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Collana

Biblioteca Universitaria Italiana

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Isole settentrionali isole meridionali.indb 1 24/07/2019 09:54:11


Pubblicazione finanziata dalla Fondazione di Sardegna e dalla Regione Autonoma della Sardegna
Università di Cagliari, Dipartimento di Lettere, Lingue e Beni culturali

Comitato scientifico:
Maria Elena Ruggerini
Giuseppe Marci
Veronka Szőke
Tristano Gargiulo
María Dolores García Sánchez

ISBN: 978-88-8220-263-7
Copyright © 2019 by PROMETHEUS
Via S. Veniero, 2 – 20148 Milano (Italy)
www.prometheuseditrice.it

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ISOLE SETTENTRIONALI,
ISOLE MEDITERRANEE
LETTERATURA E SOCIETÀ

A cura di

Maria Elena Ruggerini


Veronka Szőke
Morena Deriu

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J M P

ISLAS: MITOLOGÍAS, NARRATOLOGÍAS,


ETNOGRAFÍAS1

This paper aims at an analysis of the concept of island from various perspectives
(mythological, narratological, geographical, and ethnographic) in relation to spatial
ordering and to the position of the subject in space. It concerns ancient and modern
literary texts and contemporary installation art.

No man is an island, entire of itself. / Every man is a piece of the continent, a


part of the main.
John Donne, Meditation XVII

1. Islas al inicio, islas en el final: del cuento oral a la instalación artística


contemporánea

Que una isla es un espacio no solo geográfico, sino también un concepto sim-
bólico y cultural, filosófico y antropológico, estético y literario, es algo que
no necesita ser defendido. En español y en italiano, y por supuesto en muchas
otras lenguas, la palabra aislado y la palabra isolato pueden ser aplicadas
igual a una persona que a una comunidad o un país. Y el que el término ais-
lamiento pueda ser asignado a un individuo aislado o a un lugar aislado que
no sean, por fuerza, un enclave marino-isla, es decir, un territorio físico posi-
tivamente emergente del mar, es un reconocimiento de la significación no
literal, ambigua, desbordante, polisémica, que pueden tener la isla, lo aislado,
lo insular.
En el capítulo de arranque de este ensayo me he propuesto someter a con-
traste la transcripción de un cuento oral que fue registrado por mí en 1990 en

Para Chet Van Duzer e Ilya Dines. Mi agradecimiento a Daniela Zizi, Morena Deriu,
1

Miguel López Coira y Maura Tarquini, gentiles anfitriones en Cagliari. También a José Luis
Garrosa, Óscar Abenójar y Cruz Carrascosa, por su atenta revisión de estas páginas.

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un pueblo minúsculo de Extremadura, protagonizado por un náufrago que


sufre una serie de pruebas iniciáticas en una isla perdida en el mar, y una
instalación artística que fue presentada en la Fundación Joan Miró de la cos-
mopolita ciudad de Barcelona en 2018, y que animaba a que cada visitante
afrontase el ejercicio de fe de sentirse náufrago en su propia isla simbólica,
conceptual.
El registro del cuento oral, cuya raíz se pierde en la noche de los tiempos
y en una vasta dispersión pluricultural, representa de algún modo el inicio de
todo: es la base sobre la que descansa el profuso entramado de relatos – ora-
les, escritos, cinematográficos, virtuales, artísticos – que gira en emulsión
permanente en torno a la idea de isla; y es el cimiento además de cualquier
otra forma de literatura o de imaginación, puesto que no hay cultura que no
venga de la viva voz; mucho más que de la letra, que nunca ha dejado de ser
una taquigrafía subsidiaria y simplificadora.
El registro del arte contemporáneo que propone un discurso integrador
del cuerpo, la mente y el movimiento voluntario del receptor-personaje – en
el caso que analizaremos, el movimiento se dará dentro de un simulacro de
isla y entre restos de un naufragio que operan, a su vez, como islas metafó-
ricas –, se ciñe, en el extremo opuesto, a las propuestas más radicales de la
experimentación estética de hoy, que, puesto que no es capaz de acabar con
la tradición, busca ensayar enfoques, diálogos y conflictos alternativos en su
relación inevitable con ella.
La isla del cuento oral y rústico que primero conoceremos es un enclave
marino-isla, es decir, una isla convencionalmente anclada en el mar, con su
playa y sus monstruos voraces en el interior. La isla de la instalación artística
urbana y cosmopolita a la que acto seguido nos dirigiremos es, por el contra-
rio, un espacio hecho con paredes, plásticos, residuos y cables diseminados
por el suelo de una sala de museo que solo gracias a la fe cómplice del visitan-
te-náufrago puede asumir la condición de isla(s).
Esas dos concepciones de isla, la tradicional y la experimental, la literal y
la metafórica, la que se eleva sobre una geografía marina con rasgos de eterna
y la que es producto de una negociación filosófico-estética muy limitada en
términos de tiempo y que permite estirar la definición de isla hacia casi donde
se quiera – siempre que se mantenga el pacto cómplice de quien propone la
instalación artística y de quien se pasea por ella –, acotan, en grandes líneas,
los dos polos ideológicos entre los que en este ensayo nos vamos a mover.
La versión del cuento oral de El muerto agradecido cuya transcripción voy
a proporcionar fue registrada por mí en el año 1990 a la señora Manuela Sanz,

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una gran narradora de relatos orales que había nacido y que vivía en el peque-
ño pueblo de Orellana la Vieja, en la provincia de Badajoz.
Su narración contaba, muy en sustancia, cómo un joven, que a poco de
salir de su casa se había topado por casualidad con el cadáver de un descono-
cido y había tenido el gesto piadoso de darle sepultura, acaba embarcando en
una nave y naufragando, afrontando peligros y escapando de una isla hostil
gracias a la ayuda de un enigmático auxiliar mágico que, al final del cuento,
se revela como el espíritu agradecido del muerto al que, en el inicio, había
dado sepultura.
Cabe advertir acerca de la deslumbrante versión extremeña que vamos a
conocer que, por un lado, el dibujo psicológico que hace de su héroe es más
profundo y complejo de lo que suele admitir la convención del cuento tradi-
cional; y que, por el otro lado, la taracea de tópicos y motivos narrativos que
se entrelazan en ella es de riqueza y coherencia excepcionales.
A medida que el relato avance, nos parecerá que emanan de él los ecos:

− del mito de un don Juan seductor de monjas que aquí se muestra relativa-
mente humanizado y moralizado, dispuesto a casarse en vez de a aban-
donar a la monja raptada, a la que además dedicará un amor fiel hasta el
final;
− del viejo romance español de El galán y la calavera, cuyo protagonista
es un joven que se burla – justo al revés de lo que hace nuestro héroe – de
unos despojos humanos que encuentra por el camino;
− del complejo ciclo narrativo de La boda estorbada, que informa relatos
que van desde el del regreso de Odiseo a Ítaca, para impedir el acoso de los
funestos pretendientes a Penélope, hasta el muy difundido romance de La
condesita;
− del náufrago legendario Juan Paulín o Juan de la Playa, que fue recordado,
entre otros, por Cervantes;
− del náufrago Jean de Calais o Juan de Calaís, uno de los héroes más repre-
sentativos de la literatura popular (especialmente de la literatura de cordel)
de Francia y de otras tradiciones reflejas de Europa;
− de El desanidador de pájaros, el héroe de tantas mitologías amerindias y
de otras tradiciones que se ve obligado a quedarse en lo alto de un árbol o
de una roca hasta que un auxiliar mágico lo saca de allí.

Sentiremos reverberar, además, por un resquicio o por el otro del cuento


registrado en Orellana, los mitos de:

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− Antígona, quien no descansó hasta que dio sepultura a sus hermanos;


− Idomeneo, quien prometió entregar a su ser más querido, que resultaría ser
su hijo, si regresaba con bien a su país;
− Odiseo, quien al llegar de incógnito a su isla fue reconocido antes por su
criada que por su esposa;
− Abraham, quien aceptó obrar el sacrificio, que fue cancelado en el último
momento, de su hijo Isaac;
− Salomón, quien amagó con partir en dos mitades a un hijo en disputa.

En alguna ocasión futura espero contar con espacio para poder entrar en
un análisis mucho más en detalle de todos estos motivos y de otros que están
insertos en el cuento que tuve el privilegio de registrar en 1990. Baste, por
ahora, añadir que se trata de una variante de los cuentos del ciclo de El muer-
to agradecido, que han sido inventariados en el gran catálogo del cuento
internacional de Aarne-Thompson-Uther con los números y etiquetas de The
grateful dead (‘El muerto agradecido’, ATU 505), Prophecy escaped (‘La
profecía burlada’, ATU 506*) y The monster’s bride (‘La novia del monstruo’,
ATU 507).
Nuestro cuento en concreto es variante de ATU 505, The grateful dead2:

Esto era un señor que era un boticario en un pueblo, que ya estaba… tenía una
edad ya avanzada. Y tenía un hijo. El hijo era también boticario, y también
estaba ya avanzado. Y se murió el padre. Y al morir el padre, entonces le dice
la madre al hijo, le dijo:
– Te tienes que casar porque yo no voy a vivirte toda tu vida, y tendrás que
hacer tu vida y…
– ¡Pues tendré que casarme!
– Pos mira: vas a ir allí a un convento – dice. – Vas a sacar a una monjita –
dice, – que son las mejores, hijo, para casarte.
– ¡Pos sí, madre, no te preocupes!
Pues al otro día fue al convento. Y en el camino él iba muy embozado en un
tapabocas, un sombrero. Iba muy embozado, porque era un día de invierno
de esos, un día de invierno crudo. Y, yendo por el camino, se tropezó con una
cosa. Y al tropezar dice:

Contamos en España con dos trabajos importantes sobre estos cuentos: el libro de
2

Mahiques Climent (2016); y la casi enciclopédica reseña de ese libro firmada por Beltrán Lla-
vador (2017). Ambos trabajos remiten a una amplia bibliografía internacional sobre el tema.

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– Pero, ¿qué es esto?


Y lo dio con el pie, y al darlo con el pie dice:
– ¡Uy, parecen los restos de una persona! – dice. – ¡Sí, lo son! – dice. – ¡Son
los restos de una persona!
Pues lo envolvió al tapabocas y se lo llevó a casa. Y llegó a casa y la dijo a la
madre. Dice:
– Hijo, ¿ya vienes?
Dice:
– Sí, pero no he llegado, mama. – dice. – Quiero que me traigas una caja –
dice, – y voy a hacer un entierro – dice, – a estos restos que me he encontrao
esta mañana.
– Pero, hijo, ¿cómo vienes con esto?
Dice:
– ¡Sí, sí, sí! ¡Voy a hacerle un entierro!
Pos cogió los restos, los entró en una caja, y se fue al cementerio; los hizo un
entierro y los enterró. Y luego se vino a casa.
Y al otro día se fue al convento de las monjas y sacó una monjita para casarse
con ella. Y le dijo:
– Bueno, mira, yo me voy a casar contigo. Pero tengo aquí a un señor que es
mi tío, que le tengo prometido a mi padre que no le abandonaría nunca. Y
tiene que ir con nosotros.
– ¡Sí, sí! – dice, – ¡que se venga!
Pues se fue con ellos y se casaron. Y, claro, montaron su casa, y tuvieron un
hijo. Y a los tres años de tener el niño se murió. Y él cogió una pena muy
grande por él, una pena que, que, vamos, una penita que se moría.
Y ya le dice un día [el tío con el que vivía] al señor, dice:
– Vas a venir conmigo a la mar – dice, – a ver la corriente del agua – dice, – pa
que te distraigas y pases un rato, vamos, agradable.
Pues se fue, y estando en alta mar, [el tío] cogió y le empujó y le tiró al mar. Y
él no llevaba nada, ná más que un mechero encima; y nada, ni dinero ni nada.
Pues salió nadando, porque él sabía nadar bien, y fue a parar a una isla, una
isla desierta, y allí estuvo pues mucho tiempo.
Había un árbol, en la isla había un chopo grande, y muchísimos bichos. Era lo
que había, muchos bichos, bichos que salían, que se le querían comer.
Se subió al árbol. Y él se subió al árbol de día, o de noche, y de día bajaba un
poquito.
Pero ya uno de los días se apresentó un bicho grande, con un pelo, un pelo
largo, un bicho enorme. Y se enredó a muerdos con tós los bichos y no quedó

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allí ná. Se sentó en el tronco del árbol y estuvo toa la noche sentao en el tronco
del árbol.
Y al llegar el día se iba el bicho. Se iba. Y asín sucesivamente un día tras otro,
hasta que hizo un año. Y el día que hizo un año, el bicho seguía allí sentao.
Y dice:
– Bueno, hoy hace un año. Ya me va a matar de todas las maneras. Yo me voy
a bajar – dice. – Yo quiero morir ya, porque ya, ¿pa qué voy a vivir más?
El bicho le traía, salía y traía caza, conejos, perdices, y todo. Y él se bajaba
entre día y le traía leña al hombro. Y él se bajaba de día y con el mechero
encendía y lo asaba y se lo comía. Y así vivía. Le traía peces del mar y le traía
muchas cosas. Y ya pues aquel día hizo un año y el bicho no se iba de allí.
Y dice:
– ¡Baja usté, don Juan!
Y dice:
– ¡Sí, ya lo sé que me vas a comer!
Dice:
– ¡No, no le voy a comer!
Dice:
– Hoy hace un año que le tiraron al mar.
Dice:
– ¡Sí, hoy hace un año!
Dice:
– Pues, baje usted, porque su señora se va a casar – dice, – y si usté quiere ir a
su casa – dice, – yo le llevo.
Dice:
– ¡Uy, qué daría yo por ir a mi casa!
Dice:
– Me tiene usté que prometer que me va a dar usté la mitad de lo que más quie-
ra usté.
Y cuando él se vino, la mujer estaba embarazada y no lo sabía él. Pos, hija,
dice:
– ¡Bájese usté!
Se bajó y se dio un vuelco y se quedó desnudo del tó. Y dice:
– ¡Súbase usté encima de mí!
Se dio otro vuelco y se tiró al agua. Y cuando llegaron, estaban a la otra orilla
ya, pegando a su casa. Llegó y entró por el corral y nadie le vio.
Y salió la doncella y le ve:
– ¡Oy! ¡Don Juan, don Juan!

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Dice:
– ¡Psssss! ¡Silencio! ¡Dígale a la señora que salga! ¡Y que me traiga una capa
porque estoy desnudo!
Pos salió la señora, le llevó una capa, y estuvo explicándola y lo que le había
pasao, y dice:
– Bueno, pues esto, esto lo arreglo yo. Ahora digo yo aquí con un brindis –
dice, – porque me voy a casar mañana con el que te tiró al mar. – Dice: – ¡Pues
lo arreglo yo en seguida!
Y llega ella y dice:
– Bueno – dice, – yo antiguamente tenía un almario con dos llaves. Una era
de oro y otra de plata. Yo usaba siempre la de oro – dice. – Se me perdió la de
oro – dice, – y luego empecé a usar la de plata – dice. – Pero ahora me aparece
la de oro. ¿Cuál les parece a ustedes que use?
Y todos dijeron:
– ¡Ay, pues la de oro, la de oro!
Dice:
– ¡Pues eso me pasa a mí! – dice. – ¡Me ha aparecido don Juan, y este hombre
está de más!
De manera que el otro hombre trató de irse y se fue corriendo de juía.
Cuando en esto entró el bicho. Entró el bicho. Y dice:
– ¡Bueno, don Juan! ¡Yo vengo a por lo prometido!
Dice:
– ¡Muy bien!
Toda la gente se levantó:
– ¡Oy! ¡Qué bicho, qué bicho!
Dice:
– ¡Psssss! No hay que apurarse, porque este hombre viene porque tiene unos
pactos conmigo.
Dice:
– Vamos a ver, yo vengo a por la mitad de lo que más quiere usté en el mundo.
Dice:
– Hombre, pues lo que yo más quiero en el mundo es una yegua que me la
regaló mi padre.
Dice:
– ¡No, señor! ¡Eso no es lo que usté más quiere en el mundo!
– ¡Ay, pues lo que yo más quiero en el mundo son unos gargos para cazar!
Dice:
– ¡No, no, señor! ¡Eso tampoco!

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Dice:
– Pos mi señora.
Dice:
– ¡No, no, señor!
Dice:
– Pues entonces mi hijo.
Que tenía un hijo que no lo sabía. Dice:
– Eso es lo que usté más quiere en el mundo! ¡La mitad de su hijo – dice, –
¡pues yo quiero la otra mitad!
De manera que entonces cogieron al niño y le fueron a partir al medio con
un hacha: él en la mano y la pierna del niño cogido y el niño boca abajo. Y
entonces le fue a dar el gorpe, y entonces le coge el bicho la mano y le dice:
– ¡Basta, don Juan! ¡Ya le pagué la deuda que le debía! ¡Yo soy los restos que
enterró usté aquel día!
Colorín colorao, este cuento se acabó3.

Nos desplazamos ahora al otro extremo: desde el mundo de la tradición


oral rural anclada en prácticas de la memoria que miran hacia el pasado parti-
mos hacia el del arte contemporáneo, que intenta encarar de manera cada vez
más apremiante y compulsiva la relación, incluso la premonición o el adelan-
to, del futuro. Y desde una isla, la del cuento oral, que podríamos calificar de
isla del inicio del mundo, porque desde lo más remoto debió de haber relatos
tradicionales con temas y motivos análogos a los que hemos conocido, a una
isla con visos de post-histórica y de post-humana, inmersa en el paradigma
del arte contemporáneo último y que intenta pasar por alegoría del final del
mundo, o acaso del tránsito de un mundo superado a otro que se desarrollará
sobre sus ruinas. Desde la atalaya, por lo demás, de la instalación artística que
cambia de matiz y de significado con cada visitante, y que es una modalidad
de expresión que mantiene un pacto con el instante y con lo efímero aún más
intenso que el que atañe a las manifestaciones del arte contemporáneo más
convencional, de aquel que está hecho para la contemplación y no para la
interactuación.
Entre los meses de enero y marzo de 2018 pudo ser visitada, en el Espai
13 de la Fundacion Miró de Barcelona, y dentro del ciclo La posibilidad de
una isla – traducción de La possibilité d’une île, que es una fórmula de lar-

3
La narradora Manuela Sanz, nacida en 1927 en Orellana la Vieja (Badajoz), fue entre-
vistada por mí, en su pueblo, el 29 de julio de 1990.

