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Palacios, Agustina (2015) Una introducción al Modelo Social de Discapacidad y su reflejo en la

Convención Internacional sobre los derechos de las personas con discapacidad; Rafael De Asís explica
que la manera de entender el significado modelo social de la D es con los conceptos de NORMALIZCION y
la idea de DISCRIMINACION, así el modelo social entiende la D como una situación derivada de las
estructuras y condicionamientos sociales porque limitan la concepción de la D a los rasgos derivados de la
DEFICIENCIA que es necesario combatir mediante políticas y actuaciones destinadas a normalizar a las
personas que las padecen. Algunos paradigmas que precedieron el modelo social son; El modelo de
prescindencia, coloca las causas tienen un motivo religioso. Las PCD han sido asumidas como innecesarias;
porque se estima que no contribuyen a las necesidades de la comunidad, que albergan mensajes diabólicos,
que son la consecuencia del enojo de los dioses o que por la desgracias de sus vidas no merecen la pena ser
vividas. Como consecuencia de las creencias, la sociedad ha decidido prescindir de ellas, ya sea por la
aplicación de políticas “eugenésicas” o situándolas en el espacio destinado para los anormales y las clases
pobre. Dentro del modelo se distingue 2; el submodelo eugenésico, situado en la antigüedad clásica. En
Grecia y Roma, según los motivos religiosos y políticos consideraban inconveniente el desarrollo y
crecimiento de niños con diversidad funcional. La explicación de las causas era religiosas. Resultado de un
pecado cometido por los padres. En Grecia concebido como una advertencia de que la alianza con los dioses
se encontraba rota. La solución era el infanticidio, la eugenesia infantil. El submodelo de marginación donde
el tratamiento hacia las PCD durante la Edad Media, se situaba dentro del grupo de pobres y marginados,
marcados por la exclusión. Aunque las explicaciones religiosos fueron distintas a los antiguos, se
consideraba la diversidad funcional como una situación inmodificable por tanto debía ser aceptada con
resignación y los encargados de diagnosticar si el comportamiento extraño era diabólico o no eran el médico
y el sacerdote, donde el peritaje medico se encontraba bajo la lógica teológica. El principal rasgo que
caracteriza este modelo es la exclusión, sea por subestimar, por considerarlas objeto de compasión, o como
consecuencia del temor o el rechazo por considerarlas objetos de maleficios o como advertencia de un mal
peligroso. Sea por menosprecio o por miedo, la exclusión parece ser la respuesta social que genera mayor
tranquilidad. A diferencia del submodelo eugenésico, ya no se comete infanticidio, pero los niños con D
mueren como consecuencia de omisiones por falta de interés y recursos o por invocarse a la fe como único
medio de salvación. Los que sobreviven y llegan a la edad adulta, deben apelar a la caridad, la mendicidad,
ser objetos de diversión como medio de subsistencia obligados. Modelo Rehabilitador, coloca las causas que
dan origen a la D en un supuesto déficit de la persona. Aquí las PCD dejan de ser consideradas inútiles o
innecesarias, como el modelo anterior, pero siempre que sean rehabilitadas. Este modelo persigue un fin
normalizador de las personas, aunque ello implique forjar la desaparición o el ocultamiento de la diferencia
que la D representa. El problema pasa a ser “la persona”, sus limitaciones las cuales son imprescindible
rehabilitar psíquica, física o sensorialmente. Si bien los 1ro. Momentos del modelo datan del inicio del
Mundo Moderno la consolidación del mismo en términos legislativos se ubican al inicio del S. XX al
finalizar la 1ra. Guerra Mundial. Lo que se persigue es curar. La D es abordada dentro de la legislación de la
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asistencia y seguridad social, como parte del derecho civil relacionadas con la incapacitación y la tutela. Las
políticas públicas se centraban en la modificación y reforma de la política de atención a la saludo, la
institucionalización, la educación especial y el empleo protegido. Aunque hubo avances en cuanto a los
derechos, denota una ideología de la desaparición, del ocultamiento de la diferencia. La PCD es considerada
desviada de un supuesto estándar de normalidad, desconociendo que lo estándar no es neutro. El modelo
social, desde la filosofía de éste se cambia el eje de caracterización. El problema de la D deja de explicarse
a partir de la deficiencia y pasa a hacerlo a partir de las deficiencias de la sociedad, que se traducen en
barreras discapacitantes. Las causas que dan origen a la D son preponderantemente sociales, las PCD pueden
aportar a las necesidades de la comunidad en igual medida que el resto. Pero siempre desde la valoración y
respeto de su condición que en ciertos aspectos o respecto de determinadas condiciones son diferentes a la
