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UNIVERSIDAD CATOLICA SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO

PARIDAD DE GÉNERO EN LOS ÁMBITOS DE PODER DENTRO DEL ENTORNO


LABORAL

INTEGRANTES:

Carla Acurio Quispe

Karla Castro Carpio

Winnye Chávez Escurra

Roxana Dueñas Samaniego

Angie Ortiz Guevara

Jerelyn Peche Saveedra

Sara Sánchez Monja

CURSO:
Doctrina Social de la Iglesia

PROFESOR:
Cesar Eduardo Piscoya Chafloque

CICLO:
VIII

2020
PARIDAD DE GÉNERO EN LOS ÁMBITOS DE PODER DENTRO DEL ENTORNO
LABORAL

I. INTRODUCCIÓN

La desigualdad constante en las relaciones de poder entre ambos sexos ha suscitado


un tipo de violencia y acoso ejercida contra las mujeres denominada violencia de
género; avalada a través de ciertas prácticas sociales y culturales. Esta problemática
incide negativamente sobre la salud física y mental de las mujeres y su paridad en los
ámbitos social, político y laboral, representando uno de los desafíos más serios para
el desarrollo humano sostenible en América Latina

En el Perú, este fenómeno obstruye cotidianamente la participación de las mujeres en


cualquier ámbito de poder, a través de prácticas tales como la laborales por obligación
a renunciar a trabajo por el acoso que sobrellevan en él, la existencia de obstáculos
al normal desempeño en el ejercicio de sus tareas, la prohibición a expresarse, la
difamación, el acoso a través de los medios, los insultos, las calumnias, la violencia
sexual, la agresión física, entre muchas otras más.

Dentro de este marco, el debate sobre los obstáculos vinculados a la paridad de


género en favor de las mujeres, en este milenio comenzó a enmarcarse sobre la base
de la aplicación del principio de la paridad entre varones y mujeres en el acceso a los
ámbitos de poder.

Este trabajo se propone contribuir al debate sobre la adopción de la paridad de género


en favor de las mujeres en el Perú, con un enfoque social y religioso, a través del
análisis de la realidad actual y de ciertos desafíos vinculados a la implementación de
este mecanismo con el fin de contribuir de manera efectiva a la eliminación de la
discriminación en los centros de trabajo y a fomentar la igualdad de oportunidades y
trato entre hombres y mujeres.

OBJETIVO GENERAL:

 Identificar los obstáculos y desafíos de la paridad de género en el ámbito


laboral de la ciudad de Chiclayo.

OBJETIVO ESPECÍFICO:

 Promover la igualdad de género y la autonomía de la mujer dentro del ámbito


laboral.
 Señalar algunos obstáculos que impidan la paridad de género en el ámbito
laboral

II. DESCRIPCIÓN DE LA REALIDAD

El diccionario de la Real Academia Española (2014) define la paridad como la igualdad


de cosas entre sí. La paridad de género es entendida así, como la participación
equilibrada de hombres y mujeres en posiciones de poder y de toma de decisiones en
todas las esferas de la vida (políticas, económicas y sociales). No es una cuota mayor
a favor de las mujeres sino la expresión más amplia de la universalidad. Esto implica
el reconocimiento de las mujeres como ciudadanas plenas y una nueva práctica de
ciudadanía orientada a fortalecer las democracias modernas. (Albine, 2015)

La paridad de género busca redefinir la concepción de los poderes, como espacios


que deben compartirse igualitariamente entre hombres y mujeres, sobre todo en
tiempos actuales, donde la violencia y la desigualdad entre géneros está tan presente
en nuestra sociedad, y a pesar de eso no hacemos nada para evitarlo. La violación de
los derechos de las mujeres y la violencia de género no son problemas nuevos, son
conductas que hasta hace un par de años eran socialmente aceptadas y que
principalmente se consideraban dentro del ámbito de la vida privada de las personas,
por lo cual eran muy poco conocidas.

El respeto a la integridad física y psicológica de una persona es un derecho humano


básico. Esto implica tomar acciones que erradiquen acciones que desvaloricen y/o
denigren a las mujeres o que fomenten entornos de acoso sexual y laboral, que
coloquen barreras al reconocimiento de su trabajo o que le den un menor valor.

