Ocupación desenredante La actividad y la ocupación son dos conceptos centrales de la

terapia ocupacional que necesitan diferenciarse.

y actividad
Ocupación se define aquí como la experiencia única construida
personalmente por una persona dentro de un contexto único.
Actividad se define como una idea más general y culturalmente
compartida sobre una categoría de acción. Las formas en que se
manejan la subjetividad y el contexto dentro de los conceptos de
ocupación y actividad son claves para desenredarlos. La propuesta
de desenredar los dos conceptos en definiciones distintas es
Doris Pierce congruente con sus orígenes históricos, así como con las tendencias
definitorias actuales. Una vez que la ocupación y la actividad se
reconocen como dos conceptos separados e igualmente valiosos,
Palabras clave: clasificación • actividades y ofrecen un rico conjunto de relaciones teóricas para la exploración.
ocupaciones humanas • ciencias ocupacionales La claridad que resultará de diferenciar ocupación y actividad
mejorará el discurso y la investigación disciplinarios, así como la
eficacia de la intervención, la seguridad moral y la fuerza política de
la profesión.

Pierce, D. (2001). Desenredar ocupación y actividad. Revista

Estadounidense de Terapia Ocupacional, 55, 138-146.

O terapia ocupacional, sin embargo, sus significados han

La permanecido
ocupación y laenredados desde
actividad son doselconceptos
inicio del programa.
básicos de
fesión. Ocupación y actividad a menudo se usan indistintamente
(Golledge, 1998). La falta de diferenciación entre los dos tiene un
efecto paralizador en el discurso disciplinario, obstaculiza la
investigación, reduce la seguridad moral y la eficacia de los
profesionales y amortigua la voz política de la profesión. Como
deshacer un enredo en un proyecto de macramé o liberar el
registro de teclas en un atasco, desenredar los significados de
ocupación y actividad liberará las limitaciones de la disciplina y la
profesión. Sostengo en este artículo que la ocupación y la
actividad son dos conceptos distintos, cada uno de los cuales
conlleva una carga principal de significado y ofrece fortalezas
específicas. Ha llegado el momento de desenredar la ocupación
y la actividad.
La necesidad de desconcertar las definiciones de los conceptos primarios
de un campo es irresistible para los estudiosos. Tales debates revelan una
erudición saludable y en evolución que impulsa la comprensión hacia adelante
(Pierce, 1996; Wood, 1996). En antropología, se han propuesto más de 500
definiciones de cultura (Moore,
1992). Como es típico de la perspectiva de una disciplina sobre sus constructos
centrales, los antropólogos ven la cultura como algo siempre presente,
actuando dentro de todos los aspectos de la vida. Las definiciones de conceptos
centrales son la base de la investigación de una disciplina y dan forma a la
Doris Pierce, Doctorado, OTR / L, FAOTA, es Cátedra Dotada de Terapia
tradición de investigación a través de sus énfasis y valores.
Ocupacional, Eastern Kentucky University, 103 Dizney Building, 521
Lancaster Avenue, Richmond, Kentucky 40475; En la terapia ocupacional, la necesidad de definiciones claras de

doris.pierce@eku.edu. ocupación y actividad también se ve impulsada por fuertes fuerzas

competitivas en el actual clima de atención de la salud. El reclamo de la
Este artículo fue aceptado para su publicación el 11 de noviembre de 2000 bajo la
profesión por su participación en el mercado se sustenta en la definición
dirección de la editora Emerita, Elaine Viseltear.
de cómo la ocupación y la actividad dan sentido a la vida humana.

138 Marzo / abril de 2001, Volumen 55, Número 2

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 y mantienen el poder terapéutico para la recuperación. Quizás
impaciente con las deliberaciones conflictivas y de publicación
lenta de los eruditos disciplinarios, la Asociación Estadounidense
de Terapia Ocupacional [AOTA] ha intentado aclarar conceptos a
través de comités y documentos oficiales (AOTA, 1983,
1994, 1995). Sin embargo, no es función de las asociaciones
profesionales criticar teorías o crear conceptos nuevos. “El propósito
de una profesión es brindar un servicio necesario en la sociedad. El
propósito de una disciplina es generar y perfeccionar un cuerpo de
conocimiento ”(Ottenbacher, 1996, p. 329). Afortunadamente, los
eruditos se mantienen fieles a su naturaleza de manera persistente y
el discurso prospera.
Para resolver el entrelazamiento de ocupación y actividad,
previamente se han sugerido varias estrategias. Nelson (1997)
propuso desterrar la actividad y ceñirnos únicamente a la
ocupación. El advenimiento de la ciencia ocupacional (Zemke y
Clark, 1996) pareció promover la ocupación en el prestigio
académico, mientras que la actividad ha recibido una atención
empírica limitada. Algunos autores han recurrido a situar la
ocupación y la actividad dentro de relaciones jerárquicas entre sí
(AOTA, 1994, 1995; Cynkin, 1995; Gray, 1997). El uso de
estructuras categóricas como una forma de organizar diversos
conceptos importados tiene una venerable historia en la terapia
ocupacional (AOTA, 1994; Christiansen, 1994, 1996; Lamport,
Coffey y Hersch, 1993; Gray, 1997; Kielhofner, 1978; Mosey, 1992
; Trombly, 1995; Yerxa, 1998). Sobre la base de las definiciones
diferenciadoras propuestas aquí,
1989). Además, tales intentos actuarían en contra de la
aclaración de los dos conceptos en entidades distintas e
igualmente importantes.
En este artículo, propongo definiciones de ocupación y
actividad que las desenreda en dos conceptos distintos y de
valor único. Las definiciones irán seguidas de (a) una explicación
de cómo la actividad y la ocupación son diferentes en términos
de su manejo de la subjetividad y el contexto, (b) una descripción
de la congruencia de las definiciones propuestas de ocupación y
actividad con sus orígenes históricos y actuales. definiciones, y
(c) una breve descripción de las posibles relaciones entre los dos
conceptos. Por último, comento cómo se puede esperar que
desenredar estos dos constructos centrales dinamice la
disciplina y la profesión.
Definiciones propuestas de ocupación y actividad
Una ocupación es la experiencia irrepetible construida
personalmente por un individuo específico. Es decir, una
ocupación es un evento subjetivo en condiciones temporales,
espaciales y socioculturales percibidas que son exclusivas de ese
hecho único. Una ocupación tiene una forma, un ritmo, un
comienzo y un final, un aspecto compartido o solitario, un
significado cultural para la persona y un número infinito de otras
cualidades contextuales percibidas. Una persona interpreta sus
ocupaciones antes, durante y después de que sucedan. Aunque
se puede observar una ocupación, la interpretación de
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el significado o contenido emocional de una ocupación por parte de
cualquier otra persona que no sea la que la experimenta es
necesariamente inexacto.
Una actividad es una idea que se mantiene en la mente de las
personas y en su lenguaje cultural compartido. Una actividad es una clase
general y culturalmente definida de acciones humanas. Los significados
de sentido común de las actividades, como jugar o cocinar, nos permiten
comunicarnos sobre categorías generalizadas de experiencias
ocupacionales de una manera amplia y accesible. Una actividad no es
experimentada por una persona específica; no es observable como
ocurrencia; y no se ubica en un contexto temporal, espacial y sociocultural
plenamente existente.
Ejemplos: diferenciar entre ocupación y actividad
utilizando las definiciones propuestas
Para ilustrar la diferencia en las definiciones, piense en "comer". Es
probable que la idea de comer evoque una serie de imágenes y
pensamientos, todos relacionados con alimentos; sensaciones
comportamiento; tal vez una imagen comercial; lugares para comer
asociados; utensilios comunes; y quizás algunas imágenes de la
cocina un poco fuera de tema. Cuando alguien conversa sobre
"comer" en un grupo, cada oyente crea una representación mental
diferente, pero todos comparten la comprensión de comer como una
clase de acciones o actividad definida culturalmente. Comer es una
idea. “Trabajar” o “hacer puenting” son otras ideas amplias de
actividades. No es necesario haber realizado una actividad para
comprender su significado cultural.
Ahora, recuerde haber desayunado esta mañana. Lo que le
viene a la mente puede ser cuándo y dónde fue su desayuno; lo
que se comió; tu estado de ánimo en ese momento; lo que
significaba para ti desayunar en ese momento; quien estuvo ahí;
otras cosas que suceden a tu alrededor; sus pensamientos
mientras comía; los puntos inicial y final y la secuencia
intermedia; las luces y los sonidos; y los olores, sabores y
texturas. Fue una experiencia, tu experiencia, y no se repetirá de
esa manera exacta nunca más. Tenía un cierto significado dentro
de tu vida. Estaba completamente situado en un contexto real: el
tiempo, el lugar, la agrupación social y el significado cultural que
percibiste entonces. Desayunar esta mañana era una ocupación.
El primer nudo clave para desenredar la actividad y la
ocupación: la subjetividad
Una perspectiva clave para diferenciar entre ocupación y
actividad es la subjetividad. Una ocupación es la experiencia de
una persona, que es el único autor del significado de la
ocupación. Las actividades son categorías descriptivas más
generales cuyos significados se comparten culturalmente en
lugar de originarse con la persona.
Ejemplos: diferenciar entre actividad y
ocupación en términos de subjetividad
Considere el ejemplo de "compras". Las compras pueden adaptarse a todo tipo
de personas, contextos y significados diarios. Ir de compras es una actividad,
una idea general y culturalmente compartida sobre cómo hacer.
139
 Pero cuando se les pregunta a los compradores individuales sobre lo que
están haciendo, informan sobre experiencias ocupacionales específicas.
"Estoy buscando un anillo de compromiso". "Estoy construyendo una
plataforma y necesito 14 pernos de carruaje de 6 pulgadas". "¡Solo estoy
pasando el rato!" Informan sobre sus ocupaciones inmediatas, subjetivas
y construidas personalmente.
La importancia de valorar la perspectiva individual en
la ocupación
Las ocupaciones y las actividades están íntimamente
relacionadas porque la experiencia de la persona está moldeada
y configura la idea culturalmente compartida (Bourdieux, 1977;
Heidegger, 1962; Malinowski, 1978). Harris (1981) describió la
existencia complementaria del significado emic (de fonémico), o
interpretado individualmente, y el significado etic (de fonética),
que se deriva de una clasificación cultural (Christiansen, 1994;
Pierce y Frank, 1992). Ambas perspectivas son esenciales para
los profesionales e investigadores de terapia ocupacional.
Al definir la ocupación como una experiencia individual
construida personalmente (perspectiva emic), los valores humanistas
de la profesión están claramente representados dentro de una
definición básica sobre la cual se pueden construir la educación, la
investigación y la práctica. La profesión honra la interpretación que la
persona hace de su experiencia por encima de la cultura (Yerxa,
1983, 1991). Los profesionales de la terapia ocupacional están
capacitados para comprender la experiencia de la enfermedad y
buscar cambios dentro de la experiencia de las ocupaciones del
cliente (Mattingly y Fleming, 1994). Para los terapeutas
ocupacionales, la persona que la vive define la vida bien vivida. El
creciente uso de la metodología cualitativa en la investigación en
terapia ocupacional es un indicador del compromiso de la
profesión con la perspectiva subjetiva (Carlson y Clark, 1991;
Yerxa, 1991). El mayor enfoque teórico de la investigación sobre
la ocupación, en comparación con la actividad, también sugiere
que la perspectiva emic, construida subjetivamente, se valora
más que la perspectiva ética que proporciona la actividad.
La importancia de valorar la perspectiva cultural en la
actividad
Sin embargo, no deben descartarse ideas amplias, éticas y culturalmente
compartidas sobre el hacer. Las actividades ofrecen al campo plantillas
descriptivas y predictivas generales con respecto a la experiencia humana
típica. El trabajo, el juego, el cuidado personal, el descanso y los
subconjuntos que incluyen son actividades. Las actividades también están
cargadas de valores culturales, como la forma "correcta" de hacer algo.
Estos valores pueden actuar como guías probadas a lo largo del tiempo
para la experiencia ocupacional o como sistemas opresivos que limitan la
libertad y la creatividad. Por ejemplo, en la cultura occidental, el trabajo
remunerado se valora mucho; por lo tanto, las tareas domésticas y el
juego tienen poco valor (Primeau, 1996). Debido a los significados
culturales que representan, es poco probable que las ideas de actividades
se apliquen transculturalmente. Cada cultura tendrá sus propias ideas de
actividades. Los terapeutas ocupacionales deben ser expertos en
140
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normas y expectativas inherentes a las ideas de actividades y de
la gama de actividades que suelen considerar personas de
diferentes edades, géneros o antecedentes culturales.
El segundo nudo clave para diferenciar entre
actividad y ocupación: contexto
La segunda perspectiva principal que diferencia entre ocupación
y actividad es el contexto. Existe una diferencia significativa entre
el contexto no repetible y específicamente ubicado de una
experiencia ocupacional y las expectativas generales y flexibles
sobre el contexto que se asocian con una idea de actividad.
A menudo se piensa que el contexto existe más allá de la
persona o que la rodea y tiene dimensiones espaciales,
temporales y socioculturales (Pierce, en prensa). El contexto
espacial incluye el cuerpo desde el que se actúa y los objetos,
espacios y condiciones del entorno físico. El contexto temporal
incluye la hora del día, la secuencia, la duración y otras
cualidades temporales. El contexto sociocultural incluye a las
personas, las relaciones, las instituciones y los significados
sociales y culturales de la situación. En una ocupación, la
persona percibe el contexto como una rica dimensión sensorial
de la experiencia. La ocupación está incorporada y ubicada en un
contexto que ocurre. Las ideas de actividades, por otro lado,
vienen con expectativas de contexto relativamente flexibles.
Ejemplos: contexto actual de la ocupación, contextos probables
de la actividad
Como ejemplo de cómo el contexto difiere entre la
ocupación y la actividad, considere "acampar". La experiencia
ocupacional de acampar de una persona tendrá condiciones
específicamente percibidas: quién estuvo allí, el clima, las
vistas, las caminatas, todo el contexto espacial, temporal y
sociocultural de la experiencia. Por otro lado, la actividad de
acampar es una idea con implicaciones generales para el
contexto: tal vez una carpa en el bosque, un ritmo lento, una
fogata. Pero hay flexibilidad y falta de detalles en la idea de
la actividad. También puede acampar en la nieve del Ártico o
en una playa de arena. El contexto de la actividad no es real
en el sentido de que en realidad no ocurre ni se percibe. En
una idea de actividad, el contexto es solo una asociación o
probabilidad general. El contexto de la actividad existe en las
mentes de las personas de la cultura,
La irrepetibilidad de la ocupación debido al
contexto temporal
La naturaleza irrepetible del contexto de ocupación lo diferencia aún
más de la actividad. Los aspectos espaciales y socioculturales del
contexto ocupacional pueden ser algo repetibles, aunque eso sería
muy inusual. El contexto temporal es irrepetible. Las ocupaciones
tienen un día, una hora del día, una duración, un ritmo, una duración
y una secuencia que no se repetirá en el transcurso del tiempo. Por
supuesto, el tiempo también puede percibirse como cíclico (Hall,
1983). En ocupaciones altamente ritualizadas
Marzo / abril de 2001, Volumen 55, Número 2
 Por ejemplo, puede haber una sensación de repetición de
experiencias previas. Sin embargo, uno no es la misma persona cada
vez que se involucra en una ocupación ritualizada y la experiencia
siempre es diferente. Incluso el defensor más ardiente de una visión
cíclica del tiempo también opera en la vida cotidiana desde una
perspectiva temporal lineal y se ocupa de una duración de vida que,
lamentablemente, es limitada. La irrepetibilidad de la ocupación
establecida por el flujo lineal del tiempo proporciona aquí una
diferenciación crítica entre ocupación y actividad. Una ocupación
ocurre solo una vez. Las actividades no existen dentro del flujo del
tiempo, excepto en su forma variada y distribuida como ideas en las
mentes y comunicaciones de la gente de una cultura.
