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Apuntes de Derecho Político
Apuntes de Derecho Político
1.- En materia pública existe siempre como decisivo un interés social o colectivo,
que es el que prevalece en la institución de que se trate.
- En materia privada, se atiende preferentemente al interés de los particulares.
Conforme con lo anterior, por ejemplo, la regulación del sufragio será de carácter
público, como instituto llamado a la representación y al buen régimen del Estado; mientras
que, en la compraventa, prevalece el interés privado, por afectar primariamente a los
mismos contratantes.
Sin perjuicio de lo anterior, se hace necesario hacer presente que, esta distinción no es
rígida, incluso hay quienes la niegan. Si siguiéramos esta distinción, ¿Dónde ubicamos las
normas sobre derecho de familia?, por dar un ejemplo.
Dentro de las diferentes ramas del derecho que pertenecen al derecho público, encontramos
al derecho político, objeto de nuestro estudio.
Esta ambigüedad, se relaciona tanto con su origen como con los fines que se le asignan. La
expresión “política”, deriva del vocablo griego “polis”, que significa “ciudad”.
De esta manera, como una primera aproximación, podemos señalar que la política es la
actividad de conducir a los hombres que viven en la ciudad.
Para precisar este concepto, debemos señalar que el concepto de ciudad para los griegos era
distinto del que tenemos actualmente, como infraestructura material, con casas, calles,
plazas, etc.; para ellos era un concepto humano y jurídico, un conjunto de ciudadanos,
donde eran tales aquellos habitantes que tenían ese estatuto jurídico, excluyéndose a los
extranjeros y esclavos.
En resumen, ciudad, para los griegos, es un conjunto de relaciones organizadas entre las
personas que disponen de un cierto estatuto. En esta perspectiva, la ciudad griega puede
asimilarse a la actual concepción de Estado.
“La política”, se ubica en un nivel inferior; constituye la actividad que desarrollan los
hombres en orden a gobernarse a sí mismos dentro de una sociedad política. Así, “la
política” es un lugar de lucha por el poder. “La política” se sitúa en el plano de la
contingencia, en el día a día de la sociedad.
Política y Poder
Existe consenso entre los autores contemporáneos, en el sentido que la política y el poder
son realidades relacionadas e inseparables.
El poder, más que una propiedad o aptitud, constituye una relación de mando obediencia
entre seres humanos. Sólo se tiene poder en la medida de ser capaces de generar
comportamientos humanos de los demás tendientes a obedecer lo mandado.
Esta relación mando obediencia, esto es, el poder, constituye un elemento esencial de la
política.
Según George Burdeau (francés), sostiene que el carácter político es el que se relaciona “a
todo hecho, acto o situación en tanto que ellos traducen la existencia en un grupo humano
de relaciones de autoridad y de obediencia establecidas en vista de un fin común”.
La expresión política, se puede usar en dos sentidos: uno formal y otro material.
a) Sentido formal. Si bien todo poder es político, cabe señalar a su vez, que ello es
sostenible solo si se utiliza la expresión política en sentido formal. Hay actividad
política formal, si existe el hecho que permite el comportamiento de voluntades
ajenas hacia ciertas propuestas.
En palabras de Mario Justo López, para que exista actividad política en sentido
formal, basta que la actividad de unos seres humanos en relación con otros, tienda a
que el comportamiento de los segundos sea determinado por lo que los primeros
proponen.
Teniendo claro estos conceptos, podemos señalar, en sentido más estricto, que el poder
político constituye sólo una especie del género poder, ya que existen otros, como el
poder religioso, militar, económico, social etc.
La política está formada por un tipo de actividad y un tipo de relación que constituye el
sistema político.
Esta actividad política tiene dos faces: una faz agonal y otra arquitectónica.
Estas dos faces, tanto la agonal como la arquitectónica, tienen regulación jurídica. En
efecto, cualquiera sea el tipo de sociedad política y el sistema político que rija, la
actividad política está regulada por normas jurídicas que determinan los modos de
acceder al gobierno en sus diversos cargos y funciones como la permanencia en ellos.
Lo anterior, corresponde a la faz agonal, competencia por el poder. Esto está regulado
por ejemplo, en la Ley Orgánica Constitucional de Partidos Políticos, de Elecciones
Populares y Escrutinios; Tribunal Calificador de Elecciones; Tribunales Electorales
Regionales; normas establecidas en la propia Constitución sobre sistema electoral,
requisitos Presidente de la República, senadores y diputados etc.
El hombre, como ser esencialmente político, según veremos más adelante (zoon
politikon1, en palabras de Aristóteles2), no puede dejar de tener pensamiento político,
pero nada garantiza que, por su inexperiencia, esa opinión con sentido común, se
conviertan en tonterías nada comunes y hasta perjudiciales para la sociedad.3
En paralelo con este conocimiento “vulgar”, espontáneo o ingenuo, existe otro grado de
conocimiento político, cual es el conocimiento metódico, reflexivo o crítico.
Este tipo de conocimiento, supone un esfuerzo reflexivo del sujeto cognoscente y, por
consiguiente, no es propiedad sino de aquellos que deliberadamente se abocan a su
estudio.
1
Como veremos, Aristóteles es el primer expositor de la politicidad natural del hombre y su célebre frase “el
hombre es un animal político” “zoon politikon”. Es frecuente encontrar en la traducciones de la “Política”
(gran obra de este filósofo), la locución “animal social” en vez de “animal político”, que sería la correcta.
2
Filósofo griego, discípulo de Platón y preceptor de Alejandro Magno. Fundador del Liceo. (384-322 a. de
C.)
3
George Catlín. Historia de los Filósofos Políticos, Editorial Peuser, Buenos Aires, 1956, pag. 20.
4
José Ferrater Mora, Diccionario de Filosofía, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1951, pág. 617.
El conocimiento reflexivo de la política, es campo muy antiguo del saber humano, que
viene o deriva de las civilizaciones griegas y romana, quienes, como veremos, se
interesaban sobremanera en los asuntos públicos.
Estas mismas preguntas, que parten con los griegos, continúan después motivando a las
mentes más brillantes de cada época: Cicerón, el gran Santo Tomás de Aquino,
Maquiavelo, Hobbes, Locke, Montesquieu, Rousseau, Hegel, Stuart Mill, Tocqueville y
otros.
La teoría política clásica. Comienza con Nicolás Maquiavelo (1469-1527), con su famosa
obra “El Príncipe”, donde expone los métodos para obtener y conservar el poder, basándose
en la observación del acontecer político en los principados italianos.
Otros teóricos políticos clásicos son: Hobbes, con su obra “Leviatán”; Locke con su
“Segundo Tratado de Gobierno”; Montesquieu con su obra “El Espíritu de las Leyes”; Jean
Jacobo Rousseau con su libro “El Contrato Social”.
5
José Ferrater Mora, obra citada.
La doctrina política. Se ocupa de los fenómenos pero, como dice Marcel Prelot, los
aprecia, los acepta y los rechaza en función de un ideal inmanente o trascendental al
Estado.
Las doctrinas juzgan los hechos, indican los caminos a seguir para asegurar la felicidad de
los ciudadanos o el poder del Estado.
En la práctica, se hace difícil sostener una distinción rígida entre doctrina y teoría, ya que la
mayoría de los estudios y trabajos contienen aspectos de una y otra.
