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(ACTIVIDAD 5)
El Imperio Bizantino existió entre 285 y 1453 d. C. y durante la Edad Media, constituyó
una barrera contra el avance del Islam hacia Europa. La historia de Bizancio se interpreta a
menudo como el símbolo del creciente abismo entre las culturas occidentales y orientales
en la historia del mundo.
Justiniano I fue el emperador bizantino más importante durante la Temprana Edad Media.
En Bizancio, se utilizaba el término griego basileus (que significa “rey”) para definir al
emperador. El cargo no era hereditario, sino que se definía mediante un procedimiento de
selección en el que intervenía el Senado, el ejército y representantes del pueblo. Con el
tiempo, este procedimiento comenzó a tener rasgos religiosos y la figura
del basileus obtuvo carácter divino.
Por otro lado, el gobierno bizantino era autocrático: el basileus imponía su poder sobre
todos los asuntos de la vida de sus ciudadanos. Se situaba a la cabeza de la administración y
el ejército, creaba las leyes y las hacía poner por escrito, y era el juez supremo en los
asuntos más importantes.
Bizancio logró desarrollar el comercio a larga distancia con distintas regiones de Asia y
del norte de África. Constantinopla, la capital del Imperio, se convirtió en el centro de
grandes redes mercantiles. Los principales productos importados eran el trigo (como
alimento para la población de las ciudades) y la seda (como artículo de lujo para las clases
altas urbanas).
La población del Imperio era variada, y los historiadores estiman que en su época de
apogeo alcanzó los 34 millones de habitantes.
En el siglo VIII, los iconoclastas destruyeron las representaciones religiosas de las iglesias.
Por otro lado, hacia el siglo XI, se produjo el “Gran Cisma” dentro de la Iglesia cristiana, y
las Iglesias de Oriente y Occidente quedaron como instituciones separadas. La Iglesia
bizantina adquirió el nombre de Iglesia ortodoxa: los bizantinos consideraban que
seguían la doctrina cristiana con más fidelidad que los cristianos occidentales. Sin bien la
diferencia entre ambas iglesias se fundamentaba en cuestiones de doctrina (es decir, sobre
cómo interpretar y practicar la fe cristiana), las razones de la separación fueron
eminentemente políticas.
A finales del siglo III, ante la continua crisis política y económica del Imperio romano, el
emperador Diocleciano decidió dividir al Imperio en dos partes, para facilitar su control
y administración. Cada mitad estaba gobernada por un augusto y un césar. Este sistema se
conoce como tetrarquía.
Este modelo permaneció vivo hasta la muerte de Diocleciano y produjo luego un conjunto
de guerras internas a las que puso fin el emperador Constantino I, al unificar ambas mitades
del Imperio y declarar a Bizancio como la nueva capital (“Nueva Roma” se llamó, pero se
la conoció popularmente como Constantinopolis, la ciudad de Constantino). En 395 d. C.,
a la muerte de Teodosio I, se dividió de nuevo el Imperio. Cada uno de sus hijos heredó
una parte: Flavio Honorio imperó sobre el Imperio de Occidente, con capital en Roma; y
Arcadio gobernó sobre el Imperio de Oriente, con capital en Bizancio.
En 476 d. C., el Imperio romano de Occidente sucumbió ante el ataque de las tribus
germanas y la toma de la ciudad de Roma. Sin embargo, el Imperio romano de Oriente
continuó manteniendo su unidad política y su historia perduró casi mil años más, hasta
su conquista por el Imperio otomano, en 1453 d. C.
Reinado de Justiniano
El templo de Santa Sophia fue un símbolo del poder imperial.
Durante esta época se vivió un esplendor cultural, cuyo mejor ejemplo es el templo de
Santa Sofía, erigido en Bizancio como símbolo del renacimiento imperial. Sin embargo, los
esfuerzos bélicos tuvieron su costo y sumieron al Imperio en un siglo venidero de crisis
económica y de peste que eliminó a un tercio de la población de Constantinopla.
Inestabilidad fronteriza
Renacimiento macedonio
A este período siguió una recuperación importante del Imperio, regido por una dinastía
de reyes macedonios y caracterizada por el distanciamiento entre el cristianismo oriental y
occidental.
