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SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0260/2014

Sucre, 12 de febrero de 2014

SALA PLENA Magistrado


Relator: Tata Gualberto Cusi Mamani
Acción de inconstitucionalidad abstracta
Expediente: 02895-2013-06-AIA
Departamento: La Paz

En la acción de inconstitucionalidad abstracta interpuesta por Rolando Villena Villegas, Defensor


del Pueblo del Estado Plurinacional de Bolivia; demandando la inconstitucionalidad de los arts.
20 incs. 1) en su frase “y antecedentes policiales”, 2) y 6) en la frase “tener tatuajes, marcas o
señales adquiridas en lugares visibles”; 26 incs. 2), 4) y 7) concretamente en la frase “y los
padres”; y 65 inc. 9) en la frase “y sus padres” del Reglamento para la Convocatoria, Selección y
Admisión de Postulantes a las Unidades Académicas de Pregrado, de la Universidad Policial
“Mcal. Antonio José de Sucre”, aprobado mediante la Resolución Suprema (RS) 08432 de 12 de
octubre de 2012; y, 19.1.1.1 incs. d), e) y g) del Estatuto Orgánico del Sistema Educativo Policial,
aprobado a través de la “Resolución del Comando General de la Policía Nacional 134/2004 de
23 de abril” (sic), por ser presuntamente contrarios a los arts. 13.II y V, 14.I, II y IV, 21, 60, 62,
64.II, 66, 91.I y II, 109.II, 115.II, 116.I, 117.I y II y 410 de la Constitución Política del Estado
(CPE); 2.1, 14.1, 2 y 7, 17. 1 y 2, 23. 1 y 2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
(PIDCP); 3.1 y 2 de la Convención sobre los Derechos del Niño; 1.1, 8.1 y 2, 11. 1 y 2, 17.1 y 2,
19, 24 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos; 13.1,2 y 3 inc. c), 15.1 y 2 del
Protocolo Adicional de la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales “Protocolo de San Salvador”. I. ANTECEDENTES
CON RELEVANCIA JURÍDICA I.1 Contenido de la acción Por memorial presentado el 28 de
febrero de 2013, cursante de fs. 43 a 61 vta., el accionante expone los siguientes fundamentos:
I.1.1 Relación sintética de la acción El extinto Tribunal Constitucional, estableció en la SC
0731/2005-R de 29 de junio, que las controversias suscitadas entre particulares y de éstos con el
Estado, deben ser solucionadas en un debido proceso, en rigor de todas las garantías que
permitan tomar decisiones más justas y equitativas; de la misma forma, la Corte Interamericana
de Derechos Humanos, en el caso Baena Ricardo y otros vs. Panamá, estableció que, las
garantías que permitan alcanzar decisiones justas se constituyen en un derecho humano. El non
bis in idem, como elemento constitutivo del debido proceso, fue ampliamente desarrollado en la
SC 0506/2005-R de 10 mayo, entendimiento que versa sobre dos acepciones, sustantiva y
adjetiva, en suma, ello impide la materialización de una doble sanción y juzgamiento. La
prohibición del doble juzgamiento se concibe no sólo como principio, sino más bien, en derecho
humano, conforme se tiene estipulado en los arts. 8.4 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos y 14.7 del PIDCP, normas que por expresa disposición del art. 410 en
relación al art. 256 de la CPE, integran el bloque de constitucionalidad; por consiguiente,
guardan estrecha vinculación con el “derecho a la seguridad” y la presunción de inocencia. Para
alegar el non bis in idem, necesariamente debe existir la culminación de un proceso, que se
plasma en una decisión firme en cualquiera de las formas previstas en la norma adjetiva penal,
pudiendo ser la prescindencia de la persecución penal, desistimiento o abandono de la querella,
conciliación en los delitos de acción privada, desistimiento de la querella por no estar tipificado
como ilícito en los delitos de acción privada, prescripción, extinción por mora judicial y el
pronunciamiento de una sentencia, sea condenando o absolviendo al imputado. En ese contexto,
la garantía de la presunción de inocencia, como elemento integrante del debido proceso, implica
el estado de inocencia del sujeto mientras no se demuestre lo contrario, entendimiento que fue
desarrollado en la SC 1674/2004-R de 14 de octubre. Sin embargo de lo señalado, el art. 20 inc.