Estos constituyen un tema que se refiere a los distintos modos que adopta el acto de
conocer y los diferentes resultados que se obtiene con ellos.
La Teología Política. Esta tiene por base el dato revelado a través de la palabra de Dios, la
cual busca iluminar toda realidad humana y, en ella, la realidad política, aún cuando no
puede reducirse a la perspectiva de un anuncio o de una denuncia profética.
Esta busca conocer pero para dirigir el actuar desde lejos; como dice Maritain, la filosofía
política “no consiste, como en la filosofía especulativa, pura y simplemente en el conocer,
consiste al menos en el conocer como fundamento del dirigir”, “Conocer para dirigir la
acción humana concreta”.
Esta aplica, como es lógico, todas las técnicas de la sociología a la política. Autores
representativos de esta corriente: Karl Marx, Max Weber, George Lorel.
Este autor, a propósito de la labor del cientista político actual, señala que: “El laboratorio
del experto en política es el mundo: el mundo de la política. Y ha de trabajar en ese
laboratorio con el mismo cuidado y la misma preocupación rigurosa por la exactitud de sus
observaciones que pone el naturalista en su laboratorio, pero con muchas menos
probabilidades de éxito, sin embargo. La observación directa no se limita simplemente a
efectuar entrevistas casuales y fortuitas, y el experto en política sabe que por cada hora que
emplea en observar los acontecimientos políticos es posible que tenga que dedicar medio
día a analizar sus observaciones. Las observaciones en bruto son poco menos que inútiles;
por lo tanto, su estudio; debe leer y reflexionar tratando de rasgar el velo que siempre
parece mantener semioculta la verdad. Ahora nuestro experto en política ha regresado a su
gabinete de trabajo lo dejaremos allí, pero si ha de estudiar la política no permanecerá en su
escritorio mucho tiempo. Es posible que nos topemos con él en la próxima reunión política
a que asistamos”.7
Para no entrar en este debate, bástenos decir que la opinión más generalizada y
razonable, es que aún cuando haya un arte político, una política práctica, no excluye
ni invalida la realidad y la conveniencia de una política teórica, científica, donde se
estudien las doctrinas y se fijen los principios que el arte político ha de aplicar y el
ansia de conocimiento que desea poseer.
Sólo a modo de enumeración, podemos señalar que la ciencia política puede ser
considerada desde una perspectiva: teórica normativa, empírico – analítica y crítico –
dialéctica.
Teórica – Normativa. Esta viene desde Aristóteles, que concebía la ciencia política como
la doctrina de la vida buena y justa, siendo una prolongación de la Ética.
Quienes apoyan esta perspectiva, ven a la ciencia política como una ciencia humana y más
preciso aún, como ciencia moral.
Teniendo en consideración que la ciencia política a pasado a ser la rama del conocimiento
omnicomprensivo del fenómeno del poder y el Estado, en una reunión de expertos de la
UNESCO, realizada en Paris en el año 1948, se establecieron las siguientes materias como
objeto de la esta ciencia:
- La teoría política.
a) La teoría política.
b) La historia de las ideas.
El Derecho Político
La expresión “derecho político”, fue utilizada por los franceses del siglo XVIII y los
alemanes del siglo XIX, sin perjuicio de admitir, generalmente, que es una expresión
española.
Cuatro años más tarde, la expresión sirvió de título a una obra de Jean-Jacques Burlamaqui
“Principio de Derecho Político” en el año 1752.
En España, la expresión “Derecho Político”, fue utilizada en una primera época, por los
movimientos constitucionalistas liberales, en 1820. En el siglo XIX, fue utilizada por
autores españoles como Alcalá Galiano y Pacheco, Donoso Corté y Adolfo Posada y Santa
María.
En la actualidad, este vocablo, “Derecho Político”, se utiliza sólo en lengua castellana para
referirse a los estudios políticos como una rama del derecho político.
En Chile, recién en 1829, el español José Joaquín de Mora, comienza a dictar un curso en el
“Liceo de Chile”, denominado Derecho Constitucional.
Podemos nombrar como profesores destacados a: José Victorino Lastarria, Jorge Huneeus
Zegers, en el inicio del estudio de esta rama del derecho.
Mario Justo López, sostiene que: “Es la consideración, en sentido teórico, aunque con
implicancias doctrinarias, de preceptos jurídicos imbuidos de valores morales, que
deben regular la actividad política y el estudio de cómo esa regulación tiene vigencia
en la realidad”.
Alejandro Silva Bascuñan: “Es una rama o parte del derecho Público, que estudia las
reglas que rigen la organización y funcionamiento de la autoridad y el
comportamiento recíproco de gobernantes y gobernados, el régimen del poder
estatal”.
Pablo Lucas Verdú: “Es aquella rama del derecho interno, que estudia las normas e
instituciones reguladoras de los poderes estatales y de las libertades fundamentales en
el contexto histórico y sociopolítico”.
Al realizar un recorrido por los diversos autores, podemos observar que el derecho político
tiene un carácter enciclopédico, en cuanto abarca materias jurídicas, sociológicas, políticas,
filosóficas e históricas.
Por su parte, González Casanova (autor español), sostiene que el derecho político debe
contemplar y explicar cuatro aspectos del fenómeno jurídico-político:
Todos estos aspectos, deben estudiarse teniendo como base fundamental el elemento
jurídico y no caer en un esquema enciclopédico.
Lucas Verdú, señala que, a fin de evitar la crítica del carácter enciclopédico del derecho
político, éste comprende dos grandes sectores: el derecho constitucional y la ciencia
política.
Hay autores chilenos, como Francisco Cumplido y Humberto Nogueira, entre otros, que no
utilizan la expresión “derecho político” sino “instituciones políticas y teoría
constitucional”.
En definitiva, pensamos que el derecho político implica una interrelación entre derecho y
política, ya sea entre derecho constitucional y ciencia política, como dice Lucas Verdú; o
entre teoría y práctica como señala González Casanova. Tiene coherencia interna que
sintetiza e integra elementos jurídicos y políticos en una estrecha interdependencia y
complementariedad.
2.- Misión ideológica: La cual consiste en demostrar que las instituciones democráticas
occidentales son las más convenientes y adecuadas al desarrollo integral de la persona
humana en el actual nivel histórico.
3.- Misión ética: radica en entender y explicar esta disciplina de suerte que sirva para
promover el libre desarrollo de la persona humana en sociedad, respetando el bien común
conforme a los principios del humanismo cristiano.
Debemos precisar, que el hombre es un ser esencialmente sociable. Mirado desde el ángulo
de distintas gamas o disciplinas científicas, histórica, sociológica, antropológica, etc, el
hombre, el ser humano existe siempre en relación con otros seres humanos y ello trae,
necesariamente consigo, una interacción permanente entre ellos.
El hombre, como dicen los más diferentes autores, desde Aristóteles en adelante, no existe
coexiste; no vive sino convive.
De esta manera, desde las edades más remotas, encontramos siempre agrupaciones
humanas (perfectas o imperfectas), que constituyen grupos que dan origen a la sociedad.
Jamás se encontrarán en el devenir histórico individuos aislados. De esta manera aparecen
las sociedades, las cuales no son creaciones intelectuales de los seres humanos, sino un
modo de forma de vida específico.
El hombre, por naturaleza, tiende a agruparse bajo las más variadas formas (elemento de
pertenencia). Así, no cabe duda que el hombre es naturalmente sociable, “es un ser
social”.