Análisis crítico de los orígenes históricos y visiones
actuales de la ocupación y la actividad
La diferenciación propuesta en este artículo se apoya en un
análisis crítico de las perspectivas históricas y actuales sobre la
actividad y la ocupación. Los dos conceptos tienen distintos
orígenes teóricos que se ajustan bien a las definiciones
propuestas aquí. A pesar del enredo generalizado de los
significados de ocupación y actividad, las definiciones actuales
de ocupación se están moviendo hacia la identificación con la
experiencia individual, mientras que las definiciones actuales de
actividad enfatizan cada vez más una idea cultural compartida
sobre la acción humana. La congruencia de las definiciones
propuestas de actividad y ocupación con sus comienzos teóricos
y las tendencias definitorias actuales respalda aún más la
utilidad potencial para la disciplina y la profesión de su
diferenciación.
Comienzos separados: orígenes históricos de actividad
y ocupación
El análisis de la actividad nació de la adopción entusiasta de nuestros
fundadores de las teorías de Frederick Taylor (1911/1967) y Frank y
Lillian Gilbreth (1911, 1916 / 1973a, 1916 / 1973b, 1920 / 1973c),
quienes describieron las actividades industriales en términos de su
desempeño óptimo por parte de un trabajador calificado (Creighton,
1992; Peloquin, 1991). Estas teorías respaldaron descripciones muy
detalladas de las herramientas, los movimientos y las acciones de los
músculos y las articulaciones de los diferentes tipos de trabajo de
fábrica y trabajo físico. Frank Gilbreth (1911) fue nombrado miembro
fundador de la Sociedad Nacional para la Promoción de la Terapia
Ocupacional. En Francia, Amar (1919/1980) adaptó el enfoque de las
actividades industriales a la rehabilitación de los veteranos de la
Primera Guerra Mundial. Evaluó cuidadosamente la física de las
tareas laborales, utilizando goniómetros y dinamómetros. Luego, los
veteranos fueron reentrenados para asumir estas tareas a través de
ejercicios graduados, manualidades y la colocación de prótesis. En
este enfoque de análisis de actividad, el estándar culturalmente
correcto para la intervención guiada por el desempeño. La terapia
ocupacional en los Estados Unidos incorporó directamente la teoría
de la eficiencia industrial como estado del arte para el momento,
haciendo de la experiencia en la actividad una tarjeta de
presentación de la profesión (Creighton, 1992; Peloquin, 1991).
The American Journal of Occupational Therapy (Revista estadounidense de terapia ocupacional)
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El significado de ocupación no se basa en el análisis
de tareas estandarizado, sino en la experiencia de la
persona (Clark, Wood y Larson, 1998; Meyer, 1922/1977;
Peloquin, 1991). Al adoptar los valores del movimiento de
tratamiento moral, los fundadores de la terapia
ocupacional enfatizaron la perspectiva de la persona
involucrada en la intervención y los cambios en sus
actitudes, habilidades y salud. El entrenamiento de
hábitos se centró en ayudar al cliente a autoorganizarse
dentro de una rutina diaria saludable (Slagle, 1922). A los
terapeutas en formación se les exhortaba a “alcanzar el
corazón” (Carlova y Ruggles, 1946, p. 249) al idear
ocupaciones terapéuticas diseñadas a medida que
atraían y habilitaban a personas específicas. En 1919,
Dunton pidió que se investigara la forma en que
diferentes clientes experimentaban la ocupación de
manera diferente (Peloquin, 1991).
Al revisar los orígenes históricos de la actividad y la ocupación,
se puede ver que el problema de sus definiciones enredadas se
origina en una dinámica entre dos perspectivas teóricas bastante
diferentes sobre la acción humana que se incorporaron
simultáneamente a la base de conocimientos de la profesión en sus
primeros años. Las teorías fundamentales de las que surgieron estos
dos conceptos primarios eran diferentes, especialmente en el grado
en que enfatizaban la interpretación y la experiencia de la acción por
parte de una persona que recibe terapia ocupacional. Sin embargo,
el campo era joven, y el buen trabajo de mantener diferenciadas dos
de estas perspectivas relacionadas no era el problema más urgente.
Ahora, en una época de teoría más crítica, el enredo se puede
deshacer.
Definiciones actuales de actividad y ocupación: una
diferenciación emergente
Hay muchas definiciones de ocupación y pocas de actividad. Las
definiciones de ocupación difieren en su propósito: celebratorio
(Clark et al, 1991; Yerxa et al, 1989), funcionalista (Crabtree,
1998) o incrustado en un marco teórico distinto (Barrett y
Kielhofner, 1998; Nelson, 1996, 1997; Wu y Lin, 1999). Casi todas
las definiciones de ocupación se basan en la palabra actividad.
