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La historia de la estética en el arte siempre ha dependido de la época en la cual se

desarrolla, así como las categorías que de ella se desprenden….

“La estética no es un salón de belleza”.

La estética analiza el arte, sus manifestaciones y las reacciones que provoca en el hombre,
así como las categorías que de ella se desprenden: lo bello, lo feo, lo sublime, lo grotesco,
etc. El objeto de estudio de ésta comprende el análisis del fenómeno artístico y sus
relaciones con su actividad, aunque aún no se obtiene una definición absoluta sobre qué es
estética. Como indica Marx: es “la razón de ser del arte nunca es del todo la misma”, ya que
las expresiones artísticas son respuesta y resultado de la época. Los estudios del arte se han
transformado a lo largo de la Historia, mientras que en la antigua Grecia se consideraba
como arte la gimnasia, la física, la metafísica, entre otras disciplinas; sin embargo, en la
actualidad se aceptan siete artes de manera oficial: Arquitectura, Pintura, Escultura, Danza,
Teatro, Música y Cine.

Fue hasta el siglo XVIII cuando se comenzó a implementar el término “estética” con el
teórico Baumgarten; ésta se convirtió en una reflexión filosófica como parte de sus
disciplinas, a pesar de que Platón y Aristóteles ya habían hablado del concepto de
“belleza”. De esta manera, el inicio del estudio de la estética sobre “lo bello” comienza en
Occidente a través de los antiguos griegos. “Lo bello”, dentro de su conformación social,
fue una de las virtudes que cultivaban. El culto al cuerpo se reflejó en la escultura con la
cual se regían, principalmente representadas por dioses. Además, dos categorías permeaban
el hacer del griego: lo apolíneo y lo dionisiaco; lo primero en honor al dios Apolo que
simbolizaba la ética del deber y del buen juicio; y lo segundo, que se trataba del opuesto de
lo apolíneo, mientras Apolo regía la conducta, el conocimiento y la ética, Dionisio —dios
del vino y de la fiesta— contemplaba el placer y la bebida. De esto es que surgieron las
fiestas nombradas “Grandes dionisiacas” que se celebraban en primavera e invierno, y
consistían en representaciones teatrales y concursos de poesía. Por medio de ellas se
educaba al pueblo y se mostraba un arquetipo estético.

Para Platón la belleza correspondía a una teoría denominada “idealismo”, que consistía en
la cosmovisión de un Topus Uranos (cielo) y un mundo terrestre (Tierra), ya que el ser
humano sólo era capaz de conocer las ideas imperfectas que se representaban en la Tierra,
le era inaccesible la perfección de las ideas del Topus Uranus, razón por la que sólo
tendríamos conocimiento sombrío de las mismas. El conocimiento e ideal de belleza que un
ser humano podría tener no alcanzaba la perfección de las ideas. La belleza suprema,
aquella que sería sublime, sólo alcanzaba a vislumbrarse para los hombres. En cambio,
para Aristóteles, discípulo de Platón y otro de los grandes pensadores de la Antigua Grecia,
lo bello tenía que ver con la simetría y con la perfección; todavía desde una perspectiva
metafísica.

Hoy, el mundo se halla permeado de estímulos visuales, resultado de una era tecnológica
que experimenta lo estético a través de una sobreestimulación sensorial. La difusión de ésta
trabaja por medio de una ininterrumpible tarea que evoca y provoca los cánones de belleza,
pues aquello que se considere estético responde a lo axiológico de una cultura. Así, la
Venus del paleolítico dista mucho de la Venus griega o romana; las civilizaciones rupestres
o lacustres representaban, además de belleza, las necesidades de una sociedad en busca de
fertilidad que los fortaleciera de manera económica y política. Las Venus griegas y romanas
proyectaban ideologías de tipo religioso, y ya no aparecían desnudas como las de sus
antepasados. Pero la estética no sólo formaba parte de las artes, la religión o la política,
también permeaba en la indumentaria de los ciudadanos. En Egipto vestían con telas ligeras
y transparentes que les proporcionaba el lino, mientras que en Grecia y Roma se estilaba la
seda. Un dato curioso a nivel estético es que el culto al cuerpo de los antiguos griegos
llegaba a tal grado que solían entrenar gimnasia desnudos; los soldados del Imperio romano
se afeitaban todo el cuerpo, se bañaban en perfumes y danzaban antes de una guerra.

Después de la conquista romana y ya con el asentamiento del cristianismo, la Roma


Medieval tenía unos cánones de lo estético que consistían en un resguardo del cuerpo, tanto
las obras de arte como las vestimentas del pueblo fueron recatadas. En este periodo las
representaciones iconográficas respondían de manera directa a la iglesia. Por ello, las telas
transparentes y ceñidas al cuerpo no formaban parte de su vestidura. El pueblo en general
usaban ropa holgada hecha de materiales económicos; en cambio, la de los altos cargos y
sectores sociales de la aristocracia se trataba de ropa fina con bordados, joyas y telas
importadas.
El color también formó parte de la estética de una civilización. En Roma el tono de la
vestimenta respondía a posiciones eclesiásticas, de poder, así como un rango político y
condición económica y social. Al color púrpura, también nombrado “color obispo” le
correspondía a los hombres que ejercían dicho cargo; algo similar sucedía con el color
carmín que se usaba sólo para la realeza o el Papa. La asignación de los colores para los
rangos o cargos dependía del grado de complejidad con la que se extraía el pigmento. Es así
como “lo bello” figurará siempre en una civilización y lo que será transformado es el canon
de belleza.

