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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN


U.E. “TRINA MORALES DE ÁVILA”
PORLAMAR- ESTADO NUEVA ESPARTA

Bárbaros y El Imperio Bizantino

(ACTIVIDAD 5)

PROF. NORELYS MARCANO


AREA DE FORMACIÓN: GEOGRAFÍA-HISTORIA-CIUDADANÍA
2DO AÑO. SECCIÓN “U”
Qué fue el Imperio bizantino

El Imperio bizantino, también conocido como el Imperio romano de Oriente o Bizancio,


fue una división del Imperio romano que subsistió durante la Edad Media, y se ubicó
en las costas orientales del mar Mediterráneo. Su capital era la ciudad de Constantinopla
(actual Estambul, Turquía).

Bizancio era un Estado cristiano multiétnico, de importante influencia cultural, económica


y política en el mundo de la época. Los bizantinos se consideraban herederos del
Imperio romano, y se llamaban a sí mismos romanos. Sin embargo, con el tiempo se
distinguió del Imperio romano de Occidente, por sus características políticas, culturales y
religiosas.

El Imperio Bizantino existió entre 285 y 1453 d. C. y durante la Edad Media, constituyó
una barrera contra el avance del Islam hacia Europa. La historia de Bizancio se interpreta a
menudo como el símbolo del creciente abismo entre las culturas occidentales y orientales
en la historia del mundo.

Ubicación geográfica del Imperio bizantino

Las fronteras del Imperio Bizantino cambiaron a lo largo de su historia.

El Imperio bizantino se estableció fundamentalmente en los actuales territorios de


Turquía y Grecia. Durante algunos períodos de su historia, su extensión incluyó el litoral
oriental del mar Mediterráneo, parte de Egipto y algunas regiones de Italia.

Organización política del Imperio bizantino

Justiniano I fue el emperador bizantino más importante durante la Temprana Edad Media.

En Bizancio, se utilizaba el término griego basileus (que significa “rey”) para definir al
emperador. El cargo no era hereditario, sino que se definía mediante un procedimiento de
selección en el que intervenía el Senado, el ejército y representantes del pueblo. Con el
tiempo, este procedimiento comenzó a tener rasgos religiosos y la figura
del basileus obtuvo carácter divino.

Por otro lado, el gobierno bizantino era autocrático: el basileus imponía su poder sobre
todos los asuntos de la vida de sus ciudadanos. Se situaba a la cabeza de la administración y
el ejército, creaba las leyes y las hacía poner por escrito, y era el juez supremo en los
asuntos más importantes.

Para la administración del Imperio, el basileus disponía de un grupo de funcionarios que


constituían una burocracia organizada de forma jerárquica.
Economía del Imperio bizantino

En las monedas bizantinas se utilizaban símbolos imperiales y religiosos.

La economía bizantina se sustentaba en la producción agrícola, el comercio y la


recolección de impuestos.

La mayoría de la población era campesina. Los principales productos agrícolas en Bizancio


fueron el trigo, las legumbres, la miel, el vino y los frutos secos.

Bizancio logró desarrollar el comercio a larga distancia con distintas regiones de Asia y
del norte de África. Constantinopla, la capital del Imperio, se convirtió en el centro de
grandes redes mercantiles. Los principales productos importados eran el trigo (como
alimento para la población de las ciudades) y la seda (como artículo de lujo para las clases
altas urbanas).

Además, el Estado bizantino cobraba impuestos a la mayoría de la población. La mayor


parte de la recaudación tributaria se invertía en el ejército.

Sociedad del Imperio bizantino

La población del Imperio era variada, y los historiadores estiman que en su época de
apogeo alcanzó los 34 millones de habitantes.

La mayoría de la población era campesina y había grandes desigualdades en relación a


la posesión de la tierra. Algunos tenían pequeñas parcelas para el cultivo, lo que les
permitía mantener la subsistencia familiar y pagar los impuestos estatales. Otros, no
poseían tierras y trabajaban en campos ajenos a cambio de un salario. Además, había
grandes terratenientes que, con el tiempo, fueron incorporando parcelas de campesinos
empobrecidos.

Religión en el Imperio bizantino

En el siglo VIII, los iconoclastas destruyeron las representaciones religiosas de las iglesias.