Sabemos que el hombre, ante el estado de indigencia en que se encuentra para subsistir por
sí solo, precisa necesariamente de la cooperación del resto del grupo social y procurarse
alimentación, vestuario, habitación y otros.
Pero ello no es el único elemento que lleva al hombre a actuar en sociedad, sino que hay un
impulso interno, de tipo social, que lo lleva a agruparse. Este impulso social es de de la
esencia de la naturaleza humana.
El hombre se da cuenta en forma clara que depende de la sociedad y necesita de ella para
subsistir. Desde los tiempos más remotos, los salvajes no se sentían seguros sino en su
medio social, donde se encontraba libre de peligros inmediatos, como la muerte, la
esclavitud, etc.
En contrapartida a este impulso social del hombre, (cooperación con el grupo), existe
también una naturaleza o impulso antisocial, cuya manifestación la encontramos en
ampliar su poder e influencia, en invalidar toda limitación.
Junto al impulso social, existe también un aspecto egocéntrico, que lo lleva a hacer de los
otros un simple medio para alcanzar fines. Así, el hombre es social y antisocial a la vez.
De esta manera, a través de nuestro estudio, veremos los esfuerzos hechos por el hombre
desde siempre, creando formas de agrupaciones, instituciones u otras, con el fin de
fortalecer su esencia social y ponerle barreras o límites a su aspecto antisocial.
CONCEPCIONES DE LA SOCIEDAD
Según esta concepción, las únicas realidades son los individuos. Estos son la sustancia de la
sociedad y todo grupo humano carece de relevancia, son únicamente ficciones o
abstracciones.
De esta manera, la sociedad carece de vida propia a diferencia del hombre. No hay vida de
la sociedad que sea equivalente a la vida humana. Las únicas que viven, en el sentido
auténtico o genuino de la palabra son los individuos.
Las personas reciben una nueva cualidad al pertenecer a la sociedad, pero ésta no existe sin
ellos y por ellos.
Seguidores de esta concepción son Sócrates, y con más fuerza aún los representantes de la
Escuela Clásica del Derecho Natural, y en los contractualistas Hobbes, Locke y Rousseau.
Los autores aplican un criterio o connotación biológica, esto es, para ellos la sociedad es un
organismo idéntico al de los animales.
Esta concepción orgánica, tiene también, para algunos, un carácter espiritualista, según la
cual la sociedad es una personalidad moral, que tiene voluntad propia y que dicha voluntad
es la éticamente más valiosa. Así, se explicaría la existencia de una conciencia colectiva y
de una voluntad social independiente de los individuos considerados separadamente.
Giorgio Del Vecchio, apoyando la concepción orgánica, sostiene que hay profundas
semejanzas entre la sociedad y un organismo vivo, lo que permite rechazar la concepción
mecánica de la sociedad.
De otra parte, sostiene que entre los individuos que componen la sociedad, existen
relaciones necesarias por las cuales todo individuo experimenta el efecto de su pertenencia
al todo.
Hay una colaboración hacia fines comunes que exceden la vida individual. Hay una
organización de las tareas y de la vida común.
Sin perjuicio de lo anterior, debemos precisar las diferencias que existen entre un
organismo y la sociedad. No hay una analogía plena. No se puede llevar esta concepción
a extremos.
Así, la sociedad no es un todo compacto inescindible; sus partes no tienen lugar fijo como
en los organismos, sino por el contrario, tienen cierta movilidad e independencia que va en
relación directa con el desarrollo de la sociedad.
Llevando estas dos concepciones vistas, al ámbito de las ideas o tendencias políticas,
tenemos que la mecánica representa mejor las ideas de libertad e individualismo que van
con la democracia individual.
TIPOS DE SOCIEDADES.
Aristóteles, reconocía este elemento común, pero al mismo tiempo marcaba las diferencias.
Para él, el hombre está dotado de un modo comunicarse con los demás que es único, la
palabra.
Los animales si bien pueden comunicarse entre sí, esa comunicación no lleva consigo
nociones. Los animales no pueden comunicar ideas. Sólo los hombres, a través de la
palabra, pueden transmitir ideas, distinguir entre lo bueno y lo malo, lo justo e injusto.
Esta capacidad del hombre de tener conciencia y compartir valores y metas comunes, es el
factor o cualidad que lo distingue de los animales.
Si analizamos más a fondo existen grandes diferencias entre el hombre y los animales,
partiendo por su razonamiento.
También tenemos el elemento de la progresividad, que es único, propio y, quizá, uno de los
más importantes de las sociedad humana y que lo distingue de los animales. Estos siempre
repiten la misma estructura, no progresan o evolucionan. (Ejemplo, el modelo de las abejas)
Los animales, ante cualquier dificultad se acomodan al nuevo ambiente y reproducen sus
mismas estructuras.
De esta manera, frente a lo que significa la naturaleza el hombre crea la cultura para
explicarla.
El hombre en vez de evolucionar, progresa, esto es, trata de llevar a su perfección el tipo
de hombre concebido racionalmente.
Si bien el hombre no puede eludir sus necesidades biológicas fundamentales, a través del
proceso cultural crea para ello artefactos, instrumentos y las instituciones.
Según dijimos, las instituciones son creaciones humanas cuyo fin primordial es satisfacer
necesidades sociales tendientes a la conservación o perfeccionamiento del grupo.
El fin a satisfacer, estas necesidades sociales, deben estar siempre referidas a valores
éticos, por lo cual no podemos hablar de instituciones cuando el fin es ilícito (ejemplo,
una asociación ilícita para cometer un delito).
Definición. “Son creaciones del obrar humano colectivo que, con carácter de
permanencia, procuran satisfacer necesidades sociales éticas (lícitas)”.
Características.
1.- Son creaciones colectivas. Son el resultado de un actuar humano colectivo, aunque es
frecuente identificar las instituciones con una persona determinada. Ejemplo: Obra del
Padre Hurtado es el Hogar de Cristo; Obra de Don Guarella etc.
Como lo señala Maurice Hauriou, “el alma de la institución es la idea, la idea de la tarea a
realizar”. El define a la institución como “una idea de obra o empresa que se realiza y
dura jurídicamente en el tiempo”.
El elemento estructural, es el grupo humano, los militantes del partido (no los
simpatizantes), los estatutos que contienen la reglamentación interna del partido, su
estructura, y el patrimonio (todos sus bienes en general).
No se puede decir que un elemento sea más importante que el otro. No existe una
institución sin la concurrencia copulativa o simultánea de los dos elementos.
Tipos de Instituciones.
Se pueden distinguir una gran variedad de instituciones en base a su objeto. Así por
ejemplo, tenemos a las religiosas, económicas, militares, deportivas, educacionales,
culturales, sociales (ej. juntas de vecinos), jurídicas, políticas etc.
Tal como lo hemos señalado, producto de la convivencia social, de las relaciones humanas,
surgen una serie de conflictos que es necesario resolver, normar, esto es, dictar normas
jurídicas que vengan a solucionar estos problemas; ello sin perjuicio de la existencia de
normas morales, sociales u otras.
Estas normas, contienen un mandato para hacer cumplir la norma y con ello se acate el
valor protegido, el bien jurídico protegido.
Este es el elemento coercitivo de la norma, que es uno de los que distingue a las normas
jurídicas de las otras. La posibilidad de hacer cumplir la norma por la fuerza legítima, por el
poder público.