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go recorrido que ha dado título a una novela (2005) y a una película (2008)
del francés Michel Houellebecq –, una instalación titulada Non-slave tender-
ness, creada por la artista Lucía C. Pino. La comisaria del ciclo fue Alexandra
Laudo4.
Los visitantes que ingresaban en la isla casi cerrada de la sala tenían la
posibilidad de pasear por ella y de acercarse, alejarse, reflexionar acerca
del lugar al que habían arribado y acerca de los montones de supuestos resi-
duos-islas que, cual si fuesen restos de un naufragio incomprensible, se halla-
ban diseminados por el suelo del recinto. La artista invitaba a desarrollar sen-
timientos de afecto y solidaridad con el espacio y con los restos del naufragio,
en previsión de que llegue el tiempo en que el ser humano tenga que convivir
con cosas y con signos de esa especie, y se vea obligado a buscar fórmulas de
relación alternativas para con ellos.
En el texto de presentación de la instalación, la comisaria Laudo describía
de este modo la obra de Lucía C. Pino:

En Non-Slave Tenderness, Lucía C. Pino construye, desde la especulación


escultórica, un reducto insular futuro, un paisaje de ciencia ficción semiais-
lado en el que lo tóxico y residual no se distingue ya de lo biótico, y en el
que cables, vidrios, tubos, luz, agua, sonidos e incluso las personas mismas
establecen entre sí una relación de equivalencia. Es un paisaje formado por
materiales diversos provenientes de un entorno líquido imaginado, como un
mar o un océano; materiales que, tal vez por efecto de las olas, y mediante
procesos de compactación, fusión, cuidado, forzamiento y regulación tecno-
lógica, se han convertido en objetos híbridos, conglomerados de sedimentos

4
El ciclo estuvo formado por tres exposiciones: además de Non-slave tenderness de
Lucía C. Pino, pudieron ser visitadas Especies náufragas (noviembre de 2017 – enero de 2018),
de Irene de Andrés, que, según la documentación de la exposición, “desarrolla un conjunto de
obra artística que comprende vídeos, fotografías, documentos, textos, elementos escultóricos
y objetos encontrados, a través de los cuales explora desde diferentes vertientes la historia del
galeón San José”; y Soy vertical (junio de 2018 – noviembre de 2018), de Gideonsson, Londré,
quienes “exploran el concepto de verticalidad y hablan de las sensaciones de aislamiento que
los humanos experimentan en altitudes muy elevadas, las que en montañismo se denominan
zonas límite o zonas de muerte, donde el porcentaje de oxígeno en la sangre disminuye drásti-
camente”. La propuesta de esta última exposición acerca de la especialidad vertical viene a
confluir en alguna medida con el episodio de la versión de Orellana la Vieja del cuento de El
muerto agradecido que acabamos de conocer en que el héroe pasa un año entero sobre la copa
de un árbol, por miedo a ser muerto si desciende de él. Sobre la tipología de los héroes que
pasan partes de su vida encaramados sobre lugares elevados, véase Pedrosa 2008.

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heterogéneos. El entorno invita a ralentizar el ritmo, a avanzar con cautela,


incluso a adoptar una actitud contemplativa. Las esculturas, concebidas como
cuerpos vivos, prefiguran un entorno en el que han quedado atrás las rela-
ciones extractivas y de sometimiento, y donde emerge un nuevo sistema de
correspondencias basado en el cuidado y la ternura5.

En los párrafos de presentación del ciclo La posibilidad de una isla, la


comisaria Alexandra Laudo hacía reflexiones adicionales de índole filosófica,
con incorporación de ideas muy sugestivas acerca del eje temporal – tantas
veces arrinconado por las interpretaciones espaciales esencialistas – en que
cabe interpretar el concepto de isla:

Describir la isla en un lenguaje estrictamente humano entraña, por lo pronto,


ciertas dificultades. Para empezar, hay que elegir un tiempo verbal, hacer una
distinción entre presente, pasado y futuro, y conjugar los verbos de acuerdo con
esta elección. Puedo decir que la isla era, que la isla fue, que la isla sería o que
la isla habrá sido. Pero ninguna de estas conjugaciones ni de las muchas otras
flexiones verbales posibles sería capaz de expresar o contener la multiplicidad
temporal unísona que se produce en ella, el constante devenir de tiempos het-
erogéneos que allí tiene lugar. También es inadecuado, por supuesto, este uso
de la primera persona del singular, un sintagma nominal arisco, como un tra-
je pequeño, que me presenta falsamente como un yo individuado, distinguido,
único. En estos morfemas esmirriados de número y persona no cabe nuestra
subjetividad inmensa y viscosa, el todo enorme y último que constituimos todos
y cada uno de los elementos de este lugar, las conchas, los focos de 50 vatios,
los tubos de goma, el agua que circula por ellos, la espuma de poliuretano, mi
sudor, el MP3 o el vapor de mercurio de los fluorescentes. Todos ellos son yo,
y yo soy a la vez, continua y discontinuamente, todos ellos y el todo. Y entre
nosotros hay una actitud de ternura. Soy amable con la corriente alterna, con el
bombeo del agua, con la cal y con los distintos estratos de yeso. La toxicidad es
tierna conmigo y yo he aprendido a amarla. Y ahora todos somos uno y tenemos
un sistema circulatorio compartido, que es una amalgama tentacular de tubos
de cristal y tubos de goma, y por dichos tubos circulan la sangre transparente de
la isla y nuestro aliento, el flujo voltaico y el movimiento de las galaxias, todos
ellos accionados por un corazón colectivo, un músculo-máquina que, técnica-
mente, es una bomba de agua de jardín Sterwins 250 TP3.

5
Laudo 2017-2018: 1.

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También resulta limitador y reduccionista hablar de la isla denominándola así,


porque la isla tiene muchos nombres y porque el suyo es un nombre cambian-
te, en constante transformación. Algunos de sus nombres son pronunciables
en lenguaje estrictamente humano: espacio-tiempo, Mujer-Araña, refugio de
reconstitución, útero-océano, vacío líquido, Antonia, compostaje, celular,
Todo. Muchos de los otros nombres no son traducibles al lenguaje de los seres
humanos individualizados. Un día su nombre fue el canto de todos los pájaros
que se han extinguido en la Tierra, y otra vez fueron todos los nombres segui-
dos, uno tras otro y todos juntos al mismo tiempo, de las madres de todos los
que allí vivimos o han vivido o vivirán en algún momento. Así pues, como ya
he dicho, en la isla todos los tiempos verbales y los tiempos del mundo con-
viven como si fueran estratos terrestres siempre accesibles, o como la luz de
las estrellas muertas y vivas del universo. Sin embargo, en la isla hay día y
hay noche, así como distintas estaciones: la de la nieve extrema, la de la lluvia
extrema, la del desierto y la de la primavera, que es también la estación más
recomendable para morir. La isla, pues, tiene un nombre cambiante, en proce-
so, y nuestro lenguaje en la isla es en sí mismo una entidad compleja, mutable
y trans, que se metamorfosea constantemente para posibilitar todas las for-
mas de pensamiento y de expresión. La propia isla, de hecho, es también una
existencia que se transforma y que incluso desaparece parcialmente algunas
veces […]6.

2. Isla = soledad = condición humana = Góngora = todos nosotros

Nos interrogaremos en este epígrafe, para seguir apurando la hermenéuti-


ca tan plural de la idea de isla, acerca de la relación muchas veces explícita
y otras veces sobreentendida o subliminal que suele ser establecida entre la
palabra castellana isla o la palabra italiana isola – que vienen por vía directa
del latín insula – por un lado, y la palabra castellana soledad o la italiana soli-
tudine – que proceden, en cambio, del latín solitas –, por el otro lado.
Por más que sus étimos y sus evoluciones inmediatas sean diversos, las
complicidades semántica, filosófica, poética, emocional, de la isla y de la
soledad, del aislado y del solo o solitario, no han dejado, a lo largo de los
siglos, de hacerse guiños y de forjar alianzas que la literatura, el arte, la ima-
ginación, se han encargado muchas veces de validar, y hasta de consagrar.

6
Laudo 2017-2018: 1-2.

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Un ejemplo ilustre nos lo brinda una de las obras maestras de la poesía


española de todos los tiempos: las Soledades que el poeta Luis de Góngora
escribió en los inicios del siglo XVII. Un largo poema narrativo – de las cua-
tro Soledades proyectadas, el autor solo completó la Primera, de 1098 versos,
y dejó inacabada la Segunda, de 979 versos – que tiene por protagonista a un
náufrago – uno más dentro de nuestra larga serie – que salva su vida al arri-
bar a la playa de una isla, y que es acogido, tierra adentro, por una comunidad
de pastores con los que compartirá conversaciones, fiestas, excursiones.
Las generalidades de ese argumento con náufrago e isla nos sonarán ya,
sin duda, a muy familiares. Pero el mecanismo lingüístico y literario de los
versos de Góngora es tan abstruso, y su comprensión se hace tan difícil hasta
para el más culto y avezado de los lectores en español, que las Soledades sue-
len ser editadas con el acompañamiento y la guía de ‘traducciones’ – al pie de
la página – de su texto barroco a un español más accesible y actual. No está
de más advertirlo aquí.
Por cierto, que en italiano existe una edición-traducción muy meritoria,
de Bernardo Sanvisenti (1944), que logra sortear bastantes de las dificultades
más peliagudas del original. En ella, y en cualquiera otra de las buenas edi-
ciones de la obra, podrá descubrirse que los versos I, 1016-1019, hablan del
“muflón sardo / que de las rocas trepa a la marina / sin dejar ni aun pequeña
/ del pie ligero bipartida seña”7. No es mi propósito entrar aquí en disquisi-
ciones acerca de si la isla de las Soledades gongorinas será o no será la isla
de Cerdeña, al reclamo de lo que pudiera sugerir ese muflón sardo que igual
podría ser una instantánea realista de un paisaje concreto que una simple
y trivial figura de decoración. El territorio que Góngora optó por dejar sin
bautizar podría ser, sí, una Cerdeña que el poeta conocía solo de oídas y leí-
das; pero podría ser también una isla más ideal y fabulosa que concreta, más
anclada en el mar de la literatura que en el de la geografía.
Hay indicios que avalan más lo segundo que lo primero. El argumento de
las Soledades se organiza, eso es obvio, conforme a una tradición de alegó-
ricos naufragios isleños que venía de muy lejos y que nunca, previsiblemen-
te, se agotará: hemos tomado nota ya del paralelo del cuento tradicional de
El muerto agradecido, con la enorme constelación de relatos orales y escri-
tos (Jean de Calais, etc.) de la que forma parte. Pero quedarían muchos más
parangones por considerar. Empezando por la antiquísima Historia del mari-

7
Sobre estos versos, véase Arce 1962. Él mismo es, por cierto, autor de un libro clásico:
Arce 1960.

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nero náufrago, un cuento oral puesto incidentalmente por escrito en el anti-


guo Egipto – se cree que en torno al siglo XX a. C. – que está protagonizado
por un náufrago que en una isla innominada se encuentra con una serpiente
divina que le otorga enseñanzas y favores.
Es notable que el náufrago de Góngora sufra de soledad literal solo en
los prolegómenos del poema, puesto que tardó muy poco en entrar en con-
tacto amigable, a partir del verso I, 90, con los cabreros-isleños del lugar. La
paradoja de una soledad tan breve en el seno de unas Soledades tan extensas
se disipa en alguna medida si deducimos que el náufrago vivía en soledad
tanto cuando se vio solo en la playa isleña como cuando anduvo convivien-
do con los pastores. De ahí a colegir que él, como todo ser humano, estuvo
y está siempre solo, igual cuando se naufraga en una playa que cuando se
está rodeado de gente o inmerso en cualquier otra circunstancia derivada del
nacer, no parece que haya demasiada distancia.
La paradoja del solo o solitario en medio de la gente, de la masa incluso,
es obvio que no la inventó Góngora, y que ha gozado de larga fortuna literaria
y filosófica, con hitos que tienden a situarse en las esferas del héroe épico y
del héroe trágico, y también del sujeto abrumado por lo existencial y lo exis-
tencialista: ha alcanzado, de hecho, hasta al contrasentido irresoluble y famo-
sísimo de “las estirpes condenadas a cien años de soledad” que cierra la gran
novela de Gabriel García Márquez.
Pero seguir el hilo de todas las fábulas y proclamas de individualidad poé-
tica o metafísica en medio del tumulto es algo que ahora no nos podemos
permitir, porque supondría una distracción de lo que podemos dar ya como
conclusión relevante de nuestra reflexión en este epígrafe, en el que hemos
hecho el seguimiento del desdoblamiento del par isla-soledad, del que había-
mos partido, en una ecuación que parece ser más bien de tres: del ser huma-
no, del insular y del solitario.
Las Soledades habían tenido su inicio, en realidad, antes del naufragio
del viajero y de su ingreso en la escenografía gongorina: en el momento del
nacer; y con el viajero seguirían, en toda circunstancia, hasta el morir.
Soledades fueron, por lo demás, no solo las de aquel náufrago en concreto:
soledades fueron también aquellas en las que transcurrió la existencia ente-
ra del propio Góngora; y aquellas en las que vivimos sumidos todos noso-
tros, los demás náufragos, tanto cuando nuestra isla es real como cuando es
figurada.

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434

3. Islas móviles, islas a las que moverse, islas inmovilizadoras

Empeñados como estamos en seguir armando y desarmando modelos de islas


y categorías de náufragos, no vendrá mal recordar que existe una mitología
viejísima de islas errabundas, desde las tres islas o archipiélagos que fueron
llamadas Planêsia o Planasia por los griegos – hoy, la isla Pianosa frente a la
Toscana, las islas de Lérins frente a la Riviera francesa y la isla de Tabarca
frente a Alicante – hasta la isla de San Borondón que la tradición ha situado en
las cercanías de las islas Canarias8.
Si nos abrimos a hacer ejercicios más o menos atrevidos de comparación,
avatares en miniatura de todas aquellas moles isleñas y móviles serían, de
algún modo, las innumerables naves mitológicas – naves de héroes, o de san-
tos, o de muertos, o sin guía – que ha producido la fértil imaginación humana:
desde el Argo de Jasón o la barquichuela del Ebro de don Quijote hasta el bar-
co espectral de El holandés errante de Wagner, el Pequod de Moby Dick o las
naves de Jack Sparrow y de sus Piratas del Caribe.
Las ballenas que se tragaron y que luego liberaron al profeta Jonás o al
Pinocho creado por Carlo Collodi formarían parte, igualmente, de ese extra-
vagante islario móvil.
Y aunque sea en una escala todavía más minimalista, podrían ser teni-
dos como avatares legítimos de la familia de las islas móviles las cestas y
los cajones precarios en que fueron confiados a las aguas – es motivo favo-
rito de muchísimas infancias míticas y épicas – héroes niños como Moisés
o Amadís9. Hasta la nave espacial en la que fue evacuado el niño que más
tarde llegaría a ser Superman, desde el agonizante planeta Krypton hasta la
Tierra, podría quedar razonablemente inscrita dentro de esa categoría isleña
y nómada.
Por ahí andarían también los maderos-islas precarios a los que se agarra-
ron, para no perecer en las aguas, algunos de los náufragos que han asomado
ya por estas páginas, y muchísimos más: el Odiseo del episodio de Caribdis y
Escila (“el mástil a flote chocaba / contra ella; cogido aún llevaba un obenque
de cuero / con el cual enlacé las dos piezas, la quilla y el mástil, y sentándo-
me en ellas dejeme llevar por los vientos / perniciosos”, Od. 12.422-426), el
náufrago de las Soledades gongorinas asido en el océano a su “leño” y “breve
tabla”, Juan de Calaís, el Ismael de Moby Dick, y tantísimos otros.

8
Van Duzer 2004; Van Duzer 2009; Moret 2011-2012.
9
Véase Sforza 2013.

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La nómina profusa de las personas móviles como islas, de las islas móviles
como personas y de las personas-islas simbióticas porque, abrazadas la una
a la otra, siguen sobre el mar derivas idénticas, no debería mermar nuestra
capacidad de seguir identificando combinaciones todavía menos convencio-
nales que estas.
No debería ser olvidada, por ejemplo, la de la persona que aspira a regresar
a la isla en la que nunca estuvo, o en la que estuvo mucho tiempo atrás, para
curar el sentimiento paradójico de sentirse náufrago en cualquier espacio que
no fuera el de esa isla. Una novela reciente de la escritora cubana-estadouni-
dense Ruth Behar, An island called home: returning to Jewish Cuba (2010)
ilustraría a la perfección esa casuística de la isla de la nostalgia. Aunque, para
situarnos en los prolegómenos del tópico podríamos remontarnos hasta, una
vez más, el Odiseo homérico, obsesionado durante tantos años por el regreso
a su isla, la cual era un espacio-isla (Ítaca) al tiempo que una persona-isla
(Penélope).
Si las ambigüedades y paradojas isleñas pudiesen quedar acotadas en estos
juegos e intersecciones de planos espaciales, la hermenéutica de la isla se
mantendría acaso, también, dentro de nuestras modestas capacidades de aná-
lisis y de interpretación.
Pero los usos concretos y los usos figurados de la isla pueden ir mucho
más allá, y quedar implicados en tramas, sentidos, géneros discursivos más
complejos y variopintos que todo lo que hemos podido sintetizar hasta ahora.
Lo cual no puede tener otra consecuencia que llevarnos ante desafíos y apuros
interpretativos mayores.
Porque la isla, incluso la isla nítidamente emergente del mar, sin entrar en
alegorías ni abstracciones, puede ser el territorio:

− de la magia (la isla de la Alcina de Ariosto o del Próspero de Shakespeare);


− de la épica (la isla de Penélope, o la isla de Treasure island de Stevenson);
− de la tragedia (las islas en las que fueron abandonados Ariadna o Filoctetes);
− de la utopía (la isla de Jauja o las ínsulas que aspiraba a gobernar Sancho
Panza);
− de la distopía (la isla del doctor Moreau ideada por Wells, o la Skull Island
de King Kong, o la Nigger Island de Ten little niggers de Agatha Christie,
o la isla de Lord of the flies de Golding);
− del confinamiento carcelario (la isla de If frente a Marsella, que inmorta-
lizó Dumas en El conde de Montecristo, o la isla de Alcatraz, en la bahía
de San Francisco);

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436

− del apocalipsis10;
− de la purificación y el renacimiento (la isla de Robinson Crusoe).

