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EL 

SÍNDROME DEL ZAPATAZO 
 
Volvamos al FP que es una trampa, un truco, un accesorio que todos conocemos y
usamos. Supondré que vas a hacer el clásico efecto de aparecer un pañuelo de seda. Nota que
en un FP común, solo puedes meter un pañuelo de pequeño tamaño y en el FP de Ling-Fu,
realmente puedes esconder un pañuelo de tamaño real. Sea cual sea el FP que uses los
movimientos deben ser los mismos.
Con el pañuelo dentro del FP, te pones frente a tu público con la finalidad de hacer
aparecer el pañuelo.
Hacer aparecer un pañuelo, requiere que el público al observar al mago, entienda que
nada hay en las manos y que él aparece en ellas.
Un mago desconocedor del arte mágico simplemente querrá mostrar las manos, ambas
por ambos lados seguramente diciendo que miren sus manos y que en ellas nada tiene (nada
por aquí, nada por acá). Gran error ya que el público ha sido llamado a poner atención a las
manos y obviamente las escudriñará para encontrar en ellas, algo.
Desde luego que verá cualquier FP, porque los materiales, piel y plástico son
diferentes. También tendrá a partir de ese momento en su mente la idea de que algo, no sabe
qué, está escondido en algún lugar, no sabe donde pero, si que hay algo escondido. A partir
de este momento, la posibilidad de que exista magia, para ese público, se ha perdido.
Luego cuando el mago hace aparecer el pañuelo, cerrando su mano izquierda en torno
al pulgar y luego sacando desde el puño izquierdo el pañuelo, el público confirmará su
sospecha, ese pañuelo estaba en esa cosa rara en el pulgar. En otras palabras, ellos no
sabrán que el mago usa un FP, pero, si sabrán que el pañuelo estaba oculto en un aparatito en
la punta del pulgar.
Un mago avezado, actuará de una forma totalmente distinta. A pesar de llevar su FP
enfundado en el pulgar y tener que ponerlo en el puño de la otra mano y retirar de allí el
pañuelo. Él JUSTIFICARÁ CADA UNA DE SUS ACCIONES dejando en claro su interés por
producir un fenómeno mágico. Sin embargo, cumplirá con cada una de las necesidades del
efecto.
En primer lugar, él no abrirá las manos para mostrarlas, tampoco las pondrá apuntado
los dedos frente al público. Simplemente hará lo suyo, ya es suficiente saber que todo el
mundo siempre anda con las manos vacías y que nadie lleva un pañuelo de seda en ellas. Si
las manos, no se ven solicitadas por algo, entonces ellas no tienen nada, no interesan.
Es entonces que el mago ACTÚA. Con su mano izquierda pretende tomar “algo” que
ha visto en el aire, lo mira y no le interesa, ve algo en su costado izquierdo que “lo toma” con
sus dedos de la mano derecha, lo mira y lo deje en su palma izquierda que se cierra
empuñando ese algo.
Repite lo mismo, un par de veces, tomando con su mano derecha “algo del aire” y
guardándolo en su mano izquierda, la que cada vez abre y cierra cuando corresponda. Mano
que parecer estar atesorando en su interior un delicado capullo mágico. Luego manteniendo la
atención en la mano izquierda empuñada, mira dentro por el puño, “ve algo” allí que le llama la
atención.
Entonces lleva índice y pulgar enfrentados, dentro del puño. Cargando allí el FP, ya
que se avanza el pulgar, al entrar en el puño mientras el índice queda fuera. Desenganchado el
FP, sale el pulgar y entra el índice para sacar a la vista la punta del pañuelo y tomándola con el
pulgar, continua tirando para sacar casi todo el pañuelo fuera del puño y mostrarlo, afirmando
una esquina en la mano derecha y la otra en la mano izquierda, cuando ya, casi todo el
pañuelo ha salido del FP.
