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LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Y
LOS COMIENZOS DE LA REVOLUCIÓN LIBERAL. LA CONSTITUCIÓN DE 1812
Durante el reinado de Carlos IV (1788-1808) se inicia la crisis del Antiguo Régimen en España. Este
monarca se desentendió de los asuntos del Estado dejando el gobierno en manos de un valido
militar, joven e inexperto, Manuel de Godoy en 1792.
Su reinado coincidió con el estallido de la Revolución Francesa, lo que provocó una reacción política
conservadora y el ministro Floridablanca estableció una rígida censura para evitar el contagio de las
ideas revolucionarias.
En 1793, tras producirse la ejecución de Luis XVI, el gobierno de Carlos IV junto a otras monarquías
absolutistas europeas (Rusia, Prusia y Austria) se unen para frenar la Revolución Francesa. Terminan
fracasando y se firma la Paz de Basilea (en 1795) que convirtió a la España absolutista de Carlos IV en
aliada de la Francia revolucionaria. Sin embargo, la derrota de la escuadra franco-española en la
batalla de Trafalgar frente a la armada británica de Nelson en 1805 supuso la destrucción de gran
parte de la Armada española, lo que llevó a Napoleón a ocupar la península. Para ello, Napoleón
forzó a Godoy, bajo la promesa de ofrecerle un reino en el sur de Portugal, a firmar el Tratado de
Fontainebleau (1807) por el que España permitía el paso de las tropas francesas (para conquistar
Portugal, país aliado de Inglaterra, que se había negado a cumplir el bloqueo contra el comercio
británico, decretado por el Emperador.)
Entre finales de 1807 y comienzos de 1808 entraron en España varios cuerpos del ejército francés. La
alarma y el descontento fueron en aumento, así como el desprestigio de Carlos IV y de su valido
Godoy. Tras una primera intentona fracasada (Conjura del Escorial, 1807), estalla una revuelta de la
nobleza, el ejército y el pueblo llano en Aranjuez (Motín de Aranjuez, 1808) contra Godoy. Este
conflicto provocó el encarcelamiento de Godoy y la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando VII.
En Bayona, Napoleón consigue que Fernando abdique en su padre y este último en Napoleón. A
continuación, Napoleón nombra soberano de España a su hermano José I.
El nuevo monarca pretendía introducir una serie de reformas para modernizar el país, plasmadas en
el Estatuto de Bayona (carta otorgada) que suponían el quebrantamiento de las ideas del Antiguo
Régimen.
El pueblo se dividía en afrancesados, que apoyaban las ideas napoleónicas, y los anti-franceses o
patriotas, que rechazaban los nuevos ideales establecidos.
Estructura de la guerra
Consecuencias de la guerra
- Hubo un elevado número de pérdidas humanas, así como de un enorme daño económico,
con grandes pérdidas en la agricultura, en el comercio y bancarrota en la hacienda pública.
- Exilio de los afrancesados. Primer exilio político de la historia contemporánea. Más de
10.000 afrancesados tuvieron que exiliarse y abandonar el país.
- Desmoronamiento del Imperio colonial, que acabará en 1825 con la independencia de las
colonias americanas, excepto Cuba y Puerto Rico y Filipinas.
- Durante el conflicto, se reúnen las Cortes de Cádiz, que elaboraron la Constitución de 1812.
Principios fundamentales:
● Soberanía nacional. La autoridad suprema reside en el conjunto de la nación representada
en las Cortes. El principio de la soberanía nacional constituyó el fundamento del nuevo
sistema político. Los diputados liberales españoles concibieron la nación como un sujeto
indivisible, compuesto exclusivamente de individuos iguales, al margen de cualquier
consideración estamental y territorial. Tal idea de nación suponía suprimir los estamentos y
los gremios, eliminando los privilegios y las diferencias territoriales que existían entre los
españoles. La nación española pasa a ser un sujeto compuesto exclusivamente de individuos
formalmente iguales, como soporte de la unidad territorial legal y económicamente
unificada.
● La estructura del nuevo Estado es una monarquía limitada con división de poderes: el
legislativo correspondía al rey junto con las Cortes; el ejecutivo al rey que presidía el
gobierno; el judicial a los tribunales de justicia.
● Se garantiza una amplia serie de derechos fundamentales del individuo: igualdad ante la ley,
inviolabilidad del domicilio, libertad de imprenta, derecho a la propiedad privada, sufragio,
educación primaria pública y gratuita, garantías penales y procesales… No se reconocía en
cambio la libertad de culto, sino que se imponía el catolicismo como religión oficial y única,
lo que era una concesión clara al sector absolutista de las Cortes.
● Se crea la Milicia Nacional para velar que se cumple la Constitución.