Y de tantas otras emociones, conflictos, argumentos y registros isleños


como puede que nunca seamos capaces de inventariar.
Si partimos de tan inquietante apertura de significados, se hace difícil
pensar en territorios mejor abonados para el mito, para la invención, para
el símbolo, que una isla. Podrían ser citados, tentativamente, otros espacios
tan favorables como ella para acoger fabulaciones:

− el mar
− el desierto
− el bosque
− la montaña
− el aire
− el fuego
− el camino
− la encrucijada
− el laberinto
− el puente
− la escalera
− el pozo
− la cueva
− la cripta, etc.

Habría que matizar, llegados aquí, que, a diferencia de la mayoría de


estos otros cronotopos, que suelen operar como zonas más bien de tránsito,
de aceleración y hasta de paroxismo del movimiento, la isla muestra tenden-
cia a funcionar, a primera vista al menos, como espacio de encerramiento,
de clausura, de finalización o de cancelación del movimiento.
¿Estará, ese tópico tan prevalente de la prisión-isla, de algún modo moti-
vado por el peso enorme que en nuestra memoria ejercen las cárceles-is-
las de mitos literarios como Robinson Crusoe o Edmond Dantès, el conde
de Montecristo, los cuales son deriva a su vez, no lo olvidemos, de tantos
relatos orales acerca de náufragos aislados por largo tiempo – recordemos

10
Van Duzer-Dines 2015.

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la egipcia Historia del marinero náufrago o el cuento pluricultural de El


muerto agradecido – como en el mundo habrán sido contados?

4.1. Islas de tránsito: perdidas en el mar

Sí. Es evidente que la imagen acuñada de la prisión-isla debe buena parte de


su poderosa implantación a unos cuantos relatos que la cultura popular de
masas – cuyo caudal sale siempre del manantial oral inmemorial – ha privile-
giado e incrustado con fuerza en el imaginario más común.
Pero también lo es que ha habido una tradición de representaciones isle-
ñas de signo contrario a ese, con islas que en vez de dificultar o cancelar el
movimiento, operan como estaciones de tránsito, plegadas a la urgencia o a la
provisionalidad.
La Odisea homérica nos ofrece, obviamente, una nómina ilustre de islas de
paso, así como un héroe titular que se pasa largos años yendo de una a otra,
con independencia de si son islas en la que acechan peligros como el de Poli-
femo o de si son islas en las que aguardan placeres, como la Ogigia de Calipso
o la Eea de Circe.
Odiseo no debió de ser el primer héroe adicto al turismo isleño: es más que
presumible que ese perfil fuese calcado de las tradiciones orales inmemoria-
les, de siglos y seguramente de milenios, de las que el héroe de Ítaca emanó.
Desde esa posición intersticial, Odiseo fue a su vez el modelo de muchos otros
héroes transeúntes por islas, que las tradiciones y pueblos subsiguientes irían
deparando.
Empezando por el errante Eneas, que en la isla de Creta se entretuvo fun-
dando la ciudad de Pérgamo, en las Estrófades se empeñó en luchar contra las
arpías, y en las playas de Ítaca prefirió no poner el pie, cuando pasó frente a
ellas, en prevención del recibimiento que le pudieran hacer en la patria de su
acérrimo enemigo Odiseo.
Los recurrentes periplos isleños de los afamados Simbad o Gulliver, o de
héroes de ficciones caballerescas como Zifar o Amadís y tantos otros, sobre
los que tampoco dejó de planear la sombra alargada de Odiseo, no precisan
aquí, por ser tan conocidos, de mayor comentario.
Mayor interés puede tener, si se me permite, el recordatorio de itinerarios
isleños y de náufragos que no han sido tan favorecidos por los caprichos de la
fama. Así, en Las mil y una noches cuyo Simbad, por estar en la memoria de
todos, renunciamos a glosar aquí, nos topamos con otros náufragos dignos de
recuerdo. Por ejemplo, con aquel tercer mendigo que, en la Noche 14, relata

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cómo el azar del ir y venir entre islas le llevó a perder su condición de rico
mercader y a precipitarse en la desgracia:

Mi mayor afición han sido siempre los viajes marinos, lo que no es de extrañar,
ya que mi ciudad está sita en el litoral, no lejos de numerosas e importantes
islas y territorios costeros. Contaba yo en la mar con cincuenta embarcaciones
para el comercio, y otras tantas, más pequeñas, para el recreo; así como con
ciento cincuenta más, dispuestas para el combate y la yihad. Deseoso, pues,
de recorrer aquellas islas, apresté diez embarcaciones, con víveres para un
mes entero, y emprendí viaje. La noche que siguió a la vigésima jornada
comenzaron a soplar sobre nosotros vientos contrarios, la mar se alteró de tal
manera y las olas entrechocaron con tal ímpetu que desesperamos de seguir
con vida. Sobre nosotros se abatió una impenetrable oscuridad, y me dije: “el
temerario no merece alabanza ni aunque se salve”, y le rezamos y suplicamos
al altísimo. Pero los vientos siguieron soplando y las olas chocando entre sí
hasta que apuntó el alba, cuando se calmó la tempestad. Pudimos así arribar
a una de las islas. Bajamos a tierra, guisamos algo y comimos. Permaneci-
mos allí dos días, transcurridos los cuales reiniciamos la travesía y estuvimos
navegando por espacio de otros veinte. Sobre nosotros volvieron a soplar vien-
tos contrarios11

que le condujeron, naturalmente, hacia el naufragio siguiente, en “una forma-


ción rocosa que emerge del fondo de la mar y recibe el nombre de Montaña de
la Magnetita” 12, para más señas.
Tampoco es un repertorio demasiado tenido en cuenta el de las vidas de
santos dados a viajar de isla en isla. En la tradición y en la literatura ibéricas
contamos con uno muy emblemático: san Amaro, protagonista de un rela-
to hagiográfico que tuvo una redacción portuguesa en el siglo XIV y varias
castellanas en el XV, y quien sobre una misteriosa nave sin timonel pasó, por
suerte para él sin naufragar, por islas y puertos de varia especie: por la bien-
aventurada isla de la Fuente Clara, por la peligrosa y hedionda Ysla Desierta,
por la isla bendita del monje Leonatis. Al final de su iniciático periplo san
Amaro tenía reservada la visita nada menos que al paraíso13.

11
Peña Martín 2016, 1: 123.
12
Ibidem.
13
Véase Vega 1987; Pedrosa 2010.

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4.2. Islas de tránsito: perdidas en la tierra o en el espacio exterior

Todas las islas de paso que acabamos de inventariar – las de Odiseo, Eneas,
Simbad, Gulliver, Zifar, Amadís, el mendigo tercero de la Noche 14, san Ama-
ro – eran islas, por un lado, fabulosas o fabuladas, y por el otro, obedientes
al convencional modelo del enclave marino-isla, es decir, del territorio físico
que emerge del mar.
Más interesante que seguir engordando su elenco, lo cual no sería tarea
difícil, pero sí requeriría de tiempos y de espacios mucho más amplios que los
que nos están ahora permitidos, y mejor también que analizar el influjo – que
ha sido ya muy estudiado – que tales ficciones ejercieron sobre hechos histó-
ricos como la conquista y la mitologización – iniciada en las Canarias y luego
en el Caribe en el siglo XV– de las islas de América, del Índico y del Pacífico,
que rodeó de auras fabulosas a una gran cantidad de islas, creo que podría ser
dejar esbozado un esquema sintético de parangones más o menos metafóricos,
es decir, de espacios que sin ser enclaves marinos-islas en términos estrictos,
no dejan de funcionar a modo de islas de paso en un sinnúmero de narracio-
nes ficticias de muchas épocas y lugares.
Avanzaremos ahora – las glosas, detalles y ejemplos de cada categoría
podrían ser muy profusos, y quedarán por eso para entregas futuras – las tipo-
logías de:

− los castillos – muchos rodeados de fosos con agua, lo que realza su sim-
bolismo insular – o las torres por las que iban pasando los caballeros
errantes, quienes se enfrentaban, en ellos, a misterios y asechanzas de
todo tipo, en un sinnúmero de ficciones medievales y renacentistas;
− las ventas llenas de peligros e injurias que don Quijote veía aparecer sobre
la planicie de La Mancha y que creía que eran castillos encantados, a
semejanza, creía él, de los de las ficciones caballerescas;
− las ventas y hospedajes de camino, que muchas veces eran escenarios pro-
clives al robo y el asesinato; recordemos L’auberge de Peyrebeille, una
célebre venta francesa que en 1831 fue desenmascarada como lugar en
el que se asesinaba e incluso se devoraba a los viajeros; de ahí surgieron
películas célebres, como The red inn (1951) de Claude Autant-Lara, y L’au-
berge rouge (2007) de Gérard Krawczyk;
− los caserones lóbregos y casas encantadas, muchas veces perdidos en
bosques, montes o descampados nocturnos azotados por la lluvia, a los
que llegan transeúntes de paso – a menudo parejas incautas – para pedir

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abrigo u hospitalidad, tras lo cual se enfrentan, en el interior, a toda suerte


de amenazas y peligros; es esquema conocido en ficciones góticas y seu-
dogóticas, y en leyendas urbanas;
− los moteles, tiendas y gasolineras de carretera en los que aguardan embos-
cados peligros de toda especie para los viajeros; es cronotopo típico de
los road movies y de otros géneros de ficción narrativa y cinematográfica
estadounidense, sobre todo;
− los astros y los planetas de un sinnúmero de relatos, cómics y películas
de ciencia ficción, infestados de aliens, plagas y peligros que agreden y
diezman a las naves y a los astronautas que arriban – que, de algún modo,
‘naufragan’ – en ellos.

Entre las islas azarosas por las que tenía por costumbre pasar Odiseo y los
planetas amenazadores por los que tienden a pasar los astronautas de la cien-
cia-ficción, con las variables intermedias del castillo, la venta, el caserón sinies-
tro o el motel de carretera plagado de asesinos – apréciese que ninguna es isla
geográfica, emergente del mar; todas son islas figuradas o alegóricas –, hay
distancias abismales de cronología, tradición, género narrativo, escenografía.
Tanto más asombra, por eso, la casi perfecta sincronía que se aprecia en el
mecanismo que liga y asemeja a todas esas islas tan distintas y a todos esos
náufragos tan dispersos dentro de sus marcos ficcionales respectivos. Prueba
de que, como tantas veces se ha afirmado, todos los relatos del mundo son en
realidad hijos de unas pocas – muy pocas – matrices narrativas.
No contamos con espacio aquí para profundizar en los porqués ni en los
cómos de todas estas insólitas semejanzas, herencias y parentescos, ni en
las identificaciones y genealogías presuntas de tales matrices discursivas. El
poco espacio que tenemos es mejor utilizarlo para reivindicar y justificar, una
vez más, el valor de trasfondo determinante, en esto y en todo lo demás que
atañe a casi cualquier tipo de estructura narrativa, del cuento tradicional.
Si en los inicios de este ensayo analizamos una versión del cuento de El
muerto agradecido que tuve el privilegio de registrar en el año 1990 a la seño-
ra Manuela Sanz del pequeño pueblo de Orellana la Vieja (Badajoz), ahora
que nos encaminamos hacia el final, nos asomaremos a otro de los cuentos
que la misma narradora me confió: en concreto, a una versión fascinante del
relato que en España suele ser conocido como La hija del diablo, y que tiene
el número ATU 313 en el catálogo internacional de Aarne-Thompson-Uther,
en el cual aparece identificado como The girl as helper in the hero’s flight, ‘La
muchacha como ayudante en la huida del héroe’.

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En el episodio que nos interesa, un muchacho que ha apostado y perdido


su alma jugando con el Demonio del Sol recibe la orden de marchar a pagar su
deuda al ignoto Castillo de los Siete Rayos del Sol.
El joven se pone en camino, pero como desconoce la dirección que debe
tomar, va llamando a las puertas, una detrás de otra, de tres castillos – metá-
foras de islas peligrosas y no ancladas en el mar, como todas las que estamos
sometiendo a escrutinio en este epígrafe –, en cada uno de los cuales habita
una criatura caníbal que no lo devora porque siempre hay una mujer en la
casa, pariente o allegado del monstruo, que intercede por él:

– ¿Qué te pasa?
Le decían los padres.
Bueno, pues ya cogió y dice:
– Me voy – dice, – a ver tierras.
Pues llega, andar, andar, andar, llega a un castillo.
Dice, y sale el Aire. Dice:
– ¡A carne humana me huele! ¡Si no me la das, te mato!
A la [la mujer] que estaba en el castillo. Dice [la mujer]:
– Un chico que viene preguntando por el castillo de los Siete Rayos del Sol.
[Y le dijeron que continuara hasta el siguiente castillo].
Llegó al castillo, y salió la vieja. Dice [el muchacho]:
– ¿Qué guarda usté?
Dice [ella]:
–Yo guardo pájaros.
Dice [el muchacho]:
– Voy en busca del castillo de los Siete Rayos del Sol.
Dice [ella]:
– Pues siga usté el camino alante.
Andar, andar, andar, llega a otro castillo. Y sale el Aire.
Dice:
– ¡A carne humana me huele! ¡Si no me la das, te mato!
Dice [ella]:
– Mire usté, un chico que viene en busca del castillo de los Siete Rayos del Sol.
Dice [el Aire]:
– Pues ahí, más adelante, está el castillo hecho.
Ya llegó a otro, y dice [el muchacho]:
– ¿Qué guarda usté, señora, qué guarda usté?
Y dice [ella]:

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442

– Aves.
Dice:
– ¿Y no me podría enseñar al castillo de los Siete Rayos del Sol?
Dice:
– Pues ahí viene una cigüeña que seguro que viene de allí. Esa – dice – le puede
enseñar.
De modo que cogió la cigüeña el mozo…

y la cigüeña condujo al joven, después del tránsito por los tres inquietantes
castillos-islas, hasta el país del demonio, en el que esperaban, por supuesto,
nuevas aventuras.
La prueba iniciática del pasar por una sucesión de espacios-islas casi
siempre peligrosos, como desde Odiseo estamos acostumbrados a escuchar
y a leer, es, en realidad, motivo migratorio capaz de inmiscuirse en una gran
variedad de tipos cuentísticos orales. Lo podemos comprobar a partir de una
versión sensacional del cuento ATU 425A (The animal as bridegroom, ‘El
animal como novio’), que informaba, por ejemplo, el viejo cuento latino de
Psique y Cupido, y que se ha perpetuado en la cadena del cuento tradicio-
nal pluricultural, fue anotada por Aurelio Macedonio Espinosa (padre) en la
década de 1920 en Sevilla. Su trama nos permite hacer el seguimiento de un
itinerario parecido, acompañando esta vez a una joven heroína que recibe el
encargo de dirigirse a un ignoto Castillo de Oropé.
Para ello, ha de someterse a la ordalía del tránsito por varios espacios-is-
las: en los dos primeros (un convento de monjas y un convento de frailes) no la
espera ningún peligro; pero en los tres últimos (la casa de la luna, la casa del
sol y la casa del aire) sí, puesto que la luna, el sol y el aire aparecen caracteri-
zadas como deidades caníbales14.

– Pues ahora ya estoy desencantao, pero tú tendrás ahora que irte de peregri-
na. Toma este vestido de peregrina y estos zapatos de hierro. Y porque me has
desencantao antes de tiempo no puedes volver a mí hasta que estos zapatos no
se acaben, y tienes que ir a buscar el Castillo de Oropé.
Y le dio ella un abrazo a su marido y se fue. Y primero llegó a una casa que era

14
Las llegadas sucesivas a las casas de las divinidades caníbales y las amenazas que en
ellas reciben los viajeros tienen entradas en Thompson 1955-1958, núm. G530 (Ogre’s relative
aids hero, ‘Un pariente del ogro ayuda al héroe’) y núm. G84 (Fee-fi-fo-fum. Cannibal return-
ing home smells human flesh and makes exclamation, ‘El caníbal que regresa a casa huele la
carne humana y suelta una exclamación’).