Dentro del entorno internacional, podemos destacar el rol de la mujer en la iglesia,


pero no siendo parte de una congregación de religiosas, sino que en los últimos años
las mujeres han empezado a posicionarse dentro de roles que solo eran destinados
para hombres, estos son el obispado y el sacerdocio. Desafortunadamente, no todo
ha sido sencillo, según en una nota realizada por el Diario BBC Mundo, recientemente
y por primera vez en su historia, en la Iglesia de Suecia hay más pastores mujeres
(1533) que hombres (1527), es decir: el 50,1% frente al 49,9%. Esto en cierta parte es
bueno porque vemos que el tema de igualdad en los diferentes cargos está tomando
mayor relevancia, pero al mismo tiempo ha traído consigo que muchos de los colegas
de las clericales, tengan actos discriminatorios y malos tratos solo por el hecho de ser
mujeres provocando que dudaran de su vocación y que además obstaculizan sus
labores pastorales.

Por otro parte, dentro del entorno laboral, según el último Informe anual sobre la
brecha global de género del Foro Económico Mundial, en 2019 “sólo un puñado de
países” se estaban acercando a la igualdad en lo que respecta a la participación
económica y oportunidades de las mujeres. Para lograr esto por completo, al actual
ritmo el mundo necesitará 257 años más. (CNN, 2020)

En el entorno empresarial, en México podemos ver que la inserción de las mujeres en


el campo laboral a aumento en los últimos años, desafortunadamente, no se ha
logrado condiciones de igualdad para las mujeres con respecto a los hombres para
reducir las brechas en la participación laboral, la segregación ocupacional y la
discriminación salarial por motivos de género. Al mismo tiempo, la reorganización de
los hogares y las políticas de conciliación no han evolucionado en la misma medida
que otros países desarrollados. (Instituto nacional de las mujeres, 2018)

En el Perú, según la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar - ENDES del 2019


(INEI 2019) se han registrado 222 mil 376 denuncias por violencia y 7 mil 789 casos
de violencia sexual en el año 2018, esto implica un incremento del 79.3% y 26.2% con
relación al año 2012. El Programa Nacional contra la Violencia Familiar y Sexual-
PNCVFS - Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, atendió 133 mil 697
víctimas de violencia familiar y sexual en el año 2018. Las cifras presentadas, fueron
alarmantes, pues subieron considerablemente comparado con años anteriores, la
violencia de género contra las mujeres se ha instalado como un fenómeno estructural
de nuestra sociedad, siendo así que el impacto que ha alcanzado ese problema es
realmente grave.
El estudio «La mujer en el Perú. Rol de la mujer en la sociedad» de Datum
Internacional, coloca al Perú en el segundo lugar en el que las mujeres afirman haber
sufrido acoso sexual en su lugar de trabajo (41%) en el último año. Siendo esta una
realidad muy preocupante en nuestro país, sin embargo, la búsqueda de brindarle a
la mujer un rol más activo y seguro en nuestra sociedad ha sido un tema muy debatido
los últimos años, desde la búsqueda y la lucha constante por la equidad salarial, hasta
el promover otorgar cargos de poder y liderazgo en las empresas.

En nuestro país, la brecha salarial es de un 26.3% una de las más grandes en


Latinoamérica, según la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil)
La búsqueda de equidad salarial entre hombres y mujeres sigue siendo uno de los
más grandes desafíos del mundo laboral, hoy en día son muchas las empresas que
contratan mujeres en cargos que hace unos años eran destinados únicamente a
hombres. Los datos del Instituto Nacional de Estadística de Perú revelan que las
mujeres ganan un 30% menos que los hombres desempeñando las mismas
actividades, situación que se intenta mejorar con la aplicación de la Ley 30709; ley
que prohíbe la discriminación salarial entre hombres y mujeres, efectiva desde juli del
2019 por parte de Sunafil.

Hoy más que nunca, somos conscientes de la necesidad de levantar plataformas a


favor de los derechos de las mujeres en nuestro país.