Durante el siglo XI, la influencia política en los aspectos religiosos llevó a lo que se conoce
como el “Gran Cisma” del cristianismo, con la mutua excomunión del Papa Nicolás I y el
Patriarca de Constantinopla Focio. Con ello, se dio la separación oficial de las iglesias
Oriental y Occidental.
A fines del siglo XIII d. C., el Imperio entró en un proceso de crisis que culminó con su
caída en 1453 d. C. Los especialistas consideran que hubo diferentes causas que llevaron al
debilitamiento del Estado bizantino:
El sistema burocrático e impositivo llevó a que los terratenientes locales acumularan
cada vez más tierras y los campesinos perdieran sus pequeñas propiedades. Este
empoderamiento de los terratenientes locales debilitó su dependencia del emperador
y, por ende, su obediencia.
Los grandes terratenientes utilizaron su poder para evadir el pago de los impuestos
y, a su vez, los campesinos empobrecidos redujeron su capacidad de pagar tributos.
La baja recaudación impuso una menor inversión en el ejército imperial. Ante la
presión de grupos de invasores en las fronteras y el desarrollo de guerras civiles por
las disputas de poder internas, el ejército imperial debilitado no pudo sostener la
posición de poder del emperador.
Durante el último siglo de Bizancio, el Imperio otomano fue conquistando gran parte
de su territorio. En 1453, la ciudad de Constantinopla fue asediada por seis semanas hasta
que finalmente los turcos otomanos se la apropiaron y dieron fin al Imperio bizantino.
Europa
A pesar de que durante mucho tiempo se consideraba como bárbara tan solo la civilización
de los otros y así -por contraposición- legitimar y ensalzar la civilización propia,
pensadores críticos modernos como Walter Benjamin han destacado que toda civilización o
cultura enraiza en algún tipo de barbarie propia y no ajena.2
En concreto, los clasificaron en tres grupos:
Iberos
Los iberos o íberos fue como llamaron los antiguos escritores griegos a las gentes del
levante y sur de la península ibérica para distinguirlos de los pueblos del interior, cuya
cultura y costumbres eran diferentes. De estos pueblos escribieron Hecateo de
Mileto, Heródoto, Estrabón o Rufo Festo Avieno, citándolos con estos nombres, al menos
desde el siglo VI a. C.: elisices, sordones, ceretanos, airenosinos, andosinos, bergistanos,
ausetanos, indigetes, castelani, lacetanos, layetanos, cossetanos, ilergetas, iacetanos,
suessetanos, sedetanos, ilercavones, edetanos, contestanos, oretanos, bastetanos y
turdetanos.
Geográficamente, Estrabón y Apiano denominaron Iberia al territorio de la península
ibérica.
Los ausetanos habitaron la Plana de Vich y sus alrededores con poblados fortificados
localizados en lugares estratégicos. Tito Livio menciona el asedio de su capital, Ausa, por
las tropas romanas de Cneo Cornelio Escipión y luego de un mes de sitio, la ciudad
finalmente se rindió. En ese momento huye su caudillo Amusic y son obligados a pagar el
tributo de 20 talentos.5
Los ceretanos habitaban la parte central catalana, actualmente las comarcas de Alt, Baix
Penedès, Garraf, Camp de Tarragona y probablemente una parte de Anoia. Conformaban
pequeños asentamientos, muy cerca unos de otros, en un territorio mayoritariamente
costero. Los autores Plinio, Polibio y Tito Livio se refieren brevemente a este territorio.
Aquí tuvieron lugar los primeros enfrentamientos entre los romanos y los cartagineses y es
el escenario de la victoria de Cneo Cornelio Escipión Calvo sobre Hanón en el año 218 a.