media. Modelo basado en los valores intrínsecos de los DDHH. Parte de la premisa de que la D es una
construcción y un modo de opresión social y el resultado de una sociedad que no considera ni tiene presente
a las PCD. Apunta a la autonomía de la persona con discapacidad para decidir respecto de su propia vida.
UNIDAD 2 Inclusión y exclusión educativa y la voz del otro. De nuevo “Voz y Quebranto” Gerardo Echeita. En este
texto he pretendido plantear ideas e interrogantes que contribuyan a debatir y analizar algunas cuestiones y
perspectivas relacionadas con el polifacético proceso de inclusión educativa, en tanto que contrapeso a las formas y
procesos de exclusión educativa, los que se, a su vez, se configuran no pocas veces como antesala de la exclusión
social. En todo caso se trata de poner de manifiesto que no es un planteamiento asimilable a la idea de integración
escolar, tampoco es una modernización de los planteamientos de la educación especial y, por todo ello, no es un
asunto que involucre solamente al alumnado considerado con necesidades educativas especiales, sino a todos y
todas los estudiantes. Echeita plantea una serie de ideas que fomentan el análisis y la reflexión sobre diferentes
aspectos relacionados con el proceso de inclusión educativa, realizando un contraste con los procesos de exclusión
educativa y social que arroja luz y claridad a la hora de comprender ambos conceptos. El autor manifiesta que el
estado de los sistemas educativos de los países con mayores recursos económicos se puede equiparar y comparar
con la educación de aquellos países que cuentan con una menor riqueza y escasos recursos económicos. A pesar de
la diferencia social y económica de estos contextos, en ambos sistemas educativos existen alumnos y alumnas en
riesgo de exclusión social que experimentan graves situaciones de pobreza y marginación; los cuales ven truncado su
derecho a la educación y su oportunidad de escapar del círculo de reproducción de la desigualdad. Se trata del caso
de nuestro país, que a pesar de contar con mayores recursos económicos que las zonas más pobres de África,
mantiene el esquema de desventaja y desigualdad que condena a una amplia parte de la población infantil a la
exclusión social.  De este modo, la exclusión educativa se constituye como la antesala de la exclusión social. Cierta
parte del alumnado vive durante su formación académica el cambio por diferentes programas "especiales" creados
para compensar sus dificultades o limitaciones escolares, lo que responde a un proceso de exclusión educativa. Así,
el sistema educativo introduce a estos alumnos y alumnas en un bucle de exclusión socioeducativa que impedirá su
inclusión y su participación activa en la sociedad de forma adecuada.  De acuerdo con el autor, es necesario
abandonar la idea de integración, la cual supone que los alumnos/as deben acomodarse a los patrones establecidos,
manteniendo los pilares del sistema y reproduciendo su situación de marginación y exclusión desde el interior del
mismo. La inclusión educativa, por su parte, trata de reconocer de forma global los derechos de todos los alumnos y
alumnas como estudiantes y ciudadanos/as; independientemente de sus diferencias y diversidades, ofreciéndoles
una educación de calidad. Es necesario que el sistema educativo tome un enfoque diferente que impulse la inclusión
de todo el alumnado. Por ello, debemos defender el proyecto de sociedad que deseamos, luchando para reducir la
exclusión social y educativa, fomentando una educación y unas prácticas educativas más inclusivas que solucionen la
situación de exclusión escolar y social que vivimos en la actualidad. Sin embargo, conseguir una verdadera educación
inclusiva es una ardua tarea, que implica considerar una gran diversidad de puntos de vista o enfoques que se
complementan entre sí.  Debemos tener en cuenta que la consecución de un sistema educativo inclusivo no
depende únicamente de la escuela. En este proceso intervienen una amplia variedad de procesos interdependientes
ajenos a la escuela que inciden e influyen directamente en ella, tales como los procesos socioeconómicos y la
realidad económica de la población, la demografía de las áreas en las que la escuela se encuentra, las culturas e
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historias de la población a la que la escuela atiende o la calidad de la formación del profesorado para hacer frente a
la diversidad del alumnado. Por ello, si pretendemos conseguir una educación inclusiva debemos considerar la
existencia de una gran diversidad de perspectivas que tratan de explicar la inclusión en el ámbito educativo. De
acuerdo con el autor, la naturaleza de la educación inclusiva posee numerosas paradojas y contradicciones que
impiden su fortalecimiento. Aspirar a una educación inclusiva se constituye como una tarea compleja, ya que
deseamos ofrecer una educación común para todos, en espacios y contextos comunes; pero personalizada a las
