salvo la modalidad en firme, en donde los adquiere directamente.
H) Operaciones de canje
a) Operación de "flowback".
Aquí, el titular de los ADR los canjea ante el banco depositario por
las acciones que éstos representan, quedando habilitado para
venderlas luego en el mercado local. Para estos efectos se asegura
al titular de las acciones —antes ADR— el acceso al mercado
cambiario para la remesa de las divisas respectivas.
b) Operación de "inflow".
a) Titular único.
B) Carácter inescindible
Distintos son los criterios con que pueden clasificarse las acciones
de una sociedad anónima.
A) Valor nominal
B) Acciones suscritas son aquellas que han sido adquiridas por los
accionistas, encontrándose pendiente el plazo legal o estatutario
para su pago. A ellas nos hemos referido ya al tratar sobre el capital
suscrito y pagado, a lo que nos remitimos (supra, 7.3).
A) Acciones ordinarias
Son las que confieren a su titular todos los derechos que emanan
de la acción, sin distinción. Sobre estos derechos volveremos más
adelante.
B) Acciones preferentes
B) Acciones de control
Se trata en este caso de una figura introducida por la ley Nº 19.705
(D.O. de 20 de diciembre de 2000), que "Regula las ofertas públicas
de adquisición de acciones (OPAS) y establece régimen de
gobiernos corporativos", generándose por esta vía una categoría
adicional de acciones que distingue, a su vez, a un grupo
determinado de accionistas interesados en la administración y control
de la sociedad (accionistas empresarios), por oposición a las
denominadas acciones de inversión y al accionista especulador o
inversor, que sólo busca rentabilizar su inversión accionaria sin
participar en dicha administración y en el control de la sociedad.
Como decía Garrigues, hace más de cuatro décadas138, "La mayoría
de los pequeños accionistas, al adquirir las acciones, no tienen
intención de ejercer influjo alguno en la marcha de la empresa, sino
que únicamente quieren colocar su capital de una manera definitiva
o transitoria o especular con las acciones. Por esta razón se cuidan
de las oscilaciones de la cotización, quizá se preocupan también de
obtener otras noticias sobre la sociedad, pero no pasa por su
pensamiento el asistir a las juntas generales (...). En el propio seno
de las grandes sociedades por acciones ha fracasado la estructura
democrática que los legisladores del siglo pasado eligieron para ella
a imitación del Estado parlamentario. Los accionistas en su mayoría
no tienen interés en conocer los asuntos sociales y se abstienen de
concurrir a las juntas de socios". Sobre esto volveremos al tratar
sobre el interés social y de los accionistas.
C) Canje de acciones
A) Límites implícitos
B) Límites explícitos
A) Acciones al portador
Son aquellas cuya transferencia opera con la sola entrega del título
o del certificado de acciones, según el caso, de manera que la
posición jurídica de accionista se adquiere y acredita con la posesión
del título.
B) Acciones nominativas
Debe aclararse, con todo, que en este segundo caso (relación entre
cesionario-adquirente de las acciones y la sociedad y los terceros),
el traspaso sigue siendo el modo de adquirir el dominio, aun cuando
aquél —el traspaso— sea inoponible mientras no se inscriba en el
registro de accionistas. En este sentido, por lo mismo, y si bien es
cierto que la cesión de acciones no es asimilable en cuanto tal a la
cesión de créditos del C. Civil, como acabamos de señalar, lo
concreto es que el mecanismo de transferencia del dominio en
ambos casos es muy similar. En la cesión de créditos, en efecto, al
igual que en el traspaso de acciones, debe distinguirse también entre
la relación jurídica existente entre el cedente y el cesionario, por un
lado, y la que se genera entre este último y el deudor y los terceros,
por el otro, con resultados y efectos jurídicos que coinciden con los
que plantea por su parte el régimen de transferencia contemplado en
la LSA:
Ahora bien, la cesión de acciones debe estar precedida de un título traslaticio, como
la compraventa, permuta o dación, no exigiéndose en esta materia, según lo
expresado en el motivo que antecede, ningún tipo de solemnidad para su conclusión.
DECIMOSÉPTIMO: Que esta última afirmación, viene a constituir el quid del conflicto
jurídico de marras. En efecto, y como ya se adelantó, la relación entre el cedente y el
cesionario se concreta mediante alguno de los mecanismos que prevé el artículo 15.
Luego, el documento en que se materializa la cesión se denomina traspaso. Podrán
extenderse dos documentos diversos, una compraventa y un traspaso o bien, el título
y el modo de adquirir pueden estar contenidos en un mismo instrumento. No cabe
duda que la cesión de acciones produce efectos entre cedente y cesionario por la sola
celebración del acto entre las partes, esto es, desde la formación del consentimiento,
lo que corresponderá a aquella oportunidad en que se suscribió el instrumento por
ambas partes y, por lo tanto, respecto del cedente, el adquirente es el accionista de
la sociedad y el titular de los derechos que emanan de la acción. Entonces, el título
marca el principio de los efectos de la cesión entre las partes que lo celebran. Así se
deriva de la interpretación a contrario sensu del artículo 17 del Reglamento ya
transcrito en el considerando 15º que antecede.
DECIMONOVENO: Que lo que hasta aquí se ha dicho y que constituye el verbo rector
en esta materia, se plasma en otras normas que regulan la institución que se trata,
tales como los artículos 62 y 81 de la ley Nº 18.046 y 104 de su términos más amplios,
estatuye que para los efectos del ejercicio de los derechos de los accionistas, deben
ser considerados como tales aquellos que se encuentren inscritos en el Registro de
Accionistas con la antelación que la norma indica.
VIGÉSIMO: Que íntimamente ligado con los raciocinios que preceden y como
corolario de los mismos, es menester dejar asentado que la ley distingue entre la
adquisición o transferencia de acciones (suscripción o cesión) y, el título de las
mismas, tal como se desprende del artículo 19 del Reglamento, que pormenoriza las
menciones que deben contener los títulos de acciones. Sin embargo, el título carece
de relevancia en cuanto vinculación con la sociedad, ya que su sola tenencia margina
al accionista de los derechos elementales que asisten a los que se encuentran
inscritos, según ya se adelantó. Cumplirá, entonces, el título de la acción, —como lo
afirma el profesor Puga Vial— una función meramente certificatoria (obra citada,
p. 150).