Por otro parte, en el ámbito local, en la región Lambayeque hay una población que
asciende a 1,721,600 personas, donde 669,700 mujeres y 652,000 varones. Es decir,
somos un poco más de la mitad. Las situaciones de desigualdad entre hombres y
mujeres en Lambayeque se reflejan en distintos ámbitos: desigualdad en cargos
públicos, donde 3 de cada alcalde provincial, ninguna es mujer. Asimismo, se refleja
la desigualdad económica donde el 31,3% de mujeres lambayecanas no cuentan con
ingresos propios. Si hablamos de desigualdad laboral, según el gerente regional de
trabajo de Lambayeque, Abog. Guillermo Segura Díaz informó que aún existe una
brecha salarial entre hombres y mujeres que supera el 40%. Demostrando que en
nuestro país la desigualdad de género impide la superación profesional y laboral de
las mujeres.

El promedio de ingreso mensual de una mujer es de 774 soles a diferencia de los


hombres que llega a 1378 a más, según el cargo que ocupe. Así también las
condiciones laborales para las mujeres siguen siendo desfavorables, ya que según
datos estadísticos del INEI las mujeres en edad de trabajar dedican más horas del día
al trabajo doméstico no remunerado, el 80.4% de las mujeres en edad de trabajar y
que están ocupadas se ubican en actividades informales, lo que ocasiona que no
cuenten con un seguro social, vacaciones y otros beneficios sociales que brinda la
formalidad y que contribuyen al bienestar familiar.

Continuando con la diferencia laboral, las mujeres en algunos centros de trabajo son
víctimas de hostigamiento sexual laboral y no se atreven a denunciar por temor de
perder su trabajo.

Los derechos laborales de las mujeres trabajadoras son los mismos que el de un
varón, además del descanso pre y post natal, hora de lactancia y uso de lactario en el
caso de empresas que cuenten con más de 20 trabajadoras en edad fértil la instalación
de este es obligatorio. La asignación familiar es un derecho que gozan tanto el padre
como la madre trabajadora siendo del 10% de la remuneración mínima vital,
actualmente no supera los 75 soles.
El Gerente de Trabajo manifestó que se viene trabajando en la erradicación de dichas
brechas laborales para hacer una distinción a las mujeres que luchan por el respeto
de los derechos sociales y laborales de la mujer en nuestra región.

III. MARCO TEÓRICO

3.1. CAUSAS Y CONSECUENCIAS

Entre las causas de la brecha salarial de género se sitúa la tradicional segregación


laboral de las mujeres que las confina a determinados puestos de trabajo y a
determinados sectores de actividad contribuyendo así a la persistencia de la
discriminación salarial. Los trabajos que las mujeres realizan predominantemente
están peor retribuidos que aquéllos otros que predominantemente realizan los
hombres. Así mismo esta realidad tiene mucho que ver con el propio sistema
clasificatorio y sus consecuencias salariales. Por ello, una vez que prácticamente se
haya alcanzado la neutralidad en la definición de las antiguas categorías
profesionales, para corregir el sexismo del sistema clasificatorio, persistiría la
composición predominantemente femenina de aquellas a las que se asignaban los
niveles salariales más bajos. Por otra parte, la segregación vertical de género también
tiene consecuencias directas e incluso indirectas sobre la brecha salarial de género.
El menor número de mujeres en puestos directivos también incide negativamente
sobre las desigualdades salariales del resto de la plantilla, ya que estudios recientes
corroboran la hipótesis de que existe una mayor brecha salarial en las empresas
dirigidas por hombres. Además, es preciso también tener en cuenta las consecuencias
que los roles familiares de hombre y mujeres tienen sobre la posición de éstas en el
mercado de trabajo y, en concreto, no puede obviarse, desde la perspectiva de
género, la incidencia que la realización del trabajo doméstico por las mujeres tiene
sobre su salario. Por ello, el reparto desigual de las responsabilidades familiares y en
el hogar perjudica la posición de las mujeres para poder competir en condiciones de
igualdad en el mercado de trabajo, o, en otros términos, disminuye su productividad
por la menor inversión de las mujeres en capital humano. En definitiva, diferencias en
formación y nivel de cualificación determinan también que las mujeres ocupen trabajos
peor remunerados. Las diferencias salariales entre hombres y mujeres, como se viene
insistiendo desde hace ya algunas décadas, no desaparecerán en tanto no cambie el
reparto del trabajo en el seno de la familia (Benavente et al., 2016)

Cuando hablamos de desigualdad de género hay que tener en cuenta algunas causas
y consecuencias que puedan ocasionar las desigualdades.