diferentes necesidades y características de cada estudiante sin caer en la etiquetación ni discriminación de los
alumnos y alumnas. Para ello, Echeita sostiene la importancia del enfoque ecológico de la educación, a través del
cual cada comunidad educativa tiene la autonomía de definir y concretar sus acciones para conseguir la inclusión
educativa, todo ello supeditado a su contexto, su cultura escolar y sus diversos condicionantes. El autor manifiesta la
importancia de considerar el valor y los derechos de los estudiantes en riesgo de exclusión o marginación si
pretendemos conseguir una educación que verdaderamente sea inclusiva y de calidad para todos los alumnos y
alumnas de nuestro sistema educativo. Escuchar la voz y las opiniones que los más débiles tienen al respecto puede
contribuir a la participación y al conocimiento de aquello que les afecta y, por tanto, conducir hacia la mejora del
sistema educativo. Desde mi punto de vista, de acuerdo con la opinión del autor, para entender adecuadamente el
concepto de educación inclusiva debemos considerar la importancia de los diferentes puntos de vista o enfoques
que han desarrollado este concepto; los cuales se complementan entre sí. Así, consideraremos la relevancia que las
disciplinas sociológica, filosófica, pedagógica y psicopedagógica poseen en el proceso de equidad e inclusión
socioeducativa. Conseguir una educación inclusiva, como hemos podido comprobar a lo largo del artículo, no es una
tarea sencilla. Sin embargo, como docentes y como ciudadanos/as debemos luchar para conseguir el reconocimiento
de las diversidades y las diferencias de las personas como fuente de enriquecimiento y aprendizaje; y para eliminar
de una vez por todas las invisibilidades que las personas marginadas o en riesgo de exclusión viven, atendiendo a su
derecho inalienable de convivir con sus iguales y formar parte de un sistema educativo basado en la equidad, la
inclusión y el respeto hacia todos sus componentes. 
Tensiones aporta para debatir sobre inclusión educativa? IDEAS FUERZA; Saber qué se excluye y cómo para poder
intervenir; Reflexionar sobre la pseudo inclusión educativa (Inclusión excluyente); ¿Qué es el verdadero derecho a la
inclusión? Skliar “ De la razón jurídica hacia una ética peculiar”; La exclusión educativa. Alex Yarza “Hacer sitio al que
llega” excluirlo con sus propias reglas. Exclusión institucional. No todos habitan los espacios de la misma manera.;
Políticas de discriminación positiva. ¿Cómo hacer para revertirlas?; El proceso de inclusión educativa es polifacético.
TENSIONES; Hacer un marco de referencia y desentrañar el sentido esencial del concepto inclusión; Integrar desde
las diferencias; Cuestionar la equidad; Volver a recorrer caminos que ya se recorrieron (escuelas especiales) esto se
debe poner en un contexto social e histórico; Los contextos ordinarios son la palanca para que estos puedan (pág.
107, párr. 4); Aprendizaje y un rendimiento escolar de alta calidad y exigente con las capacidades de los estudiantes.
(término justicia de epistemes) autor Rasco, Félix A. (2016) en Justicia social en la escuela pública entre la
redistribución y el conocimiento, plantea la idea de justicia cognitiva para enfatizar el valor de la imaginación
democrática, ligada al derecho del otro y las diversas formas de conocimiento de epistemes, tomando dicha
concepción de De Souza Santos (2009). Este trabajo direcciona la mirada más allá de la integración y cuestiona un
posicionamiento ético del conocimiento, poniendo en debate la accesibilidad desde un planteo epistemológico; Los
procesos de exclusión e inclusión educativa en constante tensión dialéctica; Las barreras en sentido negativo como
limitación del aprendizaje. Ponerlo en tensión para pensar qué obstaculiza para poder trabajarlo, sortearlo;
“Aprendiendo de esa forma a vivir con la diferencia” Todos somos diferentes – Alteridad- Levinas; Poner en voz las
necesidades desde los protagonistas, escucharlos. Como método de mejora y de cambio. Pensado desde la
investigación, que se centra en el sujeto, y no por fuera de sus intereses y necesidades; Seguir pensando en la acción
moral. (El gato que enseñó a volar una gaviota)
Flavia Terigi (2008) Lo mismo no es lo común en Posiciones acerca de lo común: El segundo significado de la
inclusión, según Terigi, refiere a “todos aprendiendo lo mismo”. Esta reflexión descubre que estar en la escuela, “en
la misma escuela”, no produce de manera automática los mismos resultados de aprendizaje. La autora expone dos
problemas que sostiene esta idea: La dificultad de los sectores más vulnerables para concluir el proceso escolar a
pesar de las ayudas sociales. -La educación compensatoria va a decir que para que todos aprendan lo mismo, las
oportunidades deben ser diferentes. Hay que lograr que aprendan lo mismo, y para eso un arsenal de estrategias
compensatorias se despliega en el terreno escolar.- La compensación material parece insuficiente, hay que hacer