La mayoría de la población practicaba la religión cristiana. El cristianismo en Bizancio


tuvo sus particularidades y, con el tiempo, se fue diferenciando del cristianismo occidental,
cuyo centro de poder era Roma.
En Bizancio se dio una disputa entre diferentes corrientes de interpretación religiosa.
La mayoría de las iglesias estaban decoradas con imágenes en las que se representaba a
Cristo, a la Virgen y a los santos en escenas bíblicas. A comienzos del siglo VIII d. C., un
grupo de creyentes, conocidos como iconoclastas, empezaron a oponerse a la
representación de imágenes religiosas porque consideraban que era una práctica pagana.

Entre 720 y 843 d. C., los emperadores bizantinos adoptaron la tendencia


iconoclasta: prohibieron y destruyeron las representaciones religiosas y las
reemplazaron por cruces. Sin embargo, a mediados del siglo IX, se impuso de nuevo la
utilización de representaciones religiosas.

Por otro lado, hacia el siglo XI, se produjo el “Gran Cisma” dentro de la Iglesia cristiana, y
las Iglesias de Oriente y Occidente quedaron como instituciones separadas. La Iglesia
bizantina adquirió el nombre de Iglesia ortodoxa: los bizantinos consideraban que
seguían la doctrina cristiana con más fidelidad que los cristianos occidentales. Sin bien la
diferencia entre ambas iglesias se fundamentaba en cuestiones de doctrina (es decir, sobre
cómo interpretar y practicar la fe cristiana), las razones de la separación fueron
eminentemente políticas.

Historia del Imperio bizantino

A lo largo de su historia, el Imperio bizantino atravesó diferentes momentos importantes:

Origen del Imperio bizantino

A finales del siglo III, ante la continua crisis política y económica del Imperio romano, el
emperador Diocleciano decidió dividir al Imperio en dos partes, para facilitar su control
y administración. Cada mitad estaba gobernada por un augusto y un césar. Este sistema se
conoce como tetrarquía.

Este modelo permaneció vivo hasta la muerte de Diocleciano y produjo luego un conjunto
de guerras internas a las que puso fin el emperador Constantino I, al unificar ambas mitades
del Imperio y declarar a Bizancio como la nueva capital (“Nueva Roma” se llamó, pero se
la conoció popularmente como Constantinopolis, la ciudad de Constantino). En 395 d. C.,
a la muerte de Teodosio I, se dividió de nuevo el Imperio. Cada uno de sus hijos heredó
una parte: Flavio Honorio imperó sobre el Imperio de Occidente, con capital en Roma; y
Arcadio gobernó sobre el Imperio de Oriente, con capital en Bizancio.

En 476 d. C., el Imperio romano de Occidente sucumbió ante el ataque de las tribus
germanas y la toma de la ciudad de Roma. Sin embargo, el Imperio romano de Oriente
continuó manteniendo su unidad política y su historia perduró casi mil años más, hasta
su conquista por el Imperio otomano, en 1453 d. C.

Reinado de Justiniano
El templo de Santa Sophia fue un símbolo del poder imperial.

El apogeo del Imperio Bizantino ocurrió durante el reinado de Justiniano I, en el siglo


VI. La victoria frente a los persas en la frontera oriental del Imperio le permitió a Bizancio
emprender una campaña de recuperación de los territorios del antiguo Imperio romano que,
luego de su desintegración, ahora se repartían entre diversos reinos germánicos. Así, el
Imperio bizantino conquistó las costas mediterráneas del norte de África, de Italia y del sur
de España.

Durante esta época se vivió un esplendor cultural, cuyo mejor ejemplo es el templo de
Santa Sofía, erigido en Bizancio como símbolo del renacimiento imperial. Sin embargo, los
esfuerzos bélicos tuvieron su costo y sumieron al Imperio en un siglo venidero de crisis
económica y de peste que eliminó a un tercio de la población de Constantinopla.

Inestabilidad fronteriza

Los siglos VI y VII d. C. constituyen épocas de crisis para el Imperio Romano de


Oriente, asediado en múltiples fronteras por enemigos diversos: los persas retomaron su
lucha en el este, los búlgaros y eslavos hicieron lo propio en el norte, y el Islam conquistó
en el Medio Oriente los territorios más ricos del Imperio: Siria, Palestina y Egipto.

Los emperadores se sucedieron en el trono sin lograr restablecer la fortaleza imperial,


y cedieron a las conquistas bárbaras el río Tíber y casi toda Italia, e incluso tuvieron que
defender Constantinopla del asedio de los ávaros y los eslavos en 626 d. C.

Además, hubo diferentes conflictos internos, especialmente vinculados con el ámbito


religioso.

