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“Más allá del síntoma: lectura sobre la angustia y

el trauma”

Catalina Fiori.

Agosto, 2021.

Universidad de Buenos Aires, Argentina.

Facultad de Psicología.

Escuela de Ayudantes. Cátedra de Psicoanálisis: Freud I.

Prof. Osvaldo Delgado.


El presente trabajo tiene por objetivo indagar la relación entre la dimensión compulsiva del
síntoma, la angustia y el trauma originario, inherente a la estructura. Freud manifiesta que
este carácter no logra ser tramitado en su totalidad, sino que hace su aparición en el síntoma
de manera reiterada. Entendemos esta compulsión como una de las consecuencias clínicas
que encuentra su sustento en las conceptualizaciones de Más allá del principio de placer, El
problema económico del masoquismo y El Yo y el Ello y sostenemos que guarda una íntima
relación con la noción de trauma para el psicoanálisis, junto con la teoría de la angustia
elaborada por Freud en Inhibición, síntoma y angustia.

Palabras clave: angustia - trauma - compulsión - principio de placer.

En Más allá del principio de placer, Freud (1920) propone una ganancia de placer de otra
índole, ubicando tendencias más originarias e independientes del principio de placer. Al
mismo tiempo, hace referencia a unas enigmáticas tendencias masoquistas del yo, noción que
retoma posteriormente en El problema económico del masoquismo. Así, Freud introduce la
posibilidad de que el enfermo pueda no recordar todo lo que hay en él reprimido y nombra la
repetición, cuyo contenido da cuenta de un fragmento de la vida sexual infantil y es
regularmente escenificada en la transferencia. Sitúa la compulsión de repetición mencionando
que esta misma se instaura en un “más allá del principio de placer” y evidencia vivencias
pasadas que no contienen posibilidad alguna de placer y que tampoco en aquel momento fue
posible atribuirles estatuto de satisfacciones.

Asimismo, Delgado (2005) menciona el fracaso del principio de placer para tramitar un
estado de excitación corporal, que se revela en la compulsión de repetición. Destaca que ese
mismo fracaso es lo que relanza el proceso. El fracaso, como satisfacción plena, funciona
como causa sosteniendo en la repetición una insistencia de signos que dan cuenta de una
satisfacción como placer en el dolor. Debido a su estatuto inasimilable, da cuenta de un
trauma interno a la estructura: “En tanto esa reducción a cero fracasa, se sostiene una tensión
en el aparato que intenta tramitarse” (p.65).

Con respecto al síntoma, Freud (1925) afirma en Inhibición, síntoma y angustia que en su
degradación, este ya no es reconocible como satisfacción, debido a que se presenta como
displacentero. Ubicamos, asimismo, dos caras de la formación de síntomas, por un lado,
aquella que persigue la cancelación del peligro a través de una modificación en el Ello y por

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el otro, el síntoma como proceso pulsional que ha sido modificado por medio de una
formación sustitutiva (Zavalla, 2015). Freud nos dice que si el sustituto llega a consumarse,
tal consumación ha cobrado el carácter de compulsión. Por otro lado, destacamos la
extra-territorialidad del síntoma, que da cuenta del “(...) carácter no influible de la moción
pulsional singular del ello” (Freud, 1925, p. 93). Además, encontramos en la clínica del
neurótico una ganancia secundaria de la enfermedad, afán del yo por incorporarse al síntoma,
lo cual refuerza su fijación respecto de este.

Comprendemos con Freud (1925) que el síntoma, en tanto formación sustitutiva, posee dos
manifiestas ventajas: por un lado, permite esquivar el conflicto de ambivalencia y por otro,
permite al Yo suspender el desarrollo de angustia. Nos detenemos en este último punto y
agregamos que “(...) los síntomas son creados para evitar la situación de peligro que es
señalada mediante el desarrollo de angustia” (p. 122).

Siguiendo esta línea, Freud elabora la angustia señal como una expectativa {Erwartung} del
trauma, al mismo tiempo que se evidencia como una repetición menguada de él. Esta angustia
se articula con la repetición y el recuerdo, junto con la represión secundaria y la formación de
síntomas. La señal que emite el sujeto le permite sostenerse en la escena, es un trabajo de
ligadura del principio de placer que intercepta la caída de la escena psíquica (Massa, 2015).

Entonces, si la angustia señal es anticipación y repetición del trauma ¿Cuál es la concepción


de trauma a la cual nos referimos? Hablamos de una imposibilidad de descarga que deviene
trauma, allí donde fracasa el principio de placer y donde ubicamos la represión primaria. “(...)
la angustia traumática es respuesta a la ruptura del principio de placer, a partir de una
exigencia pulsional que se sostiene en ese instante traumático, base de la represión primaria”
(Delgado, 2015, p.37). La angustia como respuesta a la exigencia pulsional, lo inasimilable
para el aparato y causa del mismo.

Entonces, entendemos la situación traumática como el aumento de tensión de una necesidad


que experimenta el neonato, frente al cual es impotente. Ubicamos aquí una imposibilidad de
descarga y destacamos el valor central del desvalimiento {Hilflosigkeit}. Un desvalimiento
motor que encuentra su expresión en el desvalimiento psíquico. Siendo esta perturbación
económica por incremento de tensión en espera de tramitación lo que Freud (1925) denomina
como el “(...) núcleo genuino del peligro” (p.130).

