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de la historia (antes pasaba y ahora no) sino como impulsos de la sociedad, organizada de
diferentes maneras hacia lo que se considera lo más adecuado en su momento.
Para el análisis de estos modelos explicativos retomaremos las ideas expuestas en la tesis doctoral
de Saad (2011).
Los modos de comprender y clasificar las discapacidades y en las respuestas que las instituciones,
y en última instancia la sociedad han dado. Estas formas de entender la discapacidad marcan las
pautas de las políticas sociales (entre ellas la educación) y de salud que desarrollan los diferentes
países. A continuación se presentan los aspectos básicos de cada uno.
a) El modelo de la prescindencia
Aboga por acabar con las vidas de las personas con discapacidad o en el mejor de los casos
marginarlas.
Tiene bases religiosas (no científicas) y señala que las personas con discapacidad no son necesarias
por razones diversas: no contribuyen a la vida de la comunidad, albergan mensajes diabólicos, son
enojo de los dioses, o bien, porque por lo desgraciadas de sus vidas no merecen ser vividas.
En este modelo el déficit o discapacidad adquiere las connotaciones del síntoma siendo por lo
tanto descrito como una desviación observable de la normalidad bio-médica de la estructura y
función corporal/mental. Centrado la atención en medidas terapéuticas y compensadoras
Este modelo se puede ubicar como uno si tomamos sus premisas fundamentales pero con
diferentes variaciones dependiendo del énfasis que se retome.
Premisas fundamentales.
La discapacidad es un hecho social, en el que las características del individuo tienen tan sólo
relevancia en la medida en que evidencian la capacidad o incapacidad del medio social para dar
respuesta a las necesidades derivadas de sus déficits.
La interacción entre los déficits y el entorno es la que se dan las “desventajas”, que el individuo
con discapacidad experimenta y que en la práctica definen su estatus de persona con
discapacidad.
La vida de una persona con discapacidad tiene el mismo sentido que la vida de una persona sin
discapacidad.
La normalidad no existe, es una construcción impuesta sobre una realidad donde sólo existe la
diferencia.
La sociedad la que se ve limitada para prestar servicios apropiados y para asegurar que las
necesidades de la persona sean tenidas en cuenta dentro de la organización social; es el entorno
social el que impone estereotipos y limitaciones a la participación.
La realidad no es única, está conformada por el significado de las ideas, actitudes y lenguaje, se
construyen y producen y por lo tanto pueden cambiar también la relación con la discapacidad.
Las prácticas de segregación son la denegación del derecho a una educación en igualdad de
condiciones a las del resto.
Como se mencionó inicialmente este modelo tiene variaciones dependiendo del contexto y énfasis
de quienes lo han aceptado como válido. Revisaremos solo algunos puntos clave que diferencian a
estos aspectos aunque recuerden que en general comparten la misma lógica del modelo social
general.
Tomando como base los estudios sobre discapacidad se cuestiona la discriminación, la exclusión y
la desigualdad.
Incorpora las luchas “pro-derechos” de las personas con discapacidades reconociendo el papel
activo del individuo a través del activismo político como exigencia del cambio de actitudes de la
población y el fin del abandono político.
Las personas con discapacidad son un grupo que ha sido “colonizado por una cultura dominante”
desde una visión médica que los ve incapaces de auto regularse.
Plantean un nuevo revisionismo histórico con la introducción del concepto de discapacidad en las
prácticas marxistas, feministas, étnicas, culturales, postcolonialistas y postmodernas.