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MONOGRAFÍA

“CEREBRO Y LECTURA”

DOCENTE:
REYES MIÑAN, Yanet

ASIGNATURA:
PROBLEMAS Y TRASTORNOS DE APRENDIZAJE

CICLO:
VII DE PSICOLÓGIA

INTEGRANTES:
 AGUIRRE FUENTES, Maryori
Rubí
 BRAVO LOPEZ, Yaqueline
 DELGADO DÍAZ, Yenny Thalia
 DÍAZ SILVA, Neyser
 GAYOSO SILVA, Mayte
 GONZALES GIL, Leydi
 MONTENEGRO CABRERA,
Jheamy
 REVILLA ABANTO, Howard
 RUIZ MARECELO, Sofia Cecilia
Abigail
2021-II

DEDICATORIA
A nuestros estimados padres por habernos formado
como personas de bien e inculcarnos sus valores,
por ser el motor que nos impulsa a seguir adelante
por ser parte fundamental de nuestras vidas y nos
brinda todo su apoyo en nuestros estudios.

A nuestra dilecta y respetada profesora Yanet por


ser quien nos brinda sus conocimientos, por toda su
dedicación y esfuerzo para aprender más acerca de
nuestra amada carrera de Psicología.
INTRODUCCIÓN

La lectura de toda clase de escritos permite desarrollar nuestra imaginación. Leer


nos permite crear imágenes mentales de caras, situaciones, paisajes, espacios, etc. Es
aquí donde empiezan los beneficios de que leer tiene para nuestro cerebro.

Lo curioso es saber que nuestro cerebro humano no está genéticamente


“diseñado” para leer. La lengua escrita es un invento que consiste en la transcripción
modificada, aunque imprecisa, de nuestro lenguaje oral. Para eso el cerebro utiliza un
complejo entramado de circuitos para leer, esto consiste en un proceso mediante el cual
muchas áreas de nuestro cerebro comienzan a realizar funciones para las cuales no
evolucionaron. Cuando nacemos nuestro cerebro no cuenta con áreas específicamente
dedicados a la lectura por lo que aprender a leer altera el cerebro y genera nuevas
conexiones en áreas que antes del aprendizaje de esta nueva habilidad, no se
comunicaban.

El cerebro, en varios sentidos, funciona como un músculo: se entrena. Y la


lectura es una de las herramientas más valiosas que existen para ese entrenamiento. El
cerebro de una persona que desarrolla durante su vida la práctica de la lectura tiene más
probabilidades de mantenerse en mejor estado y durante más tiempo que el de alguien
que no tiene ese hábito.

Como sabemos la lectura es una actividad que nos permite desconectar y


relajarnos. Además, esta acción permite activar muchas de las regiones cerebrales que
activan nuestros sentidos. Ambos son dos conceptos que están muy relacionados. La
lectura facilita la decodificación del lenguaje y el pensamiento simbólico.

Hasta ahora se pensaba que la lectura afectaba únicamente al hemisferio


izquierdo. La producción del lenguaje sí afecta a esta zona, pero gran parte de su
comprensión, se produce en el hemisferio derecho.

Todas estas funciones que relacionan al cerebro y la lectura se desarrollarán de


manera más amplia más adelante. Tomaremos en cuenta la lectura, sus bases
neurológicas, el cerebro y su conexión con esta, las partes que están involucradas
explicadas de manera individual indicando la función de cada uno y su relación con la
lectura.
I. CEREBRO

I.1. Concepto neurológico

El cerebro, la mayor parte del encéfalo, consta de dos hemisferios cerebrales,


que se conectan por una masa de sustancia blanca denominada cuerpo calloso (figs. 1-
10). Cada hemisferio se extiende desde el hueso frontal al occipital del cráneo, por
encima de las fosas craneales anterior y media; en la parte posterior, el cerebro está
situado por encima de la tienda del cerebelo. Los hemisferios están separados por una
profunda hendidura, la fisura longitudinal, en la que se proyecta la hoz del cerebro.

I.2. Concepto psicológico

- El cerebro es el órgano que nos hace pensar, sentir, desear y actuar. Es el


asiento de múltiples y diferentes acciones tanto conscientes como no conscientes, que
nos permite responder a un mundo en continuo cambio y que demanda respuestas
rápidas y precisas.