En este orden de ideas, podemos señalar que toda institución es una estabilización de
formas jurídicas de convivencia.
De esta manera, las instituciones jurídicas son “aquellas que tienen existencia en el
mundo jurídico o del derecho, creadas por normas y los comportamientos adecuados
a ellas, que tienden a realizar un principio de justicia” (Carlos Tagle Achaval)
Debemos reiterar, que todo fenómeno social es siempre, a la vez, un fenómeno normativo
(se busca a través de las normas solucionar el problema social) y un fenómeno institucional
(surge producto de la norma para solucionar el conflicto y para solucionar este conflicto la
norma crea la institución).
En este orden de ideas, sería simple concluir que en toda institución existen normas que la
estructuran (estatutos). Entonces, ¿Qué distingue a las instituciones jurídicas de las otras?.
Precisamente la diferencia está en la norma. Esta, además de ser elemento estructural es
el objeto específico de la institución. Ej., la norma junto con ser el certificado de
nacimiento de institución, es su contenido, lo creado por ella. Los dos elementos se
confunden en la norma.
En la institución jurídica, lo que se crea es un conjunto de normas que a su vez dan vida y
reglamentan una institución como el matrimonio. (no hay existencia física de la institución
jurídica, ella existe sólo por escrito en la misma norma jurídica)
Como hemos dicho también, las normas jurídicas (las instituciones jurídicas son normas
jurídicas), pueden crear jurídicamente instituciones que ya existían por la costumbre o bien
puede modificar la realidad social creando una institución que era desconocida.
Según el autor francés Renard (discípulo de Hauriou), en las instituciones jurídicas hay una
subordinación del interés individual al interés colectivo. Señala que los derechos subjetivos
de los individuos están en gran medida ignorados por el derecho institucional.
Sostiene que el bien común de la institución tiene que prevalecer sobre los intereses
privados y subjetivos individuales.
En instituciones jurídicas regidas por derecho privado, los derechos son renunciables. Ej.
Un simple contrato de compraventa.
a) Institución cuerpo
b) Institución órgano
c) Institución norma.
Estos tres elementos, están representados por la norma jurídica. Por ejemplo, en la
institución jurídica matrimonio, el elemento o institución cuerpo, está constituido por
los cónyuges; el elemento órgano, es el marido en su rol de administrador de la
sociedad conyugal; el elemento o institución norma, son el conjunto de normas que
regulan las relaciones entre los cónyuges.
Instituciones políticas.
Kart Loewenstein: “son el aparato a través del cual se ejerce el poder en una
sociedad organizada con el Estado y las instituciones son, por lo tanto, todos los
elementos componentes de las maquinaria estatal”.
Como señala Bordeau, el objeto de las instituciones políticas “es normalizar tanto la
lucha por el poder cuanto las condiciones de su ejercicio, por medio de lo que
podría denominarse una reglamentación de mando”.
La estabilidad no excluye el cambio, pero se requiere que este cambio se realice dentro
de los cauces institucionales y no al margen o contra ellos.
La politicidad humana.
El hombre, por su naturaleza, según ya vimos, es un ser social. Lo hombres nunca vivieron
solos. No hay un estado pre-social del hombre.
De la misma manera, puede sostenerse que el hombre es un ser político, aunque algunos se
plantean si puede el hombre vivir en sociedad sin una organización política.
Este tema, dice relación con los orígenes de la sociedad política y son interrogantes que
hasta hoy no tienen respuesta definitiva y no están exentas de carga ideológica.
a) La Aristotélica
b) La hipótesis contractualista
c) La antropológica y sociológica
a.- Aristotélica. Este es el primer expositor de la politicidad natural del hombre. Aparece
su celebre frase “el hombre es un animal político”, en latin “Zoon politikon”.
En otras palabras, según Aristóteles, “el hombre no puede vivir en sociedad sin una
organización política”. Para él, el nacimiento de la sociedad y de la organización política
es simultáneo.
Señala Aristóteles, que “solo una bestia o un dios pueden vivir fuera de la Polis”. En otras
palabras los dioses y las bestias están excluidos de la Polis, no por falta de sociabilidad sino
porque las asociaciones vigentes entre unos y otros son bien distintas por los caracteres que
respectivamente les atañe, de esta forma de vida que es la Polis: que es una organización en
que interviene tanto la razón como la coacción, por lo cual, por el primer elemento (razón),
se excluye a los entes inferiores (las bestias), y por el segundo (coacción), se excluye a los
entes superiores, los dioses.
De esta manera, según Aristóteles, para vivir fuera de la Polis, es necesario ser menos que
un hombre (bestia) o más que un hombre (ser un dios). Por lo expuesto, el ámbito natural
del hombre es la Polis. Sólo allí llega a ser el que en principio y en potencia es.
Seguidores de la teoría aristotélica son: Polibio, San Agustín, Santo Tomás, los
organicistas.
La vida social se politiza (se estructura bajo una forma de gobierno) porque de otra
manera se disolvería, habría caos, anarquía. En definitiva, al escoger una forma de
dirección, de mando o de gobierno, la convivencia social, se transforma en política.
El poder político y las personas que lo ejercen, son de derecho humano. Sostiene que el
gobierno debe contar con el consenso de la autoridad, es decir, del pueblo, como asimismo,
gobernar justamente y para el bien común; de acá que sostiene que: “El gobierno tiránico
no es justo, ya que no está ordenado para el bien común, sino para el provecho de quien
gobierna y, por consiguiente, el destruir este gobierno no es sedición. El tirano es
sedicioso.
Sostiene, que la buena organización exige una condición esencial, cual es, que todos tengan
alguna parte en el gobierno. Tal es el medio verdadero de conservar la paz en una nación y
de hacer que todo el pueblo ame y defienda la Constitución.
Esta tesis es sostenida por Santo Tomás de Aquino e su obra “La Summa Theológica”, y
por la llamada “Doctrina Social de la Iglesia Católica”, especialmente en la Encíclica
Populorum Progressio Nº 31, del Papa Paulo VI.
De esta manera, derribar este régimen no tiene carácter de sedición fuera del caso de que el
derribo se llevase a cabo con tanto desorden, que representara para el pueblo más perjuicio
que la misma tiranía.
Posteriormente, y en forma más clara aún, está la Encíclica Populorum Progressio, del Papa
Paulo VI, donde se reconoce la legitimidad de la insurrección revolucionaria en el caso de
tiranía evidente y prolongada, que atentase gravemente a los derechos fundamentales de la
persona y damnificase peligrosamente el bien común del país.
b.- La hipótesis contractualista o del pacto social. Esta encuentra como precursores
(autores), en la antigüedad, a los sofistas y los estoicos, pero logra su pleno desarrollo a
partir de las obras de Hobbes y Locke en el siglo XVII y se proyecta posteriormente con
Rousseau.
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El poder emana de Dios pero para el pueblo, quien organiza libremente la sociedad y se da los
procedimientos adecuados para establecer sus autoridades.
Hobbes (1588-1679)
Esta obra la escribe en París mientras estaba exiliado victima de una persecución religiosa.
Este pacto social, permite el desarrollo de la sociedad, aun cuando implica que sus
miembros deben someterse en forma incondicional y absoluta a un gobernante, renunciando
a favor de éste a todo derecho o libertad que pudiese perturbar la paz social.