1) del Reglamento para la Convocatoria, Selección y Admisión de Postulantes a las Unidades
Académicas de Pregrado, de la Universidad Policial “Mcal. Antonio José de Sucre”, a tiempo de
establecer las causales de inhabilitación para la postulación, señala: “Tener, la postulante o el
postulante antecedentes penales y antecedentes policiales relacionados con delitos establecidos
en la normativa legal vigente”. Frente a dicha disposición se debe considerar que el art. 5 inc. c)
de la referida norma, por antecedentes policiales entiende la “Reunión de datos relativos a una
persona en los que se hace constar la existencia de hechos delictivos que se encuentran
registrados en la base de datos de la Policía Boliviana”: En ese contexto, es de vital importancia
considerar el momento en que los mencionados datos son incorporados a los registros de la
institución del orden; así, del análisis del art. 74 del Código de Procedimiento Penal (CPP), con
relación al art. 7 inc. i) de la Ley Orgánica de la Policía Boliviana (LOPB), se tiene que, en la
investigación de delitos, la entidad policial cumple la función de identificar y aprehender a los
presuntos autores, acumular pruebas y realizar toda actuación ordenada por el fiscal de materia;
entonces, los registros policiales no corresponden a personas cuyas culpabilidades estén
plenamente demostradas mediante sentencias condenatorias ejecutoriadas, emergentes de un
debido proceso; más al contrario, el dato se habría obtenido en el primer momento de la
intervención policial, lo cual por sí mismo no constituye una determinación de culpabilidad;
consiguientemente, la frase “antecedentes policiales” conculca la garantía de la presunción de
inocencia, al entenderse a los mismos, como sinónimo de culpabilidad, vulnerándose así los arts.
116.I de la CPE; 8.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos; y, 14.2 del PIDCP.
Como causales de inhabilitación para la postulación a la carrera policial, el art. 20 inc. 2) del
Reglamento para la Convocatoria, Selección y Admisión de Postulantes a las Unidades
Académicas de Pregrado, de la Universidad Policial “Mcal. Antonio José de Sucre”, establece:
“Tener padres con antecedentes penales, antecedentes policiales relacionados con delitos
establecidos en la normativa legal vigente, tener sentencia ejecutoriada (…) y/o suspensión
condicional del proceso”, norma que guarda concordancia con el art. 19.1.1.1 inc. g) del Estatuto
Orgánico del Sistema Educativo Policial, cuyo tenor literal indica: “Acreditar buena conducta y
honorabilidad personal y familiar intachable”; en ese mismo contexto, el art. 26 inc. 7) del citado
Reglamento, determina: “Presentar Certificados de Antecedentes del Registro Judicial de
Antecedentes Penales- REJAP, INTERPOL, DIPROVE, FELCN y FELCC, del postulante y los
padres”; norma que a su vez guarda concordancia con el art. 65 inc. 9) del mismo Reglamento,
cuyo tenor literal señala: “Certificados de la postulante o el postulante y de sus padres, de no
tener antecedentes, a nivel nacional, de las siguientes instituciones: Fuerza Especial de Lucha
Contra el Narcotráfico; Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen; REJAP; INTERPOL;
Verificación Policial Domiciliaria, emitida por la FELCC; Dirección de Prevención de Robo de
Vehículos”. Entonces, la inhabilitación por antecedentes penales de los padres del postulante y
la acreditación de la inexistencia de los mismos, vulnera el principio del non bis in idem, bajo el
razonamiento que, pudieron haber sido acusados, procesados, sentenciados y condenados por
la comisión de un determinado delito, dicha sanción se extendería además, a la prohibición de
que sus hijos accedan a los estudios de la carrera policial, lo cual transgrede la responsabilidad
penal intuito personae; en consecuencia, la inhabilitación del postulante, por tener antecedentes
penales y policiales o la acreditación de la inexistencia de los mismos, vulnera el principio de la
presunción de inocencia; puesto que, la prohibición para seguir la carrera policial no emergió
precisamente de un debido proceso, en el que se haya demostrado su participación en los
posibles antecedentes; finalmente, es aún más violatorio de los derechos, cuando la Policía
Boliviana, en su momento, pretendió justificar este extremo con el argumento que, de admitirse
al postulante en esas condiciones, lógicamente éste favorecería a sus familiares delincuentes o
que formen parte de ella. El derecho al libre desarrollo de la personalidad, también es entendido,
como el derecho general de la actuación humana en su más amplio sentido, cuyo ejercicio
permite al sujeto organizarse de manera autónoma, impidiendo que el Estado y los particulares
decidan sobre la forma de cómo debería ejercer sus derechos. Al respecto la Corte
Constitucional de Colombia desarrolló un entendimiento amplio entre otras en las Sentencias C-
577/11 y C-639/10. La vigencia de este derecho conjuga además los derechos a la libertad de
optar y a la identidad personal, mismos que se encuentran contemplados en el art. “14.I y IV” de
la CPE y, garantizados por el art. 17 de la misma Ley Fundamental, entendimiento que fue
ampliado por el Tribunal Constitucional Plurinacional en la SCP 0198/2012 de 24 de mayo y, por
otro lado, la SC 1420/2004-R de 6 de septiembre, reconoció que el derecho al libre desarrollo de
la personalidad tiene vinculación con otros derechos; lo cual permite que el sujeto construya su
proyecto de vida, como ser: Contraer matrimonio, vivir en unión libre, permanecer soltero, ser
madre o padre y, decidir los atributos físicos que le permitan su individualización. Empero, el art.