C.6
Los ilercavones controlaban el tramo final del río Ebro, aparentemente tendrían sus raíces
en otro pueblo, los "ilaraugates" citados por el filósofo griego Hecateo de Mileto y que se
dividieron en dos pueblos: los ilervavones, que eran de la costa, y los ilergetes. Su
extensión fue desde la Sierra de Almenara hasta el collado de Balaguer, ya en tierras
tarraconenses. Hacia poniente penetraba, Ebro arriba, hasta la confluencia del Segre-Cinca
con el río Ebro. Tuvieron una de las culturas más dinámicas gracias a su posición cercana al
río Ebro.7
Los ilergetes fueron uno de los pueblos más destacados, controlaban la actual comarca de
Segriá, Noguera, Urgell, Garrigues y las tierras orientales de Aragón. Tenían tierras fértiles
aptas para el cultivo, se sabe que acuñaron monedas con las
leyendas Iltirtasalirban, Iltirtar o Iltirtaslirustin. Por Polibio y Tito Livio se sabe de su
activa participación en las guerras romanas en Iberia, la segunda guerra púnica que en su
revuelta contra los romanos fue encabezada por los jefes Indibil y Mandoni.8
Los indigetes o indiketes habitaron el Empodà y la Selva según autores como Avieno,
Ptolomeo Estrabón y Plinio el Viejo. La ciudad más importante era Indika y, ellos también
acuñaron una moneda propia con la leyenda untikesken. En el año 195 a. C. el cónsul Catón
el Viejo repimió con dureza a los pueblos íberos librando una gran batalla en tierras
indigetes.9
Los lacetanos estaban en el centro de Cataluña, en la comarca de Bages extendiéndose por
Anoia, Solsonés y Segarra.10
Los layetanos se establecieron en el macizo de Montnegre y el de Garraf, actuales Bajo
Llobregat, el Barcelonés, el Vallés Occidental, el Vallés Oriental y el Maresme. Los han
mencionado Estrabón, Gayo Plinio y Claudio Ptolomeo. Tenían grandes asentamientos y
muchos poblados fortificados, también tierras agrarias en las zonas bajas, los restos
arqueológicos también indican que fueron una sociedad jerarquizada, aristocrática y
guerrera.11
Los edetanos estaban localizados a lo largo de lo que hoy sería gran parte del territorio
valenciano; ocupaba el sur de la provincia de Castellón y las dos terceras partes
septentrionales de la provincia de Valencia. Sus límites fueron al norte el río Mijares
(Udiva), al oeste las sierras de Javalambre y Gúdar y el valle del río Cabriel, al sur el río
Júcar (Sucro) y al este el mar Mediterráneo, aunque no todos los autores coinciden en
cuáles fueron los límites norte y oeste. Limitaban al norte con los Ilercavones, al noroeste
con los Sedetanos, al oeste con los Olcades y al sur con los Contestanos. Su capital era
Edeta, situada aproximadamente a medio kilómetro de la ciudad actual (Llíria). Por su
altura y localización estratégica, fue un emplazamiento relevante, ya ocupado previamente
en la edad del bronce. La ciudad de Valencia debe su nombre a este pueblo (Valentia
Edetanorum).
Iranios: sármatas y alanos
Los sármatas y los alanos son pueblos procedentes del Europa oriental que parecen
pertenecer al grupo lingüístico iranio. En diversas ocasiones a partir del siglo III d. C. se
enfrentaron militarmente a los romanos, llegando a la península ibérica en el siglo V d. C.
Itálicos
Los itálicos entraron en la civilización griega cuando comenzó la expansión de estos por
todo el Mediterráneo, y especialmente en la llamada Magna Grecia, cuyos habitantes eran
conocidos como italiotas.12 Su mestizaje fue tan rápido y duradero que, itálicos y griegos,
se unieron en una misma civilización: la romana; conservando los orientales el nombre de
romanos una vez caído el Imperio occidental ante los señores feudales.
Magnogermanos
Los germanos eran un grupo de pueblos indoeuropeos del norte de Europa, diferenciables
del tronco eslavo más que por rasgos físicos por patrones culturales (la religión de los
germanos era distinta a la de los eslavos, por poner un ejemplo). Practicaban la agricultura
y la ganadería en los tiempos de paz y el saqueo en los de guerra. Varias de sus migraciones
estuvieron influidas por escaseces asociadas a inclemencias climáticas como el frío, que los
impulsaba a buscar temporalmente recursos faltantes en las regiones más al sur. El
enfriamiento de las temperaturas, especialmente a partir del siglo V d. C. en toda Eurasia,
favoreció migraciones masivas tanto en Europa como en Asia central.