La mano derecha suelta su punta y el pañuelo queda colgando de la mano izquierda
que aún mantiene su puño cerrado. De inmediato la mano derecha va a tomar la punta saliente
del puño izquierdo, cazando el pañuelo como tijera, entre los dedos índice y medio. Momento
que también aprovecha para enfundarse el FP en el pulgar derecho, así la mano derecha lleva
todo en sus manos. La mano derecha continúa hacia arriba en un movimiento de lanzamiento,
soltando el pañuelo al aire, el que de inmediato toma su mano izquierda.
Enseguida el mago detiene su accionar, esperando el aplauso como reconocimiento a
su magia. En ese momento la mano derecha al estar en posición de descanso, tiene su pulgar
encontrado con los demás dedos por lo que no se puede ver de frente.
Ya todo está resuelto y para ese público, el pañuelo ha aparecido mágicamente de
unas cosa que el mago encontró en el aire las que unidas en su mano han creado esa
maravillosa seda. El público piensa..”..Genial, como me encantaría a mi tener ese conocimiento
o sabiduría para tomar del aire esos gajos y amasándolos suavemente en mis manos, crear
mis propias telas para hacer mi ropa y nunca más gastar dinero en telas…”. En verdad sería
muy útil y práctico que existieran personas que pudieran amasar tela así, además se obtendría
muy fácilmente y con muy poco esfuerzo y sería tela muy bonita.
Analicemos el problema con otro ejemplo. Quiero hacer aparecer una bola en la mano
izquierda, luego de cerrarla vacía. El plan tramposo es, tomar secretamente la bola del bolsillo
del pecho de la chaqueta con la mano derecha y llevarla a la mano izquierda oculta hasta que
se muestra su aparición. Notarás de inmediato que hacer lo que te acabo de describir, te
parece bastante torpe como proyecto, casi te parece imposible que el público no se dé cuenta
de lo que harías.
Claro, si llevo la mano derecha al bolsillo, sin razón, todos verán que lo hago y si la
traigo hacia la mano izquierda y luego muestro una bola, la conclusión lógica es que la bola la
saque del bolsillo y la llevé a la mano izquierda. Es algo muy obvio, está a la vista, así me
nadie creería que he hecho magia.
¿A un mago real le acusarían de tramposo si hiciera esto? ¿Por qué a ti, no te
creerían?
A la primera pregunta respondo que la respuesta es NO, no le acusarían de tramposo,
en él verían magia.
A la segunda pregunta respondo, no te creerían porque tú, no tienes una “aureola”
mágica. Nadie cree que eres mago, no has creado en la mente de los espectadores al menos
la sospecha, que realmente puedas ser mago. Y saben que no lo eres porque lo estás
comunicando.
Ya ves, con las mismas acciones, el público está en condiciones de apreciar dos
realidades totalmente diferentes, solo cambia el criterio que tiene ese público, respecto a las
personas observadas. O sea, depende de lo que él público quiera pensar de ti, depende de la
etiqueta que anuncia quien eres.
Pero, te preguntarás, ¿cuál es la diferencia si, a ambos nos conocen en el mismo
momento?
La diferencia mi querido amigo lector, es ACTITUD, COMPORTAMIENTO Y
FIDELIDAD CON LA FINALIDAD. Tres conceptos diferentes que deben funcionar con unidad.
La actitud, es lo que vemos en el mago, su intención, su interés, su personalidad, su
carácter, su seguridad, su dedicación a lo que se está proponiendo.
El comportamiento, es lo que vemos que él hace, como actúa, sus dudas, sus
acciones, sus seguridades, sus temores, sus actos, etc.
La finalidad, es el propósito que vemos en todo su completo accionar, el resultado final
al que apuntan todas y cada una de sus acciones. El logro, anunciado o no, producto de lo que
ha hecho.
