Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
AUTOPOIESIS.
UNIVERSITARIO:
“HACERSE “SÍ MISMO”,
EN LA CIMA INTELECTUAL,
PARA BAJAR A SERVIR A LOS DEMÁS, DE
LA MANO DEL SEÑOR DE LA SALLE”.
Contenido
PRESENTACION 3
INTRODUCCION 6
AUTOPOIESIS UNA PALABRA ALQUILADA PARA APREHENDER LO HUMANO. 6
¿POR QUE MÁS AUTOPOIESIS? 8
PRIMERA PARTE 11
1.” HACERSE SÍ MISMO”: 11
IDENTIDAD: SER LO QUE SE DEBE SER. EL ASUNTO DEL SENTIDO VITAL 11
2. “TRAYECTAR LA VIDA A TRAVÉS DE PROYECTOS”. 14
2.1. LA VIDA ES TRAYECTO. 16
2
2.2. LA VIDA ES ITINERARIO… SE HACE EN PROYECTOS 18
2.3. DE PROYECTO EN PROYECTO LA VIDA CUMPLE SU IMPLACABLE TRAYECTO. 20
3. LA DINAMICA AUTOPOIETICA. 21
3.1. CALEIDOSCOPIO DE CONDICIONES Y POSIBILIDADES 22
4. LA JUVENTUD EN EL CONTEXTO DE LOS TRAYECTOS DE LA VIDA HUMANA 26
SEGUNDA PARTE: ESTANDO EN LA CIMA INTELECTUAL. EL ASUNTO DEL COMPROMISO
INTELECTUAL: 27
1. TRAS LA RUTA DE LOS SCHOLARIUM 27
2. LA UNIVERSIDAD COLOMBIANA: ITINERARIOS Y DESAFIOS 32
2.1. - LA UNIVERSIDAD MÁXIMA CREACIÓN DE LA CULTURA 32
2.2. ELEMENTOS ESTRUCTURALES DE LA UNIVERSIDAD. 32
2.3. ITINERARIOS DE LA UNIVERSIDAD COLOMBIANA 33
2.4. RETOS DE LA UNIVERSIDAD. 35
A MODO DE CONCLUSIÓN. 37
3. ¿HACIA DONDE ENRUMBAR LA UNIVERSIDAD? 40
4. MÁS ALLÁ DE EDUCARSE FORMARSE. 43
PRESENTACION
Este escrito está pensado para los jóvenes que inician su proceso de formación
universitaria. La intensión básica es facilitar y acompañar una reflexión de lo que significa
ese estado vital al que acceden. A ese tiempo y proceso de formación universitaria
queremos referirnos con una expresión clave: AUTOPOIESIS, sin embargo, para dar una
perspectiva más especifica la hemos desglosado en una frase propositiva de lo que
entendemos es la tarea principal de quien ingresa a la universidad: “HACERSE “SÍ MISMO”,
EN LA CIMA INTELECTUAL, PARA BAJAR A SERVIR A LOS DEMÁS”.
Ante el suceso de tener unos jóvenes iniciándose en la vida universitaria, la mayoría con
sus mentes aún adormecidas, que llegan por la inercia del proceso cultural-educativo que
los pone allí, y, a los cuales corresponde hacerles entender que ese es un momento tan
trascendente del que de algún modo depende la continuidad, no solo de su evolución,
sino de la evolución de la especie, ¿con que expresión se les explica?. Esa clave, o palabra
angular con la que me encontré fue precisamente AUTOPOIESIS. De eso trata este
2 artículo, una lectura del quehacer universitario desde el sabor de la condición de seres
vivientes, la aventura de jugarse la trascendencia como individuo y como especie.
Este escrito, es una puesta en juego de ese arte de explicar que no es más que traducir lo
complicado y lo complejo a lo simple, echando mano de los lenguajes más diversos: del
científico, del literario, del filosófico, del mitológico- metafórico también, para hacer
comprensible la idea de la formación integral.
Este libro, pretende dos propósitos: por un lado recoger y cerrar una serie de reflexiones
del autor generadas en el uso del texto colectivo “UNIVERSIDAD, LASALLISMO Y
PROYECTO DE VIDA" (Elizalde, Oscar, 2014), que durante más de cinco años sirvió de guía
1 En la universidad de la Salle, producto de una construcción grupal en el plan de asignatura al que quiere
responder este escrito propone un conjunto de interrogantes que referimos a modo de ejemplo:
- ¿Por qué escogí esta profesión? ¿Qué habilidades y capacidades tengo para considerar que tendré
éxito con mi elección?
- ¿Qué aspectos intelectuales, emocionales y prácticos fundamentan mi vocación?
- ¿Por qué elegí esta universidad?
En torno a su presencia en la universidad:
- ¿Qué espero de la Universidad? ¿Qué puede aportar la universidad para contribuir con la solución
de los principales problemas del país?
- Además de formarme en una profesión, ¿qué más puedo aprender y hacer en la universidad con
miras a mi formación integral?
- ¿Qué desafíos debe enfrentar hoy un egresado universitario?
En torno al compartir la mentalidad o ideología del lasallismo:
- ¿Por qué la propuesta pedagógica de La Salle tiene vigencia después de más de 300 años?
- ¿Qué retos tiene un universitario lasallista que le dan un plus sobre cualquier otro profesional de
otra institución de educación superior?
- ¿Qué valor puede tener para una sociedad el principio de trabajar juntos y por asociación?
Pero además casualmente y de modo fortuito acostumbrábamos a hacer un ejercicio de lectura y
comprensión del artículo del Dr Frankl “Diez tesis sobre la persona” y en el manejo de su comprensión lo
convertimos en preguntas que fueron significativas de la reflexión de los estudiantes durante varios
semestres, estas preguntas organizadas en nueve categorías correlacionadas con esas tesis, se convirtieron
en la base de la propuesta teórica relacionada con la autopoiesis.
para el trabajo de la cátedra de identidad institucional en la universidad de la Salle. Por
otro lado validar, ratificar y fortalecer los ejes de “proyecto de vida”, “universidad” y
“Lasallismo”, pero ahora haciendo una reflexión menos particular y más universal, ser
abrevadero no solo para los lasallistas sino para los jóvenes que inician su aventura de la
formación universitaria. Y por qué no, que sea un aporte de la universidad lasallista al
pensamiento universitario.