Renacimiento macedonio

A este período siguió una recuperación importante del Imperio, regido por una dinastía
de reyes macedonios y caracterizada por el distanciamiento entre el cristianismo oriental y
occidental.

Durante el siglo XI, la influencia política en los aspectos religiosos llevó a lo que se conoce
como el “Gran Cisma” del cristianismo, con la mutua excomunión del Papa Nicolás I y el
Patriarca de Constantinopla Focio. Con ello, se dio la separación oficial de las iglesias
Oriental y Occidental.

Declive del Imperio bizantino

A fines del siglo XIII d. C., el Imperio entró en un proceso de crisis que culminó con su
caída en 1453 d. C. Los especialistas consideran que hubo diferentes causas que llevaron al
debilitamiento del Estado bizantino:
 El sistema burocrático e impositivo llevó a que los terratenientes locales acumularan
cada vez más tierras y los campesinos perdieran sus pequeñas propiedades. Este
empoderamiento de los terratenientes locales debilitó su dependencia del emperador
y, por ende, su obediencia.
 Los grandes terratenientes utilizaron su poder para evadir el pago de los impuestos
y, a su vez, los campesinos empobrecidos redujeron su capacidad de pagar tributos.
 La baja recaudación impuso una menor inversión en el ejército imperial. Ante la
presión de grupos de invasores en las fronteras y el desarrollo de guerras civiles por
las disputas de poder internas, el ejército imperial debilitado no pudo sostener la
posición de poder del emperador.

Durante el último siglo de Bizancio, el Imperio otomano fue conquistando gran parte
de su territorio. En 1453, la ciudad de Constantinopla fue asediada por seis semanas hasta
que finalmente los turcos otomanos se la apropiaron y dieron fin al Imperio bizantino.

Cultura en el Imperio bizantino

La decoración con mosaicos es característica del arte bizantino.

Algunos de rasgos culturales importantes de la cultura bizantina fueron:

 Arquitectura. La arquitectura bizantina se destacó por la construcción de edificios


civiles y religiosos en sus principales centros urbanos. En la ciudad de
Constantinopla se edificaron numerosas iglesias cristianas. La Iglesia de Santa
Sophia (dedicada a la “divina sabiduría”) fue mandada a construir por el emperador
Justiniano I y constituye la obra cumbre del “siglo de oro” de la arquitectura
bizantina. Se caracteriza por su enorme cúpula y por haber sido, por más de mil
años, la catedral más grande del mundo.
 Arte. El arte bizantino se destacó en escultura, pintura y mosaiquismo. Es
especialmente reconocida la belleza de los trabajos de revestimiento de muros en
mosaicos de las iglesias bizantinas.
 Identidad. Bizancio se consideraba heredera del Imperio romano y se
llamaba Basilea romanion (en griego, “Imperio romano”). Sus habitantes se
llamaban a sí mismos romioi (en griego, “romano”). El término “Imperio bizantino”
comenzó a ser utilizado por los historiadores posteriores, recién hacia el siglo XVI,
para diferenciarlo del Imperio romano anterior.
 Idioma. El idioma original del Imperio romano fue el latín. Sin embargo, con la
separación de Occidente, el latín fue reemplazado por el griego. Con el tiempo, el
Imperio bizantino se constituyó como el principal estado que preservó la cultura
clásica griega.
 Influencia oriental. El Imperio bizantino tomó rasgos de las culturas orientales,
con las que compartía fronteras y sostenía intercambios comerciales. Muchos
historiadores identifican esta influencia en la acumulación de poder en el emperador
y los rasgos divinos que adquirió.
Bárbaro
«Bárbaro» es un exónimo que procede del griego (βάρβαρος)1 y su traducción literal es «el
que balbucea». Los romanos utilizaban este término para designar a aquellos pueblos que
habitaban fuera de sus fronteras. Lo tomaron de los antiguos griegos quienes lo usaban para
referirse a personas extranjeras, que no hablaban el griego ni el latín y cuya lengua
extranjera sonaba a sus oídos como un balbuceo incomprensible (onomatopeya bar-bar-,
similar a bla-bla-). En ese sentido, el término es similar al exónimo
peyorativo popoluca (de pol-pol-) que los mexicas dieron a otros pueblos vecinos que
consideraban inferiores. Más adelante la etnología y antropología tradicionales
denominaron «barbarie» a un estadio de evolución cultural de las sociedades humanas,
intermedio entre el salvajismo y la civilización.