(Jiménez, J,2017) Nos indica que tenemos que tener en cuenta una serie de
elementos originarios, los cuales ayudan a contribuir una reproducción de
desigualdades. Estos factores son aquellos elementos o circunstancias que
contribuyen a provocar un resultado; por lo tanto, debemos considerar a los factores
de desigualdad como aquellos elementos que unidos influyen y contribuyen a explicar
o aclarar las causas por las que se producen las desigualdades. Cuando hablamos de
desigualdad de género en el mercado laboral debemos tener en cuenta aquellos
elementos que explican las desigualdades o diferencias que se producen entre
hombres y mujeres a la hora de acceder, permanecer, y promocionar en un puesto de
trabajo. Algunos aspectos importantes a tener en cuenta en el origen de la desigualdad
de género, son la cultura, la idiosincrasia, y las tradiciones de un país o región; estos
aspectos influyen en el origen de la inequidad o desigualdad que se produce, no solo
en el ámbito del género, sino también de raza, religión, posición económica, o social.
En este caso nos detendremos en aquellos factores diferenciales de género que
inciden en el mercado de trabajo, entre los que están las políticas de empleo que
median entre los sectores familiar doméstico y el de las organizaciones empresariales,
con la división del trabajo, donde a pesar de haber avanzado mucho en la igualdad de
género, sigue existiendo la exclusión de las mujeres del espacio público y económico,
quedando éstas relegadas a la base de una estructura social donde permanecen
vinculadas al ámbito doméstico. En definitiva, a las mujeres se les sigue asignando
una serie de roles y estereotipos de género que perpetúan su desigualdad.

3.2. LA CUOTA DE MUJERES EN LAS EMPRESAS

En el año 2015 el salario medio bruto de un trabajador en España era de 22.858 euros
anuales según datos del Instituto Nacional de Estadística; por género, las cifras
oscilaban entre los 19.744 euros de media que ganaba una mujer, frente a los 25.727
euros de media que ganaba un hombre. Por lo tanto, traduciendo estas cifras en
porcentajes podemos decir que en el año 2015 la «brecha salarial» se situaba en torno
al 14,9%, es decir, que los hombres ganaron un 14,9% más que las mujeres respecto
al salario medio bruto en España. El dato positivo lo encontramos en que esta brecha
se redujo un 2,9%, respecto al año anterior, cuando dicha brecha se situaba en el
17,8% por encima de la media europea que es de un 16,7%. Por último, respecto a la
brecha salarial hay que indicar que ésta puede variar según el nivel de formación y
cualificación de las mujeres respecto a los hombres; de hecho, la diferencia se
incrementa hasta un 28% cuando la cualificación de las mujeres es inferior a la de los
hombres en puestos de similares características (Jiménez, J,2017).

3.3 OBSTACULOS

Durante muchos años, las mujeres han enfrentado inequidad de género en diversos
ámbitos, entre ellos el económico. Decidido a cambiar esta situación, el Gobierno ha
asumido la responsabilidad de promover la igualdad de oportunidades y fomentar el
empoderamiento de las mujeres para que gocen plenamente de sus derechos y
libertades sin discriminación ni exclusión.

En el Perú, cada vez son más las mujeres que acceden a puestos de trabajos y ganan
más que antes. Sin embargo, todavía se mantiene una brecha salarial de 20% en el
sector público y privado. Es decir, los hombres tienen más oportunidades laborales y
ganan un 20% más realizando la misma actividad que la población femenina. Hay una
fuerte situación de desigualdad de oportunidades, lo que determina la necesidad de
encarar un conjunto de brechas. Así, se observan obstáculos para el acceso al crédito
y a la propiedad de activos, brechas de ingresos atribuibles a la discriminación, así
como la persistencia de construcciones culturales y jurídicas que se reflejan en la falta
de políticas que promuevan la participación conjunta de mujeres y hombres(ILO,2016).