- Se considera “cerebro” a todo el encéfalo, comprendiendo los dos hemisferios


(mitades) cerebrales, el diencéfalo, el tronco encefálico, y el cerebelo.

I.3. Una rápida visión anatómica del Cerebro

El encéfalo pesa aproximadamente 1,3 kg y su tamaño es de 1380 centímetros


cúbicos. Está alojado en la cavidad craneal que lo protege, con su cubierta ósea, del
medio externo, y está envuelto por unas membranas meníngeas y bañado por líquido
cefalorraquídeo. Mediante la abertura del agujero magno, el encéfalo se continúa con la
médula espinal, estructura compacta que contiene múltiples circuitos intramedulares y
haces de fibras nerviosas ascendentes y descendentes que permiten al cerebro dirigir o
supervisar la sensación y acción del resto del cuerpo.

I.4. Organización del Cerebro

El cerebro tiene miles de millones de células nerviosas (neuronas) y al menos el


doble de otras células (gliales). Las neuronas son los ladrillos con los que está
construido el cerebro y su propiedad más desarrollada es recibir, procesar y transmitir
información mediante la emisión de impulsos bio-eléctricos a cientos de otras neuronas.
Esta aparentemente enmarañada red de neuronas se organiza

en la corteza cerebral, a nivel microscópico, en varias capas (6) cada una con
unas entradas (aferencias) y salidas (eferencias) diferentes, conectando con partes
específicas del sistema nervioso. A la organización en capas se superpone una
organización modular, que permitiría el tratamiento específico de ciertas informaciones
por conjuntos de neuronas (las columnas).

La complejidad de la organización del sistema nervioso humano sigue


planteando importantes retos a la ciencia, aunque mucho se ha avanzado en las últimas
décadas. El cerebro tiene dos hemisferios (mitades), unidos por varios puentes, el mayor
es el cuerpo calloso con millones de fibras nerviosas que comunican ambos lados. Cada
hemisferio cerebral tiene unos territorios definidos como lóbulos cerebrales, delimitados
por grandes surcos (Cisuras). Estos lóbulos son: el frontal, parietal, temporal y occipital.

II. LA LECTURA

II.1. ¿Qué es leer?

Leer es el encuentro del lector con el texto, entendiendo que es un proceso


complejo en el que intervienen factores internos y externos; puede ser considerado
como individual, pero también colectivo, ya que el lector interactúa con el texto a través
de conocimientos y contextos previos, que ayudan al lector a construir significado a
través de la relación con su propia experiencia, con sus propios conocimientos y
habilidades lingüísticas (Rosales, 2015).

Leer es un proceso propio e interno del ser humano:

(Solé, 2011) considera que es un proceso “dialéctico entre un texto y un lector,


proceso en el que éste aporta su disposición emocional y afectiva, sus propósitos, su
experiencia, su conocimiento del mundo y del tema”, con lo cual se logra la interacción
de todos los elementos del texto que permiten comprender y construir un significado.
Pero la lectura también tiene un carácter social, histórico y cultural que condiciona la
competencia personal del lector y la naturaleza misma del texto escrito (p.8).

II.2. ¿Qué es lectura?

La lectura está destinada al proceso de obtención y comprensión de la


información almacenada escrita por símbolos (alfabéticos, pictogramas, fonogramas,
etc.). El término lectura se refiere al proceso mediante el cual ciertos datos colocados en
medios específicos se entienden y transmiten utilizando un código reconocido por el
lector (Rodríguez et al., 2018).

La lectura en el proceso de investigación requiere esfuerzo, atención,


perseverancia, placer y disciplina, y la relación que se establece entre el texto y el lector
es un proceso interactivo, constructivo y creativo, también la lectura es la base para
confrontar, ratificar, modificar o crear. nuevos conocimientos (Fernández & Ramírez,
2011).

Como un proceso de comunicación interactivo en el que se establece una


relación entre el texto y el lector que, al desarrollarlo como lenguaje e interiorizarlo,
construye su significado. En este contexto, la lectura se convierte en un proceso
constructivo al reconocer que el significado no es una propiedad del texto, sino que el
lector lo construye a través de un proceso de transacción flexible en el que al leer le da
un significado particular al texto según su conocimiento. y experiencia en un contexto
determinado (Gutiérrez & Montes, 2006).

La lectura es un acto personal que nunca se perfecciona del todo, por eso su
práctica diaria es importante, es una tarea a la que muchas personas no podían acceder
hasta hace unos años, incluso el aprendizaje por uno mismo implica un gran logro
porque es la clave de nuestra identidad. Cada vez que leemos nuestra mente se enfrenta
a nuevos retos, diferentes visiones, opiniones con las que nos convertimos en seres
capaces de plasmar nuestras ideas y por tanto de entender el mundo, porque a través de
la lectura los seres humanos somos capaces de comprender y analizar las ideas que nos
manifiestan otras personas, ya que estamos preparado para debatir, refutar y defender
nuestras opiniones, sin limitarnos a nada, ya que a través de esto, nosotros podemos
tener un conversación fluida porque poseemos el vocabulario y el conocimiento, de esta
manera se puede argumentar y formular una reflexión crítica sobre algún tema
planteado.

Leer es una acción que se multiplica, una que es función del reconocimiento de
letras, y reglas léxicas, otra de comprensión y otra de comparación, porque cuando
leemos se activan las memorias o recuerdos de otras lecturas y comenzamos a comparar
y crear conceptos propios (Hernández, 2011).

2.3 ¿Cómo leemos?

El proceso de lectura comienza en el ojo, donde la luz debe llegar a la retina; la retina
periférica capta una imagen borrosa que nos ayuda a orientarnos para seguir las líneas,
mientras que las letras y las palabras son captadas en nuestra retina central. Ver cuántas
palabras podemos leer al mismo tiempo, sin mover la mirada, es una forma de
comprobar que el ojo es, en realidad, un escáner pobre (Dehaene, 2014).
Contrariamente a lo que muchas veces creemos, la porción enfocada del campo visual
es muy pequeña. Sin embargo, tenemos la ilusión de “alta definición” porque nuestra
“imagen mental” integra varias imágenes de baja definición: uno de los tantos trucos del
cerebro (Dennett, 1995).

El movimiento por las líneas es llevado a cabo a través de saltos o sacudidas (saccades)
que son realizados aproximadamente 4 veces por segundo, utilizando para ello los seis
músculos extraoculares. Leemos gracias a estos movimientos sacádicos. Estos
movimientos permiten que la luz se dirija a la fóvea, en la retina central, siendo
fundamental su eficiencia para el proceso lector, sirviendo a su vez de indicador para
evaluar algunos aspectos de la lectura. Se ha encontrado correlación entre dificultades
en movimientos sacádicos y distintas variables, entre ellas algunas tan generales como
el rendimiento académico (Rincón, Hernández y Prada, 2017).

