Está en la página 1de 11

FILOSOFIA

FREDECERICH SCHELLING

INTEGRANTES
ARACELY ALEJANDRA MACHCADO TANTANI
KEVIN DAMIAN CHAVEZ ALVAREZ
JHANELIZ GENESIS YANARICO LAURA
ARIEL JHIMY LIMACHI QUISBERT
FRIEDRICH CHELLING
BIOGRAFIA
Nació el 27 de enero de 1775 en Leonberg (Wurtemberg), hijo de
Josephus Friedrich Schelling (1732-1812) y Gottliebin Marie Schelling
(nacida Cleß, 1746-1818).1 Su padre, un pastor protestante —profesión
arraigada en la familia Schelling—, gozaba de cierto renombre, ya que
había realizado escritos sobre teología; poseía una gran cultura y
profundos conocimientos de las lenguas semíticas. En 1777, en el
monasterio de Bebenhausen, Joseph Friedrich Schelling se convierte en
predicador y pastor del Seminario Superior. En este lugar es donde inicia
el primogénito de los Schelling, Friedrich Wilhelm Joseph, sus primeros
estudios, los cursa brillantemente, con una anticipación de dos años con
respecto a sus demás compañeros.
A los ocho años comienza a aprender letras clásicas. Su precoz madurez
intelectual causa admiración a sus profesores. En otoño de 1790 ingresa,
con solo dieciséis años de edad, en el famoso seminario de Tubinga,
donde tiene por condiscípulos a Friedrich Hölderlin y Hegel, mayores que
él. Se dedica primeramente a la teología, a la exégesis y a las lenguas
antiguas. Más tarde tiene lugar su súbita pasión por la filosofía.
El seminario tenía una política de carácter conservador y feudal; en él
había un ambiente marcado por la tradición teosófica-mística que tenía
sus bases en el Renacimiento. Aunque este instituto intentaba mantener
un control de los estudios y las tendencias e ideas políticas de sus
alumnos, estos leían, a escondidas, autores que no estaban permitidos,
como era el caso de Kant, Lessing, Rousseau, Schiller y Herder; gracias
a estas lecturas los estudiantes pudieron criticar los conocimientos
tradicionalmente aceptados.
En 1792 se graduó con una tesis escrita en latín sobre el origen del mal
humano, titulada Un intento de explicación crítica y filosófica de los más
antiguos filosofemas de Génesis III sobre el primer origen de la maldad
humana (Antiquissimi de prima malorum humanorum origine
philosophematis Genes. III. explicandi tentamen criticum et
philosophicum), donde trata de encontrar una explicación histórica
del mal, explicando que la humanidad, en su origen, vivió en una época
feliz, y que a causa de una caída cayó en la infelicidad. En este escrito ya
se encuentran algunas ideas del futuro movimiento romántico.
En 1793 escribe un segundo trabajo, Sobre mitos, leyendas históricas y
filosofemas del mundo más antiguo, ahora sobre el estudio de los mitos,
buscando su esencia y su función dentro de las culturas primitivas.
Define el mito como una forma muy particular de filosofar que lleva a
cabo el hombre que no ha evolucionado lo suficiente, para después llegar
a la abstracción y a la conceptualización.
Una breve estancia en Dresde y en Leipzig (1795) le introduce en el
círculo del primer romanticismo, y experimenta un sentimiento romántico
a favor de la naturaleza; además realiza estudios de matemáticas,
ciencias y medicina. En este mismo año pasa una temporada con su
familia y toma la decisión de dejar el seminario, de la misma manera que
sus compañeros y amigos Hegel y Hölderlin. También se orienta hacia el
estudio del derecho y de las ciencias naturales. Reside generalmente en
Leipzig, pero empieza a entablar relaciones en Jena, en esa época la
patria de los intelectuales alemanes. En 1795 publica Del Yo como
principio de la filosofía o sobre lo incondicionado en el saber humano, el
escrito más destacado de la fase inicial de su filosofía donde, claramente
influido por Fichte, aborda la búsqueda de un primer principio
incondicionado del saber humano que encontrará en el Yo absoluto. Ese
mismo año también ven la luz sus Cartas filosóficas sobre dogmatismo y
criticismo.
Su reputación empieza a crecer, había llamado la atención gracias a sus
primeras obras publicadas a partir de 1792, y a propuesta
de Fichte («Schelling veía en él al adalid de la causa de la libertad y al
que había llevado a su perfeccionamiento la filosofía kantiana, y
consideraba que era el campeón de la lucha contra la corrupción del
verdadero espíritu crítico, que se había llevado a cabo en los ambientes
dogmáticos de Tubinga») y de Goethe, fue nombrado profesor en
la Universidad de Jena. Al año siguiente Fichte abandona Jena a causa
de una acusación de ateísmo realizada en su contra, y Schelling lo
sustituye; a los 23 años toma posesión de la cátedra de Filosofía en la
ciudad intelectual más importante del momento: Jena. En esa época
Schelling se enamora de Caroline Schlegel (esposa de A. W. Schlegel),
doce años mayor que él, y entabla amistad con Schiller y Goethe. Con
ella, gran intelectual también, terminará casándose, y abrirá un
importante salón en Jena. Caroline le ayudó a corregir sus escritos y a
preparar sus ediciones y las de sus amigos y convirtió a su salón el
corazón intelectual de Jena.
En la centuria de 1800 Schelling publicó el Sistema del idealismo
trascendental, este expone un giro crucial en su pensamiento, dejó
abiertamente el idealismo subjetivo de Fichte y se centró en un
idealismo objetivo. En tal sentido, pone el énfasis en el Yo. Esta obra
es considerada como la más sistemática de su primera producción.
Después, desarrolló lo que se denominará la filosofía de la
identidad. Durante varios años, Hegel fue una gran ayuda para su
crecimiento intelectual y también juntos trabajaron en el Diario crítico de
filosofía. En 1802 publicó Bruno. Desde 1798 hasta 1803 se dedicó a
introducir la naturaleza en el idealismo subjetivo fichteano. En 1806
Schelling fue llamado a Múnich, para ser invitado a la Academia de
Ciencias de Múnich fundada por Maximiliano I, luego se hizo miembro
y después secretario, y erigió enseguida una Academia de Bellas Artes.
En septiembre de 1809 su esposa falleció por disentería. A consecuencia
de este suceso Schelling rompió gradualmente con el idealismo y abrió
su pensamiento al problema de la libertad. Publicó Investigaciones
filosóficas sobre la esencia de la libertad humana; su escrito más
relevante. A partir de ese año, la producción literaria del filósofo cesó.
Años después, realizó una versión de Las edades del mundo. Esta obra
es considerada difícil, enigmático, profunda y fascinante. Al año
siguiente, volvió a contraer matrimonio esta vez con Paulina Gotter. En
1820 se dedicó a dar lecciones públicas. Gracias a su trabajo fue
alabado por el rey de Baviera Luis I, quien lo nombró presidente de la
Academia, conservador de colecciones públicas y consejero privado; el
rey también le ennobleció con el título de Von Schelling.
En 1841 es llamado por el rey Federico Guillermo IV de Prusia para ir a
Berlín a ocupar la cátedra que había direccionado Hegel, fallecido una
década antes. Se le había llamado para combatir precisamente a Hegel y
su panteísmo. Así que enseñó hasta 1845. Sus últimos años
transcurren en Berlín, en medio de enfermedades. Muere el 20 de
agosto de 1854 en Ragaz, Suiza.

