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Fragmento del diálogo platónico «Protágoras»

«Protágoras» es uno de los diálogos de juventud de Platón en los que interviene


activamente su maestro Sócrates. El tema es la naturaleza de la virtud y si ella
es enseñable.

SÓCRATES: – (…) Como si se tratara de alguien que, al analizar a un hombre


en su apariencia, su salud o respecto de alguna otra cosa de su cuerpo, al ver
su rostro y la punta de los dedos, le dijera: «¡Vamos! Descúbreme también el
pecho y la espalda, para que analice con más precisión»; yo también ansío una
cosa así del análisis. Reconociendo que lo relativo a lo bueno y a lo placentero
es como dices, me es necesario afirmar algo de este estilo: ¡Vamos pues,
Protágoras! Y descúbreme eso que tienes en mente; ¿qué posición tienes
respecto del conocimiento? ¿Te parece que es como para la mayoría de los
hombres o de otro modo? Porque sobre el conocimiento a la mayoría le parece
que es algo sin fuerza ni hegemónico ni gobernador. Por el contrario, no
tienen en mente que sea así sino que, estando el conocimiento muchas veces
en el hombre, no es él quien lo gobierna, sino algo diferente – unas veces el
impulso, otras el placer, otras la pena, incluso alguna vez el erotismo y otras
muchas el miedo –, porque tienen en mente simplemente que el conocimiento
es como un esclavo maltratado por cualquier otra cosa. Pero, ¿acaso a ti
también te parece algo por el estilo, o más bien que el conocimiento es algo
noble y capaz de gobernar al hombre y que, cada vez que alguien conozca lo
bueno y lo malo, no podrá ser gobernado por ninguna otra cosa sino que hará
lo que le mande el conocimiento, y que la sensatez es suficiente para ayudar
al hombre?
PROTÁGORAS: – A mí también me parece como tú dices, Sócrates – respondió
él –, y al mismo tiempo, si es deshonroso para otro decir que la sabiduría y el
conocimiento no son efectivamente el más dominante de todos los hechos
humanos, también lo es para mí.
SÓCRATES: – Estás hablando noblemente y con la verdad – le dije –. Pues
sabes que la mayoría de los hombres no se dejarán convencer por ti ni por mí;
dicen, al contrario, que muchos, conociendo lo mejor, no quieren hacerlo,
aunque para ellos sea posible, y obran de otra manera. Y a los que les pregunté
cuál es la causa de ello, dicen que los que actúan son derrotados por el placer,
por la pena o que lo hacen dominados por alguna de las cosas que yo decía
hace poco.
PROTÁGORAS: – Pues, Sócrates, creo que los hombres dicen cosas diversas
sin estar en lo correcto.

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SÓCRATES: – Ven, entonces, e intenta convencer conmigo a esos hombres y
enseñarles lo que para ellos es el padecimiento que llaman ser derrotados por
los placeres y por el que no hacen lo mejor, incluso conociéndolo. Pues
posiblemente, si les dijéramos «no hablan correctamente, señores, sino que
se engañan», nos preguntarían: «Protágoras y Sócrates, si este padecimiento
no es ser derrotado por el placer, entonces ¿qué es y cómo lo llaman ustedes?
Dígannos».

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