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Este primer acápite está dirigido a la formación de los maestros respecto al proceso de
escritura.
Uno de los problemas que venimos arrastrando en el desarrollo de la escritura es que cuando
escribimos, generalmente los textos no reflejan las ideas o lo que se quiere comunicar al
lector.
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- Superar la práctica de escribir como copiar.
Para reflexionar…
Para una mayor comprensión realizamos el siguiente ejercicio de reflexión desde la siguiente
experiencia:
Se me ha solicitado que escriba una “carta a mis hijos” en la intención de que la carta
expresara el inmenso cariño y amor que tengo con ellos.
Queridos hijitos.
Primero quiero decirles que estoy muy feliz y muy orgullosa por ustedes. Aun son muy chiquitos,
pero están creciendo mucho y que estén sanitos me alegra bastante y me pone muy feliz. Pero
hay algo que me preocupa y me entristece. El tiempo pasa tan rápido y mi trabajo, hace que los
vea muy poco. Generalmente están lejos de mi o yo estoy lejos de ustedes. Cuando debo salir a
trabajar, ustedes están durmiendo y cuando llego, también los encuentro durmiendo. Lo único
que hago es acercarme a ustedes y darles un beso en la frente, y de eso, como están dormiditos,
no se dan cuenta. Me pongo triste cuando sé que no estamos mucho tiempo juntos. No estoy
viviendo junto a ustedes sus momentos más felices o sus momentos tristes, me duele no estar
ahí. Ahhh, pero cuando estamos juntos, en especial los fines de semana o los feriados, disfruto de
ustedes, de su compañía, de estar a su lado, de verlos jugar, de comer juntos. He aprendido a
vivir tiempos intensos con ustedes, he comprendido que sus berrinches, sus malos momentos
también son parte de ustedes: claro, son niños y he aprendido también a disfrutar de esos
momentos. Hay muchas cosas que quisiera decirles. Pero lo más importante es que los amo.
Con mucho amor
Mamá
Nota:
No se olviden de jugar y tomar sus jugos.
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El desarrollo de esta dimensión implica comprender el sentido comunicativo del proceso de
escritura, lo cual incluye tomar en cuenta los aspectos discursivos que derivan directamente de
las características de las situaciones propuestas y pueden incluir, género, registro (adecuación
del lenguaje y la estructura sintáctica) y consideración del destinatario e intención
comunicativa. Es decir, reconocer que quien escribe, es un sujeto desde un determinado
contexto concreto y tiene una pretensión al escribir. A la vez, tomar en cuenta a quién se
escribe, es decir tomar en cuenta sus características de a quién va dirigido el texto.
“Cuando se me ha pedido que escriba esta carta a mis pequeños, por mi mente pasaron
muchas ideas antes de escribir, por ejemplo:
b) Dimensión Textual:
“Si analizo los otros elementos que tomé en cuenta al escribir la carta a mis hijos, tuve que
también tomar en cuenta lo siguiente.
- A medida que iba escribiendo, las palabras que escribía en el texto, en particular en la
carta, en algunos momentos tuve que volverlos a leer y darme cuenta que éstas de
alguna manera, cambiaban el horizonte de lo que yo a un principio quería
comunicarles a mis hijos. Por lo tanto cuando escribía, si mi intención era mostrarles
el amor que siento por ellos, por ejemplo en mi carta no les hablo de otras cosas,
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porque sé que eso les puede confundir, por lo cual tuve que utilizar palabras
adecuadas y hacer que estas estén coherentemente relacionadas entre si”.
c) Dimensión de Legibilidad
El desarrollo de esta capacidad implica que el escritor, a la hora de escribir tome en cuenta los
elementos propios de la escritura, por ejemplo, la ortografía, gramática, segmentación de
palabras.
“Cuando escribía la carta a mis hijos, tuve que tomar en cuenta dónde utilizar los signos de
puntuación, por ejemplo las comas, el uso de las mayúsculas cuando comenzaba un nuevo
párrafo, las tildes en las palabras correspondientes, si las ideas que iba escribiendo,
mostraban claridad; porque se que si escribo sin tomar en cuenta estos aspecto, mis hijos
quizá no comprendan lo que realmente les quiero expresar en la carta.”