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distintas cosas para que todos aprendan lo mismo. Se plantea por las condiciones pedagógicas que pueden hacer
posible para los estudiantes en situación de vulnerabilidad educativa no solamente ingresar al sistema escolar
permanecer en el mismo, sino lograr los aprendizajes que estable el curriculum. Se rompe la homogeneidad, pero lo
común sigue siendo lo mismo; escuelas diferentes, propuestas diversificadas, para aprender las mismas cosas. El
tercer significado que asigna Terigi, es todos aprenden lo común”. La inclusión educativa significa que la corriente
principal del curriculum debe ser revisada para que contemple los intereses y las perspectivas de todos. De modo
que lo común, el aula graduada, y el formato escolar Fortaleza del formato escolar común. El curriculum único, el
aula estándar ha sido herramientas por medio de las cuales las políticas educativas han procurado instituir lo común.
Este planteo de lo común (entendido como lo mismo), lo general (universalidad) y lo básico (ligado a la reducción)
Recuperando otros autores, perspectiva genealógica concepciones sobre la D ; La discapacidad ha

existido desde tiempos inmemoriales, y en el transcurso de la historia, surgieron grandes cambios en

legislaciones sociales que han obedecido al pensamiento y las creencias propias de cada época (J.L.

Fernández-Iglesias, 2008). Los diferentes modelos sobre los cuales fue abordada la D, han sido

pensados y reconstruidos según la evolución socio histórica y cultural.

Palacios A., (2015). Considerando la subjetivación de la persona, a partir de parámetros

estereotipados que los enuncian como individuos con potencial peligrosidad para la sociedad, por ello

debían ser encerrados, debido a su carácter desviado por naturaleza. La subestimación se refleja en

políticas de asistencia social, que genera más exclusión, debido al tinte de desprecio del contexto,

hacia las personas con discapacidad y la desvalorización de ellas ante la posibilidad o no de realizar un

determinado trabajo. Por ello aparece la modalidad de empleo protegido en casos donde no haría falta

si no fuera por la actitud de discriminación prevaleciente hacia este colectivo. En este modelo se

busca la recuperación de la persona — dentro de la medida de lo posible—, y la educación especial se

convierte en una herramienta ineludible en dicho camino de recuperación o rehabilitación.

El modelo rehabilitador y la infancia Encontramos una nueva concepción respecto de la infancia, ya no

se considera que los niños y las niñas 1 porten un mal, debido a un castigo sagrado. Aunque no ignoran la

existencia de la discapacidad, ahora se considera que debe realizarse lo necesario para revertir la

supuesta anormalidad, en pos que insertar a los pequeños a la sociedad “normal”. Ante la idea

generalizada que no son normales se implementan medidas de rehabilitación o habilitación, dejando

fuera las circunstancias sociales de la misma, como así también, las características propias de la

niñez. Condenando a la infancia a un sistema cruel y tratamientos degradantes enmarcados en una

institucionalización excluyente que ignora el desarrollo de la niñez como el ocio, el juego, el

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De todos modos, resulta pertinente destacar que durante el modelo de prescindencia existía la costumbre de eliminar a las
niñas y niños con discapacidad congénitas, no solo por razones religiosas, sino también por razones prácticas, ya que criar a tales
niños era económicamente pesado y extremadamente improductivo.