Según se recoge en los textos germanos primitivos y fuentes grecorromanas sobre los
germanos, los hombres libres se dividían en nobles: eran los mejores guerreros y poseían
grandes propiedades que las explotaban sus siervos, pudiendo dedicarse profesionalmente a
la guerra, de entre ellos se elegía al jefe o caudillo; y los plebeyos: mayoritariamente
artesanos y campesinos y combinaban su trabajo con la guerra, llegando algunos por esos
méritos a ser nobles. Y finalmente los prisioneros de guerra, que eran sirvientes (de una
forma más parecida al siervo feudal que al esclavo romano). Se desconoce si la
servidumbre era o no hereditaria.
Las sociedades germánicas estaban organizadas de manera tribal y clánica, y su sistema de
gobierno era el Consejo, conocido como el Thing, de los sacerdotes y los jefes militares, o
el Allthing, reunión de todos los miembros del clan. El Allthing elegía a los jefes, que
tomaban las decisiones en los Things menores.
Todos los delitos eran juzgados a instancias de parte, dado que sin denuncia no había delito.
Carecían completamente de fuerzas policiales o militares estables, sus ejércitos solían ser
mercenarios al servicio de un rey que prometía una parte del botín. Por ello, los juicios se
hacían en tribunales adhoc, resultando generalmente en una compensación material
(verghel) o en los casos más graves en exilio o ejecución. La noción de cárcel o trabajo
forzado era absolutamente desconocida para los germanos.
Sus tradiciones religiosas y sus leyendas eran politeístas y basadas en la naturaleza (al igual
que la mayoría de las creencias paganas), reconociendo diversas clases de seres
sobrenaturales:
los Æsir, dioses generalmente guerreros entre los cuales destacaba Odín.
(fonéticamente Wodan, Wotan, Woden, dependiendo del dialecto, el Odín del español
viene de la variante gótica Oden), dios al que se representa tuerto, con un cuervo en
cada hombro, una lanza y las runas entre las manos.
Thor, dios de la Fuerza y el Trueno, al que se representa con un martillo.
Tyr, dios de la guerra y la justicia.
Los Vanir, dioses de la agricultura, la fertilidad y todo aquello no relacionado con la
guerra.
Las Nornas, diosas del conocimiento y el destino.
Los seres sobrenaturales menores, como podían ser los elfos, los gigantes, los enanos y
todas las criaturas fantásticas de raíz germana que conocemos por la literatura.
Su estructura familiar conocía una patria potestad bastante rígida, y podían practicarse
indistintamente la poligamia y la monogamia, aunque la baja densidad de población hacía
que se tendiera hacia esta última. Al final, eso dependía de los usos tribales.
Los pueblos germánicos pueden agruparse en dos bloques:
La teutónica (germánica, con los francos, junto al río Rin, sajones, entre el mar del
Norte, el Rin y el Elba; Suevos afincados junto a este último río, al norte de ellos
los anglos; los longobardos; entre el Oder y el Vístula, los burgundios y los vándalos.
La gótica, con los visigodos y ostrogodos. Estos pueblos se habían ido infiltrando en el
Imperio, que dio entrada a muchos individuos, primero en los cuerpos auxiliares del
ejército y luego en las mismas legiones, ya como ciudadanos romanos.
Los pueblos teutónicos hablaban lenguas germánicas occidentales en su mayoría, excepto
los burgundios y vándalos que hablaban lenguas germánicas orientales al igual que los
godos (visigodos y ostrogodos). Finalmente los pueblos germánicos de Escandinavia
formarían un tercer grupo lingüístico, el grupo germánico septentrional, cuyas migraciones
hacia el sur de Europa se producirían siglos después de la desaparición del imperio romano
de Occidente. Al despoblarse los campos, también fueron asentados en ellos como colonos.