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un convento de monjas. Y llamó en la puerta y salió una monja, y la joven le


preguntó si le podía dar razón dónde podría encontrar el Castillo de Oropé. Y
la monja le dijo que no, que no sabía, pero le dio una bellota y le dijo:
– Vaya usté con esta bellota por el mundo en busca del castillo y cuando se vea
apurada la rompe.
Y fue más allá y se encontró con otra casa y llamó en la puerta. Y esta casa
era un convento de frailes, y salió un fraile y le preguntó ella si le podían dar
razón dónde estaba el Castillo de Oropé. Y el fraile le dijo que no, que no
sabían, pero le dio una nuez y le dijo:
– Vaya usté por el mundo en busca de ese castillo y cuando se vea apurada la
rompe.
Y se fue ella por su camino en busca del castillo. Y caminando, caminando,
llegó a la casa de la luna. Y llamó en la puerta y preguntó por el Castillo de
Oropé. Y salió la hechicera que guardaba la casa y le dijo:
– No sé, pero espere usté a que vengan la luna y sus hijas, y tal vez ellas sepan
darle razón. Pero escóndase usté en esa tinaja, que la luna se la come cuando
llegue.
Y se metió la joven en una tinaja y estuvo esperando ai un rato, cuando llega-
ron las lunitas. Y la hechicera les dijo que ai estaba una joven que preguntaba
por el Castillo de Oropé y que si sabían ellas dónde era. Y las lunitas dijeron
que no, que ellas no sabían, pero que tal vez su madre, la luna, lo supiera. Y
estuvieron esperando mucho, hasta que llegó la luna y le dijo a la hechicera:
– ¡Fo, fo, fo! ¡A carne humana me huele aquí! ¡Si no me la das, te como a ti!
Y la hechicera le dijo a la luna que era una pobre joven que venía preguntando
por el Castillo de Oropé. Y la luna le dijo que no, que ella no sabía, pero que
tal vez su primo, el sol, lo sabría. Y se fue la joven a buscar al sol. Y caminan-
do, caminando, llegó al fin a la casa del sol y llamó a la puerta.
Y salió otra hechicera y le preguntó qué quería. Y ella pidió posada y le dijo
que venía en busca del sol pa ver si le daba razón dónde era el Castillo de Oro-
pé. Y la hechicera le dijo:
– Entra y escóndete en esa tinaja, porque cuando llegue el sol te come.
Y se escondió ella en una tinaja pa esperar a que llegara el sol. Y después de
esperar un rato llegaron los hijos del sol y les preguntó la hechicera si sabían
dónde era el Castillo de Oropé. Y ellos dijeron que no lo sabían, pero que
seguramente su padre, el sol, lo sabría. Y esperaron otro rato hasta que llegó
el sol alumbrando por todas partes y dijo:
– ¡Fo, fo, fo! ¡A carne humana me huele! ¡Si no me la das, te como!
Y la hechicera le dijo que no se la comiera, que no era más que una pobre niña

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444

que venía preguntando por el Castillo de Oropé, y que venía de parte de su


prima, la luna. Y el sol entonces le dio una carta escrita de parte de él al aire,
porque ése sí sabía dónde estaba el Castillo de Oropé.
Y se fue la niña a buscar la casa del aire. Y llegó y llamó a la puerta. Y salió
la hechicera que guardaba la casa y le preguntó qué quería. Y ella le entregó
la carta del sol y le dijo que buscaba el Castillo de Oropé. Y entonces la hechi-
cera le dijo:
– Escóndase usté en esa tinaja, que cuando venga el aire va a querer comérsela.
Y otra vez se escondió ella en una tinaja. Y a poco llegaron los airecitos y les
preguntó la hechicera que si sabían ellos dónde estaba el Castillo de Oropé. Y
ellos dijeron que muchas veces habían oído a su padre, el aire, hablar de ese
castillo, pero que ellos nunca le habían visitao. Y a poco llegó el aire soplando
todo alante. Y cuando entró dijo:
– ¡Fo, fo, fo! ¡A carne humana me huele! ¡Si no me la das, te como!
Y la hechicera le dijo que no se la comiera, que era una pobre niña que venía
de parte del sol con una carta escrita pa él y que preguntaba por el Castillo
de Oropé. Y el aire dijo que sí, que él sabía dónde estaba y que él la llevaría.
Y el aire llevó a la joven al Castillo de Oropé y la dejó a la puerta […]15.

5. Islas de arriba, islas de abajo

En un ensayo que publiqué hace unos años hice algunas reflexiones acerca de
tres modalidades de clasificación física y simbólica del territorio, superos /
medio / inferos, que han articulado, con grados, acentos y variantes de lo más
diverso, la percepción del espacio en un sinnúmero de tradiciones culturales,
literarias, religiosas. Tienen, para nosotros, que hemos atendido hasta ahora a
espacios alineados casi siempre en horizontal, la novedad de la disposición en
vertical. Señalé entonces que

el trickster, ya sea heroico, ya sea antiheroico (ya sea, incluso, diabólico), es


capaz de instalarse (siempre en tránsito, nunca de forma permanente) en el
espacio que queda entre el mundo terrenal o medio de los humanos y el mun-
do elevado de las divinidades del superos, el cielo. O bien entre el mundo
medio de los humanos y el mundo subterráneo de las divinidades del inferos,
el infierno.

15
Espinosa 2009, 1: 398-399.

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: , , 445

Espacios críticos, de transición, inhabitables, azotados por todos los vientos


y expuestos a las más violentas corrientes, centrífugos (porque en ellos operan
impulsos de eyección hacia abajo o hacia arriba), en los que ningún humano que
no tenga dotes muy excepcionales puede perdurar, ya que es imposible resistir
por mucho tiempo a las fuerzas desatadas (atmosféricas o telúricas) del éter
sobrehumano o de las profundidades del subsuelo16.

No venía a cuento incidir, en aquel ensayo, en el carácter que podríamos


considerar, figuradamente, insular o aislado de las regiones superiores e infe-
riores en relación con las que quedan en el medio. Pero es evidente que las
distancias abismales – pobladas por seres fantásticos, desde el espíritu del aire
tempestuoso hasta el dragón del subsuelo – que hay entre lo superior, lo medio
y lo inferior admite la equiparación con espacios insulares, aislados, rodea-
dos de territorio separador, hostil, inhabitable, intransitable, inaccesible. En la
tradición cristiana – en especial en las tradiciones populares cristianas –, la
función del san Pedro que abre o cierra a las almas las puertas del cielo no se
diferencia mucho de la función de conductor y repartidor de almas en el más
allá que cumple el barquero Caronte en la tradición griega.
Se haría larga en exceso la nómina de los mitos y los relatos que presentan
el cielo superior y el infierno subterráneo al modo o con rasgos de islas o de
fortalezas cerradas para los seres humanos – salvo si tienen las virtudes del
santo o del héroe – que se hallan clasificados en el lugar de en medio.
Señalaremos muy rápidamente, porque sobre toda esta materia me extendí
ya en el artículo que he citado, que en las mitologías amerindias tienen cierta
difusión los relatos que hablan de una especie de cielo de mujeres que bajaban
de cuando en cuando a la tierra de los hombres gracias a una cuerda o liana
que ellos, que nunca o casi nunca habían tenido acceso al mundo de arriba,
pudieron a partir de cierto momento controlar, con lo que quebraron el aisla-
miento o la insularidad de las mujeres y la suya propia, y extendieron a todos
los espacios el dominio patriarcal. En relatos de la órbita cristiana, aunque
remonten a tradiciones más antiguas, ha sido común representar el paraíso
como una isla cercada o amurallada, cuyo acceso guarda celosamente san
Pedro.
En lo que respecta a los espacios inferiores, es igualmente tradicional la
identificación con recintos insulares o situados al otro lado de alguna corrien-
te de agua. La compleja mitología griega del inframundo convertía en una

16
Pedrosa 2010: 155.

Isole settentrionali isole meridionali.indb 445 24/07/2019 09:55:07


446

especie de isla al Hades o reino de los muertos, que estaba nueve veces rodea-
do por los ríos infernales – el Estigia, el Flegetonte, el Lete, el Aqueronte y
el Cocito –; y dejaba además lugar a las Islas Afortunadas o de la Bendición,
que había quien identificaba con el Jardín de las Hespérides y quien situaba
en mitad del Atlántico.
Entre los muchos y pluriculturales avatares de islas de los muertos enclava-
das en el inframundo, algunas que han sido estudiadas en ensayos magistrales
de François Delpech me parece que se hallan impregnadas de un patetismo
más que singular17. Se trata de sepulturas subacuáticas en las que habrían
sido depositados, según tradiciones atávicas, héroes pre- y extra-cristianos, y
también extravagantes santos cristianos. El recinto sepulcral construido, tras
la ejecución de una compleja obra de ingeniería, para preservar el cuerpo y el
descanso eterno de un héroe o de un santo entre y bajo las aguas – en un plano
horizontal y vertical al mismo tiempo – es una manifestación de una radicali-
dad perturbadora y fascinante, en fin, del cronotopo de la isla.

6. Islas de adentro afuera: la recuperación de la perspectiva geográfico-


etnográfica

Sobre las islas últimas, o más bien sobre las ideas últimas acerca de islas que
van a asomar en este ensayo, voy a ser también escueto, puesto que he hecho
ya alguna reflexión anterior al respecto.
La novedad que aportará esta parte conclusiva de mi análisis es que la
identificación, ordenación, disposición del paradigma isleño que voy a propo-
ner fue resultado de una pesquisa de índole más geográfica-etnográfica que
mitológico-narratológica. Esta última es la que ha prevalecido en las reflexio-
nes que he expuesto en este ensayo hasta ahora.
Me explico: en el año 2016 fue presentada en la Universidad de Alcalá una
excelente tesis doctoral de Fernanda María Martínez Reyes, con la edición y
el estudio de un corpus de 461 relatos orales, la gran mayoría de ellos clasifi-
cables como leyendas y como casos supuestos de contactos con seres sobre-
naturales, registrados por la autora, en trabajo de campo personal, en lugares
diversos de la geografía de Honduras.
Durante el proceso de elaboración de la tesis, la autora y yo reflexionamos
intensamente acerca del modo en que pudiera ser más conveniente clasificar

17
Véase Delpech 2010; Delpech 2011; Delpech 2012.

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: , , 447

y presentar todo aquel maremágnum de relatos. Las series tematológicas con-


vencionales – brujas, duendes, ánimas en pena, tesoros escondidos – resul-
taban muy insatisfactorias, porque había relatos que podían ser inscritos en
cuadrículas diversas y porque no llegábamos, por más ordenaciones y reorde-
naciones que ensayábamos, a ninguna jerarquía que nos pareciese lógica, con-
vincente, incuestionable, libre de contradicciones y ambigüedades. ¿Debía
preceder, en el índice, el diablo a la Llorona, el jinete sin cabeza al perro fan-
tasmal, el Chupacabras a la serpiente patrona del río? ¿O viceversa?
Probamos finalmente a hacer un esfuerzo de percepción y categorización
empíricas, etnográficas, del territorio físico, y a relacionar la posición espacial
del yo-narrador con su entorno y con la posición espacial de los otros-narrados.
Llegamos así definir una articulación con esquema de islas concéntricas que
acabó pareciéndonos más adecuada que cualquier otra de las que habíamos
intentado, y que tenía la ventaja de que no dejaba ningún relato ni ningún cabo
suelto ni desubicado. De este modo definió Fernanda Martínez el paradigma:

Ante esa situación, junto a mi profesor asesor, José Manuel Pedrosa, he podi-
do desarrollar un criterio novedoso de clasificación que no ha sido propuesto
en otros trabajos críticos, y que se ha revelado dúctil, práctico, eficaz.
Sobre todo, porque permite articular un paradigma capaz de acoger, y con
un criterio (el de la posición en el espacio) muy claro, a todas las leyendas
que he registrado. El método de clasificación de leyendas que he aplicado es
tripartito, divide el espacio en el mundo de aquí o de los hombres, el mundo
intermedio o de la frontera, y el mundo de allá o del infierno. Se relaciona, en
cierto modo con los mundos de lo civilizado (el de aquí) y de lo salvaje (el de
allá), cuyo inestable punto de encuentro se halla en el espacio de la frontera.
Los espacios de ‘aquí’ o de los hombres son los de uno mismo y los de la
comunidad. El más íntimo es el de la cama donde nos visitan las pesadillas;
pero en círculos concéntricos están también la casa y las dependencias de la
casa; la calle; el barrio; el pueblo; la ciudad.
Los espacios intermedios o de la frontera son los que se hallan fuera del recin-
to de lo comunitario, aunque suelen tener marcas, todavía, de acción civiliza-
toria: los caminos, las carreteras, los puentes. Y también las casas, las hacien-
das, las fincas y los ingenios que se encuentran en el campo.
Los espacios de allá o del infierno son los que se hallan al margen de lo civili-
zado, en espacios agrestes o salvajes que están llenos de peligros y amenazas:
cerros, bosques, ríos, lagos, mares en los que el ser humano no ha dejado aún
su huella o que siguen al margen todavía de su control.

Isole settentrionali isole meridionali.indb 447 24/07/2019 09:55:07


448

Hay que admitir que los personajes fantásticos que hemos intentado someter
a estas clasificaciones no mantienen siempre posiciones estables. Hay mujeres
fabulosas, por ejemplo, que se aparecen a veces en los patios de las casas,
otras veces en los caminos y otras en los ríos.
Pero también es verdad que cada leyenda, tomada en singular, sí se ajusta bien
a esta clasificación, que creemos que podrá ser desarrollada y perfeccionada
en trabajos posteriores, y seguramente con el concurso de otros especialistas18.

No se llegó a decir en aquella tesis doctoral que esta clasificación – sobre


la que espero volver a reflexionar en ocasiones futuras – del espacio mitoló-
gico-narratológico proyectada a partir de la experiencia del espacio geográfi-
co-etnográfico se pliega de manera exacta a la definición de lo que Chet Van
Duzer ha denominado islas dentro de islas. Ni que tiene mucho que ver con el
complejo concepto de esferas desarrollado por Peter Sloterdijk19.
Pero el caso es que los círculos concéntricos a partir del yo narrativo que
articulan toda esta percepción del espacio, con sus vínculos con otros sujetos
y con otros espacios reales y ficticios, asume la estructura figurada de islas
concéntricas.
Tampoco lo dijimos entonces, pero lo digo yo ahora, que pueden ser enten-
didas como islas también la cama en la que somos concebidos, la cama en
la que nacemos, la cama en la que tenemos nuestros sueños y pesadillas –
los cuales marcan nuestros contactos primeros, intermedios y últimos con los
otros fabulados y con la experiencia de la ficción en general –, y la cama en la
que nuestros cadáveres quedan depositados al morir.
Islas son, en fin, la bolsa placental que nos envuelve antes de nacer y el
ataúd en el que después de expirar nos meten.

Arce 1960: Arce, Joaquín, España en Cerdeña. Aportación cultural y testimonios de


su influjo, Madrid, CSIC.
Arce 1962: Arce, Joaquín, ‘El muflón sardo en unos versos de Góngora: dificultades
de interpretación’, Revista de Filología Española 45, pp. 2-17.
Beltrán Llavador 2017: Beltrán Llavador, Rafael, ‘Reseña de Mahiques Climent,

18
Martínez Reyes 2016: 101-102.
19
Véase Sloterdijk 2002; Sloterdijk 2004; Sloterdijk 2006.

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: , , 449

Joan: Els morts agraïts, Manacor, Món de Llibres, 2016’, Estudis de Literatura
Oral Popular 6, pp. 150-154.
Delpech 2010: Delpech, François, ‘Saint Nectan: hagiographie, folklore et mytholo-
gie comparée’, en Hily, Gaël et al. (éd.), Deuogdonion. Mélanges offerts en l’hon-
neur du Professeur Claude Sterckx, Rennes, CRBC, pp. 133-155.
Delpech 2011: Delpech, François, ‘Trésors et sépultures subaquatiques: variations
sur une légende perdue’, en Meurant, Alain (éd.), Routes et parcours mythiques:
des textes à l’archéologie, Brussels, Safran, pp. 37-78.
Delpech 2012: Delpech, François, ‘La sépulture subfluviale de Daniel et le mystère
indo-européen du feu dans l’eau’, en Vigneron, Fleur – Watanabé, Koji (éd.), Voix
des mythes, science des civilisations. Hommage à Philippe Walter, Berna, Peter
Lang, pp. 3-16.
Espinosa 2009: Espinosa, Aurelio M., ‘El castillo de Oropé’, en Díaz Viana, Luis –
Asensio Llamas, Susana (eds.), Cuentos populares recogidos de la tradición de
España, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, pp. 398-399.
Laudo 2017-2018: Laudo, Alexandra, ‘Presentación de Non-Slave Tenderness de
Lucía C. Pino’, Barcelona, Fundació Joan Miró.
Mahiques Climent 2016: Mahiques Climent, Joan, Els morts agraïts, Manacor, Món
de Llibres.
Martínez Reyes 2016: Martínez Reyes, María Fernanda, La narrativa oral en Hon-
duras: nuevas exploraciones en los inicios del siglo XXI, tesis doctoral, Universi-
dad de Alcalá de Henares, 2016.
Moret 2011-2012: Moret, Pierre, ‘Honorato de Lérins, Heracles y las islas errantes’,
Cuadernos de Prehistoria y Arqueología Universidad Autónoma de Madrid
37-38, pp. 455-464.
Pabón Suárez 1993: Pabón Suárez de Urbina, José Manuel (trad.), Homero. La
Odisea, Madrid, Gredos.
Pedrosa 2008: Pedrosa, José Manuel, ‘Superos / Medio / Inferos: los héroes suspen-
didos entre el cielo y la tierra’, en Buttitta, Ignazio (a cura di), Miti Mediterranei:
Atti del Convegno Internazionale. Palermo-Terrasini, 4-6 ottobre 2007, Palermo,
Fondazione Ignazio Buttitta, pp. 155-174.
Pedrosa 2010: Pedrosa, José Manuel, ‘La búsqueda del paraíso: la Vida de San Amaro
medieval y el cuento nahua mexicano de El joven que llegó a las escaleras y puer-
tas del cielo’, E-Humanista 16, pp. 328-358.
Peña Martín 2016: Peña Martín, Salvador (trad.), Mil y una noches, 4 vols., Madrid,
Verbum.
Sanvisenti 1944: Sanvisenti, Bernardo, Le Soledades del Góngora. Studio, testo e ver-
sione, Milano-Messina, Casa Editrice Giuseppe Principato.

Isole settentrionali isole meridionali.indb 449 24/07/2019 09:55:07


450

Sforza 2013: Sforza, Ilaria, ‘L’eroe affidato alle acque: valenze dell’arca dall’epica
al mito’, Gaia: Revue Interdisciplinaire sur la Grèce Archaïque 16, pp. 211-228.
Sloterdijk 2003: Sloterdijk, Peter, Esferas I: Burbujas. Microsferología, Madrid,
Siruela (trad. esp. Isidoro Reguera).
Sloterdijk 2004: Sloterdijk, Peter, Esferas II: Globos. Macrosferología, Madrid,
Siruela (trad. esp. Isidoro Reguera).
Sloterdijk 2006: Sloterdijk, Peter, Esferas III: Espumas. Esferología plural, Madrid,
Siruela (trad. esp. Isidoro Reguera).
Thompson 1955-1958: Thompson, Stith, Motif-Index of Folk Literature: A Classi-
fication of Narrative Elements in Folktales, Ballads, Myths, Fables, Mediaeval
Romances, Exempla, Fabliaux, Jest-Books and Local Legends, ed. rev. y aum.,
6 vols., Bloomington-Indianapolis-Copenhagen, Indiana University-Rosenkilde
& Bagger.
Van Duzer 2004: Van Duzer, Chet, Floating Islands: A Global Bibliography, with an
Edition and Translation of G. C. Munz’s “Exercitatio academica de insulis natan-
tibus” (1711), Los Altos Hills (California), Cantor Press.
Van Duzer 2009: Van Duzer, Chet, ‘Floating Islands Seen at Sea: Myth and Reality’,
Anuario do Centro de Estudos de História do Atlântico 1, pp. 110-120.
Van Duzer, Dines 2015: Van Duzer, Chet – Dines, Ilya, Apocalyptic Cartography:
Thematic Maps and the End of the World in a Fifteenth-Century Manuscript,
Boston, Brill, Hes & De Graaf.
Vega 1987: Vega, Carlos Alberto, Hagiografía y literatura: la Vida de San Amaro,
Madrid, El Crotalón.