PENSAMIENTO
Según Schelling, la base del desarrollo, tanto de la Naturaleza como de la
razón, es una sola y misma fuerza espiritual, el “Absoluto”. La Naturaleza, o la
materia, es el producto “inconsciente” de esta fuerza espiritual activa,
diligente, y fase preparatoria para la razón (para el espíritu). La razón, según
Schelling, se halla en un desarrollo dialéctico. La Naturaleza y la conciencia, el
objeto y el sujeto, afirmaba Schelling, se confunden en el Absoluto. Por eso
llamaba Schelling su filosofía la “filosofía de la identidad”. En la filosofía de la
Naturaleza, Schelling se propuso la tarea de conocer el espíritu absoluto o
infinito, que es el fundamento de la Naturaleza empírica y visible. La física
experimental se contenta con el conocimiento de los aspectos externos de la
realidad; se relaciona únicamente con fenómenos limitados e individuales. En
cambio, descubrir la causa, el principio espiritual decisivo, absoluto, el
productor de todos los fenómenos de la Naturaleza, es, según Schelling, la
misión de la ciencia sobre la Naturaleza, basada exclusivamente en la razón.
En el primer período de su actividad filosófica, Schelling desempeñó un
importante papel en la historia de la filosofía alemana, estando Hegel mismo,
durante algún tiempo, bajo su fuerte influencia. Pero Schelling, que en su
juventud estaba apasionado por la Revolución Burguesa Francesa, y siendo
estudiante hasta recibió una severa amonestación por haber traducido “La
Marsellesa”, evolucionó visiblemente hacia la ideología reaccionaría, feudal-
religiosa. En 1841, fue invitado por el rey prusiano Federico Guillermo a
ocupar una cátedra en la Universidad de Berlín, a fin de llevar la lucha contra
el joven hegelianismo, que entonces era la ideología de la burguesía radical
alemana. En este segundo período de su vida, Schelling creó la reaccionaria
“filosofía de la revelación”, que Engels sometió a una crítica demoledora en
su trabajo especial “Schelling y la revelación”. Schelling tuvo muchos
partidarios en la Rusia de la década del 30 al 40 del siglo pasado.
La “identidad absoluta”, perfectamente homogénea, igual a sí misma bajo
todos los conceptos, no implica una fuente de movimiento, de cambio, y no
permite explicar la diversidad cualitativa de la naturaleza. A fin de escapar a
las dificultades suscitadas por el principio de la identidad absoluta, Schelling
le atribuye una voluntad y una acción inconscientes. Esta actividad ciega
engendra la naturaleza, y luego, el intelecto humano. El devenir sería la
transición del estado inconsciente del espíritu universal a la conciencia, al
pensamiento. El autodinamismo del espíritu universal sería el desarrollo de la
naturaleza misma, su ascensión progresiva. La fuente de este movimiento
sería la unidad y la interacción de fuerzas opuestas. Hay aquí elementos de
dialéctica. Pero esta evolución de la naturaleza es, en Schelling, una
adulteración y una desfiguración, puesto que lreduce a las metamorfosis de
un espíritu universal. Todas las cualidades de los objetos de la naturaleza
serían sensaciones provocadas por el espíritu universal que adquiere
conciencia de sí; todos los cuerpos serían pues, el espíritu universal que se
contempla a sí mismo, y la naturaleza en su conjunto, “es simplemente la
razón que no ha llegado todavía a la madurez”. La historia de la naturaleza es
por consiguiente la del espíritu que, en fin de cuentas, no es otra cosa que el
“Yo” absoluto de Fichte. Pero para Schelling, ese “Yo” absoluto es el
resultado final de la marcha del alma universal y no el punto de partida.