El desempleo es uno de los obstáculos que se ha visto reflejado hoy en día. En el país,
el 5,6% de las mujeres del área urbana que desean y necesitan trabajar no lo pueden
hacer, a pesar de estar buscando activamente trabajo. Las implicancias de esta
situación son importantes en términos del impacto que estos obstáculos tienen sobre
estas mujeres y sus familias. Un período largo de desempleo lleva a una disminución
en la autoestima de las desempleadas, y puede traducirse en una aceptación de
sueldos muy bajos en puestos muy precarios, en el aumento de la tasa de inactividad
en función del desaliento, lo que ayuda a continuar con el círculo de pobreza de estos
hogares(INEI,2017).
Otro obstáculo es que a las mujeres no se les brinda una mayor accesibilidad a los
créditos; un reto para lograr esto sería un empoderamiento económico, ya que las
mujeres tienen un potencial inmenso para dinamizar la economía de los países, pero
en muchas ocasiones la discriminación de género vendría hacer un obstáculo el cual
no dejaría cumplir estas expectativas. A menudo las mujeres acaban desempeñando
trabajos no remunerados y poco seguros, y siguen ocupando menos puestos
directivos en las empresas. Adicionalmente, su menor acceso a los sistemas
financieros limita su participación en la vida económica. En este frente, es importante
promover la creación de más productos financieros para aumentar la alfabetización
financiera entre esta población, y en la creación de programas de emprendimiento
para la independización de ingresos(ONU,2016).

En algunos países de América Latina, con altos índices de violencia de género, la


incursión de las mujeres en el juego político electoral, ha visibilizado que existan
diversos obstáculos culturales más preocupantes que condicionan la participación
política de este grupo social, el acoso y violencia política en razón de género en el
cual el papel de la mujer sea indicador de vulnerabilidad.

Sin embargo, no toman la importancia que el trabajo humano tiene un valor ético, el
cual está vinculado completa y directamente al hecho de que quien lo lleva a cabo es
una persona, un sujeto consciente y libre, es decir, un sujeto que decide de sí mismo,
es por ello que debe existir un respeto.

Por otro lado, en la encíclica de laborem exercens, aporta que el Magisterio de la


Iglesia debe reconocer que su principal función es la reacción inmediata contra el
sistema de injusticia sobre cualquier hecho que suceda en el trabajo, el cual es
consecuencia de la industrialización.

Esta situación es favorecida por el sistema socio-político liberal que, según sus
premisas de economismo, aseguraba la iniciativa económica de los solos poseedores
del capital, y no se preocupaba suficientemente de los derechos del hombre del
trabajo, afirmando que el trabajo humano es solamente instrumento

Es por ello que esta problemática obstruye cotidianamente la participación política en


un ámbito laboral y más aún en de las mujeres, incluso en países
quedan adoptado las cuotas de género o la paridad política través de práctica
s tales como la obligación a renunciar a su banca una vez que han sido electas, la
existencia de obstáculos al normal ejercicio de sus tareas, la prohibición a expresarse,
el acoso a través de los medios, insultos,
difamación, calumnias, violencia sexual, agresión física, dominación económica en
el plano doméstico y político y la persecución de sus parientes y seguidores.

Algunos factores que promueven el acoso y violencia política en razón de género se


vinculan a ciertas reglas político institucionales, rasgos de la cultura político partidaria
y características étnico sociales que atraviesan el contexto de participación política
tanto a nivel nacional como local de gobierno.