VIGÉSIMO PRIMERO: (...) si bien no cabe duda sobre la titularidad del paquete
accionario del demandante en la sociedad Tulor, correspondiente al 42% de la misma,
como se dejó asentado por los jueces del mérito, es lo cierto que respecto del título
traslaticio de dominio que le confiere esos derechos no se ha verificado el acto
posterior, compuesto por una formalidad sustancial, constitutiva como se dijo, cuya
omisión trae aparejada la inoponibilidad del acto a la sociedad y, con ello, que
González Tassara no pueda ser considerado como accionista, en cuanto le permite
ejercer los derechos inherentes a tal calidad, como lo es precisamente aquél que
ahora reclama"145.
a) Debe otorgarse ante notario público o bien cada uno ante dos
testigos mayores de edad o ante un corredor de bolsa, "los que
podrán ser los mismos si cedente y cesionario suscriben el
instrumento en un mismo acto". En todo caso, "No podrá actuar en
calidad de testigo, corredor de bolsa o notario público quien
comparece en la escritura de cesión como cedente o cesionario de
las acciones, ni aún respecto de su contraparte".
Por último, el mismo art. 48, en su inc. 2º, aclara que los embargos
trabados sobre acciones "no limitarán la transformación, división,
fusión o disolución de la sociedad emisora de ellas, ni afectará otras
decisiones de las juntas de accionistas. En todo caso, el embargo se
extenderá a las acciones o derechos sociales que reemplacen o
sucedan a las acciones embargadas en caso de transformación,
división o fusión de la sociedad emisora de las mismas".
Como se dijo supra (8.2.1.), uno de los criterios para clasificar las
acciones de una sociedad anónima apunta precisamente a los
derechos que éstas confieren al accionista, en su condición de socio,
como contrapartida de las obligaciones que involucra la asunción de
dicha calidad y, principalmente, del deber de desembolsar el aporte
comprometido y de observar una conducta leal para con la sociedad
y los demás accionistas (art. 30 de la LSA).
C) Reglas especiales
B) Registro público
Según el artículo 10 inc. final de la LMV, por último, los que dolosa
o culpablemente califiquen de reservado un hecho o antecedente
quedarán sujetos a la responsabilidad civil, penal y administrativa a
la que se refiere el artículo 55 de la misma ley.
"e) Las personas a que se refiere el artículo 166 que al efectuar transacciones u
operaciones de valores de oferta pública, de cualquier naturaleza en el mercado de
valores o en negociaciones privadas, para sí o para terceros, directa o indirectamente,
usaren deliberadamente información privilegiada (...)".
8.7.1.3. Otros derechos políticos o administrativos
b) Dividendo adicional
c) Dividendo provisorio
d) Dividendo eventual
e) Dividendo opcional
Según el art. 141, letra d), del Reglamento, "La opción deberá
anunciarse y ejercerse en iguales términos que los establecidos para
la opción preferente de suscripción de acciones de pago". Asimismo,
el aviso que anuncie la opción "deberá indicar la fecha de pago, el
valor de las acciones que se ofrezcan y el lugar en que se podrá
examinar la información jurídica, económica y financiera sobre la
sociedad o la información adicional que determine la
Superintendencia". Durante el plazo de la opción, además, "dicha
información deberá encontrarse a disposición de los accionistas en
las oficinas de la sociedad y en su sitio de internet, si lo tuviere".
D) Dividendos no retirados
A) Es un derecho renunciable
Según el art. 129 inc. final del Reglamento, "El accionista disidente
podrá renunciar a hacer efectivo su derecho a retiro hasta antes que
la sociedad le efectúe el pago".
La renuncia, con todo, debe ser expresa, de manera que una vez
ejercido el derecho y mientras aquélla no se formaliza ante la
sociedad, el accionista no puede aspirar al ejercicio simultáneo de los
derechos inherentes a la condición de accionista. Así, por ejemplo, el
accionista que ha ejercido válidamente su derecho a retiro y que no
lo ha renunciado oportunamente, no puede aspirar además al pago
que la sociedad debe hacer con ocasión de una disminución de
capital, acordada con posterioridad al ejercicio de dicho derecho. Así
lo señaló la Corte Suprema, invocando adicionalmente la doctrina del
abuso del derecho:
"QUINTO: (...) lo que el recurrente pretende es asilarse en dos normas distintas para
obtener un doble pago derivado de mismas acciones que la demandante tenía en la
sociedad CALAF SAIC hoy ORPI S.A. Por una parte el artículo 69 de la Ley de
Sociedades Anónimas Nº 18.046, para el retiro de la sociedad previo pago de sus
acciones, y el artículo 28 de la misma Ley, para la devolución que le correspondía por
disminución de capital. Esta Corte concuerda con la sentencia recurrida en que no
pueden interpretarse ambas normas aisladamente, prescindiendo del sentido de las
mismas y del efecto que ellas producen, pues, ninguna interpretación puede ser
aceptada, si ella conduce al absurdo de legitimar un doble pago, o más claramente, a
un enriquecimiento injusto, como lo hace ver con precisión la sentencia de segunda
instancia que se ha recurrido;
SEXTO: Que lo anterior fluye con claridad de los hechos, tal cual han quedado
asentados en los autos y que se han resumido con anterioridad. En efecto,
el demandante y ahora recurrente, en su oportunidad, y antes de que la
sociedad acordara la reducción de su capital, ejerció el derecho de retiro que le
concede el artículo 69 de la ley Nº 18.046. Si bien es cierto, la sociedad obligada tardó
en pagárselo y el demandante sólo logró el pago luego obtener una sentencia judicial,
en la práctica recibió el dinero por el total de las acciones que mantenía en la sociedad
CALAF SAIC. El hecho de que ese pago se haya materializado en una fecha posterior
a la que legalmente correspondía, e incluso después de la fecha en que la sociedad
acordó la disminución de su capital, no puede significar que el demandante, además