Curiosamente, la necesidad de definir la actividad no es tan
evidente. Quizás los académicos han rechazado la actividad por
considerarla menos digna de investigación (Golledge, 1998,
Nelson, 1997). Una revisión de las definiciones actuales
demuestra, sin embargo, que los dos conceptos se están
aclarando y separando lentamente en simetría con la
diferenciación propuesta aquí.
La adopción por parte de AOTA del concepto de actividad con
propósito es un aspecto importante de la comprensión actual de la
actividad. En un documento de posición, AOTA (1983) declaró que las
actividades terapéuticas deben incluir un objetivo que sea discernible
para el cliente. La investigación apoyó esta postura al demostrar que
las actividades con propósito eran más efectivas que
141
 ejercicio de memoria (Lin, Tickle-Degnen y Coster, 1997;
Steinbeck, 1986; Trombly, 1995; Yoder, Nelson y Smith,
1989). El examen de los métodos a través de los cuales estos estudios
agregaron propósito a la actividad ilustra que el enfoque de estos
estudios no fue en cómo las actividades terapéuticas eran más o menos
valoradas personalmente por los clientes, sino si el ejercicio de memoria y
las modalidades pasivas eran tan efectivas como las actividades diseñadas
por el terapeuta con objetivos claros. , como operar una taladradora
pedaleando o moviendo una pelota de Ping-Pong ™ apretando una pera
de aire (Breines, 1984; Steinbeck, 1986). Sobre la base de esta evidencia, la
actividad intencionada muestra una marcada falta de atención al contexto
(Golledge, 1998).
Cynkin (1995) definió la actividad como “el resultado observable
del uso de las manos cuando son energizadas por la mente y la
voluntad” (p. 9), una clara adopción de los términos que Reilly (1974)
utilizó para describir el comportamiento ocupacional. Para Cynkin, la
diferenciación entre ocupación y actividad es una cuestión de escala.
Las ocupaciones son grandes categorías socioculturales, como el
trabajo, el juego o el cuidado personal. Las actividades son las
acciones más específicas que componen esas categorías más
amplias. El análisis de actividades, como se enseña hoy, se ha
convertido y organizado en gran medida en el formato de la
terminología uniforme de las profesiones (AOTA, 1994), que delinea
claramente los aspectos componentes de la actividad a analizar
(Lamport et al., 1993).
Crepeau (1998) describió el análisis de actividad como que incluye
tres aspectos. El “análisis de actividades centrado en tareas” (p. 136) es
una comprensión de las formas típicas de hacer las cosas, sus significados
culturales y las habilidades involucradas. El “análisis de actividad centrado
en la teoría” (p. 145) agrega una teoría práctica al análisis de actividad
centrado en la tarea para generar ideas para el uso terapéutico y la
adaptación de la actividad. El “análisis de actividad centrado en el
individuo” (p. 146) combina los dos análisis anteriores con un enfoque en
los problemas, intereses y estilo de vida específicos de la persona. El
enfoque de análisis de la actividad de Crepeau para la intervención se
basa en la comprensión de las actividades como ideas de hacer amplias y
culturalmente sostenidas que pueden analizarse en sus formas generales.
En un libro centrado en los entendimientos generalmente
compartidos de la acción humana en la cultura occidental, Fidler y Velde
(1999) reconocieron su uso de actividad intencionada y ocupación
indistintamente. Aunque Fidler y Velde describieron brevemente la vida
interior de la persona, el simbolismo y el análisis de los estudiantes de su
experiencia en los laboratorios de actividades, su enfoque principal estaba
en las descripciones de las categorías de acción de sentido común en la
cultura occidental, como el juego, los juegos, las actividades al aire libre
(p. Ej. , acampar, pescar), manualidades, cuidado personal, artes y
trabajos.
Esta breve revisión de las definiciones de actividad demuestra que el
significado del concepto de actividad se está aclarando lentamente. Las
definiciones siguen siendo fieles a sus raíces históricas en la teoría de la
eficiencia industrial, así como al énfasis en una acción clara y centrada en
objetivos que está en el corazón del documento de posición de AOTA (1979)
sobre la actividad con propósito.
142
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La actividad se identifica cada vez más en la profesión como una idea
culturalmente compartida sobre la acción humana.
En un documento de posición de la AOTA, un panel de cinta
azul se propuso "distinguir el término ocupación de otros
términos, para resumir creencias tradicionales sobre su
naturaleza y su valor terapéutico, e identificar factores que han
impedido el estudio y discusión de la ocupación ”(AOTA, 1995,
pag. 1015). El artículo describe las múltiples dimensiones de la
ocupación, desde la contextual hasta la espiritual, y revisa los
términos principales asociados con la ocupación. En su sabiduría,
el panel no aventuró una definición de ocupación.
Algunos autores han definido la ocupación de maneras que la integran en
una teoría identificada. El modelo de ocupación humana se refiere
principalmente al concepto de comportamiento ocupacional de Reilly (1974) o
"aquellas actividades que ocupan el tiempo de una persona, implican logros y
abordan las realidades económicas de la vida" (Barrett y Kielhofner, 1998, p.
