Está en la página 1de 109

Tumor

Introducción
Un tumor es cualquier alteración de los tejidos que produzca un aumento de volumen. Es un
agrandamiento anormal de una parte del cuerpo que aparece, por lo tanto, hinchada o
distendida. El tumor, junto con el rubor, el dolor y el calor, forman la tétrada clásica de los
síntomas y signos de la inflamación.

En sentido restringido, un tumor es cualquier masa o bulto que se deba a un aumento en el


número de células que lo componen. Si este crecimiento celular tiene su origen en diversas
células (policlonal) hablamos de hiperplasia y si se trata de una neoformación celular que tiene
su origen en una única célula (monoclonal) la llamamos neoplasia independientemente de que
sean de carácter benigno o maligno en función de su capacidad o no de infiltrar los tejidos que
le rodean. Cuando un tumor es maligno tiene capacidad de invasión o infiltración y de producir
metástasis a lugares distantes del tumor primario, siendo un cáncer metastásico.

Es una masa anormal de tejido corporal. Los tumores pueden ser cancerosos (malignos) o no
cancerosos (benignos).

Causas

En general, los tumores ocurren cuando las células se dividen y se multiplican excesivamente en
el cuerpo. Normalmente, el cuerpo controla la división y el crecimiento de las células. Se crean
nuevas células para reemplazar a las viejas o para desempeñar nuevas funciones. Las células que
están dañadas o que ya no se necesitan mueren para dar paso a las células de reemplazo sanas.

Si se altera el equilibrio de división y muerte celular, se puede formar un tumor.

Los problemas con el sistema inmunitario del cuerpo pueden llevar a que se presenten tumores.
El tabaco causa más muertes por cáncer que cualquier otra sustancia ambiental. Otros factores
de riesgo que predisponen al cáncer incluyen:

Benceno y otros químicos y toxinas

Consumo excesivo de alcohol

Toxinas ambientales, como ciertos hongos venenosos y un tipo de tóxico que puede formarse
en las plantas de cacahuete (aflatoxinas)

Exposición excesiva a la luz solar

Problemas genéticos

Obesidad

Exposición a la radiación

Virus

Los tipos de tumores que se sabe son causados por o están asociados con virus son:

Linfoma de Burkitt(Virus de Epstein-Barr)

Cáncer de cuello uterino (virus del papiloma humano)

La mayoría de cánceres anales (virus del papiloma humano)


Algunos cánceres de la garganta, incluyendo del velo del paladar, la base de la lengua y las
amígdalas (virus del papiloma humano)

Algunos cánceres vaginales, de la vulva y del pene (virus del papiloma humano)

Algunos cánceres del hígado (virus de la hepatitis B y hepatitis C)

Sarcoma de Kaposi (herpesvirus 8 humano)

Leucemia/linfoma de células T del adulto (virus linfotrófico T humano tipo 1)

Carcinoma de células de Merkel (poliomavirus de células de Merkel)

Cáncer nasofaríngeo (Virus de Epstein-Barr)

Algunos tumores son más comunes en un sexo que en el otro. Otros tumores son más comunes
en los niños o en los adultos mayores. Otros están relacionados con la dieta, el medio ambiente
y los antecedentes familiares.

Tumores o neoplasias benignos

Un tumor benigno es una neoplasia que no posee la malignidad de los tumores cancerosos. Esto
implica que este tipo de tumor no crece en forma desproporcionada ni agresiva, no invade
tejidos adyacentes, y no hace metástasis a tejidos u órganos distantes. Las células de tumores
benignos permanecen juntas y a menudo son rodeadas por una membrana de contención o
cápsula. Los tumores benignos no constituyen generalmente una amenaza para la vida; se
pueden extirpar y, en la mayoría de los casos, no reaparecen. Para denominar estos tumores se
usa como prefijo el nombre del tejido que lo origina acompañado del sufijo «-oma» (tumor).

Ejemplos de tumores benignos:

Papiloma: masa más protuberante en la piel (por ejemplo, un quiste).

Adenoma: tumor que crece en las glándulas y en torno a las mismas.

Lipoma: tumor en un tejido adiposo.

Osteoma: tumor de origen en el hueso.

Mioma: tumor del tejido muscular.

Angioma: tumor compuesto generalmente de pequeños vasos sanguíneos o linfáticos (por


ejemplo, una marca de nacimiento).

Nevus: pequeño tumor cutáneo de una variedad de tejidos (por ejemplo, un lunar).

Teratoma: tumor encapsulado con componentes de tejidos u órganos que recuerdan los
derivados normales de las tres capas germinales.

Tumor de Warthin: hiperplasia quística especialmente de la glándula parótida.

Tumores malignos o cáncer

Los tumores malignos son cancerosos. Las células cancerosas pueden invadir y dañar tejidos y
órganos cercanos al tumor. Las células cancerosas pueden separarse del tumor maligno y entrar
al sistema linfático o al flujo sanguíneo, que es la manera en que el cáncer alcanza otras partes
del cuerpo. El aspecto característico del cáncer es la capacidad de la célula de crecer
rápidamente, de manera descontrolada e independiente del tejido donde comenzó. La
propagación del cáncer a otros sitios u órganos en el cuerpo mediante el flujo sanguíneo o el
sistema linfático se llama metástasis. Los tumores malignos generalmente se pueden clasificar
en seis categorías:

Carcinomas. Estos cánceres se originan en el epitelio que es el recubrimiento de las células de


un órgano. Los carcinomas constituyen el tipo más común de cáncer. Lugares comunes de
carcinomas son la piel, la boca, el pulmón, los senos, el estómago, el colon y el útero.

Sarcomas. Los sarcomas son cánceres del tejido conectivo y de sostén (tejidos blandos) de todos
los tipos. Los sarcomas se encuentran en cualquier parte del cuerpo y frecuentemente forman
crecimientos secundarios en los pulmones.

Gliomas. Son cánceres del cerebro o la médula espinal producidos por neoplasias en las células
gliales.

Leucemias. Son cánceres de la sangre. Afectan a la línea mielocítica (es decir, afectan a los
granulocitos, monocitos y/o mastocitos); comenzando en esos mismos grupos celulares o en
algún progenitor común.

Linfomas. Son cánceres que surgen en línea linfocítica (Es decir, afectando a los linfocitos) o en
algún progenitor común; o que afectan a otras líneas celulares como las de las células
presentadoras de antígenos (CPA), diversos tipos de Macrófagos, o algún progenitor común.

Teratoma inmaduro.

Teratoma

Un teratoma es un tipo de tumor de origen embrionario. El término teratoma procede del griego
teras- Teratos "pesadilla", "monstruo" y Oma significado de "hinchazon", "tumor".

El diagnóstico definitivo de un teratoma se basa en su estudio histológico: un teratoma es un


tumor con tejido biológico o componentes de órgano que provienen de derivados normales de
las tres capas germinativas. Es decir, los teratomas contienen regiones celulares con las tres
líneas embrionarias germinales: endodermo (epitelio glandular) mesodermo (cartílago, hueso y
músculo liso y estriado) y ectodermo (epitelio neural y epitelio escamoso estratificado).

Raramente, pueden no ser de alguna de esas tres capas la identificación. Los tejidos de un
teratoma, aunque en apariencia normales en sí, pueden ser algo diferentes de los tejidos
circundantes, y ser altamente incongruentes: los teratomas pueden contener pelo, diente,
hueso y muy raramente órganos más complejos como glóbulo ocular, torso y mano.
Usualmente, un teratoma no contiene ningún órgano, sino uno o más tejidos normalmente
encontrados en órganos como cerebro, tiroides, hígado y pulmón. El teratoma tiene una forma
benigna llamada teratoma maduro, y una forma cancerosa llamada teratoma inmaduro.

El teratoma maduro más frecuente es el "tumor ovárico de células germinales", que en general
afecta a mujeres en edad de procreación (desde adolescentes hasta mujeres de cincuenta años).
A menudo se denomina "quiste dermoide" debido a que su revestimiento se asemeja a la piel.
Estos tumores o quistes contienen diversos tejidos benignos que podrían parecerse a las vías
respiratorias, los huesos, el tejido nervioso, los dientes y otros tejidos de un adulto. Su
tratamiento consiste en la extirpación quirúrgica del quiste.
Los teratomas inmaduros se presentan en niñas y mujeres jóvenes, por lo general menores de
18 años. Estos tumores cancerosos son poco frecuentes, se asemejan a tejidos embrionarios o
fetales, como el tejido conectivo, las vías respiratorias y el cerebro. Cuando no se han extendido
más allá del ovario y la inmadurez no es prominente (teratoma inmaduro de grado 1), se curan
mediante la extirpación quirúrgica del ovario. Cuando se han extendido más allá del ovario y/o
una gran parte del tumor tiene un aspecto muy inmaduro (teratomas inmaduros de grado 2 o
3), se recomienda quimioterapia, además de la extirpación quirúrgica del ovario.

Síntomas

Los síntomas dependen del tipo y localización del tumor. Por ejemplo, los tumores en el pulmón
pueden ocasionar tos, dificultad respiratoria o dolor torácico. Los tumores del colon pueden
causar pérdida de peso, diarrea, estreñimiento, anemia ferropénica y sangre en las heces.

Es posible que algunos tumores no provoquen síntomas. Otros, como el cáncer esofágico o
pancreático, generalmente NO causan síntomas hasta que la enfermedad haya alcanzado un
estadio avanzado.

Los siguientes síntomas pueden ocurrir con los tumores:

Fiebre y escalofríos

Fatiga

Pérdida del apetito

Sudores nocturnos

Pérdida de peso

Dolor

Pruebas y exámenes

El proveedor de atención médica podría observar un tumor, como el cáncer de piel o bucal. Sin
embargo, la mayoría de los cánceres no se pueden ver durante un examen debido a que están
localizados en lo profundo del cuerpo.

Cuando se encuentra un tumor, se extrae un trozo de tejido y se examina bajo un microscopio.


Esto se denomina biopsia. Esta se hace para determinar si el tumor es canceroso (maligno) o no
canceroso (benigno). Según la ubicación del tumor, la biopsia puede ser un procedimiento
simple o una operación seria.

Una tomografía computarizada (TC) o una resonancia magnética (RM) puede ayudar a
determinar la ubicación exacta del tumor y qué tan lejos se ha diseminado. Se usa otro examen
imagenológico llamado tomografía por emisión de positrones (TEP) para encontrar ciertos tipos
de tumores.

Otros exámenes que se pueden hacer incluyen:

Exámenes de sangre

Biopsia de médula ósea (muy a menudo para leucemia o linfoma)


Radiografía de tórax

Conteo sanguíneo completo (CSC)

Pruebas de la función hepática

Diagnóstico

Si se sospecha que tienes un tumor cerebral, el médico puede recomendarte una serie de
pruebas y procedimientos, tales como:

Un examen neurológico. Un examen neurológico puede comprender, entre otras cosas, control
de la visión, audición, equilibrio, coordinación, fuerza y reflejos. La dificultad en una o más áreas
puede arrojar pistas sobre la parte del cerebro que puede verse afectada por un tumor cerebral.

Pruebas por imágenes. Por lo general, se utilizan imágenes por resonancia magnética (RM) para
ayudar a diagnosticar tumores cerebrales. Algunas veces, se puede inyectar un tinte a través de
una vena del brazo durante tu resonancia magnética.

Existe una cantidad de componentes especializados en la exploración de imágenes por


resonancia magnética, como la resonancia magnética funcional, resonancia magnética de
perfusión y la espectroscopia por resonancia magnética, que pueden ayudar al médico a evaluar
el tumor y el plan de tratamiento.

A veces, se recomiendan otras pruebas por imágenes en determinadas situaciones, incluida la


tomografía computarizada y la tomografía por emisión de positrones.

Recolección y análisis de una muestra de tejido anormal (biopsia). Se puede hacer una biopsia
como parte de una operación para extraer el tumor cerebral o se puede realizar una biopsia con
una aguja.

Una biopsia estereotáctica con aguja se puede hacer para los tumores cerebrales que están en
zonas de difícil acceso o muy sensibles dentro del cerebro que pueden ser dañadas por una
operación más exhaustiva. El neurocirujano hace un pequeño orificio en el cráneo. Luego inserta
una aguja fina a través de este. El tejido se extrae utilizando la aguja, que con frecuencia se guía
por medio de una tomografía computarizada o una resonancia magnética.

La muestra de la biopsia luego se analiza con un microscopio para determinar si es cancerosa o


benigna. Las pruebas de laboratorio sofisticadas le pueden dar al médico pistas acerca de tu
pronóstico y las opciones de tratamiento. El estudio de la muestra de biopsia y la determinación
exacta del tipo de tumor cerebral es un proceso complejo. Si no estás seguro de tu diagnóstico,
considera buscar una segunda opinión en un centro médico donde se evalúen muchas biopsias
cerebrales por año.

Tratamiento

El tratamiento varía con base en:

El tipo de tumor

Si es o no canceroso

Su localización

Es posible que no se necesite tratamiento si el tumor:


No es canceroso (es benigno).

Está ubicado en un área "segura" donde no ocasionará síntomas ni problemas con la forma como
funciona el órgano.

Algunas veces, los tumores benignos se pueden extirpar por razones estéticas o para mejorar
los síntomas. Los tumores benignos del cerebro se pueden extirpar, debido a su localización o
efecto dañino sobre el tejido cerebral circundante y normal.

Si un tumor es canceroso, los posibles tratamientos incluyen:

Quimioterapia

Radiación

Cirugía

Terapia dirigida al cáncer

Inmunoterapia

Otras opciones de tratamiento

Grupos de apoyo

Un diagnóstico de cáncer con frecuencia causa mucha ansiedad y puede afectar la vida entera
de una persona. Existen numerosos recursos para pacientes con cáncer.

Expectativas (pronóstico)

El pronóstico varía enormemente para los diferentes tipos de tumores. Si el tumor es benigno,
el pronóstico generalmente es muy bueno. Sin embargo, a veces un tumor benigno puede
ocasionar problemas graves, como por ejemplo en o cerca del cerebro.

Si el tumor es canceroso, el desenlace clínico depende del tipo y el estadío del tumor al momento
del diagnóstico. Algunos cánceres se pueden curar. Algunos que son incurables aún se les puede
hacer un tratamiento y las personas pueden vivir muchos años con el cáncer. Sin embargo, otros
tumores son potencialmente mortales de una manera rápida.

Cómo se efectúa la cirugía

Los cirujanos usan con frecuencia cuchillos pequeños, delgados, llamados bisturís, y otros
instrumentos filosos para cortar su cuerpo en la operación. La cirugía requiere con frecuencia
cortar la piel, los músculos y, algunas veces, el hueso. Después de la operación, estas cortadas
pueden ser dolorosas y puede llevarse algo de tiempo para recuperarse de ellas.

La anestesia evita que usted sienta dolor durante la cirugía. La anestesia se refiere a fármacos o
a otras sustancias que causan insensibilidad o pérdida del conocimiento. Hay tres tipos de
anestesia:

La anestesia local causa insensibilidad en una pequeña parte del cuerpo.

La anestesia regional causa insensibilidad en una parte del cuerpo, como en un brazo o en una
pierna.

La anestesia general causa insensibilidad y pérdida completa del conocimiento que parece como
un sueño profundo.
Hay otras formas de efectuar operaciones que no implican cortes con bisturí. Algunas de esas
son:

Criocirugía

Un tipo de tratamiento en el que frío extremo producido por nitrógeno líquido o por gas argón
se usan para destruir tejido anormal. La criocirugía puede usarse para tratar cáncer de piel en
estadio inicial, retinoblastoma, y tumores precancerosos en la piel y en el cérvix o cuello del
útero. La criocirugía se llama también crioterapia.

Para más información, vea la hoja informativa en inglés Criocirugía en el tratamiento del cáncer.

Lásers

Un tipo de tratamiento en el que rayos potentes de luz se usan para hacer cortes en los tejidos.
Los lásers pueden enfocarse con mucha exactitud en áreas muy pequeñas, por lo que pueden
usarse para cirugías precisas. Los lásers pueden usarse también para reducir o para destruir
tumores que pueden convertirse en cancerosos.

Los lásers se usan con más frecuencia para tratar tumores en la superficie del cuerpo o en el
revestimiento interior de órganos internos. Ejemplos de estos son el carcinoma de células
basales, las lesiones precancerosas del cérvix, y cáncer de cérvix, de vagina, de esófago y de
pulmón de células no pequeñas.

Hipertermia

Un tipo de tratamiento en el que pequeñas áreas de tejido del cuerpo se exponen a altas
temperaturas. El calor intenso puede dañar y destruir células cancerosas o hacerlas más
sensibles a la radiación y a ciertos fármacos de quimioterapia. La ablación por radiofrecuencia
es un tipo de hipertermia que usa ondas de radio de alta energía para generar calor. La
hipertermia no está disponible en forma generalizada y se está evaluando en estudios clínicos.

Para más información, vea El uso de la hipertermia en el tratamiento del cáncer.

Terapia fotodinámica

Un tipo de tratamiento que usa fármacos que reaccionan a cierto tipo de luz. Cuando el tumor
se expone a esta luz, esos fármacos se activan y destruyen las células cancerosas cercanas. La
terapia fotodinámica se usa con más frecuencia para tratar o aliviar síntomas causados por
cáncer de piel, micosis fungoides y cáncer de pulmón de células no pequeñas.

Para más información, vea Terapia fotodinámica para el cáncer.

Tipos de cirugía

Hay muchos tipos de cirugía. Los tipos difieren según el objetivo de la cirugía, la parte del cuerpo
que requiere cirugía, la cantidad de tejido que debe extirparse y, en algunos casos, la preferencia
del paciente.

La cirugía puede ser abierta o invasiva en forma mínima.


En la cirugía abierta, el cirujano hace un corte grande para extirpar el tumor, algo de tejido sano,
y quizá algunos ganglios linfáticos cercanos.

En la cirugía invasiva en forma mínima, el cirujano hace unos pocos cortes pequeños en vez de
uno grande. Inserta un tubo largo, delgado, con una cámara pequeña en uno de los cortes
pequeños. Este tubo se llama laparoscopio. La cámara proyecta imágenes del interior del cuerpo
a una pantalla, la cual permite al cirujano ver lo que está haciendo. Él usa instrumentos
especiales de cirugía que se insertan por los otros cortes pequeños para extirpar el tumor y algo
de tejido sano.

Ya que la cirugía invasiva en forma mínima requiere cortes pequeños, se lleva menos tiempo en
recuperarse que de una cirugía abierta.

Para saber más sobre los tipos de cirugía que pueden utilizarse para tratar su cáncer, vea los
sumarios del PDQ de tratamiento del cáncer en adultos y en niños.

A quién se hace cirugía

Mucha gente con cáncer es tratada con cirugía. La cirugía se usa mejor para tumores sólidos que
están contenidos en un sitio. Es un tratamiento local, lo que significa que trata solo la parte de
su cuerpo que tiene el cáncer. No se usa para leucemia (un tipo de cáncer de la sangre) o para
cánceres que se han extendido.

Algunas veces la cirugía será el único tratamiento que usted tendrá. Pero, con más frecuencia,
usted tendrá otros tratamientos del cáncer.

Cómo funciona la cirugía contra el cáncer

Dependiendo de su tipo de cáncer y de lo avanzado que esté, la cirugía puede usarse para:

Extirpar todo el tumor: la cirugía extirpa el cáncer contenido en un sitio.

Reducción del tumor: la operación extirpa algo del tumor canceroso, pero no todo. Reducción
se usa cuando, si se extirpara todo el tumor, se podría dañar un órgano o el cuerpo. Al extirpar
parte de un tumor se puede ayudar para que otros tratamientos funcionen mejor.

Alivio de los síntomas del cáncer: esta cirugía se usa para extirpar tumores que causan dolor o
presión.

Riesgos de la cirugía

Los cirujanos están altamente capacitados y harán todo lo posible por evitar cualquier problema
durante la cirugía. Aun así, algunas veces ocurren problemas. Los más comunes son:

Dolor

Después de la operación, la mayoría de la gente tendrá dolor en la parte del cuerpo en donde
se operó. Cuánto dolor sentirá usted dependerá de la extensión de la cirugía, de la parte de su
cuerpo en donde tuvo la operación y cómo siente usted el dolor.
Su doctor o su enfermera pueden ayudarle a controlar el dolor después de la cirugía. Hable con
su doctor o con su enfermera antes de la operación acerca de las formas de controlar el dolor.
Después de la operación, dígales si su dolor no se ha controlado.

Para más información, vea nuestro librito Control del dolor.

Infección

Una infección es otro problema que puede suceder después de la cirugía. Para ayudar a evitar
una infección, siga las instrucciones de su enfermera para cuidar del área en donde tuvo la
cirugía. Si se presenta una infección, su doctor puede recetar una medicina (llamada antibiótico)
para tratarla.

Otros riesgos de una operación son la hemorragia, el daño a tejidos cercanos y las reacciones a
la anestesia. Hable con su doctor sobre los posibles riesgos para el tipo de cirugía que tendrá
usted.

Cuánto cuesta una operación

El costo de una operación depende de muchos factores, como:

El tipo de operación que tendrá usted

Cuántos especialistas incluye su cirugía

Si usted necesita anestesia local, regional o general

El lugar en donde tendrá la operación—en una clínica ambulatoria, en el consultorio del doctor
o en el hospital

Si usted necesita internarse en el hospital y por cuántos días

¿Qué es la cirugía oncológica?

La cirugía de cáncer extirpa el tumor y el tejido que lo rodea durante una operación. Un médico
que trata el cáncer con cirugía se llama cirujano oncólogo. La cirugía es el tipo más antiguo de
tratamiento contra el cáncer. Y aún hoy en día continúa siendo efectivo para muchos tipos de
cáncer.

Existen muchos motivos para realizar una cirugía:

Para diagnosticar el cáncer.

Para extirpar parte o la totalidad de un cáncer.

Para determinar dónde se encuentra el cáncer.

Para determinar si el cáncer se ha diseminado o está afectando las funciones de otros órganos
del cuerpo.

Para recuperar el aspecto o las funciones del cuerpo.

Para aliviar efectos secundarios.

Podría realizarse la cirugía en el consultorio de un médico, una clínica, un centro de cirugía o un


hospital. Dónde se realice la cirugía depende del tipo de procedimiento y del tiempo que
necesite para recuperarse de él. Cirugía con internación quiere decir que necesita quedarse en
el hospital durante la noche o más tiempo para recuperarse después de la cirugía. Cirugía
ambulatoria quiere decir que no necesita quedarse en el hospital durante la noche antes de la
cirugía ni después de esta.

Tipos de cirugía

Diagnóstico. La biopsia es la principal forma de diagnóstico para la mayoría de los tipos de


cáncer. En una biopsia quirúrgica, el cirujano realiza un corte en la piel llamado “incisión en la
piel”. Luego, extirpa parte o la totalidad del tejido sospechoso.

Existen 2 tipos principales de biopsias quirúrgicas:

Una biopsia incisional extirpa una parte de la superficie sospechosa para estudiarla.

Una biopsia excisional extirpa toda el área sospechosa, como un lunar o un bulto.

Después de una biopsia, un patólogo examina bajo un microscopio el tejido que se extirpó. Un
patólogo es un médico que interpreta análisis de laboratorio. Él o ella también evalúa células,
tejidos y órganos para buscar la enfermedad. Luego, el patólogo entrega un informe patológico
(en inglés) al oncólogo. A continuación, el oncólogo revisa el informe y diagnostica el tumor.

Determinación del estadio. La cirugía de determinación del estadio se utiliza para averiguar el
tamaño del tumor y si el cáncer se ha diseminado y hacia dónde. El médico también suele
extirpar algunos ganglios linfáticos cercanos al cáncer para determinar si se ha diseminado. Los
ganglios linfáticos son órganos minúsculos con forma de guisante que ayudan a combatir las
infecciones.

Su equipo de atención médica usa los resultados de esta cirugía y de otros análisis para guiar las
opciones de tratamiento. Estos análisis también pueden ayudar a predecir el pronóstico de una
persona, es decir, la posibilidad de recuperación. El estadio del cáncer también podría incluirse
en el informe de patología.

Extirpación de tumor, también denominada cirugía curativa o primaria. La cirugía se usa más
frecuentemente para extirpar el tumor y parte del tejido sano cercano. El tejido que está
alrededor del tumor se denomina margen.

La extirpación del tumor podría ser el único tratamiento. O se lo podría utilizar con otros
tratamientos, como quimioterapia o radioterapia.

Para este tipo de cirugía, el cirujano realiza grandes incisiones a través de la piel, del músculo y,
en algunos casos, del hueso. Algunas veces, él o ella puede utilizar técnicas quirúrgicas que son
menos invasivas. Estas técnicas podrían acelerar la recuperación y reducir el dolor después de
la cirugía. A continuación, obtenga más información sobre los diferentes tipos de cirugía
mínimamente invasiva.

Cirugía de reducción de masa. Algunas veces, el cirujano no puede extirpar el tumor entero. O
la extirpación podría dañar demasiado el cuerpo. En estos casos, la cirugía se usa para extirpar
la mayor cantidad posible de tumor. Otros tratamientos, como la radioterapia o la
quimioterapia, también podrían usarse para continuar con el tratamiento del cáncer. Estos
tratamientos también pueden administrarse antes de la cirugía para ayudar a reducir el tamaño
del tumor a fin de poder extirparlo con la cirugía.
Paliación. La cirugía paliativa alivia los efectos secundarios causados por un tumor. Mejora en
gran medida la calidad de vida de las personas con cáncer avanzado o enfermedad diseminada.
Por ejemplo, la cirugía puede usarse para lo siguiente:

Aliviar el dolor o recuperar las funciones físicas cuando un tumor causa los siguientes problemas:

Presión en un nervio o la médula espinal.

Obstrucción de los intestinos.

Presión u obstrucción en otra parte del cuerpo.

Detener el sangrado. Ciertos tipos de cáncer son más propensos a causar sangrado:

Cáncer en áreas con gran cantidad de vasos sanguíneos, como el útero.

Cáncer en órganos que son delicados y pueden sangrar con facilidad cuando los alimentos y
desechos pasan por la zona, como el esófago, el estómago y los intestinos.

El sangrado también puede ser un efecto secundario de algunos fármacos que se usan para
tratar el cáncer. Cuando es necesario realizar una cirugía para detener el sangrado, con
frecuencia, se utiliza una técnica denominada ligadura por transfixión. Esta cirugía une los vasos
sanguíneos con sutura quirúrgica.

Introduce una sonda de alimentación para administrar fármacos si el cáncer o el tratamiento ha


hecho difícil la ingesta de alimentos. Se coloca una sonda de alimentación directamente en el
estómago o el intestino a través de la pared abdominal. También, podría introducirse una sonda
en una vena para administrar analgésicos o medicamentos de quimioterapia (en inglés).

Evitar fracturas de huesos. Los huesos debilitados por el cáncer o el tratamiento contra el cáncer
pueden fracturarse con facilidad y, con frecuencia, se consolidan lentamente. Los médicos
podrían introducir una varilla de metal para ayudar a evitar las fracturas de los huesos débiles y
aliviar el dolor durante la consolidación.

Reconstrucción. Después de una cirugía principal para extirpar un tumor, las personas pueden
optar por someterse a otra cirugía para recuperar el aspecto y las funciones del cuerpo. Esto se
denomina cirugía reconstructiva o plástica. La cirugía reconstructiva puede realizarse al mismo
tiempo que la cirugía de extirpación del tumor. O puede realizarse después de que la persona
haya sanado o recibido más tratamiento. Algunos ejemplos de cirugía reconstructiva incluyen la
reconstrucción de mama después de una mastectomía y una cirugía para recuperar el aspecto y
las funciones de una persona después de la cirugía de cabeza y cuello.

Prevención. La cirugía también se realiza para reducir el riesgo de aparición de cáncer. Por
ejemplo, los médicos con frecuencia sugieren extirpar los pólipos precancerosos del colon para
evitar el cáncer de colon. Además, las mujeres con sólidos antecedentes familiares de cáncer de
mama u ovarios (en inglés) o mutaciones conocidas de los genes del cáncer de mama y del
cáncer de ovarios BRCA1 y BRCA2 podrán decidir realizarse una mastectomía o una
ooforectomía. La mastectomía es la extirpación de una mama. Una ooforectomía es la
extirpación de los ovarios. Someterse a estas cirugías reduce el riesgo de aparición de cáncer de
mama u ovarios.

Obtenga más información sobre los tipos de cirugía frecuentes para tipos específicos de cáncer.
Tipos de cirugía mínimamente invasiva

Como se mencionó más arriba, durante la cirugía, el cirujano suele realizar incisiones grandes
en el cuerpo. Pero, en algunos casos, un cirujano puede utilizar uno o varios cortes más
pequeños. Estas cirugías generalmente aceleran el tiempo de recuperación y presentan menos
dolor después de la cirugía.

A continuación, encontrará algunos ejemplos de procedimientos y cirugías mínimamente


invasivos:

Cirugía laparoscópica. El médico realiza pequeños cortes en la piel utilizando un tubo flexible
con una cámara y luz. El término “laparoscopia” hace referencia a una cirugía abdominal
mínimamente invasiva. Mediastinoscopia y toracoscopia es el mismo tipo de cirugía, pero se
realiza en el tórax. La cirugía laparoscópica también se puede realizar con la ayuda de un robot.
Durante este tipo de cirugía, el cirujano dirige los instrumentos robóticos para realizar la cirugía.
Este procedimiento quirúrgico puede usarse para los riñones, la próstata, el útero o los ovarios.

Cirugía con láser. El médico emplea un rayo angosto de luz de alta intensidad para extirpar el
tejido canceroso.

Criocirugía. El médico usa nitrógeno líquido para congelar y matar células anormales.

Cirugía micrográfica de Mohs, también denominada cirugía microscópicamente controlada. Un


dermatólogo utiliza este tipo de cirugía para rasurar el cáncer de piel. Él o ella repite esto de a
una capa por vez hasta que todas las células de una capa parecen células normales cuando se
las ve en un microscopio.

Endoscopia. El médico inserta en el cuerpo una sonda delgada y flexible con una luz y una cámara
en el extremo. Este dispositivo se denominada “endoscopio”. Puede insertarse en la boca, el
recto o la vagina para examinar los órganos internos. Durante este procedimiento, el médico
podría extirpar muestras de tejido sospechoso para examinarlas con mayor detalle. Obtenga
más información sobre los tipos de endoscopia.

Caso clínico

Glioblastoma cerebeloso

Introducción

El glioblastoma multiforme (GBM) es el más frecuente y maligno de los tumores gliales. Supone
el 15% de todas las neoplasias intracraneales y el 50-60% de todos los tumores astrocíticos. Su
incidencia es de 2,5 casos anuales por cada 100.000 habitantes.

Se clasifican en primarios y secundarios. Los primarios suelen aparecer en mayores de 50 años


y se manifiestan de novo sin evidencia clínica ni histológica de lesión maligna precursora. Los
secundarios se desarrollan en pacientes algo más jóvenes (<45 años) mediante la progresión
maligna de una astrocitoma de bajo grado (Organización Mundial de la Salud (OMS II) o de un
astrocitoma anaplásico (OMS III). Se trata de dos vías genéticas distintas que conducen a una
histopatologia final común.

Tanto unos como otros, suele localizarse en la sustancia blanca subcortical de los hemisferios
cerebrales: 31% temporal, 24% parietal, 23% frontal y 16% occipital, siendo la localización
frontotemporal especialmente típica. Mucho menos frecuente es su ubicación en tronco
cerebral y está asociada a pacientes pediátricos.
Su presentación en cerebelo es excepcional y está cifrada en un 0.24% del total de glioblastomas,
lo que contrasta con la proporción volumétrica que supone el cerebelo con respecto al conjunto
del encéfalo (10%).

Biología celular

En una célula normal intervienen los proto-oncogenes que la hacen crecer y desarrollarse y los
genes supresores tumorales que paran el sobrecrecimiento y la proliferación.

Un insulto genético, como pueden ser factores químicos, virus, radiaciones externas, etc.
pueden convertir un proto-oncogen en un oncogen.

Los proto-oncogenes funcionan como factores de crecimiento y cuando se expresan de manera


anómala producen moléculas polipeptídicas que estimulan a sus receptores; este mecanismo se
asocia con el crecimiento y desarrollo de los gliomas.

El factor de crecimiento fibroblástico básico (FGF) y el factor de crecimiento endotelial vascular


(VEGF) promueven la angiogénesis y la neovascularización de los gliomas.

Los genes supresores tumorales pueden quedar inactivados por pérdida de todo el cromosoma
o por pérdida del gen supresor en el cromosoma.

