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A la hora de integrar el saber, es decir de tender puentes, diálogo y comunicación entre las
disciplinas, podemos distinguir dos dimensiones.
Hablamos en primer lugar de una integración horizontal entre las ciencias que se refiere a la
relación entre ciencias distintas que dialogan a partir de una temática u objeto de estudio común.
La integración horizontal tiene dos momentos, uno disciplinar, que es el momento en que cada
saber se desarrolla a fondo de acuerdo a sus propios métodos y uno interdisciplinario que es el
desarrollo del diálogo con otras disciplinas para el enriquecimiento mutuo.
Por otra parte, en segundo lugar, la integración vertical se da en la profundidad del conocimiento,
en el querer pensar a fondo el ser humano y a la propia vida en relación con los otros, con la
naturaleza, con lo divino. Es en la integración vertical que se constituye el diálogo entre las
ciencias, la filosofía y la teología, pues la preocupación por el hombre y el mundo (tema de
interés de las ciencias de la naturaleza y del hombre), conduce a problemáticas filosóficas y
teológicas que nos abren al diálogo con este tipo de saberes.
A través de esta mirada integradora a la vez que dialogante, la Universidad espera formar
excelentes alumnos y futuros profesionales no solo capaces de desempeñarse idóneamente en su
área específica, sino también preparados para tratar las dificultades con un pensamiento más
amplio, crítico y creativo, a lo largo de la vida.
Conclusión
Cuando se dediquen a estudiar esta unidad en el libro deberán tener en cuenta los siguientes
conceptos fundamentales: