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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA


DEFENSA PÚBLICA
UNIDAD DE DEFENSA PÚBLICA DEL ESTADO ZULIA

CIUDADANO
JUEZA DECIMO (10°) DE PRIMERA INSTANCIA EN FUNCIONES DE CONTROL DEL
CIRCUITO JUDICIAL PENAL DEL ESTADO ZULIA
SU DESPACHO.-
Ref.: RECURSO DE APELACION DE AUTO

Quien suscribe, ABG. BRILEIDY CELINA PALMAR PALMAR, Defensora Pública Auxiliar
Trigésimo Primero (31º) Penal Ordinario Fase de Proceso, Adscrito a la Unidad de la
Defensa Pública del Estado Zulia, actuando en representación del ciudadano:
LEONARDO JOSEFINA FERNANDEZ, titular de la cédula de identidad V- V-11.869.227,
plenamente Identificado en la causa que se le siguen por ante este Tribunal, Signada bajo
el N°. 10C-19893-23, por la presunta comisión del delito de: HURTO CALIFICADO,
previsto y sancionado en el articulo 453, numeral 3 del Código Penal, decretando la
Privación Judicial Preventiva de Libertad en su contra, acudo a su competente autoridad
para interponer formalmente el RECURSO DE APELACIÓN DE AUTOS por los motivos
siguientes:

PRIMERO: Ocurro de conformidad con el artículo 439, ordinales 4° y 5º del Código


Orgánico Procesal Penal, a interponer RECURSO DE APELACIÓN DE AUTOS ante la
Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Zulia, contra la decisión de
fecha VEINTISIETE (27) DE MAYO DE DOS MIL VEINTITRES (2023), dictada por el
Juzgado Decimo de Primera Instancia en Funciones de Control de éste Circuito Judicial
Penal, mediante la cual declara con lugar las solicitudes planteadas por el Ministerio
Público, sin que existan, a criterio de quien suscribe, suficientes, fundados y concordantes
elementos de convicción para estimar que mi defendido en forma globalizada, es participe
o autor principal del delito indicado anteriormente, lo cual le causa un gravamen
irreparable a mi representado, que afecta sus actividades familiares, laborales, educativas,
económicas y sociales.

SEGUNDO: Se deja expresa constancia que el presente escrito de apelación, se presenta


en tiempo hábil, por ante el Tribunal que dictó la decisión recurrida, en la fecha señalada,
por lo que ha sido interpuesto dentro del lapso legal de cinco (5) días hábiles, establecido
en el artículo 440 del Código Orgánico Procesal Penal.

MOTIVACION DEL RECURSO

Es el caso que, el Juzgado de Control, no tomó en cuenta lo alegado y solicitado por la


Defensa Pública, el derecho a la libertad personal y el derecho a la presunción de
inocencia y búsqueda de la verdad, contemplados en los artículos 26, 44 y 49 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en concordancia con los artículos
8, 9 y 13 del Código Orgánico Procesal Penal, al no pronunciarse con respecto a lo
alegado por la Defensa Pública en la audiencia de presentación, sobre las contradicciones
de presunta victima, testigo y los funcionario actuantes del procedimiento de los hechos en
la cual resultaro detenido mi defendido, los vicios en el procedimiento y las actas
policiales, y la falta de tipicidad y subsunción de los hechos allí narrados con la
adecuación de alguna conducta punible, la falta de elementos de convicción para
evidenciar o presumir que mi representado estuviese incurso globalmente en hechos
punibles, por lo que se esta cercenando totalmente el DERECHO A LA LIBERTAD
PERSONAL Y PRESUNCIÓN DE INOCENCIA en la presente causa.

La Defensa Pública está en desacuerdo con la licitud del procedimiento, y la calificación


jurídica fiscal, la cual fue admitida por el Juzgado de Control, ya que los hechos narrados,
y los elementos de convicción recabados y ofrecidos en la audiencia de presentación por
aprehensión por Orden de Aprehensión, no pueden subsumirse en las conductas ilícitas
mencionadas por el Ministerio Público, y en consecuencia menoscabar el derecho a la
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libertad de mi representado, al imponerle el juzgado la privación judicial preventiva de


libertad siendo ingresado en el Comando de la Guardia Nacional Bolivariana de Venezuela
Cañada de Urdaneta, lo cual es el motivo del recurso de apelación de la Defensa.