Su doctrina está contenida en su obra “El segundo ensayo sobre el gobierno civil”, de
1690, época en la cual la revolución liberal inglesa había logrado expulsar a Jacobo II
Stuardo, mostrando como un pueblo se había lanzado con éxito contra un monarca que
gobernaba por derecho divino. En su obra, Locke busca justificar estos hechos.
Locke toma como punto de partida una noción, una ficción política compartida por los
voluntaristas: El estado de naturaleza, el estado pre-social, el estado pre-político. Esto
porque Locke es profundamente individualista y considera que incluso el acceso a la
politicidad se opera como consecuencia de un acto de voluntad libre.
Los hombres en este estado de naturaleza, viven en una situación relativamente felíz. Es un
estado de naturaleza que difiere del descrito por Hobbes. La antropología de Locke no es
tan pesimista como la de Hobbes, que sostenía que el “hombre es un lobo para el hombre.
Tampoco incurre Locke en las desviaciones mitológicas de Rousseau sobre la bondad del
hombre en el estado de naturaleza. La concepción de Locke, sostiene que el hombre tiene
una naturaleza caída, como consecuencia del pecado original, y los hombres, en el estado
de naturaleza, viven en situación de relativa felicidad y son titulares de derechos
individuales, que Locke en su libro, a veces, engloba bajo el término “property”, que mal
traducido figura en la edición castellana como “propiedad”. El mismo en otras páginas
aclara que en esta palabra incluye: derecho a la vida, derecho a la seguridad, derecho a las
libertades individuales y el derecho de propiedad.
Con relación a la propiedad inmueble, dice que ante la primitiva no-ocupación, el hombre
cercado y mezclado su trabajo personal con la tierra, generándose así el derecho de
propiedad. No descarta Locke, que este derecho de propiedad podrá ser compartido por
muchos.
Todo indica que Locke tenía una noción no-absoluta e ilimitada del derecho de propiedad,
no obstante ser, como es considerado, el padre del liberalismo.
Los hombre, para preservar y disfrutar mejor de estos derechos individuales, resuelven
abandonar la etapa pre-social y pre-política, formulando así un contrato multilateral que es
distinto al de Hobbes y al de Rousseau, por cuanto aquí los hombre no se alienan, no se
enajenan totalmente, no entregan la totalidad de sus derecho individuales.
La única atribución que los hombre entregan, es esa de repeler mediante la fuerza, la
agresión ajena. Es el poder coactivo que pasará ahora a ser patrimonio del Estado que se
forma en este contrato multilateral (pacto social), justamente para garantizar la segura
represión de la violación de los derechos individuales.
Para este autor, la familia es la única sociedad natural que existe. En el estado de
naturaleza, el hombre es libre y forma la sociedad política por su voluntad y no debido a su
naturaleza.
La sociedad política es creada así por el pacto social y por el consentimiento de los
hombres. Nace en el momento en que los individuos en estado de naturaleza, encuentran
dificultades que impiden su conservación en dicho estado, buscando una forma de
asociación que defienda y proteja con toda la fuerza común la persona y los bienes de cada
asociado.
Producto de esta pacto social, cada individuo, uniéndose a los demás, conserva su libertad,
ya que la decisión común implica sólo que cada uno se obedece a sí mismo quedando tan
libre como antes.
A través del pacto social, se produce un cuerpo moral y colectivo compuesto de tantos
miembros como votos tiene la asamblea.
Se establece un poder que no es un hombre, que se impone a todos los demás con
facultades soberanas, sino que es el poder de la ley, expresión de la voluntad general. Por
esto, algunos sostienen que Rousseau, sería partidario de una democracia directa y otros de
un absolutismo democrático.
El marxismo.
También concibe una etapa pre-política, pero con un enfoque distinto a los contractualistas.
Según Marx y Hegel, la organización política sólo emerge cuando la sociedad se escinde o
divide en clases sociales.
1.- Los que piensan que el Estado es el principio organizante de todas las sociedades. Sin él
no puede mantenerse el orden legal ya que falla la unidad de voluntad de la sociedad. El
Estado no sólo es contemporáneo del hombre, sino que corresponde al orden animal.
2.- Los que piensan que antes del Estado, como organización política, regía el sistema de
parentesco u orden de consanguinidad. Para éstos, el estado sólo aparece en las sociedades
más complejas a título de instrumento especializado de gobierno. Ponen como ejemplo la
existencia de pueblos que viven en una feliz ignorancia de toda organización estatal.
Finalmente los sociólogos, más que indagar sobre la oportunidad en que aparece la
organización política, proyectan su preocupación a las causas de este fenómeno. Así, según
ellos, en un momento determinado de la historia, y como consecuencia de diversos factores
(necesidades de guerra; movimientos migratorios; conquistas; etc.), surgieron los Estados y
las organizaciones políticas.
Vimos como surge la organización política, correspondiendo ahora revisar brevemente, las
formas que esta organización ha tenido en el devenir histórico.
Del análisis de estas formas de organización política históricas, podemos extraer rasgos
distintivos que son comunes a todas ellas. A saber:
1.- La Sociedad Política debe ser comprendida como un sistema social institucionalizado,
esto es, como institución (ya vista).
La Polis.
El primer antecedente de las sociedades políticas del presente, debemos buscarlo en la Polis
griega; en particular en la Polis ateniense del siglo V a. de C.
La Polis no sólo es ciudad, esto es, una parte de otra unidad más grande y superior, sino
además una unidad política soberana.
Se diferencia además del Estado moderno, en que la Polis era también una unidad religiosa.
1.- Su estrechez de dimensiones. Físicamente era pequeña,9 pero tenía como fortaleza una
intensa vida social y política y como debilidad, el desmenuzamiento y particularismo de
aquellas ciudades demasiado numerosas.
3.- La naturaleza militar de la Polis. Según vimos, las Polis nacen como fortalezas y
producto de la necesidad de defensa. De ahí que las magistraturas implican en su origen un
mando militar y calidad de ciudadano activo se adquiría el día en que recibía las armas y
prestaba juramento.
5.- La unidad religiosa. La Polis además de ser unidad política, era unidad religiosa, donde
cohabitaban en su interior tres sociedades: la de los vivos; la de los muertos; y, la de los
dioses, existiendo en un nivel intermedio, donde están los héroes y los semidioses. Cada
uno de los actos públicos de la Polis, poseía un carácter ritual.
9
La Polis de Atenas, en su mejor momento, llegó a tener una dimensión de aproximadamente 2650
kilómetros cuadrados.
De la misma manera, la civitas es la cosa común del ciudadano, la “res publica”. Al igual
que la polis, la idea de ciudadanía está en la necesidad que el individuo participe
activamente en el gobierno de la civitas.
1.- En la civitas, es uno sólo el órgano que debe detentar la autoridad, el imperium o
maistas, y este es el príncipe, quien tiene las riendas de la civitas y justifica su poder en la
lex regia, lo cual significa que todos los poderes del pueblo han sido transmitidos al
príncipe.
2.- En la civitas, se distingue entre el derecho público y el derecho privado. Junto con
participar en la “res publica”, hay una esfera privada, donde los individuos son soberanos.
Roma pasará por diverso sistemas. Del régimen mixto establecido en la época de la
República, admirado hasta hoy por su equilibrio y estabilidad, se pasa a una forma política
que traspasó el ámbito territorial de la civitas originaria, cual es el “imperio”.