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aprendizaje, la vida en familia, etc. Desde la filosofía imperante en este modelo, una herramienta

esencial, encaminada a la rehabilitación —o habilitación para funcionar en sociedad—, más allá de los

cuidados y los tratamientos médicos, será la educación especial.

El modelo social Lo que hoy se conoce como el modelo social de la diversidad funcional tiene sus

orígenes en el Movimiento de Vida Independiente, que nació en Estados Unidos a finales de los años

60’ del siglo pasado, en la Universidad de Berkeley, California. El modelo social traslado el foco de lo

individual a lo social. Al respecto propone Palacios A., (2015) que esta nueva visión de inclusión

“desafía la verdadera noción de normalidad en la educación –y en la sociedad– sosteniendo que la

normalidad no existe, sino que es una construcción impuesta sobre una realidad donde sólo existe la

diferencia”. Por ello el modelo social pasa a ser un factor constitutivo que concibe que la D puede ser

circunstancial, contextual, y situacional. En este contexto cobra importancia la distinción entre

deficiencia y discapacidad introducida por el modelo social, según el cual: “Deficiencia es la pérdida o

limitación total o parcial de un miembro, órgano o mecanismo del cuerpo. D es la desventaja o

restricción de actividad, causada por la organización social contemporánea, que no considera, o

considera en forma insuficiente, a las personas que tienen diversidades funcionales, y por ello las

excluye de la participación en las actividades corrientes de la sociedad. Para finalizar se puede

afirmar que, el nuevo paradigma para entender la D desde el modelo social, se basa también, en dos

presupuestos: uno relacionado con sus causas y el otro con la función del Estado y el rol de la persona

en la sociedad. En primer lugar, las causas que originan la D no son ni religiosas ni científicas, sino

sociales. En efecto, no son las deficiencias individuales las raíces del problema, sino las limitaciones de

la propia sociedad, que no es capaz de asegurar que las necesidades de las PCD vivan plenamente. La

segunda, relacionada con la función del Estado de asegurar las herramientas para una participación

real, en la estructura social y económica. Brindando un mayor compromiso social para la educación, el

deportes y todos los aspectos imprescindibles para el desarrollo y el desenvolvimiento pleno de la vida

en sociedad. De modo que todas las PCD accedan a los diversos estamentos sociales -laborales,

educativos, artísticos, etc.- como también su desarrollo familiar. Sumado a lo explicado sobre el

modelo social, retomamos a Padilla, A., (2010) que nos dice que la D , “es una situación heterogénea

que envuelve la interacción de una persona en sus dimensiones física o psíquica y los componentes de la

sociedad en la que se desarrolla y vive” (Padilla, A., pág. 4). A lo que Palacios A., (2015) agrega que “la

noción de persona con discapacidad desde este modelo se basa, más allá de la diversidad funcional de

las personas, en las limitaciones de la propia sociedad. De este modo, se realiza una distinción entre lo

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que comúnmente se denomina “deficiencia” y lo que se entiende por discapacidad” (Palacios A., P 122).

Este modelo se encuentra relacionado con la asunción de los derecho humanos.

Hitos históricos y procesos relevantes que contribuyen a la configuración de la Educación Especial. A

lo largo de la historia  la Educación Especial ha ido configurándose a razón de condicionantes políticos,

sociales, económicos e ideológicos. Lo que evidencia que la preocupación por las personas con

discapacidad ha evolucionado a lo largo del tiempo. Por lo tanto, hemos divido los hitos históricos y los

procesos relevantes que contribuyen a la configuración de la Educación Especial en las siguientes

etapas:

a) Etapa histórica en su inicio -aproximado- Desde la antigüedad clásica y abarca parte de la

Edad Media, donde predominaba la concepción religiosa.