Isole settentrionali isole meridionali.indb 450 24/07/2019 09:55:07


INDICE DEI NOMI E DELLE OPERE LETTERARIE

I nomi di autori, intellettuali, artisti, personaggi storici e i titoli delle opere


sono riportati nella forma in cui compaiono nel testo, con l’eventuale corri-
spettivo d’uso italiano fornito in parentesi [es.: Adam of Bremen (Adamo di
Brema); Gulliver’s travels (I viaggi di Gulliver)]; se gli stessi figurano in due
varianti, entrambe sono messe a lemma, separate da una barra (/), con la for-
ma italiana, se presente, al primo posto [es. Omero/Homer]; il rimando tra le
voci non compare nei casi in cui esse risultano molto simili tra loro o contigue
nell’ordine alfabetico [es.: Eleonora d’Arborea/Elianora de Arbarê].
I titoli delle opere compaiono sotto i rispettivi autori; là dove il testo men-
ziona un’opera senza indicazione dell’autore, l’informazione viene fornita in
parentesi [es.: Merlínusspá (di Gunnlaugr Leifsson)]; nel caso di opere anoni-
me, è posto a lemma il titolo per esteso, senza tener conto (nell’ordine alfabe-
tico) dell’eventuale articolo iniziale.
I titoli delle opere greche, antiche e moderne, sono dati in italiano.
La lettera [Þ] figura alla fine dell’ordine alfabetico, seguita dalla lettera
[Æ] e dalle lettere [Ö] e [Ǫ], che esprimono il medesimo suono.

Abraham Ortelius 126, 127n., 139 Albert of Riga (Alberto di Riga) 103n.,
Adam of Bremen (Adamo di Brema) 105
122-124 Alcibiade 219, 220 e n., 221 e n.
History of the Archbishops of Ham- Alfonso d’Aragona 352
burg and Bremen 122-124 Amari, Emerico 377, 380n.
Agesilao 210 Amari, Michele 377, 379 e n., 380
Aglianò, Sebastiano 303 Andreotti, Giuliana 239
Cos’è questa Sicilia 303 Andrés, Irene de 429n.
Agnello Hornby, Simonetta 266 Anedda, Antonella 238
La Mennulara 266 Anghelopoulos, Theo 192
La zia marchesa 267n. Angioy, Giovanni Maria 337
Agostino di Ippona 320, 366 Angius, Vittorio 334, 336, 337
De civitate Dei 366 The Anglo-Saxon Chronicle 128
Ágrip af Nóregskonungasögum 36 Antifonte 211
Akrìvos, Kostas 194 Ari Þorgilsson 36
Ultime notizie da Itaca 194 Ariosto, Ludovico 435

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478 ,

Aristofane 224n. Bonifacio VIII, papa/Boniface VIII 103,


Aristotele 224 104n., 351-353
Politica 224 e n. Borca, Federico 85n.
Arngrímr Brandsson 21 Borgese, Giuseppe Antonio 274, 275,
Arpago 215 303, 313n.
Artaserse 225 Bosco Pisani, Antonio 376n.
Ascheri, Mario 368 Bouvier, Nicolas 248
Ásmundr Þorgrímsson 63 Bragi inn gamli Boddason 84n.
Aspö, iscrizione di 110 Brancati, Vitaliano 273, 276n., 303, 305
Astioco 220, 226 Braudel, Fernand 86n., 260
Atzori, Andrea 315 Brun, Patrice 216
Iskìda della Terra di Nurak 315 Brunetto Latini 368
Auerbach, Erich 330 Tresor 368
Autant-Lara, Claude 439 Bufalino, Gesualdo 257, 259, 261, 266,
Azàs, Anestis 193 269-290, 293n., 302, 313
Azuni, Domenico Alberto 332 Argo il cieco 281
Cere perse 281
Bachelard, Gaston 183 Cola Pesce dal fondo del mare 285-
Badia, Giuseppe 376n., 384 e n. 287
Baldacchino, Godfrey 85 e n.,182 I libri sullo stretto 272
Bárðar saga Snæfellsáss 23 Il fiele ibleo 276n.
Barisone d’Arborea 365 Il malpensante 286n.
Battiato, Franco 284 L’isola misteriosa 281
Bean, George 216 L’isola nuda 285
Behar, Ruth 435 L’isola plurale 288
An island called home 435 La Contea di Modica 287
Benediktsson, Jakob 33 La luce e il lutto 272n., 273, 280,
Bergren, Ann L.T. 163n., 174 e n. 284, 286, 287n., 290
Bernardie, Nathalie 238 Le menzogne della notte 288
Birger Magnusson 97 Parere sul ponte 272
Bjarni …ason 84n. Una Kodak per Faust 287
Bjǫrn krepphendi 84 Una mosca sul dizionario 286
Magnússdrápa 84n. Burdeau, Georges 409
Björnståhl, Jacob Jonas 333 Buttigieg, Joseph A. 11
Blaeu, Joan 136 Buttitta, Ignazio 286
Blaeu, Willem 136 Byock, Jesse 66
Blomkvist, Nils 107 Lord Byron (Byron, George Gordon)
Bonaviri, Giuseppe 303, 313n. 327, 329-332, 338, 339, 342
Bonazzi, Alessandra 239 On Major Cartwright’s petition 329n.
Bonfantini, Mario 246, 250 On the Earl of Donoughmore’s mo-
Sul Po 247 tion 329n.

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479

On the frame work bill 329n. Cavour, Camillo Benso, conte di 379-
381
Calcideo 219 e n. Celati, Gianni 246
Callistrato di Afidna 223n. Celaya, Gabriel 465
Calvino, Italo 187 Ceronetti, Guido 189, 250
Camilleri, Andrea 257-260, 263-265, Cervantes, Miguel de 423
266n., 268, 269, 278n., 281n., 282, Chraïbi, Driss 268 e n.
285n., 290-292, 295-298, 302, 305 Christie, Agatha 435
e n. Ten little niggers 435
Biografia del figlio cambiato 259, Cicerone, Marco Tullio/Cicero 86, 87,
285n. 366
I quattro Natali di Tridicino 291, Tusculanae disputationes/Tusculan
293, 294, 298 Disputations 86, 366 e n.
Il casellante 291 Cingolani, Stefano Maria 369
Il corso delle cose 263 Cleasby, Richard 53
Il gioco della mosca 283 Clemenceau, Georges Benjamin 401, 403
Il sonaglio 291 Collodi, Carlo 434
La bolla di componenda 264, 268 Columba, St. (Columba di Iona) 39
La forma dell’acqua 265 La condesita 423
La rivoluzione della luna 298 Consolo, Vincenzo 277 e n., 281, 303, 313
La stagione della caccia 264 L’olivo e l’olivastro 277 e n., 281
La strage dimenticata 257, 264, Constantakopoulou, Christy 86n., 91n.,
266n., 268 152n., 161, 210n., 211n., 214-216
Maruzza Musumeci 291, 294-298, Coronelli, Vincenzo 137, 141
302 Corrao, Giovanni 277n., 283
Un filo di fumo 260, 264, 267, 282 Corti, Maria 271 e n., 272
Venere 297 Cosgrove, Denis 239
Caprara, Giovanni 268n. Crichton, Michael 122
Capuana, Luigi 313n. Jurassic Park 122
Caputo, Francesca 271n. Croce, Benedetto 335
Carusi, Cristina 210n., 216 e n. Cruilles, Bernat de 356
Cassiodorus (Flavio Magno Aurelio Cunliffe, Barry 111
Cassiodoro) 82
In Psalmos 82 e n. D’Ondes Reggio, Vito 376, 380
Castiglia, Benedetto 387n. Dante Alighieri 188, 368
Castone, Carlo 263 Davico Bonino, Guido 261n.
Viaggi 263 Davis, Fred 452n.
Castro, Scipio di 303 de Jong, Irene 153n.-157, 165 e n.
Casula, Francesco Cesare 364n., 366- De Roberto, Federico 303, 313n.
368 De Rosa, Maurizio 198n.
Cavallo, Federica 241, 242 Defoe, Daniel 122

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480 ,

Deleuze, Gilles 182 Einarr skálaglamm Helgason 84n.


Delpech, François 446 Lausavísur 84n.
Demostene 212n. Einarr Skúlason 84n.
Di Benedetto, Vincenzo 156, 157 Einarr þveræingr Eyjólfsson 46, 84n.
Di Fede, Francesco 376n. Lausavísur 84n.
Di Giovanni, Vincenzo 376n. Eiximenis, Francesc 369, 370
Di Piazza, Giuseppe 269, 270 Regiment de la cosa pùblica 369,
Díaz, José Antonio 461, 462, 465 370
Didimo di Alessandria 225n. Eleonora d’Arborea/Elianora de Arbarê
Diitrefe 211n. 335, 345, 346, 357, 364-370
Dimitriadis, Dimitris 181, 192, 197-200, Carta de Logu 345, 346 e n., 356,
202, 203 357 e n., 362, 363, 370
Omeriade. Un trittico 198n. Elzevier, Lodewijk 136
Itaca 198n., 200-202 Eracleodoro di Olinto 214n.
Odisseo 198n., 199, 200, 202 Eratostene 155n.
Omero 198 Erik Knutsson 89
Diodoro Siculo 211n., 220 e n., 223n. Erlingr Skjálgsson 87
Dionisotti, Carlo 277 Erodoto/Herodotus 93n., 210n., 211n.,
Dionysios of Alexandria (Dionisio di 214, 215 e n.
Alessandria) 87 Storie 93n., 210n., 211n., 214, 215 e n.
Periegesis 87 Eusebio di Cesarea 211n.
Dominici, Zaccaria 383, 384 e n. Chronicon 211n.
Donne, John 421 Evagora 226n.
Doria, Brancaleone 362 Evandro 195
Dudo of St. Quentin 93n. Exodus (Esodo, Bibbia) 26
History of the Normans 93n. Eyjólfr dáðaskáld 110
Dumas, Alexandre 311n., 435 Bandadrápa 110
El conde de Montecristo 435 Eyrbyggja saga 37 e n.

Edda Poetica/Poetic Edda 73 e n. Farina, Salvatore 272


Hárbarðsljóð 73n. Farini, Luigi Carlo 381
Hymiskviða 23 Ferrara, Francesco 377, 382
Hyndluljóð 88 Ferrari, Jérôme 316, 320, 322, 323
Lokasenna 73 Le sermon sur la chute de Rome 316,
Edwards, Paul 33 320, 322, 323
Eforo 223 e n. Ficara, Giorgio 305
Egeler, Matthias 33 Flaiano, Ennio 304
Egill Skallagrímsson 84n. Almanacco del pesce d’oro 304
Lausavísur 84n. Flateyjarbók 21, 32
Egils saga einhenda ok Ásmundar ber- Flóamanna saga 23, 26
serkjabana 67, 112n. Foley, Helen 167, 176n.

Isole settentrionali isole meridionali.indb 480 24/07/2019 09:55:11


481

Foucault, Michel 186 De bono communi 366


Franchetti, Leopoldo 388 Gísla saga Súrssonar 58, 59, 66
Diario 388 Glúmr Geirason 83n.
Franklin, Benjamin 382 Poem about Eiríkr blóðøx 83n.
Fraser, Peter M. 216 Goethe, Johann Wolfgang 275
Frémont, Armand 253 Golding, William Gerald 122, 435
Fróða þáttr 64 Lord of the Flies 122, 435
Færeyinga saga 88 Góngora, Luis de 431-433
Soledades 432, 433
Gabellone, Lino 245, 246 Goropius Becanus, Johannes 126
El galán y la calavera 423 Gozzano, Guido 278, 281
García Márquez, Gabriel 433 Gozzi, Caterina 198
Garibaldi, Giuseppe 379 e n., 380, 383, Grafton, Anthony 127, 128
387n. Grágás 89
Gautreks saga 55, 65, 68 Gramsci, Antonio 11, 340
Gauta þáttr 68 Quaderni del carcere 11
Gjafa-Refs þáttr 68 Gray, Benjamin 214n., 216
Víkars þáttr 68 Gregory IX (Gregorio IX, papa) 103,
Gell, William 183 105n.
Gemmellaro, Carlo 266 e n. Grettis saga Ásmundarsonar 54, 60, 61,
Relazione dei fenomeni del nuovo 63
vulcano 266 e n. Grodent, Michel 203
Genesi/Genesis (Bibbia) 26 Groot, Hugo de, v. Grozio
Geoffrey of Monmouth 121, 122, 127 Grozio, Ugo/Ugone/Grotius, Hugo 121,
Historia regum Britanniae 121, 122, 133-136
127 De iure belli ac pacis 133
Gesta Herewardi 127 De origine gentium Americanarum
Gestivo, Francesco 387-389 dissertatio (I e II) 134, 136 e n.
Giacomo d’Aragona 351, 352 Mare liberum 133
Giammona, Antonino 387 Grœnlendinga saga 88
Giannesini, Pierre-Jean 314 Gualazzini, Beppe 248-250, 252
Le pacte des étoiles 314 Gualtiero, Filippo Antonio 375, 376
Gideonsson, Lisa 429 Guareschi, Giovannino 249
Gillis, John R. 86, 106 Gudbrand Vigfusson 53
Ginzburg, Carlo 181 Guðmundar saga 16-19, 21, 22
Nessuna isola è un’isola 181 Guðmundr góði Arason 16, 18, 21, 22, 61
Giorgini, Giovan Battista 382 Guta lag 89, 90n., 94n., 103n.
Giovanni di Salisbury 364 Guta saga 9, 81, 88-90, 93 e n., 94, 96,
Policraticus 364 98, 102-106, 110, 111 e n.
Giovanni il Cacciatore 362
Girolami, Remigio de’ 366 Hakluyt, Richard 126

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482 ,

Hákon Sigurðarson 109, 110 Innocent IV (Innocenzo IV, papa) 103 e


Haley, Alex 243 e n. n., 104n.
Radici/Roots 243 e n. Isidore of Seville (Isidoro di Siviglia)
Hálfs saga ok Hálfsrekka 75 82 e n.
Hallfreðr vandræðaskáld Óttarsson 43, Etymologiae 82n.
95n. Íslendingabók 32, 39n., 56, 57, 64, 65,
Óláfsdrápa 43, 95n. 73, 88, 93, 98n.
Haraldr harðráði Sigurðarson 83n. Isocrate 213n.
Gamanvísur 83n.
Haraldr hárfagri 62, 83 Jackson, Peter 239
Haralds saga Sigurðarsonar 83n. Jacobsen, Hjelm 328
Haukr Erlendsson 32, 33, 38 Jakob, Michael 272 e n.
Hauksbók 33 Jaume I 369
Hegel, Georg W. Friedrich 330 Jerome, K. Jerome 248
Heide, Eldar 55 Tre uomini in barca/Three men in a
Heidegger, Martin 339-342 boat 248
Heiniger, Anna Katharina 90n. Jón Ögmundsson 16-18, 21
Henry the Lion (Enrico XII, il Leone) Jóns saga 18, 21, 22
107 Jordanes (Giordane) 92n.
Heraclitus (Eraclito) 330 Getica 92n.
Hermann Pálsson 33
Hervarar saga ok Heiðreks 55, 73 Kálfr Hallson 84n.
Hesiod (Esiodo) Kátrínardrápa 84n.
Theogonia 82n. Kambanellis, Iàkovos 181, 195
La hija del diablo 440 Odisseo, torna a casa! 195, 196
Historia del marinero náufrago 437 Kapsouli, Chrysa 198n.
Homer, v. Omero Karakantza, Sofia 198n.
Honorius III (Onorio III, papa) 103 Kavafis, Konstantinos 181, 186-189,
Houellebecq, Michel 429 190, 192 e n., 193
Hrólfs saga kraka ok kappa hans 51, 63, Itaca 188-190
64, 66, 72 La fine di Odisseo 188
Hugo, v. Ugone III d’Arborea Seconda Odissea 188
Hungrvaka 20 Kennedy, Jacqueline 188
Huxley, Aldous 283 Ketill Þorsteinsson 39
Island 283 Kinane, Ian 186
Kjalnesinga saga 39 e n.
Ibn Hamdîs 285 Koselleck, Reinhart 340
Ieranò, Giorgio 274, 280n., 284 Krawczyk, Gérard 439
Iliade 154n., 155 Kristni saga 37
Innocent III (Innocenzo III, papa) 92n.,
105n. La Fauci, Nunzio 292

Isole settentrionali isole meridionali.indb 482 24/07/2019 09:55:11


483

Laet, Johannes de 121, 134, 136 e n., Maistre, Joseph de 333


137 Malkin, Irad 152 e n.
Notae ad dissertationem Hugonis Mancini, Loredana 297n.
Grotii 136 Manno, Giuseppe 333, 334, 337
Novus orbis seu descriptionis Indiae Storia di Sardegna 334, 335
occidentalis 134 Marci, Giuseppe 10n., 312
Responsio ad dissertationem secun- Marcolini, Francesco 125
dam Hugonis Grotii 136 Marengo, Marina 240
Lamartine, Alphonse de 263 Margaret of Flanders (Margherita II di
Rimembranze di un viaggio in Oriente Fiandra) 108n.
263 Mariano IV d’Arborea/Mariani d’Arbarê
The Land of Cockayne 122 355, 357, 362, 365, 367, 368, 370
Landnámabók 9, 20, 21, 31-41, 46, 57, Martianus Capella (Marziano Capella) 82
62n., 63, 84, 90n., 93 De nuptiis Philologiae et Mercurii 82
Lando, Fabio 238n., 239, 240 Martínez Reyes, Fernanda María 446,
Lanza Tomasi, Gioacchino 301 447
Lawrence, David Herbert 303, 329 Martini, Pietro 334-337
Laxdœla saga 37, 57 Matthew, St. (San Matteo Evangelista)
Leake, William Martin 183 23, 128
Lechonitis, Ghiorgos 189 Matthías Jochumsson 26, 27
Legenda de Sancto Magno 19 Matvejević, Pedrag 259n., 263n., 266n.,
Leone, Giuseppe 285 268n., 280
Letourneau, Charles 333 Mazzella, Salvatore 266n.
Lévinas, Emmanuel 187 Mazzini, Giuseppe 332
Linati, Carlo 7 Melabók 33
Lisandro 220n. Melancrida 219n.
Lisia 76n. Meli, Giovanni 286
Livio, Tito 336 Meloni, Giuseppe 347n., 348 e n., 355n.
Ab Urbe condita 366n. Mendelsohn, Daniel 185
Londré, Gustaf 429n. Un’Odissea. Un padre, un figlio e
Long, Ann-Marie 89 un’epopea 185
Luke, St. (San Luca Evangelista) 128 Mercator, Gerard 126 e n.
Merlínusspá (di Gunnlaugr Leifsson) 84n.
Macron, Emmanuel 413, 414 Las mil y una noches (Le mille e una
Madrignani, Carlo A. 300, 304n. notte) 437
Maglicate, Michele 376n. Miller, Ian William 89
Magnus Birgersson Ladulås 97, 104-105 Milne, David 85
Magnúss saga berfœtts 83n. Mimaut, Jean-François 332
Magnúss saga eyjajarls 19 Minghetti, Marco 381, 383
Magnúss saga lengri 19 Miot, André-François 400-402
Magnúss saga skemmri 19 Moby Dick (di H. Melville) 434