Esto es lo que pasa en Latinoamérica, y más aún en Perú, pues un caso en el cual, la
regidora Ruth Paz Coricasa afirmó –luego de ser golpeada por el alcalde de la
provincia de Cotabambas– que dedicarse a la política en ese país es casi una
maldición para las mujeres por la falta de respeto que aún existe hacia las mujeres
pues esta situación pone de manifiesto la falta de reconocimiento y voluntad
gubernamental para prevenir y sancionar el ejercicio de esta expresión de violencia
de género.
3.4 OPORTUNIDADES

El rol y la importancia de la mujer al interior de la Iglesia Católica

El papel de la mujer en la iglesia primitiva

El rol de la mujer en diferentes áreas de la sociedad, civiles, políticas e incluso en lo


religioso ha sido siempre relegada a participar más que todo como espectadora. En la
historia bíblica, la presencia de la mujer ha sido constante en cuanto a la articulación
de la comunidad se refiere, y a través de la historia, su rol en la vida de la iglesia ha
sido constante, llevando a cabo adelante procesos de educación y de evangelización.

En el seno de la Iglesia Católica y durante el ministerio de Jesús, hombres y mujeres


participaban en igualdad en todos los “servicios” y discipulados.

Roles de la mujer en la Iglesia actual

Las mujeres cumplen en la actualidad una gran variedad de funciones y


responsabilidades dentro de la Iglesia, excepto el sacerdocio ministerial que le ha sido
ya vedado, muchas se desempeñan como catequistas, lectoras, responsables de
grupos apostólicos, ministras de la comunión, en algunas localidades lejanas a lo largo
del mundo las mujeres ejercen como ministras de la palabra. Muchas mujeres,
consagradas o no, ejercen funciones directivas en diversas instituciones,
congregaciones, centros educativos asociaciones y similares.

La mujer en la Doctrina social de la iglesia

El Concilio Vaticano II, como acontecimiento principal de la Iglesia universal en el siglo


XX, supuso la aceptación explícita de la participación social de la mujer en igualdad
de derechos con el varón. Este periodo de toma de conciencia eclesial acerca de los
problemas del mundo contemporáneo y entre ellos los referidos a la mujer; un tiempo
para poner los cimientos doctrinales de un edificio que se habrá de construir
posteriormente.

Es durante la época industrial junto con la incorporación de la mujer al mundo laboral


impulsó su lucha por la igualdad de derechos y alentó la conquista de su
independencia como persona.

Pío XI, en la encíclica Quadragesimo anno, insiste en la necesidad de valorar y


proteger la función indispensable de la mujer en la vida familiar. Denuncia la cortedad
de los salarios como razón que empuja a la mujer al trabajo extra doméstico y reclama
que los derechos de la familia sean atendidos, lo cual exigirá que el salario del
trabajador tenga carácter "familiar", es decir, que alcance para el sustento de la familia
entera. En la encíclica se aprecia una notable diferencia entre el derecho al trabajo
reclamado para los hombres y la tolerancia del trabajo de las mujeres.

Sin embargo, el pontificado de Pío XII (1939-1958) coincide con el período de las
grandes transformaciones sociales operadas a mediados del siglo XX, para ese
entonces el feminismo era ya un movimiento social bastante influenciable y
consolidado, acrecentado gracias a las circunstancias de la guerra, pues las mujeres
se vieron obligadas a asumir actividades hasta ese momento catalogadas como
únicamente para el género masculino. Junto al movimiento feminista, aparecen
movimientos de mujeres cristianas que, si bien el Papa los orienta prioritariamente a
una tarea de "restauración", van a suponer una conciencia mayor en el interior de la
propia Iglesia respecto a la dignidad y derechos de las mujeres

En su Alocución a las mujeres de las asociaciones cristianas de Italia (21 de octubre


de 1945), el Papa Pio XI hace eco del relieve que había adquirido la participación de
la mujer en la vida social y política, promoviendo intereses tales como mantener y
reforzar la dignidad de la mujer.

En la época de Juan XXIII, en su encíclica Pacem in terris (1963) señaló la presencia


de la mujer en la vida pública como una de las notas características de la época, uno
de los mayores sucesos junto con la emancipación de las clases trabajadoras y de los
pueblos oprimidos; en ese mismo documento se señala además la igualdad de
derechos y deberes del varón y la mujer en el ámbito de la familia.

"Tienen los hombres pleno derecho a elegir el estado de vida que prefieran, y, por
consiguiente, a fundar una familia, en cuya creación el varón y la mujer tengan iguales
derechos y deberes" (PT 15)

Se explica además que no solo basta un reconocimiento teórico de los derechos de


las mujeres, sino que este debe ser integral de modo que la vida doméstica no debe
menospreciar la vocación de la mujer se trata de buscar alternativas sociales a una
demanda nueva: compatibilizar los roles de esposa y madre con el desarrollo de la
propia profesión.

En la encíclica Mater et magistra, Juan XXIII señala la obligación que concierne al


Estado de tutelar, en el ámbito de la vida socio-económica, los derechos de los
miembros menos protegidos, entre ellos las mujeres.

En la Pastoral Gaudium et spes, los padres conciliares realizaron dos afirmaciones


principales respecto al análisis de la condición social de la mujer; por una parte, indican
que "la mujer, allí donde todavía no lo ha logrado, reclama la igualdad de derecho y
de hecho con el hombre" y se añade además” las mujeres ya actúan en casi todos los
campos de la vida, pero es conveniente que puedan asumir con plenitud su papel
según su propia naturaleza" (GS 9)

En la primera encíclica social de Juan Pablo II, Laborem exercens (1981), dedicada al
trabajo humano, señala las exigencias que la propia vocación de la mujer comporta
para un ordenamiento de las relaciones laborales en el cual se reconozca el acceso
de la mujer al trabajo a la vez que se posibilita el desarrollo de todos sus derechos
personales y familiares, en la encíclica se reconoce la incorporación de las mujeres a
los diversos ámbitos laborales.

Oportunidades de la paridad de género en el ámbito político

El derecho fundamental a la participación política debe ser ejercido en condiciones de


igualdad, a fin de fortalecer la democracia. En el caso de las mujeres, el ejercicio de
esta facultad – que incluye el derecho de ser elegido/a y elegir libremente a sus
representantes- ha sido tradicionalmente minoritario. Acorde con el marco jurídico
internacional, que reconocía la necesidad de que los Estados promuevan medidas
efectivas para garantizar la participación de las mujeres en el ámbito de decisión
política, en el año 1997, el Estado peruano aprobó la cuota de género con el objetivo
de mejorar las posibilidades de acceso de las ciudadanas a cargos de elección
popular.
Sin embargo, para una mujer es difícil formar parte de un ambiente político el cual no
ha tomado conciencia sobre el rol y la importancia de la mujer hoy en día. Por ejemplo,
cuando una mujer decide ser candidata para un cargo de elección popular, es casi
seguro que sea ubicada en los últimos lugares de la lista, los cuales suelen ser de
menor elegibilidad. Por otro lado, es invitada por la organización política a la que
pertenece solo por cumplir una cuota de mujeres y no es tomada en cuenta por las
instancias altas de poder y decisión. También es probable que sufra situaciones de
acoso político o que su capacidad de decisión sea menospreciada debido a
estereotipos de género que consideran que la mujer tiene un rol distinto.

Afortunadamente, en la actualidad existen diferentes instituciones como PNUD Perú,


la Asociación Civil Transparencia y ONU Mujeres, los cuales organizan espacios
donde las mujeres desarrollan capacidades sobre gestión pública, marketing político
y planes de gobierno; pero también de sensibilización sobre las limitaciones que
presentan las mujeres para participar en la vida política y pública, de forma que, las
candidatas capacitadas, puedan promover oportunidades de participación política
para otras mujeres.

Asimismo, por parte de nuestro gobierno se han presentado diversos proyectos para
garantizar la paridad de género en el ámbito político. Uno de ellos fue que se había
planteado que en la lista de candidatos al congreso debía incluir, de manera alternada,
un 50% de mujeres y un 50% de hombres, algo que fue rechazado por el Parlamento,
que en ese entonces domina el partido fujimorista Fuerza Popular. (Gestión, 2018)

Oportunidades de la paridad de género en el ámbito psicológico

El género ha tomado relevancia y se ha incluido en diversas disciplinas que antes no


lo consideraban, por lo que surge el cuestionamiento sobre cuál ha sido su papel en
la psicología pues, como ciencia humana, debería tener en cuenta la influencia que
tiene el hacerse hombre o mujer en la sociedad.