III. BASES NEUROLOGICAS DE LA LECTURA


En los años setenta del siglo pasado, con la aparición de las técnicas de neuroimagen no
invasivas, se produjo un auge de los estudios de la estructura cerebral en general y de
la estructura cerebral concerniente al acto de leer en particular, porque podían hacerse
mediciones a amplias poblaciones y en vivo, mientras se producía el acto de leer. Por
primera vez era posible compararlas anatomías de personas enfermas y sanas, las que
leían perfectamente y las afectadas por un trastorno, genético o sobrevenido
Las 3 áreas cerebrales implicadas principalmente en los procesos de lectura son:
1. El sistema dorsal: Incluye el área de Wernicke y el lóbulo parietal inferior. Su papel es
integrar información visual, fonológica y semántica, e interviene en el procesamiento
fonológico que nos permite aprender nuevas palabras.
2. El sistema ventral: Incluye el área occipitotemporal inferior y las circunvoluciones
temporal media e inferior del hemisferio izquierdo. Estas zonas se encargan del
procesamiento semántico de palabras y frases. Este sistema es especialmente relevante
para la lectura, ya que no se activa en el reconocimiento oral de las palabras. El
sistema es tanto más activo cuanto mayor es la destreza lectora de su propietario. La
actividad en esta zona va apareciendo y se va desarrollando en los niños a medida que
aprenden a leer y está más desarrollada en los buenos lectores.
3. El sistema anterior: Se localiza en la circunvolución frontal inferior y se ocupa de
cualquier actividad que requiera la pronunciación de fonemas. En la lectura se encarga
del reconocimiento de las palabras desde la correspondencia grafemafonema, es decir:
en el proceso lector ascendente.
Estas tres áreas se conectan entre sí por medio de dos circuitos, que han quedado bien
establecidos con la nueva técnica de la tractoraría. Con ella se observa claramente la
existencia de un circuito dorsal y otro ventral.
El circuito dorsal, que conecta el área de Wernicke con el área de Broca (zona
temporoparietal con la central, que comprende, además de las áreas mencionadas, las
circunvalaciones angular y supramarginal del lóbulo temporal) en el hemisferio 92
izquierdo. Este circuito se activa y desarrolla extraordinariamente durante los
comienzos del aprendizaje de la lectura y ocupa de la conversión grafema-fonema que
nos permite trasladar las grafías a sonidos.
El circuito ventral, que conecta el córtex visual con el lóbulo frontal, a través de la parte
inferior y media del lóbulo parietal, se encarga de reconocer la ortografía de las
palabras y conectarlas con su semántica. La mayoría de las personas utilizan los dos
circuitos, apoyándose más en uno u otro dependiendo de muchos factores.
Por ejemplo:
 Palabras frecuentes (v. ventral) o infrecuentes (v. dorsal)
 Sistema ortográfico de la lengua en la que se lee: transparente (V. dorsal) u opaco (v.
ventral)
 Lector bisoño (v. dorsal) o lector experto (v. ventral)
Pero ambos circuitos están conectados entre sí, puesto que la representación visual de una
palabra se forma en presencia de su escritura y necesita estar viéndola para aprenderla.
Por esta razón, los niños con dislexia evolutiva no consiguen desarrollar el área visual
de las palabras, debido a sus dificultades fonológicas.
Cualquier daño en los circuitos neuronales de una de las áreas cerebrales que se ven
implicadas en la lectura produce dificultades en ella, a veces insalvables y otras
veces haciendo necesaria una intervención específica para conseguir que el acto
de lectura pueda finalmente llevarse a cabo.
Estos daños pueden ser alteraciones fisiológicas o neuroquímicas de origen genético, a
las que llamamos dislexias evolutivas, o lesiones producidas por enfermedades
infecciosas, accidentes cerebrovasculares o traumatismos que son las consideradas
dislexias adquiridas.
Esa utilización en los procesos de lectura de varias áreas cerebrales, inicial y
simultáneamente dedicadas a otros menesteres, es, en sí misma, contradictoria con la
sensación que muchos tenemos, de que el acto de lectura es automático, instantáneo y
uniforme.
El procesamiento morfológico parece utilizar mayoritariamente el Área de Broca, mientras
que el acceso al significado de las palabras es más un dominio de áreas posteriores del
cerebro, sobre todo en la zona temporal Izquierda, que involucra a más de un área
concreta. Los procesos sintácticos se realizan en la circunvolución frontal izquierda,
con mayor relevancia en el Área de Broca. El procesamiento semántico se produce
principalmente en las áreas corticales ventrales y mediales del lóbulo temporal
izquierdo, aunque también involucra a la circunvolución angular en el lóbulo parietal y
la corteza prefrontal.
Los procesos pragmáticos, en los que está en juego el valor comunicativo del lenguaje en
referencia a la intención del hablante (a veces figurado), comparten los mismos
circuitos que los procesos de comprensión del lenguaje literal, pero añaden la
intervención de regiones del hemisferio derecho homólogas a las áreas especializadas
del lenguaje en el hemisferio izquierdo. La ironía, las metáforas los refranes y el
sentido figurado necesitan de los dos hemisferios para ser tenido en cuenta el
significado que el escritor puso en sus palabras.

IV. RELACIÓN ENTRE EL CEREBRO Y LA LECTURA:


Cerebro y lectura son dos conceptos que están muy relacionados. La
lectura facilita la decodificación del lenguaje y el pensamiento
simbólico. Hasta ahora se pensaba que la lectura afectaba únicamente al
hemisferio izquierdo. La producción del lenguaje sí afecta a esta zona, pero
gran parte de su comprensión, se produce en el hemisferio derecho.
La acción de leer es capaz de generar imágenes mentales a partir de las
descripciones. Este hecho favorece el acceso al contenido inconsciente de
nuestro cerebro, reorganizando las estructuras cerebrales y las redes
neuronales.
Diferentes estudios muestran como los movimientos que realizan los
personajes de la novela, activan diferentes áreas cerebrales. Estas áreas
activadas son las mismas que se hubieran activado si los lectores hubieran
realizado estos movimientos. Este hecho es muy importante para desarrollar
las sensaciones del cuerpo y a la empatía.

