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Hay un sentido en el cual el diálogo Ion platónico es Sobre la Iliada.

En este diálogo, guiado por


Sócrates, Ion se apresta a indagar aquello que es propio de la rapsodia en cuanto tékhne. Ion hace
un recorrido a través de la Iliada y de la Odisea, en la búsqueda del modelo rapsódico creado por
el protos heuretés, Homero. Esta evidencia del diálogo, permite establecer en el presente trabajo
que, la rapsodia así entendida sería una práctica autocontenida, cuyos principios técnicos derivan
de los principios que el mismo poema crea. En consecuencia, se parte de la convicción de que, si
existen un ethos y una tékhne que caracterizan al rapsoda como hermeneus de Homero, ellos son
los modelados en los mismos poemas homéricos, lo que hace indispensable recurrir a la obra
homérica para comprender mejor los planteamientos del diálogo. En el transcurso del diálogo, la
pregunta por el qué de la rapsodia lleva a examinar las otras tékhnai y a considerar adicionalmente
el enthousiasmós. Evidentemente, ambas nociones, tékhne y enthousiasmós, se encuentran en
Homero. Igualmente, Sócrates alude a Eurípides y a un pasaje de su obra Eneo (Oineús) para
explicar el talento inspirado de Ion. Esto implica que también se recurra en este trabajo a algunos
textos del poeta trágico, para aclarar temas como el influjo de la inspiración en la interpretación
rapsódica.

1. LOS PERSONAJES 1.1. Sócrates El interés de Sócrates por la tékhne se devela en varios
escenarios de los diálogos. En particular, hay uno en el cual él aborda el límite de lo que
puede hacer la tékhne. También se trata de un diálogo que pone al personaje en una
situación límite. Contrario a su manera habitual de hablar con sus interlocutores en
privado, en esta ocasión él se dirige a un auditorio nutrido, tanto de amigos como de
enemigos. Sócrates, como ciudadano libre, toma la palabra en el ejercicio de su defensa,
en uno de los últimos diálogos antes de su muerte, la Apología. Allí no hace uso de una
tékhne poética o retórica del discurso; ante la asamblea, se propone decir la verdad, con el
riesgo que ello implica para él (Foucault, 2004). Como parte de la intervención que realiza,
puede observarse en los pasajes retomados de la Apología una declaración: siguiendo la
orden de Apolo, se ha impuesto a sí mismo la tarea de indagar allí donde se encuentra
alguien sabio (Platón, trad. en 1985, Apología, 22a-23a). Es por esto que, creyendo que
políticos, poetas y artesanos poseen sabiduría, acude a ellos para someterlos a examen.
Puesto que ha desenmascarado a aquéllos que reivindicaban ser sabios y no lo eran
realmente, ha ganado muchas enemistades en Atenas. Algunas de ellas lo han traído al
juicio en el cual comparece. Tales personajes representan, en el diálogo, las mismas
categorías de sabios a los cuales ha refutado. Así dice Sócrates: “Como consecuencia de
esto me han acusado Meleto, Ánito y Licón; Meleto, irritado en nombre de los poetas;
Ánito, en el de los demiurgos y de los políticos, y Lícón, en el de los oradores”.

Platón: Ion

Breve diálogo de la primera época, datado entre los años 394-391 aC. Como es habitual, se basa
en el método de la refutación para dejar sin argumentos al supuesto «adversario» de Sócrates,
pero únicamente con la intención de sacarlo de sus errores. En este caso se trata el tema de la
inspiración poética: Sócrates refuta la tesis del rapsodo Ion de Éfeso que dice ser experto sólo en
la poesía de Homero gracias al dominio de una técnica y un conocimiento adquirido. Pero el
filósofo le dice que puede ser experto en cualquier poeta, pues los rapsodos recitan gracias a un
don o una condición divina que les transmite la poesía que trasladan a sus oyentes.

Nuestro resumen sigue los epígrafes del manuscrito, numerados del 530 al 542.

530-532b - El diálogo se inicia con el saludo de Sócrates a Ion, quien le informa de su victoria en el
certamen de Epidauro. Además, se jacta de ser el que mejor conoce a Homero, aunque dice no
serlo en otros poetas como Hesíodo y Arquíloco. Sin embargo, Sócrates le hace ver que al tratar
todos los poetas los mismos temas, aunque de distinta manera, Ion puede entonces ver quién
habla mejor o peor sobre ellos, y esto lo convierte en un experto en todos.

532c-542 - Llegan luego dos largos discursos de Sócrates en los cuales describe la existencia de una
fuerza o condición divina que lo hace transmisor de ciertos mensajes de la divinidad que comunica
al auditorio. Si el poeta no está inspirado y sin razón, no podrá poetizar. Esta inspiración es
comparada con el magnetismo que un imán transmite a un eslabón de una cadena, que a su vez
puede magnetizar a otro: el que explica e interpreta a un poeta debe haber sido inspirado por las
palabras del poema, e inspirará a su audiencia las mismas sensaciones. Continúan luego diversas
refutaciones, acompañadas por cinco citas homéricas que apoyan la tesis de Sócrates. La obra
acaba con la acusación al rapsoda de que no responde a lo que se le pregunta, tratando de
escabullirse.

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