Para reflexionar…
En la intención de visibilizar el desarrollo de la escritura como proceso,
es necesario superar la idea de ver al texto como un producto acabado y
comprender que escribir implica otros procesos previos, por ejemplo,
¿Qué otros procesos cognitivos desarrollamos antes de escribir? ¿Qué
otros procesos anteceden al proceso de la escritura? ¿de qué manera
desarrollamos estos procesos cognitivos con los estudiantes? ¿los
tomamos en cuenta a la hora de desarrollar la escritura? ¿Por qué?
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La idea de realizar este ejercicio, es reflexionar en los aspectos que generalmente tomamos en
cuenta a la hora escribir.
La alternativa procesal aspira a modificar los hábitos de la composición. Trabaja con los sujetos
mismos, con los alumnos, y pretende formarles como autores.
La corrección procesal se parece más a la corrección entre compañeros. Cuando dejamos leer un
texto a un compañero para que lo revise y sugiera mejoras, esperamos que se fije sobre todo en
el contenido: que diga en qué estás de acuerdo y en qué no, que nos indique los puntos poco
claros, las ideas mal argumentadas, etc. El maestro colabora como un lector experto y
privilegiado con el alumno y le ayuda a crecer como escritor. Esto quiere decir que se adapta a
las necesidades del alumno-¡Y no al revés!: que analiza la forma que éste tiene de escribir, que
decide cómo se puede potenciar su estilo, qué actividades pueden serle útiles, qué aspectos se
tiene que corregir y cómo, etc.
-Preguntas sobre la corrección de lo escrito.
¿QUÉ ES LA CORRECCIÓN?
El proceso de corrección consta de dos operaciones diferentes:
1. Búsqueda de defectos, errores o imperfecciones.
2. Revisión o reformulación de éstos.
La distinción entre búsqueda y reformulación de errores es importante por dos motivos. Como
veremos, algunas técnicas de corrección proponen que el profesor solo se encargue de la
primera operación y que sea el mismo alumno-autor del texto el que se responsabilice de la
segunda. Por otra parte, es muy útil para distinguir la evaluación de la corrección.
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¿VALE LA PENA CORREGIR?
NORMATIVA:
1. Ortografía.
2. Morfología y sintaxis.
3. Léxico (barbarismos, precisión…).
COHESIÓN:
1. Puntuación (signos, mayúsculas…).
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2. Nexos (marcadores textuales, conjunciones…).
3. Anáforas (pronombres, sinónimos, hiperónimos, elisiones…).
4. Otros (verbos, determinantes, orden de los elementos en la frase…).
COHERENCIA:
1. Selección de la información (ideas claras y relevantes).
2. Progresión de la información (orden lógico, tema/rema…).
3. Estructura del texto (partes, introducción, conclusión…).
4. Estructura del párrafo (extensión, unidad…).
ADECUACIÓN:
1. Selección de la variedad (dialectal o estándar).
2. Selección del registro (formal/informal, objetivo/subjetivo…).
3. Fórmulas y giros estilísticos propios de cada comunicación.
OTROS:
1. Disposición del texto en la hoja (cabecera, márgenes…).
2. Tipografía (negrita, cursiva, subrayado…).
3. Estilística (complejidad sintáctica, repetición léxica…).
4. Variación (riqueza de léxico, complejidad sintáctica…).
Creo que deberíamos hacer un esfuerzo para dar un tono más constructivo a la corrección.
Valorando lo positivo al lado de los errores, adoptamos un punto de vista más neutro, somos
más imparciales y le ofrecemos una valoración más justa al alumno. Se aprende tanto de los
errores como de los aciertos. Y para el autor del texto es muy gratificante saber qué es lo que se
ha hecho bien.
Una técnica que acostumbro utilizar con mis alumnos es la de destacar en el texto los aspectos
positivos (con el signo de sumar +) y los mejorables -¡que no negativos!-(con el signo -). Intento
que cualquier texto tenga dos o tres + e igual número de -), de manera que su autor tenga
puntos suficientes para valorar los puntos más conseguidos del texto y los más débiles.