La expresión artística no tiene la necesidad de representar la realidad, sino de jugar con


ella. Como ejemplo, una pintura cubista puede recrear un mito griego o un serie de líneas,
puntos y color que esbocen un pensamiento filosófico. Lo estético en la actualidad también
dependerá de una serie de implicaciones políticas, económicas, filosóficas, etc., de la
misma manera que en el pasado. Un ejemplo de esto es la industria de la moda que marca
tendencias según el canon, y ante estas propuestas cada vez más alejadas de los cuerpos
reales, existen ideologías de resistencia que denuncian la imposición de un ideal subjetivo
de belleza. Lo que comprueba que a lo largo de la Historia siempre ha existido un canon, un
mimetismo ideológico en y para las masas, un orden de mercado y marketing con
dimensiones nunca vistas que son consecuencia del mundo globalizado en el que vivimos.

Fuente: https://culturacolectiva.com/arte/la-historia-de-la-estetica-en-el-arte
LA RAZÓN. LUNES 19 DE AGOSTO DE 2002

Antonio García-Trevijano Forte


 Cambia la manera de estar el hombre en el mundo y se suceden las civilizaciones.
Factores y frutos de esos cambios materiales, la técnica y la ciencia progresan en el
dominio y uso de las fuentes de energía. Cambia el modo de comprender esos cambios y las
culturas establecen, con religiones y artes contemplativas, los interrogantes y respuestas de
la humanidad a los misterios de la vida. Por ser fundadoras de los modos de ser en el
mundo, la teología y la estética nacieron juntas y evolucionaron de forma paralela. El
conocimiento de este paralelismo cultural puede alumbrar el sentido estético del arte futuro
que sustituirá al de ahora.

A la teología natural, la de los dioses griegos, correspondió el dominio estético de la


belleza natural, la del cosmos, y su imitación estática por el arte arquitectónico y
escultórico de los hombres. A la teología revelada, la de los Libros Santos y la del «Corpus
hermeticum», respondió el Renacimiento con la estética de la belleza revelada en las
creaciones artísticas de los grandes genios. A la teología sin Dios, la teología negativa y
radical derivada del anuncio de la muerte de Dios, correspondió con exactitud la estética sin
belleza de la modernidad, la belleza negativa del arte contemporáneo. Falta por saber si a la
teología de la liberación, que sucedió a la negativa, responderá una estética de liberación de
la belleza de su cautiverio actual.

La teología no es conocimiento de Dios, algo inefable, indefinible e indescriptible,


sino un saber decir de la divinidad en el discurso de la lengua o en la vivencia de la
emoción mística. La estética tampoco es el conocimiento de la belleza, una idea universal
tan inefable como la de Dios, sino un saber decir de lo bello inscrito en el libro de la
naturaleza o en la vivencia de la emoción artística. Nada se asemeja tanto a la esencia de la
divinidad, manifestada en la creación de lo bello por naturaleza, como la esencia de la
belleza expresada en las creaciones del arte genial.
Dios y Belleza dejan de ser inefables cuando son representación de valores. El
anuncio de la muerte de Dios no era noticia de un acontecimiento referente a su existencia.
Su muerte mundana se confundió con el asesinato continuo de la esencia ética de lo divino,
como al mismo tiempo se asesinaba la esencia estética de lo bello. El ateísmo y el gran arte,
fundados en la Naturaleza, eran inocentes del crimen deicida que instaló el nihilismo en lo
humano, no como imposibilidad de saber algo del mundo, sino como negación de la ética y
la estética.

La transición del iluso XIX al terrorífico XX la anunciaron, con la muerte de Dios y


de la Belleza, dos genios intuitivos de una modernidad que se avecinaba galopando hacia la
deshumanización de la vida y del arte. La teología radical y negativa de «Así hablaba
Zaratustra» demandaba la estética radical y negativa de «Las señoritas de Aviñón». Quien
no vea esta simbiosis, entre nihilismo ético y cubismo estético, no comprenderá la
universalidad de la tragedia vivida con la geometría cúbica del estado totalitario y el
sometimiento del arte a la voluntad de potencia mundana.

Nietzsche representó para la teología negativa de Dios lo que Picasso para la estética
afirmativa de la Nada. Éste desfiguró la representación plástica de rostros y cuerpos
humanos para esconder todo asomo de humanismo en un mundo sin belleza. Aquél puso en
la voluntad de poder de los superhombres la impiedad inhumana de un mundo sin Dios.

Las ideologías totalizadoras agotaron en guerras, holocaustos y campos de exterminio


su caudal destructivo de toda forma de humanidad, pero el arte que las precedió y
acompañó, salvo el del idiota realismo socialista, sigue destruyendo, con abstracciones del
vacío y experimentos de materiales, la posibilidad de un clima cultural donde renazca el
gran arte de la belleza.

 FUENTE: https://mcrcalicante.wordpress.com/2015/01/20/evolucion-de-la-estetica/

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