2
La estructura de este escrito va de una profundización del primer artículo (Silva R, 2015),
casi infantil sobre la formación como autopoiesis, colocada como Introducción y con el
poder del mismo concepto intentar abrir un boquete a las tres dinámicas que hemos ido
descubriendo claves para acompañar a los jóvenes: su identidad, su misión y su
proyección. Luego conservando la estructura del escrito de Elizalde y asimilando las
dinámicas a nuevos nombres desarrollamos las tres partes: identidad con la propuesta de
“hacerse si mismo”; misión con la propuesta de “estar en la cima del conocimiento” y se
cierra la obra con la dinámica de la proyección en la propuesta de “bajar a servir a los
demás. Para cada parte se han identificado unos núcleos que pueden ser recogidos en
palabras claves: IDENTIDAD, TRAYECTAR, ITINERARIO, en la segunda parte: UNIVERSIDAD,
SCHOLARIUM, FORMACIÓN INTEGRAL, y para el final: SER CUENCO, SERVIR Y LASALLISMO.
Para finalizar, a modo de anexo se coloca una parte para los lectores o estudiantes de
instituciones lasallistas: “DE LA MANO DEL SEÑOR DE LA SALLE” con la sugerencia de que
el Lasallismo es un estilo de vida.
INTRODUCCION
Pendiente de solicitar que la haga alquien de IDENTIAD,
AUTOPOIESIS UNA PALABRA ALQUILADA PARA APREHENDER LO HUMANO.
En el artículo de hace un quinquenio (Silva R, 2015) hay el intento, vigente aún en este
escrito, de traducir y ubicar esa experiencia vital de la vida universitaria en el contexto de
la gran tarea: responder por la vida como individuo, como comunidad y como especie. Se
pretendía un discurso que permitiera que al reconocer nuestra primerísima identidad, es
decir el que somos seres vivientes, entráramos en la comprensión de las lógicas que nos
rigen y de ahí ejercer control sobre desviaciones tales como, las que nos han llevado a
destruir nuestra esencia, todo nuestro entorno, nuestro hábitat, desarmonizar la
convivencia de la raza humana tan diversa por lo mismo individualizada, hasta el punto de
considerar que lo normal es la guerra y no la paz, y la amputación de la esperanza que
lleva a conformarnos con esta versión pobre de humanidad que se concreta en un
ejercicio profesional sin poder levantar la cara ni siquiera para reconocer a un creador.
Sin embargo, nos encontramos con un serio escollo: y es que AUTOPOIESIS, además de ser
poco conocida es una expresión prestada, y con una advertencia muy seria:
“No puedo omitir aquí un comentario sobre otra dimensión de la expansión de la
idea de autopoiesis más allá de la biología hacia las ciencias humanas, donde ha
suscitado un interés inusitado. Pienso que en estos casos la autopoiesis aparece
jugando un rol metafórico, o más precisamente metonímico. […] dos modos de
transposición de la idea original: (1) una utilización literal o estricta de la idea, (2)
una utilización por continuidad. […] El uso de la autopoiesis por continuidad es
otro: se trata de tomar en serio el hecho de la autopoiesis busca poner la
autonomía del ser vivo en el centro de la caracterización de la biología, y abre al
mismo tiempo la posibilidad considerar los seres vivo como dotados de
capacidades interpretativas desde su mismo origen. Es decir, permite ver que el
fenómeno interpretativo es continuo desde el origen hasta su manifestación
humana” (Varela, 2003, págs. 51-52)
Nos es dada pero restringida y por tanto no se permite toda la anchura y largura que le
queremos dar. Sin embargo, desafiando y cuestionando esta advertencia de Francisco
Varela, quien seguramente diría que si ha de ser para lo que estamos intentando
proponer: el uso de la expresión para la comprensión de la caracterización de ese proceso
de conformación de un joven en profesional, desearíamos ser escuchados en la propuesta
de sugerir ese concepto para animar a los jóvenes que inician la formación universitaria a
lanzarse a una aventura: la de trascender la corta perspectiva social de ser mercaderes de
las necesidades de los otros al hacerse profesionales y apuntarle en la formación
profesional a una integración del ser personal, nos negaría la posibilidad de usar la
expresión -creada por él y por Humberto Maturana- quizás nos diría que se navegaríamos
en un estado metonímico y metafórico, pero vale la pena el intento.
Y aunque solo sea posible de modo analógico es nuestra apuesta, pues cuando en la
contemplación del crecer de un joven lo que aflora es precisamente esas dos notas
propuestas por el autor: autonomía e interpretación y efectivamente entendido así,
apelando a nuestra condición de educadores, por esa pequeña veta o licencia dada por el
autor, proponerles a los lectores que sean agentes de su autopoiesis, desde el más
primitivo sentido griego de la expresión, αύτο, ποίησις [auto, poiesis], que hagan de su vida
2 la única poesía que sean capaces de hacer, la de su vida y profesión. Es incitarlos a
hacerse poietais de su existir, artistas desde su labor en contra del ordenamiento de una
cultura que los homogeniza y que los aliena en una función productiva abortando la
riqueza de ser únicos e irrepetibles.
Lo allí escrito plantea lo que, a nuestro modo de ver, son los postulados básicos:
1. A un sistema vivo lo define su organización, que más que sus propiedades lo que lo
determina y define es su dinámica organizativa.
2. El proceso de evolución imbricado en la fenomenología biológica ha ido apuntando
a asegurar la autonomía en dependencia de los seres.
3. En los sistemas vivos todo cambio está subordinado a la conservación de su
organización autopoietica.
4. La organización de unidades autopoietica queda definida por la concatenación
autopoietica de los procesos de regeneración de los procesos que las producen
5. Hay tres tipos de acciones-relaciones propias de la autopoiesis: constitutivas,
especificantes y jerarquizantes
La conciencia de ese pensamiento en un joven es la que nos asegura su flow (MEZA, 2014,
pág. 149) , la certeza de que será “alguien” en la vida, y que su paso o trayecto obedeció a
un proyecto y que hemos de pararnos sobre su obra para avanzar como especie. Esto ha
de poner en alerta a aquellos que están en la universidad por eventualidades como el que
su familia les exige estar allí, pero no por una opción autónoma, y sospechamos que los
resultados no serán los mejores para él, para la comunidad, ni para la especie.