Europa
A pesar de que durante mucho tiempo se consideraba como bárbara tan solo la civilización
de los otros y así -por contraposición- legitimar y ensalzar la civilización propia,
pensadores críticos modernos como Walter Benjamin han destacado que toda civilización o
cultura enraiza en algún tipo de barbarie propia y no ajena.2
En concreto, los clasificaron en tres grupos:

 El de raza amarilla (avaros y hunos)


 El de raza blanca eslava (vendos, en lo que hoy es Polonia); sármatas, en el Danubio;
y alanos, a orillas del mar Negro
 El de otras razas blancas que la eslava, grupo que se detalla a continuación.
"El bárbaro labra para nosotros; aquel que durante tanto tiempo nos ha arruinado con sus
saqueos ahora se ocupa de enriquecernos(...).
Galos
Los galos eran los pueblos que habitaron lo que hoy es Francia, Bélgica, el oeste de Suiza y
las zonas de Holanda y Alemania al oeste del Rin, así como una franja aún poco
determinada de este último país, a la orilla derecha del río. Los griegos los llamaron keltoi
(celtas), mientras que los romanos les apodaron “galos”, y a su gran región, la Galia. Pero
hoy día, los historiadores y arqueólogos han convenido que las Galias eran múltiples, es
decir, que no todas las regiones se correspondían con un mismo grado de celtitud. Ya los
mismos romanos habían notado esto, por lo que hacían una diferencia entre la Galia
Cisalpina (de este lado de los Alpes) y la Transalpina (del otro lado de los Alpes). A su vez,
la Transalpina era dividida en cuatro partes que, según la época de Roma, llamaron Galia
Bélgica (la más septentrional), Galia Lugdunense o Melenuna (la netamente celta o
tradicional), Galia Aquitania (con celtas de características diversas o poco definidas) y
la Galia Narbonense o celtoligur, la primera en ser anexada al Estado romano
como provincia.
Las tribus galas se agrupaban en pueblos o civitas, que podían aglutinar de 200 mil a 600
mil personas. Su estilo de combate era a torso desnudo o completamente desnudos. Durante
la conquista de Julio César en la Galia Comata fueron conquistadas unas 800 ciudades, con
un millón de galos muertos y otro millón de prisioneros.4
Los galos (o celtas) se extendieron por toda Europa desde siglos antes de la llegada de los
romanos. Era gente en continua migración a quien los griegos llamaron keltoi, aunque se
piensa que con este nombre no estaban señalando a un único pueblo, sino a unas gentes que
se movían y se situaban en determinados territorios, identificándoles realmente con los
hiperbóreos. Por eso los historiadores y geógrafos griegos, al observar las migraciones y
escribir sobre los keltoi (galos) decían: “La Céltica está más allá de los Alpes”, “La Céltica
está cerca de los Ligures, en Italia”, “La Céltica está en Asia Menor [Turquía]”, “La Céltica
está más allá de las Columnas de Hércules”.
Estos celtas, asentados en el territorio que actualmente ocupa toda Francia, fueron llamados
en la Antigüedad por los romanos galos, y el territorio, Galia Transalpina. Así mismo, otros
grupos de galos se habían asentado en el norte de Italia, siendo denominados por los
romanos galos de la Galia Cisalpina. Otros grupos celtas habían seguido su camino
cruzando los Pirineos hasta Hispania, donde se mezclaron con los pueblos indígenas y cuya
fusión dio lugar a lo que los historiadores llamaron celtíberos.
Algunos autores explican la confusión que hubo entre el término latino gallus con el
significado de galo y su homónimo gallus con el significado de gallo (ave de corral), en
francés coq. Según explica el lingüista francés Paul Robert, hasta el año 1138 se utilizaba
en Francia el término jal (derivado del latín gallus) para designar al gallo. A partir de
entonces se empleó el nombre onomatopéyico coq. Pero en el Renacimiento se usó el juego
de palabras de la homonimia y se tomó como emblema de Francia el gallo. Según M.
Robert, a partir del siglo XV se empezó a usar en Francia la palabra gaulois como sinónimo
de celta o galo.