20 inc. 6) del ya citado Reglamento, al normar las causales de inhabilitación para la postulación
la carrera policial, señala: “Tener tatuajes, marcas o señales adquiridas en lugares visibles, o
aquellas que tengan relación con pandillas o grupos delincuenciales, salvo los relacionados con
Instituciones Policiales o Militares”, norma que afectaría no sólo al principio de reserva legal, sino
también al libre desarrollo de la personalidad, pese a que el Estado tiene la obligación de
garantizar que la persona realice su propio proyecto de vida. Además que, la prohibición antes
señalada, como causal de inhabilitación para el postulante a la carrera policial, ingresa en el
campo subjetivo, ya que una persona pudiera haber adquirido una seña de forma involuntaria,
convirtiéndose la misma en parte de su apariencia física, por lo que, la frase que se demanda de
inconstitucional “Tener tatuajes marcas o señales adquiridas en lugares visibles”, vulnera el
derecho a la identidad personal y la propia imagen, entendiendo que la presencia de un tatuaje o
la ausencia del mismo, no incide en la vigencia de los principios de una determinada función, ni
guarda relación con las condiciones físicas y psicológicas que una persona aspirante a
desarrollar una función pública, debiera cumplir, a tal efecto, la Corte Constitucional de Colombia
en su fallo T-030/04 de 22 de enero de 2004, ha sido categórica en sostener que, el respeto y la
autoridad no se gana con simples símbolos externos del mismo sino con un comportamiento
ético intachable. El derecho al libre desarrollo de la personalidad, ampara también el derecho a
la libertad de contraer matrimonio; así, el vínculo jurídico del matrimonio, el desarrollo integral del
menor y el derecho a decidir sobre la maternidad se encuentran plenamente garantizados en los
arts. 62, 63.I, 64 y 66 de la CPE, normas que guardan concordancia con el art. 23 del PIDCP.
Pero, en contraste, los arts. 26 inc. 2) del indicado Reglamento y 19.1.1.1 inc. e) del Estatuto
Orgánico del Sistema Educativo Policial, establecen la condición de soltero y sin descendencia,
como requisito de admisión para los cursos de formación o pregrado y posgrado, vulnerando
nuevamente las normas constitucionales relativas al matrimonio, a la familia y a la minoridad y,
de la misma forma, transgreden el art. 15 del Protocolo Adicional a la Convención Americana
sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales “Protocolo
San Salvador”, al imponer una sanción a quienes pudieron haber sido progenitores,
convirtiéndose el descendiente en causa de frustración por ser un impedimento para la
realización de una carrera, repercutiendo de manera negativa en el proyecto de vida de los
padres. Por otro lado, el art. 26 inc. 4) del referido Reglamento, señala que, el postulante debe:
“Encontrarse dentro de los parámetros de estatura mínima requerida por la Policía Boliviana,
acorde a su función y naturaleza”, en concordancia con dicha norma, el art. 19.1.1.1 inc. d) del
Estatuto Orgánico del Sistema Educativo Policial, a tiempo de establecer los requisitos de
admisión para los cursos de formación o pregrado y posgrado, señala que el postulante debe:
“Tener estatura mínima de 1,70 m Para varones y 1,60 m Para mujeres”, lesionando el derecho
a la igualdad y la no discriminación; así, conforme ha entendido la jurisprudencia constitucional,
la igualdad es comprendida como un valor y derecho fundamental, tal cual se establece en los
arts. 8.II, 14.I y II de la CPE; 7 de la Declaración Universal de Derechos Humanos; y 24 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos; por consiguiente, el derecho a la igualdad
supone que, la persona tiene derecho a no recibir un trato discriminatorio por parte de la
sociedad civil y del Estado. Estas normas que se demandan de inconstitucionales, a tiempo de
establecer la estatura mínima para la postulación a la carrera policial, incurren en una
determinación arbitraria y deliberada, sin considerar el promedio “estatutario” (sic) de Bolivia,
mismo que oscila entre 1,60 m para varones y 1,45 m para mujeres, tal cual demuestra la nota
“DNIE - UNIPOL/SRIA.GRAL.OF. 1227/12” y el informe “325/12” de la Policía Boliviana y, por
otro lado, excluye a gran parte de la sociedad, haciendo excepciones y privilegios para un grupo
reducido en relación a otro mayoritario, quienes debido a esta situación se ven impedidos en
ejercer y gozar de los mismos derechos; por otro lado, la norma impugnada no tomó en cuenta
que, a partir de la antropología física, las características morfológicas, como la estatura,
envergadura, tamaño y forma del cráneo, son determinados no sólo por factores internos sino