Después viene el período de las invasiones, siendo de las más terribles la de suevos,
vándalos y alanos (405), y la de los visigodos, que entraron en Italia acaudillados
por Alárico (410)
A la península ibérica solo llegaron representantes de la raza germánica tanto gótica como
teutónica o escita, es decir, los visigodos, suevos, los alanos, vándalos y hérulos. En
Aragón, la época de la invasión de los bárbaros se extiende desde el año 409 al 466, en
que Eurico agregó a sus tropas los ostrogodos y tomó el título de Rey.
En el año 406 tuvo lugar la invasión de los bárbaros en el Imperio de Occidente. Durante
tres años saquearon las Galias y en el año 409 invadieron Hispania (1).
Se convirtieron en señores de guerra (en esa época, señores feudales).
Cimbrios, teutones y ambrones
Artículos principales: Cimbrios, Teutones y Ambrones.
Los primeros pueblos que procedentes del norte de Europa que supusieron una amenaza
militar importante para los antiguos romanos fueron un conjunto de tres pueblos
alidados: cimbrios, teutones y ambrones. Estos pueblos emprendieron una emigración a
finales del siglo II a. C. desde su región de origen en Jutlandia hacia Galia e Hispania.
Los francos
La palabra franco (Frank o Francus) significa «libre» en el lenguaje franco, ya que los
francos no estaban dominados por el Imperio romano ni por ningún otro pueblo.13 Dado
que la raíz frank no pertenece a la lengua germánica primitiva, se piensa también que
podría derivar de frei-rancken (libere vacantes) que significa libres viajeros.14
Los francos fueron los únicos que crearon una obra durable entre todos los germanos, y los
que adoptaron con mayor facilidad los beneficios que provenían de la civilización romana.
Así se los describe:
Llevaban los cabellos, que eran de un rubio rojizo, abollonados y atados encima de la frente
formando un a modo de penacho que caía hacia atrás cual cola de caballo. Llevaban la cara
completamente rasurada a excepción del espeso bigote, cuyas largas guías les calan a cada
lado de la boca. Llevaban una especie de ropón de lienzo ceñido al cuerpo con un ancho
cinturón del que pendía la espada, y les cubría los brazos".
Agustín Thieri.15
Continua la descripción diciendo que como arma preferida utilizaban el hacha, sea de uno o
dos cortes, con mango corto y hierro grueso y pesado, que arrojaban al inicio de las batallas
y raramente erraban un blanco.15
Los visigodos
Los visigodos o "godos ilustres" (en alemán Westgoten o Wisigoten o Terwingen)
ingresaron en el Imperio Romano tardío y eran la rama occidental de los pueblos godos.
Estaban conformados por diversos pueblos hérulos, rugios, lemovios, esciros, helvecones,
sidenios, turcilingos, gépidos, vándalos y otros.
Al caer el Imperio Romano de occidente, los visigodos se convirtieron en señores de guerra
y se establecieron en Toulouse, al sur de Francia, con un "reino" (o república oligárquica, al
estilo de las polis griegas, que mezclabsn monarquía y república aristocrática) que abarcaba
también gran parte de Hispania. Su organización se sustentaba en el derecho germánico con
la Asamblea de hombres libres como institución principal con una monarquía electiva. Su
inestabilidad política se produjo luego de reiterados intentos de tener una monarquía
absoluta y tras la invasión musulmana en el año 711 produjo el derrumbamiento del reino
visigodo.16
Los anglos, jutos y sajones
Artículos principales: Anglos, Jutos y Sajones.
Los anglos, jutos y sajones procedían de las costas del Mar del Norte que van desde el norte
de Holanda hasta la actual Dinamarca. Entre los siglos V y VI invadieron la isla de Gran
Bretaña, masacraron a los nativos y formaron sus propios señoríos.
2. Debe llevar una portada en la cual se puede guiar del modelo que se presenta al
comienzo, pero deberá anexar el nombre y apellido y cédula del resto tiene que
identificarse tal cual.
4. Las preguntas solo servirán para llevar el orden de lo que se ira plasmando por
ello no deberán ser plasmadas nuevamente.
5. La actividad debe ser realizada en hoja de libreta grande, hoja blanca reusable si
es el caso o de examen. (No se acepta hoja de cuaderno pequeño)