La mente humana es muy astuta, sola sin que nosotros la dirijamos, toma sus
decisiones y saca sus conclusiones. Basta que aprecie un par de hechos y ya sospecha lo que
vendrá más adelante. Actúa como cuando quieres dibujar un trazo recto, le das un punto, luego
otro y entonces apoyando la regla por esos dos puntos ya puedes dibujar la línea completa
hacia delante y hacia atrás, conoces todos los puntos de la recta. Así, ella relaciona acciones y
visualiza lo que ocurrirá pronto. Usando este mecanismo y uniendo más de dos ideas, ella
puede descubrir lo que posiblemente viene, antes que nos demos cuenta que el hecho ya está
sucediendo.
Acaso, ¿en el zapatazo que lanzaron a BUSCH en Irak, él vio, pensó, razonó, se dio
cuenta? No, realmente él no tuvo tiempo para pensar, para analizar, para estudiar las posibles
consecuencias. Sin embargo, su mente le hizo esquivar aquello. Luego, no antes, él se dio
cuenta de lo que sucedía. Ejemplos como este con certeza has vivido a diario porque estamos
expuesto a lo inesperado y nuestra mente lo sabe, ella funciona independiente y a mucha
mayor velocidad que nuestro ser consciente.
Si aquel periodista, hubiera actuado en forma más inteligente, habría creado en esa
sala una situación, un acontecimiento de más interés de lo que sucedía en la sala en el
momento previo de lanzar su zapato, así hubiera acertado en pleno y sorpresivamente la cara
de Busch.
Un hecho que alertó a Busch, fue indudablemente la acción fuera de lugar de parte del
periodista de agacharse, alzar un pie y buscar algo en él con su mano. Si bien su mente no lo
vio plenamente, lo visualizó, lo intuyó y unió cabos(los puntos y la regla). Así él estaba
prevenido de que algo debía de suceder. Esto no lo habría visualizado, si hubiera existido una
JUSTIFICACIÓN para la acción de agacharse de parte del periodista.
Lo que en verdad la mente de Busch descubrió, fueron señales de que los sucesos no
sucedían como debían ser, no eran congruentes, se salían de la finalidad esperada, “algo
muy raro olió” y lo puso en alerta.
SI nuestro mago verdadero existiera. Si, realmente tuviera poderes, no entregaría
señales incongruentes, por lo que no estaría dando señales inesperadas. Todo en él,
transcurriría normalmente y así lo veríamos. Todas sus acciones, apuntarían con plena lógica
hacia su objetivo final, irían encajando perfectamente como piezas de un rompecabezas. Su
actitud, también lo reflejaría por lo que la aparición de la bola en la mano, sería algo realmente
mágico y lo aceptaríamos sin siquiera pensar en dudarlo, SABRÍAMOS A PRIORI, QUE SE
TRATA DE VERDADERA MAGIA.
Sabemos que nadie puede tener el poder de hacer aparecer una bola en la mano
cerrada Por lo que nuestro ideal de mago, que no nos da la opción a sospechar de sus
poderes, no existe. Entonces, ¿Cómo representamos el acontecimiento?, ¿Como lo
imitamos?, ¿Cómo hacemos creer a los demás que nosotros somos ese mago, imposible de
existir?
Podemos hacerlo, eso es lo hermoso de nuestro arte, es posible representar cualquier
acontecimiento imposible, si tenemos los medios a nuestro alcance. Es sencillo en teoría, muy
complejo en la práctica, pero, posible y muchas veces demasiado caro.
No debemos olvidar, que realmente no somos magos, sino que actores representando
el papel de uno.
Para poder representar un papel, ese papel debe estar definido en el contexto de una
obra. Quien representa ese papel es el actor, el ilusionista. La obra en sí, es el efecto mágico
propuesto, TAL COMO SERÍA HECHO SI EL MAGO, FUERA REALMENTE MAGO.
Claro, que el intérprete, para hacer su papel, debe crear un personaje y ese personaje
debe tener una vivencia propia y en el desarrollo de esa obra debe ser fiel a la vida de ese
personaje, a lo que ese personaje ha vivido, a su experiencia, a sus conocimientos, a su modo
de ser, a su carácter, a sus virtudes y defectos.