también debido a factores externos como aspectos climatológicos; es así que, las personas de la
región oriental no tienen las mismas características en comparación al área occidental, por lo
que, el promedio de estatura de las personas de la región de los andes, resulta ser 1,59 m
conforme refiere el “Manual de Antropología Física; Juan Comas; Universidad Nacional
Autónoma de México” (sic), estatura que resulta menor en comparación con la zona amazónica y
chacoplatense; además, las personas provenientes de los pueblos y comunidades indígenas
mantienen promedios más bajos en comparación del promedio “estatutario” (sic); así, el
parámetro de estatura en la región altiplánica, como ser Jesús de Machaca, Curahuara de
Carangas, Sajama, etc., tiene un promedio de 1,61 a 1,62 m entre tanto, en los Chipayas resulta
ser de 1,59 m ;y, en los pueblos andinos como Cacachacas, Huancaranis, Catavicollas, etc.,
encuentran un promedio de 1,56 m a 1,58 m de acuerdo a los datos del Instituto Boliviano de
Biología de Altura; Antropometría de las Poblaciones Andinas. En consecuencia, la norma
demandada de inconstitucional, permite ahondar diferencias discriminatorias para quienes viven
en las poblaciones indígena originaria campesinas, vulnerándose sus derechos a la inclusión, a
la igualdad de oportunidades, a la educación intercultural, tal cual prescriben los arts. 8.II y
30.II.12 y 18 de la CPE; sin embargo, las razones con las que pretenden justificar esta decisión,
demuestra una postura propia de criterios subjetivos basados en modelos euro céntricos de
excelencia y eficiencia, los cuales eran propios de un Estado monocultural, colonial, republicano
y neoliberal. A partir del art. 410 de la CPE, se establece el bloque de constitucionalidad y la
jerarquía normativa dentro del Estado y, por otro lado, las SSCC 0096/2011-R y 0354/2005-R,
desarrollaron entendimientos relativos a la supremacía constitucional, de la cual emerge el
principio de reserva legal, cuya dimensión permite sostener que, determinados temas, como los
relativos a los derechos fundamentales, sólo pueden ser abordados por una norma con rango
legal y jamás por preceptos normativos de rango inferior; en consecuencia, si los derechos
fundamentales no son absolutos -como ha entendido la SC 0004/2001 de 5 de enero-, sus
limitaciones deben efectuarse necesariamente por una ley no sólo en su sentido formal, sino
también en su sentido sustancial, lo cual es acorde con lo establecido en el art. 109.II de la CPE.
Por otro lado, respecto al bloque de constitucionalidad, el anterior Tribunal Constitucional ha
emitido diferentes pronunciamientos; así, las SSCC 1888/2011-R y 0110/2010-R, determinaron
los instrumentos que conforman el bloque de constitucionalidad; consiguientemente, las normas
demandadas de inconstitucionales vulneran la supremacía constitucional, la jerarquía normativa
y el principio de reserva legal. I.2. Admisión y citaciones Por AC 0090/2013-CA de 21 de marzo,
se admitió la acción de inconstitucionalidad abstracta y se ordenó poner en conocimiento de los
personeros de los Órganos que generaron las normas impugnadas, lo que se cumplió el 21 de
mayo de 2013 (fs. 103 a 104). I.3. Alegaciones de los personeros de los Órganos que generaron
las normas impugnadas Juan Evo Morales Ayma, Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia,
representado por Juan Marcelo Zurita Pabón; María Pamela Arce Mancilla, en representación del
Ministro de Gobierno; y, Alberto Jorge Aracena Martínez, Comandante General a.i. de la Policía
Boliviana; por memorial recibido el 12 de junio de 2013, cursante de fs. 228 a 240, señalaron: a)
El art. 20 inc. 1) del Reglamento para la Convocatoria, Selección y Admisión de Postulantes a las
Unidades Académicas de Pregrado de la Universidad Policial “Mcal. Antonio José de Sucre”, en
lo específico la frase “y antecedentes policiales”, no vulnera el debido proceso, porque, cualquier
postulante puede ejercer el derecho a la impugnación emergente del principio pro actione, en
armonía con los razonamientos desarrollados en las SSCC 1044/2003-R y 1770/2003-R; en
efecto, no niega ni prohíbe el derecho a la defensa, cuando dicho enunciado es simplemente un
requisito de admisibilidad para la Universidad Policial (UNIPOL) y no así una sanción jurídica;
además, ello permite identificar si el postulante estuvo o estuviera involucrado en actividades
ilícitas; por otro lado, la existencia de la norma cuya constitucionalidad se cuestiona, tiene su
razón de ser, en función a dos aspectos; el primero, la Policía Boliviana tiene el deber de
defender a la sociedad, la conservación del orden público y asegurar el cumplimiento de las
