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ANÁLISIS CONDUCTUAL DEL DERECHO

(ENSAYO)

DESARROLLO:

Este ensayo está orientado hacia los conocimientos sobre el comportamiento que
han conducido al llamado derecho conductual, el cual se encuentra basado en los
conocimientos del comportamiento humano, el cual puede suponer un cambio de
paradigma jurídico y que el derecho puede tener una incidencia importante en
cuándo y cómo se usan los acicates, en garantía de los derechos. Se plantea
entonces que es capaz de ser abordado por una disciplina diferente a la
economía, de manera que las interpretaciones al respecto circundan más el
ámbito psíquico del sujeto de derecho.
Considerando que el derecho es un sistema conductual, que busca moldear el
comportamiento humano, a través de la regulación, motivación e impulsar a los
individuos a que se comporten de cierta manera y no de otras; obteniendo como
resultado un mejor entendimiento acerca de cómo las personas actúan y toman
decisiones; psicología conductual (métodos cualitativos y cuantitativos de
investigación), en los análisis económicos con respecto a la naturaleza del ser
humano, llegando encontrar una reflexividad limitada por una serie de condiciones
psicológicas, como lo son, entre otros, los sesgos cognitivos. En estos términos no
somos irracionales, pero tampoco maximizamos utilidades con cada decisión
(económica o de cualquier tipo) que realizamos en nuestra vida, nos distraemos
fácilmente con objetos a nuestro alrededor que nos impiden tomar la mejor
decisión. El derecho a logrado comprender n llegado a entender que el
comportamiento humano puede moldearse a través de varios mecanismos que a
través de normas sociales, incentivos económicos y psicológicos. Con la
referencia hacia un tipo de procedimiento que utiliza los principios y técnicas de la
psicología del aprendizaje para modificar el comportamiento de personas que
ameriten cierta ayuda. En general consiste en sustituir conductas inadecuadas por
otras funcionalmente equivalentes pero más deseables. Para ello es necesario
llevar a cabo en primer lugar el análisis funcional de la conducta, es decir,
determinar las contingencias entre la respuesta, la motivación para ejecutarla, los
estímulos que la anteceden y las consecuencias que la mantienen.
La psicología social y cognitiva y a través del cual cada vez más académicos
jurídicos, han recurrido para demostrar que el proceso humano de toma de
decisiones no resulta en los comportamientos típicamente predichos; así como los
seres humanos cometen errores al formular sus juicios y al tomar decisiones.
Estos errores son predecibles, penetrantes y difíciles de corregir. En virtud de ello,
no significa que el comportamiento de la gente es impredecible, sistemáticamente
irracional, aleatorio, libre de reglas, o ajeno a los científicos sociales. Las
elecciones de los tomadores de decisiones son invariantes al modo en que la
información es presentada ante ellos, muy práctica es que esas elecciones
pueden depender crucialmente del modo en que la información es presentada. Por
consiguientes estas calificaciones, así como el entendimiento resultante de las
decisiones y la elecciones, juegan un papel fundamental ya sea dentro del campo
de la economía y otras ciencias sociales.
En virtud de ello, el estudio del derecho conductual y del comportamiento resulta
distintivo porque busca moldear el comportamiento humano en referencia a cierta
medida de bien social. Esto lo distingue de otros campos basados en la
manipulación para fines individuales, de otros campos orientados sobre el
pensamiento antes que sobre la conducta, como la filosofía; y lo más importante,
de otros campos conductuales basados en tratamientos descriptivos o evaluativos
del comportamiento, como la antropología, sociología, psicología y economía que
no necesariamente buscan controlar su objeto de estudio ni adentrarse en un
análisis de política normativa.
Se precisa que “Las preferencias observadas no son simplemente leídas de una
lista maestra; en realidad son construidas a lo largo del proceso de provocación...
Diferentes procedimientos de provocación resaltan diferentes aspectos de las
opciones y sugieren heurísticas alternativas, las cuales dan lugar a respuestas
inconsistentes”. Las preferencias pueden ser el producto de un procedimiento, una
descripción y un contexto determinado al momento de elegir.
En atención a lo expuesto, esto quiere decir que no parten de una hipótesis
acerca de cómo los seres humanos pueden tomar una decisión en determinadas
circunstancias. La conducta humana y la elección deben ser relacionado, tanto en
el nivel teórico cuanto en el empírico.
Sin duda alguna los estudios conductuales en el derecho son relevante para los
modelos prescriptivos y descriptivos, para persuadir a los individuos a cambiar su
comportamiento, para evaluar la calidad de la toma de decisiones y para prescribir
cambios en las políticas que generaran cambios en la conducta.
Constantemente el sistema legal se encuentra permanentemente construyendo
procedimientos, descripciones y contextos para ser llevados a cabo en el área
jurídico. Toda vez, que el derecho, o gran parte del mismo, está lleno de
componentes psicológicos, que por lo tanto requiere de la psicología para ser
puesta en funcionamiento. Las normas jurídicas no son otra cosa sino estímulos
verbales tendientes a producir o impedir determinadas conductas.
Para el análisis positivo del Derecho, principalmente con respecto al Teorema de
Coase; señala cuando las partes pueden negociar libremente y sin mayores
costos, no importa realmente qué parte tenga inicialmente el derecho de propiedad
puesto que al final este quedará en manos de quien más lo valore. El resultado
final de la negociación nos llevará a una óptima asignación de los recursos. En
todo caso el derecho conductual es abordar el análisis legal con una finalidad
puramente cognoscitiva, que implique las normas jurídicas aplicando los
conocimientos y métodos proporcionados por la economía.
Ahora bien, el análisis conductual del derecho dice que tampoco hay pasarse
ochos horas al día en un juzgado para saber la solución, porque en la realidad a
menudo son los jueces quienes resuelven este tipo de pretensiones, se basa en
supuestos muy poco realistas; una vez más es evidente el Teorema de Coase y
su importancia para el estudio del Derecho.
Dentro de esta perspectiva al prever una consecuencia positiva o negativa para
quienes actúen de una determinada manera, las normas jurídicas constituyen
incentivos o desincentivos a los efectos de que sus receptores realicen o dejen de
realizar tales actividades. Los individuos en términos generales, reaccionan de
manera distinta según sea el contenido y la naturaleza de las normas (leyes,
reglamentos, doctrinas, jurisprudenciales entre otras) que regulan su
comportamiento, ello no significa que cualquier cambio normativo vaya a provocar
necesariamente una alteración de la conducta de todos los afectados. Sin duda
alguna el ser humano no es perfectamente homogéneo, algunos individuos
seguirán actuando más o menos igual que antes, pero otros modificarán sus
pautas de comportamiento, disminuyendo o incrementando el volumen de
realización de la actividad regulada, aumentando o reduciendo el nivel de cuidado
con el que la llevan a cabo.
De allí pues, que se presupone que los individuos toman decisiones perfectamente
racionales, libres de errores lógicos, coherentes con sus preferencias, que son
estables y consistentes. A la vista de los costos y beneficios que para ellos se
derivarían de cada uno de sus acciones y desempeño, escogen aquel beneficio
que maximicen o incrementen su utilidad o ganancias esperada.
Dicho de otro modo, las normas jurídicas influyen así sobre la conducta humana
de una manera muy parecida, tan predecible como lo hacen los precios, por
ejemplo: se extiende la sanción legalmente prevista para quienes cometan
determinados desacatos, es previsible que disminuya el número de las mismas. Si
se reduce el importe del impuesto que grava el consumo de un determinado
producto, permaneciendo todo lo demás igual, cabe esperar que aumente dicho
consumo.