Esta es una de las ideas políticas más esenciales en Roma. Es la autoridad soberana de un
Estado. Una vez que se extingue o termina la monarquía, el imperium queda en manos de
la Asamblea Popular, aunque ejercido predominantemente por el Senado.
En el imperio, Roma pone en práctica una idea política típicamente oriental, dándole una
nueva forma jurídica, a través del genio jurídico de los romanos.
La palabra imperium, era latina, pero la idea de imperio y de un emperador no lo era. Esta
institución, como dijimos, fue tomada de oriente.
El Derecho Político debe a Roma dos conceptos de gran importancia para los Estados
modernos: “la soberanía” y el “imperium”. Sobre le poder del emperador no existe nada.
La civitas cristiana.
Las formas políticas romanas desaparecen en la edad media. En esta época, el poder
político centralizado es reemplazado por las poliarquías feudales.
Producto del carácter nómada de los pueblos germánicos, el vínculo político existente es el
personal, la fidelidad. No hay leyes territoriales sino personales.
Posteriormente, cuando estos pueblos se hacen sedentarios, crean un intenso vínculo con el
territorio, adoptando eso sí, un régimen político extraordinariamente descentralizado,
existiendo un imperio, papado, señores feudales, corporaciones y ciudades.
1.- El desarrollo del individualismo y con ello de las raíces del concepto de libertad.
2.- La cooperación entre hombres, fortaleciendo la idea de que la sociedad reposa en gran
parte en el intercambio de servicios.
Existe consenso entre los autores, que este concepto aparece durante el Renacimiento. En
esa época comienza a estudiarse esta forma de organización política.
La utilización de este concepto, la encontramos, por primera vez, en la obra “El Príncipe”,
de Nicolás Maquiavelo.10
En 1512, cuando los Médicis, una familia florentina, recuperó el poder en Florencia y la
república se desintegró, Maquiavelo fue privado de su cargo y encarcelado durante un
tiempo por presunta conspiración. Después de su liberación, se retiró a sus propiedades
cercanas a Florencia, donde escribió sus obras más importantes. Cuando la república volvió
a ser restablecida en 1527, muchos republicanos sospecharon de sus tendencias a favor de
los Médicis, falleciendo ese mismo año en Florencia.
Durante toda su carrera, Maquiavelo trató de crear un Estado capaz de rechazar ataques
extranjeros y afianzar su soberanía. Sus escritos tratan sobre los principios en los que se
basa un Estado de este tipo y los medios para reforzarlo y mantenerlos.
En el Príncipe, su obra más importante, 1532, describe el método por el cual un gobernante
puede adquirir y mantener el poder político. Este estudio, que con frecuencia ha sido
considerado una defensa del despotismo y la tiranía de dirigentes como César Borgia, está
basado en la creencia de Maquiavelo de que un gobernante no está atado por las normas
éticas: “¿Es mejor ser amado que temido, o al revés?. La respuesta es que sería deseable ser
ambas cosas, pero como es difícil que las dos se den al mismo tiempo, es mucho más
seguro para un príncipe ser temido que ser amado, en caso de tener que renunciar a una de
las dos”.
El maquiavelismo, como término, ha utilizado para describir los principios del poder
político, a partir de la máxima “el fin justifica los medios”.
La obra “El Príncipe”, recoge una verdadera analítica de las prácticas básicas del poder
político. Maquiavelo señala de modo expreso que en esta obra desea escribir “sobre cosas
útiles a quienes las lean”, y agrega una frase que ha hecho mucho caudal, porque en ella
10
Historiador y filósofo político italiano. Nacido en Florencia el de mayo de 1469, Maquiavelo comenzó
trabajando como funcionario y empezó a destacar cuando se proclamó la república en Florencia en 1498. Fue
secretario de la segunda cancillería encargada de los Asuntos Exteriores y Guerra de la república. Realizó
importantes misiones diplomáticas ante el rey francés en los años 1504, 1510 – 1511, la Santa Sede, en 1506;
y, el Emperador, en 1507 – 1508.
11
Oscar Godoy Arcaya, Antología del Pensamiento de Maquivelo, Estudios Públicos, Nº 53, 1994.
En la parte que nos interesa, para efectos del origen del concepto de Estado, en El Príncipe,
capítulo I, se habla de “todos los Estados, todas las dominaciones que han ejercido y
ejercen soberanía sobre los hombres, han sido y son Repúblicas o principados”.
También durante el siglo XVI, otro autor, Jean Bodin, también utiliza este concepto de
Estado, como el de la república, en su obra “Los Seis Libros de la República”, de 1576.13
Bodin define la república (sinónimo de Estado), como “el recto gobierno de varias familias
y de lo que les es común, con potestad soberana”. A este autor, según veremos más
adelante, se le atribuye también la formulación del concepto de soberanía, donde se
defiende a la monarquía absoluta.
Posteriormente, durante los siglos XVII y XVIII, comienza a utilizarse en forma más
continua el vocablo Estado. Así por ejemplo Montesquieu, durante el siglo XVIII, lo ocupa
en su obra “EL Espíritu de las Leyes”, de 1748.14
De esta manera, la expresión logra una rápida difusión, pasando de las lenguas romances a
las lenguas germánicas, donde se habla de “Sataat”, junto con la expresión “Reich”. En
inglés “State” o, más comúnmente, “The Crown” (la corona).
Para otros, como Burdeau y Heller, el Estado es un concepto que solo puede aplicarse a
sociedades políticas suficientemente desarrolladas, que tienen rasgos esenciales y
específicos.
12
Oscar Godoy Arcaya, obra citada.
13
Jean Bodin Angevin, 1530 – 1596, fue abogado del parlamento de París y procurador del rey a partir de
1588. Como veremos más adelante, es autor del concepto de soberanía.
14
Montesquieu, cuyo nombre es Charles Louis de Secondat, nació en el castillo de La Brède, en 1689. Por vía
paterna heredó el título de Barón de La Brède y de su tío, Joseph de Montesquieu, el título de Barón de
Montesquieu, la función de “Prèsident à Portier” del Tribunal de Burdeos y diversas propiedades. Queda
ciego los últimos años de su vida y muere en 1755.
Para que haya Estado, la sociedad política ha debido evolucionar y superar distintas formas
sociales de organización política.
Tal como lo señala Burdeau, hay formas pre – estatales de poder político, de organización
política que no eran Estados.
De esta manera, las comunidades humanas pasaron por diversas etapas de organización
política que, para su estudio, las podemos agrupar en formas de poder político difuso o
anónimo, formas de poder individualizado y poder institucionalizado o poder estatal.
I.- Poder Político Difuso o Anónimo. Esta forma de poder, rige en las comunidades
humanas más primitivas. El poder político en esta etapa, se encuentra disperso entre sus
componentes, sin que exista un jefe o gobernante que lo ejerza a nombre de alguien,
de ahí que se hable también de poder anónimo, pues no se sabe con certeza en quien reside
el poder político.
II.- Poder Político Individualizado. El poder político deriva o evoluciona hacia la forma
individualizada como una reacción a la parálisis o estancamiento que procede del poder
difuso o anónimo.
El poder individualizado, se establece por las relaciones entre los miembros del grupo. En
la persona que se elige u ostenta el poder, se confunden el ejercicio y la propiedad del
poder. Estos dos elementos se radican en la misma persona.