de recibir el pago de las acciones que le daba el ejercicio de su derecho a retiro,
hubiera tenido un derecho adicional a que le pagaran una proporción de las mismas
acciones, por la reducción del capital social. El argumento que ofrece el demandante
en su libelo y con el que insiste en el recurso, de que a esa fecha se mantenía como
socio, no puede ser suficiente. Al hacer un análisis detenido de la situación que existía
en ambos patrimonios, tanto del demandante como de la demandada, a la fecha en
que se acordó la reducción del capital de la sociedad CALAF, puede advertirse que el
primero mantenía un crédito a cobrar en contra de esta misma sociedad para el pago
de sus acciones en ella, cuya causa era precisamente el ejercicio del derecho de
retiro, legítimamente ejercitado y a esa fecha no pagado. Este crédito, que
naturalmente debe contabilizarse entre los activos del acreedor, no puede sumarse al
valor mismo de las acciones que aún mantenía inscritas en la sociedad, porque, quien
así lo hiciera estaría considerando doblemente un activo; desde el punto de vista del
pasivo, la sociedad efectivamente debía el pago de las acciones, por el derecho de
retiro ejercitado, pero puede agregarse, además, el deber de pagarlas
independientemente. En otros términos, el demandado no poseía al mismo tiempo en
contra de la sociedad, un crédito para que le pagaran sus propias acciones, por el
derecho a retiro y junto a ello, el derecho a liquidar sus acciones. Tanto así, que el
mismo artículo 69 de la ley Nº 18.046 permite al accionista que ejercita su derecho de
retiro, renunciar al mismo;
SÉPTIMO: Que lo anterior permite concluir, con toda seguridad y claridad, que el
demandante no podía aspirar a un doble pago. Por ello, cuando la sociedad acordó la
reducción del capital social, después de que el demandante había ejercitado su
derecho a retiro, dado que aún no se le pagaba tal crédito, teóricamente tenía derecho
a aspirar a que le pagaran su proporción en la reducción del capital acordado; de
hecho la sociedad le ofreció este pago y el demandante se negó a aceptarlo. Pero si
hubiera recibido ese pago, es obvio que se habría reducido, en la parte proporcional,
el derecho al pago de las acciones que le correspondía por su derecho a retiro. En
esa parte la sociedad, con todo derecho, podría haberle opuesto la excepción parcial
de pago, si el demandante hubiera exigido el pago total por el retiro;
B) Causales de retiro
Esta causal fue agregada al art. 69 de la LSA por el art. 13, letra h),
de la ley Nº 19.499, de 1997, sobre saneamiento de vicios formales
de nulidad de las sociedades.
iii) En el caso del art. 199 bis de la LMV, que da derecho a retiro en
aquellos casos de control de un porcentaje igual o superior a los dos
tercios de las acciones emitidas con derecho a voto de una sociedad
anónima abierta, en la que el controlador no cumple oportunamente
con la obligación de realizar una oferta pública de adquisición por las
acciones restantes.
Tratándose de las causales estatutarias o convencionales, que
como tales pueden ser modificadas o suprimidas por la junta de
accionistas, llama la atención que la ley no regule mayormente esta
facultad de los accionistas, en orden a incluir casos adicionales de
retiro, pues con ello se incorpora un factor de incertidumbre que
parece contrariar los principios de conservación del capital y de
capital real, ya estudiados. El ejercicio del derecho a retiro,
recordemos, lleva aparejada además la figura de la autocartera y, con
ella, una eventual rebaja del capital social (vid. supra, 7.2.4.3), lo que
en este caso particular tendrá como fuente y origen una disposición
puramente convencional, con el riesgo que ello implica para la
subsistencia de la sociedad, para los acreedores sociales y para
aquellos accionistas minoritarios que no concurrieron con su voto a
la incorporación de la causal estatutaria de retiro.
D) Sujeto activo
9.4. El directorio
9.4.1. Concepto
La ley Nº 18.046 modificó el art. 2061 inc. final del Código Civil, que
define a la sociedad anónima, e incorporó definitivamente en la
legislación chilena la concepción de la administración como órgano,
por oposición a la teoría contractualista del mandato, según hemos
señalado en otra oportunidad240. De esta forma, y a la luz de la teoría
organicista, la relación jurídica entre la sociedad y los directores
supone una designación previa que hace la junta de accionistas, cuya
eficacia depende en todo caso de la ulterior aceptación del director
nominado. Dicha aceptación, sin embargo, que implica por cierto una
manifestación de voluntad explícita o tácita (art. 37 inc. 1º de la LSA),
no involucra en modo alguno un vínculo contractual entre la sociedad
y el director, pues, como señala Garrigues241, en este caso "se estaría
en presencia de un concurso y no del encuentro de dos voluntades,
es decir, de dos actos unilaterales de los cuales uno, el del
nombramiento, tiene naturaleza de autorización y es un negocio
unilateral y abstracto, cuyo efecto consiste esencialmente en la
investidura o atribución de poder a un sujeto".
B) Directores reemplazantes
a) Director independiente
b) Comité de directores
b) Ser accionista o persona relacionada a él, que con los votos de la Administradora
pueda elegir la mayoría del directorio.
El art. 156 del mismo D.L. Nº 3.500, a su vez, señala que además
de las inhabilidades establecidas en los artículos 35 y 36 de la LSA,
no podrán ser directores de una Administradora de Fondos de
Pensiones:
"a) Los ejecutivos de bancos e instituciones financieras, bolsas de valores,
intermediarios de valores, administradoras de fondos de inversión, administradoras
de fondos mutuos, compañías de seguros o Administradoras de Fondos de
Pensiones, y b) Los directores de cualquiera de las instituciones señaladas en la letra
a) precedente, así como los directores de otras sociedades, sean éstas nacionales o
extranjeras, del grupo empresarial al que pertenezca la Administradora".