Con temor de haber tergiversado lo que los autores chilenos escriben, se busca apuntalar
y enriquecer con otra perspectiva, la del pensamiento filosófico, es una idea que ya de por
sí, aún en independencia, tiene sentido para el contexto de formación de los novatos de la
universidad. Tres notas claves para el discurso por el que hay que transitar son estas:
“… derivada etimológicamente del antiguo término griego ποιέω, que significa "crear". A
menudo se utiliza como un sufijo, como en los términos de la biología hematopoyesis y
eritropoyesis (la formación de células sanguíneas y la formación de glóbulos rojos
respectivamente). Hace, pues, referencia a eso que podríamos llamar la “ocurrencia”, que
entendemos cuando coloquialmente decimos “fulano de tal si tiene unas ocurrencias”, lo
que surge o emerge en él y lo definen en lo que es.
Además, esta palabra, es la raíz de nuestra moderna "poesía", en un principio era un
verbo, una acción que transforma y otorga continuidad al mundo. Ni producción técnica ni
creación en sentido romántico, el trabajo poiético reconcilia al pensamiento con la
materia y el tiempo, y a la persona con el mundo. El poietar es cercano a formar-se,
hacerse una poesía. Dejemos claro que hacerse humano, tiene un hondo sentido poiético
en tanto que el acto de darse forma (crear- se) es estético, buscamos que el producto de
2 lo que somos sea lo más bello que podamos hacer. En la soledad de nuestro trayectar
vamos como expedicionarios buscando lo mejor para adornar nuestra estatua.
Además, formar-se, se hace a partir de lo que uno tiene para ser lo que tiene que ser (esta
idea es expresada por Varela cuando propone la clausura operacional como concepto en
el sentido de que no da cabida a otra cosa, de modo coloquial decimos que no se esperan
peras de un olmo, o en lenguaje popular “nadie da de lo que no tiene”, “no se deja de ser
el que se es” y por más impresión que cause la posibilidad de ser “otro”, terminamos
siendo lo que cada uno ha de ser.
Y es inevitable recurrir aquí a hacer una metáfora con lo que plantean los orientales
cuando dicen que se está maduro cuando se han realizado tres cosas: sembrado un árbol,
escrito un libro y tenido un hijo. Nada más parecido a lo que enfrentan los jóvenes: un
ejercicio profesional, una tesis de grado y la conformación de una familia como actos en
los que se proclama la independencia. O si se prefiere la dimensión de sujeto, de
comunidad y de especie. O las cuatro emergencias de las que suponemos genera la
educación cuando es un acto formativo: el sujeto cognocente, el sujeto político, el sujeto
afectivo que se enraízan en eso que llamamos el sujeto moral.
Solo para efecto de abrir los ojos de que AUTOPOIESIS se enclava en el asunto de la
relación formativa como una encrucijada de múltiples relaciones: viejas generaciones con
nuevas generaciones, aprendices y maestros, futuros y pasados, y muchas otras en las que
es imprescindible reconocer la poiesis (la formación) que actúa allí, voy a citar un trozo de
un poema de Humberto Maturana, en el que esto se hace evidente:
Y desde este poema se quiere expresar que autopoiesis en el sentido más simple y sencillo
es la condición de que cada quien hace con su vida lo que le da la gana y que los demás -
especialmente padres, maestros y formadores- simplemente entramos en ella cuando el
autor invita, algo así como in= hacia dentro, y vita= vida, hacerse parte de la vida. Cuando
éste quiere que el otro “viviendo junto a él” haga presencia respetuosa del sentido de esa
vida, es decir acompañe que es hacerse paño, pañuelo para soportar sus desgracias.
Impactado por la terrible responsabilidad que como padre y maestro tengo en la vida hoy
me reafirmo que cada quien es “una poesía” jamás escrita, quizás con las palabras de las
que están hechas todos los poemas, pero cada uno articulado, armado y tejido de modo
único e irrepetible, una poesía jamás recitada y que he de estar en sus vidas temiendo
romper el hechizo de esa vida que se abre como una mariposa.
2 Poema escrito en 1972 y que aparece completo en la pagina 99-101 del libro “El sentido de lo humano”
3 Este capítulo, de algún modo reconstrucción de la tercera parte de la obra “Universidad, Lasallismo y
proyecto de vida” me he parado sobre los hombros de un gigante lasallista: José Luis Meza, y por eso su
capítulo “Vivir el presente…” Son la huella desde la que he trabajado, pero además aquí retome un escrito
de 2009, cuando se empezó a consolidar el tema en la Universidad de La Salle por su reestructuración
curricular y que circulo con el nombre de “trayectar la vida”
Ipseidad, mismidad, idion, self, identidad, subjetividad, individualidad y otras, son
expresiones con las que seguramente no estamos tan familiarizados; sin embargo en el
lenguaje cotidiano reiteradamente escuchamos y nos escuchamos usando la expresión
“mí mismo”, “sí mismo” para referirnos a acciones que parten de nosotros y que van
dirigidas a nosotros mismos, que tienen un agente y un destinatario en uno mismo; en las
que se involucra una conciencia reflexiva de sì misma. Esas expresiones son usadas por los
2 filósofos y los psicólogos con tonalidades variadas, pero con un tinte común: el dinamismo
que nos permite ser humanos, el ergon, tarea o trabajo definitorio de los humanos. Son
las palabras que usamos para indicar que nos hacemos humanos como una tarea en
soledad, en independencia, en autonomía, pero en contexto, acompañados,
contextualizados y por eso creemos que autopoiesis es la apropiada para señalar la acción
de un joven en la universidad. Es lo que ocurre en ese capullo en el que de gusanos
emergemos al mundo como hermosas y únicas mariposas, o del desorden de palabras
caprichosamente adoquinadas surge el poema jamás escuchado.
