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Investigacion 3
Investigacion 3
El Código de Comercio sólo se refiere al propietario y al naviero, siendo el primero el titular dominical del
buque, y el segundo quien lo explota comercialmente; mientras que el armador es quien lo pertrecha y
dota para poder navegar. En la exposición de motivos de la Ley 14/2014, de Navegación Marítima, se
señala que en la nueva regulación se recoge expresamente la figura del armador, que no excluye, pero
sí desplaza a un plano secundario la del propietario del buque. La diferencia entre propietario y armador
permite distinguir entre la simple cotitularidad del buque y el verdadero condominio naval. La idea de que
no se puede ser armador sin posesión del buque y sin su utilización en la navegación y la de que para
serlo no tiene que ejercerse una actividad empresarial es importante porque tiene consecuencias de
régimen. Así es porque todo armador (propietario o no) puede inscribirse en el Registro de Bienes
Muebles; pero solo el que hace navegar su buque con finalidad empresarial es empresario y, como tal,
tendrá acceso al Registro Mercantil.
El agente naviero es un empresario, que con un título habilitante otorgado por la administración marítima
que corresponda, puede prestar el servicio de agenciamiento naviero, el cual en la actualidad se traduce
en una pluralidad de funciones de distinto origen. Bajo las instrucciones de su comitente o principal, el
agente marítimo puede contratar o encargarse del avituallamiento del buque, contratar los servicios
portuarios, despachar buques, pagar tarifas portuarias, celebrar contratos de fletamento o de transporte,
expedir conocimientos de embarque, contratar servicios de reparación del buque, o cualquier encargo
que reciba de su comitente.
De acuerdo con las normas que regulan el mandato en buena parte de los ordenamientos jurídicos, se
tiene que el agente marítimo no se hace responsable de las obligaciones propias de su representado,
sin embargo, tiene ante las diversas autoridades, la responsabilidad que establezcan las leyes sobre la
materia. En este sentido, el agente naviero, asume la representación procesal activa y pasiva de los
buques que agencie, bien sea en sede administrativa o judicial. Algunos ordenamientos disponen
también que tanto el propietario del buque, como el naviero, el porteador, el fletador o el capitán, podrán
designar otros apoderados especiales para que los representen procesalmente, en reemplazo del
agente naviero.
Se considera agente consignatario de un buque a la persona física o jurídica que actúa en nombre y
representación del naviero o del propietario del buque, haciéndose responsable del pago de las
liquidaciones que por tarifas u otros conceptos originados por la estancia de buques en el puerto sean
practicadas por la Autoridad Portuaria o Marítima; tratándose de la persona que sustituye al naviero en
las operaciones puramente comerciales.
El capitán
Conforme a la LNM, y desde su nombramiento por el armador (art. 172 de la LNM), corresponderá al
capitán el ejercicio del mando y dirección del buque, la jefatura de su dotación y la representación a
bordo de la autoridad pública (art. 171 de la LNM). Al capitán se atribuye la condición de autoridad
pública a bordo del buque, estando obligado a hacer cumplir las leyes y reglamentos y, en tal sentido,
quedando sujetas a sus órdenes tanto la dotación como las demás personas embarcadas (art. 176 de la
LNM en relación con el art. 300 de la LPEMM).
La Ley comercial rige los actos de comercio, sean o no comerciantes las personas que en ellos
intervengan; y las acciones que de ellos resulten o cualesquiera actos relacionados con los mismos se
regularán conforme a lo dispuesto en el Código Judicial.
Serán considerados actos de comercio todos los que se refieren al tráfico mercantil, reputándose desde
luego como tales, los contratos y títulos siguientes:
La compraventa de títulos de crédito y valores comerciales así de carácter público, o emitidos por el
Gobierno o los Municipios, como de carácter privado, o emitidos por particulares o por sociedades
mercantiles, para lucrarse en su reventa o por cualquier otro medio de especulación mercantil;
La compraventa de cosas incorporales, como los derechos de los autores, las marcas de fábrica, los
privilegios industriales, el nombre, firma o razón comercial, etc., para lucrarse en su reventa o por otro
medio de especulación mercantil;
La compraventa de buques o aparejos, vituallas, combustibles y demás objetos necesarios para la
navegación;
El cambio y los demás contratos de que pueden ser objeto el dinero y los títulos que le representan en
su calidad de mercancías, comprendidos generalmente bajo la denominación de operaciones de banca;
La Ley Laboral Marítima Panameña fue modificada por el Decreto Ley No. 8 de 1998, por la cual se
reglamenta el trabajo en el mar y las vías navegables. El Decreto Ley No. 8 establece en su primer
artículo que se considera de orden público y regula en su totalidad las relaciones entre el capital y el
trabajo que se dan a bordo de naves de registro panameño. Las disposiciones generales y especiales
del Decreto Ley rigen para las relaciones entre empleadores y trabajadores en naves que se dediquen,
ya sea al servicio internacional, al servicio interior, a la explotación de recursos vivos o no vivo y otras
actividades en las vías navegables. El trabajo a bordo de los buques nacionales queda sometido al
Derecho panameño.