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Vías Biliares

Introducción
Las vías biliares intrahepáticas son una red de tubos pequeños que llevan bilis dentro del
hígado. Los conductos más pequeños, llamados conductillos, se unen para formar los
conductos biliares hepáticos derecho e izquierdo por los que pasa la bilis hacia fuera del
hígado.

Enfermedades de las vías biliares


Descripción de algunas enfermedades de las vías biliares

Daño en el conducto biliar


Los conductos biliares transportan la bilis desde el hígado hasta el intestino delgado. Cuando
los conductos biliares se dañan, la bilis puede regresar al hígado y dañar las células hepáticas.
Este daño puede provocar una insuficiencia hepática.

La colangitis biliar primaria, antes llamada cirrosis biliar primaria, es una enfermedad crónica
en la que los conductos biliares del hígado se destruyen lentamente.

La bilis es un líquido que se produce en el hígado. Ayuda a la digestión y a la absorción de


ciertas vitaminas. También ayuda al organismo a eliminar el colesterol, las toxinas y los
glóbulos rojos desgastados. La inflamación crónica del hígado puede provocar daños en los
conductos biliares, la cicatrización irreversible del tejido hepático (cirrosis) y, finalmente, la
insuficiencia hepática.

Aunque afecta a ambos sexos, la colangitis biliar primaria afecta sobre todo a las mujeres. Se
considera una enfermedad autoinmunitaria, lo que significa que el sistema inmunitario del
organismo ataca por error a las células y tejidos sanos. Los investigadores creen que una
combinación de factores genéticos y ambientales desencadena la enfermedad. Generalmente,
se desarrolla lentamente. De momento no hay cura para la colangitis biliar primaria, pero hay
medicamentos que pueden retrasar el daño hepático, sobre todo si el tratamiento se inicia
pronto.

Existen varias enfermedades de las vías biliares, a continuación describiremos algunas de ellas.

Cirrosis biliar primaria


Fotografía de médico investigando sobre las enfermedades de las vías biliaresEs una
enfermedad hepática crónica, poco frecuente, caracterizada por la inflamación y la destrucción
de las vías biliares intrahepáticas y que produce un cuadro de colestasis crónica (retención de
bilis).

Colangitis esclerosante primaria


Es una enfermedad hepática crónica, poco frecuente, caracterizada por la inflamación,
destrucción y fibrosis de las vías biliares intra y extrahepáticas que produce colestasis crónica
evolucionando a la cirrosis y fallo hepático.

Litiasis biliar
Es la presencia de cálculos biliares en la vesícula biliar (colelitiasis), más frecuente, y/o en las
vías biliares (coledocolitiasis).

Existen dos tipos de cálculos (“piedras”), de distinta composición:

Cálculos de colesterol: formados por colesterol, principalmente, pigmentos biliares y calcio.


Son los más frecuentes; su formación está favorecida por la obesidad, los estrógenos y la edad.

Cálculos pigmentarios: formados principalmente por pigmentos biliares. Son poco frecuentes y
aparecen en las anemias hemolíticas (en las que hay una producción aumentada de bilirrubina
a partir de la hemoglobina proveniente de una destrucción excesiva de hematíes).

Colecistitis aguda
Es la inflamación aguda de la vesícula biliar que en más del 90% de los casos tiene su origen en
la colelitiasis. Se produce cuando un cálculo obstruye el conducto cístico quedando la bilis
retenida en la vesícula biliar, lo que favorece la infección e inflamación de la vesícula.

Colangitis
Es la inflamación de las vías biliares extrahepáticas que surge cuando existe una obstrucción de
la vía biliar que determina el estancamiento de la bilis y la posterior inflamación e infección de
las vías.

Tumores de las vías biliares


Los tumores benignos son raros y normalmente no producen síntomas. Los más importantes
son: papilomas, adenomas y fibromas, que nunca se malignizan.