Paul Ricoeur, por ejemplo, ubica este proceso de humanización en el momento histórico
de la aparición de la filosofía como racionalidad, en la que se rompe con la explicación
mitológica y valiéndose de la literatura muestra como los personajes de Homero a pesar
de ser marionetas en manos de los dioses griegos asumen la responsabilidad de sus
propios actos y se convierten en lo que con Bernard Willians llama “centros de
decisiones”, diríamos que, con dicha expresión, nos ayuda a entender que lo que somos
no es solamente la voluntad de las divinidades, sino y contrariamente, lo que nosotros
decidimos hacer, a pesar de la amenaza de los dioses. Igualmente toma a otro personaje
de tradición griega Edipo Rey a quien pinta como un discernidor, como el que asume su
culpa y responsabilidad, y por último haciendo un recorrido por una de las obras clásicas
de la ética de Aristóteles lleva a despejar en un cuadro exclusivo la expresión phronesis,
clave para iniciar nuestra reflexión:
a- Sabiduría especial del hombre prudente:
“…la phronesis es el agente singular de esta virtud intelectual que surge en el
punto delicado de la distinción entre las virtudes llamadas de carácter, […] y las
virtudes intelectuales…si reflexivo implicado por el reconocimiento de la
responsabilidad” ( (RICOEUR, 2013, pág. 114)
b- Norma de una sabiduría práctica:
“…el objeto de esta virtud no puede definirse al margen de su sujeto, el sabio. La
cuestión de la mediedad -de la apreciación del justo medio- garantiza en el
argumento la transición entre dos tipos de virtudes: si el justo medio, en las
virtudes morales, lo determina la recta regla (ortos logos) llamada también norma
(horos) esta es obra de una sabiduría práctica” (RICOEUR, 2013, pág. 117)
c- Capacidad de discernimiento:
“Aristóteles volverá por última vez a la definición de la phronesis construida sobre
el tema del buen deliberador, lo hace para añadir un rasgo que no puede dejar de
concernirnos: para dirigir la acción, la sabiduría práctica debe proceder del
conocimiento universal al de lo particular. Veo en esta observación capital la
anticipación de lo que calificamos hoy como “acción que conviene”. La sabiduría
práctica es ese discernimiento, esa mirada en situación de incertidumbre, dirigida a
la acción que conviene. (RICOEUR, 2013, pág. 119)
Hace unas décadas los filósofos latinoamericanos, muy seguramente influenciados por el
pensamiento de Zubiri, originaron un enfoque llamado filosofía de la liberación y
planteaban el concepto de “personeidad” muy distinto del de “personalidad”, se entiende
que es como la caja fuerte, el espacio secreto de nuestro ser, en el que nos tejemos,
tallamos y labramos no solo con nuestros pensamientos que se resuelven en intenciones,
sino en las acciones en las que concretamos esas intensiones, de ahi nos movemos
permanentemente hacia lo ex para seguir siendo, abrirse particular que se da desde un
acuerdo con una naturaleza especial de ese espacio y unas lógicas que imponen y que
quizá remotamente recoge a Ortega y Gasset en su “yo y mis circunstancias”.
EL PROCESO AUTOPOIÉTICO: LA CREACIÓN DEL POEMA QUE SOY YO.
Intentando pintar ese telón de fondo: somos autopoiéticos, en tanto somos capaces de
ser nosotros mismos, en un contexto posible de capitalizar, vamos ahora a intentar
entender como es ese drama o espectáculo de emergencia de lo inédito ayudados por el
uso de una serie de preguntas como desencadenador o visibilizadores de lo que queremos
señalar y por un esquema en el que nos aproximamos a articular desde el reconocer tres
elementos claves entresacados del texto de los autores: UNIDAD ESTRUCTURA, Y
ORGANIZACIÓN.
El asunto nos lleva a precisar que más que elementos la unidad se capta en la operación
con la que definimos y especificamos lo humano, ¿Qué nos da unidad? ¿Identidad? Y
aventuradamente podríamos señalar que lo que nos da la humanidad es precisamente la
individualidad, el que cada uno es único e irrepetible. Es la UNITAS MULTIPLEX de la que
habla Morin y que nos lleva interrogar: ¿En que somos iguales?, Y lo que percibimos es
que la nota común es que somos distintos, unos de otros, todos de todos, ¿En que somos
distintos? en algo que permanece inaccesible a la mirada, a la inspección del observador:
somos misterio, algo que hace que yo sea yo y no otro. Únicos, y diversos el cara y sello de
la misma moneda.
b- ESTRUCTURA: “…palabra que viene del verbo latino struere, que quiere decir
construir” el modo como algo está hecho, “..componentes y relaciones entre ellos
que concretamente constituyen algo” […] La organización de una unidad es
invariante mientras conserva su identidad, su estructura, en cambio puede variar,
y de hecho está en continuo cambio en una unidad dinámica. Más aún, la
organización de una unidad se realiza a través de su estructura; por esto, si la
estructura de una unidad cambia de modo que deja de realizar su organización, la
unidad se desintegra y desaparece” (MATURANA H. , 2002, pág. 90)
Digamos a nuestro modo, que es aquello que hace que yo me constituya en lo que he de
constituirme. ¿Cómo es nuestra organización permanente?, Somos como requiere nuestra
organización, nuestra dinámica vital para conservarse en organización y ello nos remite a
seis condiciones o facultades propias e imprescindibles: la libertad, la totalidad, la
Irrepetibilidad, la razonabilidad, la alteridad o emotividad, inmortalidad, de ello estamos
hechos y lastimosamente a veces nos enseñamos a mirarnos exclusivamente como
razonables.
De las muchas aproximaciones sobre la constitución o composición de lo humano vamos a
valernos de la reflexión de Viktor Frankl quien dejó plasmada con el título “diez tesis sobre la
persona” (Frankl, 1988) . Naveguemos por el texto, ya que nos abrirá nuestra cerrada mente sobre
lo racional, del creador de la logoterapia en una búsqueda guíada por este pregunta: ¿Qué somos
(hemos de ser) en esencia?
Y aunque la primera nota que descubrimos es un concepto englobante, un concepto que referiría
a una estructura simple: que somos PERSONAS. Y con ello tendríamos para desencadenar toda una
postura teórica frente a nuestra naturaleza y estructura, conviene ahondar y avanzar en la
comprensión desde este interrogante: ¿Y cuales son las notas que nos hacen PERSONA?