La filosofía de la naturaleza de Schelling llevaba consigo una interpretación


idealista de los grandes descubrimientos realizados en su época en los
dominios del magnetismo y de la electricidad. Así, el descubrimiento de la
electricidad positiva y negativa le sugirió la idea de la “dualidad universal”, de
la unidad de los contrarios, constitutivos de la esencia espiritual de todos los
procesos naturales. Como los naturalistas más avanzados de su tiempo,
Schelling desechaba la flogística, la lumigenia, las “materias imponderables”
eléctrica, magnética y demás. Anticipó el descubrimiento de la relación entre
la electricidad y el magnetismo, realizado en 1820 por Ørsted. Sin embargo,
como era idealista, no consideraba la electricidad, el magnetismo y la luz
como formas particulares del movimiento de la materia, sino como fluidos
esencialmente espirituales, anteriores a la materia cuyas propiedades y
combinaciones constituían. La reducción de la naturaleza a un principio
espiritual inconsciente no le permite resolver científicamente la cuestión de
la relación entre la materia orgánica, viva, y la materia inorgánica, inanimada.
Es cierto que Schelling admitía la continuidad entre esas dos formas de la
naturaleza, y que hasta intentó explicar la aparición de seres vivos. Aunque
repudiaba el preformismo (ver) así como otras teorías reaccionarias, su
doctrina idealista de la prioridad del espíritu y de la vida condenó a la
esterilidad sus intuiciones más profundas.

● Schelling trató de aplicar la idea del devenir a la historia humana


considerada como la preparación, la aparición y el florecimiento de un
“régimen de derecho” identificado con la sociedad burguesa
idealizada. Condenando al feudalismo, escribía: “El espectáculo más
indigno y más escandaloso que se pueda contemplar, es el de un
régimen donde domina no la ley, sino la arbitrariedad del legislador y
el despotismo...”. Más tarde, Schelling abandonó sus concepciones
progresistas y se hizo reaccionario, colocando la fe por encima de la
razón, la religión por encima de la ciencia y de la filosofía.