Iberos
Los iberos o íberos fue como llamaron los antiguos escritores griegos a las gentes del
levante y sur de la península ibérica para distinguirlos de los pueblos del interior, cuya
cultura y costumbres eran diferentes. De estos pueblos escribieron Hecateo de
Mileto, Heródoto, Estrabón o Rufo Festo Avieno, citándolos con estos nombres, al menos
desde el siglo VI a. C.: elisices, sordones, ceretanos, airenosinos, andosinos, bergistanos,
ausetanos, indigetes, castelani, lacetanos, layetanos, cossetanos, ilergetas, iacetanos,
suessetanos, sedetanos, ilercavones, edetanos, contestanos, oretanos, bastetanos y
turdetanos.
Geográficamente, Estrabón y Apiano denominaron Iberia al territorio de la península
ibérica.
Los ausetanos habitaron la Plana de Vich y sus alrededores con poblados fortificados
localizados en lugares estratégicos. Tito Livio menciona el asedio de su capital, Ausa, por
las tropas romanas de Cneo Cornelio Escipión y luego de un mes de sitio, la ciudad
finalmente se rindió. En ese momento huye su caudillo Amusic y son obligados a pagar el
tributo de 20 talentos.5
Los ceretanos habitaban la parte central catalana, actualmente las comarcas de Alt, Baix
Penedès, Garraf, Camp de Tarragona y probablemente una parte de Anoia. Conformaban
pequeños asentamientos, muy cerca unos de otros, en un territorio mayoritariamente
costero. Los autores Plinio, Polibio y Tito Livio se refieren brevemente a este territorio.
Aquí tuvieron lugar los primeros enfrentamientos entre los romanos y los cartagineses y es
el escenario de la victoria de Cneo Cornelio Escipión Calvo sobre Hanón en el año 218 a.
C.6
Los ilercavones controlaban el tramo final del río Ebro, aparentemente tendrían sus raíces
en otro pueblo, los "ilaraugates" citados por el filósofo griego Hecateo de Mileto y que se
dividieron en dos pueblos: los ilervavones, que eran de la costa, y los ilergetes. Su
extensión fue desde la Sierra de Almenara hasta el collado de Balaguer, ya en tierras
tarraconenses. Hacia poniente penetraba, Ebro arriba, hasta la confluencia del Segre-Cinca
con el río Ebro. Tuvieron una de las culturas más dinámicas gracias a su posición cercana al
río Ebro.7
Los ilergetes fueron uno de los pueblos más destacados, controlaban la actual comarca de
Segriá, Noguera, Urgell, Garrigues y las tierras orientales de Aragón. Tenían tierras fértiles
aptas para el cultivo, se sabe que acuñaron monedas con las
leyendas Iltirtasalirban, Iltirtar o Iltirtaslirustin. Por Polibio y Tito Livio se sabe de su
activa participación en las guerras romanas en Iberia, la segunda guerra púnica que en su
revuelta contra los romanos fue encabezada por los jefes Indibil y Mandoni.8
Los indigetes o indiketes habitaron el Empodà y la Selva según autores como Avieno,
Ptolomeo Estrabón y Plinio el Viejo. La ciudad más importante era Indika y, ellos también
acuñaron una moneda propia con la leyenda untikesken. En el año 195 a. C. el cónsul Catón
el Viejo repimió con dureza a los pueblos íberos librando una gran batalla en tierras
indigetes.9
Los lacetanos estaban en el centro de Cataluña, en la comarca de Bages extendiéndose por
Anoia, Solsonés y Segarra.10
Los layetanos se establecieron en el macizo de Montnegre y el de Garraf, actuales Bajo
Llobregat, el Barcelonés, el Vallés Occidental, el Vallés Oriental y el Maresme. Los han
mencionado Estrabón, Gayo Plinio y Claudio Ptolomeo. Tenían grandes asentamientos y
muchos poblados fortificados, también tierras agrarias en las zonas bajas, los restos
arqueológicos también indican que fueron una sociedad jerarquizada, aristocrática y
guerrera.11
Los edetanos estaban localizados a lo largo de lo que hoy sería gran parte del territorio
valenciano; ocupaba el sur de la provincia de Castellón y las dos terceras partes