Y tendríamos que señalar que, en el centro está la esencia del perfume particular que somos
cada uno, este autor nos ratifica que somos NOOS: ESPIRITU. En el proceso de conformarnos
descubrimos una ley, una condición sine qua non: “Si no he de ser único e irrepetible, con una
esencia que no sea copiable, falseable, duplicable no vale la pena ser”, ese propósito es lo que se
recoge en la palabra persona, pero también en la palabra individuo, de la cual el autor en mención
nos recuerda en la tesis No 1: “La persona es un individuo: la persona es algo que no admite
partición, no se puede subdividir, escindir, porque es una unidad” (Frankl, 1988, pág. 106). Sin
2
embargo, esta no es más que una manifestación de algo más profundo y lo hallamos en la tesis No
4: somos espirituales, exactamente eso es lo que explica que cada uno sea uno, irrepetible, de ahí
la necesidad de una NOOGENESIS, un trabajo de ostras en relación con su exterior pero
capitalizado en el interior en la formación de una especie de diamante que representaremos con
un exaedro, pues a esa nota principal, la espiritualidad, la determinan seis valores más que de no
conservarse afectan la naturaleza de la identidad, es decir NO SOMOS SINO REAFIRMAMOS Y
TRABAJAMOS POR NUESTRA:
-Irrepetibilidad
-Totalidad
-Inmortalidad
- Alteridad (emotividad)
- Libertad
-Racionalidad
2
Poco a poco, desde el reconocimiento del sentido vital 4 del logos,(de la razón vital de la
que hablaba Ortega) o direccionalidad de la existencia hemos establecido la necesidad del
proyecto de vida y es que efectivamente, llega a ser tan necesario que sin él no se
asegura el sentido vital autónomo. Cuando hay proyecto hay experiencia de fluir, y con
ella la de felicidad como realización, pero de no, la sensación es la de sufrir, la de
amargura, la de fracaso.
2
Volvamos en detalle sobre la estructura para definir más finamente el símil del humano y
la planta,
Una segunda nota es la unicidad e irrepetibilidad, es decir somos UNICOS (como cada uno no hay
otro), e IRREPETIBLE (que no se da otro como cada uno de nosotros. IRREPETIBLES,
TOTALES,
DIGNOS,
HISTORICOS,
para luego abrirse y someterse a la interacción con el entorno no solo cultural sino social.
desde ahí salimos protegidos, armados por unos valores que a modo de cañas permiten la
captación de lo que requerimos para constituirnos en tres ámbitos o dimensiones. Ha de
abrirse en múltiples senderos la trascendencia, la apertura y el enraizamiento. que debe
reconocer para incluir en lo que será su fruto: un sendero o elemento espiritual,
4 Hay un autor Viktor Frankl, que con múltiples escritos, todos ligados por la logoterapia que solo hasta
ahora está tomando fuerza con una idea altamente prometedora que es la de “sentido vital”, en obras como
“el hombre en busca de sentido”, “La voluntad de sentido”, “La presencia ignorada de Dios”, tres obras de
lectura casi obligada para quienes tenemos la tarea de ayudar a autopoietar a otros.
5 Por eso la autopoiesis humana es esencialmente proceso valorativo por lo realizado y
por el modo de realizarlo. Nos da unidad, indivisibilidad, coherencia.
En el recorrido por el que hemos transitado, igualmente hemos recogido la idea clara de dos
dinámicas o procesos a partir de la complejidad de Teilhard y de Morin, recordemos brevemente:
INTRODUCCION.
Quizás sea porque el tema del “proyecto” pasó a ser una moda, tanto que hoy toda propuesta,
toda construcción y contratación exige un proyecto, y algunos hablan de época de proyectitis. Sin
embargo, esta palabra como los pantalones de moda empieza a desgastarse, a no servir, a no
2
expresar la comprensión de eso que nos pasa en nuestro tiempo. Una de las aplicaciones que
tanto maestros, consejeros, orientadores y padres hemos hecho de la palabra proyecto, es al vivir
y hemos deducido fácil y ligeramente que la vida es proyecto, y precisamente allí, en ese ámbito la
palabra se ha vaciado, se ha distorsionado. Se ha desgastado de dos maneras, primero cuando en
algunos discursos enfatizamos con redundancia diciendo que es “proyecto personal”, es decir que
nos pertenece como obra particular, pero miradas las cosas desde la perspectiva trascendente y
de cara a lo efímero de la vida humana la verdad no es tan cierta. Y lo segundo, y quizá lo más
grave, es que esta cultura moderna, tan consumista y por tanto tan productivista; tan materialista
y por tanto muy festiva y lúdica; tan inmediatista y de ahí que esté metida hasta el fondo en el
relativismo, ha relativizado también el tema, pegándonoslo tan en la nariz hasta hacerlo definitivo
y obligando con sus rutinas a desentendernos de una verdad que no puede olvidarse jamás: somos
mortales; verdad que cumple la función de anclarnos. Este escrito está dirigido a los jóvenes,
especialmente los que habitan los fríos muros de los claustros universitarios y tienen la posibilidad
de gastarle tiempo a asuntos tan aparentemente inocuos y pasajeros; se escribe para que en el
futuro su desilusión no sea mayor, pues ningún otro tramo o trayecto de la vida como el de la
juventud, el de la UNIVERSIDAD le exige más esa certeza de que la vida no nos pertenece en
totalidad, y que no se realiza aquí en su plenitud, que hay que lanzarla para que atraviese en
proyecto y se realice.
Dentro del discurso de la vida como proyecto, la época moderna nos tiene convencidos de que
somos los artífices exclusivos y absolutos de nuestra vida, que ella está totalmente en nuestras
manos, y ésta verdad, presentada como verdad total y absoluta, especialmente a los adolescentes
y jóvenes, nos ha llevado a equívocos y nos ha hecho estrellar contra la realidad de una existencia
demasiado esquiva y vaporosa, como nos recuerda Leo Buscaglia: “…la vida como un horizonte de
posibilidades, muchas de ellas reales; pero otras fantasiosas, se empieza a descubrir que muchas
de esas posibilidades son engaños y que las otras tienen un acceso limitado y a veces frustrante y
doloroso” (El arte de ser persona).
