Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El cronista del siglo XXI mira un planeta develado. Pero solo a nivel de
superficie. Si no busca en lo abstracto --si no radiografía el espacio
intransitable--, solo autenticará lo ya conocido para mostrar(se): el viaje
como anecdotario. Así mutará en ese neoviajero cyborg con smartphone
como órgano sensitivo: el influencer, etapa superior del turista.
Por el espacio digital viajamos sin ir: antes de partir, hemos llegado. La
mirada viaja a saltos de ventana: el windowing. El arribo posmoderno --
librado de las leyes de la física-- es lo opuesto al desembarco borrascoso:
es aséptico, plano como la pantalla y predecible. La travesía sin aroma ni
sabores, es solo imagen y sonido. Pero si la llegada es in situ y carnal, uno
ya solo certifica lo previsto. La imposibilidad de lo inexplorado, sin embargo,
es un convocante desafío. De lo que se trata --hoy más que nunca-- es de
entrever en lo ya visto.
El browser de internet es la nueva nave y nos trae cada rincón global desde
todo ángulo, incluyendo submarino y aéreo. El Parque Nacional Los Alerces
mide 260.000 hectáreas: Google Earth individualiza cada uno de sus
árboles y un estoico los podría contar. Ya la mirada camina. Pero no
suplanta al viajar: hoy se viaja más que nunca en un mundo sin nada
por descubrir, pero mucho por interpretar.