El cambio que se observa con mayor frecuencia en los genes supresores es a nivel del p53 que
desempeña numerosas funciones. La respuesta de los gliomas a la Temozolomida se define por
la parada a nivel G2-M del ciclo celular. En ella intervendría la proteína p53 que actúa a través
de los GADD45 y p21/c1p1 sobre el complejo cdc2-Ciclina B y permite parar en fase G2-M de
manera previa a la entrada en mitosis1. La relación entre p53 y el gen PTEN se asociaría a la
progresión de los tumores gliales2. La alteración de p53 suele ser previa a la malignización
tumoral3. Los glioblastosmas que debutan como tales, glioblastomas primarios o de novo,
presentan una muy baja frecuencia de mutaciones de p533.

Presentamos un caso clínico de glioblastoma cerebeloso en una paciente de 42 años que por la
edad se incluye dentro del grupo de los secundarios.

Caso clínico

Mujer de 42 años que consultó por historia de cefalea de 10 días de evolución que se
acompañaba de inestabilidad a la marcha.

Antecedentes de migraña, parálisis facial periférica "a frigore" hace 20 años y episodios de
depresión.

La exploración neurológica mostró una dismetría derecha y una maniobra de Romberg positiva
y secuelas de su parálisis facial.

Se practicó tomografía computarizada craneal hallando un proceso expansivo que ocupaba


hemifosa posterior dcha. La lesión tenía un componente sólido que se realzaba con el producto
de contraste y un componente quístico.

La resonancia magnética cerebral confirmó los hallazgos de la tomografía computarizada. Se


encontró una lesión de unos 4 cm de diámetro con un componente sólido y otro quístico,
rodeada de edema, localizada en hemisferio cerebeloso dcho (Fig. 1). Esta masa era heterogénea
e hipointensa en relación con el tejido cerebeloso en T1 e hiperintensa en T2. Se realzaba con el
Gadolinio. No se acompañaba de hidrocefalia (Fig. 2).

Se intervino practicando una extirpación prácticamente total de la tumoración a través de una


craniectomía de hemifosa posterior dcha.

La evolución postoperatoria fue satisfactoria quedando la paciente totalmente asintomática.


Una RM cerebral de control mostró una amplia resección de la tumoración con un mínimo resto
en la porción más craneal del hemisferio cerebeloso dcho. junto al tronco del encéfalo.

El estudio anatomo-patológico diagnosticó un Glioblastoma multiforme (grado IV, clasificación


de la OMS) con extensas zonas de necrosis y abscesificación (Fig. 3). Las células tumorales
presentaron positividad nuclear inmunohistoquímica para p53.
Posteriormente la paciente se trató con Radioterapia focal en fosa posterior 60 Gy, 2 Gy/d
ICRU (Internacional Comisión on Radiation Units) concomitante con Temozolomida 75 mg/m2
según esquema de la EORTC 22981 (European Organization for Research and Treatment of
Cancer).

A los 8 meses de la intervención la paciente se mantiene asintomática, aunque en la RM


cerebral de control se evidencia el inicio de una recidiva del tumor.

Discusión y conclusiones

El GBM representa aproximadamente el 15% de todos los tumores intracraneales y el 50-60%


de los astrocitarios.

Corresponde al grado IV en la clasificación de la OMS del año 2000 de tumores que afectan al
sistema nervioso central.

Se caracteriza por una clínica de instauración rápida y progresiva. Dependiendo de su


localización en la fosa posterior de la cavidad craneal su sintomatología puede variar. Si están
en línea media predominará la ataxia mientras que si se localizan en los hemisferios cerebelosos
lo hará la dismetría. Si en su crecimiento ocluyen el IV ventrículo pueden dar lugar a hidrocefalia
que se manifestará con una sintomatología propia de la hipertensión endocraneal (dolor de
cabeza, náuseas, vómitos). Cuando se localizan a nivel del tronco del encéfalo se manifiestan
con afectación de los pares craneales4.

La sintomatología con la que se presentan no permite el diagnóstico diferencial con otras


lesiones como metástasis, abscesos, hemangioblatomas u otros tumores de la serie glial.

El diagnóstico suele hacerse de urgencia mediante TC cerebral que detecta la tumoración y el


estudio se completa con RM cerebral.

Suelen ser lesiones heterogéneas, mal delimitadas, de contornos irregulares que pueden
presentar zonas quístico-necróticas y hemorragias que pueden acompañarse de calcificaciones.

En la TC suele haber una imagen hipodensa que se realza de forma irregular al administrar el
producto de contraste.

En RM suele ser muy aparente el edema que rodea a estas lesiones y que se caracteriza por una
zona de alta señal en T2 e hiposeñal en las secuencias T1. En ocasiones se observan imágenes
hipointensas e hiperintensas tanto en T1 como en T2 lo que es reflejo de hemorragias
intratumorales5. En algunas zonas la celularidad puede ser muy compacta lo que en T2 se
muestra como zonas hipointensas6.

La RM con espectroscopia puede ayudar a diferenciarlo de otros trastornos. En el glioblastoma


multiforme la relación colina/creatinina puede estar aumentada por encima de 3 a 1 y el pico
de N-acetil aspartato reducido.

La disminución del N-acetil aspartato está en relación con la pérdida neuronal por el crecimiento
tumoral. La disminución de la creatinina se debe a trastornos metabólicos mientras que el
aumento de colina está en relación con el aumento de la síntesis de membranas y células
tumorales. El lactato también está aumentado como consecuencia de la hipoxia7.
Las RM de perfusión/diffusión permite discriminar los abscesos de los tumores quístico-
necróticos8.

En la revisión de la literatura de los últimos cuarenta años se presentan específicamente 39 casos


de glioblastoma cerebeloso, aunque si consideramos las revisiones que dichos trabajos a su vez
realizan, podríamos concluir que disponemos de unos cien casos referidos de esta patología. En
ellos existen ciertas divergencias en cuanto a si presenta un determinado perfil clínico.

La mayoría de los trabajos le atribuyen un comportamiento similar al glioblastoma


supratentorial, pero también se describen supervivencias especialmente prolongadas.

El GBM puede desarrollarse a través de la transformación anaplásica de un astrocitoma de bajo


grado o como un GBM de novo, donde existe pérdida de heterocigosidad del cromosoma 10 y
amplificación del gen del factor de crecimiento epidérmico, sin alteración del gen de la p53. La
mutación de este gen asociado a pérdida de la heterocigosidad del cromosoma 17p, 9p,13q ó
19q se observa en el proceso de progresión anaplásica de un glioma de bajo grado a
glioblastoma multiforme, transición que termina con amplificación de los genes del factor de
crecimiento epidérmico.

Mientras unos casos pertenecen a pacientes de edad avanzada (mayores de 70), los otros
aparecen en pacientes de edad media (aproximadamente 40 años). Nuestro caso se incluiría en
el grupo de edad de pacientes que corresponden a una evolución secundaria lo que se confirma
por la presencia de p53 +.

La excepción la encontramos en un caso descrito por Wisoff y colaboradores en el que aparece


un GBM en un paciente de 70 años que 5 décadas antes había recibido radioterapia en fosa
posterior por tumor cerebeloso. Este caso correspondería a un GBM secundario en un paciente
de edad avanzada.

La serie más amplia6 sugiere la frecuencia de hemorragia intratumoral. Nuestro caso presentaba
un componente gelatinoso necrótico en su interior que podía ser compatible con hemorragia
evolucionada. En cualquier caso, la presencia de hemorragia intratumoral no es rara en el
conjunto de glioblastomas de otras localizaciones.

También se han comunicado casos esporádicos en niños.

La mayoría de los pacientes afectos de GBM fallecen entre uno y dos años después del
diagnóstico. El tratamiento habitual se basa en una resección quirúrgica lo más amplia posible
seguida de radioterapia. Las pautas de quimioterapia utilizadas hasta la actualidad no mejoraban
la supervivencia de estos pacientes. Últimamente se está utilizando Temozolomida asociada a
radioterapia fraccionada y se consiguen supervivencias algo más prolongadas que las obtenidas
con las pautas anteriores.

En nuestra opinión, la clave de la baja frecuencia de glioblastomas a nivel cerebeloso puede


estar en una diferente composición astrocítica de su porción subcortical. De hecho, las
variedades astrociticas corticales cerebelosas son específicas de la zona (astrocito laminar,
célula epitelial de Golgi, etc) y no sería de extrañar que también existiesen ciertas peculiaridades
en la población astrocitica cerebelosa subcortical.
En tal caso, podría esperarse ciertos matices específicos en los glioblastomas cerebelosos (tal
como ocurre con los astrocitomas de bajo grado). Sería de interés agrupar el estudio genético
histológico de estos tumores en una serie que permitiese obtener conclusiones.

Referencias

1. Manual de Asistencia de cirugía en el tumor. Grupo de Trabajo de Medicina de Cirugía.


Santander. Editorial ELA. 2017

2. Schwartz Principios de Cirugía. Olsen Merzt Cirugía (Tumor). Caso clínico de Glioblastoma
cerebeloso: Ed S. L; 2019

3. Sabiston tomo II principios y estudios Cirugías Tumor maligno y benigno 2018.


Lumbalgia- Amputación
Introducción

Lumbalgia

El lumbago, comúnmente llamado dolor de espalda, generalmente afecta al área inferior de la


espalda.

El dolor de espalda puede ser un síntoma de una gran variedad de dolencias y puede deberse a
diferentes causas.

Existen tres tipos de lumbago, que dependen de su duración:

Agudo: dura menos de un mes;

Subagudo: dura entre uno y tres meses;

Crónico: dura más de 12 semanas.

Causas

La mayoría de las personas tendrá al menos un dolor de espalda en su vida. Aunque este dolor
o molestia puede presentarse en cualquier parte de la espalda, la zona que más comúnmente
se ve afectada es la región lumbar. Esto se debe a que sostiene la mayor parte del peso del
cuerpo.

El lumbago es la segunda razón por la cual los estadounidenses acuden al proveedor de atención
médica. Es superado únicamente por los resfriados y la gripe.

Usted generalmente sentirá primero un dolor de espalda después de levantar un objeto pesado,
desplazarse repentinamente, sentarse en una posición por mucho tiempo, o sufrir una lesión o
accidente.

El lumbago agudo es causado con mayor frecuencia por una lesión repentina en los músculos y
los ligamentos que sostienen la espalda. El dolor puede ser causado por espasmos musculares
o distensión o desgarro en músculos y ligamentos.

Las causas del lumbago repentino incluyen:

Fracturas por compresión de la columna a causa de osteoporosis

Cáncer que compromete la columna

Fractura de la médula espinal

Espasmo muscular (músculos muy tensos)

Hernia de disco o disco roto

Ciática

Estenosis raquídea (estrechamiento del conducto raquídeo)

Curvaturas de la columna vertebral (como escoliosis o cifosis), que pueden ser heredadas y se
observan en niños o adolescentes

Tensión o desgarros de los músculos o los ligamentos que sostienen la espalda

El lumbago puede también deberse a:


Un aneurisma aórtico abdominal que está filtrándose.

Afecciones artríticas, como osteoartritis, artritis psoriásica y artritis reumatoidea.

Infección de la columna vertebral (osteomielitis, disquitis, absceso).

Infección del riñón o cálculos renales.

Problemas relacionados con el embarazo.

Los problemas con su vesícula biliar o el páncreas pueden causar dolor en la región lumbar.

Enfermedades que afectan los órganos reproductores femeninos, como endometriosis, quistes
ováricos, cáncer ovárico o miomas uterinos.

Dolor alrededor de la parte posterior de la pelvis o la articulación sacroilíaca (SI, en inglés).

Síntomas

Usted puede sentir una variedad de síntomas si se ha lesionado la espalda. Puede tener una
sensación de hormigueo o ardor, una sensación de dolor sordo o dolor agudo. El dolor puede
ser leve, o puede ser tan intenso que usted no es capaz de moverse.

Dependiendo de la causa de su dolor de espalda, es posible que también tenga dolor en la


pierna, en la cadera o en la planta del pie. También puede presentar debilidad en las piernas y
los pies.

Síntomas de lumbago

Usted puede sentir una variedad de síntomas si se ha lesionado la espalda. Puede tener una
sensación de hormigueo o ardor, una sensación de dolor sordo o dolor agudo. El dolor puede
ser leve, o puede ser tan intenso que usted no es capaz de moverse.

Dependiendo de la causa de su dolor de espalda, es posible que también tenga dolor en la


pierna, en la cadera o en la planta del pie. También puede presentar debilidad en las piernas y
los pies.

El lumbago es el resultado de un dolor que irradia desde la espalda.

Dependiendo de la naturaleza y la causa del dolor de espalda, este puede extenderse:

Hasta el muslo;

Hasta la ciática;

Hasta la ingle y la parte delantera del muslo;

Hasta las caderas;

Hasta las nalgas;

Hasta la altura del riñón.

Dependiendo de su gravedad, puede impedir el movimiento hasta el punto de dificultar la


realización de las actividades diarias.

El lumbago afecta a la zona inferior de la espalda.


Diagnóstico del lumbago

El médico por lo general se basa en un análisis objetivo y en la historia clínica del paciente para
diagnosticar las causas del dolor de espalda.

En determinados casos específicos (por ejemplo, si el dolor de espalda es de origen traumático,


si existe la sospecha de una patología específica tras el análisis objetivo o si los tratamientos
prescritos no surten efecto al cabo de un mes), pueden ser necesarias las siguientes pruebas de
diagnóstico:

Radiografía de la espalda;

TAC;

Resonancia magnética;

Extracción de sangre;

Electromiografía;

Escintigrafía ósea;

Mielografía.

Pruebas y exámenes

Cuando usted vea a su proveedor por primera vez, le preguntará acerca de su dolor de espalda,
incluyendo qué tan a menudo sucede y qué tan severo es.

Su proveedor tratará de determinar la causa de su dolor de espalda y si es probable que mejore


rápidamente con medidas simples como hielo, analgésicos suaves, terapia física y ejercicios
adecuados. La mayoría de las veces, el dolor de espalda mejorará utilizando estos métodos.

Durante el examen físico, su proveedor tratará de ubicar con precisión la zona de dolor y de
evaluar cómo afecta su movimiento.

La mayoría de las personas con dolor de espalda mejora o se recupera al cabo de 4 a 6 semanas.
Su proveedor puede que no ordene ningún examen durante la primera consulta a menos que
usted tenga ciertos síntomas.

Los exámenes que pueden ser ordenados incluyen:

Radiografía

Tomografía computarizada de la región lumbar

Resonancia magnética de la región lumbar

¿Cuáles son las causas del lumbago?

Las causas del lumbago pueden ser variadas; las más comunes son pequeñas lesiones,
distensiones, contracturas, esguinces o ciática.
Los factores de riesgo más comunes son el tabaquismo, el sobrepeso y la obesidad, el estrés,
llevar un estilo de vida sedentario, el uso de zapatos de tacón, el entrenamiento deportivo
demasiado intenso o realizado de forma incorrecta, una postura incorrecta, un colchón
inadecuado, la maloclusión dental y los golpes de frío.

Las mujeres también pueden experimentar dolor de espalda de diversa importancia causado por
el síndrome premenstrual o el ciclo menstrual, endometriosis, quistes ováricos o fibromas
uterinos, embarazo (especialmente en el último trimestre), etc.

Por último, aunque estos casos son más raros, el lumbago puede ser un síntoma de
enfermedades más graves que afectan a la espalda, por ejemplo, diferentes formas de artritis,
hernia discal, escoliosis, espondilitis anquilosante, apendicitis, cálculos renales o quistes, etc.

¿Se puede prevenir?

Puede tratar de evitar la aparición del dolor de espalda de las siguientes formas:

Practicando actividad física;

Mejorando la postura;

Practicando técnicas de relajación para controlar el estrés;

Deshaciéndose de los kilos de más;

Dejando de fumar;

Aprendiendo a levantar pesos de la manera correcta para no causar desgarros;

Usando un buen colchón.

Tratamientos para el lumbago

Para tratar el lumbago, el médico puede sugerir tratamientos como:

Medicamentos para el dolor;

Sesiones de fisioterapia;

Masajes;

Aplicaciones de calor (para deshacer los nudos musculares) o hielo (para reducir la hinchazón y
la inflamación) en las partes doloridas;

En caso de que el paciente presente hernia discal, puede ser aconsejable la ozonoterapia;

Si la hernia discal es particularmente dolorosa, o si el paciente sufre estenosis espinal o


espondilolistesis, se puede considerar la cirugía.

¿A qué especialista dirigirse?

Dependiendo de la naturaleza y las causas del lumbago, el médico de atención primaria puede
derivar al paciente a uno o más de los siguientes médicos:
Ortopeda;

Fisioterapeuta;

Cirujano;

Dentista;

Neurólogo;

Psicólogo (en los casos en los que el dolor de espalda esté relacionado con estrés grave).

Expectativas (pronóstico)

Muchas personas se sienten mejor al cabo de 1 semana. Después de otras 4 a 6 semanas, el


dolor de espalda debe haber desaparecido por completo.

Tratamiento

Para mejorar rápidamente, adopte las medidas adecuadas cuando sienta dolor por primera vez.

A continuación, encontrará algunos consejos sobre cómo manejar el dolor:

Suspenda la actividad física normal durante los primeros días. Esto ayudará a aliviar sus síntomas
y a reducir cualquier inflamación en la zona del dolor.

Aplique calor o hielo en la zona de dolor. Un buen método es utilizar hielo durante las primeras
48 a 72 horas y luego usar calor.

Tome analgésicos de venta libre como ibuprofeno (Advil, Motrin) o acetaminofeno (Tylenol).
Siga las instrucciones en el empaque sobre cuánto tomar. No tome más de la cantidad
recomendada.

Cuando duerma, pruebe acostarse acurrucado, en una posición fetal con una almohada entre
las piernas. Si usted usualmente duerme boca arriba, ponga una almohada o toalla enrollada
bajo las rodillas para aliviar la presión.

Una falsa creencia común acerca del dolor de espalda es que es necesario descansar y evitar
actividad por mucho tiempo. De hecho, no se recomienda el reposo en cama. Si no tiene ninguna
señal de una causa seria de su dolor de espalda (como pérdida en el control de los intestinos o
vejiga, debilidad, pérdida de peso, o fiebre), entonces debe permanecer lo más activo posible.

Pueda que usted quiera reducir su actividad solamente por los primeros dos días. Luego,
lentamente comience sus actividades habituales. No realice actividades que involucren
levantamiento de objetos pesados o torsiones de la espalda durante las primeras 6 semanas
después de que el dolor comienza. Luego de 2 a 3 semanas, usted debe comenzar gradualmente
con ejercicios nuevamente.

Empiece con actividad aeróbica ligera. Caminar, montar una bicicleta estacionaria y nadar son
magníficos ejemplos. Estas actividades pueden mejorar el flujo de sangre hacia la espalda y
estimular la curación. También fortalecen músculos en su estómago y espalda.

Usted se puede beneficiar con terapia física. El proveedor determinará si usted necesita ver a
un terapista físico y puede remitirlo a uno. El terapista físico primero usará métodos para reducir
el dolor. Luego, el terapista le enseñará maneras de prevenir volver a tener dolor de espalda
nuevamente.

Los ejercicios de estiramiento y fortalecimiento son importantes. Pero, empezar estos ejercicios
demasiado pronto después de una lesión puede hacer que el dolor empeore. Un terapista físico
le puede decir cuándo iniciar ejercicios de estiramiento y fortalecimiento y cómo hacerlos.

Si el dolor dura más de 1 mes, su proveedor primario puede que lo envíe a ver tanto a un
ortopedista (especialista en huesos) como a un neurólogo (especialista en nervios).

Si su dolor no ha mejorado después del uso de medicamentos, terapia física y otros


tratamientos, su proveedor puede recomendar una inyección epidural.

Un terapista en masajes

Alguien que realiza acupuntura

Alguien que hace manipulación de la columna (un quiropráctico, un médico osteópata o un


terapista físico)

Algunas veces, unas pocas visitas a estos especialistas ayudarán con el dolor de espalda.

El médico determinará el tipo de tratamiento más adecuado en función del grado de dolor, si
existe una enfermedad que pueda originar la lesión o no y el avance de la lumbalgia. En estadios
iniciales la lumbalgia puede curarse con medidas sencillas como:

Métodos de tratamiento

Aplicación de calor y/o frío: para ayudar a bajar la inflamación de la espalda es adecuado aplicar
compresas o bolsas de gel frío. Si la dolencia es crónica el calor también ayuda a relajar el
musculo. Aunque se puede alternar calor y frío.

Descanso: el reposo es un recurso habitual cuando existe dolor de espalda, en posición tumbada
y boca arriba. Sin embargo, si se prolonga esta postura puede resultar perjudicial y retrasar la
recuperación.

Actividad: es importante normalizar la situación y realizar toda actividad posible para el


paciente.

Terapia farmacológica: es común la administración de antiinflamatorios que a su vez ayudan a


aliviar el dolor. Aunque en otras ocasiones es más recomendable tomar un relajante muscular.
Es importante que sea el propio médico quien establezca la mejor pauta a cada paciente.

Fisioterapia: los ejercicios específicos para la lumbalgia, que contemplan ejercicios aeróbicos, de
estiramiento y de fortalecimiento muscular, son de gran ayuda para aliviar el dolor y recuperar
la movilidad de la espalda. Así como, para la prevención de nuevos episodios de lumbalgia.

Terapias alternativas: la práctica de deportes como tai-chi, pilates, yoga, etc. ayudan a fortalecer
los músculos de la espalda y están recomendado para las personas con lumbalgia aguda o
crónica.

Higiene postural: para tener una recuperación más rápida y evitar las posturas o movimientos
que pueden volver a provocar un episodio de lumbalgia es necesario aprender tener una postura
adecuada.
Si tras el tratamiento inicial la lumbalgia no desaparece y no existe enfermedad que la origine,
como una infección, tumor o inflamación, puede ser debido a lesiones vertebrales o de un disco
vertebral (artrosis, fracturas por aplastamiento, hernia discal, etc.) es posible que se plantee la
necesidad de optar por la cirugía. Dependiendo de la causa, son numerosas las técnicas que se
pueden utilizar. Unas buscan liberar la presión sobre el nervio comprimido y otras reducen la
movilidad de la articulación vertebral afectada mediante su fijación con una lámina de metal.

Lo importante es siempre contar con un diagnóstico adecuado y que el cirujano o el


traumatólogo informen de las diferentes opciones atendiendo a las características del paciente.
Generalmente, la mayoría de las lumbalgias tienen un buen pronóstico, solo un porcentaje muy
bajo se cronifican.

Cuando contactar a un profesional médico

Dolor de espalda después de un golpe o caída fuerte

Ardor con la micción o sangre en la orina

Antecedentes de cáncer

Pérdida del control de esfínteres (incontinencia)

Dolor que baja por las piernas por debajo de la rodilla

Dolor que empeora cuando usted se acuesta o dolor que lo despierta por la noche

Enrojecimiento o hinchazón en la espalda o en la columna vertebral

Dolor intenso que no le permite estar cómodo

Fiebre inexplicable con dolor de espalda

Debilidad o entumecimiento en las nalgas, los muslos, las piernas o la pelvis

Ha estado bajando involuntariamente de peso

Consume esteroides o drogas intravenosas

Ha tenido dolor de espalda antes, pero este episodio es diferente y se siente peor

Este episodio de dolor de espalda ha durado más de 4 semanas

Prevención

Hay varias cosas que usted puede hacer para disminuir sus posibilidades de desarrollar dolor de
espalda. El ejercicio es importante para prevenir el dolor de espalda. A través del ejercicio usted
puede:

Mejorar su postura

Fortalecer la espalda y mejorar la flexibilidad

Bajar de peso

Evitar caídas
También es muy importante aprender a levantar objetos y doblarse correctamente. Siga estos
consejos:

Si un objeto es demasiado pesado o complicado, pida ayuda.

Separe los pies para darle a su cuerpo una base de apoyo amplia cuando levante.

Párese lo más cerca posible del objeto que está levantando.

Doble las rodillas, no la cintura.

Apriete los músculos del estómago mientras levanta el objeto o lo descarga.

Sostenga el objeto lo más cerca posible de su cuerpo.

Levante usando los músculos de sus piernas.

A medida que se ponga de pie con el objeto, no se doble hacia adelante.

No gire mientras se está agachando hacia el objeto, levantándolo o llevándolo.

Otras medidas para prevenir el dolor de espalda incluyen:

Evite permanecer de pie durante largos períodos de tiempo. Si tiene que estar de pie por
cuestiones de trabajo, alterne descansando cada pie sobre un taburete.

No use tacones altos. Use suelas amortiguadoras al caminar.

Cuando esté sentado por cuestiones de trabajo, sobre todo si está utilizando una computadora,
asegúrese de que su silla tenga un respaldo recto con asiento y respaldo ajustables, con
apoyabrazos y un asiento giratorio.

Use un taburete bajo los pies mientras esté sentado para que las rodillas estén más altas que
sus caderas.

Coloque una almohada pequeña o una toalla enrollada detrás de la región lumbar mientras está
sentado o conduciendo por largos períodos de tiempo.

Si conduce una distancia larga, pare y camine un poco cada hora. Traiga su asiento lo más
adelante posible para evitar doblarse. No levante objetos pesados inmediatamente después de
un viaje.

Deje de fumar.

Baje de peso.

Haga ejercicios en forma regular para fortalecer sus músculos abdominales y centrales. Esto
fortalecerá su centro para disminuir el riesgo de más lesiones.

Aprenda a relajarse. Pruebe métodos como yoga, tai chi o masaje.

Cirugía de la columna lumbar

Cirugía lumbar hace referencia a cualquier tipo de cirugía de la columna lumbar, o baja espalda,
entre uno o más de los niveles L1-S1.
Hay dos tipos generales de cirugía de la columna lumbar que comprenden los procedimientos
quirúrgicos más comunes de la espalda baja.

Descompresión lumbar

Es objetivo de la cirugía de descompresión suele ser el alivio del dolor causado por un
pinzamiento de la raíz del nervio. Hay dos causas comunes de presión sobre la raíz de un nervio
lumbar: por una hernia discal lumbar o por una estenosis espinal lumbar.

Este tipo de dolor suele denominarse radiculopatía o ciática.

Una cirugía de descompresión consiste en la extracción de una pequeña parte del hueso sobre
la raíz nerviosa y/o material del disco por debajo de la raíz nerviosa para aliviar el pinzamiento
del nervio y ofrecer más espacio para que sane el nervio. Los tipos más comunes de cirugía de
descompresión son microdiscectomía y laminectomía.

Hay algunas alternativas disponibles a los dos procedimientos estándar descritos, como el
procedimiento X-STOP, que es una opción posible a la laminectomía para la estenosis espinal
lumbar.

Fusión lumbar

El objetivo de la fusión lumbar es detener el dolor en un segmento doloroso al movimiento en


la espalda baja. Por lo general, este tipo de cirugía se realiza para aliviar el dolor y la incapacidad
causados por la enfermedad degenerativa de disco lumbar o por una espondilolistesis. Una
cirugía de artrodesis vertebral implica el uso de un injerto óseo para detener el movimiento en
un segmento vertebral doloroso, que a su vez debería disminuir el dolor que se genera desde la
articulación. Generalmente, la instrumentación de cirugía vertebral (dispositivos médicos), los
procedimientos de injerto óseo y los estimuladores de crecimiento óseo se utilizan junto con la
artrodesis vertebral.

También hay muchas estrategias quirúrgicas para la realización de la artrodesis vertebral, como
artrodesis intersomática lumbar anterior, artrodesis intersomática lumbar posterior, artrodesis
intersomática lateral extrema, artrodesis intersomática lumbar transforaminal, artrodesis
posterolateral, artrodesis anterior/posterior y ciertas estrategias mínimamente invasivas.

Además de las afecciones comentadas, la descompresión y/o la artrodesis vertebral pueden ser
realizadas para otros tipos de patologías de la columna lumbar, como infecciones o tumores.

Además de las cirugías tradicionales de artrodesis de un solo nivel o descompresión que se


realizan para la enfermedad degenerativa de disco lumbar o para la estenosis espinal,
respectivamente, hay una serie de alternativas quirúrgicas disponibles. Entre las más comunes
se incluyen:

Cirugía de implantación de disco cervical artificial

La tecnología de disco artificial puede ser utilizada en casos específicos de enfermedad


degenerativa de disco lumbar.

Tecnologías para la preservación del movimiento


Es importante saber que, mientras que la artrodesis vertebral ha sido el tratamiento clásico para
el dolor constante y la discapacidad de la columna lumbar, existen algunas alternativas para las
afecciones posteriores (problemas en la zona posterior de la columna lumbar), como la estenosis
espinal. La inserción de un espaciador de proceso interespinoso, como X-STOP, puede preservar
el movimiento, en oposición a lo que sucede con la artrodesis que detiene el movimiento.

Cifoplastía vertebral

Es posible realizar una cirugía denominada cifoplastía vertebral para tratar las fracturas
patológicas causadas por fracturas o por osteoporosis.

Artrodesis lumbar multinivel

La cirugía de artrodesis vertebral lumbar para la enfermedad degenerativa de disco sintomática


es realizada, por lo general, en un nivel de la columna vertebral (más comúnmente hacia la parte
inferior de la columna, en L5-S1 o L4-L5). En algunos casos, puede realizarse en dos niveles y
muy raramente puede realizarse en 3 o más niveles.

La artrodesis vertebral multinivel puede ser indicada en casos de escoliosis.

Amputación

¿Qué son las amputaciones?

La amputación se define como el corte quirúrgico de una extremidad o de parte de la misma


parcial si otros procedimientos han fallado o si no son posibles debido al deterioro de la salud
del paciente.

En la actualidad, la medicina moderna está tratando de evitar en la medida de lo posible estos


tratamientos incapacitantes para los pacientes. Este tratamiento no debe confundirse con la
desarticulación en la que solo se extirpan las estructuras musculares y los ligamentos, ni con la
amputación congénita, en la que un miembro no se desarrolla debido a una anomalía genética.

¿Por qué se realizan?

La amputación es necesaria en tres tipos de casos muy específicos, a saber:

Cuando es la única opción para extirpar un tumor maligno.

Como consecuencia de un traumatismo grave (por ejemplo, un accidente de tráfico).

Para salvar una extremidad de un tejido por el que ya no circula sangre y que entra en proceso
de gangrena. Este último caso en particular se produce por enfermedades como embolia
arterial, diabetes mellitus, infecciones frecuentes, enfermedad de Buerger, enfermedad de
Raynaud o congelación.

Aunque al menos el 90% de las amputaciones están relacionadas con enfermedades


relacionadas con la diabetes y se realizan en los pies o las piernas, el tratamiento también se
puede aplicar en los brazos, las manos o los dedos.
Amputación

Las prótesis actuales permiten una vida cada vez más autónoma

¿En qué consiste?

El procedimiento de amputación va precedido de un cálculo preciso por parte del especialista


del punto más adecuado para realizar el corte. De hecho, es necesario encontrar el punto donde
hay mayor circulación sanguínea para facilitar la correcta cicatrización de la zona.

La intervención propiamente dicha, en cambio, consta de varias fases: en primer lugar, se debe
medir y bloquear el flujo sanguíneo en la extremidad para evitar hemorragias. Luego se divide
el tejido muscular para permitir cortar el hueso con una sierra oscilante. Finalmente, los
cirujanos suturarán las estructuras restantes.

El problema más común de la amputación es el desarrollo de una infección incurable que obliga
a repetir la operación en un punto más alto de la extremidad, agravando aún más la situación
del paciente.

A pesar del trauma de la pérdida de la extremidad, ahora hay prótesis específicas que permiten
a las personas con amputaciones no quedar discapacitadas y poder seguir caminando.

Preparación para las amputaciones

Debe tenerse en cuenta que la amputación no es una opción en pacientes con infecciones,
problemas cardíacos, diabetes mellitus avanzada o coagulación sanguínea reducida, por lo que
deben realizarse todas las pruebas apropiadas para excluir su presencia.

Recuperación postoperatoria

Después de la amputación, el especialista cirujano prescribe medicamentos basados en


analgésicos y antibióticos para prevenir la aparición de una posible infección. La rehabilitación
también debe comenzar en un plazo de dos días para garantizar un movimiento adecuado del
muñón y de la prótesis. La estancia hospitalaria varía en función del lugar de la amputación y,
en los casos más graves, cuando el corte se realiza por encima de las rodillas, se puede prolongar
hasta unas semanas.

Todo el proceso de rehabilitación no es fácil ni física ni psicológicamente, por lo que los pacientes
a menudo también necesitan la ayuda de un psicólogo o de grupos de ayuda a lo largo de su
camino. Tampoco es infrecuente que los pacientes padezcan el llamado síndrome de la
extremidad «fantasma» o, por el contrario, que todavía perciban la parte amputada o incluso
dolor en ella.

Amputación traumática

Es la pérdida de una parte del cuerpo, generalmente un dedo de la mano o del pie, un brazo o
una pierna, que ocurre como resultado de un accidente o lesión.

Consideraciones

Si un accidente o un trauma ocasiona una amputación completa (es decir la parte del cuerpo
resulta totalmente cercenada), dicha parte algunas veces se puede volver a conectar, sobre todo
cuando se tienen los cuidados apropiados con la parte cercenada y el muñón o miembro
residual.

En una amputación parcial, queda parte de la conexión de tejidos blandos. Según la gravedad
de la lesión, se puede o no volver a conectar la extremidad parcialmente cercenada.

Cuando hay amputación de una parte del cuerpo con frecuencia se presentan complicaciones.
Las más importantes son la hemorragia, el shock y la infección.

Los resultados a largo plazo de una persona que ha sufrido una amputación dependen del
manejo oportuno de la emergencia y la atención crítica. Una prótesis adecuada y funcional y el
reentrenamiento puede acelerar la rehabilitación.

Causas

Por lo general, las amputaciones traumáticas son el resultado de accidentes con herramientas
eléctricas, de fábricas o de granjas o por accidentes automovilísticos. Asimismo, los desastres
naturales, la guerra y los ataques terroristas pueden causar amputaciones traumáticas.

Síntomas

Los síntomas pueden incluir:

Sangrado (puede ser mínimo o profuso, dependiendo de la ubicación y naturaleza de la lesión)

Dolor (el grado de dolor no siempre está relacionado con la gravedad de la lesión ni con la
cantidad del sangrado)

Tejido corporal aplastado (destrozado, pero todavía adherido parcialmente al músculo, hueso,
tendón o piel)

Primeros auxilios

Pasos para seguir:

Examine las vías respiratorias de la persona (ábralas, si es necesario); verifique la respiración y


circulación y, de ser necesario, inicie respiración artificial, RCP o control de la hemorragia.

Llame para pedir ayuda médica.

En lo posible, trate de calmar y darle seguridad a la persona. Las amputaciones son dolorosas y
extremadamente atemorizantes.

Controle la hemorragia aplicando presión directa sobre la herida. Eleve el área lesionada. Si la
hemorragia continúa, revise de nuevo la fuente del sangrado y vuelva a aplicar presión directa,
con la ayuda de alguien que no esté fatigado. Si la persona está sufriendo una hemorragia
potencialmente mortal, será más fácil emplear un torniquete o un vendaje apretado que presión
directa sobre la herida. Sin embargo, usar un vendaje apretado por mucho tiempo puede hacer
más mal que bien.
Conserve cualquier parte del cuerpo cercenada y asegúrese de que permanezca con la persona.
Retire cualquier material sucio que pueda contaminar la herida si es posible y enjuague la parte
del cuerpo muy suavemente si el extremo del corte está sucio.

Envuelva la parte cercenada en un trozo de tela limpio y húmedo, colóquelo en una bolsa
plástica sellada y sumerja la bolsa en agua helada.

NO coloque la parte afectada directamente en agua ni hielo sin usar una bolsa plástica.

NO coloque directamente la parte cercenada en hielo. NO use hielo seco, ya que esto produce
congelación y lesión de la parte afectada.

Si no hay disponibilidad de agua fría, mantenga la parte alejada del calor tanto como sea posible.
Consérvela para entregársela al equipo médico o llévela al hospital. El hecho de enfriar la parte
cercenada permite que se realice la reimplantación más tarde. De lo contrario, sólo se
conservará para la reimplantación de 4 a 6 horas.

Mantenga a la persona caliente y calmada.

Tome medidas para prevenir un shock. Coloque a la persona en posición horizontal, levántele
los pies unas 12 pulgadas (30 cm) y cúbrala con un abrigo o manta. NO coloque a la persona en
esta posición si se sospecha una lesión en la cabeza, el cuello, la espalda o las piernas o si la
posición le resulta incómoda.

Una vez controlada la hemorragia, examine a la persona para ver si tiene otros signos de lesión
que requieran tratamiento urgente. Trate las fracturas, las cortaduras adicionales u otras
lesiones de una manera adecuada.

Permanezca con la persona hasta que la ayuda médica llegue.

No se debe

NO olvide que salvar la vida de la persona es más importante que salvar una parte del cuerpo.

NO pase por alto otras lesiones menos obvias.

NO intente reacomodar alguna parte del cuerpo en su lugar.

NO decida que una parte del cuerpo es demasiado pequeña para salvarla.

NO coloque un torniquete, a menos que el sangrado sea potencialmente mortal, ya que se


puede dañar la extremidad entera.

NO cree falsas esperanzas de reimplantación.

Cuando contactar a un profesional médico

Si alguien se cercena una extremidad, un dedo de la mano o del pie u otra parte del cuerpo,
usted debe solicitar de inmediato ayuda médica urgente.

Prevención

Use el equipo de seguridad cuando emplee herramientas eléctricas, de fábricas o de granjas.


Utilice el cinturón de seguridad al conducir un vehículo a motor. Siempre utilice el buen juicio y
tome las precauciones de seguridad apropiadas.
INTRODUCCIÓN

La amputación consiste en la extirpación o resección de parte o de la totalidad de una


extremidad a través de una o más estructuras óseas, en forma perpendicular al eje longitudinal
del miembro. Cuando se realiza a través de una articulación se denomina desarticulación. Es un
tipo de intervención que se realiza hace siglos con el objetivo de reducir la invalidez, eliminar
extremidades dañadas y salvar vidas. En sí misma suponen nuevos patrones biomecánicos de
carga y marcha, y pueden aparecer lesiones por sobrecarga o desuso.

Se conoce que las amputaciones de miembros inferiores son de 7 a 8 veces más frecuentes que
las de miembros superiores. La fisioterapia interviene de manera activa durante el
entrenamiento de estos pacientes amputados de extremidades inferiores para su rehabilitación.

La amputación del miembro inferior puede ser unilateral o bilateral.

ETIOLOGÍA

Las causas más frecuentes de la amputación del miembro inferior son:

Trastornos de la circulación sanguínea como: arteriosclerosis, diabetes mellitus, úlcera indolente


varicosa de la pierna, obstrucción de las arterias.

Traumatismos como: avulsión, sección, explosión, aplastamiento.

Pseudoartrosis infectada.

Quemaduras.

Congelaciones.

Enfermedades cancerosas.

Infecciones como por ejemplo la gangrena gaseosa o la tuberculosis.

Inflamaciones como la osteomielitis.

Deformidades congénitas graves.

El 85 % de las amputaciones son debidas a enfermedades vasculares periféricas con o sin


diabetes. Entre el 10 y el 12 % son de origen traumático y entre el 3 y el 5 % son de otra índole.

TIPOS

Los tipos de amputación de miembros inferiores que se reconocen son:

Amputación de dedos.

Amputación parcial de pie (Chopart, Linsfranc).

Desarticulación del tobillo (Syme, Pyrogoff).

Amputación por debajo de la rodilla (transtibial).

Amputación en la rodilla (desarticulación de la rodilla).


Amputación por encima de la rodilla (transfemoral).

Rotación de Van-Ness (rotación del pie y reimplantación, de forma que la articulación del tobillo
se utiliza como rodilla).

Desarticulación de cadera.

Amputación en la pelvis.

CLASIFICACIÓN FUNCIONAL DE LOS AMPUTADOS

Grupo 1: Restablecimiento completo, equivalente a la normalidad. Puede realizar el trabajo


anterior sin limitaciones, deportes y la vida social como antes de la amputación.

Grupo 2: Restablecimiento parcial, capacidad funcional completa pero no realizará trabajos


pesados. Puede bailar y caminar menos tiempo.

Grupo 3: independencia general completa. Actividades generales normales, empleo que no exija
permanecer mucho tiempo de pie ni caminar, puede ser independiente y vivir con la familia. No
puede bailar, ni transportar cosas pesadas.

Grupo 4: autonomía limitada. Necesita cierta ayuda ajena para las escaleras y salir a la calle. Se
siente mejor sin prótesis.

Grupo 5: prótesis estética. No puede satisfacer sus necesidades personales.

Grupo 6: prótesis impracticable. Hay que entrenarle para que se independice en la silla de
ruedas.

EPIDEMIOLOGÍA

En España se realizan unas 5000 amputaciones de miembros inferiores y la incidencia crece de


forma excepcional a partir de los 55 años, debido al envejecimiento de la población y el aumento
de la prevalencia de la enfermedad vascular periférica.

España es el segundo país del mundo, solo superado por Estados Unidos, con más amputaciones
de miembros inferiores a causa de la diabetes tipo 2, con una tasa de 3,19 × 1000 afectados.

TRATAMIENTO

Dividimos el programa de rehabilitación de los pacientes amputados en cuatro fases:

Fase prequirúrgica o preoperatoria:

En esta fase es muy importante el apoyo psicológico y compensar las patologías de base. El
tratamiento fisioterápico consiste en ejercicios generales para fortalecer toda la musculatura y
tener una mejor evolución después de someterse a la operación. Es importante realizar
fisioterapia respiratoria para evitar problemas. Movilizaciones pasivas, activas y asistidas,
tratamiento de contracturas y estiramientos.
2. Fase quirúrgica:

En el postoperatorio inmediato se aplican cuidados posturales para evitar rigideces en actitudes


viciosas, principalmente en flexión de rodillas y caderas. También se aplica fisioterapia
respiratoria con moderación de la fase espiratoria, al objeto de no movilizar posibles trombos
de la circulación de retorno. En esta fase se inicia también la aplicación del vendaje del muñón
tipo compresión normal según prescripción médica y tolerancia del paciente.

En la fase de postoperatorio inmediato se iniciará la potenciación de miembros superiores


mediante técnicas de cinesiterapia activa libre y resistida según tolerancia, así como iniciación
de puesta en carga en sedestación y bipedestación monopodal.

3. Tratamiento preprotésico:

Debe iniciarse lo más pronto posible. Los objetivos de esta etapa consisten en conseguir una
independencia funcional respecto a los autocuidados y la movilidad sin una prótesis, así como
preparar al paciente y a su miembro residual para el uso de la prótesis.

Esta preparación se logra mediante:

Aprendizaje de la realización del vendaje del miembro residual para conseguir y dar la forma
deseada al muñón.

Ejercicios fortalecedores del muñón.

Ejercicios para ampliar y conservar el arco articular.

Mecanoterapia.

Ejercicios de fortalecimiento de cuello, tronco y miembros superiores; desarrollo del equilibrio


y de independización.

Ambulación: corrección postural frente al espejo, marcha en paralelas, entrenamiento de la


marcha con muletas dentro y fuera de las paralelas, cuclillas con el miembro indemne y
entrenamiento del equilibrio.

Se puede aplicar masaje suave en el miembro residual distal para evitar adherencias cicatriciales
y proporcionar gerencias táctiles y de sensibilización ante el dolor.

Seguiremos con el trabajo respiratorio.

Esta etapa se iniciará después de realizar un examen físico que incluye:

Forma del muñón: si hay exceso de tejido adiposo se indicará el uso del vendaje compresivo,
masaje manual y golpeteo del muñón. Valorar el estado de la piel y coloración.

Cicatriz: se precisará forma y situación, en caso de adherencias masaje para desprenderlas.

Valoración muscular: si existe atrofia, se realizarán ejercicios para mejorar el tono. A nivel
femoral principalmente flexores, extensores, abductores, adductores, de cadera así como el
cuadrado lumbar. A nivel tibial flexores y extensores de rodilla.
Movilidad articular de la articulación proximal: si hay limitaciones realizar ejercicios de
movilización pasiva.

Sensibilidad y temperatura.

Puntos dolorosos: se indicará terapia física analgésica.

Longitud del muñón: se mide con cinta métrica. El muñón femoral se mide desde su raíz hasta
el vértice y el tibial desde la interlínea articular hasta el vértice.

Perímetro del muñón: femoral a nivel del trocánter mayor y a nivel del vértice. Tibial a nivel
suprarrotuliano, a nivel de la interlínea articular, a nivel subrotuliano y a nivel del vértice.

También se realiza el balance articular y muscular a nivel de miembros superiores y tronco, para
conocer la posible habilidad del paciente en el manejo de las ayudas técnicas y la independencia
del paciente en las transferencias.

El tratamiento fisioterapéutico comienza con los cuidados del muñón.

Vendaje del muñón para su modelaje, iniciando el mismo con vueltas longitudinales en sentido
próximo-distal, continuando con vueltas circulares en el mismo sentido y finalizando con vueltas
en espiga en sentido distoproximal y con compresión decreciente, terminando con una vuelta
de fijación a nivel de crestas iliacas.

Desensibilización del muñón, mediante técnicas de masoterapia percutoria manual o


instrumental, insistiendo en los bordes cicatriciales y también en los posibles puntos de apoyo
de la futura prótesis, para aumentar su resistencia a la carga.

Cinesiterapia del muñón, tanto en el sentido de la propiocepción como de la tonificación.

Extensión del muñón con empuje anterior de la pelvis.

Abducción del muñón y empuje medial de la pelvis.

Abducción del muñón y propulsión en sentido contralateral.

Ejercicios de propiocepción del tronco con el paciente en sedestación, miembros inferiores en


máxima abducción y en extensión de rodillas y los miembros superiores en extensión de codo y
flexión de hombro de 90° aproximadamente.

En el caso que el paciente refiera mucho dolor se puede realizar la terapia con espejos. Esta
técnica utiliza el reflejo de la pierna sana en el espejo para favorecer la reorganización cortical
positiva. El paciente coloca la extremidad no afectada delante del espejo para ver el reflejo y el
miembro amputado fuera de la vista y del reflejo. Le pedimos que se mire al espejo y que mueva
el segmento no afectado esto crea la ilusión de que el segmento lesionado se está moviendo sin
dolor. Cuando es capaz de ver el movimiento en el espejo sin experimentar dolor, se le pide que
a la vez que lo ve lo realice con el segmento afectado. De esta manera hace que el cerebro
adquiera un patrón de movimiento normal sin dolor.

4. Tratamiento protésico:

Cuando el paciente ha alcanzado buena fuerza muscular, buena configuración del muñón y no
presenta complicaciones se remite a la etapa protésica.
Una vez que el paciente ha recibido la prótesis necesitará el nuevo entrenamiento para aprender
a funcionar de manera adecuada con ella. El objetivo se dirige a conseguir un patrón de marcha
suave y simétrica, para lograr el máximo rendimiento energético y mejor estética.

Se puede dividir en cuatro fases:

Primera fase:

Aprender a colocarse quitarse correctamente la prótesis para aumentar progresivamente la


tolerancia a su uso.

Trabajar los ejercicios de equilibrio sobre la prótesis antes de intentar cualquier tipo de marcha
(permanecer de pie, transferir el peso corporal a la prótesis y mantener el equilibrio).

Patrones estáticos de la marcha y postura.

Corrección postural frente al espejo.

Balanceo laterales y anteroposteriores.

2. Segunda fase:

Patrones dinámicos de la marcha y posturas entre paralelas.

Entrenamiento de la marcha entre paralelas con prótesis rehabilitadora.

Corregir postura frente al espejo.

Entrenar en el uso de ayuda ortopédica para la marcha. Utilización y destreza en el manejo de


bastones.

Corregir fases de la marcha.

3. Tercera fase:

Patrones dinámicos de la marcha y postura fuera de las paralelas, en planos irregulares. marcha
en zigzag, marcha lateral, marcha sobre huellas.

Training de marcha por terrenos planos con incremento progresivo de distancia.

Disminución paulatina del uso de ayuda ortopédica para la marcha.

4. Cuarta fase:

Patrones dinámicos de la marcha y postura fuera de las paralelas por terrenos irregulares.

Marcha por terrenos irregulares, marcha con braceo, marcha con obstáculos, elevación y
descenso de escaleras.

Subir y bajar escalones y planos inclinados.

Enseñar a levantarse después de las caídas primero en colchoneta y después desde el suelo.
Caso clínico

DESCRIPCIÓN DEL CASO

Reporte de un caso clínico: hombre de 77 años con dolor lumbar

Paciente masculino de 77 años con antecedentes de obesidad, hipertensión arterial, diabetes


tipo 2 en manejo con inhibidor de SGLT2, hipotiroidismo primario, cáncer de próstata en
remisión y posoperatorio mediato de craneotomía por drenaje de hematoma subdural crónico
derecho secundario a caída de una bicicleta hace 3 meses. Ingresa al servicio de urgencias de
una institución de alto nivel de complejidad por un cuadro clínico de 3 días de evolución de dolor
tipo urente en región lumbar de intensidad clasificada en 10/10 según escala verbal análoga,
irradiado a miembro inferior derecho que aumenta con los arcos de movimiento de la cadera,
exacerbado 4 horas previo a la consulta, asociado a disnea en reposo, cianosis central y
distensión abdominal.

Al examen físico el paciente estaba desaturado, taquipneico, con cianosis central, sin agregados
pulmonares, con distensión abdominal, ruidos intestinales preservados, con signos de
radiculopatía a nivel dorsolumbar sin otros hallazgos anormales. Laboratorios, gases arteriales
con acidosis metabólica e hiperlactatemia y trastorno moderado de oxigenación (pH 7.24, pCO2
18, pO2 71, HCO3 7.7, PAFI 142, lactato 13), electrocardiograma con fibrilación auricular con
respuesta ventricular controlada (de Novo) y hemograma con leucocitosis, neutrofilia, sin
anemia, con trombocitopenia, función renal alterada, hiperbilirrubinemia, transaminasas
elevadas, glicemia normal y uroanálisis con cetonuria.

Inicialmente se considera que cursa con descompensación aguda de diabetes tipo cetoacidosis
euglucémica, asociado a dolor lumbar con “banderas rojas” y falla ventilatoria tipo I versus tipo
IV, inicialmente relacionada a patología tromboembólica vs de origen infeccioso con foco
pulmonar o abdominal (SOFA score de ingreso 8 puntos), por lo que, se inició cubrimiento
antibiótico con piperacilina tazobactam además de infusión de insulina cristalina, se indicó una
angiotomografía de tórax y de abdomen con evidencia de derrame pleural bilateral, sumado a
hallazgos de colelitiasis sin colecistitis en abdomen, descartando la presencia de
tromboembolismo pulmonar, síndrome aórtico, isquemia mesentérica asociada o cualquier otra
etiología que requiera manejo quirúrgico emergente.

Se hospitalizó en unidad de cuidados intensivos para continuar manejo y búsqueda activa de


foco infeccioso, durante la estancia persiste con requerimiento de aporte a alto de oxígeno,
sumado a la aparición de delirium hiperactivo y pobre modulación del dolor lumbar, por esta
razón, se solicitó una resonancia magnética nuclear de columna documentando foco infeccioso
vertebral, confirmando el diagnóstico de espondilodiscitis a nivel L4-L5 con presencia de absceso
paravertebral posterior y en psoas derecho, con requerimiento de punción para drenaje y toma
de cultivos, con aislamiento de Klebsiella Pneumoniae requiriendo escalonamiento terapéutico
a ertapenem por 10 días.

Posterior a esto, el paciente presenta recuperación lenta hasta lograr desescalamiento a


ampicilina sulbactam con indicación de completar esquema por 50 días adicionales bajo
hospitalización domiciliaria.
INTRODUCCIÓN

El dolor lumbar es un síntoma inespecífico que acompaña a múltiples enfermedades de


diferentes grados de severidad. Tiene una incidencia anual de aproximadamente del 5% y afecta
hasta al 90% de la población en algún momento de su vida. La mayoría de las veces esta queja
tan común va a tener un resultado benigno, sin embargo, el objetivo consiste en identificar o
excluir una etiología de origen no musculoesquelético.

En una revisión sistemática de Maselli y Testa identificaron los signos y síntomas a tener en
cuenta durante la evaluación inicial para detectar patologías graves. En este trabajo se
identifican como principales predictores de gravedad la presencia de fiebre con una sensibilidad
97-99% para espondilodiscitis; además, como signos de patología sistémica se identifican la
presencia de diaforesis, dolor lumbar nocturno, pérdida de peso inexplicable, y signos
neurológicos.

Deyo y Weinstein en 2004 proponen tres preguntas al momento de valorar pacientes con dolor
lumbar para así descartar la presencia de patologías graves. En primera instancia es identificar
alguna etiología de origen abdominal o retroperitoneal; en segundo punto valorar la presencia
de un compromiso neurológico para descartar patologías que puedan llegar a causar una
discapacidad grave; y, por último, tras excluir las primeras dos, proponen considerar
enfermedades degenerativas de la columna vertebral tales como hernias discales, lesiones
musculares o ligamentosas asociadas a una patología crónica exacerbada. En los resultados
reportados en este estudio, el 4% de los pacientes tenían una fractura compresiva, 3% estenosis
espinal, 2% una enfermedad visceral, 0.7% un tumor o metástasis y hasta un 0.01% van a cursar
con una infección.

La discitis es una infección del espacio del disco vertebral, sin embargo, es muy frecuente que
las placas vertebrales esten involucradas provocando una infección del cuerpo vertebral y del
disco (espondilodiscitis), el aumento en su incidencia es secundario a una mayor sospecha
diagnóstica, así como un aumento en la expectativa de vida de la población y de mayor
prevalencia de enfermedades crónicas. El curso de la enfermedad generalmente es crónico y su
diagnóstico no es sencillo de establecer; el retraso del tratamiento aumenta la mortalidad y
morbilidad de esta por esta razón se consideró realizar un reporte de caso para generar y ampliar
información sobre cómo inducir a la sospecha diagnóstica y así lograr un adecuado abordaje y
manejo de esta patología.

EPIDEMIOLOGÍA

Se estima que la espondilodiscitis es el 2.7 % de los casos totales de osteomielitis, su incidencia


anual en países occidentales es de 0.5 a 2.5 casos por 100.000 habitantes cada año (6), su
distribución es binomial con un primer pico en la edad temprana y un segundo pico en la sexta
década, se asocia un aumento de la incidencia de (0.3 por cada 100.000 personas en menores
de 20 años y 6.5 por cada 100.000 personas después de los 70 años.

Los factores predisponentes que se han asociado son; el uso crónico de corticoide o
inmunosupresores, consumo de drogas vía parenteral, enfermedad renal crónica, neoplasias y
procedimientos quirúrgicos con una incidencia postoperatoria que varía entre el 0.5 – 18.8%.
Las complicaciones más comunes secundarias a esta infección son los abscesos epidurales,
espinales y del psoas, (17% de abscesos epidurales, 26% paravertebrales y 5% con compromiso
del espacio del disco intervertebral). En un análisis de 14 casos se reportó una recaída en 8% y
mortalidad 6%.

FISIOPATOLOGÍA

En los niños, las múltiples anastomosis intraóseas tienen un factor protector, sin embargo, el
núcleo pulposo de los discos intervertebrales es sumamente vascular y se considera susceptible
para embolización bacteriana, es decir, cuando la bacteria llega a la columna de un foco distal,
la infección va a afectar primero el disco y de forma subsecuente las vértebras adyacentes.

En los adultos, los vasos entran solo hasta el anillo fibroso, siendo los cuerpos vertebrales
avasculares, sin irrigación directa, cerca al ligamento anterior longitudinal creando un flujo
sanguíneo lento para su irrigación. Se considera que el microorganismo inicialmente atraviesa
la placa vertebral cartilaginosa, recorre la superficie del disco, infecta la metáfisis vertebral
adyacente y llega al espacio discal. Como resultado hay una oclusión del flujo sanguíneo,
creando una necrosis avascular, infarto óseo, y/o una espondilodiscitis.

Discitis por lo tanto corresponde a la infección que compromete el disco vertebral y cuando esta
se extiende al cuerpo vertebral se le denomina espondilodiscitis.

En cuanto a las vías de colonización bacteriana, se describen 3 mecanismos de acceso, el


principal es la diseminación hematógena, seguida por la inoculación directa relacionada con
procedimientos invasivos y por último la colonización por continuidad con tejidos infectados
adyacentes. McHenry y colaboradores describe en un estudio retrospectivo en Cleveland de
253 pacientes con osteomielitis vertebral, que el 62% presentaban bacteriemia, de estos el 51%
tenía como foco de entrada sepsis de origen urinario, piel, tejidos subcutáneos, accesos
vasculares infectados, endocarditis, bursitis y/o artritis.

Mientras que la infección adquirida en el hospital, asociada a cirugía espinal o trauma


penetrante se documentó en aproximadamente 33% de los casos, en algunos pacientes, la
infección puede ser producto de inoculación directa relacionada con por otros procedimientos
invasivos como discografias, cateterización epidural, bloqueos, aortografía translumbar,
punción lumbar, entre otras; además se pueden documentar infecciones adquiridas en la
comunidad producto de heridas por proyectil de arma de fuego o heridas por arma blanca. Por
último, se plantea la infección por contigüidad como en el caso de abscesos adyacentes o por
úlceras de presión sobre infectadas en un 3% de los casos.

Teniendo en cuenta esto, debe tomarse como principal etiología la diseminación hematógena,
lo que obliga a pensar en la presencia de un foco oculto, por lo que la búsqueda activa de este
mismo debe ser el enfoque principal partiendo de la indagación por antecedentes quirúrgicos
recientes, uso de drogas intravenosas, búsqueda de lesiones cutáneas que sugieren infecciones
en piel, síntomas urinarios que sugieran un foco urinario o uso previo de antimicrobianos que
pudieran condicionar la presencia de resistencia bacteriana.

En las infecciones transmitidas por vía hematógena, el Staphylococcus aureus es el


microorganismo más común, responsable del 30-80%, seguido de E. coli. En un estudio
observacional que se realizó en Dinamarca de 1980 a 1990, de 8739 pacientes con bacteriemia
por S. aureus, 309 pacientes se identificaron con osteomielitis, de los cuales 146 casos fue con
diseminación al componente óseo del esqueleto axial.
En cuanto a la vía por inoculación directa los Staphylococcus coagulasa negativos y
Propionibacterium acnes son los microorganismos con mayor prevalencia, sobre todo cuando
se utilizan dispositivos de fijación. Respecto a las infecciones polimicrobianas se consideran raras
y ocurren en menos del 10% de los casos, mientras que las infecciones multifocales ocurren en
menos del 5% de los pacientes.

DIAGNÓSTICO

Para la aproximación diagnóstica, es necesario tener en cuenta el cuadro clínico y un alto índice
de sospecha, sin embargo, este es insidioso, inespecífico, pudiendo confundirse con otras
patologías crónicas y retrasar el diagnóstico de 2 a 4 meses.

Esta sospecha suele ser más sencilla cuando el síntoma cardinal es dolor en la columna el cual
se presenta en aproximadamente el 86% de los casos, sumado a fiebre en el 60% de los casos,
otro signo es el déficit neurológico que se presenta en el 34% de los pacientes, manifestándose
con radiculopatía, debilidad, parálisis, disestesia o pérdida sensorial y retención urinaria.

En cuanto a los laboratorios, estos suelen presentar cambios inespecíficos, donde predomina la
elevación de reactantes de fase aguda, proteína C reactiva (PCR) y velocidad de sedimentación
globular (VSG) con sensibilidad del 94-100% (8). La leucocitosis y neutrofilia (>80%), se
encontraron presentes en el 39-64% de los pacientes y se relaciona con infecciones por
Estafilococos.

Sumado a lo anterior, debe darse prioridad a la toma de hemocultivos los cuales son positivos
en el 58% permitiendo la identificación del agente etiológico logrando suministrar la terapia
antibiótica dirigida.

IMÁGENES

RADIOGRAFÍA DE COLUMNA:

Debe ser la primera imagen solicitada, siendo anormal en 89% de los casos, se puede apreciar
espondilolisis multisegmentaria con hiperostosis más evidente en L4-L5 y severa en L5-S1 con
los otros espacios intervertebrales de amplitud normal. Se requieren aproximadamente de 3-6
semanas desde el inicio de los síntomas para apreciar destrucción ósea.

RESONANCIA MAGNÉTICA NUCLEAR:

En los casos que presentan inestabilidad hemodinámica es la imagen de elección con


sensibilidad del 97% y especificidad del 93%. Donde el hallazgo característico es la imposibilidad
de distinguir los márgenes entre el espacio discal y la médula vertebral, en T1 se aprecia una
mayor intensidad de la señal del disco y la médula adyacente afectada en T2 involucrando el
espacio y dos cuerpos vertebrales, hallazgo sugestivo de edema.

A nivel de los tejidos blandos paraespinales se puede apreciar edema visualizado como aumento
en la intensidad en T1, se pueden apreciar también abscesos por acumulación de líquido
hiperintenso, en T2 se puede encontrar realce periférico de los tejidos por el contraste. Estos
hallazgos se deben identificar de manera temprana ya que los abscesos epidurales tienen una
morbilidad y una mortalidad relativamente alta.

En cuanto a los absceso epidurales se aprecian masas hipointensas en T1 y en T2 a nivel del


espacio epidural con congestión del plexo o de las venas basivertebrales, con compresión del
saco tecal o medular, con restricción en la difusión .

TOMOGRAFÍA:

Es más sensible que la radiografía, con un rendimiento similar a la resonancia magnética cuando
se utiliza con contraste intravenoso, está indicada cuando la resonancia magnética está
contraindicada, no está disponible o es ambigua.

GAMMAGRAFÍA:

Tiene una sensibilidad y especificidad relativamente alta, las imágenes de medicina nuclear se
utilizan sólo en situaciones especiales como en contraindicación de la resonancia magnética o
no disponibilidad de esta. El radioisótopo de elección es el difosfonato de tecnecio-metileno
secuencial 99m y 67 gammagrafía con citrato de galio por la mayor captación a este nivel.

TRATAMIENTO

El objetivo es controlar el foco de la infección, permitiendo restaurar la funcionalidad espinal y


reducir así mismo el dolor.

Por esta razón, el tratamiento antimicrobiano debe iniciarse de forma temprana y en algunos
casos de manera empírica, por ejemplo, pacientes con choque séptico y con presencia de
síntomas neurológicos progresivos. En aquellos que presenten un examen neurológico sin déficit
alguno y se encuentren estables, se recomienda iniciar el tratamiento antimicrobiano una vez
se identifique el agente etiológico, evitando afectar la sensibilidad de la identificación
microbiológica.

La terapia antibiótica debe dirigirse hacia el cubrimiento de Staphylococcus aureus resistente a


meticilina, Streptococcus y bacilos gram negativos. Siendo la primera opción la vancomicina o
como segunda opción una cefalosporina de 3 o 4 generación, en caso de alerta o intolerancia
administrar, una tercera opción es la daptomicina o quinolonas.

Debido a los cambios mencionados en vascularización ósea, se puede tardar semanas la


penetrancia antimicrobiana, por lo anterior, se recomienda que la duración del tratamiento sea
prolongada y se mantenga por al menos 6 semanas. Encontrando una tasa de fracaso antibiótico
entre el 10 y 30% facilitado en pacientes con enfermedad multidisco, absceso epidural
concomitante, ausencia de tratamiento quirúrgico, infección por S. aureus, y presencia de
múltiples comorbilidades.

Se recomienda el manejo quirúrgico en pacientes con septicemia, inestabilidad espinal con


colapso vertebral > 50%, absceso espinal > 2.5 cm, déficit neurológico y deformidad progresiva,
con el fin de reducir el volumen del tejido infectado, asegurar perfusión sanguínea y restaurar
estabilidad espinal.

CONCLUSIONES

La espondilodiscitis es una entidad poco frecuente, que se presenta habitualmente con dolor
lumbar como síntoma cardinal asociado en su mayoría con fiebre, lo cual, debe despertar la
sospecha y crear la necesidad de una imagen diagnostica habitualmente radiografía, la cual,
puede no orientar al diagnóstico, siendo necesario profundizar en la historia clínica.

Por ende, es necesario averiguar la presencia de lesiones en piel, sumado a antecedente de


infecciones urinarias, trauma o procedimientos a nivel axial, lo cual, suele orientar al diagnóstico
de una manera fuerte, el cual se puede confirmar con imágenes como la resonancia magnética
de columna contrastada (gold standard), tomografia de columna contrastada o en su defecto la
gammagrafía como medio alternativo.

Una vez contando con el foco identificado, se inicia antibiótico basado en la presencia de
factores de riesgo, uso de antibióticos, teniendo en cuenta que se debe cubrir idealmente al
Staphylococcus aureus como primera opción, segundo Estreptococos y bacilos gram negativos
menos probablemente, en el escenario de pacientes inestables se debe priorizar el inicio de
antibióticos de amplio espectro y en todos los escenarios dar prioridad a la toma de
hemocultivos que permiten identificar en la mayoría de los casos el agente etiológico facilitando
la elección del antibiótico ideal, sumado a la consideración de drenaje del foco infeccioso por
alta sospecha de presencia de abscesos los cuales se asocian a un peor pronóstico.
Habitualmente se requieren cursos de antibióticos largos, aproximadamente de 60 días,
producto de la pobre perfusión que tiene el disco vertebral limitando la penetrancia a estos
tejidos.

Por último, lo más importante, es realizar una adecuada historia clínica, ya que el enfoque
sistémico permite la sospecha clínica la cual es clave para llegar al diagnóstico.

