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LA NECEDAD DE LAS TRUCHAS. 1a.

antología vagoniana de poemas y otros textos con sabor poético


El canto del pájaro es líquido.
Continuar requiere un tanto de necedad. Persevera la ola una También la palabra poética
y otra vez sobre la arena como lo hacen las palabras del escri- sólo se reconoce en su fluir.
tor sobre la hoja en blanco. Igual hacemos todos al contem- José Ángel Valente
plar, desde cualquier ángulo, cada detalle significativo en el
habitual panorama... El mundo, las fuerzas que lo alteran, los
lejanos o cercanos Otros, el cúmulo de temores y nuestro
mismos rostros vistos desde diversas esquinas son exquisi- Un mar impetuoso, un arroyo que corre
tas posibilidades para ir y venir, para nadar con o contra esa cantarino, el alegato circular de un pozo, la
misma corriente que a veces, como ahora, nos mueve a unir tibia certeza de una laguna, la cándida
la tinta y el papel. limpidez de un cántaro: agua que transcu-
Con La necedad de las truchas una vez más celebramos los 1a. antología vagoniana de poemas rre, que nos dice, que clama su verdad,
como la palabra, que también nace fluida,
encuentros. La poesía nos lleva de la mano a compartir con y otros textos con sabor poético líquida, moldeable.
los lectores el estremecimiento, la vibración, la alegría que
resulta de usar y hallar la palabra convertida en espejo. Palabra líquida y fluida, con ritmo, que
canta y calla, que nos mueve hacia las más
La Universidad Nacional Autónoma de México, a través del
diversas pasiones según sea entonada,
Colegio de Ciencias y Humanidades, y de la División General
ritmada, según se decante por la ladera de
de Asuntos del Personal Académico vía Proyecto Infocab
la garganta o de la página y nos regale sus
(clave PB401516) continúa haciendo posible esa travesía
notas para así formar poesía, formar textos
enriquecida por múltiples voces de México, Colombia y
con melodía interna que nos mueven, nos
Cuba para los ojos de un lector siempre dispuesto.
con-mueven, nos llevan a enloquecer junto
Así sigue entonces, impetuoso y persistente, el andar de este con sus creadores en esa espiral acuática
Vagón Literario. que se nos presenta en este singular libro.

Cauces que confluyen en El vagón literario,


Martha Galindo Becerra
amoroso encuentro de la palabra que
Álvaro José Lerzundy Gómez
emana de Álvaro José Lerzundy Gómez y
Martha Galindo Becerra, quienes hacen
suceder, suscitan, animan y logran crear
torrentes que en esta ocasión logran que
las aguas se nutran, se mezclen con aguas
caribeñas, y con todo este talento, se hace
agua la boca por leerlos.

Selección
Selección de
de Álvaro
Álvaro José
José Lerzundy
Lerzundy Gómez
Gómez Roxana Elvridge-Thomas
yy Martha
Martha Galindo
Galindo Becerra
Becerra Premio Nacional de Poesía Joven
“Elías Nandino" en 1990.
LA NECEDAD DE LAS TRUCHAS. 1a. antología vagoniana de poemas y otros textos con sabor poético
El canto del pájaro es líquido.
Continuar requiere un tanto de necedad. Persevera la ola una También la palabra poética
y otra vez sobre la arena como lo hacen las palabras del escri- sólo se reconoce en su fluir.
tor sobre la hoja en blanco. Igual hacemos todos al contem- José Ángel Valente
plar, desde cualquier ángulo, cada detalle significativo en el
habitual panorama... El mundo, las fuerzas que lo alteran, los
lejanos o cercanos Otros, el cúmulo de temores y nuestro
mismos rostros vistos desde diversas esquinas son exquisi- Un mar impetuoso, un arroyo que corre
tas posibilidades para ir y venir, para nadar con o contra esa cantarino, el alegato circular de un pozo, la
misma corriente que a veces, como ahora, nos mueve a unir tibia certeza de una laguna, la cándida
la tinta y el papel. limpidez de un cántaro: agua que transcu-
Con La necedad de las truchas una vez más celebramos los 1a. antología vagoniana de poemas rre, que nos dice, que clama su verdad,
como la palabra, que también nace fluida,
encuentros. La poesía nos lleva de la mano a compartir con y otros textos con sabor poético líquida, moldeable.
los lectores el estremecimiento, la vibración, la alegría que
resulta de usar y hallar la palabra convertida en espejo. Palabra líquida y fluida, con ritmo, que
canta y calla, que nos mueve hacia las más
La Universidad Nacional Autónoma de México, a través del
diversas pasiones según sea entonada,
Colegio de Ciencias y Humanidades, y de la División General
ritmada, según se decante por la ladera de
de Asuntos del Personal Académico vía Proyecto Infocab
la garganta o de la página y nos regale sus
(clave PB401516) continúa haciendo posible esa travesía
notas para así formar poesía, formar textos
enriquecida por múltiples voces de México, Colombia y
con melodía interna que nos mueven, nos
Cuba para los ojos de un lector siempre dispuesto.
con-mueven, nos llevan a enloquecer junto
Así sigue entonces, impetuoso y persistente, el andar de este con sus creadores en esa espiral acuática
Vagón Literario. que se nos presenta en este singular libro.