Síntomas
Los signos y síntomas posteriores pueden incluir:

Sequedad en ojos y boca

Dolor en la parte superior derecha del abdomen

Hinchazón del bazo (esplenomegalia)

Dolor en los huesos, en los músculos o en las articulaciones (musculoesquelético)

Hinchazón de pies y de tobillos (edema)

Acumulación de líquido en el abdomen debido a una insuficiencia hepática (ascitis)

Depósitos de grasa (xantomas) en la piel alrededor de los ojos, párpados o en los pliegues de
las palmas de las manos, plantas de los pies, codos o rodillas

Color amarillento en la piel y en los ojos (ictericia)

Oscurecimiento de la piel no relacionado con la exposición al sol (hiperpigmentación)

Huesos débiles y frágiles (osteoporosis), lo que puede producir fracturas

Colesterol alto

Diarrea, que puede incluir heces grasientas (esteatorrea)


Baja actividad de la tiroides (hipotiroidismo)

Pérdida de peso

Cirrosis biliar primaria


Al principio sólo produce prurito (picor en la piel sin lesiones que lo justifiquen) y cansancio,
que aumentan según avanza la enfermedad apareciendo también ictericia y hepatomegalia.

Colangitis esclerosante primaria


Según avanza la enfermedad produce ictericia, prurito, cansancio y pérdida de peso.

Litiasis biliar
Los cálculos biliares pueden ser asintomáticos, que es lo más frecuente, o producir un cólico
biliar si el cálculo obstruye la salida de la vesícula o la vía biliar. El aumento de presión en las
vías biliares obstruidas origina un dolor en el hipocondrio derecho (región abdominal superior
y derecha, bajo las costillas) que puede extenderse a la espalda, acompañado de náuseas y
vómitos.

Colecistitis aguda
Se produce un cuadro de fiebre, náuseas, vómitos y dolor intenso en hipocondrio derecho.

Colangitis
El cuadro clínico es similar al anterior, con fiebre, dolor abdominal e ictericia, al acumularse la
bilis.

Tumores de las vías biliares


No producen síntomas hasta que no están en una fase muy avanzada, pudiendo causar dolor
abdominal, ictericia, náuseas y vómitos.

Causas y frecuencia de la enfermedad


No se sabe con exactitud qué causa el colangitis biliar primaria. Muchos expertos la consideran
una enfermedad autoinmunitaria, en la que el organismo se vuelve en contra de sus propias
células. Los investigadores creen que esta respuesta autoinmune puede estar desencadenada
por factores ambientales y genéticos.

La inflamación del hígado que se observa en la colangitis biliar primaria comienza cuando
ciertos tipos de glóbulos blancos denominados células T (linfocitos T) empiezan a acumularse
en el hígado. Normalmente, estas células inmunitarias detectan y ayudan a defenderse de los
gérmenes, como las bacterias y los virus. Pero en la colangitis biliar primaria, destruyen las
células sanas que revisten los conductos biliares pequeños del hígado.

La inflamación en los conductos más pequeños se extiende y acaba dañando otras células del
hígado. A medida que las células mueren, son sustituidas por tejido cicatricial (fibrosis) que
puede conducir a la cirrosis. La cirrosis es la cicatrización del tejido hepático que dificulta el
correcto funcionamiento del hígado.
Factores de riesgo
Estos factores pueden aumentar el riesgo de padecer colangitis biliar primaria:

Sexo. La mayoría de las personas con colangitis biliar primaria son mujeres.

Edad. Es más probable que se presente en personas que tienen entre 30 y 60 años.

Genética. Es más probable que contraigas la afección si tienes un familiar que la padece o la ha
padecido.

Ubicación geográfica. Es más común en personas de ascendencia europea del norte, pero la
colangitis biliar primaria afecta a todas las razas.

Los investigadores creen que los factores genéticos, al combinarse con ciertos factores
ambientales, desencadenan la colangitis biliar primaria. Estos factores ambientales pueden
comprender:

Infecciones, como una infección de las vías urinarias

Fumar

Sustancias químicas tóxicas

Cirrosis biliar primaria


Afecta preferentemente a mujeres de edad media y su origen se ha relacionado con factores
genéticos e inmunológicos.

Colangitis esclerosante primaria


De causa desconocida, se ha relacionado con factores inmunológicos y puede aparecer
asociada a enfermedad inflamatoria intestinal, sobre todo con la colitis ulcerosa. Es más
frecuente en varones.

Litiasis biliar
Es un problema bastante frecuente, predominando en mujeres de edad media.

Colangitis
La obstrucción puede ser por cálculos biliares, que es lo más frecuente, por estrechamientos
(estenosis) de las vías, o por tumores de las propias vías biliares y de la cabeza del páncreas.

Tumores de las vías biliares


El carcinoma de vesícula biliar, es el tumor más frecuente de las vías biliares. Afecta
principalmente a mujeres en la sexta década de la vida que tienen antecedentes de cálculos en
la vesícula biliar (en más del 90% de los casos), aunque se desconoce el mecanismo exacto de
la formación del tumor.