Para muchos proyectar la vida se ha reducido a definir plan de tareas, metas cerrar los ojos y ya;
como si estuviéramos construyendo una casa, o proyectando una cosecha. No, vivir es complejo,
es un malabar entre la autodeterminación y la dependencia, entre el añorar y el emprender, entre
2 la inmanencia y la trascendencia, entre el realizar y el soñar, entre el intencionar y actuar, en fin,
requiere de un arte para el cual a veces no estamos formados. Esta es la tesis central de este corto
escrito: la vida se debe Trayectar hacia plenitud para lo cual se debe proyectar, no basta
proyectarla hay que “trayectarla”. Que la vida en cuanto la entendemos como proyecto no es
propia ni definitiva. El proyecto es el medio, el vehículo y el trayecto es el fin.
TRANS: al otro lado de, a través de, más allá. (En contacto con d y j queda “tra”)
Si estamos atentos y ponemos el oído a esa dinámica que es el vivir comprenderemos que la
expresión que mejor le cuadra al vivir es precisamente TRAYECTO, un arrojarse intentando ir al
otro lado, descubierto, no inventado, a través de un tiempo y un espacio muchas veces
determinado y determinante. Al otro lado desconocido, incierto pero existente y actuante, que
arrastra como un imán, que muchas veces dibujamos como eternidad, como cielo, como santidad
o simplemente como excelencia, profesionalidad, autenticidad, pero sea lo que dibujemos está del
otro lado, y por tanto hace imprescindible una actitud trascendente y por tanto trayectante, de
arrojo y de valentía. El afirmar o reconocernos como seres trascendentes de hecho nos exige
reconocer la trayectabilidad de la vida. De aquí al allá, de la inmanencia a la trascendencia.
Vivir, en los humanos, es construir el sujeto, mejor, constituirnos como sujetos y esto se hace
trayectando. Morin dice que hacerse sujeto es como “ocupar ese sitio central del yo que se
mantiene permanente a través de todas las modificaciones”, digamos a nuestro modo que es
transitar hacia el centro o núcleo de identidad o personeidad. Y vamos obedeciendo fuerzas
internas que afloran en una conciencia plena de “mi mismo”, en otras palabras vivir es transitar al
encuentro de sí mismo en su total identidad. Irrespetuosamente metido en la microbiología nos
ofrece la idea clara de la inmunología: “El sistema inmunológico, que nos protege de las
agresiones externas, es un sistema que permite reconocer todo lo que es un sí mismo…” , mejor
ejemplo y analogía no podemos tener: es reconocerse en contexto y esto solo es posible
caminando hacia el centro de mí mismo. Igualmente nos dice Mélich en su filosofía de la finitud:
“Como la mayoría de los animales, poseemos un centro, pero al mismo tiempo en cada uno de nosotros existe, además,
la periferia. Podemos separarnos de nuestro propio centro. No coincidimos con nosotros mismos. Por ello si existe alguna
diferencia entre lo humano y lo animal ésta no se encuentra tanto en la naturaleza como en la condición o, mejor
todavía, en la tensión entre la naturaleza (el centro) y la condición (la periferia), entre lo “que soy” por un lado, y “lo que
deseo ser” o “lo que no quiero ser”, por otro….porque queremos ser de otro modo, porque no queremos ser lo que
2 somos. Y no queremos serlo porque no nos satisface el mundo heredado, porque, somos seres finitos con deseos
infinitos” (Mélich. J. C. 2010, pag 40).
Concebir la tarea esencial de la vida como “trayectar” y no solo “proyectar” tiene unas bondades,
lo primero es que articula el momento con el destino, con eso que llamamos azar. Uno de los
asuntos más desentonadores cuando hablamos de proyecto es la presencia de lo inesperado, de lo
no planeado, que se impone cruel y brutalmente como las olas desbaratando los castillos que
hemos sudado en la arena, eso que llamamos destino nos descorazona, nos arrebata la serenidad
cuando estamos convencidos que somos los autores de la vida, es una frustración encontrar que
las cosas no salen como las “proyecte”; en cambio me gozo el encuentro del problema y de la
dificultad cuando he asumido la actitud desprevenida. En mi experiencia de maestro he visto como
muchos jóvenes deseosos hasta el sacrificio de sacar adelante estudios, de formarse
integralmente; pero todo les sale al revés, todo se les confabula en su contra, todos los apoyos se
esfuman y van golpeándose una y otra vez, muchos de ellos desisten de sus luchas y acaban
acomodándose a lo que llaman el destino, o yéndose por el camino torcido. Eso existe, esas
trabas, esas limitaciones de la libertad que no nos explicamos y que abruptamente asaltan nuestra
vida transitan por la vida; esos muchachos afirman que existe la marca o fuerza del destino, y yo
les digo que es cierto, y por eso la vida no es un viaje trasatlántico cómodo sino un itinerario en el
que hay que estar atento para definir la inmediata y siguiente parada, la vida es estrategia, es
táctica con la seguridad o ¿esperanza? de que vamos hacia un futuro.
Se trata de llenar la vida, pues ella ya tiene su riel, su carretera. Vivir es como acertar a seguirle su
ritmo, ella es un galán que nos invita a danzar diversos bailes, la danza del placer, la del dinero, de
la pasión, del amor y de la muerte, se goza la danza en la medida en que coincidimos con el
sentido que ella lleva, contradecir la vida es como cuando se pierde el paso en un baile. Es como
no acomodarse en un coche de esos de la montaña rusa oponiendo con fuerza resistencia a los
grandes cambios, lo único que conseguimos es dolor y maltrato. Entender que la vida es
“coincidir” es “sujeción” hace aparecer una habilidad muy humana, a la que la educación actual
escasamente le da importancia: el discernir.
El trayecto es más dinámico que proyecto, pues recoge la realidad de una vida que se hace
cotidianamente, paso a paso sin engullírsela de una vez, tenemos la mirada puesta en el surco y a
la tarde levantamos la cara para contemplar el horizonte de un campo sembrado, pero no nos
mantenemos con la mira siempre en el horizonte. Trayectar se hace en un compromiso de
pequeñas cosas, de pequeños retos que como un gotero van llenando la copa de vino o de
veneno, como gota a gota va taladrando la roca que se ha de convertir en escultura o en muralla.
Trayectar la vida me obliga a estar en vela, a ser centinela de mi más preciado don: mi mismidad.