E) Acuerdos
Por lo tanto, la carencia de escrituración del acuerdo no afecta su validez, sin perjuicio
que sirva como su principal medio de prueba y que sea la forma en que se materializa
el referido acuerdo para su posterior ejecución;
Por su parte el inciso segundo del artículo 40 de la ley sobre sociedades anónimas
expresa que el directorio podrá delegar parte de sus facultades en los gerentes,
subgerentes o abogados de la sociedad, en un director o en una comisión de
directores y, para objetos especialmente determinados, en otras personas.
En el mandato propiamente tal, debe existir siempre un encargo de realizar uno o más
negocios por cuenta del mandante; el poder en cambio, entrega facultades de
representación.
Del tenor de las normas transcritas se evidencia con mayor fuerza la impertinencia de
las excusas del actor, en orden a declarar su total desinformación de lo que acontecía
en la sociedad o la circunstancia de que él también se vio afectado personalmente
con el descalabro que sucedió con el grupo de empresas ¿Inverlink'.
Los preceptos legales indican que los directores deberán utilizar en el ejercicio de sus
funciones el cuidado y diligencia que los hombres emplean ordinariamente en sus
propios negocios y responderán solidariamente de los perjuicios causados a la
sociedad y a los accionistas por sus actuaciones dolosas. En general, constituyen
prácticas contra el deber de lealtad, el realizar actos ilegales o contrarios a los
estatutos o al interés social o usar de su cargo para obtener ventajas indebidas para
sí o para terceros relacionados en perjuicio del interés social"270.
"DÉCIMO. (...) Los directores de una sociedad anónima están sujetos a los llamados
deberes fiduciarios o de lealtad para con la sociedad, que tienen su fundamento en el
acto de confianza que envuelve ese cargo y se traducen, básicamente, en la
prohibición de usar esa posición, para obtener beneficios para sí, o para personas
relacionadas, en perjuicio de la sociedad. Los conflictos de interés que se pueden
plantear entre los directores y la sociedad nacen, precisamente, por la existencia de
dichos deberes, cuando entra en concurrencia el interés social, con el interés
particular de algún director.
(...) 12º. Que, en consecuencia, si bien es efectivo que los demandados no fueron
diligentes en el ejercicio de la función de director y gerente general de Artika S.A., lo
que importó incumplir las obligaciones que impone la ley Nº 18.046, no es menos
cierto que las pérdidas patrimoniales que la sociedad experimentó y que se solicita
resarcir por el presente juicio, se originaron porque el negocio social no fructificó
debido al comportamiento del mercado en el que desarrollaba su giro, en concreto,
por la disminución de la venta de hielo a empresas pesqueras de la VIII Región,
motivada porque éstas redujeron su actividad por la falta del recurso marítimo" 278.
(...) 10º. Que la sentencia judicial se refiere de forma acuciosa a la prueba rendida en
los considerandos cuarto a octavo, por la parte recurrente ante lo cual se pregunta
¿por qué un profesional experto como el Sr. Sotomayor no hizo lo posible por
mantenerse informado? Y si su conducta fue diligente, como señala el prof. Koljatic,
monitoreando y aprobando las acciones de la gerencia general, el fallo agrega, ¿por
qué no pudo detectar las irregularidades que había llevado a cabo la administración?,
que incluso ha sido reconocida en estrados. Por estas razones la sentencia no está
de acuerdo con la valoración que hacen los testigos, por cuanto ellas podrían ser
válidas para un ejecutivo de rango menor, pero no para un director de la compañía" 283.
"VIGÉSIMO SÉPTIMO: Que, en lo demás, los vicios denunciados por cada uno de los
recursos pueden ser reconducidos a la interpretación de los artículos 39 y 41 de la ley
Nº 18.046, en el sentido que, la combinación de ellos, permitió al tribunal construir un
deber de los directores de informarse de la marcha de los negocios sociales, cuyo
incumplimiento los hace responder de culpa leve.
En efecto, tanto los jueces de primera como de segunda instancia tuvieron por
establecido que la mencionada normativa obligaba a los directores reclamantes a
pedir mayor información en relación al requerimiento presentado por la Fiscalía
Nacional Económica en contra de Farmacias Ahumada S.A., sin que les fuera
admisible no ejercer una mayor supervisión sobre lo obrado por otros funcionarios, en
atención a la importancia e incidencia que dicha presentación tenía en los negocios
sociales y considerando que las circunstancias de hecho que motivaban el señalado
requerimiento eran de conocimiento público a través de los medios de prensa.
Por tanto, dicha conducta omisiva, a juicio de los sentenciadores, importó una
contravención al estándar de cuidado que la normativa citada exige a los directores
de sociedades anónimas, de manera que su responsabilidad se hace efectiva a través
del establecimiento de la multa reclamada.
Por todo lo anterior, más que analizar uno a uno los demás vicios denunciados,
considerando que todos ellos se refieren, desde distintas perspectivas, a la aplicación
de los mencionados artículos, en cuanto permitirían la construcción de una obligación
que se estimó incumplida de manera culpable, el análisis a continuación se centrará
en dicho planteamiento.
"(...) VIGÉSIMO NOVENO: Que corresponde analizar entonces, interpretando las dos
normas transcritas [arts. 39 y 41 de la LSA], en qué consiste el derecho a ser
informado en forma plena y documentadamente y, en su caso, la responsabilidad en
que pueden incurrir los directores por no ejercer ese derecho.
Se debe, por tanto, además dilucidar si el ejercicio del cargo de director, además de
conferir el derecho a ser informado sobre la marcha social, incluye también un deber
de exigir dicha información, de manera que su omisión haga incurrir en culpa
infraccional.
TRIGÉSIMO: (...) Resulta útil además para el análisis vincular el concepto de
información plena y documentada del artículo 9º de la Ley de Mercado de Valores
Nº 18.045 que define lo que debe entenderse como información esencial, ¿aquélla
que un hombre juicioso consideraría importante para sus decisiones sobre inversión',
por cuanto debe entenderse que respecto de esta información esencial los directores
tendrían que estar permanentemente informados y, de no ser así, deberían requerir
antecedentes.
Por otra parte, de los artículos 2053 del Código Civil y artículo 1º de la ley Nº 18.046,
se colige que la principal labor de un director es el resguardo del interés social, cuyo
contenido ha sido clarificado a través de la doctrina (...).