El carcinoma de las vías biliares, es menos frecuente que el anterior, afecta igualmente a
hombres y mujeres a partir de los 50 años, en los que existe litiasis biliar sólo en un 40% de los
casos. Son factores de riesgo para este tumor la colangitis esclerosante primaria, algunas
anomalías congénitas de las vías y la infección por ciertos parásitos.
Complicaciones
A medida que el daño hepático se agrava, la colangitis biliar primaria puede causar graves
problemas de salud, entre ellos:

Cicatrización del hígado (cirrosis). La cirrosis dificulta el funcionamiento del hígado y puede
provocar insuficiencia hepática. Indica la última fase de la colangitis biliar primaria. Las
personas con colangitis biliar primaria y cirrosis tienen un mal pronóstico y un mayor riesgo de
otras complicaciones.

Agrandamiento de las venas (várices). Cuando el flujo sanguíneo por la vena porta se hace más
lento o se bloquea, la sangre se puede acumular en otras venas, por lo general, las del
estómago y las del esófago. El aumento de la presión puede hacer que las venas delicadas se
abran y sangren. El sangrado abundante en la parte superior del estómago o del esófago pone
en riesgo la vida y requiere de atención médica inmediata.

Mayor presión en la vena porta (hipertensión portal). La sangre del intestino, del bazo y del
páncreas ingresa en el hígado a través de un gran vaso sanguíneo llamado vena porta. Cuando
el tejido cicatricial de la cirrosis bloquea el flujo sanguíneo normal a través del hígado, la
sangre se acumula. También aumenta la presión en el interior del cráneo. Y como la sangre no
fluye normalmente por el hígado, los medicamentos y otras toxinas no se filtran de forma
adecuada desde el torrente sanguíneo.

Agrandamiento del bazo (esplenomegalia). El bazo puede inflamarse con glóbulos blancos y
plaquetas porque el cuerpo ya no filtra las toxinas del torrente sanguíneo como debería.

Cálculos biliares y cálculos del conducto biliar. Si la bilis no puede fluir a través de los
conductos biliares, puede endurecerse y convertirse en cálculos, lo que causa dolor e
infección.

Cáncer de hígado. La cicatriz del hígado (cirrosis) aumenta el riesgo de cáncer de hígado. Si
tienes cicatrices en el hígado, tendrás que someterte periódicamente a exámenes de detección
de cáncer.

Huesos débiles (osteoporosis). Las personas que padecen cirrosis biliar primaria presentan un
mayor riesgo de tener huesos débiles y frágiles que se pueden romper con más facilidad.

Deficiencias de vitaminas. La falta de bilis afecta la capacidad del aparato digestivo de absorber
las grasas y las vitaminas solubles en grasa A, D, E y K. Debido a esto, es posible que algunas
personas con colangitis biliar primaria avanzada tengan deficiencias de esas vitaminas. Estas
deficiencias pueden provocar diversos problemas de salud, como ceguera nocturna y
trastornos de sangrado.

Niveles altos de colesterol (hiperlipidemia). Hasta un 80 % de las personas con colangitis biliar
primaria tienen alto nivel de colesterol.
Función mental disminuida (encefalopatía hepática). Algunas personas con colangitis biliar
primaria avanzada y cirrosis presentan cambios de la personalidad y problemas de memoria y
concentración.

Mayor riesgo de padecer otra enfermedad. La colangitis biliar primaria se asocia a trastornos
metabólicos o del sistema inmunitario, como problemas de tiroides, esclerodermia limitada
(síndrome CREST), artritis reumatoide y sequedad de ojos y boca (síndrome de Sjogren).

Diagnóstico
Cirrosis biliar primaria
En los análisis de sangre aparece un aumento marcado de la fosfatasa alcalina, GGT, colesterol
y bilirrubina. El diagnostico se confirma por la detección en sangre de un anticuerpo específico
(AMA-M2) y mediante una biopsia hepática.

Colangitis esclerosante primaria


El diagnóstico se establece por la visualización de las vías biliares alteradas mediante una
introducción de contraste en las mismas a través del orificio de salida de la bilis al intestino (la
colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE)

Litiasis biliar
El diagnóstico se realiza; mediante la clínica que presenta el paciente y se confirma
normalmente con la ecografía, donde se visualizan los cálculos.