Un mago, a diferencia de los actores de teatro, no está creando y creando nuevos
personajes, él solo crea uno, el que hace sus rutinas de magia. Para cada efecto, que puedo
llamar “obra”, usa el mismo personaje. Entonces si bien la obra termina en poco tiempo, el
personaje continúa vivo y es parte de la representación de la siguiente. Obviamente esto
sucede cuando el mago realiza efectos sueltos.
El personaje debe ir trascendiendo de obra en obra, de efecto en efecto. En nuestro
caso, nuestro artista, debe crear un personaje que parezca real, que no se vea falso, que no
parezca caricatura, sino que se vea como una persona más de nuestro mundo. Pero, ese
personaje, debe obligatoriamente, no ser el artista mismo, debe tener internamente otra vida,
otras vivencias y ello más que por que deba ser así, sino porque ese personaje y no el artista,
tiene poderes o ellos viven a su alrededor, o le suceden situaciones mágicas.
Si el artista crea un personaje que se vea como un humano más, entonces la
apreciación que el público tendrá, es que no existe personaje sino que es la persona la mágica.
Sin embargo, el artista para representar, necesita saber que tiene o que domina poderes
ocultos pero, él sabe perfectamente que no los tiene. Él es el único que sabe que lo suyo no es
realidad que es una farsa, que en realidad es una representación de un personaje. Lo que
sucederá es que el público verá al mago, como una persona real, no como un personaje. El
público no será capaz de ver que se trata de dos personalidades, una realmente viva, la
persona, y la otra el personajes que es solo una fantasía.
En La vida cotidiana, existen personas que no siendo actores, viven alternadamente
una segunda opción de vida, la mayoría de ellos saben separar sus vivencias en ambos
mundos. Y nosotros sabemos cuando tiene una vivencia y cuando la otra. Un ejemplo de ellos,
son los policías y militares que toman su verdadera vida cuando están de franco y asumen su
profesión cuando entran en su uniforme. Así que no es imposible tener una dualidad de vida.
Pero, un médico o un ingeniero lo son siempre. Y el público cree que el mago también
lo es, aunque en verdad no y ese es su gran secreto, él tiene un personaje que nadie sospecha
que existe. Ese es el de la fantasía, el de los reales poderes, el de los milagros, el que nació en
el mundo de la magia, el que por intervención de algún hecho fortuito ha heredado cualidades
imposibles, aquel que tiene mayores sentido que los normales o mejor desarrollados, aquel que
en si posee o domina cualidades ó dones, súper naturales
Un dramaturgo, es quien escribe las obras para teatros donde las emociones invocadas
son la pasión, el drama, la comicidad. En nuestro caso quien crea el efecto mágico, no tiene
como finalidad producir las emociones de drama o alegría, sino que en verdad él busca
producir una vivencia de un acontecimiento imposible y por medio de ella llegar a la emoción
de vivir algo único, irreal, imposible, milagroso, fascinante, ilusorio o fantástico. Sea la que sea
produce en el observador una emoción sublime, que nada tiene que ver con la diversión o el
drama. Para diferenciar las emociones que el mago desea invocar en su acto refiero cambiar
el nombre de dramaturgo mágico al de “Magiturgo”.
El “magiturgo”, que crea el desarrollo de la obra mágica (normalmente el mismo mago),
es quien debe entregarle al artista, apoyos para hacer su representación realmente mágica. Él
no escribe o crea su obra para el individuo ni para un verdadero mago, sino que la hace para el
personaje.
Al momento de crear, él debe saber claramente cuál es el objetivo mágico de esa obra
y al determinar las acciones y acontecimientos de la misma, debe poder reconocer y aislar, los
momentos comprometidos y obligados por donde la obra debe pasar, debido a la necesidad de
las trampas. Esos escollos, pies forzados o piedras de tope, deben ser totalmente justificados
por la obra misma o por la intervención del artista por medio de su personaje en ella. Ello
implica que un buen magiturgo, debe saber y tener experiencia en magia y debe saber muy
bien cuál es el efecto que desea crear y cuáles son los pasos obligados que le exigen los
trucos que se ha propuesto usar.