Isole settentrionali isole meridionali.indb 483 24/07/2019 09:55:11


484 ,

Montaldi, Danilo 246n. Onofri, Massimo 261n., 288


Montesquieu, Charles-Louis de Secon- Orkneyinga saga 19, 39n., 88
dat, barone di 333 Orms þáttr Stórólfssonar 54
Voyages 333 Orosius (Paolo Orosio) 94
Morante, Elsa 240 Historiae adversus paganos 94
L’isola di Arturo 240 Óttar svarti 99
Mordini, Antonio 380 e n. Hǫfuðlausn 99, 100 e n.
Moro, Tommaso 283
Utopia 283 Pagliara, Maria 240
El muerto agradecido 422, 424, 429n., Palizzolo, Raffaele 376n., 390 e n.
437, 440 Páll Jónsson 27
Paoli, Pasquale 397 e n.
Nicholas, St. (San Nicola) 26, 27 Papandreou, Ghiorgos 190
Nievo, Ippolito 330 e n. Paulus Diaconus/Paul the Deacon (Paolo
Nigro, Salvatore Silvano 7 e n., 291, Diacono) 81, 93n.
294, 295 De uerborum significatu 81
Nonnis, Nino 314 Historia Langobardorum 93n.
Lizzeri. Se rinasco voglio succeda in Pausania 214n., 224n.
Sardegna 314 Peel, Christine 90-94, 111n.
Nooteboom, Cees 9, 147, 148 Perez, Francesco Paolo 376, 377, 382 e n.
533 148 Pezzino, Paolo 386
Ciò 148 Philippe, Édouard 410
L’occhio del monaco/Monniksoog Pietro IV, il Cerimonioso 347, 348, 351,
147, 148 353, 357, 364
Luce ovunque 148 Costituzioni 347, 348, 351, 356, 357
Utopia triumphans 148 Crònica 347
Norna-Gests þáttr 67 Pino, Lucía C. 429 e n.
Notarbartolo, Emanuele 390 e n. Pirandello, Luigi 259, 271, 275-277,
282, 283, 285n., 303, 313
Odissea/Odisea/Odyssey 9, 82, 87n., 152- I vecchi e i giovani 284
176, 183-185, 187, 190, 192 e n., 194, Informazioni sul mio involontario
196, 197, 199-201, 210n., 274, 276n., soggiorno sulla terra 284
277n., 279, 295n., 434, 437 La nuova colonia 282
Óláfs drápa Tryggvasonar 83n. Pissutne 227n.
Olaus Magnus 91 Pitrè, Giuseppe 387-390
Historia de gentibus septentrionali- Pla, Josep 338
bus 91 Plinio Il Vecchio/Pliny 135, 284
Oliveri, Pietro 376n. Storia naturale/Naturalis historia
Olives, Girolamo 346n. 134, 210n., 284
Omero/Homer 82, 161n., 172n., 181, Plutarco 221n.
187, 274, 276, 279, 295, 296 Vite parallele 221n.

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485

Poe, E.A. 287 L’isola di Amedeo (Magnos) 250


Poetic Edda, v. Edda Poetica L’isolotto 251
Pontano, Giovanni 286 Scaliger, Joseph Justus (Scaligero, Giu-
Pontieri, Ernesto 377 seppe G.) 134
Primo libro di Samuele, Bibbia 348 Schalansky, Judith 329
Pseudo-Scilace 210n., 215n. Scheuchzer, Johann Jakob 452n.
Periplo 210n., 215n. Schiller, Federico 286
Schjødt, Jens Peter 67
Quintana, Luis 461, 465, 467 Schlyter, Carl Johan 88
Sciascia, Leonardo 7, 10, 11, 257, 259,
Rafn, Carl Christian 64 261-263, 266n., 269, 271, 272n., 273,
Ragnars saga loðbrókar 74, 75 275, 277 e n., 278, 282, 284n., 285 e
Ragnarssona þáttr 75 n., 288, 300, 303-305, 313
Reuschle, Max 327 Come si può essere siciliani? 303
Ricoeur, Paul 340 Delle cose di Sicilia 275, 276n.
Ricci Gramitto, Caterina 259 Discorso su Verga 276n.
Rizzo, Giuseppe 316-319, 322, 323 I luoghi del ‘Gattopardo’ 304
Piccola guerra lampo per radere al Il Consiglio d’Egitto 261 e n., 262, 269
suolo la Sicilia 316-319, 322, 323 Mediterraneo. Una antologia 10-11
Roccaforte, Marchese di 376 Porte aperte 305n.
Romano, Lalla 185 Rapporto sulle coste siciliane 276n.
Diario di Grecia 185 Sicilia e sicilitudine 275
Romberg, Martin 198n. The Second Grammatical Treatise (Se-
Rousseau, Jean-Jacques 397 condo trattato grammaticale) 82
Rudas, Nereide 312 Sedda, Franciscu 9
Seferis, Ghiorgos 189n.
Saint Remy, Barone di 333 Segal, Charles P. 153n., 171, 173n.
Salimbene, Frate 286 Senofonte 210, 220n., 221n., 224n., 226n.
Salvatores, Gabriele 190 Elleniche 210n., 220n, 221n., 224n.,
Sanguin, André-Louis 241 226n.
Sanguineti, Edoardo 187 Sgalambro da Lentini 284
Sansone, Giuseppe E. 327 Sgalambro, Manlio 284
Sant’Elia, Principe di 386 Teoria della Sicilia 284
Santa Cruz, Alonso de 183 Shakespeare, William 288, 435
Sanvisenti, Bernardo 432 Sieyès, Emmanuel Joseph 394
Sanz, Manuela 422, 428n., 440 Sigurður Stefánsson 127 e n.
Savarese, Nino 258 Sigvatr Þórðarson 84n., 87
I fatti di Petra 258 Flokkr about Erlingr Skjálgsson
Saxo Grammaticus 64, 68, 73, 93n. 84n., 87
Gesta Danorum 64, 68, 73, 93n. Simiot, Bernard 240
Scaini, Oder 250 e n., 251 Ces Messieurs de Saint-Malo 240

Isole settentrionali isole meridionali.indb 485 24/07/2019 09:55:11


486 ,

Simon, Matteo Luigi 337 Swift, Jonathan 122


Siotto Pintor, Giovanni 334, 337 Gulliver’s travels (I viaggi di Gulli-
Skáldatal 68 ver) 122
Sloterdijk, Peter 448 Sögubrot af fornkonungum 67
Snorri Markússon 33
Snorri Sturluson 37, 83n., 109
Edda 23, 55, 64, 82 Tacitus (Tacito, Publio Cornelio) 92n.,
Gylfaginning 55 135
Heimskringla 67 Germania 92n., 135
Óláfs saga helga 98 e n., 99 e n., Tamburello, Camillo 376n.
101n., 109 e n., 110 e n., 112n. Tempio, Domenico 286
Óláfs saga Tryggvasonar 83n., Tennyson, Alfred 188
95, 109 Teodoro di Neuhoff 396
Ynglinga saga 67, 83n., 109 e n. Tetti, Mauro 314
Snæbjǫrn 87 e n. Thomas Becket of Canterbury, St. 15,
Lausavísur 87 e n. 27, 28
Snöbohm, Alfred Theodor 113 Tiraboschi, Girolamo 331
Gotlands land och folk 113 Tiribazo 225
Soriga, Flavio 323 Tola, Pasquale 334, 335, 337
Sardinia Blues 323 Dizionario biografico 335
Soriga, Paola 316, 319 e n., 322, 323 Tomasi di Lampedusa, Giuseppe 288,
La stagione che verrà 316, 319 e n., 299, 300, 302-306
322 e n. Il Gattopardo 299-301, 304 e n., 305
Sotgiu, Peppe 462, 463 La Sirena 299, 300
Spano, Giovanni 334 Tommaso d’Aquino, San 366
Spinazzola, Vittorio 300, 301 Summa theologiae 366
Stefano di Bisanzio 223 Torsätra, iscrizione di 94
Stendhal (Marie-Henri Beyle) 247 Trampus, Antonio 397
La Certosa di Parma 246 Trasibulo 221-224
Stenkumla, iscrizione di 108 Tsinikoris, Pròdromos 193
Stevenson, Robert Louis 435 Tsipras, Alexis 188n., 191-193
Treasure island (L’isola del tesoro) Tucidide 210n. 212
435 Storie 212. n
Strabone 159n., 210, 224 e n., 226
Struta 225n., 226, 227n. Ugdulena, Gregorio 380n.
Sturla Þórðarson 32, 33n. Ugone III d’Arborea/Hugo 364, 367
Sturlubók 32 Urbano V, papa 368
Styrmir inn fróði Kárason 21, 33n. Usun Hazan 125
Sverker Karlsson 89n.
Synge, John M. 7 e n. Valdemar IV Atterdag 108
Le isole Aran 7 Van Duzer, Chet 448

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487

Vasta, Giorgio 323 Zeno, Antonio 125-127, 129, 132, 134,


Spaesamento 323 136-137
Vatnsdæla saga 62 Zeno, Caterino 129
Verga, Giovanni 272, 276 e n., 277 e n., Zeno, Marino 128
288, 303, 313 Zeno, Nicolò 125-127, 129, 132, 134,
I Malavoglia 267 e n. 137
L’amante di Gramigna 272 Zeno, Nicolò, the Younger (Nicolò
Mastro don Gesualdo 303 Zeno, il Giovane) 121, 125, 126,
Verne, Jules 267 e n. 129, 137
Mirifiques aventures de maître Alboro della Famiglia Zena 128
Antifer (Mirabolanti avventure di Dei commentarii del viaggio in
mastro Antifer) 267 e n. Persia 125
Vico, Giambattista 339 Et dello scoprimento dell’isole 125
Vigo, Lionardo 382 Zilmer, Kristel 88, 108
Zizi, Bernardo 462, 466, 467
Viroli, Maurizio 366
Sa rundine 462
Vitruvius (Marco Vitruvio Pollione) 134
Zoёga, Geir 53
De architectura 134
Zoulas, Konstantinos 193
Voyage de Lord Byron en Corse et en
Sardaigne 329, 332
Þjóðólfr ór Hvini 83, 84n.
Ynglingatal 83 e n., 84n.
Wagner, Richard 434 Þorbjǫrn hornklofi 83 e n.
Warrington, Edward 85 Glymdrápa 83 e n.
Washington, George 382 Þorlákr Þórhallsson 16, 17, 20-22, 25,
Weil, Simone 340 28
Wells, Herbert George 435 Þorláks saga 22, 28
Wildschut, Tim 452n. Þormóðr Kolbrúnarskáld 83n.
Lausavísur 83n.
Yeats, William Butler 342 Þórðr Særeksson 83n.
Il canto del pastore felice (The song Þórálfs drápa Skólmssonar 83n.
of the happy shepherd) 342 Þórður Þórlaksson 127
Þorsteins þáttr skelks 67
Zavattini, Cesare 249, 251
Viaggetto sul Po 251 Örvar-Odds saga 73

Isole settentrionali isole meridionali.indb 487 24/07/2019 09:55:12


INDICE DEI PERSONAGGI LETTERARI

I nomi dei personaggi sono riportati nella forma in cui compaiono nel testo
(nell’ordine: nome e cognome), con l’eventuale corrispettivo d’uso italia-
no fornito in parentesi [es.: Óðinn (Odino)]; se lo stesso nome figura in due
varianti, entrambe sono messe a lemma, separate da una barra (/) e con la for-
ma italiana, se presente, al primo posto [es.: Cariddi/Caribdis]; il rimando tra
le voci non compare nei casi in cui esse risultano molto simili tra loro o conti-
gue nell’ordine alfabetico [es.: Pedro, San/Peter, St. (San Pietro)].
Ogni nome è accompagnato da una specificazione (con funzione disam-
biguante nei casi di omonimia): ai nomi biblici e mitologici citati nel testo
senza riferimento a opere specifiche segue l’indicazione del ruolo [es.: Abra-
mo/Abraham, patriarca]; ai nomi dei personaggi di opere anonime (eventual-
mente integrati dal patronimico o dal soprannome con cui sono conosciuti)
segue (in parentesi) il titolo dell’opera in cui compaiono [es.: Hereward (the
Wake, Gesta Herewardi)]; ai nomi dei personaggi d’autore, segue (in paren-
tesi) il nome dell’autore qualora nell’Indice dei nomi egli sia presente con un
solo titolo [es.: Achab (H. Melville)]; nel caso in cui, invece, di lui si citino più
opere, il nome del personaggio è seguito dal titolo dell’opera, eventualmente
abbreviato [es.: Maruzza Musumeci (MMu)].
La lettera [Þ] figura alla fine dell’ordine alfabetico, seguita dalla lettera
[Æ] e dalle lettere [Ö] e [Ǫ], che esprimono il medesimo suono.

Ágrip Ágrip af Nóregs konunga- EdS Zeno, N., il Giovane, Et dello


sögum scoprimento [...]
Bárð. Bárðar saga FdA Camilleri, A., La forma
BdC Camilleri, A., La bolla di dell’acqua
componenda FdO Kavafis, C., La fine di Odisseo
CdE Sciascia, L., Il Consiglio Fróð. Fróða þáttr
d’Egitto Gautr. Gautreks saga
CP Bufalino, G., Cola Pesce dal GDan. Saxo Grammaticus, Gesta
fondo del mare Danorum

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490 ,

Gísl. Gísla saga Od.D Dimitriadis, D. Odisseo


Gs Grettis saga Od.K Kambanellis, I., Odisseo, torna
GS Guta saga a casa!
Heiðr. Hervarar saga ok Heiðreks ÓH Óláfs saga helga
Hrólf. Hrólfs saga kraka QNdT Camilleri, A., I quattro Natali
Il. Omero, Iliade di Tridicino
IlG Tomasi di Lampedusa, G., Il Ragn. Ragnars saga loðbrókar
Gattopardo SdC Camilleri, A., La stagione
della caccia
It.A Akrìvos, K., Ultime notizie
Sir. Tomasi di Lampedusa, G., La
da Itaca
Sirena
It.D Dimitriadis, D., Itaca
It.K Kavafis, C., Itaca SIS Azàs, A. – Tsinikoris, P.,
Ldn Landnámabók Should I stay or should I go?
Mal. Verga, G., I Malavoglia Snæbj. Lv Snæbjǫrn, Lausavísur
MMu Camilleri, A., Maruzza Mu- SOd. Kavafis, C., Seconda Odissea
sumeci Ven. Camilleri, A., Venere
MsD Bufalino, G., Una mosca sul Yng. Ynglingasaga
dizionario Yt Ynglingatal
Od . Omero, Odissea Ǫrv. Ǫrvar-Odds saga

Abramo/Abraham, patriarca 187, 424 Ásbjǫrn, v. Húsbjǫrn


Achab (H. Melville) 287 Áslaug (Sigurðsdóttir; Ragn.) 74
Achille (Il.) 199, 291 Atena (Od.), 156-158, 161n., 164-166,
Afrodite/Venere, dea 172, 280, 285 169, 174n.
Agamennone (Il.) 154n. Auðr/Unnr/Uðr djúpaugða/djúpúðga
Agata (P. Soriga) 318-321 (Ldn; Laxdœla saga) 37, 38, 57
Alcinoo (Od.) 156, 157 Aulissi Dimare (MMu) 296
Álfhildr (Gautr.) 69 Aurélie Antonetti (J. Ferrari) 320
Amadís de Gaula (Amadís de Gaula) Avair Strabain (GS) 96
437, 439 Avogadro di Casanova, A. (BdC) 264,
Amaro, San (Vida de Santo Amaro) 438, 268
439
Amlóði (Snæbj. Lv) 87 Baldr, dio 55
Andrea, detto Osso (G. Rizzo) 316, 321 Bárðr Báreksson (Ldn) 41, 42
Angantýr (GDan.; Heiðr.; Ǫrv.) 73, 74 Bárðr Snæfellsáss (Bárð.) 23-25
Antígona (Antigone), eroina 424 Bjarneyja-Ketill (Ldn) 43
Apollo, dio 161, 224n. Bjǫrn (iscriz. di Aspö) 110
Arete (Od.) 170 Björn austrœni (Ldn) 37-39
Argo (Od.; It.D) 165n., 201 Björn buna (Ldn) 36, 37, 39
Ari Þorkelsson (Gísl.) 58 Björn Hrólfsson (Ldn) 38
Artemide, dea 161, 172 Björn inn blaki (Gísl.) 58