Todos los alegatos de la Defensa Pública, con exigua motivación, fueron declarados sin
lugar por el tribunal, quien se limito a declarar con lugar todo lo solicitado por el Ministerio
Público, únicamente enumero y describió las actas, sin analizarlas, no adminiculo los
elementos de convicción para determinar como se subsumían los hechos en la
calificación jurídica fiscal a cada uno de los imputados.

VIOLACIÓN DE LA INTIMIDAD PERSONAL DE MI REPRESENTADO


AL EFECTUARSE LA INSPECCIÓN DE PERSONAS DE FORMA ILÍCITA

Se observa que no hubo testigos civiles del procedimiento de inspección de


personas como lo ordena y garantiza los artículos 191 y 193 del código orgánico
procesal, que concuerda con el derecho constitucional al respeto a la integridad física,
psíquica y moral establecido en el artículo 46 de la constitución de la república bolivariana
de venezuela, siendo que dichos artículos previstos en el código orgánico procesal penal
fueron reformados debido a la gran cantidad de actos ilícitos de los funcionarios policiales,
y evitar la siembra de municiones, y otros objetos ilícitos, como ocurre en el presente
caso. Aún cuando era completamente posible contar con dichos testimonios, ya que
en el acta policial se deja constancia que la aprehensión ocurrio en un sitio
concurrido. De igual manera no existes suficiente y fundados elemento de convicción
que determine que ciertamente el mismo sea autor de dicho delito mas aun cuando el
procedimiento fue hecho sin la presencia de testigo alguno que certifique el dicho de los
funcionarios, así como tampoco hay una reseña fotográfica al momento de presunta
incautacion de la presunta municiones tomando en consideración que los funcionarios
actuante indica que fue encontrado envuelto en material sintético, solo hay reseña
fotográfica pero en el comando de POLIMARACAIBO sin presencia de los imputados. Por
lo que se solicita que se declare la violación de dichos preceptos legales y
constitucionales, y en consecuencia, se proceda a anular el procedimiento policial y las
actas policiales de conformidad con los artículos 175, 179 y 180 del código orgánico
procesal penal, Y ORDEN LA IMEDIATA LIBERTAD del ciudadano: LEONARDO
JOSEFINA FERNANDEZ, por lo que se solicita a los magistrados y magistradas de la
corte de apelaciones del circuito judicial penal del estado Zulia que así lo declaren.

VIOLACIÓN DE LOS DERECHOS DE MI DEFENDIDO


SOBRE LA IMPOSICIÓN DE MEDIDAS CAUTELARES

Al realizar la valoración sobre la procedencia o no de las medidas cautelares sustitutivas a


la privación de libertad en contra de mis representados solicitada por la Defensa Publica,
el juzgado a quo se limita a señalar, sin fundamentos y debida motivación, los
presupuestos necesarios para dictar dichas medidas a mi defendido, lo cual hace que la
decisión posea el vicio de inmotivación, y uno de los pronunciamientos del Tribunal se
baso en la pena que pudiera llegar a imponerse debiendo aplicar en el caso que nos
ocupa, los postulados que nuestro sistema penal acusatorio establece con preferencia,
hoy en día, la legislación que establece lineamientos para que una persona concurra ante
el Juez de Control o Juicio, y pueda ser Juzgado en Libertad; Asimismo cabe señalar que
el artículo 233 del Código Orgánico Procesal Penal, habla de la Interpretación restrictiva,
la cual establece; "Todas las disposiciones que restrinjan la libertad del imputado,
limiten sus facultades y las que definen la flagrancia, serán interpretadas
restrictivamente".

De manera que, consagrado así entonces en nuestra legislación procesal penal, de


manera expresa, el Principio de la Libertad y no la Privación o restricción de ella, como
medida de carácter excepcional y de interpretación restrictiva, establece como regla
general el derecho del imputado a permanecer en libertad durante el proceso, con las
excepciones que el propio Código contempla. Se infiere que si bien es cierto que existen
disposiciones generales que garanticen que los ciudadanos puedan acudir en libertad ante
un proceso judicial, no es menos cierto que el Juez deberá velar por que su cumpla con la
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finalidad del mismo, es decir, que los imputados o imputados comparezcan a esté último y
así garantizar el debido proceso lo que se traduce en una sana y critica Administración de
Justicia, pero en el presente caso no hay delitos que perseguir, por lo que la aplicación de
medida cautelar privativa de libertad se hace injusta.