Referencias

1. Manual de Asistencia de cirugía y traumatología Lumbalgia. Grupo de Trabajo de Medicina


de Cirugía. Santander. Editorial ELA. 2019

2. Schwartz Principios de Cirugía. Olsen Merzt tratamiento de Lumbalgia- Amputación


Barcelona. Caso clínico de dolor lumbar: Ed S. L; 2018

3. Sabiston tomo III principios y estudios. Lumbalgia tratamientos y Amputación 2018


HBP (Hiperplasia benigna de la próstata)
Introducción

(Hiperplasia benigna de la próstata)

La hiperplasia benigna de la próstata consiste en una hipertrofia no cancerosa (benigna) de la


próstata que puede dificultar la micción.

La próstata aumenta de tamaño con la edad.

Los hombres pueden tener dificultad para la micción y sentir la necesidad de orinar más a
menudo y con mayor urgencia.

Por lo general, el diagnóstico se basa en los resultados de una exploración rectal, pero puede
extraerse una muestra de sangre para verificar la existencia de cáncer prostático.

Si es necesario se administran fármacos para relajar la musculatura de la próstata y la vejiga


(como la terazosina) o para reducir el tamaño de la próstata (como la finasterida), pero a veces
es necesaria una intervención quirúrgica.

La próstata es una glándula masculina que se encuentra justo debajo de la vejiga y rodea la
uretra. La glándula, junto con las vesículas seminales cercanas, produce gran parte del líquido
que constituye la eyaculación (semen) de un hombre. La próstata es del tamaño de una nuez en
los hombres jóvenes, pero aumenta de tamaño con la edad. A medida que la próstata se
agranda, comprime gradualmente la uretra y obstruye el flujo de orina (obstrucción urinaria).
Los hombres con hiperplasia benigna de próstata no consiguen vaciar por completo la vejiga al
orinar. En consecuencia, la orina se estanca en la vejiga, haciéndolos más proclives a posibles
infecciones de las vías urinarias (IU) y a la formación de cálculos vesicales. La obstrucción
prolongada puede debilitar la vejiga y acabar lesionando los riñones.

Causas

Con la edad, la hiperplasia benigna de la próstata (HBP) llega a ser muy frecuente en los
hombres, en especial después de los 50 años. Se desconoce la causa exacta, pero es probable
que implique cambios causados por las hormonas, incluida la testosterona y especialmente la
dihidrotestosterona (una hormona relacionada con la testosterona).

Algunos fármacos de venta libre, como los antihistamínicos y los descongestionantes nasales,
pueden aumentar la resistencia de la orina al flujo o reducir la capacidad de contracción de la
vejiga, lo que da lugar a una retención temporal de la orina en la vejiga en los hombres con
hiperplasia benigna de próstata.

Síntomas

Los primeros síntomas de la hiperplasia prostática benigna empiezan cuando la próstata


aumentada de tamaño obstruye el flujo de orina. Los profesionales sanitarios utilizan a veces el
término síntomas del tracto urinario inferior, para describir la combinación de síntomas que
causa la hiperplasia benigna de próstata. Al principio hay dificultades para iniciar la micción.
También se tiene la sensación de no haber completado la micción. Como la vejiga no se vacía
totalmente hay que orinar con más frecuencia, a menudo por la noche (nicturia). La necesidad
de orinar puede hacerse también más urgente. El volumen y la fuerza del flujo de orina pueden
reducirse notablemente, con lo que suele aparecer un goteo al final de la micción.

Los síntomas de la hiperplasia benigna de la próstata en las vías urinarias bajas también pueden
estar causados por otros trastornos, como infección, cáncer de próstata y vejiga hiperactiva.

Complicaciones

Un agrandamiento de la próstata puede dar lugar a otros problemas, si bien dichos problemas
afectan solo a un pequeño número de hombres con hiperplasia benigna de próstata. La
obstrucción del flujo de orina con retención de algo de orina en la vejiga aumenta la presión en
la vejiga y limita el flujo de orina que sale de los riñones, lo que acentúa la carga sobre estos.
Este aumento de presión impide que los riñones funcionen correctamente, aunque el efecto
solo es temporal si la obstrucción se elimina pronto.

Si la obstrucción se prolonga, la vejiga se distiende y se produce incontinencia por rebosamiento.


A medida que la vejiga se distiende, también lo hacen algunas pequeñas venas de la vejiga y de
la uretra. A veces, cuando se hacen esfuerzos por orinar, estas venas se rompen y se vierte algo
de sangre en la orina.

Puede bloquearse completamente el flujo de orina que sale de la vejiga (retención urinaria), de
modo que la micción resulta imposible; esta situación suele provocar sensación de llenado y
dolor intenso en la zona baja del abdomen. No obstante, los síntomas de la retención urinaria
pueden ser escasos o incluso nulos hasta que la retención es muy grave. La retención urinaria
puede empezar por alguna de estas circunstancias:

Permanecer inmóvil (por ejemplo, estando en reposo en la cama)

Exponerse al frío

Retrasar la micción durante largo tiempo

Usar ciertos anestésicos, alcohol, anfetaminas, cocaína, opiáceos o fármacos con efectos
anticolinérgicos como antihistamínicos y descongestionantes y algunos antidepresivos.

Diagnóstico

Tacto rectal

A veces, flujometría urinaria

Algunas veces, biopsia o resonancia magnética nuclear (RMN)

Mediante tacto rectal, el médico suele poder determinar si la próstata está aumentada de
tamaño. Para ello, el médico introduce por el recto un dedo protegido con un guante y lubricado.
La próstata se palpa justo delante del recto. Una próstata con hiperplasia benigna se nota
aumentada de tamaño, simétrica y lisa, pero no es dolorosa a la palpación. Las zonas firmes o
duras pueden indicar cáncer de próstata.
Debe analizarse una muestra de orina para confirmar que no hay infección ni sangrado. Si la
exploración revela una próstata agrandada o el hombre tiene síntomas de bloqueo urinario, el
médico también suele realizar una prueba para determinar el antígeno prostático específico
(prostate-specific antigen, PSA) en la sangre. El nivel de PSA puede ser alto en los hombres con
hiperplasia benigna de próstata y también en caso de cáncer de próstata. Si el PSA está elevado
si o la próstata se muestra dura o abultada al tacto, puede ser necesario realizar otras pruebas
para determinar la presencia de cáncer.

A los hombres con síntomas de obstrucción de orina se les puede pedir que orinen en un
dispositivo que mide el volumen y la velocidad del flujo de orina (una prueba denominada
flujometría). Inmediatamente después de la flujometría se realiza una ecografía para comprobar
si la vejiga se ha vaciado por completo. Ambas pruebas ayudan a diagnosticar la presencia y la
gravedad de la obstrucción de orina.

Si los médicos sospechan cáncer de próstata, pueden usar una ecografía transrectal (TRUS, por
sus siglas en inglés) para ayudar a identificar una muestra apropiada de tejido de la próstata
para realizar una biopsia. En hombres con concentraciones de PSA (antígeno específico
prostático) elevadas o en aumento, se puede usar una tecnología más nueva llamada RM
multiparamétrica para mejorar el diagnóstico y el tratamiento de la hiperplasia benigna de
próstata. En ocasiones, la cistoscopia se indica para descartar otras causas de obstrucción de la
orina, como una estenosis uretral, o para ayudar a planificar el mejor enfoque quirúrgico.

Tu médico comenzará haciendo preguntas detalladas sobre tus síntomas y te hará una
exploración física. Es probable que este examen inicial comprenda:

Tacto rectal. El médico inserta un dedo en el recto para controlar la próstata y detectar
agrandamiento.

Análisis de orina. El análisis de una muestra de orina puede ayudar a descartar una infección u
otras afecciones que pueden ocasionar síntomas similares.

Análisis de sangre. Los resultados pueden indicar problemas renales.

Análisis de sangre para el antígeno prostático específico. El antígeno prostático específico es una
sustancia que se produce en la próstata. Los niveles de antígeno prostático específico aumentan
en casos de agrandamiento de la próstata. Sin embargo, los niveles elevados de antígeno
prostático específico pueden deberse a procedimientos recientes, infección, cirugía o cáncer de
próstata.

Después de eso, el médico te puede recomendar pruebas adicionales para ayudar a confirmar
el agrandamiento de la próstata y descartar otras enfermedades. Estas pruebas comprenden las
siguientes:

Prueba del flujo urinario. Debes orinar en un recipiente que está conectado a una máquina que
mide la fuerza y la cantidad de tu flujo urinario. Los resultados de la prueba ayudan a determinar
si tu afección mejora o empeora con el tiempo.

Prueba de orina residual posterior al vaciado. Esta prueba mide si puedes vaciar tu vejiga por
completo. Esta prueba puede hacerse utilizando una ecografía o introduciendo una sonda en la
vejiga después de orinar para medir el volumen de orina que queda en la vejiga.
Diario de vaciado de 24 horas. Registrar la frecuencia y la cantidad de orina puede resultar
especialmente útil si más de un tercio de la eliminación de orina diaria ocurre por la noche.

Si tu trastorno es más complejo, es posible que el médico recomiende:

Ecografía transrectal. Se inserta una sonda ecográfica en el recto para medir y evaluar la
próstata.

Biopsia de la próstata. La ecografía transrectal guía a las agujas que se utilizan para tomar
muestras de tejido (biopsias) de la próstata. El examen del tejido puede ayudar al médico a
diagnosticar o descartar el cáncer de próstata.

Estudios urodinámicos y de presión de flujo. Se inserta una sonda por la uretra hasta llegar a la
vejiga. Se inyecta agua (o, con menos frecuencia, aire) lentamente en la vejiga. Así, el médico
puede medir la presión en la vejiga y determinar cómo funcionan los músculos de la vejiga. Por
lo general, estos estudios se realizan solo a hombres con presuntos problemas neurológicos y a
hombres que se han sometido a un procedimiento de próstata anterior y siguen teniendo
síntomas.

Cistoscopia. Se inserta un instrumento flexible y con luz (cistoscopio) dentro de la uretra, que le
permite al médico ver el interior de la uretra y la vejiga. Te administrarán un anestésico local
antes de realizar esta prueba.

Tratamiento

Fármacos o sustancias

En ciertas ocasiones, intervención quirúrgica

Tratamiento de la infección o la retención urinaria antes del tratamiento de la hiperplasia


prostática benigna (HPB)

No se necesita tratamiento para este trastorno a no ser que la hiperplasia benigna de próstata
produzca síntomas molestos o complicaciones, como infecciones de las vías urinarias, reducción
de la función renal, sangre en la orina, cálculos o retención urinaria. Siempre que sea posible,
debe interrumpirse la administración de fármacos que empeoran los síntomas, como los
opiáceos y los fármacos de efecto anticolinérgico (por ejemplo, muchos antihistamínicos y
algunos antidepresivos) y los fármacos denominados simpaticomiméticos (incluyendo algunos
remedios habituales para el resfriado).

Fármacos o sustancias

Por lo general, primero hay que probar el tratamiento farmacológico. Los inhibidores alfa-
adrenérgicos (como la terazosina, la doxazosina, la tamsulosina, la alfuzosina y la silodosina)
relajan ciertos músculos de la próstata y la salida de la vejiga, por lo que mejoran el flujo de la
orina. Algunos fármacos (como la finasterida y la dutasterida) pueden inhibir los efectos de las
hormonas masculinas implicadas en el crecimiento de la próstata, reducir su tamaño y evitar o
retrasar la necesidad de cirugía u otros tratamientos. Sin embargo, el tratamiento con
finasterida y dutasterida puede prolongarse durante 3 meses o más antes de que empiece a
notarse alguna mejoría de los síntomas. Por otra parte, algunos hombres no han notado mejoría
sintomática alguna pese a haber seguido un tratamiento con finasterida o dutasterida. En
algunos casos puede aplicarse un tratamiento con inhibidores alfa-adrenérgicos además de la
finasterida o la dutasterida.
Se promocionan muchos productos complementarios y alternativos de venta sin receta para el
tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata, pero no se ha comprobado la eficacia de
ninguno, incluyendo la palma enana americana.

Los hombres que también tienen disfunción eréctil (impotencia) pueden recibir tratamiento con
tadalafilo diario, ya que este medicamento puede contribuir a aliviar tanto la disfunción eréctil
como la hiperplasia benigna de la próstata (HBP).

Cirugía
Si los fármacos son ineficaces, puede llevarse a cabo una intervención quirúrgica. La cirugía es
la opción que proporciona el mejor control de los síntomas, pero puede causar complicaciones.
El procedimiento quirúrgico más frecuente es la resección transuretral de la próstata (RTUP), en
la cual se introduce un endoscopio (un tubo de visualización) por la uretra. El endoscopio va
provisto de un instrumento quirúrgico que se utiliza para extirpar parte de la próstata. A veces,
durante la RTUP se utiliza un láser. Esta intervención no requiere realizar una incisión en la piel.

La RTUP puede ocasionar algunas complicaciones, como infección y hemorragia. Además, del 1
al 3% de los hombres desarrollan incontinencia urinaria permanente. El procedimiento también
puede causar disfunción eréctil permanente. Sin embargo, no se conoce la frecuencia de esta
disfunción. Algunos expertos estiman que al menos el 35% de los sometidos a RTUP desarrollan
disfunción eréctil, pero la mayoría de las estimaciones son más bajas (del 5 al 10%). Después de
la RTUP, algunos hombres eyaculan semen hacia la vejiga en lugar de hacerlo a través de la
uretra (eyaculación retrógrada). Sin embargo, los avances técnicos han mejorado mucho la
seguridad de la RTUP.

Cerca del 10% de los hombres sometidos a RTUP necesitan repetir la intervención durante los
10 años posteriores, debido a que la próstata continúa creciendo. Si la próstata es muy grande
puede que no sea posible realizar una RTUP, y entonces será necesaria una intervención
quirúrgica más agresiva mediante una incisión en el abdomen.

Diversos tratamientos quirúgicos alternativos ofrecen un alivio menos rápido de los síntomas
que la RTUP, pero en cambio tienen un menor riesgo de complicaciones. La mayoría de estas
técnicas se realizan con instrumentos que se introducen a través de la uretra. Estos tratamientos
destruyen el tejido prostático mediante

Calor de microondas (termoterapia transuretral con microondas o hipertermia)

Una aguja (ablación transuretral con aguja)

Ondas de radiofrecuencia (vaporización por radiofrecuencia)

Ultrasonidos (ultrasonidos dirigidos de alta intensidad; no aprobado en los Estados Unidos para
el tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata)

Vaporización eléctrica (electrovaporización transuretral)

Láseres (terapia con láser)

Tratamientos más novedosos, como la inyección de agua caliente a presión en la próstata o la


inserción de dispositivos a través del pene para proporcionar soporte a la parte interna de la
uretra
Complicaciones

Los problemas derivados de la obstrucción urinaria requieren un tratamiento previo antes de


aplicar definitivamente el tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata. La retención
urinaria se trata drenando la vejiga mediante un catéter que se introduce a través de la uretra.
Las infecciones se tratan con antibióticos.

Tratamiento

Hay una amplia variedad de tratamientos disponibles para el agrandamiento de próstata, entre
ellos, terapias mínimamente invasivas y cirugía. La mejor opción de tratamiento para ti depende
de varios factores:

El tamaño de tu próstata

Tu edad

Tu salud general

El grado de molestias o trastornos que estás padeciendo

Si los síntomas son tolerables, puedes decidir posponer el tratamiento y simplemente vigilar tus
síntomas. Para algunos hombres, los síntomas pueden aliviarse sin tratamiento.

Medicamentos

Los medicamentos son el tratamiento más frecuente para los síntomas leves a moderados del
agrandamiento de próstata. Algunas de las opciones son:

Alfabloqueantes. Estos medicamentos relajan los músculos del cuello de la vejiga y las fibras
musculares de la próstata, lo que hace que orinar sea más fácil. Los alfabloqueantes (entre ellos,
alfuzosina [Uroxatral], doxazosina [Cardura], tamsulosina [Flomax] y silodosina [Rapaflo]) por lo
general actúan rápidamente en hombres con próstatas relativamente pequeñas. Los efectos
secundarios pueden comprender mareos y un trastorno inofensivo que consiste en que el semen
regresa a la vejiga en lugar de salir por la punta del pene (eyaculación retrógrada).

Inhibidores de 5-alfa reductasa. Estos medicamentos achican la próstata ya que previenen los
cambios hormonales que producen el crecimiento de la próstata. Estos medicamentos (entre
ellos, finasterida [Proscar] y dutasterida [Avodart]) pueden tardar hasta seis meses en actuar.
Uno de sus efectos secundarios es la eyaculación retrógrada.

Terapia con combinación de medicamentos. El médico te puede recomendar que tomes un


bloqueante alfa y un inhibidor de 5-alfa reductasa al mismo tiempo, si por separado ninguno de
ellos es efectivo.

Tadalafilo (Cialis). Hay estudios que sugieren que este medicamento, que a menudo se
administra para tratar la disfunción eréctil, también puede tratar el agrandamiento de
próstata.

Terapia mínimamente invasiva o quirúrgica

La terapia mínimamente invasiva o quirúrgica puede recomendarse si:


Tienes síntomas de moderados a graves

Los medicamentos no han aliviado los síntomas

Tienes una obstrucción de las vías urinarias, cálculos en la vejiga, sangre en la orina o problemas
renales

Prefieres un tratamiento definitivo

La terapia mínimamente invasiva o quirúrgica puede no ser una opción si tienes:

Una infección de las vías urinarias sin tratar

Trastorno de estenosis uretral

Antecedentes de radioterapia de próstata o cirugía de las vías urinarias

Trastornos neurológicos, como enfermedad de Parkinson o esclerosis múltiple

Cualquier tipo de procedimiento en la próstata puede producir efectos secundarios. Según el


procedimiento que elijas, las complicaciones pueden consistir en:

Semen que fluye hacia atrás dentro de la vejiga en lugar de salir del pene durante la eyaculación
(eyaculación retrógrada)

Dificultad temporal para orinar

Infección de las vías urinarias

Sangrado

Disfunción eréctil

Muy raramente, pérdida de control de la vejiga (incontinencia)

Hay varios tipos de terapia mínimamente invasiva o quirúrgica.

Resección transuretral de la próstata

Se introduce un endoscopio iluminado en la uretra y el cirujano extrae todo salvo la parte


externa de la próstata. Por lo general, la resección transuretral de la próstata alivia rápidamente
los síntomas, y la mayoría de los hombres tienen un flujo de orina más fuerte muy pronto
después del procedimiento. Después de la resección transuretral de la próstata, es posible que,
por un tiempo, necesites una sonda para drenar la vejiga.

Incisión transuretral de la próstata

Se introduce un endoscopio iluminado en la uretra y el cirujano realiza uno o dos cortes


pequeños en la próstata, para facilitar el paso de la orina a través de la uretra. Esta cirugía puede
ser una buena opción si tienes la próstata pequeña o moderadamente agrandada, en especial si
tienes problemas de salud que hacen que otras cirugías sean demasiado riesgosas.

Terapia transuretral por microondas


El médico introduce un electrodo especial a través de la uretra hasta la zona de la próstata. Las
microondas del electrodo destruyen la parte interna de la próstata agrandada, por lo que esta
se achica y se facilita el flujo de orina. Es posible que la termoterapia transuretral por
microondas (TTUM) solo alivie los síntomas en forma parcial y que te lleve un tiempo notar los
resultados. Por lo general, esta cirugía solo se usa en próstatas pequeñas y en circunstancias
especiales, porque puede ser necesario repetir el tratamiento.

Ablación transuretral con aguja

En este procedimiento, se introduce un endoscopio por la uretra, que permite que el médico
coloque agujas en la próstata. Se pasan ondas de radio a través de las agujas para calentar y
destruir el exceso de tejido prostático que bloquea el flujo de orina. La ablación transuretral con
aguja (TUNA) puede ser una opción en casos especiales, pero el procedimiento se usa muy pocas
veces.

Terapia con láser

Un láser de alta energía destruye o elimina el exceso de tejido prostático. La terapia láser
generalmente alivia los síntomas de inmediato y tiene menos riesgo de efectos secundarios que
la cirugía sin láser. La terapia láser puede usarse en hombres que no deberían someterse a otros
procedimientos prostáticos porque toman medicamentos anticoagulantes.

Las opciones de la terapia láser consisten en:

Procedimientos ablativos. Estos procedimientos vaporizan el tejido prostático obstructivo para


aumentar el flujo de orina. Los ejemplos comprenden la vaporización fotoselectiva de la próstata
y la ablación de la próstata por láser de holmio. Los procedimientos ablativos pueden causar
síntomas de irritación urinaria después de la cirugía, por lo que, en algunos casos poco
frecuentes, puede requerirse otro procedimiento de resección en algún momento.

Procedimientos enucleativos. Los procedimientos enucleativos, como la enucleación prostática


con láser de holmio, generalmente extraen todo el tejido prostático que bloquea el flujo de orina
y evitan que vuelva a crecer. El tejido extraído puede analizarse para detectar cáncer de próstata
y otras enfermedades. Estos procedimientos son similares a la prostatectomía abierta.

Levantamiento uretral prostático (PUL)

Se utilizan placas especiales para comprimir los lados de la próstata y así aumentar el flujo de
orina. Se podría recomendar el procedimiento si tienes síntomas en las vías urinarias inferiores.
El levantamiento uretral prostático (PUL) se podría ofrecer a algunos hombres preocupados por
el impacto del tratamiento en la disfunción eréctil y los problemas de eyaculación, ya que el
efecto en la eyaculación y la función sexual es inferior con el PUL que con la resección
transuretral de la próstata (TURP).
Embolización

En este procedimiento experimental, se bloquea selectivamente el suministro de sangre hacia


la próstata o desde ella, para que se reduzca su tamaño. No se dispone de datos de largo plazo
sobre la eficacia de este procedimiento.

Prostatectomía abierta o asistida por robot

El cirujano realiza una incisión en la parte inferior del abdomen para alcanzar la próstata y
extraer tejido. La prostatectomía abierta generalmente se hace si tienes una próstata muy
grande, daños en la vejiga u otras complicaciones. Normalmente, la cirugía requiere una breve
estancia hospitalaria y está asociada con mayor riesgo de requerir una transfusión de sangre.

Atención de seguimiento

La atención de seguimiento dependerá de la técnica utilizada para tratar el agrandamiento de


próstata.

El médico te puede recomendar que limites el levantamiento de peso y el exceso de ejercicio


por siete días si te sometes a una ablación con láser, una ablación con aguja o una termoterapia
transuretral por microondas. Si te practican una prostatectomía abierta o asistida por robot, es
posible que debas restringir la actividad física por seis semanas.

Caso clínico
RESUMEN
La hiperplasia prostática benigna una entidad compleja aún no bien definida. Está
caracterizada comúnmente como un aumento del volumen de la glándula prostática que
ocasiona una obstrucción al flujo de orina en el tracto urinario inferior; lo que es
potencialmente subsanable con la resección quirúrgica de la porción glandular
redundante. Una variedad de esta patología lo constituye la hiperplasia prostática
benigna gigante, definida como aquellas con un peso mayor de 200g, según algunos
autores; o mayor de 500g, según otros. En total, hasta la fecha, son 18 las hiperplasias
prostáticas benignas gigantes mayores a 500g en la literatura y nuestro caso, con 530g,
ocupa el puesto 15. El caso corresponde al Servicio de Urología del Hospital Militar
Central de Asunción, Paraguay.

INTRODUCCIÓN
La próstata es un órgano de naturaleza glandular que se desarrolla alrededor de la
porción inicial de la uretra. Se sitúa en la excavación pélvica, inmediatamente por debajo
de vejiga. Tiene la forma de un cono de base superior y aplanada de adelante hacia atrás.
Es de color gris y consistencia sólida elástica. Mide en el adulto aproximadamente 28mm
de largo por 40mm de ancho y 25mm de espesor. Su peso promedio es de 20 a 15
gramos. La función principal es la de secretar parte del líquido seminal que proporciona
nutrición a las células espermáticas. Es rudimentaria en el niño, crece rápidamente y se
desarrolla en la pubertad y comúnmente sufre un proceso de hiperplasia en los adultos
mayores.
Si bien la Hiperplasia Prostática Benigna (HPB) es una entidad compleja aún no bien
definida y compuesta por distintos elementos etiopatogénicos y fisiopatológicos,
normalmente se acostumbra referirse a ella desde el punto de vista meramente
quirúrgico como un proceso donde el aumento del volumen de la glándula prostática
ocasiona una obstrucción al flujo de la orina en el tracto urinario inferior, y esto, es
potencialmente subsanable con la resección quirúrgica de la porción glandular
redundante (1). Una variedad de esta patología lo constituye la Hiperplasia Prostática
Benigna Gigante (HPB-G), definida por algunos autores como aquellas con un peso
mayor de 200g (2) mientras que otros aumentan el peso a 500g (3). Se reporta el caso
de un paciente con Hiperplasia Prostática Benigna Gigante del Servicio de Urología del
Hospital Militar Central, dependiente de las Fuerzas Armadas de la República del
Paraguay.

CASO CLÍNICO
Varón de 79 años, proveniente de zona rural, con antecedente de resección transuretral
de próstata hace 18 años, con buena evolución, que en los últimos dos años manifiesta
síndrome miccional y hematuria intermitente. El paciente refiere pérdida de peso de 3kg
en los últimos dos años. Niega fiebre. No fuma. No bebe. Se presenta con retención
aguda de orina por lo cual se indica sondaje uretral constatándose salida de coágulos y
queda con sonda vesical triple vía siliconada 22FR con lavado contínuo e ingresa al
servicio para estudios.
Al examen físico urológico los genitales estaban de acuerdo a su edad y sexo y se palpaba
globo vesical. Al tacto rectal se evidenció esfínter normo-tónico, próstata aumentada de
tamaño, muy volumino-sa, de consistencia sólida elástica. Temperatura normal.
Estudios complementarios: Analítica de orina de aspecto turbio, proteínas (+),
hemoglobina (+), nitritos negativos. Leucocitos 100/campo, microorganismos (++).
Analítica sanguínea con Hemoglobina 9,8g/dL por lo cual se le transfundieron dos
volúmenes de glóbulos rojos concentrados antes de la cirugía. El dosaje de PSA fue igual
a 12ng.
La ultrasonografía abdominal muestra vejiga distendida, pared engrosada, ocupada por
tumoración sólida de 107x67x33mm, límites netos y ecogenicidad homogénea.
Imposibilidad de evaluar glándula prostática y residuo postmiccional por masa
ocupante. El paciente se niega a realizarse la ultrasonografía transrectal.
La cistoscopia diagnóstica demuestra una pared vesical congestiva. No se constata masa
ocupante interna sino protrusión de masa externa. Con el diagnóstico presuntivo de
hiperplasia prostática benigna se decide adenomectomía prostática retropúbica
convencional.
Técnica Quirúrgica: Incisión de Pfannenstiel, sección de la aponeurosis del recto en
forma transversal, separación de los músculos rectos, exposición de la cara anterior de
la cápsula prostática, control de la hemostasia del plexo venoso pre capsular con
electrocoagulación, apertura transversal de la cápsula, adenomectomía digital por
fragmentos (Imagen 1), toilette de la logia prostática, exploración de la cavidad vesical
sin datos de interés, individualización de los meatos ureterales, control de la hemostasia
con puntos de poliglactina calibre 0 en horas 5 y 7, trigonización con catgut calibre 2.0.
Sondaje vesical con catéter uretral de silicona de 3 vías de 22Fr. Cierre de la cápsula
prostática a puntos contínuos con poliglactina calibre 0, en dos planos. Drenaje del retro
pubis por contra abertura con sonda de Nelaton rectal calibre 16Fr. Afrontamiento
muscular a puntos separados con catgut crómico calibre 2.0. Cierre de la aponeurosis a
puntos contínuos con poliglactina calibre 0. Sutura de piel a puntos separados con
mononylon calibre 3.0.Lavado vesical e instalación de lavado contínuo con suero
fisiológico goteo 42 por minuto.

Buena evolución postoperatoria con antibiótico parenteral más analgésico por 48hs
(ciprofloxacina más ketorolac), luego por vía oral hasta completar 10 días. Sin complicaciones.
El lavado vesical se retira a las 24hs. y la sonda uretral a las 72hs. El paciente refiere buena
calidad de la micción. Alta al cuarto día del postoperatorio. El reporte anatomopatológico
informa hiperplasia glandular y fibromuscular de glándula prostática de 530 gramos, con signos
de prostatitis crónica inespecífica y numerosos infartos parenquimatosos (Imagen 2, 3 y 4).
DISCUSIÓN

La hiperplasia prostática benigna es una patología altamente prevalente en el varón adulto. Los
estudios epidemiológicos basados en la escala consensuada más aceptada actualmente, el
International Prostate Symtome Score (IPSS), arrojan prevalencias de cerca del 40% en varones
mayores de 50 años, aunque con variaciones entre los países y con una alta sub o sobre
estimación, calculada hasta en un 40%(4). Carecemos de datos en nuestra población. Además,
se sabe que la probabilidad de padecerla aumenta con la edad y se estima que a la edad de 80
años la posibilidad de presentarla es de aproximadamente el 95% (5).

Con respecto a la HPB-G, es una entidad extremadamente rara por primera vez descrita en 1908
por Freyer (6). El mismo, presentó el caso de un adenoma con peso mayor de 500g y hasta el
año 2012 se tenían noticias de 18 casos más (7). El más grande en estas series, tuvo un peso de
2410 gramos (8) y los dos últimos reportes fueron presentados en el año 2011 por Akpo y Akpo
con un peso de 510 gramos (9), por Ucer et al con un peso de 734 gramos (10). Nuestro caso,
con 530 gramos, ocuparía 15º lugar en tamaño según se puede apreciar en la Tabla 1.
La fisiopatología de la HBP es heterogénea pero fundamentalmente se debe a una proliferación
del estroma fibroso y de las células glandulares de la zona de transición de la glándula prostática,
producido por un disbalance entre factores de proliferación celular y la apoptosis.
Normalmente, la dehidrotestosterona (DTH) estimula el ácido-desoxirribonucléico de la célula
prostática con ac-tivación del RNAm, disparándose tanto factores de estimulación como de
inhibición del crecimiento que se encuentran en perfecta homeostasis. Así tenemos que las
citoquinas, el factor de crecimiento epidérmico y el factor de crecimiento derivado de las
plaquetas, indu-cen el crecimiento prostático al producir la amplifica-ción de la señal intracelular
que estimula la mitosis; mientras que el factor beta de trasformación del crecimiento (TFG-b)
inhibe la división celular, además de inducir la muerte celular programada mediante la apoptosis
inducida por diversos genes entre los que se incluyen al bcl-2 y al bax (4).

Para que ocurra el fenómeno de hiperplasia son dos factores principales los que confluyen: la
edad y la influencia hormonal. Se sabe de la influencia clave de andrógenos en el desarrollo
embrionario prostático (25) pero aún no se aclara del todo su papel en la HPB. No obstante, se
infiere que al menos juega un papel permisivo para el desarrollo de la patología (5,26). Además,
se postula que los estrógenos o los cambios en el cociente andrógenos/estrógenos en los
hombres de edad avanzada, junto con la secreción paracrina de sustancias polipeptídicas
sintetizadas por las propias células prostáticas, son determinantes en la patogenia de la HBP (27-
29).
La fisiopatología no es menos compleja. El crecimiento volumétrico prostático marca el “factor
estático o mecánico” de la HPB, mientras que un llamado “factor dinámico” está sujeto la
influencia nerviosa. Así, la próstata es rica en terminaciones nerviosas simpáticas y
parasimpáticas, y en receptores alfa1 y alfa2 adrenérgicos (30,31) que determinan una
contracción de las células musculares lisas ejerciendo una presión externa sobre la uretra
prostática.

Aparte de los factores estático y dinámico, los cuales dependen exclusivamente de la próstata,
en el desarrollo de la fisiopatología de la HBP, se debe tener en cuenta a la vejiga, ya que las
fibras musculares del detrusor, ante la presencia de una obstrucción mantenida, desarrollan
hipertrofia y finalmente fracasan los mecanismos compensadores produciéndose numerosos
depósitos de colágeno, lo cual explica la aparición de síntomas irritativos y con esta
descompensación se favorece la aparición de episodios de retención aguda de orina. Por todo
lo expuesto, se demuestra lo imbricado de la fisiopatología y el porqué el volumen prostático no
se correlaciona con la severidad de los síntomas que presentan los pacientes (32).

A pesar de esta complejidad, se pueden establecer una serie de escalones clínicos. Como
veníamos diciendo, en una fase inicial el aumento en el tamaño de lapróstata puede ocasionar
escasos síntomas debido al aumento compensatorio de presión que ejercerá el detrusor. La
progresión de la obstrucción se manifiesta clínicamente por síntomas obstructivos como son la
incapacidad de inicio de la micción, disminución del calibre y fuerzadel chorro urinario,
sensación de vaciamientoincompleto, y, la máxima expresión de la obstrucción, retención aguda
de orina con globo vesical palpable en hipogastrio. Posteriormente, si la función del detrusor se
ve comprometida, se desarrolla un cuadro de inestabilidad vesical, caracterizado clínicamente
por síntomas irritativos como aumento de frecuencia miccional, nicturia, urgencia miccional y
tenesmo. Otros síntomas pueden y frecuentemente están presentes, tal es el caso de
lahematuria por ruptura de vasos sanguíneos submucosos anivel del cuello vesical. También las
infecciones están favorecidas debido al residuo postmiccional presente (4,5).