Durante la edad media se reemplazó al médico por el monje y se conservó la creencia de que los

trastornos mentales se relacionan con lo diabólico y lo demoniaco. La Inquisición apoyó la

exterminación de personas con discapacidad (por ejemplo, la enfermedad mental), al creerlas

poseídas; así mismo, se las culpaba por epidemias o plagas que se presentaran o, en algunos casos

(habitualmente discapacidades físicas), se tenían para entretenimientos en circos o cortes. Con las

cruzadas y demás guerras de la época, se incrementó el número de personas discapacitadas, y a pesar

de que en estos tiempos era difícil sobrevivir, se crearon instituciones que en la mayoría de casos eran

auspiciadas por la Iglesia. No obstante, y a pesar de las intenciones “benevolentes”, las personas con

discapacidad seguían siendo marginadas y estigmatizadas. Instituciones como la Iglesia, la familia y

los señores feudales tomaron partido por el cuidado de este colectivo y coincidió con el

establecimiento de hospitales, asilos, cofradías o hermandades, ejemplo de ello es la de Toledo.

Durante el siglo XVI, se desarrollaron las primeras prótesis de mano y, Juan Luis Vives postuló el

trabajo y la educación como medios de rehabilitación. Pedro Ponce de León inició la educación especial

y san Juan de Dios fundó en Granada una de las primeras instituciones para personas con

discapacidad; no obstante todos estos desarrollos, en algunos ámbitos las personas con discapacidad

seguían estando “habitadas por Satanás”, de acuerdo con martín Lutero y Juan Calvino.

b) Etapa histórica de la institucionalización, con presencia aun religiosa, rezago de la etapa

anterior. Ahora el predominio es científico y médico.

Como consecuencia de la Revolución Francesa, se produce un mayor auge institucional. Las cuales

empiezan prestar asistencia a las personas debido a sus “anomalías”, dándoles un trato humanitario.

Cabe destacar la influencia de la filosofía de Rousseau (1712-1778) que con su obra, “Emilio” , va a

producir un gran impacto sobre todo en Pedagogía. Sin embargo, será a fines del siglo XIX y principios

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del siglo XX cuando se podrán identificar los primeros atisbos de lo que sería la Educación Especial.

Donde empiezan a crearse instituciones dedicadas a la atención y enseñanza de personas

ciegas ,sordomudas y con retraso mental, como respuesta al problema que  suponía su escolarización

en los centros públicos ordinarios. Volviendo a los antecedentes, en los siglos XVIII y XIX surgen

interesantes cambios que podemos resaltar, porque aportan al desarrollo histórico sobre la

configuración de la educación especial, por ejemplo los escritos de Denis Diderot sobre las

competencias de los ciegos o las primeras escuelas para sordomudos y otras para ciegos, donde se

formó Louis Braille, quien desarrolló su conocido método, que en 1878 se reconoció como un sistema

universal para enseñar a personas ciegas. En esos años, Nicolás André acuñó el término ortopedia y se

dio un gran desarrollo de esta rama, que empezó a evitar las frecuentes amputaciones que se daban

por las guerras. El médico Philippe Pinel, en 1793 fue nombrado en parís como director del Hospital

de La Bicêtre (para enfermos) y más adelante, de La Salpêtrière (para enfermas), y allí instauró que

los pacientes con enfermedad mental deberían ser liberados de las cadenas que hasta entonces

llevaban en los hospitales (Padilla, A., 2010). La institucionalización de la educación especial en la

Argentina comienza en el año 1885, con la creación del primer establecimiento para la atención de la

población con discapacidad, el Instituto Nacional para niños sordomudos y la Escuela Normal anexa

para la formación de pedagogos especializados. Este tipo de educación se concebía como un

subsistema de educación basado en el modelo médico. Marcado por un abordaje terapéutico, este tipo

de educación comienza con su dilema ya que, al tiempo que cuestiona y revierte las sospechas de

“ineducabilidad” de las personas con discapacidad, genera un sistema segregado con ámbitos

específicos para su atención que se evidencia durante casi todo el siglo XX. En ese momento, las

escuelas especiales se caracterizaban por:

• tener una menor cantidad de niños por maestro, lo cual favorecía la individualización de la enseñanza;

• trabajar intensivamente con equipos multidisciplinarios formados según el tipo de discapacidad de la

población atendida;

• usar una didáctica especial para cada categoría de discapacidad.

c) Etapa histórica de las Escuelas Especiales, Siglo XX  a Siglo XXI. Bajo el enfoque de los

derechos innatos a todos los niños y las niñas.

