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Extremeño
Tiene claras influencias del andaluz y del castellano (por proximidad geográfica) y del
leonés (por repoblación). El andaluz influye en la zona de Badajoz, el leonés en la de
Cáceres y el castellano en todas partes (también se ha visto influencia del portugués en
algunas pequeñas localidades).
Características:
o Conservación de distinta pronunciación de “ll” e “y”.
o Neutralización de -r y -l finales: “sudol”, “sabol”
Lo que más característica de los hablantes de Extremadura es su tendencia a la
aspiración (casi desaparición) de muchos fonemas consonánticos finales.
En el noroccidental de la provincia de Cáceres se recoge la presencia de una
modalidad dialectal denominada fala extremeña. No es un dialecto del castellano y
no está muy claro su origen. La fala la habla unas 5.000 personas y esta
culturalmente protegido por la Junta de Extremadura.
Murciano
Llega a entrar a tierras de Albacete, Alicante, Jaén, Granada y Almería, y casi toda la
provincia de Murcia. De entre sus características destacamos:
o Diminutivo de origen aragonés -ico, que llega a convertirse en -iquio:
“parariquio”.
o Desaparición de la aspiración de la -s final, y para señalar el plural abren
mucho la vocal anterior.
o Suelen neutralizar los sonidos -l- y -r-: “arto”, “olol” (alto, olor).
o Presencia de interfijos nasales (-n-): “muncho”, “lenjos”.
Andaluz
Las fronteras del andañuz quedan definidas por una serie de características
meridionales comunes a todas las variedades dialectales del sur peninsular y de
Canarias: el yeísmo o confusión del sonido de la ll- con el de la y- consonántica;
relajación de la -s final de sílaba, que se aspira o asimila al sonido siguiente;
trueque de -l- y -r- ; relajación hasta la elisión de los sonidos sonoros
intervocálicos (dedo>deo; tirado>tirao; sonido>sonío; tiene(s)>*tiee(s)>tie(s);
migaja>miaja...), pero no todas estas peculiaridades se dan en todas las zonas de
Andalucía.
Dentro de Andalucía se suelen establecer dos amplias zonas: la occidental (desde
Málaga hasta Huelva) y la oriental (desde Córdoba hasta Almería), que coinciden
con la zona que no distingue entre singular y plural (la occidental) y la que
distingue singular y plural por la abertura mayor o menor de la vocal final (la
oriental).
Dar rasgos generales que caractericen al andaluz sería algo tal vez demasiado
prolijo, hacer hincapié en lo que más o menos todo el mundo conoce sobre este
dialecto: existe seseo, ceceo, aspiran muchos fonemas, es generalizado el
yeísmo, etc.
Encontramos rasgos como los siguientes:
1. Rasgos aceptados, con cierta difusión en el español general:
- Yeísmo: Consiste en la pronunciación de "ll" como "y": /aniyo/ por /anillo/
- Relajación y pérdida de -d- intervocálica: /sentao/ por /sentado/
2. Rasgos aceptados por la norma culta andaluza:
- Seseo: Pronunciación de la "c" ("z") como "s": /sapato/ por /zapato/
- Aspiración de la "j": /empuhón/ por /empujón/
- Aspiración y/o pérdida de la -s en posición final de sílaba: /mih amigo/ por /mis
amigos/
- Reducción y asimilación de grupos consonánticos: /dinnamente/ por
/dignamente/
- Relajación y pérdida de determinadas consonantes finales: /papé/ por /papel/,
/verdá/ por /verdad/
- Abertura de vocales, especialmente la /e/. Este fenómeno está extendido en
toda Andalucía Oriental y se hace especialmente patente en las palabras que
están en plural, compensando así la pérdida de la /-s/: /loh papele/ por /los
papeles/
3. Rasgos de valoración intermedia:
- Ceceo: pronunciación de la "s" como "z": /aciento/ por /asiento/. En algunos
casos, el ceceo se convierte en "heheo", cuando la -s- intervocálica se aspira:
/nohotro/ por /nosotros/. Este fenómeno tiene una consideración muy baja
entre hablantes cultos.
- Neutralización de r/l en posición final de sílaba: /mi arma/ por /mi alma/
- Reducciones del tipo /mu/ (/muy/), /pa/ (/para/), /ca/ (/casa/)
- Pronunciación africada de la "ch": /mushasho/ por /muchacho/)
En el léxico, Andalucía conserva bastantes arcaísmos (“aterminarse” (decidirse),
“atacarse” (remeterse la camisa), miga (guardería infantil) y numerosos arabismos y
mozarabismos que no son comunes en el resto de España: “cenacho” (espuerta, en
Málaga), “chiquero”, “alpechín”, “gazpacho” ...
Canario
El castellano llega a Canarias en la s. XV. La repoblación de las islas se llevó a cabo
desde Andalucía, por lo que este dialecto participa de las características
fundamentales del andaluz: seseo, asimilación de -s- al sonido consonántico
siguiente, neutralización de -l- y -r-... y, como en el andaluz occidental, ha perdido el
“vosotros” en favor del “ustedes”. En algunas islas, detrás de –ch– introducen un
elemento vocálico –y–, haciendo, por tanto, “lechye”, “nochye” (por “leche”,
“noche”). También es muy común el uso de “haber” como personal: “Habían muchas
personas” (por “había muchas personas”). Y también es significativo el uso de léxico
de origen de sustrato guanche (primitivos pobladores indígenas de las islas cuya
lengua desapareció con su cultura): baifo (cabrito), gofio (harina de cereal tostado),
guirre (tipo de ave de presa), goro (corral de piedras) …
EL ESPAÑOL EN FILIPINAS
El español fue el primer idioma oficial de Filipinas desde la llegada de los españoles en
1595 y llego a ser la lingua franca del país hasta principios del siglo XX. La Primera
República Filipina fundada en 1899 eligió el español como idioma oficial. El español
mantuvo su estatus oficial (junto con el inglés y el tagalo o tagalog) hasta 1973. El
predominio del castellano sobre el inglés se prolonga en un constante declive hasta
aproximadamente el final de la Segunda Guerra Mundial, por lo que el español pierde
relevancia.
Aunque hay excepciones, se considera que la generación nacida en la postguerra
mundial la ultima generación hispanohablante. Se estima que entre unos 3.000.000 y
5.000.000 de personas hablan en español en las Filipinas. También hay que señalar que
el español en Filipinas ha generado una modalidad criolla de cierta importancia: el
chabacano, hablado tanto en ciertas islas filipinas como en otras de Malasia.