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Werner Jaeger.

La Teologia de los primeros


filósofos griegos. Fondo de Cultura Económica.
México. 1952
Filósofo e historiador de la filosofía, alemán, fue profesor en Basilea, Kiel y
Berlín. Con la llegada del nazismo emigró a Estados Unidos, donde enseñó en
las universidades de Berkeley, Chicago y Harvard.

Jaeger mantuvo siempre una admiración auténtica y viva por el mundo clásico,
que lo llevó a estudiar intensamente la filosofía griega. Su primer trabajo
importante en este sentido fue su obra Aristóteles (1923), con la cual proyectó
nuevas luces sobre la figura del Estagirita, rompiendo el esquematismo
tradicional para estudiar el proceso de su pensamiento. Según él, la filosofía
aristotélica no debe mirarse como un conjunto sistemático, sino más bien
como una serie de doctrinas desarrolladas en fases sucesivas. Distingue tres
momentos en este proceso: el primero es el periodo de la Academia
(profundamente platónico), el segundo está marcado por su estancia en Asia
Menor y Macedonia (comienza una crítica al platonismo, pero su pensamiento
sigue siendo profundamente teológico) y el tercero es el correspondiente a la
época del Liceo (se independiza del pensamiento platónico y se consagra a la
investigación científica y empírica).
Por otra parte, Jaeger, en su libro Paideia. Los ideales de la cultura griega (tres
vols., 1933, 1943-46), considera al hombre griego como la realización del
equilibrio más perfecto, el prototipo del hombre que vive en comunidad,
llevando a la perfección su naturaleza. La grecidad es para él la patria ideal del
hombre, a la que es preciso volver para salvar los valores espirituales y
culturales más altos, amenazados hoy día por el progreso y por la técnica.

Con la muerte de WERNER JAEGER, acaecida recientemente, ha perdido el mundo una de las
mentes más poderosas en el amplísimo campo de los estudios sobre la Antigüedad helénica y sus
infiujos hasta el momento actual en la cultura de Occidente. Ha sido la suya toda una larga vida, -
nació el 30 de Julio de 1888, en Lobberich, Renania-, consagrada desde bien pronto con dedicación
ejemplar a las tareas de la docencia y de la investigación : " Privat - Dozent" en Berlín en 1913,
profesor en 1914 en la Universidad de Basilea, en 1915 en la de Kiel, en 1921 en la de Berlín, de la
que fue Rector por algún tiempo, y emigra- - do después al Nuevo Mundo, donde profesó en 1936
en Chicago y, desde 1939, en la Harvard University, ha sido JAEGER, a través de sus lecciones,
seminarios, conferencias y publicaciones, como también por medio de la importante revista de
historia, filología y arqueología Die Antike, por él fundada en 1925, el promotor y el principal
portavoz en ambos continentes del que ha venido a llamarse "tercer humanismo". La sola
enumeración de los trabajos más importantes de JAEGER, tanconocidos por todos los estudiosos
de la filosofía y de la cultura de la Antigüeded, constituye un monumento que justifica su enorme
prestigio científico (1).
filosofía
griega
como
"naturalis
mo"
en
oposición
a
la
concepción

tico-animista
que
la
precede
y
de
que
dan
testimonio
los
poemas
de
Homero
y
Hesíodo,
y a
la
concepción teológica
que
comienza
a desarrollarse
con
Sócra
tes
-tras
la
crisis
sofistica-
y que
está
representada
principalmente
por
los
platónicos
y
los
neoplatónicos.
Cierta
mente,
se
ha
reconocido
que
no
todo
es
naturalista
antes
de
Sócrates; basta
recordar
los
misterios
órficos,
el
pitago
rismo
y
la
vigencia
que
conservan
los
antiguos
mitos
paganos;
y también
que
no
todo
es
teológico
después
de
Sócrates
puesto
que
en
Demócrito
culmina
la
concepción
naturalista
precedente,
pro
longación
de
la
cual
eG
también
el
epi
cureísmo.
Pero
atendiendo
a
los
carac
teres
generales,
parece
haber
una
línea
cultural
que
comienza
con
los
milesios
-
Tales,
Anaximandro,
Anaxímenes
que
se
desarrolla
en
Heráclito
y los
eléa
tas,
que
se
manifiesta
luego
en
los
ato
mistas
-Leucipo
y Demócrito-
y más
tarde
en
los
epicúreos;
y otra
que,
sin
perjuicio
de
algunos
antecedentes
im
portantes,
parece
nacer
con
Sócrates,
se
desarrolla
en
Platón
y
termina,
si
atendemos sólo
a
la
antigüedad,
en
Plotino
y
los
demás
neo-platónicos.
Conforme
a
esta
perspectiva,
los
órfi
cos,
los
pitagóricos
y
probablemente
Jenófanes,
aparecen,
por
su
inclinación
teológica,
como
una
excepción
al
carác
ter
predominante
de
la
filosofía
preso-
Notas
Bibliográficas
crática;
y
en
el
período
posterior,
los
epicúreos
constituyen
la
excepc1on,
y
los
estoicos
una
oscilación
del
natura
lismo
hacia
la
concepción
teológica;
la
obra
de
Aristóteles
puede
ser
tenida,
en
cambio,
por
una
tentativa
de
media
ción
entre
ambas
concepciones
del
mun
do,
es
decir,
como
desempeñando
un
papel
análogo
al
que
corresponde
a
Leibniz
en
la
época
moderna;
otros
íi
lósofos,
por
último,
-los
sofistas,
los
cínicos,
los
escépticos-
representan,
en
diversos
estadios
la
crisis
cultural.
El
primer
ciclo
de
la
cultura
occidental
podría,
pues,
caracterizarse
en
el
pla
no
filosófico
por
la
oposición
de
do
concepciones
del
mundo:
naturalista
la
una,
teológica
la
otra,
de
cuyo
anta
gonismo
nace
la
crisis
histórica,
y
que
emergen
de
una
cultura
mágico-mítico
animista
que
las
contenía
en
potencia,
es
decir,
en
qu

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