15
Según veremos más adelante a propósito de las formas de gobierno, lo que caracteriza a las autocracias,
según Kart Loewenstein, es la concentración de poder y la falta de control sobre su ejercicio, distinguiendo
dos tipos de autocracia: el régimen autoritario y el régimen totalitario.
Todos estos importantes, y no menores aspectos negativos, hacen que la sociedad política
evolucione hacia una nueva forma de poder político, el Institucionalizado o estatal.
La institucionalización poder surge precisamente, como dijimos, para superar los aspectos
negativos del poder individualizado.
Como señala Burdeau, la institución explica el poder, permite atribuir al ser nacional
una realidad jurídica acorde a su realidad de hecho. Aparece una justificación en
derecho y disminuye el peligro de la arbitrariedad de los gobernantes.
Los fenómenos que influyen en la aparición del poder institucionalizado, los encontramos
en el medioevo europeo.
Hacia el año 1300, los reyes comienzan a tener atributos de un poder supremo. En esto
influyeron la famosa “querella de las investiduras”, que fue además uno de los elementos
que reforzó la tendencia a establecer un poder laicizado.
Querella de las investiduras, como sinónimo de intromisión. El poder viene de Dios ¿quién
podría dudarlo?. Esta es la afirmación que tenían los pontífices, representantes del poder
espiritual en la tierra. Según esta visión, es Dios quien entregó su poder al Pontífice y es él
quien otorga el poder al rey. Pero en este punto no estuvieron todos de acuerdo y es allí
donde se producen los problemas, porque cada uno de los poderes, Papas y Reyes,
encontraron argumentos en su favor, y el punto máximo de este conflicto es lo que se
conoce como “Querella de las investiduras”.
“En la misma ciudad, bajo el mismo rey, hay dos pueblos y para uno y otro pueblo dos
vidas distintas, para una y otra vida dos gobiernos, para uno y otro gobierno una doble
jurisdicción. La ciudad es la Iglesia, el rey es Cristo. Los dos pueblos son los dos órdenes
de los clérigos y lo laico, las dos vidas son la espiritual y carnal, los dos gobiernos el
sacerdocio y el Imperio, la doble jurisdicción el derecho divino y el humano. Dad a cada
uno lo que le corresponde y todo el conjunto estará en equilibrio”.16
16
Esteban de Tournai, Summa de Decretis proemiun (siglo XII) en : Artola, Miguel, Textos fundamentales
para la Historia, Editorial Alianza, Madrid, 1992, pág. 70.
Desde Pablo de Tarso, las tendencias igualitarias de las primitivas comunidades cristianas
habían sido sustituidas por una concepción conservadora, en cuanto a la estructura social y
política establecida. Las teorías de Agustín de Hipona y sus discípulos (agustinismo
político), proclamaban la necesidad de un Estado cristiano encargado de poner los medios
para la salvación de la humanidad, y en el que el poder político, de naturaleza terrenal y
corrupta, debería hallarse enteramente sometido a la autoridad religiosa representada por el
Papa.
Durante los siglos siguientes, la Iglesia intentó recuperar su preponderancia política frente a
los emperadores carolingios y germánicos.
Todo este proceso permite perfeccionar las nociones sobre la naturaleza de la autoridad
secular.
Conviene recordar que, entre 110 y 1300, estaba enraizada la idea de que los gobernantes
laicos eran garantes y distribuidores de injusticia, lo cual ayudó al desarrollo de Códigos y
mejoró las instituciones judiciales, dando lugar a instituciones permanentes para los asuntos
jurídicos y financieros.
Los soberanos comienzan a promulgar leyes obligatorias para todos los habitantes del reino
y percibir tributos. Ejercen así un control de lo que hoy conocemos como poder ejecutivo,
teniendo bajo su decisión personal la guerra, diplomacia y seguridad interior.
Con Hobbes, en su obra “Leviatán”, 17 se fortalece la idea de Estado. Los hombres sólo
podían vivir dignamente si estaban en obediencia de las órdenes de un Estado soberano.
El paso definitivo que permite decir con precisión que el Estado existe, es la
despersonalización del poder y su institucionalización. Esto otorga estabilidad a poder
político en la medida que su titular es el Estado en cuanto institución y los gobernantes son
sus agentes de ejercicio, que deben subordinarse a ciertas reglas destinadas a salvaguardar
la conformidad entre las decisiones del poder y la idea de derecho válida en la sociedad.
Conceptos de Estado.
En la teoría del Estado, existen a lo menos tres posiciones respecto al concepto de Estado.
Ellas presentan coincidencias en los elementos más generales del concepto, pero difieren en
el énfasis que ponen en algunos de dichos elementos. Así tenemos:
Estos ponen su énfasis en tratar de tipificar al estado en cuanto forma de sociedad por su
carácter empírico.
Dentro de los principales representantes de esta escuela, tenemos a: Herman Heller, Max
Weber, Marx y Engels, y Carre de Malberg, entre muchos otros.
Weber, nos dice que el Estado es el monopolio del poder al que deben sumarse los otros
aspectos que lo tipifican históricamente. De esta manera, sería “El orden jurídico
administrativo al cual se orienta el obrar realizado en función del grupo por el cuerpo
administrativo y cuyo valor se reclama no solo por los miembros de la comunidad,
sino para la todo el obrar que se realice en el territorio dominado”.
Del concepto de Weber, se desprenden tres elementos del Estado: La existencia de un poder
monopolizado territorialmente que se ejerce sobre el grupo social; la existencia de un orden
jurídico – administrativo organizado como sistema que descansa en ciertas normas
fundamentales; y, la existencia de un cuerpo administrativo, una burocracia destinada al
cumplimiento del orden jurídico – administrativo.
Para Heller, el Estado se diferencia de todos los otros grupos territoriales de dominación,
por su carácter de unidad soberana de acción y decisión. El Estado está por encima de todas
las demás unidades de poder que existen en su territorio, por el hecho que los órganos
estatales, capacitados, pueden reclamar, con éxito normal, la aplicación a ellos
exclusivamente reservada, del poder físico coactivo y porque están en condiciones de
ejecutar sus decisiones.
En otras palabras, Heller concibe al Estado como un fenómeno de convivencia, como una
realidad estructurada de seres humanos que se relacionan en la vida social a través de
vínculos naturales y culturales.
Toda convivencia social es siempre ordenada, pero no basta con ello, es necesario un poder
para convertir la ordenación en organización.
Para que exista unidad estatal, no basta con una relativa homogeneidad geográfica,
económica o jurídica, se requiere además “el poder”.
Estos conciben al Estado como un sistema de derecho que posee una cierta calidad especial,
es decir, ponen énfasis en el aspecto jurídico formal del Estado.
Conforme con lo anterior, Kelsen define al Estado como “Un orden social, esto es, como
un conjunto de normas que regulan la conducta mutua de los individuos, que se
caracteriza por un orden coercitivo, un orden relativamente centralizado y por
instituir órganos especiales para creación y aplicación de sus normas”
Como puede apreciarse, Kelsen establece una noción puramente jurídica de Estado, siendo
exteriores a él los elementos no jurídicos. No hay una organización a la que posteriormente
se dota de personalidad jurídica, sino que nace conjuntamente con el cuerpo de normas
jurídicas que la constituye.
Jellinek, por su parte, sostiene que el Estado “Es una corporación formada por un
pueblo, dotado de poder de mando originario y asentada en un territorio
determinado”.