Ahora bien nos encontramos con la aversión, muchas veces tendemos a dar más
importancia a una pérdida que una ganancia de la misma magnitud, este sesgo
cognitivo, llamado aversión a la pérdida, forma parte de los grandes conocimientos
psicológicos de la denominada economía conductual el hecho de evitar
irracionalmente las pérdidas en escenarios inseguros nos conlleva a transformar la
percepción, pensamientos y juicios, toda vez, que esta perspectiva sesgada es la
llamada aversión a la pérdida, que nos complica innecesariamente, siendo este un
elemento central de la teoría prospectiva.
Cabe considerar que las perdidas resultas más significativas, que las posibles
ganancias, cuando provienen de la inseguridad.
Por último es conveniente mencionar que las personas creen que tienen una
capacidad muy superior a la que realmente tienen, tienden a decir que tiene una
sobrestimación un sesgo extremista. Cabe destacar que no existe un sesgo de
falta de confianza, incluso las personas más pesimistas se sobrevaloran e
inclusive su capacidad superior en una materia, les hace creer que son incluso
mejores en ella, que en las demás personas, los cuales les conlleva a caer en
conflictos. Por esto para buscar la aprobación de las demás personas, si se actúa
como los demás, se hará lo correcto y nadie podrá juzgar al inversor. Este tipo de
comportamiento aniquila el comportamiento crítico, el progreso y alimenta de
manera notoria la aparición de conflictos.
Esto nos conlleva a ciertas consecuencias que tienen sobre la salud ciertas
prácticas conductuales del individuo ante enfermedades o acontecimientos que
ponga en peligro la integridad física o psicológica del individuo, siendo algunos
factores que disminuyen la motivación en su entorno. Cuando el individuo hace
conjeturas sobre los acontecimientos que le pueden sobrevenir en el futuro se deja
invadir por un optimismo infundado respecto a los acontecimientos negativos y los
acontecimientos positivos que pueden ocurrir, la mayoría de los individuos que
formula predicciones sobre el futuro creen que tienen menos posibilidades que los
demás individuos y tiende a sufrir de una depresión. Ahora bien, al mismo tiempo
algunos individuos creen disponer de mayores probabilidades que los demás para
que le sucedan acontecimientos positivos. Este optimismo exagerado y persistente
en relación con acontecimientos negativos se denomina ilusión de invulnerabilidad
y optimismo irreal cuando se refiere a acontecimientos positivos.
Se plantea en el optimismo ilusorio explicaciones tanto motivacionales, evitando
experiencias emocionales negativas y como cognitivas, el cual el sesgo se
produce porque a los individuos les falta información o porque el individuo es un
ser cognitivamente limitado en sus estrategias de procesamiento de información.
Conclusiones.-