El juzgado debe tener presente la doctrina establecida por el autor RODRIGO RIVERA
MORALES, en su obra “CÓDIGO ORGÁNICO PROCESAL PENAL”, señala lo siguiente:

“…Hay que tener claridad que la finalidad del proceso no es la lograr la condena, sino el
establecimiento de la verdad y la aplicación correcta de la ley. Ya se ha indicado que la regla
es juzgar en libertad y excepcionalmente con privación de la libertad. El Ministerio Público
solicitará medidas de aseguramiento contra el imputado cuando tenga elementos fácticos de
convicción que pueda escapar o que va a entorpecer la investigación. Las medidas
cautelares tienen dos finalidades básicas: 1) asegurar la asistencia al imputado y que el
proceso se desarrolle —no puede juzgarse en ausencia— y, 2) asegurar la eventual
responsabilidad civil. Las primeras son: privación de la libertad, reclusión domiciliaria,
régimen de presentación del imputado, prohibición de salida del país, prohibición de salida
de la región, fianza monetaria y caución juratoria; las segundas, propiamente patrimoniales,
las que pauta la legislación civil, como: embargo, prohibición de enajenar y gravar o pueden
algún tipo de innominadas: administración vigilada. Conforme a la norma la solicitud debe
ser motivada, esto es llenarlos requisitos de: hecho punible que merezca pena privativa de
libertad, elementos de convicción de la relación del imputado con el hecho y presunción
razonable, con elementos fácticos, de peligro de fuga o de obstaculizamiento a la
investigación sobre un aspecto concreto. El juez de control deberá decidir si procede la
privación de la libertad o en general sobre las medidas cautelares, siempre oyendo al
solicitante, sus defensores y al propio imputado. El juez deberá motivar su decisión.
Conforme a la doctrina los presupuestos exigidos son: 1) El fumus bonis iuris, conocido
como la apariencia del buen derecho presunción grave del derecho reclamado, que en el
proceso penal significa que exista probabilidad real (más de 50%)57 de que el imputado
hubiese participado en la realización del tipo delictual. No se trata de certeza, porque ella es
el producto de una secuencia activa de verificaciones y deducciones lógicas que juegan
congruentemente en un momento diferente del juicio. Lo que debe establecerse es que hay
la probabilidad real por razón fundada. 2) El periculum in mora. Se trata de un requisito
independiente que puede o no relacionarse en conjunto con el anterior. Se explica como
aquel presupuesto que justifica otorgar una medida cautelar para disipar el peligro que
significaría dejar que las cosas sigan el curso normal del proceso. Este requisito debe
acreditarse objetivamente. No es suficiente la simple creencia o aprensión del solicitante,
sino que debe ser la derivación de hechos razonablemente apreciados en sus posibles
consecuencias. En el proceso penal significa que el imputado evada el proceso o lo
obstaculice. Pero sobre ello, debe haber fundamentación objetiva, mediante hechos que
puedan conducir a esa conclusión que el imputado se evadirá o realiza actividades
destinadas a dificultar la verdad del proceso.” (p.276-277).

El juzgado debe examinar la jurisprudencia escrita en la sentencia N° 637 de fecha 22-04-


2008, de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, donde se dejó
establecido lo siguiente:

“(Omissis) Ahora bien, conforme a la doctrina reiterada de esta Sala, la garantía procesal del
estado de libertad nace del principio de la inviolabilidad del derecho a la libertad personal.
Por ello, toda persona a quien se le impute la participación en un hecho punible tiene
derecho a permanecer en libertad durante el proceso, excepto por las razones determinadas
en la ley y apreciadas por el juez en cada caso.
Dichas excepciones nacen de la necesidad del aseguramiento del imputado durante el
proceso penal, siempre y cuando se satisfagan las exigencias contenidas en el artículo 250
del Código Orgánico Procesal Penal, las cuales constituyen el fundamento del derecho que
tiene el Estado de perseguir y solicitar medidas cautelares contra el imputado.
De allí que las medidas de coerción personal sólo podrán ser decretadas con arreglo a la
citada disposición y mediante resolución judicial fundada, sujeta -en su oportunidad legal- al
recurso de apelación de autos.
Así las cosas, la necesidad del aseguramiento del imputado durante el proceso penal
cuando existan fundados elementos en su contra, así como el temor fundado de la autoridad
respecto a la voluntad de ese imputado a no someterse a la persecución penal, fundamentan
el derecho que tiene el Estado de imponer medidas cautelares.
En este orden de ideas, esta Sala en sentencia N° 492/2008, del 1 de abril estableció:
“…En tal sentido, la orden judicial constituye una garantía inherente e ineludible para la
restricción del mencionado derecho fundamental. La manifestación más importante de tal
excepción dentro del proceso penal, se ve materializada fundamentalmente en el instituto de
las medidas de coerción personal, y específicamente, por la privación judicial preventiva de
libertad regulada en el artículo 250 de la ley adjetiva penal, de allí que resulte válido afirmar
que la institución de la privación judicial preventiva de libertad, denota la existencia de una
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tensión entre el derecho a la libertad personal y la necesidad irrenunciable de una