De lo anotado se desprende que al así resolverlo los jueces del grado, han aplicado
correctamente la normativa citada, sin transgredir los principios de legalidad, tipicidad
o la garantía del debido proceso, alegadas como infringidas en el recurso del
reclamante (...).
TRIGÉSIMO SEGUNDO: Que, una vez establecido que los directores deben
informarse respecto de la marcha social, el paso siguiente es dar contenido a este
derecho-deber, toda vez que el tantas veces citado artículo 39 de la ley Nº 18.046
establece que esa información debe ser plena y documentada.
"(...) TRIGÉSIMO NOVENO: Que, a la luz del contenido del deber de conducta
exigible a los directores de sociedades anónimas en abstracto y de lo ya razonado
respecto de los directores reclamantes en concreto, resulta que siendo efectivo que
los señalados funcionarios ocultaron información al directorio, en atención a la
magnitud de los hechos por ellos conocidos y a las posibles repercusiones que éstos
podían traer, con el consiguiente riesgo para el patrimonio y reputación de la sociedad,
debían los propios directores recabar información que les permitiera tener un
conocimiento cabal de la situación planteada, cuestión que, como quedó acreditado
como hecho de la causa, no realizaron. Lo anterior conduce a la conclusión que no
incurren en yerro los sentenciadores del fondo al calificar esa conducta omisiva como
constitutiva de culpa leve, toda vez que es dable sostener que una persona diligente
no habría incurrido en ella si se tratara de sus propios negocios. Resulta inimaginable
que se hubiera permanecido por un periodo superior a un año sin adoptar alguna
actitud que les permitiera tener información de un tema trascendente.
Debe aclararse, por último, que este deber de información, sea que
se lo considere como derecho/deber de los directores o como
obligación de los gerentes y ejecutivos principales, no tiene por objeto
toda y cualquier información que pudiese estar disponible en un
momento dado. Al contrario, un ejercicio diligente de dicho deber
supone también que los costes en que deba incurrirse para obtener
la información respectiva no superen los beneficios esperados con la
misma o, dicho de otra forma, el estándar de cumplimiento en este
sentido debe ser analizado con un prisma de razonabilidad que
estará definido por distintos factores, tanto desde el punto de vista de
la cantidad como de la calidad de la información. Entre tales
aspectos, que pueden ser múltiples y variados, se distinguen no
obstante algunos de necesaria y común observancia, tales como "la
trascendencia de la decisión, el tiempo de que se dispuso para
tomarla, los conocimientos y experiencia del administrador en este
tipo de asuntos, el grado de confianza que éstos puedan tener en las
recomendaciones de sus subordinados o el coste que supondría la
obtención de la información adicional"293. A ello se suma la existencia
de un baremo mínimo común de información de la sociedad que
todos los administradores deben conocer y proporcionar, partiendo
por el gerente y los ejecutivos principales, donde destaca
nuevamente la relacionada con la situación financiera y contable de
la empresa, el estado y evolución de los negocios, las contingencias
de funcionamiento interno y, en general, cualquier circunstancia que
pueda tener una influencia decisiva en los resultados de la
sociedad294.
QUINTO. Que los artículos 233, 234, 237 del Código de Comercio, 2138 y 2155 del
Código Civil, están referidos al mandato, que como se ha dicho, en el evento que
desarrolle tal actividad, el gerente, en especial conforme lo dispone el inciso segundo
del artículo 49 de la ley Nº 18.046, responde ante el directorio, sin perjuicio del deber
de información tanto a los accionistas y público en general, en su caso, pero que no
llega a imponerse la obligación de rendir cuenta.
(...) SÉPTIMO. Que por lo razonado, los errores de derecho denunciados no se han
producido, puesto que el gerente de una sociedad anónima responde ante el
Directorio y no ante la junta de accionistas, como tampoco a parte de ellos (...)".
(...) DÉCIMO. (...) si bien en forma aislada pudiese concluirse que si se celebra un
contrato por el que se adquiere un producto en la suma de un peso, no debiese
sujetarse a las exigencias del artículo 44 de la Ley de Sociedades Anónimas, no es
menos cierto que el propio actor sostuvo ante la Superintendencia de Valores y
Seguros que el precio de un peso fue simbólico para compensar los montos que
Schwager había pagado para financiar el proyecto, (fojas 14), sin embargo, de ello
tampoco se dejó constancia en las actas.
Undécimo: Que así entonces se trata en definitiva, de un conjunto de operaciones
entre Schwager y una empresa relacionada con el gerente de la primera, en las que
Schwager invirtió sumas de dinero en un proyecto que pertenecía a la empresa del
señor Jacobo Kravetz, sin que tuviese alguna participación o propiedad en el proyecto
mismo al momento de efectuar las inversiones y que después de ellas se le
traspasaron los derechos en la suma de un peso de forma simbólica o como
compensación de lo que había invertido en el negocio, de manera que no puede el
señor Fuentes Santis tratar de argumentar que el desembolso de Schwager en este
negocio fue solo de un peso $ 1 y como tal quedar excluido de las formalidades del
artículo 44 de la Ley de Sociedades Anónimas, pues se demostró en el fallo que
Schwager incurrió en desembolsos en el proyecto cuando aún no le pertenecía, sin
que tampoco en dicha oportunidad, estando presente el señor Fuentes Santis, se
diera cabal cumplimiento al artículo 44, dejando constancia de las deliberaciones del
directorio"306.
11º) Ahora bien, la segunda parte del cuestionado oficio Nº 15.443 aborda lo relativo
a si la fusión de las sociedades anónimas constituye o no una operación con partes
relacionadas y cuál es el estatuto aplicable en este último caso, es decir si prevalecen
las normas del Título XVI, las del Título IX, o si hay complementariedad entre unas y
otras (...).