525). Nelson (1997) definió la ocupación como “la relación entre una forma
ocupacional y un desempeño ocupacional. El desempeño ocupacional significa
hacer. Forma ocupacional significa la cosa, o el formato, que se hace ”(p. 12). En
esta definición, Nelson se acerca a desenredar las diferencias entre la
ocupación como experiencia individual (desempeño ocupacional) y las ideas
culturales de actividades (forma ocupacional). Sin embargo, en términos de
subjetividad y contexto, los dos conceptos permanecen incompletamente
diferenciados. En el uso popular, la palabra desempeño denota hacer por el
bien de una audiencia o medir la ocupación con los estándares de otros. El
significado cultural del desempeño socava el significado del desempeño
ocupacional como una experiencia subjetiva, interpretada individualmente, al
implicar una perspectiva del observador. En segundo lugar, al colocar las
características contextuales de la experiencia únicamente dentro de la forma
ocupacional en lugar de dentro del desempeño ocupacional experimentado
(Clark et al., experiencia interpretada individualmente al implicar una
perspectiva de observador. En segundo lugar, colocando las características
contextuales de la experiencia únicamente dentro de la forma ocupacional en
lugar de dentro del desempeño ocupacional experimentado (Clark et al.,
experiencia interpretada individualmente al implicar una perspectiva de observador. En seg
1998), se pierde la claridad de la distinción que se puede hacer, a través
del contexto, entre las ideas de actividades compartidas culturalmente y
la experiencia ocupacional única de una persona.
La ocupación también ha tenido un renacimiento en el núcleo de la
disciplina emergente de la ciencia ocupacional (Clark et al., 1991; Yerxa et al.,
1989; Zemke y Clark, 1996). Se puede esperar que la misión de la ciencia
ocupacional (investigar la ocupación) impulse las definiciones de ocupación
hacia la facilidad de operacionalización a través de múltiples perspectivas
teóricas. Clark y col. (1991) ofrecieron la siguiente definición en el debut de la
ciencia ocupacional en The American Journal of Occupational Therapy (Revista
estadounidense de terapia ocupacional) ® ( AJOT): “Definimos ocupación,
simplemente, como fragmentos de actividad cultural y personalmente
significativa en la que se involucran los humanos y que pueden ser nombrados
en el léxico de nuestra cultura” (p. 301). Más tarde, Gray (1997) utilizó una
reducción fenomenológica para producir la siguiente definición: “La ocupación
es esencialmente percibida como 'hacer' por el individuo, está dirigida a un
objetivo, tiene significado para el individuo y es repetible” (p. 16). Gray describe
occu-
Marzo / abril de 2001, Volumen 55, Número 2
 pación como un subconjunto de actividad, una inversión de las
relaciones de clase propuestas por Cynkin (1995). La definición
de ocupación de Gray es congruente con la postura subjetiva de
la definición propuesta aquí. Al enfatizar la interpretación de la
ocupación por parte de la persona, se hizo eco del movimiento
de los últimos años hacia una identificación cada vez mayor de la
ocupación con la perspectiva de la persona (Clark et al., 1991;
Nelson, 1997; Yerxa, 1983, 1991; Yerxa et al., 1989) .
Relaciones entre ocupación y actividad
Una vez explorado desde el punto de vista de una clara
diferenciación, se hace evidente el rico potencial de nuevas
teorías sobre la dinámica entre ocupación y actividad. Las
influencias de uno sobre el otro son muchas, un hecho que
puede haber contribuido al tiempo que los dos conceptos
han permanecido enredados en significado. Las relaciones
entre actividad y ocupación son sólo un caso de las
relaciones filosóficamente complejas que se encuentran
entre la cultura y el lenguaje y el individuo y sus experiencias
en muchas disciplinas (Foucault, 1970; Wittgenstein,
1980). La siguiente es una breve descripción de las posibles
relaciones entre ocupación y actividad.
Idea de actividad como guía para la experiencia laboral
En pocas palabras, las ideas de actividades son parte de nuestras
experiencias laborales. Las ideas de actividades no dictan la
ocupación, sino que sirven como una guía general mientras
contemplamos y nos involucramos en la acción. Las personas son
libres de elegir una idea de actividad, modificarla o violar por
completo el entendimiento común de cómo se realiza una actividad.
La actividad es una noción general por la que empezar. Nos dice qué
esperar en términos de sentimientos, valores culturales, contexto
físico y tiempo. A partir de ahí, improvisamos una experiencia dentro
de las condiciones presentadas (Lave, 1988; Strauss, 1993). A veces,
la actividad original que teníamos en mente se abandona a mitad de
camino en favor de alguna otra dirección de experiencia.
La experiencia laboral da forma a las ideas de actividades
Las experiencias de ocupaciones añaden detalles y precisión a las ideas de
actividades de la persona. Por lo tanto, reconocemos diferentes cantidades de
experiencia con un tipo de actividad como indicador de autoridad y experiencia
en esa área. Las personas también dan forma a las ideas de actividades de su
cultura al compartir impresiones y narrativas de sus ocupaciones con los
demás.