septentrionales de la provincia de Valencia. Sus límites fueron al norte el río Mijares
(Udiva), al oeste las sierras de Javalambre y Gúdar y el valle del río Cabriel, al sur el río
Júcar (Sucro) y al este el mar Mediterráneo, aunque no todos los autores coinciden en
cuáles fueron los límites norte y oeste. Limitaban al norte con los Ilercavones, al noroeste
con los Sedetanos, al oeste con los Olcades y al sur con los Contestanos. Su capital era
Edeta, situada aproximadamente a medio kilómetro de la ciudad actual (Llíria). Por su
altura y localización estratégica, fue un emplazamiento relevante, ya ocupado previamente
en la edad del bronce. La ciudad de Valencia debe su nombre a este pueblo (Valentia
Edetanorum).
Iranios: sármatas y alanos
Los sármatas y los alanos son pueblos procedentes del Europa oriental que parecen
pertenecer al grupo lingüístico iranio. En diversas ocasiones a partir del siglo III d. C. se
enfrentaron militarmente a los romanos, llegando a la península ibérica en el siglo V d. C.
Itálicos
Los itálicos entraron en la civilización griega cuando comenzó la expansión de estos por
todo el Mediterráneo, y especialmente en la llamada Magna Grecia, cuyos habitantes eran
conocidos como italiotas.12 Su mestizaje fue tan rápido y duradero que, itálicos y griegos,
se unieron en una misma civilización: la romana; conservando los orientales el nombre de
romanos una vez caído el Imperio occidental ante los señores feudales.
Magnogermanos
Los germanos eran un grupo de pueblos indoeuropeos del norte de Europa, diferenciables
del tronco eslavo más que por rasgos físicos por patrones culturales (la religión de los
germanos era distinta a la de los eslavos, por poner un ejemplo). Practicaban la agricultura
y la ganadería en los tiempos de paz y el saqueo en los de guerra. Varias de sus migraciones
estuvieron influidas por escaseces asociadas a inclemencias climáticas como el frío, que los
impulsaba a buscar temporalmente recursos faltantes en las regiones más al sur. El
enfriamiento de las temperaturas, especialmente a partir del siglo V d. C. en toda Eurasia,
favoreció migraciones masivas tanto en Europa como en Asia central.
Según se recoge en los textos germanos primitivos y fuentes grecorromanas sobre los
germanos, los hombres libres se dividían en nobles: eran los mejores guerreros y poseían
grandes propiedades que las explotaban sus siervos, pudiendo dedicarse profesionalmente a
la guerra, de entre ellos se elegía al jefe o caudillo; y los plebeyos: mayoritariamente
artesanos y campesinos y combinaban su trabajo con la guerra, llegando algunos por esos
méritos a ser nobles. Y finalmente los prisioneros de guerra, que eran sirvientes (de una
forma más parecida al siervo feudal que al esclavo romano). Se desconoce si la
servidumbre era o no hereditaria.
Las sociedades germánicas estaban organizadas de manera tribal y clánica, y su sistema de
gobierno era el Consejo, conocido como el Thing, de los sacerdotes y los jefes militares, o
el Allthing, reunión de todos los miembros del clan. El Allthing elegía a los jefes, que
tomaban las decisiones en los Things menores.
Todos los delitos eran juzgados a instancias de parte, dado que sin denuncia no había delito.
Carecían completamente de fuerzas policiales o militares estables, sus ejércitos solían ser
mercenarios al servicio de un rey que prometía una parte del botín. Por ello, los juicios se
hacían en tribunales adhoc, resultando generalmente en una compensación material
(verghel) o en los casos más graves en exilio o ejecución. La noción de cárcel o trabajo
forzado era absolutamente desconocida para los germanos.
Sus tradiciones religiosas y sus leyendas eran politeístas y basadas en la naturaleza (al igual
que la mayoría de las creencias paganas), reconociendo diversas clases de seres
sobrenaturales:

 los Æsir, dioses generalmente guerreros entre los cuales destacaba Odín.
(fonéticamente Wodan, Wotan, Woden, dependiendo del dialecto, el Odín del español
viene de la variante gótica Oden), dios al que se representa tuerto, con un cuervo en
cada hombro, una lanza y las runas entre las manos.
 Thor, dios de la Fuerza y el Trueno, al que se representa con un martillo.
 Tyr, dios de la guerra y la justicia.
 Los Vanir, dioses de la agricultura, la fertilidad y todo aquello no relacionado con la
guerra.
 Las Nornas, diosas del conocimiento y el destino.
 Los seres sobrenaturales menores, como podían ser los elfos, los gigantes, los enanos y
todas las criaturas fantásticas de raíz germana que conocemos por la literatura.
Su estructura familiar conocía una patria potestad bastante rígida, y podían practicarse
indistintamente la poligamia y la monogamia, aunque la baja densidad de población hacía
que se tendiera hacia esta última. Al final, eso dependía de los usos tribales.
Los pueblos germánicos pueden agruparse en dos bloques:

 La teutónica (germánica, con los francos, junto al río Rin, sajones, entre el mar del
Norte, el Rin y el Elba; Suevos afincados junto a este último río, al norte de ellos
los anglos; los longobardos; entre el Oder y el Vístula, los burgundios y los vándalos.
 La gótica, con los visigodos y ostrogodos. Estos pueblos se habían ido infiltrando en el
Imperio, que dio entrada a muchos individuos, primero en los cuerpos auxiliares del
ejército y luego en las mismas legiones, ya como ciudadanos romanos.
Los pueblos teutónicos hablaban lenguas germánicas occidentales en su mayoría, excepto
los burgundios y vándalos que hablaban lenguas germánicas orientales al igual que los
godos (visigodos y ostrogodos). Finalmente los pueblos germánicos de Escandinavia
formarían un tercer grupo lingüístico, el grupo germánico septentrional, cuyas migraciones
hacia el sur de Europa se producirían siglos después de la desaparición del imperio romano
de Occidente. Al despoblarse los campos, también fueron asentados en ellos como colonos.
Después viene el período de las invasiones, siendo de las más terribles la de suevos,
vándalos y alanos (405), y la de los visigodos, que entraron en Italia acaudillados
por Alárico (410)
A la península ibérica solo llegaron representantes de la raza germánica tanto gótica como
teutónica o escita, es decir, los visigodos, suevos, los alanos, vándalos y hérulos. En
Aragón, la época de la invasión de los bárbaros se extiende desde el año 409 al 466, en
que Eurico agregó a sus tropas los ostrogodos y tomó el título de Rey.
En el año 406 tuvo lugar la invasión de los bárbaros en el Imperio de Occidente. Durante
tres años saquearon las Galias y en el año 409 invadieron Hispania (1).
Se convirtieron en señores de guerra (en esa época, señores feudales).
Cimbrios, teutones y ambrones
Artículos principales: Cimbrios, Teutones y Ambrones.
Los primeros pueblos que procedentes del norte de Europa que supusieron una amenaza
militar importante para los antiguos romanos fueron un conjunto de tres pueblos
alidados: cimbrios, teutones y ambrones. Estos pueblos emprendieron una emigración a
finales del siglo II a. C. desde su región de origen en Jutlandia hacia Galia e Hispania.
Los francos

La palabra franco (Frank o Francus) significa «libre» en el lenguaje franco, ya que los
francos no estaban dominados por el Imperio romano ni por ningún otro pueblo.13 Dado
que la raíz frank no pertenece a la lengua germánica primitiva, se piensa también que
podría derivar de frei-rancken (libere vacantes) que significa libres viajeros.14
Los francos fueron los únicos que crearon una obra durable entre todos los germanos, y los
que adoptaron con mayor facilidad los beneficios que provenían de la civilización romana.
Así se los describe:
Llevaban los cabellos, que eran de un rubio rojizo, abollonados y atados encima de la frente
formando un a modo de penacho que caía hacia atrás cual cola de caballo. Llevaban la cara
completamente rasurada a excepción del espeso bigote, cuyas largas guías les calan a cada
lado de la boca. Llevaban una especie de ropón de lienzo ceñido al cuerpo con un ancho
cinturón del que pendía la espada, y les cubría los brazos".
Agustín Thieri.15
Continua la descripción diciendo que como arma preferida utilizaban el hacha, sea de uno o
dos cortes, con mango corto y hierro grueso y pesado, que arrojaban al inicio de las batallas
y raramente erraban un blanco.15
Los visigodos
Los visigodos o "godos ilustres" (en alemán Westgoten o Wisigoten o Terwingen)
ingresaron en el Imperio Romano tardío y eran la rama occidental de los pueblos godos.
Estaban conformados por diversos pueblos hérulos, rugios, lemovios, esciros, helvecones,
sidenios, turcilingos, gépidos, vándalos y otros.
Al caer el Imperio Romano de occidente, los visigodos se convirtieron en señores de guerra
y se establecieron en Toulouse, al sur de Francia, con un "reino" (o república oligárquica, al
estilo de las polis griegas, que mezclabsn monarquía y república aristocrática) que abarcaba
también gran parte de Hispania. Su organización se sustentaba en el derecho germánico con
la Asamblea de hombres libres como institución principal con una monarquía electiva. Su
inestabilidad política se produjo luego de reiterados intentos de tener una monarquía
absoluta y tras la invasión musulmana en el año 711 produjo el derrumbamiento del reino
visigodo.16
Los anglos, jutos y sajones
Artículos principales: Anglos, Jutos y Sajones.
Los anglos, jutos y sajones procedían de las costas del Mar del Norte que van desde el norte
de Holanda hasta la actual Dinamarca. Entre los siglos V y VI invadieron la isla de Gran
Bretaña, masacraron a los nativos y formaron sus propios señoríos.