Colecistitis aguda
El diagnóstico se realiza por los datos clínicos tan característicos y la ecografía abdominal.

Colangitis
Se diagnostica por la ecografía y los síntomas.

Tumores de las vías biliares


Se diagnostica con ecografía y escáner y resultan tumores de muy mal pronóstico, porque
habitualmente son inoperables cuando se diagnostican.

Prevención
Litiasis biliar
Para evitar la repetición de los cólicos conviene evitar el consumo de grasa en la dieta, ya que
la presencia de dicho alimento en el intestino obliga a la contracción de la vesícula y la
movilidad de las vías biliares para expulsar bilis que ayuden a su digestión. Durante estas
contracciones pueden desencadenarse los cólicos.
Tratamiento
Cirrosis biliar primaria
Para el tratamiento de esta enfermedad se utiliza un fármaco (quelantes de las sales biliares),
que es muy eficaz eliminando el rebelde picor del trastorno. Para mejorar el curso de la
enfermedad se usan corticoides, inmunosupresores y en fases avanzadas la única posibilidad
es el transplante.

Colangitis esclerosante primaria


Existen posibilidades de tratamiento (fármacos, como la colestiramina, para tratar el prurito;
antibióticos si se complica con colangitis infecciosa; dilatación de las vías biliares
extrahepáticas por endoscopia o mediante cirugía; fármacos inmunosupresores para intentar
detener el proceso), aunque en fases avanzadas puede requerirse la realización de un
transplante hepático.

Litiasis biliar
El cólico suele ceder en pocas horas retirando la grasa de la dieta y tomando ciertos
medicamentos específicos (analgésicos y fármacos que relajan la vía biliar e intentar favorecer
el avance del cálculo), pero en determinadas circunstancias se puede complicar con una
infección de la vesícula (colecistitis) o de la vía biliar (colangitis), situaciones graves que
precisan su tratamiento en el hospital.

De todas formas no puede ni debe mantenerse una dieta restrictiva de por vida, por lo que
conviene solucionar de forma definitiva el problema, eliminando los cálculos biliares. Para ello
el especialista propondrá una de las tres posibilidades siguientes, según las características del
caso:

Cirugía: se realiza la colecistectomía (extirpación de la vesícula llena de cálculos) si es posible


por laparoscopia (sin abrir el abdomen), cuando ya ha habido cólicos biliares o episodios de
colecistitis. Según autores también se aconseja en pacientes con cálculos que no han
presentado síntomas, para evitar problemas futuros.

Litotricia biliar: consiste en la ruptura de los cálculos en trozos pequeños que pueden ser
fácilmente eliminados de forma natural, mediante la acción de ondas de choque producidas en
una bañera. Sólo resulta válido para determinados tamaños y características de cálculo.

Ácidos biliares: son medicamentos que disuelven los cálculos tras unos meses de uso. Se usan
poco, ya que sólo resultan eficaces en ciertas situaciones muy específicas.

En la actualidad el tratamiento más empleado de todos los anteriores es la extirpación de la


vesícula biliar, órgano sin el que se puede realizar una vida completamente normal, con una
cierta peor tolerancia a los excesos alimentarios (conviene evitar las grandes comidas y los
excesos de grasas). Aunque la intervención convencional, mediante la apertura del abdomen,
es un procedimiento quirúrgico sencillo, en la actualidad se va sustituyendo por la extirpación
de la vesícula mediante laparoscopia.Esta nueva técnica quirúrgica consiste en la realización de
dos o tres pequeñas incisiones en el abdomen a través de las cuales se introduce un tubo
flexible con luz en su extremo y con los utensilios necesarios para extraer la vesícula biliar. La
agresión al paciente es mínima y facilita una recuperación rápida y sin complicaciones

Colecistitis aguda
El tratamiento requiere el ingreso en hospital para una vigilancia estrecha de la curación del ;
proceso, para lo que se administran analgésicos y antibióticos para suprimir el dolor y la
infección respectivamente. Posteriormente, superada la infección, es necesario la extirpación
quirúrgica de la vesícula de forma programada para evitar la repetición del cuadro.

En un bajo porcentaje de casos surgen complicaciones agudas de la colecistitis, siendo las más
frecuentes la formación de una acumulación de pus (absceso) y la perforación de la vesícula
seguida de peritonitis. En ambos casos es necesario realizar la colecistectomía de forma
urgente.

