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DOBLE VIDA, REALIDADES PARALELAS

Uno de los inconvenientes que mayor dificultad ofrece a un aprendiz de mago, al


momento de efectuar un efecto, es el entender y aceptar que en nuestro arte, el artista y
el efecto, llevan dos vidas totalmente diferentes, una de las cuales es solo del artista y es
su vida privada que no debe comunicar al público.

El mago es un actor que en lugar de crear emociones dramáticas, crea en los


espectadores, la emoción de vivir un acontecimiento, irreal e imposible.

Sabemos que lo imposible, es imposible por sí mismo, el imposible no puede


ser, es imposible. Pero, el mago no habla de imposibles reales sino que de “aparentes
imposibles”, o sea imposibles que no existen pero, que se aprecian como reales
imposibles en la mente humana.

La diferencia radica solo en una cuestión de realidades, el imposible real, es


imposible en nuestra verdadera realidad. El imposible aparente, solo acontece en la
mente del espectador. Sin embargo, ambas realidades, son idénticas para la mente
humana. Ello porque los sentidos han aceptado la misma información que si el hecho
realmente fuera un imposible.

Sucede en verdad que lo que la mente percibe como realidad, es solo una
interpretación de ella y depende de factores como el punto de observación, la distancia
al acontecimiento, las cualidades de los sentidos del observador, la interferencia que
pueda existir entre él y el hecho, las creencias de la persona, su personalidad y carácter,
y algo que nunca es considerado y es sumamente importante, el interés que él
observador tiene ante el acontecimiento, la atención que desea prestarle, o sea lo que
significa el hecho para él, la utilidad que le puede ofrecer. Si bien, un hecho en si es
único, tiene tantas interpretaciones como observadores hayan y su importancia depende
de la atención o interés que el observador tenga para él.

En la vivencia del imposible, los sentidos y sensaciones que recibe el espectador


y su consciente lógico, le hacen concluir a su mente, que lo vivido es un hecho
imposible ó singular. Ello permite que el individuo viva esa realidad como tal y en ese
momento en que se da cuento del suceso, explota esa emoción de estar viviendo algo
único e irreal, a toda lógica imposible pero que a él sí, le sucede. Así, uno de los deseos
más reprimidos y ancestrales de la raza humana se consuma en ese espectador, esa
persona se encuentra en contacto con lo imposible, él lo sabe y su cuerpo y mente
asimilan el hecho. Indudablemente se trata de una situación totalmente emotiva y
sublime. Lo imposible, está sucediendo allí, ante sus ojos. El espectador entra en una
sensación de éxtasis. Toda su escala de valores se destroza en un instante, solo por el
hecho vivir aquello. De aquí en adelante el credo de aquella persona será:- “lo
imposible no sucede pero, yo sé que puede suceder”-.

Para que ello suceda, el espectador debe estar convencido que realmente ha
presenciado un acontecimiento único e irreal. Pero, el inconveniente es que lo irreal, no
sucede porque es irreal y lo único que él puede ver es un “aparente irreal” que el artista
le presenta. Pero, para hacerlo, deberá cumplir o parecer que cumple, con las exigencias
de un acontecimiento imposible.
Ya que sabemos que no es posible el imposible, solo podemos “representarlo”, o
sea crear un acto, donde parece que ese imposible sucede. Claro que si informamos que
eso es solo un acto…, nadie creerá que es imposible por más que manejemos la
información hasta el límite de dar la misma información que se tendría en el milagro
real.

¿Por qué no lo creerá?.. Simplemente porque le hemos dicho que es un acto, una
representación o sea, saben que nada es real, porque los “actos” son realizados por
actores que representan obras y ellas son ficticias, no son realidad.

El asunto es que en verdad, el mago realiza gran parte de sus presentaciones en


teatros o lugares de espectáculos, lo erróneamente, que lleva implícita la idea de
“representación”.

Sin embargo estos lugares, no solo se usan para representaciones, también son
usados para múltiples eventos donde se requiera reunir una masa de público a quienes se
les desea comunicar algo. Es así que un teatro se usa por políticos, por científicos, por
grupos de música, para competencias, actos religiosos, actos de empresas como
lanzamientos de productos o exposición de nuevas tecnologías, etc. Además, de lo que
se conoce como actos de Varieté, que presentan a personas con habilidades increíbles,
como hombres goma, hombre de fuerza extraordinaria, súper memoriones,
hipnotizadores y etc. Ello indica que el escenario, no solo está reservado para
representaciones sino que también para todo tipo de expresión o demostración que se
desee hacer en público.

Lo indicado anteriormente, deja la opción que valida el acto de un mago como


un evento donde se realizarán experiencias y demostraciones de acontecimientos
imposibles. En otras palabras, un mago en escena, si él se lo propone, será creíble como
verdadero mago ante sus espectadores. Obviamente, si no compromete el su acto,
reconociendo que lo que realiza es una actuación, una representación.

Lo anteriormente expuesto, exige que el artista, nunca revele su vida privada


durante el desarrollo de su presentación. Esa vida donde él realiza lo que ha planificado
para crear una errada interpretación de la realidad, con el fin de hacerle creer al
espectador que él, realmente ha vivido un momento mágico.

Las interrogantes ahora, son, ¿Como saber cuál es esa realidad secreta?, ¿Cual es
la realidad mágica?, ¿cómo diferenciar cual acción pertenece a una o a la otra vida?

Si bien en palabras la separación de ambas vidas puede resultar sencilla, en la


práctica, sobre todo al mago novel, le resultará una verdadera pesadilla. Ello porque él
piensa en función de los trucos y las técnicas y no en función de la finalidad mágica.
Con el fin de lograr establecer el camino independiente de estas vidas paralelas, el
artista debe entender a cabalidad las intenciones y lo que busca, el efecto mágico que
desea representar.

LING-FU

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