Bárbaros de otras regiones


Norte de África[editar]
Los pueblos del norte de África también fueron llamados bárbaros; de hecho la
palabra bereber es una palabra árabe que procede del griego bárbaros 'bárbaro' y fue usada
por los árabes para referirse a los pueblos de lengua bereber que habitaban las tierras desde
el oeste de Egipto hasta Marruecos.
América
Fuera de Europa otros pueblos usaron la misma metáfora de 'el que balbucea' a pueblos que
hablaban lenguas diferentes de la suya y que consideraban culturalmente inferiores, así
los aztecas llamaron popolucas (< pol-pol-) a varios pueblos diferentes y sin relación entre
sí que no hablaban náhuatl y los aztecas consideraban inferiores o enemigos.
En Mesoamérica, la civilización azteca usaba la palabra chichimeca para denominar a un
grupo de tribus de cazadores nómadas que vivían en las afueras del imperio de la Triple
Alianza, en el norte de lo que es ahora México. Estos nómadas eran vistos como gente
primitiva por los aztecas. Uno de los significados que se le atribuyen a la palabra
"Chichimeca" es "gente perro".
En América del Sur, la civilización quechua (y específicamente su mayor construcción
política, el Tahuantinsuyo) usaban el término puruma auca para toda la gente que no vivía
bajo las leyes de su imperio (ver promaucaes), en tanto que a los wichís los denominaban
peyorativamente matacos, nombre en quechua del quirquincho bola; y a los avá
guaraníes los llamaban chiriwanu (convertido al castellano, chiriguanos), que significa
'excremento frío'.
En región circumamazónica, los pueblos arawak usan el exónimo peyorativo "maku",
"makú" o "maco" para referirse a pueblos cazadores-recolectores de la región que hablan
lenguas no relacionadas con la suya. Este exónimo proviene de la forma arawak ma-áku 'no
habla' o 'sin lengua'. Entre los pueblos vecinos de los arawak que fueron designados por
este exónimo están los maco (wirö), maku (boroa) y makú (nɨkâk)).
Imperio chino
Las fuentes chinas antiguas también están plagadas de ejemplos de sinocentrismo en que se
contrapone el imperio chino como una región civilizada y privilegiada frente a la cultura de
pueblos nómadas y seminómadas que habitaban regiones adyacentes, frecuentemente
tratados despectivamente en las fuentes chinas. Entre los pueblos no chinos a los que se
enfrentó el imperio chino los primeros que se citan son los quanrong, y posteriormente
los xiongnu que eran pueblos posiblemente mongólicos o túrquicos. Posteriormente las
fuentes hablan de los xianbei que con mayor seguridad pueden identificarse con la etnia
mongol.
Antes que nada para realizar el taller analítico, es necesario leer el contenido de la
presente clase, seguidamente estudiar el contenido y plasmar el contenido respondiendo las
siguientes preguntas:
1. Diga la época de auge del imperio bizantino y de los pueblos barbaros.
2. Indique los principales aspectos socio-económicos del imperio bizantino,
argumente su respuesta.
3. Mencione los pueblos barbaros y mencione sus principales características.
4. Diga la influencias religiosas presentes en el imperio bizantino y en los principales
pueblos barbaros.
5. Cuáles fueron los principales aportes culturales del imperio bizantino y los
pueblos barbaros, argumente su respuesta.

Las pautas para realizar las actividades son las siguientes:

1. Obligatorio el uso del lápiz

2. Debe llevar una portada en la cual se puede guiar del modelo que se presenta al
comienzo, pero deberá anexar el nombre y apellido y cédula del resto tiene que
identificarse tal cual.

3. El taller analítico debe ser redactado en tercera persona (narrador omnisciente).

4. Las preguntas solo servirán para llevar el orden de lo que se ira plasmando por
ello no deberán ser plasmadas nuevamente.

5. La actividad debe ser realizada en hoja de libreta grande, hoja blanca reusable si
es el caso o de examen. (No se acepta hoja de cuaderno pequeño)

6. El contenido debe tener equilibrio entre el lenguaje cotidiano y técnico.

7. No se acepta contenido igual al de internet, la información debe ser analizada o en


su caso aplicar la paráfrasis.
8. Los márgenes deben ser de 3 cm (superior, inferior, derecha e izquierda)

NOTA: LA ACTIVIDAD DEBE SER REALIZADA A MANO

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