Volviendo al efecto de la aparición de la bola en la mano y al proyecto de llevarla del
bolsillo del pecho de la chaqueta a la mano izquierda, hemos visto que si lo hacemos
directamente sin manejar el flujo de información, nadie nos creerá que eso es mágico. Es
necesario trabajar en determinar la información que queremos entregar, como la queremos dar
y en base a que acontecimientos.
Lo primero que debemos hacer es ver, cuales son los “pies forzados” que nos obligan
las trampas. De hecho en este efecto, los más importantes son tres. A) Quitar secretamente la
bola del bolsillo de la chaqueta, con la mano derecha. B) Ocultar la bola en la mano derecha y
C) Colocar secretamente la bola en la mano izquierda.
Significa que no importa cuáles sean las acciones del personaje o lo que proponga la
obra, esas tres acciones ilógicas para el actuar de un mago verdadero, no deben ser
apreciadas ni menos sospechadas de que ocurran.
El problema es, ¿cómo ocultar algo tan obvio?. Astutamente, se puede. En verdad, es
totalmente posible hacer que ciertos hechos sean invisibles o parezcan parte de las acciones
lógicas del desarrollo del efecto.
En este artículo, solo quiero mostrarte que debes hacer un gran trabajo en el camino
hacia la creación de la ilusión. Enseñarte las técnicas y argucias para ello, requiere más de un
libro completo (aún no escrito) que trate del tema o que busques un mago experto con años de
experiencia en el espectáculo, que quiera tomarte como discípulo y que sabrá indicarte el
camino, pues lo conoce ya sea por teoría o por intuición y experiencia.
Para tomar secretamente, la bola del bolsillo del pecho de la chaqueta, encontrarás
múltiples métodos, no todos válidos para todos los personajes pero, deberás elegir entre los
que se acomodan a tu personaje. En mi caso, para mi mago, me he decidido por crear un
mensaje que destaca el aislamiento de la mano donde aparecerá la bola.
Será necesario, determinar correctamente cuales son las acciones que deben hacerse,
eliminando todas aquellas que entreguen una información en otro sentido. También será
necesario definir el énfasis de cada acción, todo siempre comprometido con la intención última,
la creación de la vivencia de la ilusión mágica propuesta.
La respuesta está en planificar y coordinar correctamente los movimientos de subir las
mangas de la chaqueta.

Lo que hago es lo siguiente:


1) Al preparar el efecto, me aseguro que la bola quede unos dos centímetros dentro
del bolsillo, no más que eso. Ello lo logro, o cosiendo el bolsillo en el lugar
requerido, o bien colocando un objeto que no abulte pero, que no permita que la
bola caiga dentro del bolsillo. En estas condiciones la bola estará siempre en su
lugar y llegado el momento, sabrás que está allí.
2) Te aconsejo que no solo leas, sino que estés en condiciones de ir haciendo las
acciones que te describiré, así entenderás más fácilmente lo que deseo hacerte
ver. Cuando empiezo el número. Llevo mis ojos hacia el público, ello hace que
miren los míos, centrando la atención en mi cara.
3) Estiro mi brazo derecho dejando ver claramente la mano derecha de frente al
público pero, no la destaco (si lo hago cambio el sentido de mis acciones), ella solo
se ve porque está allí. Miro a la altura de mi codo derecho, unos centímetros
delante de él, llevo la mano izquierda a ese lugar, donde tomo la tela de la
chaqueta y la llevo hacia atrás. Es una acción clara de arremangarla. Terminada la
operación doblo el codo hacia arriba, en una acción normal para evitar que la
manga se vuelva a estirar. Se puede apreciar claramente mi mano abierta y vacía,
pero no lo anuncio ni lo destaco (si lo hago cambio el sentido de mis acciones).