persecución penal efectiva (sentencia números 1.744/2007, de 9 de agosto; y 2.046/2007, de
5 de noviembre, de esta Sala).
(…)
Por su parte, el Tribunal Constitucional Federal alemán ha establecido al respecto lo
siguiente:
(…)
De lo anteriormente expuesto se infiere que a través de la medida de privación judicial
preventiva de libertad no se puede anticipar la protección de un bien jurídico utilizándola
como pena, toda vez que tal función le corresponde al Derecho Penal sustantivo. Por el
contrario, la privación judicial preventiva de libertad debe atender a la consecución de fines
constitucionalmente legítimos y congruentes con la naturaleza de dicha medida,
concretándose aquéllos en la conjuración de ciertos riesgos relevantes, a saber, la
sustracción del encartado a la acción de la justicia, la obstrucción de la justicia penal y la
reiteración delictiva (STC 33/1999, de 8 de marzo, del Tribunal Constitucional español). En
pocas palabras, es una medida que esencialmente se justifica por la necesidad de asegurar
el proceso, específicamente, garantizar sus resultados y la estabilidad en su tramitación…”

Se observa que el tribunal no estimo las observaciones que sobre el decreto de las
medidas cautelares sustitutivas o privativas de libertad, de la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia, en Sentencia Nº 655, dictada en fecha 22-06-10, donde dejó
asentado que:

“… la Sala reitera, una vez más, que las medidas de coerción personal acordadas por los
Jueces de Primera Instancia en lo Penal y confirmadas por las respectivas Cortes de
Apelaciones en lo Penal, tendientes a privar provisionalmente de la libertad a cualquier
ciudadano durante el curso de un proceso penal, deben cumplir con los requisitos previstos
en los artículos 250 y siguientes del Código Orgánico Procesal Penal, sólo así se presumen
revestidas de plena legitimidad, puesto que ellas van en procura de garantizar la finalidad del
proceso penal (Vid sentencias números 276/2002 del 19 de febrero, caso: Jorge Miguel
Contreras; 2189/2004 del 29 de julio, caso: Juan Carlos Guillén; 1255/2007 del 25 de junio,
caso: Rafael Alberto Parada Carrión y Simón Eladio Blanco y 485/2009 del 29 de abril, caso:
María Lourdes López González)”

Por otra parte, el tribunal no valoró lo dispuesto por el autor ERIC LORENZO PÉREZ
SARMIENTO, en su obra COMENTARIOS AL CÓDIGO ORGÁNICO PROCESAL PENAL
(Quinta Edición) afirma sobre el estado de libertad consagrado en el artículo 229 del texto
adjetivo penal lo siguiente:

“Este artículo trata de la situación del imputado durante el proceso, es decir, que hacer con
la persona sindicada una vez que se la ha incriminado, a fin de que no escape o no
entorpezca el desarrollo de la investigación y, en tal caso, que medidas cautelares deberían
adoptarse respecto a esa persona y a sus bienes, si es que debieran adoptarse algunas.”

Mientras que el autor RODRIGO RIVERA MORALES, en su obra CÓDIGO ORGÁNICO


PROCESAL PENAL, al referirse al artículo 242 establece:

“…Norma que es correspondiente con el principio de juzgar en libertad. Tiene un sentido


gradual, buscando lo menos gravoso para el imputado. Es conveniente recordar que los
jueces deber valorar el caso concreto, recordando que la finalidad del proceso penal no es el
castigo, que la aplicación de la pena tiene carácter fundamental preventivo y de reeducación,
por lo que deben examinarse todas las circunstancias del caso concreto…” (p.286).

No obstante lo anterior, estima esta Defensa, luego de efectuado el correspondiente


estudio a las actuaciones, que en el caso de autos, ciertamente la privación judicial
preventiva de libertad resulta desproporcionada, en relación a los hechos narrados en
actas.