leyes en el territorio nacional, conforme señalan los arts. 251 de la CPE y, 1 de la Ley Orgánica
de la Policía Nacional (LOPN), en efecto, para cumplir con esa labor, el funcionario policial debe
estar a la altura de dichos valores; en otro orden de ideas, no todas las conductas antijurídicas
terminan siendo consignadas en el Registro Judicial de Antecedentes Penales (REJAP), sino
que, una mayoría queda en los registros de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen
(FELCC), Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN), Dirección de Investigación
y Prevención de Robo de Vehículos (DIPROVE), y Organización Internacional de la Policía
Criminal (INTERPOL); además, las investigaciones preliminares se efectúan en instancias
policiales; por consiguiente, los antecedentes penales se encuentran vinculados con la
existencia de procesos penales o la comisión de ciertos ilícitos y, por otro lado, todo sujeto tiene
derecho a solicitar la caducidad de sus antecedentes penales de acuerdo a la conclusión de la
investigación o cumplimiento de la pena; y, segundo, de condenarse al estudiante durante su
formación, quedaría impedido para permanecer en la carrera de formación profesional,
ocasionando con ello un daño económico al Estado; y, si el postulante recibiera condena luego
de haber egresado, entonces también ingresaría en las causales de incompatibilidad con la
función pública, tal como establece el art. 234 de la CPE, norma constitucional que se ve
reflejada en las diferentes disposiciones normativas de todas las instituciones públicas, por lo
que, la exigencia de los antecedentes policiales tiene carácter estrictamente preventivo, de ahí
que, la norma cuestionada de inconstitucional, únicamente se constituye en un requisito y no así
en la sustanciación de proceso alguno en el que tenga que imponerse una sanción, en
consecuencia, no se vulnera el principio del non bis in idem, entendido desde la óptica de la
jurisprudencia constitucional contenida en las SSCC 0059/2002-R, 0883/2005-R, 0506/2005-R y
1552/2005-R; finalmente, esta norma tiene sustento en el art. 18 de los Principios Básicos sobre
el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego por los Funcionarios Encargados de hacer cumplir
la Ley, aprobado en el Octavo Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y
Tratamiento de Delincuente, celebrado en la Habana Cuba del 27 de agosto al 7 de septiembre
de 1990; b) En lo concerniente al art. 20 inc. 2) del Reglamento para la Convocatoria, Selección
y Admisión de Postulantes a las Unidades Académicas de Pregrado de la Universidad Policial
“Mcal. Antonio José de Sucre”, el mismo, prescribe: “Tener padres con antecedentes penales,
antecedentes policiales relacionados con delitos establecidos en la normativa legal vigente, tener
sentencia condenatoria ejecutoriada, declaratoria de rebeldía y/o suspensión condicional del
proceso”; así, la norma anterior tiene su razón de ser y no es una mera subjetividad, debido a
que, si el postulante ingresara a la carrera policial en estas condiciones, fácilmente podría
favorecer a grupos o personas con quienes mantiene una relación filial de parentesco, dicha
exigencia no es necesariamente una sanción, sino que, desde la óptica de la política criminal se
constituye en una prevención general, en resguardo de la sociedad en general; además, en
estas situaciones los países vecinos como Argentina, Chile, Ecuador, exigen tales requisitos; en
ese mismo contexto, en las instituciones judiciales existen figuras jurídicas como la excusa y
recusación, en las que la autoridad judicial pierde competencia; empero, en el ejercicio de la
función policial no existen dichos institutos jurídicos, de ahí la existencia del riesgo de
comprometer la imparcialidad en las labores policiales; c) En lo concerniente al art. 20 inc. 6) del
mencionado Reglamento, que se refiere a la prohibición de que el postulante tenga tatuajes,
marcas o señales adquiridas en lugares visibles, se debe señalar que, ningún derecho es
absoluto, al contrario, los derechos privados están supeditados a los derechos públicos, por lo
que el interés particular se ve subordinado al interés público; en efecto, el art. 14 de la CPE,
debe ser entendido como la capacidad para ser titular de derechos y obligaciones por sí o por
terceros, más no así, como el desarrollo de la personalidad, o como la identidad; por
consiguiente, la norma constitucional citada anteriormente, no se encuentra vulnerada; por otro
lado, con dicha Disposición se pretende precautelar la imagen de la institución, debiendo darse
certeza de sus funciones no sólo por la conducta, sino también, por su misma imagen; así, el