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Asimismo, Delgado (2015) nos llama a diferenciar netamente la fuente económica que
conlleva la angustia de la pérdida de objeto: “La angustia frente a la separación se funda en
un desplazamiento de la perturbación económica hacia el otro que logra impedirla: si el
objeto está ausente, se produce el desencadenamiento del automatismo económico” (p. 37).
Es la perturbación en sí la que da importancia a la madre como objeto, momento en que el
Otro se vuelve simbólico. Ubicamos una perturbación económica que se sitúa fuera del
lenguaje, fuera de la cadena asociativa y que carece de contenido psíquico; ausente de
significación. La angustia funciona como señal en tanto anticipación que se esboza en la
tríada desamparo, Otro y llamado. Otro que convierte el llamado, la necesidad, en demanda,
que lo nombra con sus significantes, pero evidencia un resto que no logra ser articulado, que
es ni más ni menos que el deseo. Así se mantiene una tensión constante en el aparato, siendo
el deseo aquello indestructible, eterno, inherente al ser humano como tal, en tanto hablante,
atravesado por el lenguaje. Al respecto, Lacan (1960) afirma que “(...) la angustia es el
último modo, el modo radical, con el que el sujeto sigue sosteniendo, aunque sea de una
manera insostenible, la relación con el deseo” (p. 406).

La señal de angustia se lee como expectativa del desvalimiento recordado, una repetición
activa de aquello que fue vivenciado de forma pasiva. Expectativa que es testimonio de un
deseo. Lacan destaca que la angustia es ya un esbozo de organización, debido a que es espera
- Erwartung - aunque no se sepa de qué. La angustia se evidencia como señal de un peligro
que el significante no está en condiciones de tratar; da cuenta de un resto, ese excedente que
se resiste a su elaboración representativa en libido psíquica (Trobas, 2020).

Por otro lado, interesa hacer algunos comentarios acerca de la angustia de castración.
Delgado (2015) ubica que “El complejo de castración propio de la trama edípica vela la
castración estructural” (p.22). Comprendemos esta castración estructural como la castración
del Otro materno, que funciona como el motor de la defensa y referente del síntoma, aquel
“no querer saber de la castración del Otro” propio del neurótico.

Freud (1925) designa como defensivo el proceso que constituye el síntoma, ubicándolo como
una exigencia pulsional que se convierte en peligro interno porque su satisfacción implicaría
un peligro externo, el peligro de castración. Asimismo, Lacan afirma que la angustia es la
sensación del deseo del Otro, el Otro en tanto que es Otro deseante deviene Otro castrado.
Así, comprendemos las neurosis como modos de respuesta que desconocen, desmienten la

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castración y podríamos ubicar que la inhibición, el síntoma y la angustia son tres formas de
no querer saber acerca del deseo del Otro (Rabinovich, 1993). La pérdida de objeto, que
podemos leer como ausencia de la madre, vale como deseo de la madre más allá del sujeto.
En este punto aparece la angustia y el Unheimlich freudiano, la conmoción de la realidad
psíquica y la presencia de aquello que debería quedar velado.

Sostenemos, de esta manera, que la dimensión económica, compulsiva encuentra su


fundamento en esta primacía originaria de la pulsión de muerte, en ese plus de satisfacción
vivenciado prematuramente - pasivamente - que no logró ser tramitado, ligado en el aparato
en concordancia con el principio de placer. Esta compulsión es el testigo de ese trauma
originario, de esa irrupción excesiva de energía frente a la cual el niño se encuentra desvalido,
sin recursos. Trauma psíquico que comanda la naturaleza de los síntomas.
Debido a las limitaciones del trabajo no ha sido posible articular una serie de conceptos que
se vinculan con lo ya elaborado y que merecen una mención a modo de comentario. Sería
interesante indagar la vinculación de la angustia con el concepto de fantasma elaborado por
Lacan, junto con las nociones de objeto a y falo negativizado. Asimismo, podemos articular
aquel resto al cual nos referimos con el “más allá del principio de placer” en relación con el
masoquismo erógeno y el fragmento de agresión libre esbozados por Freud. Estas cuestiones
quedan sujetas a su ulterior elaboración.

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Referencias bibliográficas

AA. VV., (Delgado, O., Comp.) Una lógica para la lectura de “Inhibición, síntoma y
angustia” de Sigmund Freud. Volumen II. Buenos Aires. Eudeba. 2013.

Delgado, O. (2005). Pulsión y necesidad de castigo. En La subversión freudiana y sus


consecuencias. Buenos Aires: JVE.

Freud, S. (1920). Más allá del principio de placer. En Obras completas. Tomo XVIII. Buenos
Aires: Amorrortu.

Freud, S. (1923). El yo y el ello. En Obras completas. Tomo XIX. Buenos Aires: Amorrortu.

Freud, S. (1924). El problema económico del masoquismo. En Obras completas. Tomo XIX.
Buenos Aires: Amorrortu.

Freud, S. (1926 [1925]). Inhibición, síntoma y angustia. Capítulos 1 y 2. En Obras completas.


Tomo XX. Buenos Aires: Amorrortu.

Lacan, J. (1960-61). El Seminario, Libro 8, “La transferencia”. Buenos Aires: Paidós, 2003.

Rabinovich. D. (1993). La angustia y el deseo del Otro. Buenos Aires: Manantial, 2015.

Trobas, G. (2020). Contornos de la angustia. De Freud a Lacan. Buenos Aires: UNSAM,


2020.

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