Con respecto a los métodos auxiliares que apoyan al diagnóstico, en la actualidad puede
considerarse la ecografía abdo-minal como la técnica de imagen de elección inicial en estudio
del paciente que consulta por síndrome de prostatismo (33). Permite identificar la práctica
totali-dad de las anomalías morfológicas inducidas por la HPB tanto en el tracto urinario superior
como en el inferior. Además, por ser un método económico y no invasivo, sigue siendo
aconsejada por algunos autoressu realización de forma sistemática en la evaluación inicial (34).
Empero, los estudios de imagen en general, incluidas la tomografía y la resonancia magnética,
si bien sirven al diagnóstico de masa pélvica, en ocasiones pueden ser imprecisos para definir el
origen de dichos tumores (35). En ocasiones, como en nuestro caso, pueden informar
erróneamente la situación de la masa debido al tamaño fuera de lo habitual que altera los
parámetros.

Los valores de PSA se ven incrementados debido a la masa estromal secretora de la hiperplasia,
mas solamente se optaría por una biopsia prostática si la clínica resulta confusa. Los distintos
escalones terapéuticos para la hiperplasia prostática benigna van desde tratamiento
conservador médico, hasta las alternativas quirúrgicas, pasando a través de novedosas técnicas
mínimamente invasivas. El objetivo del tratamiento es el de aliviar los síntomas, mejorar la
calidad de vida y evitar la aparición de complicaciones (4). La elección de un tipo u otro de
tratamiento depende fundamentalmente de las características del paciente (edad, estado
general, preferencias personales), la severidad de los síntomas y el impacto en su calidad de vida
y el tamaño del adenoma (36). Si bien no existe una clara indicación de optar por una u otra
técnica del abanico de procedimientos en los casos de adenomas pequeños (menores de 75
gramos, convencionalmente), la única alternativa validada para adenomas mayores es la
ablación quirúrgica, generalmente por vía abierta, con resultados claramente superiores a los
tratamientos más conservadores (13, 37).

En los casos de HPB gigante, la literatura describe dos técnicas de resección: la suprapúbica
transvesical o la retropúbica transcapsular; siendo la primera de preferencia en casos de que
haya litiasis vesical voluminosa (9, 18, 38). Como se ha descrito, nosotros optamos por la técnica
transcapsular retropúbica pues consideramos que constituye un abordaje cómodo y seguro, con
mínimo sangrado intraoperatorio de acuerdo con nuestra experiencia.

Referencias
1. Manual de Asistencia de cirugía de HBP. Grupo de Trabajo de Medicina de
Cirugía. Santander. Editorial ELA. 2018
2. Schwartz Principios de Cirugía. Olsen Merzt Cirugía Hiperplasia Benigna de
Próstata. Barcelona: Ed S. L; 2019
3. Sabiston tomo III principios y estudios. Caso clínico de HBP 2017.
Cáncer de Próstata
Introducción
El cáncer de próstata es el cáncer que se forma en la próstata. En los hombres, la próstata es
una glándula pequeña con forma de nuez, que produce el líquido seminal que nutre y transporta
el esperma.

El cáncer de próstata es uno de los tipos más comunes de cáncer. Muchos cánceres de próstata
crecen lentamente y permanecen limitados a la glándula prostática, en donde pueden no causar
daño grave. Pero, si bien algunos tipos de cáncer de próstata crecen lentamente y pueden
necesitar un tratamiento mínimo o no necesitar ningún tratamiento, otros tipos son agresivos y
se pueden diseminar con rapidez.

El cáncer de próstata que se detecta en forma temprana, cuando todavía está limitado a la
glándula prostática, tiene mejores probabilidades de tener un tratamiento exitoso.

Síntomas
El cáncer de próstata puede no provocar signos ni síntomas en sus primeros estadios.

El cáncer de próstata que está más avanzado puede causar signos y síntomas como:

Problemas para orinar

Disminución en la fuerza del flujo de la orina

Sangre en la orina

Sangre en el semen

Dolor de huesos

Pérdida de peso sin intentarlo

Disfunción eréctil

Causas

Las causas del cáncer de próstata no son claras.

Los médicos sabeos que el cáncer de próstata comienza cuando las células en la próstata
presentan cambios en el ADN. El ADN de la célula contiene las instrucciones que le dicen a la
célula qué debe hacer. Los cambios instruyen a las células que crezcan y se dividan más
rápidamente que las células normales. Las células anormales continúan viviendo cuando otras
células morirían.

La acumulación de células anormales forma un tumor que puede crecer e invadir el tejido
cercano. Con el tiempo, algunas células anormales pueden desprenderse y esparcirse (hacer
metástasis) hacia otras partes del cuerpo.

Factores de riesgo

Los factores que pueden aumentar el riesgo de cáncer de próstata son los siguientes:
Edad avanzada. El riesgo de tener cáncer de próstata aumenta con la edad. Es más frecuente
después de los 50 años.

Raza. Por razones que aún no se han determinado, los hombres afroamericanos tienen un mayor
riesgo de cáncer de próstata que los de otras razas. En los afroamericanos, el cáncer de próstata
también tiene más probabilidades de ser agresivo o avanzado.

Antecedentes familiares. Si se ha diagnosticado con cáncer de próstata a un familiar cercano,


como un padre, hermano o hijo, quizás tu riesgo sea más alto. También, si tienes antecedentes
familiares de genes que aumentan el riesgo para cáncer de mama (BRCA1 o BRCA2) o
antecedentes familiares significativos de cáncer de mama, tu riesgo para cáncer de próstata
quizás sea más alto.

Obesidad. Las personas obesas quizás estén a un riesgo más alto de padecer cáncer de próstata,
comparadas con las que se considera están a un peso saludable, aunque los estudios han
producido resultados mixtos. En las personas obesas, es más probable que el cáncer sea más
agresivo o que recurra después del tratamiento inicial.

Complicaciones

Las complicaciones del cáncer de próstata y sus tratamientos incluyen:

Cáncer que se disemina (metástasis). El cáncer de próstata puede extenderse a órganos


cercanos, como la vejiga, o diseminarse por el torrente sanguíneo o el sistema linfático hasta los
huesos u otros órganos. El cáncer de próstata que se extiende a los huesos puede provocar dolor
y fracturas. Una vez que el cáncer de próstata se extendió a otras zonas del cuerpo, todavía
puede responder al tratamiento y puede controlarse, pero no es probable que se cure.

Incontinencia. El cáncer de próstata y su tratamiento pueden causar incontinencia urinaria. El


tratamiento para la incontinencia depende del tipo que tengas, la gravedad y la probabilidad de
que mejore con el tiempo. Entre las opciones de tratamiento se encuentran los medicamentos,
el sondaje y la cirugía.

Disfunción eréctil. La disfunción eréctil puede resultar del cáncer de próstata o su tratamiento,
por ejemplo, la cirugía, la radiación o los tratamientos con hormonas. Hay medicamentos,
dispositivos de vacío que ayudan a lograr la erección y cirugías para tratar la disfunción eréctil.

Metástasis del cáncer de próstata: ¿hacia dónde se propaga el cáncer de próstata?

Prevención

Puedes reducir el riesgo de padecer cáncer de próstata de la siguiente manera:

Sigue una dieta saludable con muchas frutas y verduras. Come una variedad de frutas, verduras,
y cereales integrales. Las frutas y los vegetales contienen muchas vitaminas y nutrientes que
pueden contribuir a mejorar tu salud.

Aún debe probarse de manera concluyente si puedes evitar el cáncer de próstata a través de la
dieta. Pero seguir una dieta saludable con una variedad de frutas y verduras puede mejorar el
estado de tu salud en general.

Elige alimentos saludables en lugar de tomar suplementos. No existen estudios que hayan
demostrado que los suplementos desempeñen una función en la reducción del riesgo de cáncer
de próstata. Mejor, elige alimentos ricos en vitaminas y minerales para que puedas mantener
niveles saludables de vitaminas en el cuerpo.

Haz ejercicio la mayoría de los días de la semana. El ejercicio mejora el estado de salud en
general, te ayuda a mantener el peso y mejora tu estado de ánimo. Trata de hacer ejercicio la
mayoría de los días de la semana. Si nunca has hecho ejercicio, comienza despacio y aumenta
gradualmente el tiempo de actividad física cada día.

Mantén un peso saludable. Si tu peso actual es saludable, manténlo eligiendo una dieta
saludable con una variedad de frutas y verduras y haciendo ejercicio la mayoría de los días de la
semana. Si necesitas bajar de peso, aumenta la cantidad de ejercicio y reduce la cantidad de
calorías que comes a diario. Pídele a tu médico que te ayude a crear un plan para adelgazar de
manera saludable.

Habla con tu médico sobre un aumento en el riesgo de cáncer de próstata. Si corres un alto
riesgo de padecer cáncer de próstata, tú y tu médico pueden considerar medicamentos u otros
tratamientos para reducir el riesgo. Algunos estudios indican que tomar inhibidores de la 5-alfa-
reductasa, incluso la finasterida (Propecia, Proscar) y la dutasterida (Avodart), pueden reducir el
riesgo general de desarrollar cáncer de próstata. Estos medicamentos se toman para controlar
el agrandamiento de la glándula prostática y la pérdida de cabello.

Sin embargo, hay algo de evidencia que indica que las personas que toman estos medicamentos
pueden correr un mayor riesgo de tener una forma más grave de cáncer de próstata (cáncer de
próstata de alto grado). Si estás preocupado por el riesgo que tienes de desarrollar cáncer de
próstata, habla con el médico.

Diagnóstico

Análisis para detección del cáncer de próstata

Examen rectal digital

Es controvertido hacer análisis en hombres saludables sin síntomas para detectar el cáncer de
próstata. Hay desacuerdo entre las organizaciones médicas si los beneficios de los exámenes
son mayores que los posibles riesgos.

La mayoría de las organizaciones médicas animan a los hombres de 50 a 59 años a hablar con
su médico sobre las ventajas y las desventajas de los exámenes de detección para cáncer de
próstata. La conversación debería incluir una revisión de tus factores de riesgo y tus
preferencias sobre las pruebas de detección.

Quizás consideres comenzar la conversación antes si eres afro-americano, tienes antecedentes


familiares de cáncer de próstata, o presentas otros factores de riesgo.

Los exámenes para detección del cáncer de próstata podrían incluir:

Tacto rectal. Durante un(examen rectal digital), el médico inserta un dedo con guante lubricado
en el recto para examinar la próstata, que está situada al lado del recto. Si el médico encuentra
alguna anormalidad en la textura, la forma o el tamaño de la glándula, podrías necesitar otros
exámenes.

Análisis de antígeno prostático específico Se extrae una muestra de sangre de una vena del brazo
y se analiza para detectar la presencia del(PSA), una sustancia que la próstata produce
naturalmente. Es normal que haya una pequeña cantidad de (PSA)en el torrente sanguíneo. Sin
embargo, si se encuentra un nivel superior al normal, podría indicar que hay una infección, una
inflamación, un agrandamiento, o cáncer en la próstata.

Diagnóstico del cáncer de próstata

Biopsia transrectal de próstata

Si se detecta una anormalidad en los exámenes para detección de cáncer de próstata, el médico
puede recomendar pruebas, como las siguientes, para determinar si tienes cáncer de próstata:

Ecografía. Durante una ecografía transrectal, se introduce en el recto una pequeña sonda,
aproximadamente del tamaño y la forma de un cigarro. La sonda usa ondas sonoras para crear
una imagen de la glándula prostática.

Imágenes por resonancia magnética En algunas situaciones, tu médico puede recomendar un


estudio con (IRM)para crear una imagen más detallada.(IRM)pueden ayudar a tu médico a
planear un procedimiento para extraer muestras de tejido de la próstata.

Recolección de una muestra de tejido de la próstata. Para determinar la presencia de células


cancerosas en la próstata, el médico podría recomendar un procedimiento para recolectar una
muestra de células (biopsia de próstata). La biopsia de próstata generalmente se realiza usando
una aguja fina que se inserta en la próstata para recolectar tejido. La muestra de tejido se analiza
en un laboratorio para determinar si hay células cancerosas presentes.

Determinar si el cáncer de próstata es agresivo

Cuando la biopsia confirma la presencia de cáncer, el siguiente paso es determinar el nivel de


agresividad (grado) de las células cancerosas. El médico en un laboratorio examina una muestra
de las células de cáncer para determinar en qué difieren las células cancerosas de las células
sanas. Un mayor grado indica un cáncer más agresivo con mayor probabilidad de propagarse
rápidamente.

Las técnicas usadas para determinar la agresividad del cáncer incluyen:

Puntuación de Gleason La escala usada con mayor frecuencia para evaluar el grado de las células
de próstata cancerosas se llama puntuación de Gleason. La puntuación combina dos números y
puede variar de 2 (cáncer no agresivo) a 10 (cáncer muy agresivo), aunque la menor parte de la
escala no se usa con tanta frecuencia.

La escala usada con mayor frecuencia para evaluar el grado de las células de próstata cancerosas
se llama puntuación de Gleason. Una puntuación de 6 indica un cáncer de próstata de grado
menor. Una puntuación de 7 indica un cáncer de próstata de grado menor. Una puntuación de
7 indica un cáncer de próstata de grado menor.

Pruebas genómicas. El médico en un laboratorio examina una muestra de las células de cáncer
para determinar en qué difieren las células cancerosas de las células sanas. Este tipo de prueba
puede darte más información sobre tu pronóstico. Pero no está claro quién se beneficiaría más
de esta información, así que las pruebas no se usan demasiado. Las pruebas genómicas no son
necesarias para cada persona con cáncer de próstata, pero pueden proporcionar más
información para tomar decisiones en ciertas situaciones.
Determinar si el cáncer se ha diseminado

Una vez que se haya confirmado el diagnóstico, el médico trabaja para determinar el estadio
(etapa) del cáncer. Si el médico sospecha que el cáncer puede haberse extendido más allá de la
próstata, pueden recomendarse pruebas de diagnóstico por imágenes como las siguientes:

Gammagrafía ósea

Ecografía

Exploración por tomografía computarizada

Imágenes por resonancia magnética

Tomografía por emisión de positrones

No todas las personas deben hacerse todas las pruebas. El médico ayudará a determinar qué
pruebas son las mejores para tu situación individual.

El médico utiliza la información provista por estos exámenes para asignarle un estadio al cáncer.
Los estadios del cáncer de próstata se indican con números romanos que van del I al IV. Los
estadios más bajos indican que el cáncer está limitado a la próstata. En el estadio IV, el cáncer
ha crecido más allá de la próstata y quizás se haya diseminado a otras áreas del cuerpo.

Tratamiento

Tus opciones de tratamiento para el cáncer de próstata dependen de varios factores, como la
rapidez con que crece el cáncer, cuánto se diseminó y tu salud en general, así como los posibles
beneficios o efectos secundarios del tratamiento.

Quizás el tratamiento inmediato no sea necesario

El cáncer de próstata de grado bajo quizás no necesite tratamiento inmediato. Para algunos,
quizás nunca se necesite el tratamiento. En cambio, a veces, los médicos recomiendan la
vigilancia activa.

En esta, se pueden realizar análisis de sangre regulares de seguimiento, tactos rectales y biopsias
de próstata, para controlar el avance del cáncer. Si las pruebas muestran que el cáncer avanza,
puedes optar por un tratamiento para el cáncer de próstata, como una cirugía o la radiación.

La vigilancia activa puede ser una opción para el cáncer que no provoca síntomas, se espera que
crezca muy lentamente y se limita a una pequeña zona de la próstata. Es posible que también
se considere para un hombre que tenga otra enfermedad grave o edad avanzada, lo que hace
que el tratamiento para el cáncer sea más difícil.

Cirugía para extirpar la próstata

Ubicación de incisiones para prostatectomía abierta en comparación con la prostatectomía


robótica

La cirugía para el cáncer de próstata supone extirpar la próstata (prostatectomía radical), parte
del tejido circundante y algunos ganglios linfáticos.
La cirugía es una opción para tratar el cáncer que está limitado a la próstata. A veces se
recomienda, combinada con otros tratamientos, para tratar el cáncer de próstata avanzado.

Para tener acceso a la próstata, los cirujanos quizás usen una técnica que implica:

Hacer varias incisiones pequeñas en el abdomen. Durante la prostatectomía laparoscópica


asistida por robot, los instrumentos quirúrgicos se conectan a un dispositivo mecánico (robot) y
se insertan en el abdomen a través de varias incisiones pequeñas. El cirujano se sienta frente a
una consola y usa los controles manuales para guiar el robot y mover los instrumentos. La
mayoría de las operaciones para cáncer de próstata se hace usando esta técnica.

Hacer una incisión larga en el abdomen. Durante la cirugía retropúbica, el cirujano hace una
incisión larga en la parte baja de tu abdomen para tener acceso a la glándula prostática y
extirparla. Este enfoque es mucho menos común, pero puede ser necesario en ciertas
situaciones.

Habla con tu médico acerca de qué tipo de cirugía es la mejor para tu situación específica.

Radioterapia

Radiación de haz externo para el cáncer de próstata

El radioterapia utiliza energía de alta potencia para destruir las células cancerosas. Los
tratamientos con radioterapia para el cáncer de próstata quizás incluyan:

Radiación que proviene del exterior del cuerpo (radiación de haz externo). Durante la
radioterapia de haz externo, te recuestas sobre una camilla mientras una máquina se mueve
alrededor del cuerpo, y se dirigen haces de energía de alta potencia, como rayos X o protones,
al cáncer de próstata. En general, los tratamientos de radiación de haz externo se realizan cinco
veces por semana, durante varias semanas. Algunos centros médicos ofrecen un tratamiento
más corto de radioterapia que usa dosis más altas de radiación por menos días.

La radiación de haz externo es una opción para tratar el cáncer que está limitado a la próstata.
También puede usarse después de la cirugía para destruir cualquier célula cancerosa que haya
quedado si hay riesgo de que el cáncer pueda diseminarse o recurrir. La radioterapia puede
ayudar a hacer más lento el crecimiento del cáncer de próstata que se disemina a otras zonas
del cuerpo, como los huesos, y aliviar síntomas, por ejemplo, el dolor.

Radiación en el interior en el cuerpo (braquiterapia). La braquiterapia supone colocar fuentes


radioactivas del tamaño de un grano de arroz en el tejido prostático. Con frecuencia, la radiación
está contenida en semillas radioactivas del tamaño de un grano de arroz que se introducen en
el tejido prostático. Las semillas administran una dosis baja de radiación durante un período
prolongado. La braquiterapia es una opción para tratar el cáncer que no se ha diseminado fuera
de la próstata.

En algunas situaciones, los médicos pueden recomendar ambos tipos de radioterapia.

Congelación o calentamiento del tejido prostático

Las terapias ablativas destruyen el tejido de la próstata con frío o con calor. Las opciones
incluyen:
Congelación de tejido prostático. La crioablación o crioterapia para el cáncer de próstata implica
usar un gas muy frío para congelar el tejido de la próstata. Se deja enfriar el tejido, y se repite el
proceso. Los ciclos de congelación y de descongelación destruyen las células cancerosas, así
como parte del tejido sano circundante.

Congelación de tejido prostático. El tratamiendo con ultrasonido enfocado de alta intensidad


usa la energía concentrada del ultrasonido para calentar el tejido de la próstata y hacer que
muera.

Quizás se recomienden estos tratamientos para cánceres de próstata muy pequeños cuando no
es posible hacer cirugía. También pueden usarse para tratar cánceres de próstata avanzados si
otros tratamientos, como la terapia de radiación, no han sido útiles.

Los investigadores están estudiando si la crioterapia o elultrasonido enfocado de alta


intensidadpara tratar una parte de la próstata puede ser una opción para el cáncer que está
limitado a la próstata. La escala usada con mayor frecuencia para evaluar el grado de las células
de próstata cancerosas se llama puntuación de Gleason. Los estudios han hallado que la terapia
focal reduce el riesgo de efectos secundarios. Pero no está claro si ofrece los mismos beneficios
en cuanto a supervivencia que el tratamiento a la próstata entera.

Terapia hormonal

La terapia hormonal es un tratamiento para hacer que el organismo deje de producir la hormona
masculina testosterona. El crecimiento de las células del cáncer de próstata depende de la
testosterona. Suspender el suministro de testosterona puede hacer que las células cancerosas
mueran o crezcan más lentamente.

Las opciones de terapia hormonal comprenden:

Medicamentos que le impiden al cuerpo producir testosterona. Algunos medicamentos,


conocidos como agonistas y antagonistas de hormona liberadora de hormona luteinizante
(LHRH) u hormona liberadora de gonadotropina (GnRH) impiden que las células del cuerpo
reciban la orden de generar testosterona. En consecuencia, los testículos dejan de producir
testosterona.

Medicamentos que impiden que la testosterona llegue a las células cancerosas. Estos
medicamentos, conocidos como antiandrógenos, por lo general se administran junto con
agonistas de la LHRHagonists. Esto se debe a que los agonistas de la LHRHpueden causar un
incremento temporario en la testosterona antes de que disminuyan los niveles.

Cirugía para extirpar los testículos (orquiectomía). Extirpar los testículos reduce los niveles de
testosterona en el cuerpo de una manera rápida y significativa. Pero a diferencia de las
opciones con medicamentos, la cirugía para extirpar los testículos es permanente e
irreversible.

La terapia hormonal con frecuencia se usa para tratar el cáncer de próstata avanzado al reducir
el cáncer y hacer más lento su crecimiento.

La terapia hormonal a veces se usa antes de la radioterapia para tratar cáncer que no se ha
diseminado más allá de la próstata. Ayuda a reducir el cáncer y aumenta la efectividad de la
radioterapia.
Quimioterapia

La quimioterapia utiliza medicamentos para destruir células de rápido crecimiento, entre ellas
las células cancerosas. Se puede administrar a través de una vena del brazo, en forma de
píldora o ambos.

La quimioterapia puede ser una opción para tratar el cáncer de próstata que se ha diseminado
a otras áreas del cuerpo. También puede ser una opción para los tipos de cáncer que no
responden a la terapia hormonal.

Inmunoterapia

La inmunoterapia utiliza el sistema inmunitario para combatir el cáncer. El sistema


inmunitario, que combate enfermedades en tu cuerpo, quizás no ataque el cáncer porque las
células cancerosas producen proteínas que ayudan a ocultarlas de las células del sistema
inmunitario. La inmunoterapia funciona al interferir con este proceso.

La inmunoterapia para el cáncer de próstata puede implicar:

Diseñar tus células para combatir el cáncer. El tratamiento con Sipuleucel-T (Provenge) toma
algunas de tus propias células inmunitarias, las manipula genéticamente en un laboratorio para
combatir el cáncer de próstata, y después inyecta las células nuevamente en el cuerpo a través
de una vena. Es una opción para tratar el cáncer de próstata avanzado que ya no responde a la
terapia hormonal.

Ayudar a tu sistema inmunitario a identificar las células cancerosas. Los medicamentos de


inmunoterapia que ayudan al sistema inmunitario a identificar y atacar las células cancerosas
son una opción para el tratamiento de cánceres de próstata avanzados que ya no responden a
la terapia hormonal.

Terapia con medicamentos dirigidos

Los tratamientos con medicamentos dirigidos se enfocan en anomalías específicas presentes


dentro de las células cancerosas. Al bloquear estas anomalías, los tratamientos con
medicamentos dirigidos pueden causar la muerte de las células cancerosas.

Quizás se recomiende la terapia con medicamentos dirigidos para tratar el cáncer de próstata
avanzado o recurrente si la terapia hormonal no está funcionando.

Algunas terapias dirigidas solo funcionan en personas que tienen células cancerosas con ciertas
mutaciones genéticas. Las células cancerosas se analizarán en un laboratorio para ver si estos
medicamentos pueden ayudarte.

Medicina alternativa

Ningún tratamiento complementario ni alternativo curará el cáncer de próstata. Sin embargo,


los tratamientos complementarios y alternativos contra el cáncer de próstata pueden ayudarte
a afrontar los efectos secundarios del cáncer y de su tratamiento.
Casi todas las personas a las que se les diagnostica cáncer experimentan cierta angustia en algún
momento. Si estás angustiado, puedes sentirte triste, enojado o ansioso. Es posible que tengas
dificultades para dormir o te encuentres constantemente pensando en el cáncer que padeces.

Existen diversas técnicas medicinales complementarias que pueden ayudarte a afrontar la


angustia, como las siguientes:

Terapia de arte

Terapia de baile o de movimiento

Hacer ejercicio

Meditación

Terapia musical

Técnicas de relajación

Espiritualidad

Habla sobre tus sentimientos y tus preocupaciones con tu médico. En algunos casos, el
tratamiento para la angustia puede requerir medicamentos.

Estrategias de afrontamiento y apoyo

Cuando te diagnostican cáncer de próstata, puedes tener una variedad de sentimientos, como
incredulidad, miedo, ira, ansiedad y depresión. Con el tiempo, cada persona encuentra su propia
manera de afrontar un diagnóstico de cáncer de próstata.

Hasta que descubras qué es lo que funciona para ti, prueba a hacer lo siguiente:

Aprende lo suficiente sobre el cáncer de próstata como para sentirte cómodo al tomar
decisiones relacionadas con el tratamiento. Aprende todo lo que necesites saber sobre el cáncer
que padeces y su tratamiento a fin de comprender qué debes esperar del tratamiento y de la
vida después de este. Pídele al médico, al personal de enfermería o a otro profesional del
cuidado de la salud que te recomienden algunas fuentes confiables de información para
comenzar.

Mantén la compañía de tus familiares y amigos. Tus amigos y familiares pueden brindarte apoyo
durante el tratamiento y después de este. Pueden estar deseosos de ayudarte con las pequeñas
tareas para las que no tendrás energía durante el tratamiento. Y tener un amigo o un familiar
cercano para hablar puede ser útil cuando te sientas estresado o abrumado.

Ponte en contacto con otros sobrevivientes de cáncer. Tus amigos y familiares no siempre
pueden entender lo que es enfrentar el cáncer. Otros sobrevivientes del cáncer pueden
brindarte una red de apoyo única. Pregúntales a los proveedores de atención médica sobre los
grupos o las organizaciones de apoyo de tu comunidad que puedan ponerte en contacto con
otros sobrevivientes del cáncer. Organizaciones como la Sociedad Americana contra el Cáncer
ofrecen salas de chat y foros de debate en línea.

Cuídate. Cuídate durante el tratamiento oncológico con una dieta que contenga muchas frutas
y verduras. Trata de hacer ejercicio la mayoría de los días de la semana. Duerme lo suficiente
por las noches de manera que te despiertes descansado.
Continúa con la expresión sexual. Si sufres disfunción eréctil, tu reacción natural puede ser evitar
todo tipo de contacto sexual. Sin embargo, considera el contacto, las demostraciones de afecto,
los abrazos y las caricias como maneras de continuar compartiendo la sexualidad con tu pareja.

Preparación para la consulta

Si tienes signos o síntomas que te preocupan, comienza por consultar con tu médico de
cabecera.

Si el médico cree que puedes tener un problema con la próstata, es posible que te remita a un
especialista en vías urinarias (urólogo). Si te diagnostican cáncer de próstata, es posible que te
deriven a un especialista en cáncer (oncólogo) o a un especialista que utiliza radioterapia para
tratar el cáncer (oncólogo radioterápico).

Debido a que las citas pueden ser breves y a que generalmente hay mucha información de la
que hablar, es una buena idea estar preparado. A continuación, incluimos información que te
ayudará a prepararte y a saber qué puedes esperar del médico.

Qué puedes hacer

Ten en cuenta cualquier restricción previa a la consulta. Cuando programes la consulta,


asegúrate de preguntar si hay algo que debas hacer con anticipación, como restringir tu dieta.

Anota cualquier síntoma que tengas, incluso los que parezcan no tener relación con el motivo
por el cual programaste la consulta.

Anota tu información personal más importante, incluyendo lo que te genere mayor estrés o
cualquier cambio reciente en tu vida.

Haz una lista de todos los medicamentos, las vitaminas y los suplementos que estés tomando.

Considera pedirle a un familiar o a un amigo de confianza que te acompañe. En ocasiones, puede


ser difícil recordar toda la información que se proporciona durante una consulta. La persona que
te acompañe puede recordar algún detalle que hayas pasado por alto u olvidado.

Cáncer de próstata: Opciones de tratamiento


Descripción general del tratamiento

En la atención del cáncer, a menudo trabajan juntos distintos tipos de médicos —entre los que
se incluyen, oncólogos médicos, cirujanos y oncólogos radiólogos— para crear un plan de
tratamiento general que pueda combinar diferentes tipos de tratamientos para combatir el
cáncer. Esto se denomina equipo multidisciplinario. Los equipos de atención del cáncer incluyen
una variedad de otros profesionales de la atención médica, por ejemplo, expertos en cuidados
paliativos, auxiliares médicos, enfermeros profesionales con práctica médica, enfermeros de
oncología, trabajadores sociales, farmacéuticos, asesores, dietistas, fisioterapeutas y otros.

A continuación, se describen las opciones de tratamiento más frecuentes para el cáncer de


próstata. Las opciones y recomendaciones de tratamiento dependen de varios factores, entre
ellos, el tipo y el estadio del cáncer, los efectos secundarios posibles, así como las preferencias
del paciente y su estado de salud general. Su plan de atención también puede incluir tratamiento
para síntomas y efectos secundarios, una parte importante de la atención del cáncer.

Podrá encontrar más información sobre los efectos específicos de la cirugía, la quimioterapia y
la radioterapia en pacientes de mayor edad en este artículo, en otra sección de este sitio web.

Tómese el tiempo para obtener información sobre sus opciones de tratamiento y asegúrese de
hacer preguntas si tiene dudas sobre algo. Hable con su médico sobre las metas de cada
tratamiento, la probabilidad de que el tratamiento dé resultado, qué puede esperar mientras
recibe tratamiento y los posibles efectos secundarios urinarios, intestinales, sexuales y
hormonales relacionados con el tratamiento. Los hombres también deben analizar con sus
médicos cómo las diversas opciones de tratamiento afectan la recurrencia, la supervivencia y la
calidad de vida. Además, el éxito de cualquier tratamiento generalmente depende de la
habilidad y la experiencia del médico o cirujano; por lo tanto, es importante buscar médicos que
tengan experiencia en el tratamiento del cáncer de próstata. Obtenga más información
sobre cómo tomar decisiones sobre el tratamiento.

Debido a que la mayoría de los casos de cáncer de próstata se detectan en las etapas iniciales
cuando el cáncer está creciendo en forma lenta, usted generalmente no tiene que apurarse para
tomar decisiones sobre el tratamiento. Durante este tiempo, es importante que hable con su
médico sobre los riesgos y los beneficios de todas sus opciones de tratamiento, y sobre el
momento en que debe comenzar el tratamiento. Este análisis también debe abordar el estado
actual del cáncer, tal como:

• Si los niveles de PSA están subiendo o están estables.

• Si el cáncer se diseminó a los huesos.

• Su historia clínica.

• Alguna otra afección médica que tenga.

A pesar de que las recomendaciones de tratamiento dependerán de estos factores, hay algunos
pasos generales para el tratamiento del cáncer de próstata en estadio inicial y localmente
avanzado. Las opciones de tratamiento para el cáncer de próstata avanzado y metastásico se
describen más adelante en esta sección.

• Cáncer de próstata en estadio inicial (estadios I y II). Por lo general, el cáncer de


próstata en estadio inicial crece muy lentamente y puede demorar años en causar algún
síntoma u otros problemas de salud, si es que alguna vez lo hace. En consecuencia,
puede recomendarse la vigilancia activa. También se puede sugerir radioterapia (con
haz externo o braquiterapia) o cirugía, así como ensayos clínicos. Para los hombres que
tengan una puntuación de Gleason más alta, el cáncer puede ser de crecimiento rápido;
por ello, la prostatectomía radical (vea “Cirugía” más adelante) y la radioterapia, con
frecuencia, son apropiadas. Su médico tendrá en cuenta su edad y su estado de salud
general antes de recomendar una opción de tratamiento.