Colangitis
Debe instaurarse tratamiento con antibióticos para evitar que la colangitis se complique con la
formación de un absceso. Después del tratamiento antibiótico se debe tratar la causa de la
colangitis, porque una obstrucción crónica que dificulte el flujo biliar hacia el intestino puede
producir daño al hígado (cirrosis biliar). Normalmente se realiza un estudio de las vías biliares
con contraste (colangiografía mediante endoscopia que también permite la extracción de los
cálculos).

Caso clínico
VESÍCULA BILIAR DOBLE. REPORTE DE UN CASO

RESUMEN

Se presenta caso clínico de vesícula biliar doble en paciente femenina de 68 años quien
consulta por presentar clínica de colecistitis aguda; el procedimiento quirúrgico se inicia por
vía laparoscópica y ante la imposibilidad de identificación de estructuras anatómicas es
convertido a cirugía convencional abierta donde se evidencia vesícula biliar doble, cada una de
las cuales desembocaba en un conducto cístico separado, ambas con signos de inflamación
aguda; una de ellas con múltiples cálculos; la otra, acalculosa, con un pólipo mayor de 1 cm en
su interior. El estudio anatomopatológico reportó colecistitis crónica, colecistitis aguda severa
y pólipo necrótico, respectivamente. La vesícula biliar doble es una variante anatómica poco
frecuente la cual puede ser diagnosticada preoperatoriamente por imaginología y cuyo
abordaje laparoscópico resulta exitoso.

INTRODUCCIÓN

El hígado, la vesícula biliar y las vías biliares se originan de un divertículo procedente de la


porción caudal del intestino anterior al principio de la cuarta semana de desarrollo
embrionario. Este divertículo hepático se divide en una porción hepática y otra cística. Cuando
existe alguna alteración en la proliferación y migración embriológica ocurren las anomalías
biliares congénitas; la división del brote vesicular origina la vesícula doble(1,2).

El término de vesícula doble implica una duplicación de la misma en la que existen dos
cavidades independientes y dos conductos císticos separados(2). Es una rara anomalía
congénita del sistema biliar con una frecuencia de 1 por 4 000 casos y puede ser detectada
preoperatoriamente por estudios imaginológicos; su importancia en la práctica radica en los
problemas diagnósticos que plantea y las implicaciones quirúrgicas que acarrea(3). Se presenta
un caso de vesícula biliar doble en paciente femenina de 68 años, la cual se presentó con una
signo-sintomatología de colecistitis aguda.
CASO CLÍNICO

Paciente femenina de 68 años, la cual consulta por dolor en hipocondrio derecho de quince
días de evolución, fuerte intensidad, tipo cólico; concomitante hipertermia no cuantificada. Al
examen físico se evidencian taquicardia y fiebre con signo de Murphy positivo y en la
valoración paraclínica leucocitosis con neutrofilia.

Se realiza ecosonograma abdominal descrito como vesícula biliar de paredes engrosadas con
múltiples imágenes hiperecogénicas en su interior.

Se realiza intervención quirúrgica, con el diagnóstico preoperatorio de colecistitis aguda; se


inicia el procedimiento por vía laparoscópica y por la imposibilidad de identificación de
estructuras anatómicas, se decide conversión a cirugía abierta convencional.

Posterior a la conversión quirúrgica del procedimiento a través de incisión subcostal derecha


se evidencia doble vesícula biliar (Figura 1), cada una de las cuales desemboca en un conducto
cístico separado; ambas con signos de inflamación aguda, una de ellas con múltiples cálculos
(Figura 2); la otra, acalculosa (Figura 3), con un pólipo mayor de 1 cm en su interior (Figura 4).
El estudio anatomopatológico reportó colecistitis crónica, colecistitis aguda severa y pólipo
necrótico, respectivamente.

Doble vesícula biliar.

Una de las vesículas; con signos de inflamación aguda y cálculos en su interior


Segunda vesícula, con evidencia de colecistitis.

Ambas piezas, a la apertura de una de ellas se muestra pólipo mayor a 1 cm en su interior.

Se realiza doble colecistectomía mixta. La paciente evoluciona satisfactoriamente siendo


egresada al segundo día posoperatorio.

DISCUSIÓN

El hígado, la vesícula biliar y las vías biliares se originan de un divertículo procedente de la


porción caudal del intestino anterior al principio de la cuarta semana de desarrollo
embrionario. Este divertículo hepático se alarga con rapidez y se divide en dos porciones: la
porción cefálica o hepática y la porción caudal o cística.