Disonancia entre idea de actividad y experiencia
laboral
Las personas son simultáneamente conscientes tanto del nivel ético y
cultural del significado de una actividad como de la experiencia émica e
interpretada individualmente de una ocupación. Por ejemplo, al ir a ver un
partido de béisbol, es posible que se dé cuenta tanto de la experiencia
inmediata que está teniendo como de las expectativas generales que
usted y los demás tienen con respecto a ver béisbol.
The American Journal of Occupational Therapy (Revista estadounidense de terapia ocupacional)
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A veces, la experiencia ocupacional no coincide con la idea de
actividad, y la experiencia inesperada provoca una
disonancia cognitiva en contraste con la idea de actividad. Tal
vez el juego se terminó por lluvia o atrapó una falta.
¿Cuántas actividades hay en una experiencia laboral y
viceversa?
Una relación especialmente intrigante entre ocupación y actividad se
encuentra dentro del contexto temporal de la ocupación. El comienzo
y el final de la ocupación en tiempo real, o su “fragmentación” (Clark
et al., 1991), lo construye la persona. Muchas ideas de actividades
pueden estar en juego, y en ocasiones en guerra, dentro de ese
segmento integrado de experiencia. Es decir, uno puede leer un
artículo en AJOT, escuchar música y comer una manzana a la vez
dentro de una sola ocupación. Una experiencia ocupacional que es
muy rutinaria puede incorporar fácilmente múltiples actividades (por
ejemplo, conducir, hablar por teléfono y escuchar la radio). Por el
contrario, las ocupaciones que son novedosas y requieren atención
pueden dividirse en partes más pequeñas e involucrar solo una idea
de actividad (Vallacher y Wegner, 1987). Una idea de actividad
amplia, como la obtención de un título, puede orientar un gran
número de experiencias ocupacionales repartidas a lo largo de
muchos años. Este potencial temporal de una ocupación para incluir
muchas actividades, o una actividad para dirigir muchas
ocupaciones, argumenta fuertemente en contra de la tendencia a
colocar la ocupación y la actividad en una relación jerárquica estática.
Las ideas de actividades como fuerza de la cultura que da forma
a los patrones ocupacionales
La idea de actividad que la persona adquiere de la cultura más amplia
puede influir en el patrón formado por las ocupaciones de una persona a
lo largo del tiempo. Las actividades vienen acompañadas de valores
culturales sobre lo que es y no es bueno hacer, qué tipo de recursos se
requieren para hacer las cosas y cómo se sentirá o vivirá uno si se dedica
a cierto tipo de ocupación. Las actividades laborales, por ejemplo, son
muy valoradas en la cultura occidental. También se promueven mucho las
actividades que implican el consumo de materiales. Los juegos y los
medios de comunicación a los que los niños y los adultos jóvenes están
expuestos actualmente pueden estar dando forma a sus patrones
ocupacionales de formas que no comprendemos por completo. Las
actividades rituales pueden servir como guías para las transiciones de la
vida, como es el caso de bodas, funerales y baby showers. Y ciertamente,
la transmisión de ideas de actividades en la publicidad es una fuerza
poderosa.
Los patrones ocupacionales como fuerza demográfica que da forma a las ideas
de actividades
En cantidades suficientemente grandes, los patrones nuevos o modificados de
experiencias ocupacionales en un gran número de personas pueden introducir
o cambiar ideas de actividades compartidas culturalmente. Por ejemplo, el uso
frecuente de computadoras en los últimos años ha comenzado a introducir
nuevas actividades, como “navegar por la
143
 Web ”y el correo electrónico, en nuestro repertorio cultural
compartido de actividades. La forma en que pensamos sobre la
actividad de comer hoy en día puede ser algo diferente de cómo la
pensamos hace 50 años, quizás más a menudo evocando imágenes
de comer algo en un drive-through en lugar de imaginar una familia
reunida alrededor de la mesa para cenar.
¿Qué se gana al diferenciar entre
ocupación y actividad?
Queda una pregunta importante y pragmática: ¿qué se gana
desenredando la ocupación y la actividad? ¿Cómo la separación
de estos dos constructos centrales aclarará el discurso y, por lo
tanto, mejorará la investigación, el poder de intervención y la
eficacia política?
Una vez que el discurso se mueva más allá de la confusión causada por la
fusión de fenómenos tan distintos como las ideas de actividades compartidas
culturalmente y las experiencias ocupacionales que ocurren en las personas, la
investigación progresará a un ritmo más rápido. Los descubrimientos no serán
reemplazados por basar los estudios en definiciones cargadas de valores,
excesivamente descriptivas o no operacionalizables. Los aspectos de la
ocupación que celebramos (por ejemplo, significación, propósito, complejidad,
grado de compromiso) ya no limitarán la investigación al ubicarse dentro de las
definiciones, sino que la ampliarán convirtiéndose en variables para su examen.
Las taxonomías libres de datos no se utilizarán como punto de partida para
estructurar las investigaciones en áreas relativamente inexploradas. Armados
con definiciones claras, la investigación puede comenzar a atacar cuestiones
importantes que antes se presumían demasiado vagas, como las medidas del
equilibrio de la vida, diferencias culturales en los repertorios de actividades, o la
influencia de los medios de comunicación en la experiencia ocupacional. Se
pueden comenzar a examinar las interacciones entre actividad y ocupación.