fundamento de la Sentencia T-30/2004 de la Corte Constitucional de Colombia, citado por el
accionante, atinge a cuestiones del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario de ese país; sin
embargo, el policía egresado de la Academia Nacional de Policial (ANAPOL) y la Escuelas
Básicas Policiales, cumplen funciones eminentemente sociales en directa relación con la
sociedad y no tareas solamente carcelarias; d) En lo que respecta al art. 26 inc. 2) del mismo
Reglamento, con relación al art. 19.1.1.1 inc. e) del Estatuto Orgánico del Sistema Educativo
Policial, establece que, el postulante debe ser soltero, demostrando con la presentación del
certificado de libertad de estado; y además, que no tenga descendientes. A cuyo efecto se debe
precisar que, la Policía Boliviana respeta el art. 62 de la CPE; por consiguiente, si el postulante
tuviera como estado civil el de casado, estaría en contra de la disposición constitucional
señalada; por cuanto, al ingresar a la Universidad Policial (UNIPOL) “Mcal. Antonio José de
Sucre”, éste no recibirá remuneración alguna, mas al contrario, en el periodo de su formación
profesional requerirá de mayores gastos, lo cual iría en desmedro de sus obligaciones familiares;
además, la desvinculación de su familia provocaría una separación definitiva, por ende, la
intención de dicha norma es evitar la deserción del estudiante a fin de no generar daño un
económico al Estado; por lo tanto, tal requisito no debe ser entendido como la prohibición de
contraer matrimonio o constituir una familia, más al contrario, se pretende garantizar una
estabilidad biopsicosocial de la familia, considerando que la formación policial se realiza en un
internado cerrado y mientras dure el periodo de formación, el estudiante permanecerá aislado de
su núcleo familiar ocasionando que la dama o caballero cadete, alumno o alumna, en caso de
ser padre o madre de familia sea disgregada de sus vínculos familiares, en franca vulneración de
las normas constitucionales relativas al caso; finalmente, en instituciones de similares
características, tanto en el interior del país, como exterior, estas exigencias son parte de los
requisitos de postulación; e) La solicitud de la declaratoria de inconstitucional del art. 19.1.1.1
incs. d), e) y g) del Estatuto Orgánico del Sistema Educativo Policial, aprobado por Resolución
del Comando General de la Policía Nacional 134/2004, no es pertinente; por cuanto, dicha
Resolución no aprobó dicho Estatuto, sino que, simplemente dispuso la aplicación del Sistema
de Evaluaciones y Retiros, lo cual resulta incongruente con la petición formulada por el
accionante, ya que dicha norma no aprueba ningún estatuto ni establece los requisitos de
admisión y, por otro lado, ante la existencia de la Resolución Ministerial 0232/2011 de 29 de
abril, que determina el diseño de las nuevas mallas curriculares, hace que la norma demandada
de inconstitucional no esté vigente, incumpliendo los requisitos establecidos en el art. 24 del
Código Procesal Constitucional (CPC); y, f) Con relación al art. 26 inc. 4) del Reglamento para la
Convocatoria, Selección y Admisión de Postulantes a las Unidades Académicas de Pregrado de
la Universidad Policial “Mcal. Antonio José de Sucre”. En ese sentido, la Policía Boliviana debe
actuar en el estricto marco de lo establecido por el art. 251 de la CPE, cuya labor será ejercida
en la mayoría de los casos con el uso de la fuerza, aspecto que obliga contar con requisitos
específicos para el cumplimiento de dicha misión, como es el caso de la estatura; sin embargo,
tal condición no es exigida exclusivamente por la Policía Boliviana y mucho menos por el Estado
Boliviano, sino que, las diferentes instituciones de las Fuerzas Armadas (FFAA) de Bolivia e
incluso Latinoamérica, aplican este requisito, aspecto que se puede advertir en el Colegio Militar
de Aviación, la Escuela Naval Militar, el Politécnico Militar de Aeronáutica y, en países como
Chile, Ecuador, México, Perú y la República Dominicana, entre otros; asimismo, se debe
considerar el contenido de la Sentencia T-1098/04 de 4 de noviembre de 2004, de la Corte
Constitucional de Colombia. Con dichos argumentos solicitaron la declaratoria de
constitucionalidad de las normas impugnadas. I.4. Trámite procesal en el Tribunal Constitucional
Plurinacional Por decreto constitucional de 16 de septiembre de 2013, fue suspendido el
cómputo de plazo por pedido de información y documentación complementaria, mantenido por
decreto de 11 de octubre de igual año, siendo reanudado nuevamente por decreto de 10 de
febrero de 2014, por lo que se emite la presente Sentencia Constitucional Plurinacional
considerando éste aspecto.