Los principios del comportamiento forman parte de nuestra vida diaria y de


nuestras interacciones con otras personas. Sin embargo, muchas personas
consideran en ocasiones, los comportamientos pueden generar problemas en la
vida cotidiana o en el aprendizaje de algunas personas y los principios del análisis
conductual pueden ayudarlos a aprender comportamientos que sean de mayor
utilidad.
Se plantea entonces que el análisis conductual del derecho es un enfoque que
pretende incorporar los conocimientos más recientes, provenientes de la
economía conductual, como el enfoque económico tradicional, el análisis
económico del derecho ha venido asumiendo que la mayoría de individuos en su
mayoría del tiempo, se comporta de forma racional en la persecución de sus
propios intereses y son capaces de adoptar ciertos comportamientos y acciones
necesarias para lograr sus objetivos, un ejemplo de ello lo encontramos:
Considere a una compañía que dice “descuentos por pago en efectivo”, en lugar
de “sobrecarga por pago con tarjeta de crédito”. Es por ello, el análisis conductual
económico puede emplearse para comprender, explicar y predecir cómo
reaccionarán los ciudadanos frente a cada una de las regulaciones alternativas
cuáles son los costes y beneficios sociales de cada una de ellas, y cuál es la que
maximiza la realización global de los principios constitucionales afectados
Sin embargo el legislador tiene la posibilidad de dictar normas que muevan a la
gente a comportarse de una manera u otra, satisfaciendo en mayor o menor
medida cada uno de los referidos fines. Pero sus posibilidades de influir así en los
individuos y lograr sus objetivos son inexorablemente limitadas, escasas.
Por último, es conveniente mencionar que la existencia de sesgo de autoservicio,
optimismo irreal y exceso de confianza, que se traduce en una diferencia notable
en los juicios que las personas hacen sobre sí mismos y los que hacen sobre otras
personas aunque los acontecimientos a los que se refieren tales juicios no varíen.
En este sentido, hemos encontrado evidencia del optimismo ilusorio en sus dos
manifestaciones, ilusión de invulnerabilidad y optimismo irreal, ilusiones que llevan
a la mayoría de los individuos a estimar que es más probable que le sucedan
hechos negativos a otras persona que a uno mismo, y más probable que a uno
mismo le ocurran hechos positivos que a otras personas con las que se comparan,
como distorsiones estables y sistemáticas de la información y no como errores
eventuales favorecidos por circunstancias situacionales, y su impacto sobre los
juicios referidos a acontecimientos futuros positivos y negativo.
Finalmente, de forma concurrente como predictiva, la afectividad positiva se
asocia negativamente a la ilusión de invulnerabilidad y positivamente al sesgo
optimista, toda vez, que existen diferencias entre la afectividad positiva y negativa.
Estas diferencias son congruentes con la idea de que la afectividad positiva se
asocia al apoyo social y a la obtención de refuerzos, la alta afectividad positiva se
asocia al optimismo irreal (a una mayor probabilidad esperada de hechos
positivos), en cambio los hechos negativos, están relacionados a la alta afectividad
negativa que mantiene el individuo y su entorno; sin duda que se debe buscar el
equilibrio entre las consecuencias positivas y los efectos secundarios que provoca
el optimismo.

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