Mediante el uso de definiciones mínimas y no integradas en una teoría
compleja, los resultados de diversas investigaciones pueden sintetizarse más
fácilmente dentro de la disciplina y se puede mantener una conversación más
mutua con disciplinas relacionadas. Los efectos del desenredo en la
investigación serán vigorizantes. y se puede mantener una conversación más
mutua con disciplinas afines. Los efectos del desenredo en la investigación
serán vigorizantes. y se puede mantener una conversación más mutua con
disciplinas afines. Los efectos del desenredo en la investigación serán vigorizantes.
La diferenciación de la actividad y la ocupación
mejorará el poder de nuestras intervenciones al apoyar el
desarrollo de la base de conocimientos, que proporciona
a la práctica un "mapa" (Ottenbacher, 1996, p. 329) de
hacia dónde vamos y qué habilidades se necesitan para
obtener allí. Los terapeutas ocupacionales requieren una
comprensión sofisticada tanto del repertorio cultural de
actividades típicas para personas de diferentes edades y
orígenes como de la naturaleza compleja de la
experiencia ocupacional construida personalmente y
completamente contextualizada. Ver la ocupación como
la experiencia única de una persona conducirá la práctica
hacia técnicas más perspicaces para obtener acceso a la
perspectiva y los objetivos únicos del cliente. Ver la
ocupación como ubicada en un contexto real impulsará la
práctica hacia aplicaciones más intactas, naturalistas y
basadas en la comunidad.
144
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en lugar de los de una generación o dos anteriores, y para reconocer más
claramente la variación cultural en las ideas de actividades.
La diferenciación de ocupación y actividad
también apoyará moralmente a los profesionales
ayudándoles a tener claro cuándo están sirviendo
a los valores del individuo y cuándo están
sirviendo a los valores de la sociedad. Los
terapeutas están en posiciones de poder en
relación con aquellos a quienes sirven. A veces,
los clientes no parecen ver claramente las
demandas de la cultura de comportamientos y
niveles de productividad adecuados. Cuando
traducimos sin cuestionar los valores culturales
incrustados en la actividad en expectativas de los
resultados de la intervención,
independientemente de los valores, el origen
étnico o las limitaciones de la persona, nos
convertimos en defensores del decoro.
Políticamente, la profesión será más asistida por la
diferenciación de actividad y ocupación al reclamar la actividad como
un dominio importante de experiencia para el campo en lugar de
abandonarla como indigna. En el mundo posmoderno, no podemos
ceñirnos a un solo idioma, sino que debemos adaptar nuestras
comunicaciones a la audiencia: clientes, terceros pagadores,
estudiantes e investigadores. Actividad es una palabra de sentido
común que sirve bastante bien para comunicarse de una manera
simple y general. La utilidad de reclamar el significado cultural
impreciso de la actividad dentro de nuestra base de conocimiento es
paralela a la utilidad de replantear los conceptos de juego y trabajo
como especialidades de la terapia ocupacional, a pesar de sus
historias cargadas de valores.
La actividad también se utiliza de manera importante en el sistema
de atención de la salud dentro de las definiciones de servicio facturable,
evaluaciones de función y grado de discapacidad, e incluso la
denominación de campos completos. La terapia ocupacional ha tenido
durante mucho tiempo responsabilidades únicas en el cuidado de la salud
para el retorno de la función en áreas de actividades de la vida diaria. En
la CIDDM-2 revisada, la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2000)
definió la discapacidad como barreras para la participación en la actividad.
El uso que hace la OMS (2000) del concepto de actividad se refiere a “la
ejecución de una tarea o la participación en una situación de la vida en un
entorno uniforme” (p. 9). El uso que hace la CIDDM-2 del término actividad
es muy congruente con la definición de actividad propuesta aquí. El
término de la OMS participación
se asemeja a la experiencia ocupacional en el sentido de que es una
medida de la entrada real de una persona y su interacción con el
mundo contextual de su "entorno actual" (p. 9). La actividad es un
área de especialización con la que la terapia ocupacional se ha
asociado durante mucho tiempo. Debemos reclamarlo en todos los
ámbitos políticos y utilizarlo para expandir vigorosamente nuestra
capacidad de ofrecer servicio.
Conclusión
La actividad y la ocupación son dos conceptos singularmente significativos.
Marzo / abril de 2001, Volumen 55, Número 2
 conceptos y, quizás, los conceptos más centrales del campo.
Requieren diferenciación. Desenredarlos será un tónico para la
disciplina y la profesión, contribuyendo a la claridad de nuestro
discurso, la sofisticación de nuestra investigación, el poder
político de la profesión, la seguridad moral de los practicantes y
la eficacia de las intervenciones. Es hora, y ya es hora, de que
tanto la actividad como la ocupación sean reivindicadas,
honradas, estudiadas y mejor utilizadas en la vida de aquellos a
quienes servimos. ▲
Expresiones de gratitud
Doy las gracias a Ruth Zemke, Doctorado, OTR, FAOTA, por años de exploración
teórica compartida; Florencia Clark, Doctorado, OTR, FAOTA, por su perseverancia y
desafío; y la Fundación Estadounidense de Terapia Ocupacional y Diane
Parham, Doctorado, OTR, FAOTA, por apoyar el análisis extenso del juego infantil que
incubó gran parte del pensamiento presentado aquí.
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