Por ello, al haber pronunciado una decisión con falta de motivación, el Juzgador ha
violentado los derechos y garantías de mi defendido, referidos al derecho a la defensa e
igualdad de las partes, al debido proceso, y la tutela judicial efectiva, el principio in dubio
pro reo, afirmación de libertad y presunción de inocencia, establecidos en el artículo 49 de
la Constitución Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, y los artículos 1, 126,
127, 157 y 236 del Código Orgánico Procesal Penal, y así solicito lo declaren los Jueces o
Juezas Superiores Profesionales de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del
Estado Zulia, y en consecuencia, restituyan la libertad plena y sin restricciones a mi
defendido, bajo los principios de libertad y justicia, o en todo caso, les impongan de
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acuerdo a su presunta responsabilidad individualizada, una medida cautelar sustitutiva a la


privación judicial preventiva de libertad.

DE LA INCORRECTA ADECUACIÓN DE LA CALIFICACIÓN JURÍDICA

Es el caso ciudadanos magistrados, que vista la revisión del acta policial de fecha
20/02/2023, quedó evidenciado según la narración de los funcionarios actuantes, que no
se concretó la comisión del delito de HURTO CALIFICADO y AMENZA, como aduce la
vindicta pública y como erróneamente calificó el juzgado Sexto de control, ello en vista que
la presunta victima no le consta a ciencia cierta que mi defendido haya sido actor o
participe en la comisión de los hechos que se les imputa, por cuanto indican las actas
policiales que mi defendido fue aprehendido por funcionario del POLIMARACAIBO bajo
otras circunstancias ajenas la presuntas denuncia y no precisamente en contra de ellos
quienes dicho sea de paso en ningún momento amenazo a nadie, hecho este
argumentado en las actas. Tampoco consta en actas el decomiso de ningún tipo de bien
mueble tutelado por la norma.

Es por ello ciudadanos magistrados, que los hechos descritos en el acta policial y también
en la denuncia presentada por las presuntas victimas desprenden que el tipo penal ut
supra transcrito. No se configura por cuanto los mismo no es participe ni mucho
menos responsable del hecho.

En este sentido se ha pronunciado de manera reiterada la jurisprudencia de nuestro


máximo Tribuna Supremo de Justicia, así en Sala de Casación Penal en sentencia de
fecha 19 de enero de 2000, dejo sentado lo siguiente:

“…se ha indicado en jurisprudencia reiterada que el solo dicho de los funcionarios


policiales no es suficiente para inculpar a los procesados, pues sólo constituye un indicio de
culpabilidad. El juzgador, en la recurrida, citó el testimonio ya señalado; pero el único comentario
que hizo de tal testimonio, es que el testigo presenció “todo” el procedimiento practicado por los
funcionarios del Cuerpo Técnico de Policía Judicial en que a los indiciados de autos les incautaron
substancias estupefacientes y psicotrópicas que distribuían a los adictos del sector; sin tomar en
cuenta que en su declaración el testigo señaló que no observó bien el decomiso de la droga
efectuado a dos de los indiciados, lo cual evidencia el análisis parcial que la recurrida hizo de la
declaración mencionada; tampoco expresó por qué esta afirmación incide como elemento
probatorio determinante de la culpabilidad de los enjuiciados, ni las razones por las cuales
consideró demostrada la responsabilidad de éstos, por lo que la recurrida no estableció
cabalmente los hechos que demuestran la participación de los procesados en la comisión del delito
de distribución de substancias estupefacientes y psicotrópicas…”

Reiterado igualmente el referido criterio en sentencia de fecha 28 de septiembre de 2004


expresando lo siguiente:

“(...)Ahora bien, se puede decir que se obtuvo como resultado una sentencia condenatoria en contra de las
acusadas solamente con lo dicho por los funcionarios, hecho que resulta contradictorio con la jurisprudencia
reiterada establecida por esta Sala de Casación Penal que expresa:

“...el solo dicho por los funcionarios policiales no es suficiente para inculpar al procesado, pues ello, sólo
constituye un indicio de culpabilidad...”.