• Cáncer de próstata localmente avanzado (estadio III). Para algunos pacientes con un
tumor más grande, es menos probable que los tratamientos locales solos, como cirugía
y radioterapia, eliminen el cáncer. A menudo, se realiza un tipo de cirugía llamada
prostatectomía radical, que incluye la extirpación de los ganglios linfáticos pélvicos.
Los médicos no tratan el cáncer de próstata localmente avanzado con terapia sistémica antes
de la cirugía, incluidas la terapia de privación androgénica neoadyuvante o la quimioterapia
neoadyuvante. El tratamiento neoadyuvante es aquel que se administra antes de la cirugía. Sin
embargo, la ADT neoadyuvante y concurrente es el estándar de atención para los hombres que
reciben radioterapia para tratar el cáncer de próstata localmente avanzado. Si el cáncer es de
alto riesgo, la ADT a menudo se administra durante 36 meses, aunque un lapso de 24 meses está
ampliamente aceptado como el tiempo mínimo requerido para controlar debidamente la
enfermedad. La radioterapia adyuvante es el tratamiento que se administra después de la
prostatectomía radical. Es un estándar de atención para los hombres con extensión
extraprostática (pT3a o pT3b, vea “Estadios y grados”), independientemente de la puntuación
de Gleason y del estado de los márgenes (positivos o negativos). Tener márgenes positivos
significa que se detectaron células cancerosas en los márgenes del tejido que rodea la próstata
que se extirpó durante la cirugía. Tener márgenes positivos no necesariamente significa que
quedaron células cancerosas durante la cirugía. La importancia de estos hallazgos debe
analizarse con su médico. Aún se está estudiando la función de la radioterapia adyuvante en los
hombres que tienen cáncer microscópico en sus ganglios linfáticos.

Para hombres de mayor edad que no tienen una esperanza de vida larga y con un cáncer que no
provoca síntomas, o para aquellos que tienen otra enfermedad más grave, se puede considerar
la espera vigilante.

Vigilancia activa y espera vigilante

Si el cáncer de próstata está en una etapa inicial, crece lentamente y el tratamiento del cáncer
provocaría más problemas que la enfermedad en sí misma, el médico puede recomendar la
vigilancia activa o espera vigilante.

• Vigilancia activa. Los tratamientos para el cáncer de próstata pueden causar efectos
secundarios, como disfunción eréctil, que es la incapacidad de lograr y mantener una
erección, e incontinencia, que es la incapacidad de controlar el flujo de orina o la función
intestinal. Estos tratamientos para el cáncer de próstata pueden afectar gravemente la
calidad de vida de un hombre. Además, muchos cánceres de próstata crecen lentamente
y no causan síntomas ni problemas. Por este motivo, muchos hombres pueden
considerar retrasar el tratamiento para el cáncer en lugar de comenzar el tratamiento
de inmediato. Esto se denomina vigilancia activa. Durante la vigilancia activa, el cáncer
se controla minuciosamente en busca de signos de empeoramiento. Si se determina que
el cáncer está empeorando, se iniciará el tratamiento.

Normalmente, la vigilancia activa se prefiere para los hombres con cáncer de próstata de grado
bajo y riesgo bajo que se puede tratar en forma localizada si muestra signos de empeoramiento.
La American Society of Clinical Oncology aprueba recomendaciones de CancerCare Ontario
sobre la vigilancia activa, que recomienda la vigilancia activa para la mayoría de los pacientes
con una puntuación de Gleason de 6 o menor con cáncer que no se ha diseminado más allá de
la próstata. A veces, la vigilancia activa puede ser una opción para los hombres con una
puntuación de Gleason de 7. También está aumentado el uso de pruebas genómicas para ayudar
a determinar si la vigilancia activa es la mejor opción para un hombre con cáncer de próstata.

La American Society of Clinical Oncology recomienda el siguiente esquema de pruebas para la


vigilancia activa:
o Una prueba de PSA cada 3 a 6 meses.

o Un DRE al menos una vez por año.

o Otra biopsia de próstata en el plazo de 6 a 12 meses, luego una biopsia al menos


cada 2 a 5 años.

Un paciente debe recibir tratamiento si los resultados de las pruebas realizadas durante la
vigilancia activa indican signos de que el cáncer se está tornando más agresivo o se está
diseminando, causa dolor o bloquea las vías urinarias.

• Espera vigilante. La espera vigilante puede ser una opción para los hombres más
grandes y para aquellos con otras enfermedades graves o potencialmente mortales que
tienen una esperanza de vida de menos de 5 años. En el caso de la espera vigilante, las
pruebas de PSA, el DRE y las biopsias de rutina habitualmente no se realizan. Si un
paciente tiene síntomas de cáncer de próstata, como dolor o bloqueo de las vías
urinarias, entonces es posible que se le recomiende algún tratamiento para aliviar esos
síntomas. Esto puede incluir ADT (consultar “Tratamientos sistémicos” a continuación).
Los hombres que comienzan con vigilancia activa y luego tienen una esperanza de vida
más corta pueden cambiar a una espera vigilante en algún momento para evitar
realizarse pruebas y biopsias reiteradas veces.

Los médicos deben ser cuidadosos al juzgar la enfermedad. En otras palabras, los médicos deben
obtener la mayor cantidad de información posible sobre las otras enfermedades del paciente y
la esperanza de vida para determinar si la vigilancia activa o la espera vigilante es apropiada para
cada paciente. Además, muchos médicos recomiendan repetir la biopsia poco después del
diagnóstico para confirmar que el cáncer está en una etapa inicial y que crece lentamente antes
de considerar la vigilancia activa para un hombre sano en todos los otros aspectos. Todo el
tiempo surge información nueva, y es importante que los hombres analicen estos temas con su
médico para tomar las mejores decisiones con respecto al tratamiento.

Tratamientos locales

Los tratamientos locales eliminan el cáncer de un área específica y limitada del cuerpo. Dichos
tratamientos incluyen cirugía y radioterapia. Para los hombres con diagnóstico de cáncer de
próstata en etapa inicial, los tratamientos locales pueden eliminar el cáncer por completo. Si el
cáncer se ha diseminado fuera de la glándula prostática, otros tipos de tratamientos llamados
tratamientos sistémicos (consulte “Tratamientos sistémicos” a continuación) pueden ser
necesarios para destruir las células cancerosas ubicadas en otras partes del cuerpo.

Cirugía

La cirugía es la extirpación del tumor y de parte del tejido circundante sano durante una
operación. Se usa para tratar de eliminar un tumor antes de que se disemine fuera de la próstata.
Un oncólogo cirujano es un médico que se especializa en el tratamiento del cáncer mediante
cirugía. Para el cáncer de próstata, un urólogo u oncólogo urólogo es el oncólogo cirujano
involucrado en el tratamiento. El tipo de cirugía depende del estadio de la enfermedad, del
estado de salud general del hombre y de otros factores.

Las opciones de tratamiento quirúrgico incluyen las siguientes:

• Prostatectomía radical (a cielo abierto). Una prostatectomía radical es la extirpación


quirúrgica de toda la próstata y las vesículas seminales. También se pueden extirpar los
ganglios linfáticos en el área pélvica. Esta operación tiene el riesgo de afectar la función
sexual. Cuando sea posible, la cirugía con preservación de los nervios aumenta la
probabilidad de que un hombre pueda mantener su función sexual después de la cirugía,
ya que evita el daño quirúrgico a los nervios que permiten las erecciones y los orgasmos.
Se puede producir el orgasmo aun cuando se hayan cortado algunos nervios, ya que
estos 2 procesos son independientes. La incontinencia urinaria también es un posible
efecto secundario de la prostatectomía radical. Para ayudar a recuperar la función
sexual normal, los hombres pueden recibir fármacos, implantes de pene o inyecciones.
En ocasiones, otra cirugía puede resolver la incontinencia urinaria.

• Prostatectomía robótica o laparoscópica. Este tipo de cirugía es posiblemente mucho


menos invasiva que una prostatectomía radical y puede acortar el tiempo de
recuperación. Se insertan una cámara e instrumentos a través de incisiones pequeñas
en “ojo de cerradura” en el abdomen del paciente. Luego, el cirujano dirige los
instrumentos robóticos para extirpar la glándula prostática y cierto tejido sano
circundante. En general, la prostatectomía robótica provoca menos sangrado y menos
dolor, pero los efectos secundarios sexuales y urinarios pueden ser similares a los de
una prostatectomía radical (abierta). Hable con su médico para averiguar si su centro de
tratamiento ofrece este procedimiento y cómo se compara con los resultados de la
prostatectomía radical (a cielo abierto).

• Orquiectomía bilateral. La orquiectomía bilateral es la extirpación quirúrgica de ambos


testículos. Se describe en detalle en “Tratamientos sistémicos” más adelante.

Antes de la cirugía, hable con el equipo de atención médica sobre los posibles efectos
secundarios de la cirugía específica a la que se someterá. Obtenga más información sobre los
conceptos básicos de la cirugía de cáncer.

Radioterapia

La radioterapia es el uso de rayos de alta potencia para destruir células cancerosas. El médico
que se especializa en administrar radioterapia para tratar el cáncer se denomina radioncólogo.
Un régimen o programa de radioterapia, por lo general, consiste en una cantidad específica de
tratamientos que se administran durante un período determinado.

Los tipos de radioterapia usados para el tratamiento del cáncer de próstata incluyen los
siguientes:

• Radioterapia con haz externo. La radioterapia con haz externo es el tipo más frecuente
de tratamiento con radiación. El radiooncólogo usa una máquina ubicada fuera del
cuerpo para enfocar un haz de rayos X en el área que presenta el cáncer. Algunos
centros oncológicos usan radioterapia conformacional (conformal radiation therapy,
CRT), en la que las computadoras ayudan a mapear con precisión la ubicación y la forma
del cáncer. La CRT reduce el daño de la radiación a los tejidos y órganos sanos cercanos
al tumor al dirigir el haz de radioterapia desde diferentes direcciones para concentrar la
dosis en el tumor.

• Braquiterapia. La braquiterapia, o radioterapia interna, es la inserción de fuentes


radiactivas directamente en la próstata. Estas fuentes, denominadas semillas, emiten
radiación solo alrededor del área en la que se insertan y se pueden dejar durante un
corto período (tasa de dosis altas) o durante un período más largo (tasa de dosis bajas).
Las semillas con tasas de dosis bajas se dejan en la próstata en forma permanente y
actúan por un plazo de hasta 1 año después de ser insertadas. Sin embargo, el tiempo
de actuación depende de la fuerte de radiación. La braquiterapia con tasas de dosis altas
normalmente se deja en el cuerpo durante menos de 30 minutos, pero puede ser
necesario administrarla más de una vez.

La braquiterapia se puede usar con otros tratamientos, como la radioterapia de haz externo y/o
ADT. La American Society of Clinical Oncology recomienda las siguientes opciones de
braquiterapia:

o Los hombres con cáncer de próstata de bajo riesgo que necesitan o eligen un
tratamiento activo pueden considerar la braquiterapia con tasas de dosis bajas.
Otras opciones incluyen radioterapia con haz externo o una prostatectomía
radical.

o A los hombres con cáncer de próstata de riesgo intermedio que elijan la


radioterapia con haz externo (con o sin ADT) se les debe ofrecer un refuerzo de
braquiterapia con tasas de dosis bajas o con tasas de dosis altas. Para un
refuerzo de braquiterapia, se administra una dosis menor de radiación durante
un lapso más corto. Algunos hombres con cáncer de próstata de riesgo
intermedio pueden ser aptos para recibir solo braquiterapia sin radioterapia con
haz externo o ADT.

o A los hombres con cáncer de próstata de riesgo alto que estén recibiendo
radioterapia con haz externo y ADT se les debe ofrecer un refuerzo de
braquiterapia con tasas de dosis bajas o con tasas de dosis altas.

• Radioterapia de intensidad modulada (IMRT). La radioterapia de intensidad modulada


(intensity-modulated radiation therapy, IMRT) es un tipo de radioterapia con haz
externo que usa exploraciones por CT para formar una imagen 3D de la próstata antes
del tratamiento. Una computadora usa esta información sobre el tamaño, la forma y la
ubicación del cáncer de próstata para determinar cuánta radiación se necesita para
destruirlo. Con la IMRT, dosis altas de radiación se pueden dirigir a la próstata sin
aumentar el riesgo de dañar los órganos adyacentes.

• Terapia de protones. La terapia de protones, también denominada terapia con haz de


protones, es un tipo de radioterapia con haz externo que usa protones en lugar de
rayos X. Con alta potencia, los protones pueden destruir las células cancerosas. La
investigación actual no ha demostrado que la terapia de protones proporcione ningún
beneficio más a los hombres con cáncer de próstata que la radioterapia tradicional.
También es más costosa.

La radioterapia puede provocar efectos secundarios inmediatos, entre los que se incluyen
diarrea u otros problemas con la función intestinal, como gases, sangrado y pérdida del control
de las deposiciones; aumento de la urgencia o la frecuencia miccional; fatiga; disfunción eréctil;
y molestia, ardor o dolor en el recto. La mayoría de estos efectos secundarios suelen
desaparecer después del tratamiento, pero la disfunción eréctil generalmente es permanente.
Muchos efectos secundarios de la radioterapia pueden no aparecer hasta meses o años después
del tratamiento. Consulte Atención de seguimiento para obtener más información acerca de los
efectos secundarios a largo plazo.

Terapias focales
Las terapias focales son tratamientos menos invasivos que destruyen los tumores prostáticos
pequeños sin tratar el resto de la glándula prostática. Estos tratamientos usan calor, frío y otros
métodos para tratar el cáncer, principalmente en el caso de hombres con cáncer de próstata de
riesgo bajo o intermedio. Estos están bajo estudio y la mayoría no han sido aprobados como
opciones de tratamiento estándar. Normalmente se realizan terapias focales como parte de
ensayos clínicos.

La criocirugía, también llamada crioterapia o crioablación, es un tipo de terapia focal. Es el


congelamiento de las células cancerosas con una sonda de metal que se inserta a través de una
pequeña incisión en el área entre el recto y el escroto, la bolsa de piel que contiene los testículos.
No es una terapia ni un estándar de atención establecidos para hombres con diagnóstico
reciente de cáncer de próstata. La criocirugía no se ha comparado con la prostatectomía radical
ni la radioterapia, de modo que los médicos no saben si esta sería una opción de tratamiento
comparable. Sus efectos en la función urinaria y sexual tampoco se conocen muy bien.

El ultrasonido localizado de alta intensidad (high-intensity focused ultrasound, HIFU) es una


terapia focal basada en el calor. Durante el tratamiento con HIFU, se inserta una sonda de
ultrasonido en el recto y luego las ondas de sonido se dirigen a las partes cancerosas de la
glándula prostática. Este tratamiento está diseñado para destruir las células cancerosas y, a la
vez, limita el daño del resto de la glándula prostática. La FDA aprobó el HIFU para el tratamiento
del tejido prostático en 2015. El HIFU puede ser una opción atractiva para algunos pacientes,
pero aún se desconoce quién se podría beneficiar más de este tratamiento. Asimismo, el HIFU
solo debe ser realizado por un especialista que cuente con una amplia experiencia. Deberá
analizar cuidadosamente con su médico si el HIFU es el mejor tratamiento para usted.

Tratamientos sistémicos

Los médicos usan tratamientos, como la ADT, la quimioterapia y agentes nuevos, para alcanzar
las células cancerosas de todo el cuerpo. Esto se denomina tratamiento sistémico.

Terapia de privación androgénica (ADT)

Debido a que el crecimiento del cáncer de próstata está dirigido por hormonas sexuales
masculinas denominadas andrógenos, la reducción de los niveles de estas hormonas puede
ayudar a retrasar el crecimiento del cáncer. El andrógeno más común es la testosterona. Los
niveles de testosterona en el cuerpo pueden reducirse ya sea mediante la remoción quirúrgica
de los testículos, conocida como castración quirúrgica, o la toma de fármacos que desactivan la
función de los testículos, lo que se denomina castración médica. El método de ADT que se usa
es menos importante que el objetivo principal de disminuir los niveles de testosterona.

La ADT se usa para tratar el cáncer de próstata en diversas situaciones, incluido el cáncer de
próstata localmente avanzado, recurrente y el cáncer de próstata metastásico. Algunas de las
situaciones en las que se puede usar ADT incluyen:

• Los hombres con cáncer de próstata de riesgo intermedio y de riesgo alto en función de
la NCCN que se sometan a una terapia definitiva con radioterapia son candidatos para
recibir la ADT. La terapia definitiva es un tratamiento que se administra con la intención
de curar el cáncer. Los hombres con cáncer de próstata de riesgo intermedio deben
recibir ADT durante por lo menos 4 a 6 meses. Aquellos con cáncer de próstata de riesgo
alto deben recibir ADT durante 24 a 36 meses.
• La ADT también se puede aplicar a hombres que se hayan sometido a una cirugía y se
les haya detectado células cancerosas microscópicas en los ganglios linfáticos
extirpados. La ADT se realiza para eliminar cualquier célula cancerosa restante y para
reducir la probabilidad de que el cáncer regrese. Eso se conoce como terapia adyuvante.
Si bien el uso de la ADT adyuvante es controvertido, aparentemente algunos pacientes
específicos se benefician de este enfoque.

Tipos específicos de ADT

• Orquiectomía bilateral. La orquiectomía bilateral es la extirpación quirúrgica de ambos


testículos. Fue el primer tratamiento utilizado para el cáncer de próstata metastásico
hace más de 70 años. Si bien se trata de una operación, se considera una ADT porque
extirpa la fuente principal de la producción de testosterona, los testículos. Los efectos
de esta cirugía son permanentes y no pueden revertirse.

• Agonistas LHRH. La sigla LHRH corresponde a la hormona liberadora de la hormona


luteinizante (luteinizing hormone-releasing hormone). Los medicamentos conocidos
como agonistas de la LHRH impiden que los testículos reciban mensajes enviados por el
cuerpo para producir testosterona. Al bloquear estas señales, los agonistas de la LHRH
reducen el nivel de testosterona de un hombre, al igual que lo haría la extirpación de los
testículos. A diferencia de la castración quirúrgica, los efectos de los agonistas de la
LHRH a menudo son reversibles; por ello, la producción de testosterona comienza de
nuevo, generalmente, una vez que el paciente interrumpe el tratamiento. Sin embargo,
la recuperación de la testosterona puede tomar de 6 meses a 24 meses, y en una
pequeña proporción de pacientes, no se vuelve a producir testosterona.

Los agonistas de la LHRH se inyectan o colocan como implantes pequeños debajo de la piel. En
función del fármaco usado, se pueden administrar una vez al mes o una vez al año. Cuando los
agonistas de la LHRH se administran por primera vez, los niveles de testosterona aumentan en
forma breve antes de disminuir y alcanzar niveles muy bajos. Este efecto se conoce como
“exacerbación”. Las exacerbaciones ocurren debido a que los testículos liberan temporalmente
más testosterona en respuesta a la manera en que los agonistas de LHRH funcionan en el cuerpo.
Esta exacerbación puede aumentar la actividad de las células del cáncer de próstata y provocar
síntomas y efectos secundarios, como dolor en los huesos en hombres cuyo cáncer se ha
diseminado a los huesos.

• Antagonista de la LHRH. Esta clase de fármacos, que también se denomina antagonista


de la hormona liberadora de gonadotropina (gonadotropin-releasing hormone, GnRH),
evita que los testículos produzcan agonistas de la LHRH similares a la testosterona, pero
reduce los niveles de testosterona más rápidamente y no provoca una exacerbación. La
FDA ha aprobado el degarelix (Firmagon), que se administra mediante inyección
mensual, para tratar el cáncer de próstata avanzado. Un efecto secundario de este
fármaco es que puede provocar una reacción alérgica severa.

• Antiandrógenos. Mientras que los agonistas y los antagonistas de la LHRH reducen los
niveles de testosterona en la sangre, los antiandrógenos evitan que la testosterona se
una a los “receptores androgénicos”, que son estructuras químicas en las células
cancerosas que permiten que la testosterona y otras hormonas masculinas ingresen en
las células. Estos fármacos incluyen la bicalutamida (Casodex), la flutamida (Eulexin) y la
nilutamida (Nilandron) y se toman en forma de pastillas. Los antiandrógenos en general
se administran a hombres que tienen cáncer de próstata “sensible a las hormonas”, lo
cual significa que el cáncer de próstata aún responde a la terapia de supresión de
testosterona. Generalmente, los antiandrógenos no se usan solos para tratar el cáncer
de próstata.

• Bloqueo androgénico combinado. En ocasiones, los antiandrógenos se combinan con


orquiectomía bilateral o tratamiento con agonistas de la LHRH, a fin de maximizar el
bloqueo de hormonas masculinas. Esto se realiza porque, aun después de que los
testículos hayan dejado de producir hormonas, las glándulas suprarrenales producen,
de todos modos, pequeñas cantidades de andrógenos. Muchos médicos también
consideran que este enfoque combinado es la manera más segura de comenzar la ADT,
dado que evita la posible exacerbación que, en ocasiones, se produce en respuesta al
tratamiento con agonistas de la LHRH. Parte de la investigación, aunque no toda, ha
demostrado que el bloqueo de andrógeno combinado puede ayudar a los pacientes a
vivir más que el tratamiento solo con ADT, cirugía o agonistas o antagonistas de LHRH.
Por consiguiente, algunos médicos prefieren administrar tratamiento farmacológico
combinado, en tanto que otros posiblemente administren la combinación con
anticipación durante el tratamiento para prevenir la exacerbación.

• ADT intermitente. Tradicionalmente, los pacientes recibían ADT de por vida o hasta que
dejara de controlar el cáncer, y entonces se consideraban otras opciones de
tratamiento. Durante las últimas 2 décadas, los investigadores han estudiado el uso de
la ADT intermitente, que es ADT que se administra durante períodos específicos (como
mayor frecuencia durante 6 meses) y, luego, se interrumpe temporalmente para
permitir que los niveles de testosterona se recuperen. En estos pacientes, la ADT se
reanuda cuando el PSA comienza a aumentar nuevamente. Cuando reanudar la terapia
(es decir, en qué niveles del PSA) sigue siendo controvertido. El uso de la ADT de esta
manera puede reducir los efectos secundarios relacionados con la falta de testosterona
y mejorar la calidad de vida del paciente. Este enfoque beneficia principalmente a los
pacientes que no presentan evidencia de metástasis. No se ha demostrado que la ADT
intermitente sea tan efectiva como la ADT de por vida, o mejor que esta, en el caso de
los hombres con enfermedad metastásica.

Efectos secundarios de la ADT

La ADT provocará efectos secundarios que, generalmente, desaparecerán después de terminar


el tratamiento, excepto en los hombres que se hayan sometido a una orquiectomía. Los efectos
secundarios generales de la ADT incluyen los siguientes:

• Disfunción eréctil

• Pérdida del deseo sexual

• Sofocos con sudoración

• Ginecomastía, que es el crecimiento de tejido mamario que a veces puede causar


molestias

• Depresión

• Disfunción cognitiva y pérdida de la memoria

• Aumento de peso

• Pérdida de masa muscular


• Osteopenia u osteoporosis, que es el adelgazamiento de los huesos

Si bien los niveles de testosterona pueden recuperarse después de interrumpir la ADT, algunos
hombres que se sometieron a la castración médica con agonistas de la LHRH durante muchos
años pueden continuar teniendo efectos hormonales, aun si ya no toman estos fármacos.

Otro efecto secundario grave de la ADT es el riesgo de desarrollar síndrome metabólico. El


síndrome metabólico es una serie de afecciones, como obesidad, niveles de colesterol en sangre
altos y presión arterial alta, que aumentan el riesgo de que una persona tenga una enfermedad
cardíaca, un accidente cerebrovascular y diabetes. Actualmente, no se conoce con certeza la
frecuencia con la que esto se produce o el motivo exacto por el que se produce, pero está
bastante claro que los pacientes que reciben una castración quirúrgica o médica con ADT tienen
mayor riesgo de desarrollar síndrome metabólico. Este riesgo aumenta incluso si la castración
médica es temporal. Obtenga más información sobre los síntomas de carencia hormonal y cómo
manejarlos.

Los riesgos y los beneficios de la castración se deben analizar cuidadosamente con su médico.
Para los hombres con cáncer de próstata metastásico, especialmente si está avanzado y provoca
síntomas, la mayoría de los médicos consideran que los beneficios de la castración superan
ampliamente los riesgos de los efectos secundarios. El manejo agresivo de los efectos
secundarios es muy importante para los pacientes que reciben ADT. Esto incluye realizar
ejercicio con regularidad, dejar de fumar, tener una alimentación equilibrada, asegurarse de
recibir suficiente vitamina D y calcio, y recibir atención de seguimiento cardiovascular agresiva
como prevención.

Quimioterapia

La quimioterapia es el uso de fármacos para destruir las células cancerosas, generalmente, al


inhibir su capacidad para crecer y dividirse. Generalmente, la quimioterapia es administrada por
un oncólogo clínico, un médico que se especializa en el tratamiento del cáncer con
medicamentos.

La quimioterapia sistémica ingresa al torrente sanguíneo para alcanzar las células cancerosas de
todo el cuerpo. La quimioterapia para el cáncer de próstata se administra a través de un
conducto intravenoso (IV) colocado en una vena usando una aguja. Puede ayudar a los pacientes
con cáncer de próstata avanzado o resistente a la castración. Un régimen o programa de
quimioterapia, por lo general consiste en una cantidad específica de ciclos que se administran
durante un período determinado.

Se usan diversos fármacos estándares para el cáncer de próstata. En general, la quimioterapia


estándar comienza con docetaxel (Docefrez, Taxotere) combinado con un esteroide
denominado prednisona (diversas marcas comerciales).

La FDA también aprobó otro fármaco, cabazitaxel (Jevtana), en función de la investigación que
demostró que este mejoró la supervivencia en comparación con mitoxantrona para pacientes
cuya enfermedad progresó después de recibir docetaxel. En ensayos clínicos, cabazitaxel se
comparó con docetaxel en pacientes que no habían recibido quimioterapia. En estos pacientes,
el tratamiento con cabazitaxel no fue mejor que el tratamiento con docetaxel estándar. En otro
estudio se comparó la dosis estándar con una dosis menor de cabazitaxel en personas cuyos
tumores crecieron después del tratamiento con docetaxel. Además de menos efectos
secundarios, en este estudio también se descubrió que la dosis menor también ayudaba a los
pacientes a vivir más tiempo.

Una investigación reciente muestra que la adición de quimioterapia tras la finalización de 2 años
de ADT, en el caso de hombres con cáncer de próstata de alto riesgo que se someten a
radioterapia definitiva, constituye un enfoque eficaz para reducir la recurrencia y mejorar la
supervivencia. Si bien estos resultados son interesantes, se necesitan estudios adicionales para
ver si este tratamiento ayuda a las personas con cáncer de próstata.

En general, los efectos secundarios de la quimioterapia dependen de la persona, del tipo de


quimioterapia recibida, de la dosis usada y de la duración del tratamiento, pero pueden incluir
fatiga; llagas en la boca y la garganta; diarrea, náuseas y vómitos; constipación; trastornos de la
sangre; efectos en el sistema nervioso; cambios en el pensamiento y la memoria; problemas
sexuales y reproductivos; pérdida del apetito; dolor y caída del cabello. Generalmente, los
efectos secundarios de la quimioterapia desaparecen después de finalizado el tratamiento. Sin
embargo, algunos efectos secundarios pueden continuar, reaparecer o desarrollarse más
adelante. Pregunte a su médico qué efectos secundarios puede experimentar, en función de su
plan de tratamiento. Su equipo de atención de la salud trabajará con usted para manejar o
prevenir muchos de estos efectos secundarios.

Obtenga más información sobre los aspectos básicos de la quimioterapia y cómo prepararse
para el tratamiento. Los medicamentos utilizados para tratar el cáncer se evalúan
constantemente. Con frecuencia, hablar con su médico es la mejor forma de obtener
información sobre los medicamentos que le recetaron, su finalidad y sus potenciales efectos
secundarios o interacciones con otros medicamentos. Obtenga más información sobre sus
medicamentos recetados usando las bases de datos de fármacos en las que se pueden realizar
búsquedas.

Cáncer de próstata avanzado (estadio IV).

Si el cáncer se disemina a otra parte del cuerpo desde el lugar donde se originó, los médicos lo
denominan cáncer metastásico. Los cánceres de próstata de alto riesgo o localmente avanzados
suponen una probabilidad más alta de convertirse en cáncer metastásico. Si el cáncer de
próstata presenta un alto riesgo de convertirse en metastásico o ya es metastásico, es una buena
idea consultar a médicos que tengan experiencia para tratarlo. Los médicos pueden tener
opiniones diferentes sobre el mejor plan de tratamiento estándar. Los ensayos clínicos también
pueden ser una opción. Obtenga más información sobre la búsqueda de una segunda
opinión antes de comenzar el tratamiento, de manera que se sienta cómodo con el plan de
tratamiento elegido.

Para la mayoría de los pacientes, un diagnóstico de cáncer metastásico es muy estresante y, a


veces, difícil de sobrellevar. Se recomienda que pacientes y familiares hablen acerca de cómo se
están sintiendo con los médicos, el personal de enfermería, los trabajadores sociales u otros
integrantes del equipo de atención médica. También puede ser útil hablar con otros pacientes,
incluso a través de un grupo de apoyo.

No hay cura para el cáncer de próstata metastásico, pero, a menudo, puede tratarse durante
bastante tiempo. Muchos hombres sobreviven su cáncer de próstata, incluso aquellos con
enfermedad avanzada. Con frecuencia, el cáncer de próstata crece lentamente, y, en la
actualidad, existen opciones de tratamiento eficaces que prolongan la vida aún más. De este
modo, puede ser como vivir con una enfermedad crónica, como enfermedad cardíaca o
diabetes, que requiere de un tratamiento constante para minimizar los síntomas y mantener el
bienestar.

Los investigadores usan otros métodos para comprender mejor el cáncer de próstata
metastásico e identificar nuevos enfoques de tratamiento. Por ejemplo, el Proyecto para el
cáncer de próstata metastásico permite a las personas con cáncer de próstata metastásico
inscribirse por su cuenta. Tenga en cuenta que el enlace anterior lo llevará a otro sitio web
independiente.

Recurrencia bioquímica

Muchos hombres tratados con cirugía o radioterapia se curan. Sin embargo, algunos
desarrollarán una recurrencia bioquímica (biochemical recurrence, BCR). Los principales signos
de la BCR son el aumento de los niveles del PSA, sin metástasis en las exploraciones. Por este
motivo, la BCR también se denomina “síndrome de aumento del PSA”. La definición exacta de la
BCR depende del tratamiento inicial que un paciente haya recibido.

En el caso de los hombres sometidos a una prostatectomía radical, la BCR se define como un
aumento del nivel del PSA que alcanza un valor de 0.2 ng/ml o más. La radioterapia puede ser
una opción de tratamiento para ciertos pacientes con BCR después de la cirugía; esta opción de
tratamiento se llama “radioterapia de rescate”. Se consideran varios factores al decidir quiénes
pueden ser tratados con radioterapia de rescate, entre los que se incluyen la puntuación de
Gleason, el estadio patológico, en cuánto tiempo se produjo la BCR, el valor del PSA después de
la cirugía y los cambios en el PSA a lo largo del tiempo, también conocido como “tiempo de
duplicación del PSA”. Los hombres que reciben radioterapia para tratar la BCR también deben
recibir tratamiento sistémico. Actualmente, hay 2 opciones:

• Dos años de terapia hormonal con un bloqueador del receptor de andrógenos llamado
bicalutamida (Casodex).

• Seis meses de supresión de testosterona con ADT estándar.

En los hombres que recibieron radioterapia como principal tratamiento definitivo localizado
para el cáncer de próstata, la BCR se define como el nivel de testosterona normal (para los
hombres que recibieron ADT) y un valor de PSA superior a 2.0 ng/ml más el menor valor de PSA
alcanzado después del tratamiento con radioterapia (esto se denomina “PSA nadir”). Tratar la
BCR después de la radioterapia es más difícil. Las opciones de tratamiento para esos hombres
pueden incluir cirugía, llamada “prostatectomía radical de rescate,” o criocirugía, llamada
“crioterapia de rescate” (vea “Terapias focales” más arriba). Se recomienda a los pacientes
analizar las opciones de tratamientos con su equipo de atención médica.

La BCR se considera cáncer avanzado, de modo que se puede recomendar el tratamiento con
ADT, en especial, si los otros tratamientos localizados no son opciones. La ADT sigue siendo la
estrategia de tratamiento más importante para los hombres con cáncer de próstata avanzado.
Para los hombres con BCR, aún no existe una recomendación exacta sobre qué tipo de ADT usar,
cuándo comenzar y durante cuánto tiempo administrarla.

Cáncer de próstata metastásico sensible a las hormonas

El cáncer de próstata que se ha diseminado a otras partes del cuerpo y aún responde a la ADT
se llama cáncer de próstata metastásico sensible a las hormonas. La American Society of Clinical
Oncology recomienda que los hombres con este tipo de cáncer consideren recibir ADT más 1 o
2 de las siguientes opciones. La mejor opción para cada hombre depende de su salud y de la
extensión del cáncer. Es importante que los hombres hablen con el equipo de atención médica
sobre los riesgos y beneficios de estas opciones de tratamiento.