4) Continúo mi acción de arremangarme, haciendo lo mismo que hice recién, pero
para el otro brazo. Antes no lo habrás notado pero, ahora te deberás dar cuenta
que al terminar de llevar la manga hacia atrás el puño derecho llega justo al lugar
del bolsillo en el pecho, donde los dedos meñique y anular, hacen salir la bola del
bolsillo para caer en la mano. Debo indicarte que en este momento, no deben
cambiar las acciones, deben ser lo mismo que se ha hecho para la el brazo
derecho, no debe haber ninguna acción adicional. La tendencia a combatir, es a
detenerte para sacar la bola y mover los dedos de la mano derecha para asegurar
la bola, ello no debe suceder. Recuerda, solo se está arremangando esa manga.
Curioso que no hayas visualizado en la acción anterior que la carga de la bola la
haría así, pero eso es justamente lo que debe suceder, que ello no se note y no
sea previsto. Nota como la acción normal de arremangar, oculta la acción para
llegar a la bola y sacarla de su escondite.
5) Al terminar la acción anterior, el brazo izquierdo está doblado hacia arriba, con la
mano izquierda arriba, abierta y a la vista. La miro directamente a su palma,
mientras alejo la mano derecha del pecho y termino de poner la bola en el
empalme clásico. Genial, en estos momentos, sin que nadie pueda sospecharlo,
tengo la bola en mi mano derecha, ahora solo me falta ponerla en el puño izquierdo
sin que nadie se dé cuenta de ello.
6) Mientras miro la palma izquierda y acomodo la bola en el empalme derecho, bajo
desde el hombro, el brazo izquierdo hasta que el antebrazo izquierdo quede
paralelo al piso, así la mano izquierda queda palma arriba semi abierta.
7) En el aire a mi costado izquierdo, unos 30 centímetros delante del hombro “veo
algo llamativo” (un algo invisible a los espectadores) que me llama la atención y
cruzando con la mano derecha por encima del brazo izquierdo, lo tomo en la punta
de mis dedos. Importante, ese objeto es imaginario, no existe no es nada pero,
para mi personaje, es totalmente real, existe y él sí lo ve.
8) Ese “algo”, lo traigo frente a mí, lo observo y enseguida lo llevo a la mano
izquierda. La mano izquierda, se cierra a medias para recibir en ella ese “objeto”.
La mano derecha suelta su “objeto“en la izquierda y sale totalmente descansada,
porque ya no tiene nada (recuerda que tiene empalmada la bola). En cambio la
mano izquierda refleja recibir y quedarse con ese algo en su poder.
9) Casi de inmediato, unos 30 centímetros sobre la mano izquierda, me llama la
atención “un nuevo objeto”. Voy con la mano derecha, lo tomo lo observo y luego lo
llevo a la mano izquierda, en un movimiento similar al anterior pero, en lugar de ir a
dejar, la mano derecha por estar sobre la izquierda, solo bajará sobre ella. En esta
acción, la bola cae secretamente sobre la mano izquierda. La mano izquierda,
realmente recibe, claro que no de la punta de los dedos de la mano derecha sino
que de la palma, sin embargo debe reflejar que recibe el objeto imaginario que le
entrega la mano derecha y no la bola. Ahora la mano izquierda, realmente tiene
algo en ella pero, para el público nada ha cambiado.
10) Enseguida, “veo, algo” unos 50 centímetros frente a mí. Voy con la mano derecha
de frente a tomarlo (Se ve la palma vacía de esa mano) e igual que la veces
anteriores lo llevo a la mano izquierda, donde lo dejo. Igual que antes la mano
izquierda simula recibir este nuevo objeto.
11) Tomo uno a uno, dos objetos más que llevo a la mano izquierda. El primero frente
a mi hombro derecho, adelante y luego el segundo lo “veo y lo tomo” adelante,
arriba hacia la derecha. Ambos objetos se dejan igual que las veces anteriores en
la mano izquierda.