Es más responsabilizante, en cuanto que el proyecto se percibe como un acto racional, a veces en
el contexto de un ejercicio espiritual, de un momento crucial en la vida, de decisión hacia el futuro
con uno que otro condicionamiento del pasado, generando una sensación de estrechez y de
coacción y destrucción de la libertad, en tanto que trayectar es obligarse a poner metas
realizables, estar pendientes del vivir en el instante, no puede dejar que la dinámica de la lejanía
dé respuesta a las inquietantes calamidades diarias muchas veces espontáneas, imprevisibles, y
2 fortuitas. Y es responsabilizante en la medida en que exige coraje para asumir los eventos de la
naturaleza, de la sociedad que matan, que generan soledad, vacío. Por ahí mismo afirmaría que es
mejor concebir la vida como trayecto que como proyecto puesto que trayectar nos exige
disponibilidad, apertura mirada compasiva hacia los otros, el otro que aparece y me asalta en mi
trayecto con sus dolores con sus vacíos y al que debo dar respuesta, en cambio el proyecto
atropella sigue adelante, lo importante es el fin no importan los medios, lo importante es llegar
primero no importa quien quede atropellado.
La segunda bondad es que permite mantener la dirección hacia el foco, no perderse. Dicen que
tres hermanos salieron a perseguir fortuna y el primero se fue mirando fijo al suelo y se perdió, el
segundo para no caer en lo de su hermano se fue mirando fijo al cielo y se estrelló y el tercero
aprendió que la fortuna es el producto de una estrategia de caminar cada paso firmemente pero
mirando el horizonte, algo así no es más que trayectar la vida, de pasito en pasito, sin ninguna
seguridad perenne, pero con un foco que se desplaza hacia el infinito.
Recogiendo semillas de valores para germinarlos y plantarlos, pues pasado presente y futuro están
en una especial relación, algunos creen que el pasado, pasado está y que el futuro ya vendrá, “vivir
gozar que mañana no se sabe” es el lema de muchos, pero la vida es como un campo, sobre el que
solo se cultiva una vez, la vida es cosecha de una sola vez y por tanto lo que cuenta es la semilla
que hago germinar. Vivir comprendido así exige esperanza, confianza, ganas de tirar la piedra de la
vida y pretender que rompe el tiempo y el espacio, y es que duele mirar los jóvenes de hoy
incapaces de “aguantarse”, de “privarse” pues están convencidos que todo ha de ser para ya,
rápido y sin costo, eso que se llama inmediatismo.
Recibimos la vida como un don, como producto de una promesa de amor o de pasión de dos seres
que se unieron y la asumimos, en un creciente proceso de conciencia idionica y koinionica, muchos
de muy mala gana y procurando apenas mantener viva esa luz. Por tanto lo que hallamos es una
realidad en tránsito, en la que me subo, pues ya tiene una dirección, un “iectun”, trae una fuerza y
lo que hago es regularla y apropiármela. Lo que absolutamente tenemos como cierto en esta vida
temporal es la muerte, negarla es lo más absurdo que podemos hacer, es como no tener ancla en
un mar revuelto. Por tanto el foco, el punto, la meta inmediata de la vida es morir, es lo que todas
las vidas tienen de real, la muerte se me impone y al hacerlo me absuelve un tanto de la
responsabilidad de ella, haga lo que haga he de morir. Entonces, ese menester de proyectar: coger
la vida envolverla en un valor eje y lanzarla hacia un foco, no es tan urgente, no es tan primero;
pues de hecho ella, la vida, está hecha de muerte, ella de por sí está siendo llevada por el caudal
de la muerte, que llega como dice algún libro sagrado: “como un ladrón, sin avisar y por donde
menos esperamos que llegue”.
Esa es la verdad, la vida ya tiene marcado su foco y su dirección por tanto no nos compete
definirle, no es algo que se opte sino algo que se asume. Se hace más menester el discernirla, el
encontrarle la ruta, el historizarla el eslabonarla entre el pasado y lo porvenir. Razón tiene la
filosofía existencialista cuando resalta este dato como esencial en la comprensión del ser del
hombre. Aún más, las religiones, que fueron las fuentes de conocimientos previos a la filosofía,
asumieron esta como la realidad de partida: vamos a morir, no somos infinitos ni inmortales. Es
importante estar conscientes de la condición efímera de la existencia personal, pues si se nos
niega nuestra condición de mortales, surge del humano un gigante de pies de barro embebido de
arrogancia, prepotencia capaz de Chernóbil, Auswichts y cualquier barbarie.
Producto de esta absurda y equivocada manera es como los jóvenes resuelven el asunto:
pretendiendo que el foco está en lo espacio temporal de la existencia, a veces tan miope que se la
ven en una simple realización profesional, creen alcanzar el cielo con un adulterado cartón
profesional y de ahí que uno los vea con esa actitud de sobradez e irrespeto hacia lo viejo, hacia lo
espiritual, hacia los otros, una actitud de “me basto solito”, “solo tengo este tiempo y me lo voy a
gozar”, “después…, no hay”. Esa desviación óptica los lleva a distorsionar la fuerza, creen que el
dinero, la fama y el poder lo logran todo y dedican gran parte de su tiempo a la acumulación de un
bien que poco hace contra la imperiosidad de la muerte. Y por último distorsionan de tal manera
el asunto que el amor lo convierte en menos que pasión, incapaces de donarse, de darse se
autosatisfacen en una vida que salta de cuerpo en cuerpo como si fuera mariposas hambrientas de
néctar. Y así lo único que logran es llenar las arcas de los avivatos que manejan la sociedad
consumista y productivista.
Quitar esa convicción y actitud prepotente y arrogante producto del pensar que hacemos de
nuestra vida lo que nos viene en gana, es asunto clave en nuestro tiempo, aunque ello nos abre,
nos arroja a una serie de cuestionamientos necesarios de responder en el proceso de construirnos
como sujetos: ¿si no poseo mi vida, si no soy el autor de mis días, entonces que papel juego frente
a ella?, ¿si no soy yo el dueño, entonces de quien depende?, ¿si no la poseemos, qué sentido tiene
cargarla, llevarla y mucho más cuando para muchos, especialmente para los jóvenes, es una carga
insoportable?, ¿y …entonces es válido el suicidio, pues en él hacemos ejercicio de autonomía y
posesión de nuestra vida, como plantea Albert Camus?