Recién en el año 1988 se aplica el Plan Nacional de Integración Escolar, donde se introduce la

centralidad en los aspectos educativos en detrimento del modelo rehabilitador imperante hasta ese

entonces. Ley Federal de Educación, se firma en el Consejo Federal de Educación el Acuerdo Marco

para la Educación Especial y el Acuerdo Marco sobre la Evaluación, Acreditación y Promoción donde se

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establece que: La educación especial es un continuo de prestaciones educativas, constituido por un

conjunto de servicios, técnicas, estrategias, conocimientos y recursos pedagógicos, destinados a

asegurar un proceso educativo integral, flexible y dinámico a personas con necesidades educativas

especiales, temporales o permanentes, brindado a través de organizaciones específicas y apoyos

diversificados. Las necesidades educativas especiales son las experimentadas por aquellas personas

que requieren ayudas o recursos que no están habitualmente disponibles en su contexto educativo,

para posibilitarles su proceso de construcción de las experiencias de aprendizaje establecidas en el

Diseño Curricular. (Ministerio de Educación, 1998:1) Ya a partir del 2003, la educación especial se

replantea el lugar que le toca como parte de los Regímenes Especiales en la Ley Federal de Educación

y la responsabilidad que le cabe en la construcción de políticas de inclusión educativa. A diferencia de

lo que acontecía con la anterior Ley Federal de Educación donde el discurso predominante, tanto a

nivel internacional como nacional, había llegado a responsabilizar a la educación especial de la

educación inclusiva a través de la atención a la diversidad, con la sanción de la Ley de Educación

N°26.206 (LEN) cambia este panorama. A partir de su sanción en el año 2006, la LEN define que la

educación especial sólo se encargará de la atención educativa de los alumnos con discapacidad. Por

tanto, a diferencia de algunos países de la Región, en Argentina la atención a la diversidad y las

llamadas “necesidades educativas especiales” no son las banderas de la educación especial, como así

tampoco se entiende que la modalidad deba ser responsable de la inclusión educativa. Por el contrario,

para asegurar esta última se plantea la corresponsabilidad de todo el Sistema Educativo en el cuidado

de la trayectoria escolar de todos los estudiantes. Los fines y objetivos de la Política Educativa

Nacional se encuadran en garantizar la inclusión educativa a través de políticas universales y de

estrategias pedagógicas y de asignación de recursos que otorguen prioridad a los sectores más

desfavorecidos de la sociedad. Asegurar condiciones de igualdad, respetando las diferencias entre

las personas sin admitir discriminación de género ni de ningún otro tipo. En este sentido, todos los

niveles de enseñanza y las modalidades de enseñanza como transversales a los mismos, deberán

brindar los apoyos y recursos para hacer efectiva la inclusión respetando las características de los

estudiantes. La educación especial, se incluyen en una de las ocho modalidades del Sistema, y debe

dar respuesta a requerimientos específicos de formación y atender particularidades de carácter

permanente o temporal, personales y/o contextuales, con el propósito de garantizar la igualdad en el

derecho a la educación y cumplir con las exigencias legales, técnicas y pedagógicas de los diferentes

niveles educativos. Específicamente, el Capítulo VIII “Educación Especial” de la LEN señala: La

Educación Especial es la modalidad del Sistema Educativo destinada a asegurar el derecho a la

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educación de las personas con discapacidades, temporales o permanentes, en todos los niveles y

modalidades del Sistema. La Educación Especial se rige por el principio de inclusión educativa, de

acuerdo con el inciso n) del artículo 11 de esta Ley. Avanzando en la normativa para la educación

especial a partir del marco de la LEN se han acordado dentro del Consejo Federal de Educación, los

lineamientos educativos para la Modalidad en la Resolución CFE N° 155 “Modalidad educación especial”

(2011c), donde se vislumbra el enfoque del modelo social de la discapacidad propuesto por la OMS y

plasmado en la Convención Internacional sobre los Derechos de las personas con discapacidad, que es

Ley Nacional en la República Argentina.

Podemos dividir la historia de la Educación Especial en cinco etapas:

ETAPAS EPOCA HISTORICA PARADIGMA

De los Inicios Antigüedad. Desde Cristo hasta Siglo XII o  Religioso

XIV

De la Institucionalización Desde Siglo XV hasta Siglo XIX Religioso – médico

De las Escuelas Especiales Desde fines Siglo XIX  a  Siglo XX Médico - psicométrico

De las Escuelas Integradoras Siglo XX – 1959 Pedagógico -sociológico

De las Escuelas Inclusivas Fines Siglo XX   a  Siglo  XXI Pedagógico-sociológico –Inclusión Educativa

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