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Universitario: Jonathan Miguel Quispe Herrera Registro: 214061019

Grupo: G1- 7 Paisaje

Biografía de Ignacio Martín Baró

Nació el 7 de noviembre de 1942, en Valladolid. Entro en el noviciado de la


Compañía de Jesús de Orduña, el 28 de septiembre de 1959. Después, sus
superiores lo trasladaron al noviciado de Villagarcía y de ahí lo enviaron al de
Centroamérica, donde hizo su segundo año de noviciado. A finales de septiembre
de 1961 sus superiores lo enviaron a la Universidad Católica de Quito, donde
estudio humanidades clásicas en 1961 y 1962. Después lo enviaron a Bogotá
donde estudio filosofía en la Universidad Javeriana.

En 1979 hizo su doctorado en psicología social y organizativa en la universidad.


En la tesis de su maestría escribió sobre las actitudes sociales y los conflictos
grupales en El Salvador. Desde 1981 fue vicerrector académico y miembro de la
junta de directores. En 1982 asumió la dirección del departamento de psicología.

Martin Baró menciona que “vayamos elaborando un movimiento de liberación que


es el que hablar que permiten que nos haga incorporarnos a este avance de
nuestros pueblos hacia identidad y hacia su realización histórica”.

Martin Baró un aporte social de la psicología en los países latinoamericanos,


examinar sobre la esclavitud de la psicología latinoamericana y algunos elementos
de lo que puede ser una psicología de la liberación.

El aporte social de la psicología en los países latinoamericanos, Baró menciona


“como inoperantes para responder a las necesidades populares”.

Baró indica sobre la miseria de la psicología Latinoamérica son debido a una


dependencia del neocolonialismo.
Martin Baró señala tres causas principales de la miseria histórica de la psicología
latinoamericana son: la primera un mimetismo cientista, la segunda carencia de
una epistemología adecuada y el tercer dogmatismo provincial.

El autor Ignacio Martin Baró, mencionado lo anterior en una conferencia, con la


colaboración de algunos de sus trabajos de investigación y su experiencia. Dio un
aporte hacia una psicología de la liberación.

En Psicología de la liberación (1998) del hispano-salvadoreño Ignacio Martin-Baró


se propone la idea irrevocable de la unión de la psicología y las demandas de los
sectores populares. Para este autor, el objetivo de la psicología social es posibilitar
la desideologización, y posteriormente la concientización de los sujetos
marginados, por el estudio de la acción en tanto ideología. Martín-Baró describe la
situación de los países latinoamericanos, en los años ochenta, del siglo pasado,
con la intervención norteamericana y su política de "seguridad nacional", como
una situación estructural de injusticia, con fuertes procesos de confrontación
revolucionaria, y la acelerada satelización de los Estados nacionales (Ibid 1998).
En este contexto, la propuesta de psicología de la liberación plantea el papel que
correspondería al psicólogo. Martin-Baró comienza su análisis desde la idea de
que la proliferación de la psicología se debe a la función que estaba asumiendo
como una ideología de recambio (1998:166). En el centro de esta misma
preocupación, se encontraba el escaso aporte de la psicología a la comprensión
de los problemas de los sectores populares, ya que se había orientado
profesionalmente a los sectores medios de la población. Para este autor, la
psicología estaba contribuyendo a mantener y regenerar las estructuras
ideológicas de la dominación tan presente en esa época, con la consecuencia de
que “el contexto social se convierte así en una especie de naturaleza, un
presupuesto incuestionado frente a cuyas exigencias “objetivas” el individuo debe
buscar individual y aun “subjetivamente” la resolución de sus problemas”
(Ibid:167). La idea de preguntarse por estas coordenadas permite a Martin-Baró
reflexionar sobre cuáles serían las consecuencias del quehacer psicológico sobre
determinada sociedad, en este caso sobre las sociedades de Latinoamérica,
especialmente respecto de su responsabilidad de su papel en la mantención del
orden establecido, es decir, en que se convierta en un instrumento útil para la
reproducción del sistema (Braunstein et al. 1979 en Martin-Baró 1998, como se
citó en Leiva, 2003). La psicología de la liberación propone el estudio de la
conciencia, desde una óptica dialéctica que comprende que la única
transformación y liberación posible de la realidad de los países latinoamericanos
es la transformación de la realidad y del individuo, en la transformación constante
de ésta por aquel. Desde esta óptica, la conciencia se refiere a “todo aquel ámbito
en donde cada persona encuentra el impacto reflejo de su ser y de hacer en
sociedad, donde asume y elabora un saber sobre sí mismo y sobre la realidad que
le permite ser alguien, tener una identidad personal y social; (...) es el saber y no-
saber sobre sí mismo, sobre el propio mundo y sobre los demás, un saber práxico
antes que mental” (Ibid:168). La importancia de este saber es el conocimiento
inserto en la praxis cotidiana, la más de las veces inconsciente e ideológicamente
naturalizado, en cuanto permite o impide a los pueblos el control sobre su propia
existencia (Ibid 1998). Para Martin-Baró, entonces, el estudio de la conciencia
desde esta mirada le permitiría proponer a la psicología social como el estudio de
la acción en tanto ideológica. Un análisis crítico de la conciencia de los pueblos
latinoamericanos y su concientización suponen tres aspectos: (a) el ser humano
se transforma al ir cambiando su realidad, por lo que es un proceso tanto
dialéctico como activo; (b) mediante la paulatina descodificación del mundo, la
persona capta los mecanismos que le oprimen y deshumanizan, con lo que se
derrumba la conciencia que mistifica esa situación como natural y se le abre el
horizonte a nuevas posibilidades de acción, esta conciencia crítica ante la realidad
potencia una nueva praxis, que posibilita a la vez nuevas formas de conciencia; (c)
el nuevo saber de la persona sobre su realidad circundante implica un nuevo
saber sobre sí misma y sobre su identidad social (Martin-Baró 1998, siguiendo a
Freire 1970 y 1973, como se citó en Leiva, 2003). La concientización así
planteada, haría posible que todo saber verdadero, se realice en vinculación
esencial a un hacer transformador sobre la realidad, y este hacer transformador
deberá necesariamente significar un cambio en las relaciones entre los seres
humanos. El horizonte de la psicología es la búsqueda de la desalienación de las
personas y de los grupos, que les ayude a lograr un saber crítico sobre sí mismas
y sobre su realidad. La concientización de los sujetos mediante la
desideologización permitiría el cambio social, desde: (a) una conciencia crítica
sobre las raíces, objetivas y subjetivas, de la enajenación social, ya que ésta se
desarrolla contra de todos los velos de justificaciones, racionalizaciones y mitos
que encubren los determinismos últimos de los pueblos y posibilita el cambio
esperado; (b) el proceso mismo de concientización supone salir de la mecánica
del par dominador-dominado, ya que solo puede realizarse a través del dialogo, es
decir, desde nuestra interpretación, desde la horizontalidad y la participación de
los sujetos de intervención (Ibid 1998, como se citó en Leiva, 2003).

Bibliografía

Leiva, A. (2003). la participación de la psicología comunitaria en las políticas del


nuevo tratoPolis, Revista de la Universidad Bolivariana. Santiago, Chile:
Universidad de Los Lagos.
Nacho. (2012). Obtenido de https://youtu.be/7w4i2nT9vVo

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