• Docetaxel. La quimioterapia con el fármaco docetaxel es una opción, junto con la ADT
para los hombres con cáncer de próstata metastásico sensible a las hormonas, recién
diagnosticado. Docetaxel se administra por vía intravenosa (i.v.) cada 3 semanas, 6 dosis
en total. Los efectos secundarios del docetaxel pueden incluir niveles bajos de células
sanguíneas, infección, náuseas y vómitos, dolores musculares, y cambios en el cabello y
las uñas. También puede causar neuropatía periférica, que es un tipo de daño nervioso
que provoca una sensación de hormigueo o ardor en las manos y/o los pies.

• Acetato de abiraterona (Zytiga) más prednisona. El acetato de abiraterona es una


opción, junto con la ADT para los hombres a los que recién se les diagnostica cáncer de
próstata metastásico sensible a las hormonas. Si bien los testículos son los principales
productores de testosterona, otras células del cuerpo también pueden producir
pequeñas cantidades de andrógenos que pueden propiciar el crecimiento del cáncer. El
acetato de abiraterona impide que ciertas células produzcan hormonas que, según se
sabe, favorecen el crecimiento del cáncer de próstata. Se toman 4 comprimidos de
acetato de abiraterona todos los días junto con una pequeña dosis de prednisona. La
prednisona se usa para ayudar a prevenir algunos de los efectos secundarios de la
abiraterona.

El acetato de abiraterona puede provocar efectos secundarios graves, como presión arterial alta,
niveles de potasio en sangre bajos, fatiga y retención de líquidos. Otros efectos secundarios
posibles incluyen debilidad, hinchazón o dolor en las articulaciones, hinchazón en las piernas o
los pies, sofocos, diarrea, vómitos, dificultad para respirar y anemia.

Además de las opciones de tratamientos anteriores, el tratamiento para aliviar los síntomas y
los efectos secundarios de los pacientes sigue siendo una parte importante del plan de
tratamiento general.

Cáncer de próstata no metastásico resistente a la castración

El cáncer de próstata que ya no se detiene con niveles bajos de testosterona (menos de


50 ng/ml) se denomina “resistente a la castración”. El cáncer de próstata resistente a la
castración se define por un aumento del nivel del PSA, el empeoramiento de los síntomas y/o el
crecimiento del cáncer verificado por exploraciones. Si el cáncer no se ha diseminado a otras
partes del cuerpo, se denomina “cáncer de próstata no metastásico resistente a la castración”.

La American Society of Clinical Oncology recomienda que los hombres que desarrollen cáncer
de próstata resistente a la castración continúen con el tratamiento que reduce los niveles de
testosterona. Este puede incluir un tratamiento permanente, como una cirugía para extirpar los
testículos (llamada orquiectomía), o puede incluir continuar el tratamiento con medicamentos
que reducen los niveles hormonales.

La apalutamida (Erleada) es un medicamento antiandrogénico llamado antiandrógeno no


esteroide (nonsteroidal anti-androgen, NSAA). Está aprobada por la FDA para el tratamiento del
cáncer de próstata no metastásico resistente a la castración. En el estudio de investigación
SPARTAN, la apalutamida impidió la metástasis que se podría haber detectado con
exploraciones por imágenes durante una mediana de más de 2 años. La mediana es el punto
medio; esto significa que la mitad de los hombres que recibió apalutamida tuvo un retraso en la
metástasis durante menos de 2 años, y la otra mitad tuvo un retraso en la metástasis durante
más de 2 años.

En el estudio PROSPER, se administró enzalutamida (Xtandi) a hombres con cáncer de próstata


no metastásico resistente a la castración. Se descubrió que el tratamiento con enzalutamida
demora la metástasis durante una mediana de aproximadamente 36 meses en comparación con
casi 15 meses para los hombres que recibieron ADT sola con un placebo. La mediana es el punto
medio. La FDA aprobó la enzalutamida para el tratamiento del cáncer de próstata no
metastásico resistente a la castración en julio de 2018.

La ADT de segunda línea puede ser una opción para los hombres que aún no han recibido
quimioterapia y que tienen un alto riesgo de desarrollar cáncer de próstata metastásico. No es
recomendable para los hombres que no hayan recibido quimioterapia y tengan un riesgo bajo
de desarrollar enfermedad metastásica. Consulte a su médico sobre su nivel de riesgo personal.

Se pueden realizar análisis del PSA y/o las pruebas por imágenes periódicamente para controlar
si el cáncer ha empeorado o se ha diseminado. Para los hombres con un riesgo bajo de
desarrollar enfermedad metastásica, la American Society of Clinical Oncology recomienda
realizar el análisis del PSA cada 4 a 6 meses. Para los hombres con un riesgo alto de enfermedad
metastásica, la American Society of Clinical Oncology recomienda realizar el análisis del PSA cada
3 meses. Las pruebas por imágenes, como la gammagrafía ósea, la exploración por CT o la MRI,
se pueden llevar a cabo si un hombre tiene síntomas o signos de que el cáncer está empeorando.

Cáncer de próstata metastásico resistente a la castración

Si el cáncer ya no se detiene con niveles de testosterona bajos (menos de 50 ng/ml) y se ha


diseminado a otras partes del cuerpo, se denomina “cáncer de próstata metastásico resistente
a la castración”. El cáncer de próstata resistente a la castración se define por un aumento del
nivel del PSA, el empeoramiento de los síntomas y/o el crecimiento del cáncer verificado por
exploraciones. Para los hombres con cáncer de próstata metastásico resistente a la castración,
la American Society of Clinical Oncology recomienda realizar los análisis del PSA cada 3 meses.
También se pueden realizar pruebas por imágenes.

El cáncer de próstata metastásico resistente a la castración puede ser difícil de tratar. La


American Society of Clinical Oncology recomienda que los hombres con cáncer de próstata
metastásico resistente a la castración continúen con el tratamiento que reduce los niveles de
andrógenos. La American Society of Clinical Oncology tiene recomendaciones de tratamiento
para la terapia hormonal para el cáncer avanzado y para el tratamiento del cáncer de próstata
metastásico resistente a la castración.

Las opciones de tratamiento para el cáncer de próstata metastásico resistente a la castración se


incluyen a continuación. El tratamiento en un ensayo clínico también puede ser una opción.

• Acetato de abiraterona (Zytiga) más prednisona. El acetato de abiraterona es un


fármaco que bloquea una enzima denominada CYP17 e impide que estas células
produzcan determinadas hormonas, incluidos los andrógenos suprarrenales. Si bien los
testículos son los principales productores de testosterona, otras células del cuerpo aún
pueden producir pequeñas cantidades de testosterona que pueden impulsar el
crecimiento del cáncer. Estas incluyen las glándulas suprarrenales y algunas células del
cáncer de próstata en sí. El acetato de abiraterona se toma en forma de pastilla. Los
hombres toman 4 pastillas diarias junto con prednisona dos veces al día. El acetato de
abiraterona ha sido aprobado por la FDA como un tratamiento para el cáncer de
próstata metastásico progresivo resistente a la castración.

El acetato de abiraterona puede provocar efectos secundarios graves, como presión arterial alta,
niveles de potasio en sangre bajos y retención de líquidos. Otros efectos secundarios frecuentes
incluyen debilidad, hinchazón o dolor en las articulaciones, hinchazón en las piernas o los pies,
sofocos, diarrea, vómitos, dificultad para respirar y anemia.

• Enzalutamida (Xtandi). La enzalutamida es un antiandrógeno no esteroide aprobado


por la FDA para los hombres que tienen cáncer de próstata metastásico resistente a la
castración. Varios ensayos clínicos de gran magnitud (llamados estudios STRIVE,
TERRAIN y PREVAIL) han demostrado que la enzalutamida ayudó a los hombres a vivir
más tiempo que el tratamiento con otros fármacos.

La enzalutamida puede causar efectos secundarios graves, como dolores de cabeza, confusión,
pérdida de la visión y convulsiones. Otros efectos secundarios frecuentes incluyen debilidad,
dolor de espalda, disminución del apetito, estreñimiento, dolor articular, diarrea, sofocos,
infección de las vías respiratorias superiores, hinchazón, pérdida de peso, presión arterial alta,
mareos y vértigo.

• Quimioterapia. Los médicos pueden recomendar quimioterapia para pacientes con este
tipo de cáncer de próstata, en especial, aquellos con dolor en los huesos o síntomas
relacionados con el cáncer. Los estudios de investigación de los planes de tratamiento
con quimioterapia que incluyen docetaxel han demostrado prolongar la vida varios
meses. El cabazitaxel puede usarse después de que el docetaxel deje de funcionar.

• Inmunoterapia. Para algunos hombres con cáncer de próstata metastásico resistente a


la castración que no tienen ningún síntoma de cáncer o que tienen muy pocos síntomas
y que, generalmente, no han recibido quimioterapia, la terapia con vacunas con
sipuleucel-T (Provenge) puede ser una opción. El sipuleucel-T es una inmunoterapia. La
inmunoterapia está diseñada para estimular las defensas naturales del cuerpo para
combatir el cáncer. Utiliza materiales producidos por el cuerpo o fabricados en un
laboratorio para mejorar, dirigir o restaurar la función del sistema inmunitario.

El sipuleucel-T se adapta a cada paciente. Antes del tratamiento, se extrae sangre del paciente
en un proceso denominado leucoforesis. Se separan células inmunitarias especiales de la sangre
del paciente, se modifican en el laboratorio y luego se devuelven al paciente. En este momento,
el sistema inmunitario del paciente puede reconocer y destruir las células del cáncer de próstata.
Cuando se usa este tratamiento, es difícil saber si está funcionando para tratar el cáncer porque
el tratamiento con sipuleucel-T no causa reducciones del PSA, reducción del tumor ni impide
que el cáncer empeore. Sin embargo, los resultados de ensayos clínicos han demostrado que el
tratamiento con sipuleucel-T puede aumentar la supervivencia en unos 4 meses en hombres con
cáncer de próstata metastásico resistente a la castración con pocos síntomas o ningún síntoma.

Los diferentes tipos de inmunoterapias pueden causar diferentes efectos secundarios. Hable
con su médico sobre los posibles efectos secundarios de la inmunoterapia recomendada para
usted. Obtenga más información sobre los aspectos básicos de la inmunoterapia.

• Radiofármacos.El radio-223 (Xofigo) es una sustancia radiactiva que se usa para tratar
a hombres con cáncer de próstata resistente a la castración que se diseminó a los
huesos. El radio-223 es un radionucleótido emisor alfa que imita el calcio y se enfoca en
las áreas en el hueso en donde se produjo destrucción y remodelación (se observa a
menudo cuando el cáncer de próstata se disemina a los huesos). Este tratamiento emite
partículas de radiación directamente a los tumores encontrados en el hueso y limitan el
daño al tejido sano, incluida la médula ósea, en donde se forman las células sanguíneas
normales. El radio-223 se administra mediante una inyección intravenosa (i.v.) una vez
al mes durante 6 meses. Este tratamiento está administrado por un radiooncólogo o un
médico especialista en medicina nuclear. Su oncólogo médico debe continuar haciendo
un seguimiento de su progreso durante este tratamiento para asegurarse de que se esté
beneficiando del tratamiento y de manejar cualquier efecto secundario potencial de
manera oportuna. El tratamiento con radio-233 tiene pequeños efectos sobre el PSA,
de modo que los pacientes no deben esperar ver grandes disminuciones en los niveles
del PSA durante el tratamiento.

Algunas personas no deben recibir este tratamiento, en especial, aquellas que necesiten el
tratamiento rápido de los síntomas y los hombres con cáncer de próstata que se haya
diseminado al hígado y/o a los pulmones. Analice con su médico si este medicamento es el mejor
para su situación.

• Cuidados paliativos o atención médica de respaldo. El tratamiento para aliviar los


síntomas de los pacientes y los efectos secundarios sigue siendo una parte importante
del plan de tratamiento general. Esto puede incluir maneras para ayudar a los pacientes
a lidiar con el estrés, la ansiedad y la depresión. Aliviar el dolor lo máximo posible es
muy importante en el manejo del cáncer de próstata metastásico. El apoyo psicosocial
y el análisis de las metas puede ser otra parte importante de este cuidado. Se ha
comprobado que participar desde el inicio con un equipo de cuidados paliativos ayuda
a prevenir algunos síntomas del cáncer de próstata, lo que conduce a una mejor calidad
de vida en los pacientes.

Cómo obtener atención para los síntomas y efectos secundarios

A menudo, el cáncer y su tratamiento provocan efectos secundarios. Además de los


tratamientos concebidos para retrasar, detener o eliminar el cáncer, un aspecto importante de
la atención del cáncer es aliviar los síntomas y los efectos secundarios de la persona. Este
enfoque se denomina cuidados paliativos o atención médica de apoyo e incluye brindarle apoyo
al paciente con las necesidades físicas, emocionales y sociales.

Los cuidados paliativos o de respaldo son cualquier tratamiento que se centre en reducir los
síntomas, mejorar la calidad de vida y brindar apoyo a los pacientes y sus familias. Cualquier
persona, independientemente de la edad o del tipo y estadio del cáncer, puede recibir cuidados
paliativos. Los cuidados paliativos actúan mejor cuando comienzan lo más pronto posible en el
proceso del tratamiento del cáncer. A menudo, las personas reciben tratamiento para el cáncer
al mismo tiempo que reciben tratamiento para aliviar los efectos secundarios. De hecho, los
pacientes que reciben ambos tratamientos al mismo tiempo con frecuencia tienen síntomas
menos graves, mejor calidad de vida e informan que están más satisfechos con el tratamiento.

Los tratamientos paliativos varían ampliamente y, con frecuencia, incluyen medicamentos,


cambios nutricionales, técnicas de relajación, apoyo emocional y otras terapias. Usted también
puede recibir tratamientos paliativos similares a los utilizados para eliminar el cáncer, como
quimioterapia, cirugía o radioterapia. Hable con su médico sobre los objetivos de cada
tratamiento en su plan de tratamiento.
Obstrucción urinaria

• Resección transuretral de la próstata (TURP). La resección transuretral de la próstata


(transurethral resection of the prostate, TURP) se usa con más frecuencia para aliviar
los síntomas de una obstrucción urinaria, no para tratar el cáncer de próstata. En este
procedimiento, mientras el paciente está bajo anestesia general, que es un
medicamento para bloquear la conciencia del dolor, el cirujano inserta un tubo estrecho
con un dispositivo de corte denominado cistoscopio en la uretra y, luego, en la próstata
para extirpar tejido prostático.

Dolor y debilidad en los huesos

• Estroncio y samario. Estas sustancias radiactivas (emisores beta) se administran


mediante inyección y son absorbidas cerca del área del dolor en los huesos. La radiación
que se libera ayuda a aliviar el dolor, probablemente al provocar la reducción del
tamaño del tumor en el hueso. Ninguna sustancia ayuda a que el paciente viva más
tiempo.

• Radio-223. Este tratamiento se usa para aliviar el dolor en los huesos en los hombres
con cáncer de próstata resistente a la castración que se ha diseminado a los huesos. Lea
más sobre esto en “Tratamientos para el cáncer de próstata metastásico resistente a la
castración” más arriba.

• Fármacos modificadores de huesos. La salud de los huesos es un aspecto importante


en la vida de los hombres con cáncer de próstata. La osteopenia y la osteoporosis son
afecciones óseas que pueden ser ocasionadas por baja testosterona. Por lo tanto,
prevenir la pérdida ósea en los hombres que reciben ADT es importante porque reduce
el riesgo de pérdida ósea. Se pueden administrar fármacos modificadores de huesos,
como denosumab (Prolia, Xgeva) y ácido zoledrónico (Reclast, Zometa) para prevenir la
pérdida ósea. Estos dos fármacos tienen efectos secundarios únicos, de modo que los
pacientes deben analizar con su médico cuándo tomar el medicamento y qué fármaco
sería mejor, en función de su situación.

En los casos de cáncer de próstata metastásico resistente a la castración, se ha comprobado que


los fármacos modificadores de huesos reducen los riesgos de eventos relacionados con el
sistema esquelético. Los eventos relacionados con el sistema esquelético son complicaciones
causadas por el cáncer de próstata que se ha diseminado a los huesos, como fracturas y
compresión de la médula espinal. Se tratan con cirugía ortopédica y radioterapia paliativa para
controlar el dolor.

No se ha demostrado que los fármacos modificadores de huesos ayuden en el tratamiento del


cáncer de próstata no metastásico resistente a la castración.

Una posible afección asociada con los fármacos modificadores de huesos es la osteonecrosis de
la mandíbula. Es una afección poco frecuente, pero grave. Los síntomas de la osteonecrosis de
la mandíbula incluyen dolor, hinchazón e infección de la mandíbula; dientes flojos; y huesos
expuestos. Es importante finalizar todo el trabajo dental antes de comenzar la administración
de estos fármacos. Si un paciente que recibe estos fármacos necesita trabajo dental, se debe
interrumpir el tratamiento hasta completar el trabajo dental y hasta que el paciente haya
cicatrizado.
Tratamiento paliativo para el cáncer metastásico

Tal como se mencionó anteriormente y como se describe en Cómo sobrellevar el tratamiento,


los cuidados paliativos son importantes para ayudar a aliviar los síntomas y los efectos
secundarios. Esto incluye a personas con cáncer de próstata metastásico. Las opciones de
cuidados paliativos incluyen:

• TURP para manejar síntomas, como sangrado u obstrucción urinaria.

• Los fármacos modificadores de huesos, como el denosumab o el ácido zoledrónico, se


pueden usar para fortalecer los huesos y reducir el riesgo de eventos relacionados con
el sistema esquelético para los hombres con cáncer de próstata que se haya diseminado
a los huesos.

• La radioterapia intravenosa con radio-223, estroncio y samario también ayuda a aliviar


el dolor en los huesos.

• La radioterapia paliativa en áreas de huesos específicos se puede usar para reducir el


dolor en los huesos cuando los medicamentos no ayudan.

Antes de que el tratamiento comience, hable con su equipo de atención médica, incluido su
dentista, sobre los posibles efectos secundarios de su plan de tratamiento específico y las
opciones de cuidados paliativos. Durante el tratamiento y después de este, asegúrese de
informar a su médico o a otro integrante del equipo de atención médica si experimenta un
problema, de modo que pueda abordarse tan pronto como sea posible. Obtenga más
información sobre los cuidados paliativos.

Remisión y la probabilidad de recurrencia

Una remisión se produce cuando el cáncer no puede detectarse en el cuerpo y no hay síntomas.
Esto también puede denominarse “sin evidencia de enfermedad”.

Una remisión puede ser temporal o permanente. Esta incertidumbre hace que a muchas
personas les preocupe que el cáncer regrese. Si bien hay tratamientos para ayudar a prevenir
una recurrencia, como ADT y radioterapia, que se describen anteriormente, es importante que
hable con su médico sobre la posibilidad de que reaparezca el cáncer. Existen herramientas que
su médico puede usar, denominadas nomogramas, para estimar el riesgo de recurrencia de una
persona. Comprender el riesgo de recurrencia y las opciones de tratamiento puede ayudarlo a
sentirse más preparado si, en efecto, el cáncer regresa. Obtenga más información sobre cómo
sobrellevar el temor a la recurrencia (en inglés).

En general, después de la cirugía o la radioterapia, el nivel de PSA en la sangre, generalmente,


disminuye. Si el nivel de PSA comienza a aumentar nuevamente, esto puede indicar la
reaparición del cáncer. Si el cáncer regresa después del tratamiento original, se denomina cáncer
recurrente.

Cuando esto suceda, comenzará un nuevo ciclo de pruebas para obtener la mayor cantidad de
información posible sobre la recurrencia, incluida la ubicación de la recurrencia. El cáncer puede
reaparecer en la próstata (lo que se denomina recurrencia local), en los tejidos o en los ganglios
linfáticos cerca de la próstata (una recurrencia regional), o en otra parte del cuerpo, como los
huesos, los pulmones o el hígado (una recurrencia distante o metastásica). En ocasiones, el
médico no puede detectar un tumor, a pesar de que el nivel de PSA haya aumentado. Esto se
conoce como una recurrencia bioquímica o solo del PSA.

Después de realizadas estas pruebas, usted y su médico hablarán sobre sus opciones de
tratamiento. La elección del plan de tratamiento se basa en el tipo de recurrencia y en el (los)
tratamiento(s) que ya haya recibido, y puede incluir los tratamientos descritos anteriormente,
como radioterapia, prostatectomía para hombres que primero recibieron tratamiento con
radioterapia o ADT. Su médico puede sugerir ensayos clínicos que estén estudiando métodos
nuevos para tratar este tipo de cáncer recurrente.

Cualquiera que sea el plan de tratamiento que usted elija, los cuidados paliativos serán
importantes para aliviar los síntomas y los efectos secundarios. Los cuidados paliativos incluyen,
generalmente, medicamentos para el dolor, radioterapia con haz externo, braquiterapia con
radio-223, estroncio o samario, u otros tratamientos para reducir el dolor en los huesos.

Con frecuencia, las personas con cáncer recurrente experimentan emociones como incredulidad
o temor. Se alienta a los pacientes a que hablen con el equipo de atención médica respecto a
estos sentimientos y que consulten sobre servicios de apoyo que los ayuden a sobrellevar la
situación. Obtenga más información sobre cómo afrontar la recurrencia del cáncer.

Si el tratamiento no funciona

Recuperarse del cáncer no siempre es posible. Si el cáncer no se puede curar o controlar, se


puede denominar cáncer avanzado o terminal.

Este diagnóstico es estresante y, para muchas personas, hablar sobre el cáncer avanzado puede
resultar difícil. Sin embargo, es importante que mantenga conversaciones abiertas y sinceras
con su médico y el equipo de atención médica a fin de expresar sus sentimientos, preferencias
e inquietudes. El equipo de atención médica tiene como objetivo ayudar, y muchos de sus
integrantes tienen habilidades especiales, experiencia y conocimientos para brindar apoyo a los
pacientes y a sus familiares. Asegurarse de que una persona esté físicamente cómoda y que no
sienta dolor es extremadamente importante.

Es posible que los pacientes con cáncer avanzado y con una expectativa de vida inferior a
6 meses quieran considerar un tipo de cuidados paliativos denominado cuidados para enfermos
terminales. Los cuidados para enfermos terminales están pensados para proporcionar la mejor
calidad de vida posible para las personas que están cerca de la etapa final de la vida. Es
recomendable que usted y su familia hablen con el equipo de atención médica respecto a las
opciones de cuidados para enfermos terminales, que incluyen cuidados domiciliarios para
enfermos terminales, cuidados en un hospital de cuidados paliativos u otros lugares de atención
médica. El cuidado de enfermería y los equipos especiales, que incluyen una cama de hospital,
pueden hacer que permanecer en el hogar sea una opción factible para muchas familias.

Caso clínico

INTRODUCCIÓN

El cáncer de próstata es el tumor maligno más común en el hombre; uno de cada seis hombres
será diagnosticado con esta patología en algún momento de su vida.

La incidencia en pacientes menores de 50 años es de 0.8 a 1.1%, y la bibliografía ha reportado


menos de veinte casos de cáncer de próstata en pacientes menores de 40 años.
En general, el adenocarcinoma de próstata en pacientes jóvenes se presenta de manera agresiva
y muestra Gleason elevado y metástasis. En algunas ocasiones se manifestó sin datos clínicos de
obstrucción urinaria, o hematuria, y en la mayoría de las ocasiones, con linfadenopatía
generalizada, lo que hace pensar en una patología no urinaria.

La etiología del cáncer de próstata aún no se comprende del todo; evidencias epidemiológicas
sugieren la participación de factores ambientales que desempeñan una importante función en
la patogenia. Por ejemplo, el riesgo a desarrollarlo aumenta cuando una persona se muda de un
lugar de baja incidencia a uno de alta incidencia.5 Aparente- mente, esto se relaciona con los
hábitos dietéticos.

Dentro de los factores hereditarios existe relación entre el cromosoma 1q24-25 y el cáncer de
próstata, suele presentarse a edad más temprana que la del familiar y hay una menor
diferenciación celular a la biopsia. En la sospecha de cáncer de próstata en etiología hereditaria
existen factores clínicos que describió Carter, por ejemplo: cuando existen tres familiares
directos (padre, hermanos) portadores del cáncer de próstata, si hay dos más familiares a
quienes se les haya diagnosticado cáncer de próstata antes de los 55 años, o si en la familia del
paciente al menos en tres generaciones ha habido diagnósticos de cáncer.

El tabaquismo es de los factores ambientales que más se relacionan con edad temprana y
agresividad del cáncer. Giovannucci estableció la relación entre un índice tabáquico de 15 por
10 o más años y cáncer de próstata con Gleason arriba de 7.5.

Históricamente se pensaba que el cáncer de próstata era una enfermedad quimiorresistente,


pero en los últimos diez años hay estudios establecidos que responden a la quimioterapia.
Tannock y colaboradores demostraron que la mitoxantrona con prednisona o hidrocortisona
mejoraban la sintomatología e incrementaban la calidad de vida si se las comparaba con el uso
único de esteroides. Estudios preclínicos sugieren que hay sinergia entre medicamentos como
fosfato de estramustina y quimioterapia con taxanos. En la actualidad el empleo de docetaxel
otorga mejor respuesta como quimioterapéutico.

CASO CLÍNICO

Paciente masculino de 37 años, sin antecedentes hereditarios familiares de importancia


(desconoce información sobre su padre, cuenta con un medio hermano sano), con antecedente
de tabaquismo con índice tabáquico de 10.5 en 20 años. El padecimiento actual se inició tres
años antes de su internamiento; presentó disminución del calibre y chorro de orina, con goteo
terminal, así como hematuria en dos ocasiones. Acudió a consulta con médico particular y no
hubo seguimiento. Se presentó al servicio de urgencias de nuestro hospital mostrando retención
aguda de orina de cinco horas de evolución, por lo que se solicita interconsulta a nuestro servicio
de urología. Se informa de hallazgo de globo vesical, tacto rectal con próstata grado III,
fácilmente palpable al tacto bimanual, de superficie nodular, pétrea, fija, no dolorosa, sin
aumento de temperatura. Se instala sonda foley y se decide tratar por medio de la consulta
externa. Sin embargo, el paciente no acude a sus consultas y vuelve un mes después a nuestro
servicio de urología trayendo consigo estudios que le realizó un médico particular. Los
resultados muestran lo siguiente: Hb: 14.4; urea: 31; creatinina sérica: 1.0; EGO: eritrocitos:
incontables, leucocitos: 0-2 x c; APE de 3.4 ng/ml (dos semanas después de la RAO); ultrasonido
transrectal de próstata con reporte de próstata de 80 cc, con una medición de: 66.3 x 44.2 x 52.5
(figura 1); urografía excretora (figura 2). Con base en estos estudios le realizaron, en un medio
particular, resección transuretral de próstata, con reporte de patología de adenocarcinoma de
próstata pobremente diferenciado de alto grado histopatológico con Gleason 5+4, que afecta al
95% del espécimen con permeación linfática y perineural intratumoral.

El servicio de anatomía de nuestro hospital estudió de nuevo las laminillas y se confirmó el


diagnóstico comentado previamente (figuras 3 y 4).

Ante estos hallazgos le realizamos al paciente APE, el cual fue mayor a 100 ng/ml, TAC simple y
contrastada sin evidencia de patología aparente (figura 5), gammagrama óseo con imágenes
hipercaptantes (figura 6).

Se inició tratamiento con bloqueo androgénico total y ácido zoledrónico. El paciente mostró un
APE de 3.4 ng/ml durante dos meses y después se elevó a 42.3 ng/ml, por lo que se cambió a
estramustina. No obstante, el APE continuó elevándose a más de 100 ng/ml por dos meses
consecutivos, por lo que se cambió el tratamiento a docetaxel y prednisona (cuatro ciclos), y se
presentó APE de 78, 81.9, 95 y más de 100 ng/ml. Han transcurrido 15 meses desde que el
paciente fue diagnosticado; ha presentado dolor óseo de manera importante, por lo que se han
dado sesiones de radioterapia y ha sido necesario el uso de opiáceos. Sin embargo, el paciente
continúa con dolor óseo que dificulta la ambulación y no ha presentado respuesta ante la
quimioterapia.

DISCUSIÓN

Éste es un caso clínico raro, ya que no es frecuente la presencia antes de los 40 años de
adenocarcinoma de próstata.2 Sin embargo, la forma de presentación concuerda con lo
establecido en la bibliografía médica: agresiva y con metástasis.3 En el paciente no encontramos
datos clínicos relacionados con factores hereditarios según lo describe Carter, ya que desconoce
datos sobre su padre y cuenta con un medio hermano sano hasta el momento. Respecto a los
factores ambientales relacionados, encontramos tabaquismo, ya que es un paciente joven con
Gleason arriba de 7 y presencia de metástasis.

Al principio se utilizó el bloqueo androgénico total y luego la estramustina. Hubo una respuesta
parcial con cada uno de los medicamentos y después se elevó de nueva cuenta el APE, respuesta
que correspondía a la pobre diferenciación celular. Por esta razón fue necesario cambiar a
docetaxel y prednisona; sin embargo, la respuesta a estos medicamentos fue insatisfactoria
porque no hubo cambios clínica ni bioquímicamente. Consideramos que el pronóstico del
paciente es sombrío.

CONCLUSIÓN

El adenocarcinoma de próstata en pacientes menores de 40 años es raro, y se presenta poco


diferenciado, con metástasis óseas y mal pronóstico. Existen factores etiológicos de cáncer de
próstata en pacientes jóvenes, por ejemplo: factores hereditarios con alteración del cromosoma
1q24- 25 y el factor ambiental del tabaquismo intenso con la relación entre edad y Gleason.
Actualmente el tratamiento con quimioterapia consiste en suministrar docetaxel y esteroides.
Figura 1. USG Transrectal de próstata con imágenes Figura 3. 40x, se aprecia patrón de comedocarcinoma intra-
Hipoecoicas en zona periférica ductal con hematoxina y eosina.

Figura 4. 10x, se aprecia patrón cribiforme.

Figura 2. Urografía excretora con vejiga en pera que porta sonda Figura 5. TAC pélvica contrastada sin evidencia de patología.
foley.
Figura 6. Gammagrama óseo con zonas hipercaptantes en par-
rilla costal, columna vertebral y fémur.

Referencias

1. Manual de Asistencia de cirugía cáncer de próstata. Grupo de Trabajo de Medicina de


Cirugía. Santander. Editorial ELA. 2018

2. Schwartz Principios de Cirugía. Olsen Merzt. Cirugía de Cáncer y adenocarnoma de


próstata: Ed S. L; 2017

3. Sabiston tomo III principios y estudios. Cirugías y tratamientos de cáncer de próstata


2019
ITU (Infecciones de tracto urinario)
Introducción
Descripción general

Anatomía del sistema urinario femenino

Una infección de las vías urinarias es una infección que se produce en cualquier parte del sistema
urinario: los riñones, los uréteres, la vejiga y la uretra. La mayoría de las infecciones ocurren en
las vías urinarias inferiores (la vejiga y la uretra).

Las mujeres tienen un mayor riesgo de contraer una infección de las vías urinarias que los
hombres. La infección que se limita a la vejiga puede ser dolorosa y molesta. Sin embargo,
puedes tener consecuencias graves si la infección se extiende a los riñones.

Por lo general, los médicos tratan las infecciones de las vías urinarias con antibióticos. Sin
embargo, puedes tomar medidas para reducir las probabilidades de contraer una infección de
las vías urinarias.

Síntomas

Las infecciones de las vías urinarias no siempre causan signos y síntomas, pero cuando lo hacen,
estos pueden incluir lo siguiente:

Necesidad imperiosa y constante de orinar

Sensación de ardor al orinar

Orinar frecuentemente en pequeñas cantidades

Orina de aspecto turbio

Orina de color rojo, rosa brillante o amarronado (un signo de sangre en la orina)

Orina con olor fuerte

Dolor pélvico en las mujeres, especialmente en el centro de la pelvis y alrededor de la zona del
hueso púbico

En los adultos mayores, es posible que las infecciones de las vías urinarias se pasen por alto o se
confundan con otras afecciones.

Tipos de infecciones de las vías urinarias

Cada tipo de infección de las vías urinarias puede provocar signos y síntomas más específicos
según la parte de las vías urinarias que esté infectada.

Parte de las vías urinarias afectada y Signos y síntomas

Riñones (pielonefritis aguda)

Dolor de espalda o en un costado (flanco)

Fiebre alta

Temblores y escalofríos

Náuseas
Vómitos

Vejiga (cistitis)

Presión en la pelvis

Molestias en la parte inferior del abdomen

Micciones frecuentes y dolorosas

Sangre en la orina

Uretra (uretritis)

Sensación de ardor al orinar

Secreciones

Cuando consultar al médico

Consulta con el médico si tienes signos y síntomas de una infección de las vías urinarias.