12º) (...) pese a reconocer la Superintendencia que la fusión antedicha es una OPR
[operación entre partes relacionadas], resuelve que no le es aplicable el estatuto
contemplado en el Título XVI de la ley Nº 18.046 a esa operación, porque los acuerdos
sobre fusión solo se rigen por las normas del Título IX de la misma ley, lo que
constituye una norma especial para estas operaciones, con requisitos específicos que
deben cumplir las sociedades que se fusionan, contenidos tanto en el Título IX de
dicha ley como en los artículos 155 y siguientes del Reglamento y, para los emisores
de valores, en la Sección II de la Norma de Carácter General Nº 30 de la SVS, como
son: quórum especial de aprobación, derecho a retiro del accionista disidente e
información previa que debe estar disponible para los accionistas en los plazos
correspondientes.
13º) Ahora bien, como ya se ha indicado, el citado artículo 146, en su inciso 1º, que
encabeza el Título XVI de la ley Nº 18.046, cuando alude a las negociaciones, actos,
contratos y operaciones que deben considerarse dentro del concepto de "operaciones
con partes relacionadas" no exceptúa en su concepción a algún tipo de operación en
particular. Simplemente dice "toda negociación, acto, contrato y operación" (el
subrayado es nuestro). El concepto de la operación con partes relacionadas,
entonces, es amplio y de carácter universal, de modo tal que en caso alguno puede
excluir en su significado a la fusión, la que, por definición del artículo 99 tiene las
cuatro características antes referidas (...).
14º) (...) resulta evidente que las normas del Título XVI se aplican a "toda" operación
con partes relacionadas, incluida naturalmente la fusión. Para exceptuar a la fusión
de esa aplicación debería existir —entonces— una norma en el articulado del Título
IX que expresa —o tácitamente— excluyera a la fusión del procedimiento que regula
el Título XVI. (...).
19º) Por otra parte, el criterio de especialidad del Título IX por sobre el Título XVI, que
erradamente emplea la entidad reclamada en el oficio 15.443, como ya se ha
demostrado (toda vez que no hay disposición alguna en el Título IX referido a la fusión
que pueda ser considerada "especial" en relación a las que señala el Título XVI),
argumento que el Consejo de Defensa del Estado incluso abandonó al contestar la
reclamación, es completamente desacertado, pues lo que ya se vislumbra es que el
Título XVI el que prima —en cuanto a la fusión de sociedades anónimas— sobre el
Título IX, y no al revés (...).
22º) Por último, en cuanto al perjuicio que esa interpretación causa a la reclamante y
a AFP Capital, esta Corte concuerda con lo que sostiene la recurrente, por cuanto la
falta de adecuación a la preceptiva regulada en el Título XVI está vinculada
directamente con el interés social, en el cual los accionistas minoritarios se ven
afectados, desde que se les priva de una adecuada información, unido a que es
mucho más ventajosa la designación de un evaluador independiente que la de un
perito independiente, como lo contempla el artículo 147 Nº 5 de la ley Nº 18.046, así
como la inhibición de directores que tengan conflictos de intereses con las sociedades
relacionadas, todo lo cual va en desmedro de los derechos de los accionistas
minoritarios. (...)309.
Por último, resulta dudosa la calidad que tiene una junta convocada
para tratar sobre asuntos propios de la junta ordinaria, pero que no
ha sido convocada dentro del primer cuatrimestre del año.
Sostenemos con Broseta314que la circunstancia de que el directorio
no cumpla oportunamente con su deber de citar a junta ordinaria, no
la transforma per se en una extraordinaria; sin perjuicio de la
responsabilidad de los directores por los perjuicios que dicha
tardanza e incumplimiento pueda haber causado. La junta seguirá
siendo ordinaria, aunque celebrada fuera de plazo, de manera que la
falta de indicación explícita —en la respectiva citación— de las
materias a tratar, no invalida los acuerdos que se adopten en ella.
Este punto fue discutido por años en el derecho español, con criterios
doctrinales y jurisprudenciales disonantes y contrapuestos. En el año
2005, por lo mismo, la entonces LSA española fue modificada, en el
sentido de agregar en el art. 95 el siguiente apartado: "la junta
general ordinaria será válida aunque haya sido convocada o se
celebre fuera de plazo", norma ésta que fue reproducida luego por el
art. 164.2 de la Ley de Sociedades de Capital, del año 2010. A partir
de ese momento, la jurisprudencia del TS español devino en unívoca
en este punto, como lo señala el propio TS:
"SEGUNDO. (...) La normativa legal en sede de aprobación de las cuentas de las
sociedades anónimas exigía que tuviera lugar en junta general ordinaria previamente
convocada al efecto que había de reunirse dentro de los seis primeros meses de cada
ejercicio. Así los disponía el art. 50 de la LSA de 17 de julio de 1.951 (RCL 1951, 811)
—¿para censurar la gestión social, aprobar, en su caso, las cuentas y el balance del
ejercicio anterior y resolver sobre la distribución de los beneficios'— y así se recogió
en el art. 95 del TR aprobado por R.D. Legislativo 1564/1.989, de 22 de diciembre —
¿la junta general ordinaria, previamente convocada al efecto se reunirá
necesariamente dentro de los seis primeros meses de cada ejercicio, para censurar
la gestión social, aprobar, en su caso, las cuentas del ejercicio anterior y resolver
sobre la aplicación del resultado'—. La interpretación y aplicación de la normativa
expresada dio lugar a una jurisprudencia disímil con diversas soluciones, que van
desde la rigorista de existir la convocatoria judicial para todo caso de convocatoria
una vez transcurrido el plazo legal (S. 3 de abril de 2.003), que era coherente con el
adverbio legal ¿necesariamente', hasta la más flexible de aceptar que la convocatoria
y/o la celebración de la junta general ordinaria pudiera tener lugar con posterioridad
(SS. 10 de abril de 1.960 y 6 de febrero de 1.987), de modo que una cosa era la
validez de la convocatoria y otra distinta la posible responsabilidad de los
administradores y la facultad de los socios de instar la convocatoria judicial, caso de
no haberse cumplido el precepto legal. Junto a las anteriores se admitieron soluciones
intermedias como la de supeditar la posibilidad de la junta general ordinaria a la
existencia de una causa justificada que hubiese imposibilitado la convocatoria o
celebración anterior; o el criterio más general (...) de entender que en tal caso —
después de los seis meses— era preciso convocar junta general extraordinaria. La
Disposición Final primera, 2, de la ley Nº 19 de 2.005, de 14 de noviembre (RCL 2005,
2199), adicionó al art. 95 un apartado en el que se establece que ¿la junta general
ordinaria será válida aunque haya sido convocada o se celebre fuera de plazo'.