V. EL CEREBRO ¿CENTRO DEL APRENDIZAJE?

Es aconsejable que los educadores y maestros relacionados con la tarea de


enseñar a leer estén informados sobre los estudios de neuroimagen
relacionados con la lectura y sobre todo con aquellos resultados que podrían
resultar más aplicables al aula. Sin embargo, la investigación sobre
neurociencia puede resultar tan apasionante y tan “objetiva” que podría
llegar a parecer que cualquier experimento publicado tiene una aplicación
educativa real y práctica. Esto no suele ser así, las investigaciones en
neurociencia se llevan a cabo en un contexto de laboratorio bastante alejado
de la práctica educativa que se realiza diariamente en el aula. Por tanto, el
educador debe recibir con cautela los mensajes que últimamente se han
hecho muy populares sobre cursos y talleres que “basados en la
neurociencia” tienen el poder de modificar el cerebro. No deberíamos perder
de vista una visión holística de la enseñanza y del aprendizaje de la lectura
que no se basa únicamente en el cerebro como si este fuera lo único
importante en el aprendizaje.

Según Fisher y Heikkinen (2010) el modelo dominante en las sociedades


occidentales sobre la mente humana considera que el cerebro es el órgano
central de la conciencia y del aprendizaje. El cerebro se considera la fuente
de la personalidad y el asiento del “yo”. Influenciados por este modelo
tendemos a igualar a las personas con su cerebro.

Así es como cualquier noticia sobre el cerebro genera gran interés,


credulidad y en muchas ocasiones interpretaciones erróneas al tratar de
llevar los resultados de un área médica a un área educativa con lenguajes y
paradigmas de investigación muy diferentes.

El cerebro, no se puede considerar aisladamente, ya que este se ilumina o


experimenta diferentes patrones de activación, en un sistema completo: el
cuerpo, que a su vez se inserta en un contexto social determinado. El
cerebro humano recibe el impacto de nuestra salud física, nutrición,
ejercicio y relaciones personales. Es más, el cerebro depende de las acciones
realizadas para desarrollarse.

Se aprende actuando sobre el mundo, no simplemente pensando o


escuchando sobre él. Aunque la idea parece bastante obvia, en ocasiones se
tiende a olvidar centrando todo interés y atención exclusivamente en el
cerebro como centro de todo aprendizaje.
Una perspectiva holística del aprendizaje debería considerar la importancia
de los estímulos que los lectores principiantes reciben: adecuada formación
del profesorado, métodos de aprendizaje apropiados, recursos impresos
variados, ambiente de trabajo bien organizado y que proporciona seguridad
al aprendiz, salud física, nutrición, aptitud física. Comprender esta
perspectiva global a la hora de diseñar programas de lectura es tan
importante como comprender los procesos cognitivos y neurales que
intervienen para aprender a leer.

VI. CONCLUSIONES

La lectura solamente puede llevarse a cabo porque el cerebro humano es


extraordinariamente plástico para establecer nuevas conexiones en estructuras
cerebrales ya existentes, estas nuevas conexiones llegan a ser posibles porque
el cerebro es moldeado por la experiencia y la práctica. Esta remodelación o
adaptación de sistemas cerebrales que trabajan conjuntamente no se crea
instantáneamente, sino que se desarrolla con el tiempo y la práctica intensiva,
desde los primeros contactos con las letras, hasta la adquisición de la lectura
experta.
La lectura es una actividad que activa, en primer lugar, la corteza visual para
procesar una información consistente en símbolos, que son reconocidos en
ciertas áreas del cerebro como letras, otras áreas del cerebro juntan esas letras y
las reconocen como conjuntos que constituyen palabras y a su vez contactan
con otras áreas que dotan de significado a esas palabras y grupos de palabras
para activar las áreas del lenguaje y generar entendimiento. Toda esta secuencia
de procesos activa el riego sanguíneo y la creación de neuronas.

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