12) El público, me ha visto, tomar desde el aire uno tras otro varios “objetos” pero, a su
vez ha visto mis manos vacías. Después de dejar el último objeto en la izquierda,
sonrío y luego miro al público con un aire de haber visto algo que ellos no conocen.
Volviendo a mirar la mano izquierda empuñada, hago un ademán mágico con la
mano derecha hacia ella y luego doy y soplo sobre a la mano. Casi de inmediato
“veo” que ya está listo “eso de mi mano izquierda”, y obviamente me alegro y miro
feliz al público. Luego de un instante de suspenso, abro la mano y dejo ver allí la
bola. Para el público es inesperado, algo totalmente mágico y si revisan sus
recuerdos, se dan cuenta que en todo momento han estado viendo las manos
vacías hasta este instante en que la bola acaba de aparecer.

Es importante destacar que en el desarrollo de este efecto, en dos oportunidades te he


indicado el sentido de algunas acciones que si son destacadas, pueden ofrecer ideas fuera de
lugar respecto a la finalidad del efecto. Si destacara la mano derecha llamando la atención a
ella para que la vean vacía, al iniciar el arremangue de la manga derecha e hiciera luego lo
mismo con la mano izquierda, al arremangar esa manga el público recibiría como mensaje
“…OBSERVEN MIS MANOS, QUE NADA TENGO EN ELLAS….”. La sola presencia de esta
idea en la mente de los espectadores, despierta el interés de querer observarlas
cuidadosamente porque, si se les han mostrado vacías, obviamente es porque algo aparecerá
en ellas. Esa misma idea será refrendada por el arremangue y el público asociará esa acción al
hecho de que quieres hacerles ver para mostrar que no tienes nada escondido en las mangas.
La idea de que los quieres engañar está sembrada, es imposible quitarla. Como resultado, si
bien ellos no verán cuando cargues la bola y cuando la dejes en la mano izquierda, sus
subconscientes tendrán claro que lo que les mostrarás como resultado final, no será algo
mágico sino que un ingenioso “JUEGO DE HABILIDAD”, un engaño.
Analizando las acciones que te he descrito desde el punto uno al doce, debes notar
que el truco, la trampa en sí, no ha resultado ser el verdadero secreto del “milagro”. Si bien es
fundamental tener el bolsillo arreglado, con la bola allí y luego empalmarla y llevarla
secretamente en la mano izquierda, ello no tiene significado alguno si no se desarrollan y
solucionan totalmente las acciones necesarias para producir este efecto. La correcta y
completa construcción que hace congruente todo el accionar del mago, apuntando única y
exclusivamente a su resultado final (la aparición de la bola) es lo que permite crear la ilusión.
Ya sabes porque a Busch, no le llegó el zapatazo. El iraquí del zapato, no tuvo
planificación alguna ni dirigió sus acciones para cumplir su finalidad. Si lo hubiera hecho, si al
menos hubiera decidido previamente analizar la información que entregarían sus acciones y
habría descubierto que el solo agacharse para tomar su zapato, era una acción tan fuera de lo
normal en aquel lugar, que era imposible que una mente alerta o como en este caso, con la
atención puesta en él, no hubiera entendido. El iraquí improvisó, su acción no tenía opciones
de llegar a buen resultado, no era sorpresa ya estaba descubierto, aunque nadie lo sabía aún.
Este síndrome de querer hacer pero, no de planificar, no de estudiar, pensar y
sacrificarse en construir un efecto a cabalidad es muy conocido, sobre todo en los magos
noveles también en los que viven copiando lo que ven a otros o aquellos que simplemente
tienen un nuevo efecto y al momento siguiente quieren presentarlo a su público. Queda claro
que así, no lograrán darle el zapatazo a Busch.
Como ves, el asunto no es si el truco se ve o no se ve, sino que en asunto depende del
proyecto y los conocimientos del mago, de su correcta planificación y de llevar a cabo su
correcta realización.

LING-FU
CHILE

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