CONCLUSIONES
III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO El accionante cuestiona la constitucionalidad de
los arts. 20 incs. 1) en la frase “y antecedentes policiales”, 2) y 6) en la frase “tener tatuajes,
marcas o señales adquiridas en lugares visibles”; 26 incs. 2), 4) y 7) concretamente en la frase “y
los padres”; y 65 inc. 9) en su frase “y sus padres” del Reglamento para la Convocatoria,
Selección y Admisión de Postulantes a las Unidades Académicas de Pregrado de la Universidad
Policial “Mcal. Antonio José de Sucre”; 19.1.1.1 incs. d), e) y g) del Estatuto Orgánico del
Sistema Educativo Policial, por ser presuntamente contrarios a los arts. 13.II y V, 14.I.II y IV, 21,
60, 62, 64.II, 66, 91.I y II, 109.II, 115.II, 116.I, 117.I y II y 410 de la CPE; 2.1, 14.1, 2 y 7, 17.1 y 2
y 23.1 y 2 del PIDCP; 3.1 y 2 de la Convención sobre los Derechos del Niño; 1.1, 8.1 y 2, 11.1 y
2, 17.1 y 2, 19 y 24 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos; y, 13. 1, 2 y 3 inc. c)
y 15. 1 y 2 del Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en
Materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales “Protocolo de San Salvador”; al
considerar que, las normas demandadas de inconstitucionales, vulneran derechos
fundamentales al determinar como requisitos para ingresar a la institución de formación policial:
ser soltero y no tener descendientes; tener una estatura mínima de 1,70 m para hombres, y, 1,60
m para mujeres; no tener tatuajes, marcas o señales adquiridas en lugares visibles; el de
presentar certificado de antecedentes policiales de los padres y, del propio postulante; y, la
vulneración del principio de reserva legal, entendiendo que la afectación de determinados
derechos debió ser normada mediante una ley en su sentido formal. Por consiguiente,
corresponde determinar si los extremos denunciados son evidentes a los efectos de ejercer el
control de constitucionalidad que le encomienda al Tribunal Constitucional Plurinacional, el art.
202.1 de la CPE.
III.4.4.Respecto a la causal de inhabilitación y el requisito vinculado a los antecedentes penales
de los padres El art. 20 inc. 2) del Reglamento para la Convocatoria, Selección y Admisión de
Postulantes a las Unidades Académicas de Pregrado de la Universidad Policial “Mcal. Antonio
José de Sucre”, aprobada mediante la RS 08432, establece como causal de inhabilitación para
la postulación, “Tener padres con antecedentes penales, antecedentes policiales relacionados
con delitos establecidos en la normativa legal vigente, tener sentencia ejecutoriada, declaratoria
de rebeldía y/o suspensión condicional del proceso”. Por su parte, el art. 26 inc. 7) del referido,
establece como requisitos de inscripción de los postulantes a las unidades académicas de
pregrado de la UNIPOL: “Presentar Certificados de REJAP, INTERPOL, DIPROVE, FELCN y
FELCC, del postulante y los padres” (el resaltado es nuestro). A su vez, el art. 65 inc. 9) del
mismo Reglamento, señala como uno de los requisitos de incorporación a la ANAPOL y
ESPABOL, presentar “Certificados de la postulante o el postulante y de sus padres, de no tener
antecedentes, a nivel nacional, de las siguientes instituciones: - Fuerza Especial de Lucha
Contra el Narcotráfico; - Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen; - REJAP; - INTERPOL;
Verificación Policial Domiciliaria, emitida por la FELCC; - Dirección de Prevención de Robos de
Vehículos”. Finalmente, el art. 19.1.1.1 inc. g) del Estatuto Orgánico del Sistema Educativo
Policial, aprobado mediante Resolución del Comando General de la Policía Nacional 134/2004,
entre los requisitos para los programas de Formación o Pregrado, contempla: “Acreditar buena
conducta y honorabilidad personal y familiar intachables” (las negrillas son nuestras). El
accionante alega que la causal de inhabilitación y requisitos anotados afectan el debido proceso
en su elemento a la presunción de inocencia, pues no se considera que la responsabilidad penal
es intuito persona. Sobre el particular, se debe considerar que si bien como afirman las
autoridades de las cuales emanó la normativa demandada- las disposiciones legales
impugnadas a través de la presente acción de inconstitucionalidad no serán aplicadas dentro de
un proceso administrativo ni disciplinario, sino que se constituyen en requisitos para su
admisibilidad en las Unidades Académicas de la Policía Boliviana; sin embargo, se debe señalar