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491

Bjǫrn kaupmaðr buna (Ágrip) 36, 37 Ettore (Il.; It.D) 199, 201
Bor, dio 55, 56 Eumeo (Od.; It.D) 165, 201
Botair of Akebäck (GS) 100, 101 Euriclea (Od.; It.D; Od.D) 165 e n., 200,
Bǫrkr the Fat (Gísl.; Ldn) 43, 58 201
Eurimaco (Od.) 172n.
Calipso (Od.) 152-155, 156n., 159, Eyja (Ingjaldsdóttir; Ldn) 45
160n., 162n., 163 e n., 170, 182, 437 Eyjólfr (Ingjaldsson; Ldn) 45
Cariddi/Caribdis (Od.) 169, 170n., 434 Eyjólfr of Svíney (Ldn) 44
Caronte, nocchiero infernale 445 Eysteinn (Yt) 83
Cearbhall, v. Kjarvall Eyvindr austmaðr (Ldn) 38
Chevalley, Aimone (IlG) 302n., 305 Eyvindr inn eyverski (Ldn) 43
Chupacabras, animale leggendario 447
Circe (Od.) 152 e n., 156, 158, 159n., Faetusa (Od.) 295n.
160 e n., 162n., 163 e n., 170, 187, Filezio (Od.) 165
295n., 437 Francesco Paolo Di Blasi (CdE) 269
Clitemestra (Il.) 154n. Fróði, padre di Ingjaldr (Fróð.) 64, 65
Cola Pesce/Nicola (CP; MsD) 285, 286 Fróði, re (Grottasǫngr) 87
e n., 287
Criseide (Il.) 154n. Garðarr Svávarsson (Ldn) 34, 35, 84
Cristo/Jesus Christ 15, 23, 45, 286, 364 Gestr, figlio di Bárðr Snæfellsáss (Bárð.)
Cupido, dio 442 26
Gianluca (P. Soriga) 319
Daedalus (Dedalo), costruttore del Labi- Gildas Trégomain (J. Verne) 267n.
rinto 133 Gilliat (V. Hugo) 287
Dagr (spaka; Yng.) 109n. Giorgio (P. Soriga) 320
David, re 348, 357 Giovanni Currao (L. Pirandello) 266n.,
Don Chisciotte/Don Quijote (M. de 283
Cervantes) 286, 434, 439 Gísli Súrsson (Gísl.; Ldn) 43, 51, 58-60,
Donna Matilde (SdC) 264 63
Dora (P. Soriga) 318-321 Giuseppe Vella (CdE) 261
Dyggvi (Yng.) 109n. Gjaflaug (Kjallaksdóttir; Ldn) 38
Gnazio Manisco (MMu) 295-298, 302,
Edmond Dantès (A. Dumas) 436 306
Eilífr Valla-Brandsson (Ldn) 41, 42 Gordon Pym (E.A. Poe) 287
Elena (Od.) 156 Graipr (GS) 92
Elpenore (It.A; Od.K) 194, 196 Grani, v. Hrosshárs-Grani
Eneas (Enea), eroe 437, 439 Grettir Ásmundarson (Gs; Guðmundar
Eolo (Od.) 169 saga) 22, 51, 54, 58-63, 66
Erik the Red (Erik il Rosso; Eiríks saga Grímr (Bárð.) 24 e n., 25 e n.
rauða; Ldn) 40, 44 Grímr Ingjaldsson (Ldn) 40
Escila, v. Scilla Gulliver (J. Swift) 437, 439

Isole settentrionali isole meridionali.indb 491 24/07/2019 09:55:12


492 ,

Gunfiaun (GS) 92 Idomeneo, re 424


Guti (GS) 92 Ingigerðr, figlia di Óláfr skautkonungr
Gymir, dio 83n. (ÓH) 98
Ingimundr (Vatnsdæla saga) 62
Hafþi (GS) 92 Ingjaldr (Bárð.) 24 e n., 25 e n.
Hálfdan (Fróð.) 64, 65 Ingjaldr (Gísl.) 59
Halldóra (Þórlaks saga) 20 Ingjaldr, figlio di Hergils (Ldn) 43, 45
Halldóra (Ormsdóttir; Ldn) 41, 42 Ingólfr Arnarson (Ldn) 41, 58, 63
Hallsteinn Þórólfsson (Ldn) 44 Iperione (Od.) 295n.
Hámundr heljarskinn (Ldn) 44 e n. Irton (J. Verne) 267n.
Heiðrekr (Hǫfundarson; Heiðr.) 55, 73 Isaac (Isacco), patriarca 424
Heiðrekr, figlio di Hervör (Heiðr.) 74 Ismael (Ismaele; H. Melville) 434
Heimdallr, dio 87
Helgi (Bjarnarson; Ldn) 36 Jarizleifr/Jaroslav (ÓH) 98 e n.
Helgi bjóla (Ldn) 37-39 Jasón (Giasone), eroe 434
Helgi (Hálfdanarson; Fróð.) 65-67, 70 Javier (P. Soriga) 320
Helgi magri (Ldn) 38, 39, 44, 45 e n. Jean de Calais/Juan de Calaís, eroe
Hereward (the Wake; Gesta Herewardi) popolare 423, 432, 434
127 Jenhouse (J. Verne) 266n.
Hergils (Þrándarson; Ldn) 43 Jesus Christ, v. Cristo
Herjólfr (Gautr.) 41, 42, 70 John Davy (J. Verne) 267n.
Hermes (Od.) 153, 159 e n. Jonás (Giona), profeta 434
Hermóðr, dio 55 Juhel (J. Verne) 267n.
Hervǫr/Hervarðr (Heiðr.) 55, 73, 74
Hetta, donna-troll 24 Kárr inn gamli (Gs) 60
Hildr, sorella di Ketill-þistill (Ldn) 43 Ketill flatnefr (Ldn) 36, 37, 39
Hjálmarr (GDan.; Heiðr.; Ǫrv.) 73 Ketill-þistill (Ldn) 43
Hjǫrleifr (Skaptason; Ldn) 58, 63 Kjarvall/Cearbhall (Ldn) 38
Hólmgöngu-skeggi/Skeggi (Gísl.) 58 Krumr (di Hafranes; Ldn) 40
Hrappr (Ágrip) 36
Hrappr (Bjarnarson; Ldn) 39 Laerte/Laertes (Od.; It.D) 163n.,165,
Hróarr (Hálfdanarson; Fróð.) 65-67, 70 174n., 201
Hrólfr kraki (GDan.; Hrólf.) 64 Lampetie (Od.) 295n.
Hrollaugr (Rǫgnvaldsson; Ldn) 39 Libero Pintus (J. Ferrari) 320-322
Hrosshárs-Grani/Grani (Gautr.) 55, Likkair Snielli (GS) 100, 101
68-71 Loki, dio 56, 73
Huitastierna (GS) 92 e n.
Húsbjǫrn/Ásbjǫrn (iscriz. di Torsätra) 94 Magnús berfœttr (Óláfsson; Magnúss
Hymir, gigante 23 saga eyjajarls; Magnússdrápa) 19,
84n.
Icarus (Icaro), figlio di Dedalo 133 Magnús Einarsson (Hungrvaka) 20

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493

Magnús Erlendsson, St. (Magnúss saga Olaf the White (Ldn) 38


eyjajarls; Orkneyinga saga) 19, 20 Ólafr feilan (Ldn) 38
Marcel Antonetti (J. Ferrari) 320 Óláfr Haraldsson (Snæbj. Lv; GS) 87, 98
Marco (Ven.) 297, 298 e n., 99, 100, 109, 111n., 112
Marco, detto Gaga (G. Rizzo) 316, 318, Ólafr Tryggvason (Óláfs saga Tryggva-
321 sonar) 37, 54, 95, 109
Martina, detta Pupetta (G. Rizzo) 316, Ormika (GS) 98
321 Ormr ánauðgi (Ldn) 41, 42
Martino (P. Soriga) 320
Maruzza Musumeci (MMu) 294, 296-298 Paolo, San, 262
Mary (Maria di Nazareth) 15, 18, 26-28 Paride, eroe 331
Mastro Antifer (J. Verne) 267n. Patrick (Patrekr inn helgi; Ldn) 39 e n.
Mastro don Gesualdo (Mal.) 303 Pedro, San/Peter, St. (San Pietro) 23, 26,
Matteo (P. Soriga) 318-321 445
Matthieu Antonetti (J. Ferrari) 320-322 Penelope/Penélope (Od.; It.A; It.D;
Menelao (Od.) 156 Od.D; Od.K) 151, 152 e n., 154, 155
Menico, zzu (IlG) 305n. e n., 159, 161 e n., 163 e n., 165-176,
Miðgarðsormr, mostro mitologico 23, 194, 196, 200, 201, 423, 435
25, 56 Pierre-Emmanuel Colonna (J. Ferrari)
Minica (MMu) 294, 297 322
Moisés (Mosè), profeta 434 Pignatelli, principe (J. Verne) 267n.
Montalbano, commissario (FdA) 265, 318 Pina, la gnà (MMu) 296, 297
Pinocho (Pinocchio; C. Collodi) 434
Narfi (Jóns saga) 18 Pizia, profetessa 215
Nausicaa (Od.) 160-162, 168n., 170, Poseidone (Od.) 167, 168, 189
176n. Priamo (It.D) 201
Neera (Od.) 295n. Principe di Salina (IlG) 301, 305
Nicola, v. Cola Pesce Psique (Psiche), sposa di Cupido 442
Nicolò Zito (FdA) 265
Noè, patriarca 271 Ragnarr loðbrók (Ragn.) 74, 75
Reginn (fóstri; Gautr.) 65
Oddr kaldmunðr (Ldn) 42 Reistr (Bjarneyja-Ketilsson; Ldn) 43
Odisseo/Odiseo/Odysseus/Ulisse (Od.; Resina (MMu) 296, 297
FdO; It.A; Od.D.; Od.K; SOd.; SIS) Riccardo (P. Soriga) 320
10, 151-176, 181, 182, 184, 185, Robin Hood, eroe popolare 127
187-189, 190n., 192, 194-197, 199- Robinson Crusoe (D. Defoe) 122, 436
202, 248, 277 e n., 279, 287, 295 e Rosario La Ciura (Sir) 299-302, 306
n., 296, 423, 424, 434, 435, 437, 439, Rǫgnvaldr (Eysteinsson; Ldn) 39
440, 442
Óðinn (Odino), dio 25, 55, 56, 67-69, Salgerðr (Steinólfsdóttir; Ldn) 45
71-73 Salomón (Salomone), re 424

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494 ,

Sancho Panza (M. de Cervantes) 435 Vilhjálmr (inn síðari; Orkneyinga saga)
Scilla/Escila (Od.) 169, 170n., 434 19
Selkolla, donna-troll 18, 19 Virfill (Bandadrápa) 110
Sinbad/Simbad, eroe 287, 437, 439 Virgilie Ordioni (J. Ferrari) 322
Sirena (Sir.) 302
Sirene (Od.) 152, 157, 160n., 187, 191, Wulfstan (di Hedeby; Old English Oro-
297n. sius) 94
Skeggi, v. Hólmgöngu-Skeggi
Starkaðr Áludrengr (Gautr.) 68, 69 Ymir, gigante 55
Starkaðr inn gamli (Gautr.) 51, 67-72 Yngvarr (Eysteinsson; Yt.) 83
Stefano (QNdT) 293, 294
Stefnir Þorgilsson (Kristni saga) 37 Zeus (Od.) 153, 163, 164, 174, 284n.
Steinólfr (Hrólfsson; Ldn; Hauksbók) 45 Zichmni (EdS) 125, 130, 131
Steven (MMu) 298 Zifar (Libro del caballero Zifar) 437,
Stórvirkr, padre di Starkaðr (Gautr.) 439
68-70
Superman, eroe 434
Þorbjǫrg hólmasól (Ldn) 45
Þorðr skeggi (Ldn) 39
Telemaco (Od.; It.D; Od.D; Od.K; SIS)
Þorgestr (Steinsson; Ldn) 44
156, 157, 162 e n., 165, 174n., 194,
Þorgils (Flóamanna saga) 23
196, 200, 201
Þorgrímr nef (Gísl.) 58, 59, 66
Thieluar (GS) 91, 92 e n.,
Thomas, St. (San Tommaso Apostolo) 130 Þórir (Grímsson; Ldn) 40
Tiresia (Od.) 187 Þorkell farserkr (Ldn) 40
Tridicino (QNdT) 291-294 Þórr, dio 23, 25 e n., 45, 68, 69, 71-73
Trifiletti (J. Verne) 266n. Þorsteinn (Laxdœla saga) 57
Þorsteinn the Red (Óleifsson; Ldn) 38
Ulisse, v. Odisseo Þórunn hyrna (Ldn) 37, 38, 45
Unnr/Uðr djúpaugða/djúpúðga v. Auðr Þórunn in eyverska (Ldn) 43
Unnr (Gautreks saga) 70 Þrándr mjóbeinn (Ldn) 43

Váli, dio 110 Ægir, dio 87


Venere, v. Afrodite
Venere (Ven.) 297, 298 Ǫgmundr inn danski (Ragn.) 75
Vésteinn (Gísl.) 58 Ǫgvaldr (Hálfs saga) 75
Vífill (Hrólf.) 65-67 Örlygr (Hrappsson; Ldn) 39
Víkarr (Víkars þáttr) 68-72 Ǫrvar-Oddr (Ǫrv.) 73

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INDICE DEI NOMI GEOGRAFICI

I nomi geografici sono riportati nella forma in cui compaiono nel testo, con
l’eventuale corrispettivo d’uso italiano fornito in parentesi [es.: Abruzos
(Abruzzo)]; se lo stesso nome figura in più varianti, queste sono messe a lem-
ma, separate da una barra (/) e con la forma italiana, se presente, al primo
posto [es.: Ade/Hades/Oltretomba]; il rimando tra le voci non compare nei
casi in cui esse risultano molto simili tra loro [es.: Caraibi/Caribbean/Caribe]
o contigue nell’ordine alfabetico [es. Corcira/Corfù]. Se nel testo sono citate
sia la forma antica sia quella moderna di un nome geografico, è posta a lemma
quella più antica [es.: Svíney/Purkey].
Data l’alta occorrenza dei nomi di isole e il loro rilievo per il volume, si è
scelto di evidenziarli, riunendoli sotto la voce “Isole e arcipelaghi”.
La lettera [Þ] figura alla fine dell’ordine alfabetico.

Abo 107 Amazzoni, Rio delle 242


Abruzos (Abruzzo) 457 América Latina 439, 455
Acheloo 183 Amsterdam 126, 136
Acheronte/Aqueronte 183, 446 Anoì 183
Ade/Hades/Oltretomba 159 e n., 160n., Antwerp (Anversa) 126
170n., 446 Arborea/Arbarê 335, 345, 358-360, 361
Adriatic Sea (Mare Adriatico) 237 e n., 362-364, 369, 370, 372
Aegean Sea, v. Egeo Argo 165n., 225
Africa/Affrica 134, 268, 274, 275, 285 Asia 134, 136
Agrigento 285, 317 Asia Minore 184, 216 e n., 217, 225,
Ajaccio 393 226n.
Akergarn/Olofsholm S:t 98 Aspendo 224n.
Akureyri 21, 32 Atarneo 215n.
Aleria 405 Atene/Athens 86n., 191, 193 e n., 198n.,
Algeria 320, 405 211n., 212-214 e n., 219, 220 e n.,
Alghero 318 221-223 e n., 224-226
Alicante 434 Atlantic Ocean/Atlántico (Oceano Atlan-
Alicarnasso 224n. tico) 51, 57, 121, 124, 128, 446
Alptafjörðr 40 Atlingbo 101
Alva 96 Attundaland 94

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496 ,

Australia 185n., 243, 317 Caraibi/Caribbean/Caribe 122, 131, 184,


439
Badajoz 423, 428n., 440 Caria 221n.
Baisha 243 Catalogna 369, 412
Baltico, Mare/Baltic Sea 9, 81, 83n., 86, Catania 276 e n., 277
104, 105, 107 e n., 108, 109, 112, Ceila 348
184 Chioggia 132
Bangladesh 243 Chito 218n., 221-224n., 225-227
Barbagia 334, 458 Cina 243
Barcellona/Barcelona 319-321, 422, 428 Cocito 446
Bastia 393, 405 Colimbètra 277
Beozia 214n. Colofone 218 e n.
Bering land bridge (Beringia) 136 Comiso 270, 280, 288
Berlino 316, 336n. Como, Lago di 244
Bidasoa 245 Corea 243
Bisanzio/Byzantium 210 e n., 222 e n., Corinto 185, 210
223n. Cremona 247
Bjarneyjaflói 40, 43 Croazia 243
Blefescu 122 Cuma 223n., 227
Bologna 316, 319 Cumbria 23
Bondendon 133 Curonia 108
Bonifacio 393
Bosforo 210 Dafnunte 220, 226
Brahmaputra 243 Dagverðarnes 40, 44
Brazil (Brasile) 134 Danubio 243
Breiðafjörður 31, 32, 40, 43, 44 Delaware 135
Bremen (Brema) 123 Delfi 210n., 215 e n.,
Bretagna/Brittany 133, 403 Denmark (Danimarca) 35, 37, 65, 83n.,
Britain (Britannia) 84n., 123, 128 95n., 99, 108n., 112, 123, 133
Budapest 243 Dímunarvogur 44
Bùrmula 259 Djerba 263n.
Dnieper 108
Cagliari 268n., 319 e n., 320, 332, 333, Dominican Republic (Rep. Dominicana)
345-349, 356, 421n. 131
Caithness 36, 38 Drogio 133
Calabria 269, 274 Dublin (Dublino) 38
Calcedone 210 e n. Dvina 93, 106
Calvi 393
Campidano 458 East, fiume 244
Canada 124, 243 Ebro 434
Canton 243 Efeso 225