El nuevo precepto legal, con independencia de las diversas cuestiones que pueda
sugerir cuya exégesis no corresponde aquí efectuar, suscita ahora dos
consideraciones relevantes para el juicio jurisdiccional. Por un lado releva al Tribunal
de tener que unificar la doctrina jurisprudencial existente, porque es el propio
legislador el que ha establecido la norma a seguir, y la segunda, que, al tener la norma
valor aclaratorio o interpretativo, debe atribuírsele efecto retroactivo (...) 315.
a) La disolución de la sociedad.
f) Las demás materias que por ley o por los estatutos correspondan
a su conocimiento o a la competencia de las juntas de accionistas.
3) "A junta ordinaria o extraordinaria, según sea el caso, cuando así lo soliciten
accionistas que representen, a lo menos, el 10% de las acciones emitidas con derecho
a voto, expresando en la solicitud los asuntos a tratar en la junta".
4) "A junta ordinaria o extraordinaria, según sea el caso, cuando así lo requiera la
Superintendencia, con respecto a las sociedades anónimas abiertas o especiales, sin
perjuicio de su facultad para convocarlas directamente. En el caso de las sociedades
anónimas cerradas, si el directorio no ha convocado a junta cuando corresponde,
accionistas que representen, a lo menos, el 10% de las acciones emitidas con derecho
a voto, podrán efectuar la citación a junta ordinaria o extraordinaria, según sea el caso,
mediante la publicación de un aviso en un diario de circulación nacional, en el cual
expresarán la fecha y hora en que se llevará a cabo y los asuntos a tratar en la junta".
11.4. Asistencia
b) Oportunidad de la calificación.
A) Votaciones
B) Elecciones
ii) Las personas naturales que presten tales servicios deberán ser
independientes de las sociedades anónimas que contraten sus
servicios, no pudiendo, en consecuencia, poseer directamente o a
través de otras personas naturales o jurídicas más del 3% de su
capital suscrito.
a) Responsabilidad civil
b) Responsabilidad penal
c) Responsabilidad administrativa
13. Arbitraje
B) El art. 227 Nº 4 del COT, que se remite a los casos del art. 415
del C. de Com. para fijar su alcance, ha perdido sentido y vigencia
tras la dictación de la ley Nº 18.046 y la derogación consiguiente de
las normas sobre sociedades anónimas, que contenía dicho Código.
En efecto no corresponde en el caso sub judice dar aplicación al artículo 227 Nº 4º del
Código Orgánico de Tribunales, puesto que la solución de las diferencias que se
produzcan en el seno de las sociedades anónimas está hoy día regulada por lo
establecido en los artículos 4º Nº 10 y 125 de la ley Nº 18.046, de 22 de octubre de
1981, cuyo artículo 145 derogó los artículos 424 al 469, ambos inclusive, del Código
de Comercio y, entre estos, los artículos 425 y 426 Nº 11 del mismo Código, que
hacían aplicables a las sociedades anónimas las normas de los artículos 415 y 352
Nº 10, respectivamente, del mismo cuerpo legal.
A modo de conclusión
b) Que exista causa grave para ello, entendiéndose por tal, entre
otras:
i. La ley exige que el formulario sea suscrito por todos los titulares
de las acciones con derecho a voto emitidas por la respectiva
sociedad, al momento de adoptarse el acuerdo respectivo, lo que
parece alterar la regla contenida en el art. 72 de la LSA al incorporar
un requisito adicional de validez en este sentido.
Dadas estas circunstancias, el acuerdo de ampliación del capital social se revela como
carente de toda justificación objetiva y contrario a los fines para los que se instaura
un proceso de liquidación de la sociedad, que no es el de hacer nuevas operaciones
para las que se requiriese las aportaciones. En la fase de liquidación precisamente
toda la actividad social persigue la conversión del activo social en dinero, y la
competencia de la Junta General se limita a la adopción de los acuerdos necesarios
para la finalidad liquidatoria" 355.
A) Término de la representación
16.2. Transformación
16.3. Fusión
La operación de fusión está regulada en el art. 99 de la LSA y en
los arts. 155 a 159 del Reglamento, que tratan lo que se ha
denominado como fusiones "propias o perfectas", por oposición a la
fusión "impropia o imperfecta" contemplada en el art. 103 Nº 2 de la
LSA.
b) Por otro lado, el art. 23.a) de la LSGR, al tratar sobre las medidas
para enfrentar la insolvencia de la SGR, distingue sin duda entre el
capital mínimo y el patrimonio de la sociedad, presumiendo la
insolvencia de la misma cuando su patrimonio, después de
descontadas las pérdidas acumuladas del ejercicio en que se
generen, "sea inferior al capital mínimo señalado en el artículo 3º".
Equivalencia Equivalencia
para Escala para Escala
Categoría
Internacional Nacional
AAA-Aaa A1 A1
AA-Aa A1 A1
A-A A1 A2
BBB-Baa A2 A3
ii) deudores indirectos, distintos a los señalados en el número anterior, que cuenten
con estados financieros auditados y se encuentren clasificados por el banco, según
las disposiciones de este Capítulo, en una categoría superior a A3 y a la del deudor
directo."