De la porción cefálica o hepática se derivan el hígado y las vías biliares. Hacia la novena
semana, el hígado ocupa cerca de 10 % del peso total del feto. La formación de bilis comienza
durante la duodécima semana.
La porción caudal o cística se expande para formar la vesícula biliar, su pedículo se convierte
en el conducto cístico. El pedículo que une los conductos hepático y cístico al duodeno se
convierte en el colédoco; de manera inicial, este conducto se une a la superficie ventral del asa
duodenal, pero cuando el duodeno crece y gira la entrada del colédoco es arrastrada hacia la
superficie dorsal del duodeno.

Cuando existe alguna alteración en esta proliferación y migración embriológica ocurren las
anomalías biliares congénitas; la división del brote vesicular origina la vesícula doble. Las
variaciones anatómicas de la vía biliar son tan comunes que pueden considerarse más bien
como normales y no como malformaciones congénitas, sin embargo, estas disposiciones
pueden hacer difícil una intervención quirúrgica predisponiendo a causar iatrogenia biliar o
arterial.

El término de vesícula doble implica una duplicación de la misma en la que existen dos
cavidades independientes y dos conductos císticos separados, los cuales pueden desembocar
por separado o reunirse previamente formando una especie de “Y” invertida. Es una rara
anomalía congénita del sistema biliar con una frecuencia de 1 por 4 000 casos y puede ser
detectada en el preoperatorio por estudios imaginológicos; su importancia en la práctica
radica en los problemas diagnósticos que plantea y las implicaciones quirúrgicas que acarrea(,
ya que las intervenciones quirúrgicas de la zona hepatobiliar, conllevan, además de los riesgos
inherentes a toda cirugía mayor, la complejidad estructural y la presencia de anomalías de
dicha zona.

La duplicación vesicular tiene una prevalencia de 2,5:10 000 estudios de autopsia y


aproximadamente 200 casos reportados en la literatura. Es importante resaltar que en la
mayoría de los casos reportados el diagnóstico se realiza en estudios de cadáveres.

En la literatura, Rothman describe los siguientes tipos de vesículas dobles:

- En la fosa vesicular normal, con el conducto cístico en forma de “Y”.

- En la fosa vesicular normal, con un conducto cístico separado.

- En la fosa vesicular normal, con el cístico dirigido hacia el hígado.

- Inclusión parcial en el hígado, con el cístico desembocando en el hepático común.

- Debajo del lóbulo izquierdo del hígado desembocando en el conducto hepático izquierdo

- En el ligamento gastrohepático y desembocando en el colédoco.

Las diferentes publicaciones reportan casos aislados en los cuales se encuentran patológicas
una o dos vesículas con igual o distinta patología, planteando el papel de esta variante
anatómica en la génesis de litiasis debido al drenaje biliar inadecuado de bilis.

Los estudios preoperatorios son requeridos para un diagnóstico positivo y mayor seguridad al
momento del abordaje. Dentro de las modalidades de diagnóstico por imágenes útiles se
describen el ultrasonido, la tomografía axial computarizada, la resonancia magnética nuclear
con efecto colangiográfico y la colangiopancreatografía retrógrada endoscópica.

Los diagnósticos diferenciales más frecuentes son vesículas con septum, quistes del colédoco,
divertículos de la vesícula, quistes hepáticos, quistes mesentéricos, quistes piloroduodenales.
Con respecto al tratamiento es imperiosa la resección de ambas vesículas en todos los casos ya
que la persistencia de una de ellas se asocia con complicaciones inherentes a la misma a corto
y mediano plazo.

Con respecto al manejo, una vez establecido el diagnóstico preoperatorio por métodos de
imágenes, puede ser llevada a cabo la intervención quirúrgica exitosamente por vía
laparoscópica.

Más allá de los casos de vesícula biliar doble se encuentran reportados datos acerca de triple
vesícula biliar; dos de ellas diagnosticadas por imaginología en el preoperatorio y la tercera
durante el acto quirúrgico; con resolución laparoscópica sin complicaciones.

Referencias
1. Rothman M. Anomalías de la vesícula y de las vías biliares y de sus vasos sanguíneos.
Anomalías de la vesícula y de las vías biliares y sus vasos sanguíneos 2017

2. Sabiston tomo III principios y estudios de cirugía 2018

3. Olivares J. F. Schwartz Principios de Cirugía. Madrid: Ed. Dibe S. L; 2018

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