Otros recursos:
1. Marcar sólo las cualidades del texto. Poner énfasis en lo que se ha hecho bien.
2. Escaparse de la dualidad positivo-negativo. Evitar los juicios absolutos:
a. Describir el texto con adjetivos o un comentario, oral o escrito.
b. Preguntar al alumno sólo lo que no se entiende en el texto: ¿Qué quieres decir con…? ¿Qué
significa…? No entiendo esta palabra, etc.
c. Dialogar con el alumno sobre su escrito.
3. Pedir al alumno que lea redacciones de compañeros y que las compare con la suya.
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3. Escritura libre (primer borrador, transcripción de ideas…).
4. Borradores (fragmentos de muestra, pruebas…).
5. Producto acabado (versiones finales…).
Se debe desarrollar la confianza necesaria para mostrar los escritos inacabados a nuestros
compañeros, perder la vergüenza de que se nos descubra una falta o una idea, o de que se nos
critique. Un alumno que en su vida ha visto el borrador inicial de una versión posterior
acabada, puede descubrir que los autores famosos también necesitan trabajar sus escritos –
como él o ella- para conseguir los textos que tanto gustan.
¿ES PRECISO CORREGIR TODOS LOS ERRORES DEL TEXTO?
Hendrickson (1980) propone una lista de cuatro factores para decidir qué es preciso corregir.
El primer factor es el propósito comunicativo de los textos que se tengan que corregir. No es lo
mismo un texto intrascendente que un trabajo universitario de final de curso.
El segundo factor es el grado de conocimiento de la lengua que tiene el alumno. Los más
avanzados están más preparados para recibir una corrección más intensa y tienen, también,
más capacidad de autocorrección.
El tercer factor es la naturaleza del error (importancia, frecuencia, valor sociolingüístico, etc.).
Los errores más graves, y los prioritarios a la hora de corregir, son los errores comunicativos,
los que afectan a la inteligibilidad del texto. Asimismo, otro tipo de incorrección que cita el
autor como importante es la causada por la interferencia lingüística: barbarismos, estructuras
espúrias (Falso, no auténtico), etc. Otros criterios, además, son lafrecuencia –los errores
reiterativos merecen más atención que los aislados- y el valor sociolingüístico – unas
vacilaciones en el registro o una equivocación en el grado de formalidad pueden tener
consecuencias imprevisibles.
El último factor se trata de las actitudes que tenemos profesores y alumnos frente a los errores
y a la corrección. Estás comprobado que una de las características que definen al buen alumno
es la voluntad de utilizar la lengua que aprende y, por lo tanto, de arriesgarse a cometer errores
y de cometerlos. Precisamente porque utiliza la lengua y se equivoca, puede aprender de sus
errores. Quien no se arriesga nunca, repite siempre las mismas palabras para no cometer
errores y no los comete, pero tampoco aprende.
Volvamos a la clase real, si los alumnos están muy preocupados por las faltas que pueden hacer
o si el maestro les contagia la propia inquietud – conscientemente o no-, es muy posible que los
alumnos se angustien, que se encuentren incómodos escribiendo y que terminen prefiriendo no
hacerlo, porque de esta manera se ahorran la vergüenza de cometer errores y ser corregidos.
Para evitar esta situación, los profesores tenemos que saber crear en el aula un espacio
saludable y comprensivo, en el cual hacer faltas y corregirlas sea un hecho normal.
El alumno no tiene que preocuparse por cometer errores, sino que tiene que saber que es un
fenómeno natural y necesario para aprender. La actitud más abierta y positiva que puede tener
un alumno respecto a la corrección es la de no esconder los errores a los otros ni a sí mismo; la
de buscar información para corregirse; la de valorar las aportaciones que pueden hacer los
compañeros, etc.
Continuamos la lectura…
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En este apartado se presentan las capacidades, potencialidades y cualidades de
desarrollo de la lengua de forma oral y escrita. Tomaremos el ejemplo del 6to año de
escolaridad.
Escribe textos
manteniendo
secuencia en sus
argumentos..
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IV. Estrategias para el desarrollo de la escritura con las y los estudiantes.
Ya conociendo qué capacidades desarrollaremos con los niños del 6to de primaria, desde
nuestras experiencias personales propongamos qué estrategias podemos realizar para
desarrollar estas capacidades, tomando en cuenta a la escritura como un proceso y no como
un producto final. Realicemos un punteo.
Reflexionemos…
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