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Cristianos anónimos

Algunos presupuestos
El hombre, ¿qué es?
• El hombre se reconoce como persona en tanto que es capaz de auto-
percibirse… en tanto que toma consciencia de sí mismo (No como quien se
da a sí mismo el ser, sino consciencia de un ser que le ha sido donado).
• El hombre no es la infinitud incuestionada –dada sin problemas- de la
realidad, él es la pregunta que se levanta vacía, pero real e
ineludiblemente, ante él y que él nunca puede superar, responder
adecuadamente.
 el hombre se sobrecoge ante la pregunta por el sentido.
• Ante todo  el hombre es el ser que trasciende.

• Un ser de absoluta trascendencia, abierto con preguntas e


interrogantes a la escucha de un Dios que se acerca como interlocutor
(búsqueda ineludible por el sentido).
¿Libertad?
Libertad: la propia responsabilidad última de la persona, no solo en el
conocimiento, es decir, no solo como consciencia de sí mismo, sino
también como acción propia.

¡Direccionar la vida!
¿Desde dónde parte su teología? ¿antropocentrismo radical?
No hay real oposición entre antropocentrismo y teocentrismo pues, como
afirma él, “tan pronto se conciba al hombre como un ser de absoluta
trascendencia hacia Dios, el antropocentrismo y el teocentrismo dejan de ser
contrapuestos y se transforman en una y la misma cosa estrictamente enfocada
en sus dos vertientes, ninguno de cuyos aspectos puede comprenderse sin el
otro” (Geist in welt, 1939).
Con lo que realmente está en contra el antropocentrismo teológico es
con la idea de que el hombre sea para la teología un tema particular
junto a otros muchos o de que se puede decir teológicamente algo de
Dios sin decir al mismo tiempo algo del hombre, y a la inversa, o de que
ambas afirmaciones están objetivamente relacionadas entre sí, pero no
en cuanto a su conocimiento mismo”.
Entre la objetividad de la revelación y la subjetividad humana solo hay
un posible punto de encuentro: el acercamiento antropológico a la
problemática de la trascendencia  la teología de Rahner es una
antropología trascendental: existencial (Heidegger)  en busca del
sentido y sobrenatural  por la tradición cristiana.
La cuestión
El hombre siempre, siempre primereado
El hombre, previamente a la justificación por la recepción sacramental o
extrasacramental de la gracia, se encuentra incluido en la voluntad salvífica
universal de Dios; el hombre se encuentra ya siempre como redimido y
absolutamente obligado al fin sobrenatural (ontológicamente abierto a la
trascendencia  como san Agustín). Esta situación es una determinación
ontológico-real del hombre que adviene gratuitamente a su naturaleza y, por
tanto, es sobrenatural, aunque nunca falta de hecho en el orden real.
Ello implica que un hombre incluso en la recusación de la gracia y en la reprobación,
no puede encontrarse ontológicamente y subjetivamente indiferente frente a su
determinación sobrenatural. Esto es lo que caracteriza al ser humano, totalmente
diferente a una cosa. Pero en cristiano, lo que caracteriza y determina la existencia
del creyente es la gracia y su respuesta, la fe. La gracia que viene de Dios de manera
indebida gratuita, sobrenatural, pero presente siempre en el centro de la existencia
humana, como oferta libre, asumible o rechazable por el hombre, pero presente
siempre. Es siempre autocomunicación de Dios a la criatura –gracia increada-, a
toda criatura.  evidentemente también a la criatura no cristiana.
Cristianos anónimos
Existe una revelación explícita y una revelación implícita (trascendental)
que llega a todo hombre. La respuesta de todo hombre a la
autorrevelación divina es por la fe. Ahora bien, en unos casos es a
través de la fe eclesial, formulada en categorías de la tradición cristiana.
Es la fe del cristiano explícito.
En otros casos, en cambio, la respuesta del hombre es a través de la fe
implícita, que Rahner llama “trascendental”. El no cristiano puede responder
con una fe no tematizada según las categorías cristianas a la revelación
divina cuando ofrece un sentido positivo a su existencia. Ofrecer un sentido
positivo a la existencia es aceptación de la cercanía de Dios, del misterio de
Dios (el bien en sí mismo), de forma existencial, aunque no de forma
categorial, y que supone finalmente aceptación de una revelación que es a
fin de cuentas autocomunicación de Dios, es decir, de la gracia increada y
que redunda en salvación.
¿Gracia?
De fondo  idea de la gracia  la gracia es dada a cada hombre desde
siempre como existencia sobrenatural, como consciencia trascendental
y a priori  como oferta divina previa a todo acto, toda decisión, todo
conocimiento del hombre (toda la vida del hombre y, en consecuencia
su actuar, está llamado a estar dirigido a Dios, el Bien).
En el fondo se trata siempre de la posibilidad de elegir a Dios o no. 
ese “existencial sobrenatural” es una realidad en el hombre, y así cada
uno de nosotros, en lo más íntimo y profundo de su ser, está orientado
dinámica y finalísticamente a la gracia divina que es Dios mismo.
Bibliografía
• BOSCH, J. Diccionario de teólogos/as contemporáneos. Monte
Carmelo. Burgos, 2004.

• RAHNER, K. Curso fundamental sobre la fe. Herder. Barcelona, 1979.

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