Isole settentrionali isole meridionali.indb 496 24/07/2019 09:55:13


497

Egeo, Mare/Aegean Sea 86, 190, 213, Gallura 458


216, 274, 280, 284n., 330 Gambia 243
Egipto (Egitto) 433 Garðaríki 98 e n.
Eiríksstaðir 44 Garlate, Lago di 244
Eiríksvogur 44 Gautland 102n.
Ellesponto 222n. Genova/Genoa 132, 320, 370, 393, 395,
England, v. Inghilterra 396, 399, 414
Engroueland/Engrouiland 126n., 130 e Germania/Germany 37, 108n., 112, 135,
n., 133 193n., 194, 243, 334
Ennisfjall 24 Giarra 248
Erice 270 Gibraltar, Strait of (Stretto di Gibilterra)
Eritre 218n., 219, 225 132
Eslanda/Estlanda 125, 133 Girgenti 305n.
España, v. Spagna Grecia/Greece 9, 121, 162n., 183-185,
Estigia, v. Stige 188 e n., 190-195, 197, 198n., 203,
Estotiland/Estotilanda/Estotilandia 125, 209n., 280
126, 132, 133, 135 e n., 136 Grímsmið 24
Etna 131, 133 Grislanda 133
Euripo 214n. Grolanda 133
Europa/Europe 111, 125, 130, 134, 136, Götland 38
275, 317, 319, 332, 334, 403, 423,
453 La Habana (L’Avana) 471
Extremadura 422 Hades, v. Ade
Eyjafjarðará 32, 45 Haiti 131
Eyjafjöll 41 Hallsteinsnes 44
Eyjafjörður 31, 32, 45, 46 Haukadalur 44
Hautes-Alpes (Alte Alpi) 403
Fardhem 101 Hedeby 94, 95n.
Faxaflói 41 Heiðnaberg 22, 23
Fiandra/Flanders 108n., 129, 132 Hel 55
Firenze 383, 384 Hólar 16, 22, 28, 39
Flegetonte 446 Holland, v. Olanda
Florida 453, 471 Holy Land (Terra Santa) 102
Foshan 243 Honduras 446
Francia 198n., 245, 334, 382, 393, 395, Hudson 244
399, 401-403, 404n., 408-411, 415, Húnaflói 40
423 Hvalseyjarfjörðr 40
Frisia 122 Hvítá 17
Hörðaland/Hordaland 40, 71
Galepsos 211
Galloway 45n. Ilio, v. Troia

Isole settentrionali isole meridionali.indb 497 24/07/2019 09:55:13


498 ,

India 130 Dagaiþi/Dagö/Hiiumaa 93


Indiana 11 Dambere 133
Índico (Oceano Indiano) 439 Delo/Delos/Asteria 161, 284n.
Inghilterra/England 35, 112, 127-129, Drangey 22, 60, 61, 72
132, 329 Drimussa 213n.
Ionia 215, 225 e n., 226n. Dulichio 155, 157
Isole e arcipelaghi Eea/isola di Circe 87, 152, 155n.,
Alcatraz 435 159, 160, 163, 166, 169, 176, 195
Anglesey 84n. 437
Aran 7n. Eolia 152, 158n., 169, 328
Asteria, v. Delo Eptaneso 182
Asteride 155 Estrófades (Strofadi) 437
Avalon/Insula Pomorum 121, 122 Eubea 214n.
Baleari 338 Eyland 102n.
Bjarneyjar 43 e n. Eysýsla/Saaremaa 99, 100
Bres 133 Fagiani, Isola dei 245
British Isles (Isole Britanniche) 23, Falster 108
39, 41, 45n., 63, 83 Faroy/Fårö 93
Broas 133 Fenhring 55, 70, 71
Brokey 40, 44 Ferdinandea/Curraa/Giulia/Graham/
Canarias (Canarie) 439 Holtam/Nerita/Trifiletta 264, 266
Cefalonia 184 e n., 267 e n., 279, 281-283
Cerdeña, v. Sardegna Flatey 31, 32, 40, 43, 44, 53
Ceylon/Serendip 238 Flegree 240
Chio 215n., 219, 220, 225, 227 Fortunate Islands/Islas Afortunadas
Cipro 226n., 263n. (Isole Fortunate) 121, 122n., 446
Citera 169n. Frislanda/Frisland 9, 121, 124, 125,
Clazomene 209n., 213-216, 218n., 128, 133, 137 e n.
219-228 Færeyjar/Faroe Islands (Isole Faroe)
Cnido 214, 215 35, 53, 57, 138
Cockaigne 122 Garðarshólmr, v. Islanda
Corcira/Corfù 184, 212, 218n., 219, Giulia, v. Ferdinandea
227 Gotland 9, 81, 88, 89n., 90-95, 97-
Corsica 10, 263n., 278n., 311-314, 103, 105-111, 113
320, 322, 323, 327, 329, 332, Graham, v. Ferdinandea
351-353, 393-409, 411-415 Grande Isola della Guerra 243
Creta/Crete 263n., 437 Greenland (Groenlandia) 23, 24, 40,
Csepel 243 88, 130 e n.
Cuba 10, 451, 453, 455 e n., 456, Grímsey 21, 22, 31, 32, 40, 46
461, 462, 464-466, 468, 471 Háramarsey 54, 60
Curraa, v. Ferdinandea Hebrides (Ebridi) 31, 35-39, 43n., 44

Isole settentrionali isole meridionali.indb 498 24/07/2019 09:55:13


499

Heimaey 20, 31, 32, 42, 53 James/Kunta Kinte 243


Hergilsey 40, 43, 59 Jauja 435
Hiiumaa, v. Dagaiþi Kastellòrizo 190-192
Holtam, v. Ferdinandea Kunta Kinte, v. James
Hrísey 31, 32, 44, 45 Lampedusa 304
Hvalsey/Qaqortukulooq 40 Lérins 434
Ibiza 263n. Lesbo 219
Icaria 125, 126n., 133 Leucade 184, 219
Iceland, v. Islanda Lilliput 122
If 435 Lucciaria 249
Indonesia 243 La Maddalena 349
Insula Pomorum, v. Avalon Maiorca 263n., 286n.
Irlanda/Ireland 7, 38, 41, 44, 133, Málmey 21, 22
317 Malta 11, 12, 259-263 e n., 268
Iscant 133 Man, Isle of/Mǫn (Isola di Man) 83
Islanda/Garðarshólmr/Iceland 9, 15, Manhattan 244
18, 34, 133-135, 138 Marajo 242
Islands of the Blessed/Islas de la Ben- Maratussa 213n.
dición (I. dei Beati) 121, 122, 446 Melo 213
Isola del dottor Moreau 435 Mimant 133
Isola del tesoro 435 Møn 108
isola delle capre 152, 155, 156, Nerita, v. Ferdinandea
162n., 169, 170n., 341 Nigger Island 435
isola delle Sirene 152, 156, 160, 169, Nublar 122
170n. Nuova Caledonia 407, 411 e n., 412
isola di Alcina 435 Nuova Zelanda 243
isola di Arianna 435 Ogigia/isola di Calipso 152 e n., 153,
isola di Filottete 435 155n., 156, 159, 160n., 163, 169,
isola di Prospero 435 176, 182, 274, 437
Isola di San Brandano/San Borondón Orkneyjar/Orkney Islands (Orcadi)
328, 434 19, 39, 53, 57
Isola Serafini 247, 250 Outer Hebrides, v. Suðreyjar
Islas Afortunadas, v. Fortunate Pantelleria 257, 258, 264, 266, 268,
Islands 281n.
Itaca/Ítaca/Ithaca 9, 10, 151, 152 Paro 213n.
e n., 153 e n., 155 e n., 156 e Pele 213n.
n., 157-159, 161-172, 173 e n., Pianosa/Planasia/Planêsia 434
174, 175 e n., 176, 181-185 e n., Polinesia 184, 411, 412
186-188 e n., 189 e n., 190 e n., Procida 240
191-197, 198 e n., 199-203, 257, Purkey, v. Svíney
423, 435, 437, 453 Qaqortukulooq, v. Hvalsey

Isole settentrionali isole meridionali.indb 499 24/07/2019 09:55:13


500 ,

Rhode Island 398 Sorna 122


Rodi 210n., 216, 218n., 219, 263n. Stokkahólmr 58
Saarema, v. Eysýsla Stykkishólmur 34, 43, 44
Saint Malo 240 Suðreyjar/Suðureyjar/Outer Hebrides
Salonicco 192n., 198n. (Ebridi esterne) 35, 36
Same/Samo 155 e n., 157, 216n., Suðurey 40, 44
218, 219, 227 e n. Svefneyjar 40, 44
Samotracia 211, 218, 219 Svíney/Purkey 40, 44
Sámsey 51, 55, 72-75 Tabarca 434
San Borondón, v. Isola di San Bran- Talas 133
dano Taso 211 e n., 212n., 214n., 219,
San Pietro 349 223n., 227
Santo Domingo 131 Tenedo 219
Sardegna/Cerdeña 10, 11, 209n., Tiberina 244
259, 263n., 274, 278n., 311-313 Trans 133
e n., 314, 315, 317-319, 323, Trifiletta, v. Ferdinandea
329, 332-338, 345-347, 348n.,
Trinachia/Trinacria 163n., 169,
349-353 e n., 355n., 357-359,
170n., 295n.
361-364 e n., 365-368, 370-372,
Umananda 243
398, 432, 453, 454n., 455, 457 e
Utopia 311n.
n., 458, 464
Vestmannaeyjar/Westman Islands 20,
Ŝarengrad 243
31, 32, 40-43, 46, 53, 58
Sauðeyjar 54
Vido 214
Saxa 58
Viðey 21
Scheria 155n., 160, 161 e n., 165,
169 Viscontea, Isola 244
Schiermonnikoog 147 Vitar 112n.
Serendip, v. Ceylon Westman Islands, v. Vestmannaeyjar
Serifo 211n. Zacinto 155, 157
Shetland/Shetlands 19, 35 Þórunnarey 45
Sicilia 10, 258, 260, 262, 263 e n., Þruma 69-71
264-266 e n., 268 e n., 269-275, Öxney 40, 44
276 e n., 278 e n., 279-281, 284, Italia 305, 331, 334, 354n., 368, 379n.,
285, 287, 288, 298, 299, 301, 381, 455, 457 e n.
303, 305 e n., 311-313 e n., 314, Ithaca, Queensland 185n.
316, 317 e n., 318, 323, 375, Ithaca, USA 185n.
377-379 e n., 380-382, 384, 386,
390n., 457 Jamtaland 95
Sifno 213n. Jerusalem (Gerusalemme) 102, 106, 111
Skrúðey/Skrúðr/Skrúður 40 Jordan (Giordano) 15
Skull Island 435 Jölduhlaup 41

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501

Kjalarnes 37, 39 Mileto 210, 225, 227n.


Kollafjörður 21 Mitilene 214, 215n., 218n., 219, 227
Kristsnes 45 Miunte 225, 227n.
Krypton 434 Molo, Golfo di 183
Montelusa 265, 291, 293
Lacedemone, v. Sparta Montreal 244
Lacio (Lazio) 457 Moray 38
Laxárdalr 37, 57 Myrkinos 211
Lebedo 225 Mälar 108
Lecco 244 Møre 39
Leinster 38
Leirhöfn 43 Napoli 261, 320, 377, 382, 383, 397
Lete 446 Neapolis 211
Leuce 223n., 224n., 227 Nerito 157, 183
Libya (Libia) 121 Nidelven 83n.
Linköping 102, 111 Ninfa, contrada 294-296, 298
Lisbona 320 Nord, Mare del/North Sea 9, 31, 35-37,
Liver Sea 123 86, 107, 137, 147
Livonia 105 North America (America settentrionale)
Logudoro 356, 458 121, 131, 134
Lortica 316, 317 North Pole (Polo Nord) 123, 125, 129
Low Countries (Paesi Bassi) 126 Norway (Norvegia) 19, 22, 27, 31, 33-
Luzzara 249 38, 40, 45, 54, 56, 57, 60, 62, 63, 95,
Lübeck (Lubecca) 107, 108 98, 112, 123, 133-135
Noto 285
Macedonia 223 Novgorod 107 e n.
Madrid 346n. Nozio 218, 220 e n., 221n., 226
Malea 169n.
La Mancha (La Mancia) 439 Ocean (Oceano, fiume mitico) 86, 87
Mantova 245 Oceano Pacifico/Pacífico 184n., 439
Marocco 261 Oddi 27
Marsella (Marsiglia) 435 Oisyme 211
Meandro 227n. Olanda/Holland 133, 243
Mediterraneo, Mare 11, 192, 259, 262, 268 Olimpo 297n., 331
e n., 269, 274, 276, 278n., 290, 293, Olofsholm S:t, v. Akergarn
296, 297n., 299, 311, 317, 323, 338 Oltretomba, v. Ade
Melar 33 Orellana la Vieja 423, 428n., 429, 440
Melrakkaslétta 43 Oristano 367 e n., 458
Menai Strait (Stretto di Menai) 84n.
Messina 270 Pacífico, v. Oceano Pacifico
Miami 453, 454, 455n., 461, 464 Pachino 273

Isole settentrionali isole meridionali.indb 501 24/07/2019 09:55:13


502 ,

Palermo 261, 262, 265, 270, 317, 323, San Vito Lo Capo 270
375, 376 e n., 377, 378, 383, 384- Sanestol 133
386, 388-390 e n. Sava 243
Parigi/Paris 134, 198, 243, 320, 321, Scandinavia 88, 89, 91n., 98, 100, 135
329, 330, 332, 402, 410, 411 Schleswig 107
Parma 245 Sciacca 266, 281n., 282, 283
Pavia 319 Scotland/Scotia (Scozia) 37, 38, 44, 45n.,
Península Ibérica (Penisola iberica) 455 132
Perachora 210 Selvogur 27
Pérgamo 437 Senegal 243
Persia 125, 129, 217, 220n., 223n., 225, Serbia 243
226 e n. Sevilla (Siviglia) 442
Piacenza 245 Siglufjörðr 40
Pireo 218n. Siracusa 265
Pistiro 212n. Sjælland 84n.
Platea 218n. Skagafjörður 22
Po 10, 237-239, 241, 244-247, 249-253 Skálholt 16, 17, 20, 26, 28
Policna 219, 226 Skaptè Hyle 211n.
Polizzi Generosa 275 Skarðströnd 43
Porlanda 133 Skjálfandi 31
Porto Empedocle 265, 282 Skåne 108
Praga 316 Smirne 221
Snæfellsnes 38
Racalmuto 10, 263, 265, 288 Sogn 36
Rauðagnúpur 43 South America (America del Sud) 134
Reggio Emilia 249 South Bend 11
Reistargnúpur 501 South Carolina (Carolina del Sud) 131
Reykjanes 41, 43 Spagna/España/Spain 121, 122, 245,
Reykjavík 21, 32, 37, 38n. 316, 424n., 440
Riga 107 Sparta/Lacedemone 156, 225
Rio de Janeiro 320 Stati Uniti 185n., 243, 274
Roma/Rome 91, 105, 244, 282, 314, Stengrímsfjörður 40, 46
316, 317n. Stenkyrka 101
Roma, Gotland 102 Stige/Estigia 291, 446
Ross 38 Stockholm (Stoccolma) 34, 89, 107
Russello 291 Sud Sudan 243
Russia 93, 98, 106, 110, 243 Suðrland/Sutherland 36, 38
Svarfaðardalur 45
San Francisco 435 Svezia/Suetia/Sweden 35, 91, 92n., 94-
San Lorenzo 244 97, 99, 100, 101n., 104, 108, 111n.,
San Marino 397, 398 112, 133, 135, 243

Isole settentrionali isole meridionali.indb 502 24/07/2019 09:55:13


503

Svizzera 248 Vestfold 37


Vesuvius (Vesuvio) 131, 133
Tebe 225 Vigàta 260, 291
Tevere 244 Vinland 124
Torino 246, 333, 377, 380, 383 Visby 97, 105n., 107, 108
Torsburgen, v. Þorsborg Voss 40
Toscana 434, 457
Trapani 265
Wales (Galles) 84n.
Troia/Ilio 152, 169n., 172, 175, 192,
Weser 123
196, 201, 202, 211n.
Truso 94
Tunisia 264, 268 Zaila 348
Töður 44
Þingvellir 57
Ulster 405n. Þistilsfjörður 43
Ulvshale 108 Þorsborg/Torsburgen 93
Þorskafjörður 44
Venice (Venezia) 125, 128, 130, 132, 135 e n. Þórsnes 44

Isole settentrionali isole meridionali.indb 503 24/07/2019 09:55:13


INDICE

La condizione insulare 7
Giuseppe Marci, Maria Elena Ruggerini

Parte I

Icelandic miracles: islands, sea, and shore 15


Ásdís Egilsdóttir

Iceland and the islands in Landnámabók 31


Lorenzo Lozzi Gallo

Shelters and traps: on the diverse significance of islands in


Icelandic sagas 51
Anna Solovyeva

A representation of islandness: the case of Guta saga ‘The history


of the Gotlanders’ 81
Veronka Szőke

Inventing Frislanda insula in the sixteenth century or how the


Venetian Zeno brothers manipulated the map of the North Atlantic 121
Rolf H. Bremmer Jr

Cees Nooteboom: il poeta che ama le isole 147


Fulvio Ferrari

Odisseo, Penelope e Itaca: la homophrosyne nell’isola 151


Morena Deriu

Itaca non esiste: narrazioni e rarefazioni di un’isola nella


letteratura greca contemporanea 181
Gilda Tentorio

Isole settentrionali isole meridionali.indb 505 24/07/2019 09:55:13


La dinamica isola-perea nelle strategie di rientro in patria di esu-
li e fuoriusciti greci fra V e IV secolo a.C.: il caso di Clazomene 209
Laura Loddo

Parte II

Le isole fluviali del Po nell’immagine letteraria 237


Davide Papotti

Isole mediterranee nell’immaginario narrativo di Sciascia,


Camilleri e Bufalino (con un cenno a Tomasi di Lampedusa) 257
Giuseppe Marci

Isola, regione, nazione, Stato: il passaggio dall’‘isola-mon-


do’ al ‘mondo intorno all’isola’ nella letteratura mediterranea
contemporanea 311
Carola Farci

Disegnare l’inganno: il mito dell’isola e i “disonesti giudizi del-


lo straniero” tra realtà e utopia 327
Aldo Accardo

Insula, natio o republicha? La Sardegna in due testi fondatori di


epoca medievale 345
Franciscu Sedda

Il partito regionista/autonomista negli anni post-unitari in Sicilia 375


Dario Lanfranca

La specialità politico-giuridica della Corsica: tra passato, pre-


sente e futuro 393
André Fazi

Islas: mitologías, narratologías, etnografía 421


José Manuel Pedrosa

Isole settentrionali isole meridionali.indb 506 24/07/2019 09:55:13


La expresión profunda de la nostalgia en el análisis lingüísti-
co-textual de las poesías de los poetas improvisadores sardos y
cubanos 451
Daniela Zizi

Autori 473

Indice dei nomi e delle opere letterarie 477

Indice dei personaggi letterari 489

Indice dei nomi geografici 495

Isole settentrionali isole meridionali.indb 507 24/07/2019 09:55:13

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