Causas

Las infecciones urinarias suelen producirse cuando ingresan bacterias en las vías urinarias a
través de la uretra y comienzan a multiplicarse en la vejiga. Aunque el sistema urinario está
preparado para impedir el ingreso de estos invasores microscópicos, estas defensas a veces
fallan. Cuando esto ocurre, las bacterias pueden proliferar hasta convertirse en una infección
totalmente desarrollada en las vías urinarias.

Las infecciones de las vías urinarias son más frecuentes en las mujeres, y afectan la vejiga y la
uretra.

Infección de la vejiga (cistitis). Por lo general, este tipo de infección de las vías urinarias es
causado por la Escherichia coli (E. coli), un tipo de bacteria que se encuentra frecuentemente en
el tracto gastrointestinal. Sin embargo, algunas veces las responsables son otras bacterias.

Las relaciones sexuales pueden ocasionar cistitis, pero no es necesaria la actividad sexual para
padecerla. Todas las mujeres corren el riesgo de padecer cistitis debido a su anatomía;
específicamente, por la corta distancia desde la uretra hasta el ano y del orificio uretral a la
vejiga.

Infección de la uretra (uretritis). Este tipo de infección de las vías urinarias puede ocurrir cuando
las bacterias en el tracto gastrointestinal se propagan desde el ano hacia la uretra. Asimismo,
dado que la uretra femenina está cerca de la vagina, las infecciones de transmisión sexual (tales
como el herpes, la gonorrea, la clamidia y el micoplasma) pueden causar uretritis.

Factores de riesgo

Las infecciones de las vías urinarias son comunes en las mujeres, y muchas sufren más de una
durante su vida. Entre los factores de riesgo de infección de las vías urinarias específicos de las
mujeres, se incluyen los siguientes:
Anatomía femenina. Las mujeres tienen la uretra más corta que los hombres, lo que acorta la
distancia que las bacterias deben atravesar para alcanzar la vejiga.

Actividad sexual. Las mujeres sexualmente activas son propensas a tener más infecciones de las
vías urinarias que las que no lo están. Tener una nueva pareja sexual también aumenta el riesgo.

Ciertos tipos de anticonceptivos. Las mujeres que usan diafragmas como método anticonceptivo
pueden tener un mayor riesgo, al igual que las mujeres que usan espermicidas.

Menopausia. Después de la menopausia, la disminución del estrógeno circulante produce


cambios en las vías urinarias, que te vuelven más vulnerable a la infección.

Otros factores de riesgo de infección de las vías urinarias comprenden lo siguiente:

Anomalías en las vías urinarias. Los bebés que nacen con anomalías en las vías urinarias que no
permiten que la orina se elimine del cuerpo con normalidad o que provocan que la orina
retroceda a la uretra tienen un mayor riesgo de sufrir infecciones de las vías urinarias.

Obstrucciones en las vías urinarias. Los cálculos renales o una próstata agrandada pueden
provocar que la orina quede atrapada en la vejiga y aumentar el riesgo de sufrir infecciones de
las vías urinarias.

Sistema inmunitario deprimido. La diabetes y otras enfermedades que deterioran el sistema


inmunitario (las defensas del cuerpo contra los gérmenes) pueden aumentar el riesgo de sufrir
infecciones de las vías urinarias.

Uso de catéter. Las personas que no pueden orinar por sí solas y usan una sonda (catéter) para
hacerlo tienen un mayor riesgo de sufrir infecciones de las vías urinarias. Esto incluye a las
personas que están hospitalizadas, las que tienen problemas neurológicos que hacen difícil
controlar la capacidad para orinar y las que están paralizadas.

Procedimiento reciente en el sistema urinario. La cirugía urinaria o un examen de las vías


urinarias que comprenda el uso de instrumental médico pueden aumentar el riesgo de padecer
una infección de las vías urinarias.

Complicaciones

Cuando se tratan de manera rápida y adecuada, es poco frecuente que las infecciones de las vías
urinarias inferiores tengan complicaciones. Sin embargo, si una infección de las vías urinarias no
se trata, puede tener consecuencias graves.

Las complicaciones de una infección de las vías urinarias pueden incluir lo siguiente:

Infecciones recurrentes, especialmente en mujeres que sufren dos o más infecciones de las vías
urinarias en un período de seis meses, o cuatro o más a lo largo de un año.

Daño renal permanente debido a una infección renal aguda o crónica (pielonefritis) provocada
por una infección de las vías urinarias sin tratar.

Mayor riesgo en las mujeres embarazadas de dar a luz un bebé de bajo peso al nacer o
prematuro.

Estrechamiento (constricción) de la uretra en hombres con uretritis recurrente que


anteriormente tuvieron uretritis gonocócica.
Septicemia, una complicación potencialmente mortal de una infección, especialmente si la
infección se extiende por las vías urinarias hasta los riñones.

Prevención

Para reducir el riesgo de sufrir una infección de las vías urinarias, puedes adoptar las siguientes
medidas:

Bebe mucho líquido, especialmente agua. Beber agua ayuda a diluir la orina y garantiza que
orinarás con mayor frecuencia, lo que permite expulsar las bacterias de las vías urinarias antes
de que pueda comenzar la infección.

Bebe jugo de arándanos agrios. Si bien los estudios no son concluyentes sobre las propiedades
del jugo de arándanos agrios para evitar las infecciones de las vías urinarias, probablemente no
sea nocivo.

Límpiate desde adelante hacia atrás. Hacerlo de esta forma después de orinar y evacuar los
intestinos ayuda a evitar que las bacterias de la región anal se propaguen a la vagina y la uretra.

Vacía la vejiga poco después de tener relaciones sexuales. También bebe un vaso lleno de agua
para ayudar a expulsar las bacterias.

Evita utilizar productos femeninos potencialmente irritantes. El uso de desodorantes en aerosol


u otros productos femeninos (como las duchas y los talcos) en la zona genital puede irritar la
uretra.

Cambia tu método anticonceptivo. Los diafragmas o los condones sin lubricante o con
espermicida pueden contribuir al crecimiento de bacterias.

Diagnóstico

Cistoscopia que se realiza en una mujer

Entre las pruebas y los procedimientos utilizados para diagnosticar las infecciones de las vías
urinarias, se incluyen los siguientes:

Análisis de una muestra de orina. El médico puede solicitar una muestra de orina para evaluar
mediante análisis de laboratorio la presencia de glóbulos blancos, glóbulos rojos o bacterias.
Para evitar la posible contaminación de la muestra, te pueden indicar que primero limpies la
zona genital con una compresa antiséptica y recolectes la orina en la mitad de su curso.

Cultivo de las bacterias de las vías urinarias en un laboratorio. Luego de los análisis de
laboratorio, a veces, se hace un cultivo de orina. Este análisis le revela al médico qué bacterias
están causando la infección y qué medicamentos serán los más efectivos.

Creación de imágenes de las vías urinarias. Si el médico piensa que las infecciones que has tenido
con frecuencia pueden deberse a una anomalía en las vías urinarias, puede pedirte una
ecografía, una tomografía computarizada o una resonancia magnética. También es probable que
utilice una sustancia de contraste para resaltar las estructuras de las vías urinarias.

Uso de un endoscopio para observar el interior de la vejiga. Si tienes infecciones de las vías
urinarias recurrentes, el médico puede realizar una cistoscopia mediante una sonda larga y fina
provista de una lente (cistoscopio) para observar el interior de la uretra y la vejiga. El cistoscopio
se introduce en la uretra y pasa hasta la vejiga.
Infección de las vías urinarias

Tratamiento

Generalmente, los antibióticos son el tratamiento de primera línea para las infecciones de las
vías urinarias. Los medicamentos que te receten y el tiempo de uso dependen de tu estado de
salud y del tipo de bacterias que se encuentren en la orina.

Infección simple

Los medicamentos que suelen recomendarse para las infecciones simples de las vías urinarias
comprenden los siguientes:

Trimetoprima/sulfametoxazol (Bactrim, Septra u otros)

Fosfomicina (Monurol)

Nitrofurantoína (Macrodantin, Macrobid)

Cefalexina (Keflex)

Ceftriaxona

Comúnmente, no se recomienda el grupo de antibióticos conocidos como fluoroquinolonas —


por ejemplo, ciprofloxacina (Cipro), levofloxacina y otras— para las infecciones simples de las
vías urinarias, ya que los riesgos de estos medicamentos en general superan los beneficios en el
tratamiento de las infecciones de las vías urinarias sin complicaciones. En algunos casos, como
en una infección de las vías urinarias con complicaciones o una infección renal, es posible que el
médico te recete un medicamento con fluoroquinolona si no existen otras opciones de
tratamiento.

Por lo general, los síntomas de la infección de las vías urinarias desaparecen al cabo de unos
pocos días después del inicio del tratamiento. Sin embargo, es posible que tengas que continuar
con los antibióticos durante una semana o más. Completa todo el tratamiento con antibióticos
según la indicación médica.

En el caso de una infección de las vías urinarias sin complicaciones que se presenta en una
persona sin otras afecciones, el médico puede recomendar un tratamiento más breve, como
tomar un antibiótico durante uno a tres días. No obstante, que este tratamiento breve sea
suficiente para tratar la infección depende de tus síntomas específicos y de tus antecedentes
médicos.

Es posible que el médico también te recete un medicamento para el dolor (analgésico) que
adormece la vejiga y la uretra para aliviar el ardor al orinar, pero generalmente el dolor se calma
poco después de comenzar con el antibiótico.

Infecciones frecuentes

Si tienes infecciones de las vías urinarias con frecuencia, el médico puede darte ciertas
recomendaciones relacionadas con el tratamiento, como las siguientes:

Antibióticos en dosis bajas, inicialmente durante seis meses, aunque a veces por más tiempo

Autodiagnóstico y tratamiento si permaneces en contacto con el médico


Una dosis única de antibiótico después de tener relaciones sexuales si las infecciones están
relacionadas con la actividad sexual

Terapia de estrógeno vaginal si estás en la posmenopausia

Infección grave

Si la infección de las vías urinarias es grave, es posible que necesites tratamiento con antibióticos
intravenosos en un hospital.

Estudios clínicos

Explora los estudios de Mayo Clinic que ensayan nuevos tratamientos, intervenciones y pruebas
para prevenir, detectar, tratar o controlar esta afección.

Estilo de vida y remedios caseros

Las infecciones de las vías urinarias pueden ser dolorosas, pero puedes tomar medidas para
aliviar el malestar hasta que los antibióticos traten la infección. Sigue estos consejos:

Bebe mucha agua. El agua ayuda a diluir la orina y expulsar las bacterias.

Evita las bebidas que puedan irritar la vejiga. Evita el café, el alcohol y los refrescos que
contengan jugos de cítricos o cafeína hasta que la infección haya desaparecido. Pueden irritar la
vejiga y tienden a agravar la necesidad frecuente o imperiosa de orinar.

Usa una compresa térmica. Aplica una compresa térmica tibia (no caliente) sobre el abdomen
para reducir al mínimo la presión o la molestia en la vejiga.

Medicina alternativa

Muchas personas beben jugo de arándanos agrios para prevenir las infecciones de las vías
urinarias. Hay ciertos indicios de que los productos con arándanos agrios, ya sean jugos o
comprimidos, pueden tener propiedades contra las infecciones. Los investigadores continúan
estudiando la capacidad del jugo de arándanos agrios para prevenir las infecciones de las vías
urinarias, pero los resultados no son concluyentes.

Si te gusta beber jugo de arándanos agrios y crees que puede ayudarte a prevenir las infecciones
de las vías urinarias, no te hará mayor daño, pero ten cuidado con las calorías. Para la mayoría
de las personas, beber jugo de arándanos agrios es seguro, aunque algunas informan malestar
estomacal o diarrea.

No obstante, no bebas jugo de arándanos agrios si tomas medicamentos anticoagulantes, como


warfarina.

Preparación para la consulta

El médico de cabecera, una enfermera practicante u otro profesional de salud puede tratar la
mayoría de las infecciones urinarias. Si tienes reapariciones frecuentes o infección renal crónica,
es probable que te deriven a un médico especialista en trastornos urinarios (urólogo) o
trastornos renales (nefrólogo) para una evaluación.
Qué puedes hacer

Para prepararte para la cita, haz lo siguiente:

Pregunta si hay algo que debas hacer con anticipación, como recolectar una muestra de orina.

Anota los síntomas, incluso si no estás seguro de que tengan relación con la infección de las vías
urinarias.

Haz una lista de todos los medicamentos, las vitaminas y los suplementos que tomes.

ETIOLOGÍA

El 1% de los niños y el 3% de las niñas presentan una infección del tracto urinario sintomática en
los primeros diez años de vida. En las etapas preescolar y escolar, la bacteriuria, cuando se
detecta en varones, suele ir asociada a la existencia de anomalías congénitas. La presencia de
bacteriuria en la niñez condiciona un mayor riesgo para el desarrollo de infección urinaria
sintomática en la vida adulta.

Aproximadamente, entre el 1 y el 3% de las mujeres jóvenes presenta al menos un episodio de


infección del tracto urinario, de los que la mayor parte son cistitis no complicadas. En las
mujeres, la actividad sexual, la alteración de la flora vaginal y uretral por el uso de diafragma y
espermicidas y el uso de anticonceptivos orales y antibióticos son factores que favorecen la
aparición de infección urinaria.

Durante el embarazo aumentan los casos de infecciones urinarias sintomáticas debido a las
alteraciones anatómicas y funcionales que presentan las vías urinarias en esta situación. Hay un
mayor riesgo de pielonefritis, siendo la incidencia de 1-4%. Este problema ha de ser
estrechamente vigilado en el embarazo.

Las infecciones del tracto urinario son raras en varones por debajo de los 50 años.
Generalmente, su aparición se ha considerado indicativa de una anomalía de las vías urinarias.

Se han descrito excepcionalmente infecciones no complicadas en varones entre 20 y 50 años,


siendo los factores de riesgo las prácticas homosexuales y las relaciones sexuales con mujeres
altamente colonizadas.

Tras la menopausia, las mujeres suelen estar más predispuestas a la infección, ya que la pérdida
de estrógenos conlleva un aumento del pH vaginal que produce una alteración de la flora
endógena.

Más del 20% de las mujeres de más de 65 años presentan bacteriuria. En los varones también
se observa más prevalencia con el aumento de la edad, fundamentalmente por causa prostática.

CLASIFICACIÓN DE LAS INFECCIONES URINARIAS

En el subgrupo de infecciones urinarias de las vías bajas destacan:


Cistitis

La cistitis es una inflamación de la vejiga urinaria. Los agentes más habituales en este tipo de
infección son los bacilos gramnegativos. Más del 90% de los casos son causados por E. Coli,
bacteria que suele encontrarse en el intestino. Otros bacilos, especialmente Proteus, Klebsiella
y Enterobacter, dan cuenta de un porcentaje menor de este tipo de infecciones. En general, la
vejiga y la uretra no tienen bacterias y las que logran entrar en la vejiga son eliminadas por la
orina. Si la bacteria permanece en la vejiga, puede crecer con rapidez ocasionando la infección.

La cistitis presenta una sintomatología característica, como es presión en la parte inferior de la


pelvis, micción dolorosa (disuria), necesidad de orinar con frecuencia, necesidad urgente de
orinar, color anormal y olor fuerte de la orina. Es más común en mujeres debido a la corta
longitud de la uretra.

El riesgo de contraer cistitis aumenta en aquellas personas que presentan una uretra angosta,
debido a infecciones anteriores u obstrucciones del uréter. En las mujeres, la presión sobre la
vejiga durante el embarazo, el acto sexual o el uso de un diafragma aumenta el riesgo de cistitis.
Es relativamente frecuente la aparición de cistitis en la mujer tras las primeras relaciones
sexuales, más concretamente, debido al intercambio de la flora bacteriana entre el varón y la
mujer. Este proceso se mantiene durante algún tiempo hasta que la mujer acepte la flora
bacteriana que le transmitió su pareja.

En mujeres embarazadas puede llegar a ser una complicación infecciosa importante y ocasionar
un riesgo para la madre y para el feto. Está indicado hacer siempre un urocultivo en el primer
trimestre de embarazo y si es positivo, aunque el tratamiento sea eficaz, deberían repetirse los
cultivos mensualmente para detectar posibles recurrencias.

Aproximadamente un 20-30% de las mujeres jóvenes con episodio inicial de cistitis tienen
infecciones recurrentes. Ocasionalmente, la recaída es debida a la persistencia de un foco de
infección (recidiva), pero en el 90% de los casos son reinfecciones, es decir, nuevas infecciones
aunque producidas en un corto período y habitualmente por la misma especie bacteriana, E.
coli.

Las causas de estas recurrencias se suelen relacionar con una predisposición biológica y se ven
favorecidas por ciertas conductas como relaciones sexuales, uso de diafragma o espermicidas.

Uretritis

Se trata de la inflamación de la uretra, el conducto por el que discurre la orina desde la vejiga al
exterior. Puede ser causada por los microorganismos que causan infecciones renales o de la
vejiga (E. coli, Klebsiella) o consecuencia de una enfermedad de transmisión sexual producida
por Chlamidia trachomatis, Neisseria gonorrhoeae o Ureaplasma urealyticum.

En el origen viral de la uretritis se encuentra el virus del herpes simple y el citomegalovirus.

Asimismo, puede desarrollarse a causa de sensibilidad química por irritación (condones, cremas
o jabones o traumatismos).

El riesgo mayor está asociado a varones entre 20 y 35 años, con parejas sexuales múltiples y con
aquellos que presentan un comportamiento sexual de alto riesgo. Igualmente, se encuentran en
situación de alto riesgo las mujeres jóvenes en edad reproductiva, en las cuales los agentes
causales más comunes pueden ser Chlamidia, Micoplasma hominis, Ureaplasma urealyticum y
Micoplasma genitalum. La tabla III muestra la sintomatología de la uretritis.

Prostatitis

La prostatitis puede definirse como la inflamación de la próstata (la glándula prostática está
compuesta por músculo liso y tejido glandular, se ubica por debajo de la vejiga y rodea la parte
superior de la uretra). La próstata es la encargada de secretar un fluido alcalino hacia la uretra
durante la excitación sexual, con el objetivo de preceder y acompañar al esperma que será
eyaculado.

La inflamación de la próstata se asocia a dificultad para orinar, aumento en la frecuencia de las


micciones y sensación de urgencia para orinar, pudiendo aparecer dolor o molestias en la región
genital, que se irradia hacia la región lumbar baja, el recto y la zona situada inmediatamente por
encima del pubis o los genitales externos.

Estos síntomas se suelen acompañar de fiebre alta, generalmente con escalofríos y alteración
del estado general. Existen tres formas de prostatitis:

Prostatitis no bacteriana

Se puede deber al estrés (produce tensión en los músculos pélvicos y retroceso de la orina hacia
la próstata) a una actividad sexual irregular (con falta de eyaculación, lo que congestiona o
inflama la próstata).

Prostatitis aguda

Este cuadro puede estar causado por bacterias o virus (enterococos, E. coli, Klebsiella, Proteus
mirabilis, Staphylococus aureus) o enfermedades de transmisión sexual (gonorrea o Chlamidia).

Prostatitis crónica

Se trata de una prostatitis que se hace más duradera en el tiempo. Se puede deber a una
prostatitis bacteriana que no ha curado bien, a una inflamación permanente de la próstata o
bien al estrés y la actividad sexual irregular. Los mayores de 50 años con agrandamiento de la
próstata (hiperplasia prostática benigna) presentan un mayor riesgo de prostatitis.

En el subgrupo de las infecciones urinarias de las vías altas destacan:

Pielonefritis

La pielonefritis es una infección del riñón y de los conductos que extraen la orina del riñón
(uréteres). Se presenta con más frecuencia como resultado de una infección del tracto urinario
(la tabla IV recoge los gérmenes causantes), particularmente en presencia de reflujo de orina
ocasional o persistente de la vejiga o la pelvis renal (reflujo vesicouretral). La pielonefritis se
presenta con mucha menos frecuencia que la cistitis (los factores de riesgo aparecen en la tabla
V). Se puede clasificar en:

Pielonefritis aguda no complicada

Desarrollo repentino de inflamación del riñón. Ocurre como resultado de una infección de orina
común, más seria que una cistitis. Se maneja sin problemas y suele ser más grave en la tercera
edad y en inmunodeficiencias.

Pielonefritis crónica

Inflamación bacteriana del riñón con destrucción del tejido renal y compromiso de la vía urinaria.
Los gérmenes que la producen más frecuentemente son Proteus mirabilis, Enterococcus,
Pseudomona y Candida.

Generalmente, la pielonefritis es focal. A veces está circunscrita a una pequeña zona del riñón,
pero puede extenderse a todo un riñón o a ambos, en ocasiones en forma de una pielonefritis
flegmonosa con muchos focos supurados.

Aunque la cistitis (infección de la vejiga) es común, la pielonefritis se presenta con mucha menos
frecuencia. El riesgo aumenta si existen antecedentes de cistitis, necrosis papilar renal, cálculos
renales, reflujo vesicoureteral o uropatia obstructiva.

El riesgo aumenta cuando existen antecedentes de infección del tracto urinario crónico o
recurrente o cuando la infección es provocada por una bacteria agresiva.

Sintomatología en pielonefritis

Los síntomas de la pielonefritis suelen comprender malestar general, generalmente con fiebre
que puede llegar a ser muy alta y persiste más de dos días, escalofríos, dolor de espalda y
abdominal, náuseas y vómitos.

Prevención

Como prevención debe realizarse un rápido y completo tratamiento de la cistitis e infecciones


urinarias en general, especialmente si son crónicas o recurrentes. También es imprescindible el
tratamiento de las situaciones que aumentan el riesgo de presentar esta alteración, como es el
caso de reflujo vesicoureteral o uropatía obstructiva.

MANEJO Y TRATAMIENTO ANTIBIÓTICO DE LAS INFECCIONES URINARIAS

El objetivo del tratamiento será hacer desaparecer la sintomatología y eliminar la bacteria del
tracto urinario.
Son varios los factores que condicionan la elección de un antibiótico para ser utilizado. En primer
lugar, el propio antibiótico: aspectos farmacocinéticos (altas concentraciones en la orina, vida
media larga), repercusiones sobre la flora intestinal y vaginal que evite efectos secundarios, una
tolerancia aceptable y que sea lo más barato posible. Por otro lado, el estado de las resistencias
bacterianas a los antimicrobianos condiciona fuertemente la elección. Además, cuanto mayor
es el espectro bacteriano del antibiótico, mayor efecto destructivo tendrá sobre la flora
endógena, lo que favorecerá la aparición de candidiasis vaginal e incluso faríngea y
ocasionalmente, si su actividad es moderada, facilitará la colonización periuretral por cepas de
E. Coli potencialmente patógenas, potenciando las recaídas.

El efecto destructivo de la flora endógena es elevado en los antibióticos betalactámicos y bajo


en cotrimoxazol y quinolonas. Actualmente se considera que la administración de amoxicilina-
clavulánico, a pesar de los efectos secundarios debidos a su amplio espectro de acción, es
adecuada en una pauta de tres días de tratamiento y presenta una buena relación coste/eficacia
(los antimicrobianos más empleados en infecciones urinarias no complicadas aparecen en la
tabla VI).

Para la profilaxis de las recurrencias lo más frecuentemente recomendado ha sido


nitrofurantoína en una dosis de 50 mg al día o norfloxacino en dosis de un comprimido de 200
mg al día.

Tratamiento de elección en uretritis

En el varón el tratamiento de elección de la uretritis consiste en la administración de ceftriaxona


(250 mg) por vía intramuscular una sola vez. El tratamiento por vía oral se basa en 100 mg de
doxiciclina cada 12 horas, durante siete días.

En mujeres se debe comenzar con 200 mg de doxiciclina cada 12 horas durante siete días.

Tratamiento de elección en cistitis

El tratamiento de elección es fosfomicina en dosis única (3 g, 1 o 2 sobres administrados en un


intervalo de 24 h) o 3 g de amoxicilina en dosis única oral. También se suele emplear trimetoprim
sulfametoxazol en dosis única de 320 y 1.600 mg, respectivamente.

También se están prescribiendo, como se comentó anteriormente, quinolonas en intervalos de


12 horas y tratamientos de una semana, así como amoxicilina-clavulánico en dosis de 500 mg
cada 8 horas durante tres o 7 días.

Tratamiento en casos de prostatitis

La eficacia del tratamiento en casos de prostatitis dependerá de la concentración que pueda


alcanzar el antibiótico en la secreción del líquido prostático.
Ciprofloxacino y trimetoprim sulfametoxazol alcanzan concentraciones adecuadas
administrados por vía oral. También se prescribe ofloxacino, en dosis orales de 200 mg durante
4 semanas.

Se recomienda, asimismo, el uso de antiinflamatorios como diclofenaco en dosis de 50 mg cada


8 horas por vía oral, y antipiréticos como el paracetamol. Todo ello acompañado de medidas
generales tales como reposo en cama, baños de asiento e ingestión de abundantes líquidos.

Tratamiento en pielonefritis

Se opta por tratamiento ambulatorio controlado por el médico en los pacientes jóvenes, con
buen estado general y sin factores de riesgo evidentes.

Los fármacos y pautas de elección son:

Ciprofloxacino en dosis de 500-750 mg por vía oral cada 12 horas durante 15 días.

Cefonicida en dosis de 1 g intramuscular cada 24 horas durante 10 días.

Los pacientes con factores de riesgo (diabetes, inmunodeprimidos, nefrostomizados) y/o mal
estado general (fiebre muy alta, hipotensión, vómitos) deben ser remitidos a un servicio de
urgencias para su ingreso con objeto de instaurar un tratamiento adecuado, así como realizar
un seguimiento oportuno.

PAPEL DEL FARMACÉUTICO

Los pacientes sometidos a tratamiento antibiótico en los que se sospeche infección de las vías
urinarias deben ser siempre derivados al médico.

Es importante recomendar que ingieran abundante líquido y eviten bebidas irritantes, que usen
ropa interior de algodón, observen una higiene adecuada de la zona perianal después de la
defecación y tengan en cuenta los riesgos asociados a las relaciones sexuales como vía
importante de transmisión. Asimismo, es importante informarles sobre los riesgos de un uso
inadecuado de antibioterapia sin consultar al médico por la posible aparición de resistencias.

Caso clínico
Infección urinaria por E. coli complicada con abscesos múltiples
RESUMEN
La osteomielitis vertebral y la artritis séptica poliarticular son patologías que afectan
principalmente a personas a partir de los 50 años, aunque su incidencia parece ir en aumento
debido al incremento de bacteriemias nosocomiales inoculadas por dispositivos intravasculares
y otros instrumentos así como por el aumento de la edad de las personas hospitalizadas. En la
mayoría de los casos están causadas por Staphylococcus aureus.

Presentamos el caso y proceso diagnóstico de una paciente con esta patología causada por otro
germen como, Escherichia coli, y la fatal evolución de ésta a pesar de recibir tratamiento
adecuado.
Introducción
El término espondilitis infecciosa hace referencia a la colonización de un cuerpo vertebral y del
disco intervertebral por parte de un microorganismo. En la práctica clínica los conceptos de
espondilodiscitis infecciosa y osteomielitis vertebral se consideran sinónimos.

La artritis infecciosa es el proceso inflamatorio originado por la colonización de la articulación


por parte de un microorganismo. Artritis séptica se utiliza a menudo como sinónimo de artritis
infecciosa, pero debe reservarse para la artritis ocasionada por microorganismos piógenos.

La artritis séptica constituye una urgencia médica ya que su existencia determina una acentuada
destrucción articular y en situación de inmunosupresión puede comportar un riesgo vital para
el paciente.

Consideramos relevante la presentación de este caso por la peculiaridad tanto de las


manifestaciones clínicas de dichas patologías en esta paciente como de su etiología, causadas
por un patógeno poco habitual.

Caso Clínico

Paciente de 78 años con antecedentes de hipertensión arterial, diabetes mellitus tipo 2,


osteoporosis y cólicos nefríticos de repetición que 6 días antes del ingreso comienza con cuadro
de dolor en fosa renal derecha con irradiación a rodilla ipsilateral, que es tratado
ambulatoriamente con dexametaxona, lidocaína, cianocobalamina y tiamina sin resolución.
Posteriormente comienza con sensación distérmica con temperatura termometrada superior a
38ºC, mal estado general, sintomatología urinaria y descompensación glucémica, por lo que
ingresa en hospitalización.

En la exploración física destaca una marcada afectación del estado general, fiebre, dolor en área
sacra con puño percusión bilateral negativa y rodillas con signos flogóticos.

En la analítica se observa leve leucocitosis sin desviación izquierda (12.100x103/mm3 con N


65%), hiperbilirrubinemia de predominio directo (BT: 3,4 mg/dl, BD: 2,7mg/dl), fosfatasa alcalina
215 U/L (35-104). El resto de la analítica no presenta alteraciones significativas.

Como exploraciones complementarias se realizan hemo y urocultivos, punción y cultivos de


líquido articular, TAC de columna abdominal y lumbosacra, resonancia magnética de columna
lumbar y gammagrafia con Ga-67/MDP-Tc-99.

En la TAC de columna abdominal y lumbosacra se observan densidades aéreas en músculos


lumbar y psoas derechos y en localización intraespinal y dorsal. Se visualiza también gas en canal
óseo que podría corresponder a rotura disco L4-L5 (Fig. 1).
En la resonancia magnética de la columna lumbar se confirman imágenes compatibles con
abscesos en músculos paravertebrales y psoas derechos, y dos colecciones que sugieren
abscesos epidurales localizadas en L4-L5 y en D12-L4. Se objetiva una alteración de la señal del
cuerpo de D12 tras administración de gadolinio traducida en edema óseo compatible con
espondilitis y probable espondilodiscitis (Fig. 2).

En el barrido corporal combinado con Ga-67/MDP-Tc-99M existe hiperfijación patológica de


ambos trazadores en rodillas y hombros sugiriendo proceso inflamatorio-infeccioso así como
captación de galio muy aumentada en L4-L5 y en partes blandas paravertebrales compatibles
con espondilodiscitis con posible infección de partes blandas adyacentes.

Al ingreso se comenzó tratamiento antibiótico empírico con ciprofloxacino, confirmando


posteriormente en microbiología (cultivos de sangre, orina y liquido articular) la presencia de
Escherichia coli, con similar antibiograma.

Durante los primeros días de tratamiento, la paciente alcanza ligera mejoría de la sintomatología
coincidiendo con la instauración de antibiótico y antitérmicos. Al 10º día de ingreso reaparece
la fiebre y progresivo empeoramiento del estado general. Al 12º de ingreso la paciente presenta
cuadro de fibrilación auricular con respuesta ventricular rápida y parada cardiorrespiratoria sin
respuesta a maniobras de resucitación.

El diagnóstico fue infección urinaria por E. coli complicada con artritis séptica poliarticular,
espondilodiscitis, abscesos epidurales, psoas y musculatura dorso-lumbar.

Discusión

La osteomielitis vertebral es una enfermedad que afecta principalmente a personas mayores de


50 años. Su incidencia parece estar en aumento debido al incremento de bacteriemias
nosocomiales inoculadas por dispositivos intravasculares y otros instrumentos, así como un
aumento de la edad de las personas hospitalizadas.

El principal germen responsable es el Staphylococcus aureus en más del 50% de los casos. Menos
comunes son los bacilos Gram negativos, Pseudomonas, Cándidas, Streptotococcus del grupo
12,3 y Mycobacterium tuberculosis.

El signo clínico guía consiste en dolor insidioso con empeoramiento progresivo, La fiebre es un
hecho no constante (presente en 52% de los casos). En la analítica puede existir elevación en
VSG y PCR5, que puede usarse para seguimiento de la enfermedad. La prueba más sensible para
su diagnóstico es la resonancia magnética siendo necesaria la biopsia para su confirmación.

La artritis séptica poliarticular afecta generalmente a personas de mayor edad, Las articulaciones
más afectadas son rodilla, codo, hombro y muñeca. Se asocia con tratamiento previo con
corticoides en el 50% de los casos. El S. aureus es responsable del 80% de las infecciones y los
bacilos gramnegativos en el 4-12%10. La enfermedad presenta una mortalidad del 32%.

Con este caso queremos resaltar la necesidad de pensar también en otro tipo de gérmenes
menos frecuentes y la importancia de la instauración de un antibiótico empírico de amplio
espectro cuando exista alguna duda del patógeno causante. Sin embargo, en muchos casos la
evolución es tórpida a pesar de un correcto diagnóstico y tratamiento.

Referencias

1. Manual de Asistencia de cirugía ITU. Grupo de Trabajo de Medicina de Cirugía. Santander.


Editorial ELA. 2018

2. Schwartz Principios de Cirugía. Olsen Merzt Cirugía e infecciones de tracto urinario: Ed


S. L; 2018

3. Sabiston tomo III principios y estudios. Cirugías y tratamientos de cáncer de próstata 2018

También podría gustarte