En los artículos 834 al 896 nuevos del Código Civil del Principado
se recogieron casi íntegramente las ideas del jurista austriaco Oskar
Pisko455, quien en el año 1910 había planteado en un proyecto de su
autoría la conveniencia de crear una figura que permitiese acotar la
responsabilidad patrimonial del empresario individual. A través de la
figura de la empresa individual de responsabilidad limitada —decía
este autor—, diseñada con base en la afectación de un patrimonio a
un determinado fin empresarial y reforzado mediante normas
conservativas del mismo patrimonio y un adecuado estatuto protector
de los terceros interesados, se lograba de manera suficiente el
objetivo final de limitar la responsabilidad patrimonial del empresario
individual, sin necesidad de recurrir a personificaciones propias y
exclusivas de la sociedad en su concepción tradicional. Se trataba,
en fin, de una figura que sin desnaturalizar la pluralidad subjetiva que
presuponía la atribución de la personalidad jurídica como ficción, era
capaz de ofrecer los mismos beneficios y de lograr los mismos
objetivos fundamentales que inspiraron en su momento al legislador
alemán de 1892 y a la ley austríaca de 1906, que consagraron como
se dijo la limitación de responsabilidad individual de los socios de una
SRL.
Con todo, debe aclararse que según el mismo autor la sola idea de
personificar este patrimonio separado constituía una alternativa
cuestionable en su fundamentación dogmática, rechazable por ende.
En tales casos —decía—, la asociación ya no podría ser objeto de la
ficción que presupone la atribución de personalidad jurídica —pues
aquella simplemente no existiría—, en circunstancias que es
precisamente la reunión de personas —agregaba— lo que conforma
según la ley el sustrato de la personalidad jurídica propia456. Todavía
más, para Pisko la señalada personificación resultaba injustificada e
incluso inconveniente de cara a la concreta finalidad práctica
perseguida por este nuevo instituto. La técnica del patrimonio
separado —concluía este autor— es completa y suficiente por si sola
para cumplir con el objetivo de limitar la responsabilidad patrimonial,
de manera que la personificación de la empresa implicaría trasponer
incluso ese estricto ámbito patrimonial, con las consecuencias
negativas e innecesarias recién apuntadas457.
Según el art. 637 citado, "Toda persona jurídica prevista por la ley
como sociedad por acciones, sociedad por cuotas o sociedad de
responsabilidad limitada, puede ser constituida por una persona o por
una firma individual como único socio de un agregado asociativo
unipersonal. Cuando el número de socios de tal ente se reduce a uno,
puede continuar sus actividades, siempre que los estatutos sean
modificados"459. Al no hacer distingos, la ley permite entonces que la
sociedad unipersonal se constituya por una sola persona, natural o
jurídica, quedando sujeta en cualquier caso al régimen jurídico
aplicable al tipo societario de que se trate o, alternativamente, a la
estipulación de los estatutos sociales sin más requisito —en este
último evento— que el respecto de las normas generales en materia
de sociedades.
"La sociedad forma una persona jurídica distinta del o de los socios individualmente
considerados".508
Nos parece, sin embargo, que una separación radical entre los
distintos tipos societarios —personalistas y de capital—, construida a
partir de la distinta naturaleza de la personalidad jurídica que se le
atribuye a cada cual, no resulta correcta del todo. En cada sociedad,
personalista o de capital, existe una organización separada de los
socios que surge, precisamente, de la personalidad jurídica que el
ordenamiento jurídico le reconoce a las primeras525; y si bien
concurren sin duda realidades normativas y de fin muy distintas entre
ellas, no por eso puede discriminarse en torno a una mayor o menor
entidad o grado de la personalidad jurídica en cuanto tal. La
distinción, pues, no discurre sobre la base de la personalidad como
atribución jurídica, sino en torno a la función que se le asigne a la
organización societaria de que se trate, según pasamos a explicar.
Para ello se propone crear un nuevo estatuto que contiene flexibilizaciones, entre las
que se puede mencionar que el directorio puede ceder o limitar su poder en favor de
un acreedor. Se estima que la normativa propuesta constituirá una posibilidad de
generar negocios para personas que están dispuestas a un régimen en que no será
la ley la que las proteja.
Los representantes del Ejecutivo subrayaron que la normativa que rige a las
sociedades anónimas abiertas y cerradas no se modifica, sino que, además, se crea
la nueva figura de la sociedad por acciones, en que se señala expresamente que se
pueden hacer cosas que en los otros tipos de sociedad no se pueden hacer, ya sea
porque la ley no lo permite, ya sea porque así se ha interpretado por la doctrina.
4.3.1.1. Constitución
Luego, los arts. 425 y 426 señalan que la sociedad se forma, existe
y prueba por un acto de constitución social escrito, el que deberá
reunir los siguientes requisitos:
a. El nombre de la sociedad;
c. El objeto social;
Sin embargo, y como se dijo supra, el mismo art. 427 establece que
las modificaciones estatutarias deben ser aprobadas por la junta, a
menos que la totalidad de los accionistas suscribieren un instrumento
público o privado protocolizado en que conste tal modificación, lo que
en principio parece contradecir el criterio anterior. ¿Es eso así? La
respuesta, esta vez, será necesariamente negativa.
El art. 436 del C. de Com. señala que las acciones de la SpA podrán
ser ordinarias o preferidas. Respecto de estas últimas, además, el
estatuto social deberá establecer en forma precisa las cargas,
obligaciones, privilegios o derechos especiales que afecten o de que
gocen una o más series de acciones. La misma norma agrega que,
a diferencia de lo que ocurre en la sociedad anónima, "No es de la
esencia de las preferencias su vinculación a una o más limitaciones
en los derechos de que pudieran gozar las demás acciones".
Por otra parte, el art. 437 establece que, por regla general, cada
accionista dispondrá de un voto por cada acción que posea o
represente. La misma norma agrega, sin embargo, que el estatuto
podrá contemplar preferencias consistentes en "series de acciones
sin derecho a voto, con derecho a voto limitado o a más de un voto
por acción; en cuyo caso, deberán determinar la forma de computar
dichas acciones para el cálculo de los quórum", innovando
nuevamente respecto del estatuto jurídico aplicable a las sociedades
anónimas en esta matetria.
Dos son, sin embargo, los pactos que la ley se ocupa de reconocer
especialmente, dada la novedad que éstos presentan de cara a los
que se pueden estipular en el marco normativo de una sociedad
anónima: los pactos sobre límites de concentración de acciones y los
de venta forzada de las mismas.
4.4. Arbitraje
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