PENSAMIENTO DEL DIOS VIVO


para Schelling Dios es el Absoluto para él "el Absoluto es la copia de la razón,
y Dios está más allá'"; este más-allá se encuentra presente en la fe y en la
piedad, pero "es en sí inconcebible e indemostrable". Para Schelling un
planteo semejante significaba un avance indebido sobre la filosofía, ya que
sólo la filosofía tiene un conocimiento positivo del Absoluto, un conocimiento
que es firme y constante, a la inversa del conocimiento religioso, que es
negativo y "pasajero". Se trata, pues, de lo Absoluto, de pensar lo Absoluto, o
de una filosofía de lo Absoluto. Desde el comienzo de Schelling niega que la
filosofía necesite "el complemento de la fe", pues esencialmente posee en "la
claridad del saber y del conocimiento
Schelling acepta el hecho de la posición religiosa, pero dice que se desvanece
ante la reflexión. Mientras la experiencia religiosa del absoluto es "pasajera"
e "inesperada", la filosofía "permanece en el Absoluto". Para Schelling ni la fe
ni el sentimiento (a Jacob) son una garantía, pues que él busca es la
comprensión, y quien ha comprendido no puede ya perder lo que ha
comprendido
No existe nada más allá o por sobre lo Absoluto, y esto por definición:
"cualquiera que por sobre 10 Absoluto de la Razón ponga a otro como Dios,
no ha considerado al primero como Absoluto...". La fe, que pretende situarse
"más allá del Absoluto" y "fuera del dominio del conocimiento'", como
"intuición de un mundo invisible", es auto contradictoria: no puede
conocerse nada más allá del Absoluto pues en tal caso el Absoluto no sería
Absoluto al existir algo mayor que sería el verdadero Absoluto
Al no haber más que Absoluto desaparece la posibilidad de un espacio propio
de la fe al que no podría penetrar la filosofía. A la inversa: -la filosofía, es
decir el pensamiento, puede conocer de manera firme y sostenida de que la
fe conoce de una manera fortuita e insostenible. A pesar de que muchas de
estas afirmaciones cambiaron posteriormente, ya aquí está planteado el gran
problema de toda su filosofía: el de la exposición de la interioridad del
Absoluto, o de Dios. Se trata, por lo tanto, de una historia cósmica de lo
divino o de una "teogonía". El punto de partida es la identidad-unidad con
yen el Absoluto-Dios, y luego la separación (escisión-división) o caída.
Lo Absoluto no es la unidad de lo distinto como distinto (de lo ideal y de lo
real, de lo subjetivo y de lo objetivo), en una suerte de "ensambladura", sino
que es unidad-originaria; es decir previa a toda distinción. Se trata de una
idealidad absoluta llamada Dios (más allá de la distinción ideal-real). Y el
único camino para acceder a esta particular idealidad es la intuición: "sólo el
conocimiento intuitivo inmediato supera ínfimamente toda determinación
por el concepto"
El conocimiento de lo Absoluto se hace de una manera absoluta "y no con
directrices y enseñanzas [dogmáticas]". y lo mismo pasa con Dios: "Si el ser
de Dios consiste en una idealidad absoluta, accesible sólo al conocimiento
inmediato, que es, como tal, realidad absoluta, la esencia del alma consiste
en un conocimiento que es uno con lo absolutamente real, por lo tanto con
Dios"
La proposición inicial es la intuición-intelectual. Pero ¿qué es lo que conoce
la intuición-intelectual", o, en otras palabras, ¿intuición-intelectual de qué?
Schelling dice que conoce "el puro absoluto excento de toda determinación ".
Este Absoluto-sin-determinación (porque lo Absoluto es lo dado en su
totalidad) debe estar siempre presente como el "único primer conocimiento"
del que se derivan todos los otros. A su vez para ese ser absoluta- .mente
simple, al que conocemos sólo mediante la intuición-intelectual, "no
tenemos ningún otro nombre que el de absoluto", o Dios. En el mismo
sentido dice que a lo absolutamente simple se le puede dar "el nombre [yo
subrayo] de Dios o de Absoluto". Es esencial para mi interpretación distinguir
entre el acto de nombrar y lo que se nombra, entre la palabra y, digamos, el
referente de la palabra. Entonces, ¿qué se deriva?: que Dios, en cuanto
esencia (lo que llamo el contenido de la palabra) es lo absolutamente simple,
y que es desde este punto absolutamente inicial que debe derivarse todo, y,
en principio, la relación, de mediación, entre ideal y real. Para Schelling,
quien niega tanto la teoría creacionista como la emanantista, se trata de una
"caída" (tal sería "la verdadera doctrina de Platón" y la "doctrina secreta de
los misterios griegos") del alma (que es "lo divino en el ser humano"); caída
que plantea la necesidad de una purificación, consistente en lograr que el
alma "muera a la vida sensible" para así "reconquistar el Absoluto". Si el "ser
de Dios consiste en la idealidad absoluta, que como tal también es absoluta
realidad, a conocer sólo inmediatamente'", el alma es un conocimiento que
forma "una unidad" con lo real en estado puro, "es decir con Dios". La
finalidad del pensar filosófico consiste en "mostrar la nada de todas las
oposiciones finitas y llevar el alma indirectamente a la intuición del infinito".
Schelling critica la idea de un Dios independiente y exterior a la idealidad
(como sostiene el dogmatismo, el criticismo y la filosofía de la ciencia), por
cuanto esta separación absoluta haría imposible el conocimiento inmediato
de Dios en cuanto Absoluto. El Absoluto no es 99 un presupuesto que el
filósofo admite para poder filosofar, sino todo lo contrario, es el fundamentó
del filosofar, ya que "nadie comienza, ni comenzó nunca, a filosofar, sino por
la idea del Absoluto vuelta viviente".
Aquí comienza una complicada dialéctica que trata de captar el cómo de la
odisea teogónica, o el devenir determinación del Absoluto, el que "forma su
imagen en el objeto al cual se incorpora'", haciendo de tal objeto otro
Absoluto en sí mismo, concediéndole a ese ser salido de sí, su "réplica", la
"independencia" y la "libertad". Pero esta réplica del Absoluto no es distinta
sino "otro Absoluto" (en realidad no puede haber otro Absoluto y esta
denominación debe entenderse en el avatar del único Absoluto posible,
como una suerte de historia del Absoluto). La separación, la caída, origina la
contrariedad, que comienza con la auto-objetivación en sí (porque es
imposible una objetivación fuera de sí al no haber fuera-de-sí) del Absoluto,
entre necesidad y libertad: la necesidad une al Absoluto con su réplica o
segundo-Absoluto, en tanto que la libertad lo separa: "Es absolutamente
libre en la absoluta necesidad. Desde que se separa de lo necesario por su
cualidad propia, como siendo libre, pierde simultáneamente la libertad para
mezclarse en la necesidad que niega la necesidad absoluta y es así
puramente [mita". No seguiremos este proceso en detalle, pero debemos
señalar cómo la filosofia de Schelling comienza a penetrar en la intimidad del
Absoluto a través de su manifestación, o, como él dice, de su
"autoobjetivación". La idea de dos absolutos (la que en sentido estricto es
contradictoria pues no pueden existir dos Absolutos; ¿no es por otra parte
esto lo que le reprocha a Schenmayer por decir que hay más que Absoluto)
en realidad apunta a rendir cuenta de lo real, de lo dado que es lo real.