3. LA DINAMICA AUTOPOIETICA.
La falta o el despertar de conciencia por parte de los noveles universitarios acerca de la realidad
coexistencial y autopoietica de la vida, y por tanto como algo fundamentalmente direccionable
nos lleva a proponerles desde una figura de un eneaedro (figura de nueve lados) para facilitar la
comprensión de esos factores o categorías y el proceso que debemos tener en cuenta en la tarea
de buscadores de sentido o construirnos como personas . He aquí las nueve claves propuestas
como movimientos o dinámicas existenciales:
En términos generales tenemos una estructura básica producido por la decantación de la reflexión
antropológica del profesor Meza (Meza J, 2006, pág. 51) quien ha propuesto y de alguna manera
recepciona la idea de seres cosmoteándricos. A partir de unas modificaciones de la propuesta que
reafirmó posteriormente en su artículo “avizorar el futuro…” (MEZA, 2014, pág. 156), de la que nos
serviremos parcialmente en una especie de manual grafico de instrucciones, podemos afirmar
que:
a) En el centro, representado por un exaedro dentro de un primer círculo, ubicamos eso que
la psicología ha llamado el Yo, la filosofía latinoamericana la personeidad, o incluso lo que algunos
indican como personalidad que es una especie de caja negra, o caja fuerte el cual se va tejiendo en
nuestro ex istir: en intercambios de entrada y salida de nosotros mismos hacia los tres horizontes y
bajo el régimen de una ley: “solo dando lo mejor de nuestra esencia podemos llevar al espacio
personeico a lo “yoico” del que habla Frankl, lo “mejor” para ser, adelantándonos un poco
diríamos que se establece así un principio ético que es universal: “solo se recibe con amor aquello
que se entrega con amor”
b) Ese “yo” está hecho de un contenido que la ciencia humana ha descrito como notas
antropológicas , pero que un hombre que vivió la peor experiencia de exterminio de lo humano
(Frankl V. , 1993) nos ayuda a dar respuesta al interrogante: ¿DE QUE ESTAMOS HECHOS?, él nos
orienta para ver que estamos hechos de: noos (espiritualidad), irrepetibilidad, totalidad,
temporalidad, valores, alteridad, libertad, racionalidad (discernimiento) y compasión y
2
misericordia, hasta aquí la estructura, las propiedades del viviente humano, pero como dijimos
atrás esto no es lo fundamental sino la “organización” que cada quien da, y entonces:
c) nos conformamos en un plano abierto en tres direcciones, que respectivamente nos abren
a tres horizontes: hacia arriba, el superior que nos abre hacia LO OTRO, hacia los lados en el plano
medio, que nos abre, hacia los Otros a derecha a muchos y a izquierda a los especiales, y hacia el
piso en el plano inferior, que nos abre hacia lo otro la naturaleza, las cosas. Esos tres horizontes
determinan la dinámica o dirección de nuestro ex istir (estar hacia afuera), que para entendernos
podemos señalar como movimiento trascendente, movimiento de alteridad y movimiento de
inserción.
d) Desde nuestro centro lanzamos (yectum): (tomemos conciencia de la referencia de esta
palabra a una Lanza: algo puntiagudo que marca dirección) y abrirnos espacio hacia una comunión
con un OTRO, a una complementación con esos Otros y con otro(a) y hacia un compromiso con lo
otro, cuatro dinámicas que en forma de lanzas deben articularse, organizarse para asegurar la
supervivencia del organismo o unidad del sistema o el elemento, y la de su propio entorno.
e) Desde los contextos espiritual, comunitario, natural se devuelven las lanzas en cuatro
vectores que han recogido la energía, (los valores) que aquellas realidades de esos contextos: Dios,
los otros, la naturaleza nos da para hacernos nosotros mismos, en tanto las asumimos en nuestro
centro de formación, pero que han de ser depurados autonomizadas en un ejercicio de autarquía.
f) Así en un movimiento similar al de las cuchillas de una licuadora traemos al centro de
nuestro ser la pulpa espiritual que proviene de Dios, la pulpa afectiva que proviene de los otros, y
la pulpa nutricional que proviene de la tierra y la fusionamos en nuestro ser convirtiéndonos en el
exquisito jugo que cada quien quiere ser.
De todos los trayectos que la vida posee el más definitivo, el más poderoso y potente es la etapa
de la juventud, es en donde precisamente y aparentemente astutos y despiertos nos realizamos,
2 pero paradójicamente ahí es donde más nos engañan y nos ponen la máscara, los tapa ojos de
caballo para que no nos salgamos del sendero de la vida de la sociedad. Para comprender mejor
esto propongo esta figura: venimos de la mano de un padre amoroso y cuidadoso que nos pone a
la orilla de un caudaloso y torrentoso río, a ellos por la cultura les está prohibido mantenernos
tomados de la mano, y con angustia nos indica que hay que atravesar trayectar a la siguiente
etapa la adultez, de otro lado nosotros ahí en la orilla estamos felices porque vamos a
experimentar lo que es soltarnos de sus manos, vamos a saborear la libertad, él nos pone unas
piedras que deja a la orilla del río y nos dice que son las tradiciones, los valores, los principios que
podemos usar para hacernos un camino, poco a poco lo vemos desaparecer en el declinar de su
vida y tenemos que vérnoslas con ese río que intenta arrastrarnos en su lujuria. Allí vivimos
desgarramientos de rupturas de SUJETOS, INDIVIDUOS, CREATURA con Dios, con los otros, con la
familia, con la tradición. Volvemos los ojos y allí están las rocas que nos dejaron y que sabiéndolas
colocar haremos camino hacia el otro lado. Nada es nuevo, ese río es testigo de luchas anteriores,
de las crisis de amor, las crisis de dinero que vivieron abuelos, padres y ahora nos toca a nosotros,
tontos pensando que inventamos el camino, lo que inventamos es la táctica ahí en la orilla del
turbulento río hacemos gala de nuestra creatividad y nos arrojamos a trayectarla.
Bogotá, Agosto 11. de 2009. (En memoria de mi padre, quien me enseño a gozar la vida a diario)