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La fotografía publicitaria difiere del resto de los géneros fotográficos por varios motivos. Su
funcionalidad le exige una adaptabilidad a los intereses comerciales que tienen por finalidad el aumento
de las ventas o servicios. Si el anunciante consigue aumentar el número de ventas es cuando se valora
positivamente la capacidad publicística de la fotografía. La fotografía publicitaria, por otro lado, no está
comprometida con la realidad como, por ejemplo, la
fotografía de prensa. Es decir, la fotografía publicitaria
muchas veces se inspira en la realidad pero lo que nos
representa por medio de sus imágenes es una realidad
construida. A diferencia de otros tipos de fotografía, donde
el fotógrafo tiene que estar alerta para obtener la
instantánea, la fotografía publicitaria construye la escena
exactamente igual que en el cine de ficción, y el fotógrafo se
limita a captar la escena valiéndose de las técnicas de
iluminación y fotográficas. En el caso de que el fotógrafo no
obtenga la imagen diseñada en el primer disparo tendrá
más oportunidades, tantas como hagan falta.
La metáfora sirve, por ejemplo, para comparar entre dos productos del mismo género:
duración, resistencia, cualidades de este tipo se manifiestan generalmente a través de la comparación
entre dos productos. En cierto grado de oposición a la metáfora se comporta la sinécdoque. Esta figura
mantiene una clara relación con el objeto anunciado porque su función se basa en representar el todo
por una parte. La metonimia que consiste en designar una cosa con el nombre de otra es aplicable en el
discurso de la fotografía publicitaria para crear una serie de asociaciones que definan los atributos del
producto. Finalmente, para provocar la sonrisa, llamar la atención e impulsar la creatividad, los fotógrafos
publicitarios acuden a la hipérbole, a la exageración calculada de los signos.