Rodríguez, menciona que, para definir el género, en especial en el ámbito de la


psicología, es importante decir que, aunque esta noción se empieza a incluir en varios
ámbitos, existen diversos enfoques que permiten definirla y entenderla de forma
diferente, por lo que el género puede interpretarse de modos disímiles.

García, nos dice que se desarrolló a partir del año 1949, con los estudios
de Money sobre hermafroditismo provocado por insensibilidad a andrógenos, pues
encontraba una diferencia entre el sexo genético y el sexo asignado socialmente
según el cual había sido criada la persona. Por tanto, el concepto sexo hace referencia
a las condiciones orgánicas que establecen diferencias biológicas entre hombres y
mujeres, condiciones congénitas y universales. Desde la psicología diferencial el
género puede entenderse como un rasgo, es decir como una característica básica de
la personalidad; desde el paradigma cognitivo, se entiende como un proceso
psicológico.

La psicología en relación con el género cambió. Al principio con un enfoque más


tradicional, se acercaba a una explicación insta sobre la realidad del género.
Posteriormente, se transformó en una psicología más abierta a las explicaciones
multicausales y más acorde con las construcciones sociales del género. El estudio del
género en psicología supone un reto para la disciplina en pro de un cambio hacia una
sociedad más igualitaria y, permite, una formación más integral de los psicólogos y
psicólogas que responda a las necesidades socioculturales y políticas del mundo.
IV. PROPUESTA DE ACTUACIÓN

Transformar las relaciones desiguales de poder entre géneros involucra ciertamente


la toma de conciencia, la ampliación de opiniones y oportunidades así como la difusión
de información, teniendo como fin la creación de relaciones fundadas en la igualdad y
la equidad, si bien es cierto, este tipo de acciones requieren grandes cambios
estructurales en la sociedad, pero el tomar parte en una lucha que lleva años
encaminada es una manera de alzar la voz en búsqueda de brindar un pequeño aporte
en una lucha en la que estamos involucradas.

Para poner en práctica todo lo hablado en el trabajo antes descrito, se ha tomado la


decisión de crear un espacio virtual donde podamos informar y concientizar a las
personas, en especial a los grupos más vulnerables y aquellos afectados por la
desigualdad de género, acerca de la importancia de esta dentro de los ámbitos de
poder dentro del entorno laboral.

Las redes sociales se han convertido en una de las principales fuentes de información
para una gran mayoría de la población, principalmente jóvenes. Es debido a esto que
los principales movimientos de difusión se realizan a través de estas, con el objetivo
de crear conciencia sobre problemas sociales que tienden a pasar desapercibidos.

Para esto haremos uso de las redes sociales, principalmente Instagram, en la cual se
elaborarán post con diferentes contenidos relacionados a la brecha salarial,
desigualdad laboral, los cuales invitan a la reflexión y concientización y a sumar
nuevos activistas a la lucha por la equidad cada día.

Una de las principales líneas a discutir en la página irá relacionada a conocer el papel
de la mujer en el ámbito laboral, su relevancia y grado de trascendencia. Así como,
hablar de la equidad de género, debido a la preocupación por la igualdad y la justicia
social, permitiendo a los visitantes a la página conocer la realidad de este tema en
nuestro país, saber las ventajas que trae consigo invitándolos a formar parte e
informarse de ello.
V. CONCLUSIONES

 La paridad viene siendo ese medio en el cual se puede buscar justicia para que
hombres y mujeres tengan el mismo acceso a los recursos.

 La violencia y el acoso ejercidos contra las mujeres por el hecho de ser mujeres
constituye claramente una problemática social que, aun con los múltiples
debates que la rodean, ha ido tomando cada vez más relevancia en las distintas
agendas públicas de los ámbitos internacional, nacional y local; las cuales en
diferentes países han sido una preocupación constante y creciente en los
últimos años.
VI. REFERENCIAS

● Albaine, Laura (2015). Obstáculos y desafíos de la paridad de


género. Violencia política, sistema electoral e interculturalidad. Iconos. Revista
de Ciencias Sociales, (52),145-162.[fecha de Consulta 27 de Septiembre de
2020]. ISSN: 1390-1249. Disponible en:
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=509/50938990008
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