BIBLIOGRAFIA
1. Martin Arndt, biografía de Schelling en el Biographisch-Bibliographisches
Kirchenlexikon. Enlace consultado el 9 de agosto de 2009.
2. ↑ Colomer, Eusebi, El pensamiento Alemán de Kant a Heidegger. Herder,
Barcelona, 1995, p. 93.

 AUGUSTO, R., «La recepción de Schelling en España: traducciones


al español», en: Daimon. Revista de Filosofía, nº 36, septiembre-
diciembre de 2005, pp. 177-181.
 BAUMGARTNER, H. M. y KORTEN, H., «Bibliographische Hinweise»,
en: Friedrich Wilhelm Joseph Schelling, C. H. Beck, München, 1996.
 SANDKÜHLER, H. J., Friedrich Wilhelm Joseph Schelling, Metzler,
Stuttgart,1970, pp. 24-41.
 SCHNEEBERGER, G., Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling. Eine
Bibliographie, Francke, Bern, 1954.
 VETÖ, M., «Bibliographie», en: Le fondement selon Schelling, Vrin,
Paris, 1977, pp. 615-636.
 ZELTNER, H., Schelling-Forschung seit 1954, Wissenschaftliche
Buchgesellschaft, Darmstadt, 1975.

https://historia-biografia.com/friedrich-schelling/
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/s/schelling.htm
https://www.biografias.es/famosos/friedrich-schelling.html

https://es.wikipedia.org/wiki/Friedrich_Schelling
● Schelling, Friedrich Wilhelm Joseph von, Bruno o sobre el principio
divino y natural de las cosas. Orbis, Barcelona, 1986.
● Schelling, Friedrich Wilhelm Joseph von, Cartas sobre criticismo y
dogmatismo. Tecnos, Madrid, 1998.
● Schelling, Friedrich Wilhelm Joseph von, Filosofía del arte. Nova,
Buenos Aires, 1949.
● Schelling, Friedrich Wilhelm Joseph von, Investigaciones filosóficas
sobre la esencia de la libertad humana y de los objetos relacionados
con ella. Anthropos, Barcelona, 1990.

file:///C:/Users/HP/Downloads/biseticos,+Journal+manager,+2639-8419-1-
CE.pdf
https://www.aacademica.org/000-094/11.pdf

También podría gustarte