(…)En consecuencia no existen pruebas suficientes para determinar la culpabilidad de las ciudadanas
Tibisay Josefina García Ollarves y Sikiu de Valle García Ollarves, es por ello que esta Sala observa con
preocupación el hecho de que las prenombradas ciudadanas hayan sido condenadas solamente por lo
expresado por los funcionarios policiales, que como se ha reiterado ese testimonio constituye simplemente
“...un indicio de culpabilidad...”. (Negrillas de esta defensa)

Así las cosas, considera esta defensa que la Jueza Decima de Primera Instancia en
funciones de Control de éste Circuito Judicial Penal, solo tomó en cuenta los argumentos
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carentes de fundamento planteados por el Ministerio Público sin hacer un análisis


detallado, pormenorizado y circunstanciado del caso en concreto. Dicho esto, el titular del
despacho tribunalicio parece desconocer que “El juez, siendo rector del proceso y
atendiendo al control judicial que prevé el artículo 264 del Código Orgánico Procesal
Penal, interviene de forma protagónica en la realización de este instrumento fundamental
para la realización de la justicia, para la efectiva resolución de los conflictos y el
mantenimiento de la paz social; en tal sentido, no puede postrarse ante la inactividad de
las partes, ni adoptar una actitud inerte o estática, sino asumir la posición activa que le
exige el propio Texto Fundamental. ” (Subrayado de la defensa, sentencia No. 295, Fecha
17-06-09, Sala de Casación Penal.

Al respecto la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en Sentencia No. 365, fecha
02-04-09, ha señalado en relación a las facultades del Juez de Control, lo siguiente:

“Ello así, toda vez que la principal tarea del juez de control no es otorgar niveles de protección procesal al
imputado, sino, primordialmente, cautelar sus derechos constitucionales y materiales (los únicos que la
actividad investigadora pudiera conculcar). La razón fundamental de la presencia del Juez

De control en la actuación penal, es la necesidad de resolver eficazmente todos los conflictos que se
presentan entre las partes e intervinientes en la fase de la investigación. En este marco la función del juez de
control es proteger a la persona investigada contra la violación de cualquiera de sus derechos
fundamentales, violaciones que pueden sobrevenir de capturas, registros, allanamientos, incautaciones e

Interceptaciones de comunicaciones o, en su caso, de imputaciones infundadas en fraude a la ley. En el


marco de su poder decisorio, el Juez de control debe ponderar intereses legítimos contrapuestos, por un
lado, la garantía del debido proceso y del derecho a la defensa de la persona investigada, y de otro, la
efectividad en la aplicación de la ley penal, por medio de la administración de la justicia penal. En términos
generales, las afectaciones excepcionales de derechos fundamentales dentro del curso de una investigación
penal, deben ser ordenadas por un juez de control de manera previa. ” (subrayado de la defensa).

PRUEBAS
Conforme a lo dispuesto en los artículos 440 y 441 del Código Orgánico Procesal Penal
promuevo todas las actas que reposan en la causa N° 10C-18475-18 del Juzgado
Decimo de Primera Instancia en Funciones de Control del Circuito Judicial Penal del
Estado Zulia, las cuales reposan en el referido despacho.

PETITORIO
Solicito que a la presente Apelación se le dé el curso de ley y sea declarada CON LUGAR
en la definitiva, Revocando la decisión de fecha VEINTISIETE (27) DE MAYO DE DOS
MIL VEINTITRES (2023), dictada por el Juzgado Decimo de Control de éste Circuito
Judicial Penal del Estado Zulia, mediante la cual DECRETA MEDIDA DE PRIVACION
JUDICIAL PREVENTIVA DE LIBERTAD, AL CIUDADANO: LEONARDO JOSEFINA
FERNANDEZ, por considerar esta Defensa que no se encuentran ajustados a derecho los
hechos narrados con el elemento típico de las normas penales sustantivas enunciadas por
la representación fiscal en la presente causa, en virtud de no ajustarse a las circunstancias
de modo, tiempo y lugar que nos ocupan, ORDENANDO LA LIBERTAD PLENA E
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INMEDIATA de mi defendido, todo ello en aras de una correcta aplicación del derecho y
de la Justicia

Es Justicia en la Ciudad de Maracaibo a los Veintiocho (28) días de Febrero de Dos Mil
Veintitrés (2.023)

ABG. JUAN CARLOS GONZÁLEZ GONZÁLEZ


Defensor Público Provisorio Vigésimo Primero (21º) Penal Ordinario Fase de Proceso,
Adscrito a la Unidad de la Defensa Pública del Estado Zulia

ZU-MB1-PO-DP21-2023-2758
6C-32323-23

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