que dicho requisito, se constituye, materialmente, en una sanción impuesta a los hijos de
personas que tienen antecedentes penales; sanción impuesta sin que exista un procedimiento
previo y sobre la base de una responsabilidad que transciende el ámbito personal para afectar a
los familiares, aspecto que evidentemente es insostenible desde la perspectiva de nuestra
Constitución Política del Estado y las normas del bloque de constitucionalidad. Efectivamente, de
acuerdo a nuestra Constitución, se garantiza el debido proceso (art. 115.II) y ninguna persona
puede ser condenada sin haber sido juzgada previamente en un debido proceso (art. 117.I);
preceptos de los que se extrae que toda sanción debe necesariamente ser aplicada después que
la persona hubiera sido sometida a un debido proceso y que la responsabilidad tiene carácter
personal, no pudiendo afectar a otras personas que no participaron en el hecho y que, como se
tiene señalado, ni siquiera fueron juzgadas. Efectivamente debe considerarse que, en virtud al
principio de culpabilidad, que deriva de las normas constitucionales señaladas, que es
desarrollado en el art. 13 del Código Penal (CP), que establece: “No se le podrá imponer pena al
agente, si su actuar no le es reprochable penalmente. La culpabilidad y no el resultado es el
límite de la pena”; la responsabilidad es personal y, por tanto, la conducta de los padres no
puede alcanzar a los hijos al grado de inhabilitarlo para la postulación a un centro de estudio
policial. Consecuentemente, es evidente que las disposiciones legales impugnadas lesionan la
garantía del debido proceso pues se sanciona a los postulantes que tienen familiares con
antecedentes penales sin un proceso previo y sin considerar que la responsabilidad penal es
personal y no alcanza a terceras personas. Además de lo anotado, corresponde analizar dicha
medida a partir del valor-principio-derecho a la igualdad y no discriminación, y a las particulares
características de la función policial, examinando la razonabilidad de dicha exigencia y la
proporcionalidad de la misma respecto a los fines perseguidos. En ese ámbito, la justificación de
las autoridades de las que emanaron las disposiciones legales impugnadas, sostiene que la
familia influye en la personalidad de los hijos, que éstos, teniendo familiares con dichos
antecedentes, fácilmente podrían favorecerles, y que dicha medida no se constituye en una
sanción, sino en prevención general, en resguardo de la sociedad en general. Tales argumentos
no se constituyen en una justificación objetiva y razonable, por cuanto por un lado, la supuesta
influencia de la familia en la personalidad de los hijos se constituye en un criterio no concluyente
y determinante en la conducta de los postulantes a las unidades académicas policiales, más aún
si se considera que existen diferentes métodos para determinar la aptitud del postulante, así
como su equilibrio psicológico y emocional; por ende, dicho criterio no es un parámetro objetivo
para concluir que los hijos de padres con antecedentes reproducirán la misma conducta o
tendrán deficiencias en su formación. Iguales criterios deben ser esgrimidos respecto a que, en
sus futuras funciones, podría favorecer a los familiares que tienen antecedentes penales; pues la
responsabilidad, idoneidad e imparcialidad en el desarrollo de sus funciones, se mide por el
trabajo realizado, la capacidad y la ética del funcionario policial. Conforme a ello, se concluye
que la medida no resulta proporcional con la finalidad de la misma (buscar la idoneidad la
imparcialidad y la ética en el desempeño de la función policial), por cuanto dicha finalidad puede
ser obtenida a través de otros medios menos gravosos que impliquen una menor intromisión a
los derechos de las personas a la igualdad, a la educación y al acceso al servicio público. Por los
fundamentos expuestos, corresponde declarar la inconstitucionalidad del requisito contenido en
el art. 20 inc. 2); la frase “y los padres” del art. 26 inc. 7); la frase “y de sus padres” del art. 65
inc. 9) del Reglamento para la Convocatoria, Selección y Admisión de Postulantes a las
Unidades Académicas de Pregrado de la Universidad Policial “Mcal. Antonio José de Sucre”, y
art. art. 19.1.1.1 inc. g), en relación únicamente a la frase “y familiar”, del Estatuto

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