Heller critica la teoría pura del derecho diciendo que no solo es una teoría sin Estado, sino
que también es una teoría sin derecho.
Enfatiza su determinación por cierto fines, normas o valores que debe realizar el Estado,
señalando que estos conceptos tienen un carácter fundamentalmente deontológico.
De esta manera, para este autor, existirá el Estado cuando se reúnen cuatro elementos:
agrupación; un territorio sobre el que está fijo el grupo; un poder que dirige al grupo; y, un
orden económico, social, político y jurídico orientado hacia el bien común.
En este concepto se comprenden todos los elementos del Estado, según veremos más
adelante.
Sánchez Agesta: “Es una comunidad organizada en un territorio servido por un cuerpo de
funcionarios y definido y garantizado por un poder jurídico autónomo y centralizado que
tiende a realizar el bien común en el ámbito de esa comunidad”.
Debemos hacer presente que existen autores que diferencian entre elementos y condiciones
de existencia, en razón que “elementos” cubriría sólo la realidad corpórea. Heller y
Burdeau, hablan de condiciones de unidad estatal. No obstante lo expuesto, esta distinción
es sólo una abstracción de carácter pedagógico o didáctico.
1.- La Población.
2.- El Territorio.
3.- El Poder.
4.- Fin del Estado.
Algunos autores incluyen como un elemento del Estado a la organización jurídica, esto es,
al derecho. Nosotros veremos más adelante la relación que se da entre el Estado y el
derecho.
1.- La Población.
No puede haber Estado sin seres humanos. 18Si se considera al ser humano como persona
que tiene un fin propio y derechos que le son inherentes, será necesario admitir que el
Estado debe contribuir al bien común. No debemos olvidar jamás que el Estado fue creado
por las personas, para que les sirva a ellas, por lo cual no podemos concebir un Estado sin
personas.
Normalmente, los autores para referirse al elemento humano, como prexistente al Estado y
esencial para su existencia, lo denominan población o pueblo, como sinónimos, pero no lo
son, ni en su significación jurídica ni sociopolítica.
1.- La población es el sujeto del Estado; ella lo crea y funda sus instituciones para
sus propios fines u objetivos (J. Locke, es un seguidor de esta teoría).
Encíclica Redemptor Hominis, de 14 de marzo de 1979, primera encíclica del Papa Juan Pablo II, sobre el
18
Cristo Redentor y la dignidad del hombre, consagrada a los derechos del hombre.
En esta materia, por nuestra parte, adherimos a la opinión del profesor Humberto Nogueira,
en orden a que la población es entendida como cuerpo político, es un elemento
constitutivo y es el sujeto del Estado, al cual el Estado debe servir y es también, el
sujeto que actúa como titular del poder constituyente.
Las personas que forman la población se sitúan en relación al Estado como nacionales y
extranjeros.
Los nacionales están sometidos al imperium del estado en virtud de formar parte de la
comunidad nacional, del cuerpo político y que se expresa en títulos de solidaridad,
cooperación y obediencia de su campo específico, el cual trasciende al ámbito espacial o
territorial del Estado.
Los extranjeros, solo están relacionados con el Estado en la medida en que se encuentren
dentro del territorio en el cual éste tenga imperio y sólo durante su permanencia en él.
La nacionalidad está determinada por ciertos principios que son fundamentalmente el ius
sanguinis y el ius solis.
Estos dos conceptos tienen una naturaleza distinta, aún cuando muchas veces se usan como
sinónimos.
La sociedad, tiene su fundamento en una tarea o fin a realizar o alcanzar, el cual depende
de la determinación de inteligencia y voluntad humana, es decir, se asienta en la actividad
de la razón.
Una comunidad en cuanto tal, no puede convertirse en sociedad, aún cuando ella pueda ser
la base de la cual brota, por obra de la razón, una organización societaria.
Ejemplo:
- Las juntas de vecinos, centros culturales, partidos políticos, están en el orden de las
sociedades.
La Nación.
La Nación constituye, dentro de los órdenes de las comunidades, las más compleja e
importante.
De la misma manera, podemos decir que dentro del plano de las sociedades, el Estado es el
grado más perfecto de ellas.
La Nación, en cuanto comunidad, tiene élites y centros de influencia, pero no tiene jefe ni
autoridad gobernante, es “acéfala”. Tiene estructuras, pero en modo alguno formas
racionales ni organización jurídica.
La Nación tiene sueños y pasiones, pero no tiene bien común, tiene maneras y costumbres,
pero no tiene orden ni normas formales. Suministra un “patron” colectivo a la vida privada,
ignorando todo principio de orden público.
Esta es la razón por la que el grupo nacional no puede realmente transformarse en sociedad
política. Una sociedad política puede diferenciarse progresivamente en el seno de una vida
social confusa en que las funciones políticas y las actividades comunitarias se hallaban en
un principio mezcladas. La idea del cuerpo político puede surgir en el interior de una
comunidad nacional; más la comunidad nacional no puede ser más que un suelo propicio y
una ocasión para este desarrollo. .
Según Maritain, los errores derivados de diferenciar estos conceptos, Nación de sociedad,
permiten entender lo graves que han sido para la historia moderna dicha confusión, el mito
Jacques Maritain, “El Hombre y el Estado”, coedición Fundación Humanismo y democracia y Encuentro
19
Etimológicamente, el vocablo Nación tiene su raíz en el verbo “nascor” que significa nacer,
de viene “natio”, que indica la relación de procedencia y un origen común.
Otros autores, atribuyen a Madame Staël22 haber sido la primera emplear el término con su
acepción actual, en su obra “ De la Literatura” (“De L`Allerrague”), en 1810, aún cuando se
reconoce que ya aparece este concepto, en igual sentido, en la época de la Revolución
Francesa.
En Italia, entre 1860 y 1870, con Manzini, Cavour y Garibaldi, se forjó la unificación de la
Nación Italiana.
1.- Teoría de las fronteras naturales. Esta considera que una demarcación gegráfica
adecuada, es lo determinante de la Nación. Por ejemplo, las grandes cordilleras, el mar, los
ríos, lagos, bosques impenetrables, desiertos etc.
20
Siguiendo a Maritain, un auténtico principio de las nacionalidades, habría de formularse asi: El cuerpo
político ha de desarrollar tanto su propio dinamismo cuanto el respeto de las libertades humanas, a tal punto
que las comunidades que contiene tengan a la vez plenamente reconocidos sus derechos naturales y tiendan
espontáneamente a fundirse en una única comunidad nacional más alta y más compleja. Ejemplo: el antiguo
Imperio austro-húngaro.
21
Nicolás Pérez Serrano, Tratado de Derecho Político, Madrid.
22
Anne-Louise Germaine Neker, Baronesa de Staël Holstein, conocida como Madame de Staël, escritora
francesa, París, 1766-1817, toma parte activa durante la Revolución Francesa y a la caída de la monarquía
abandona Francia y se va a suiza. Se la ubica en el naciente movimiento romántico. A los 22 años escribe
Carta sobre el carácter y las obras de Rousseau.
Esta teoría, es criticada en cuanto, no hay verdaderas fronteras naturales, pues en todas ellas
existe la posibilidad, con un mínimo de artificio, de sobrepasarlas, más aún con el actual
estado de la tecnología y las comunicaciones.
2.- Teoría de la raza. Como su nombre lo indica, toma a la raza como elemento primordial
para la formación de una Nación.
Se refuta