Cauces que confluyen en El vagón literario,


Martha Galindo Becerra
amoroso encuentro de la palabra que
Álvaro José Lerzundy Gómez
emana de Álvaro José Lerzundy Gómez y
Martha Galindo Becerra, quienes hacen
suceder, suscitan, animan y logran crear
torrentes que en esta ocasión logran que
las aguas se nutran, se mezclen con aguas
caribeñas, y con todo este talento, se hace
agua la boca por leerlos.

Selección
Selección de
de Álvaro
Álvaro José
José Lerzundy
Lerzundy Gómez
Gómez Roxana Elvridge-Thomas
yy Martha
Martha Galindo
Galindo Becerra
Becerra Premio Nacional de Poesía Joven
“Elías Nandino" en 1990.
La necedad
de las truchas
1a. antología vagoniana de poemas
y otros textos con sabor poético
La necedad
de las truchas

1a. antología vagoniana de poemas


y otros textos con sabor poético

Selección de
Álvaro José Lerzundy Gómez y
Martha Galindo Becerra
Directorio UNAM
Rector: Dr. Enrique Luis Graue Wiechers
Secretario General: Dr. Leonardo Lomelí Vanegas
Secretario Administrativo: Ing. Leopoldo Silva Gutiérrez
Secretario de Desarrollo Institucional: Dr. Alberto Ken Oyama Nakagawa
Secretario de Atención a la Comunidad Universitaria: Dr. César Iván Astudillo Reyes
Abogada General: Dra. Mónica González Contró
Director General de Comunicación Social: Mtro. Néstor Martínez Cristo

Directorio CCH Plantel Sur


Director: Mtro. Luis Aguilar Almazán
Secretaria General: Lic. Rosa María Villavicencio Huerta
Secretario Administrativo: Arq. Gilberto Zamora Muñiz
Secretaria Académica: Lic. Susana de los Ángeles Lira de Garay
Secretario Docente: Lic. Sergio Valencia Castrejón
Secretario de Asuntos Estudiantiles: Ing. Héctor Edmundo Silva Alonso
Secretaria de Apoyo al Aprendizaje: Lic Rosalía Gámez Díaz

La necedad de las truchas


1a. antología vagoniana de poemas y otros textos con sabor poético

UNAM, Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Sur


Primera edición
noviembre de 2016
D.R. ©Universidad Nacional Autónoma de México

Fotografía de portada: Martha Galindo Becerra


Imágenes de interiores: freepik.com
Diseño y formación: Ma. Elena Pigenutt Galindo

elvagonliterario.blogspot.com
F/el.vagon.literario
vagonianos@hotmail.com

Impreso y hecho en México


Índice
Prólogo 11

Primera ola 13
4o. concurso de poesía

Primera hora Germánico Corona Rosas 15


Versos que cantó Mío Cid Eduardo Pérez Blancas 16
La necedad de las truchas Cinthia de la Peña Tirado 19
Una de ésas Mónica Daniela González 21

La voz de las mareas 23


Yo he visto Tanya Cecilia Cortés 25
Dharma 1 Raúl Montes Paz 26
Bajamar Ivette Lancero Castaño 28
Contemplando un óleo Eloisa Font Ortega 29
Nocturno Germánico Corona Rosas 30
Ser/estar Valentina Salazar 31
Vías para trenes transparentes Álvaro Lerzundy Gómez 33
Contradicción de un combatiente
Laura Itzel Domínguez Martínez 36
Historia de la noche Raúl Montes Paz 37
Yo quiero, ¿tú quieres? Valentina Salazar 39
Ojos de ciego Érick Soto Galicia 40
Sosiego Germánico Corona Rosas 41
El silencio Emma Garcés 43
Dios es gay Alejandro Olivares Calderón 44
Ola impetuosa 47
Desaparecido en cuatro indecibles conceptos
Laura Itzel Domínguez Martínez 49
Incertidumbre sobre mar de hormigas
Álvaro Lerzundy Gómez 51
Elegía por Aymoira Ivette Lancero Castaño 52
Cosas de la vida Germánico Corona Rosas 53
Sombras Mara León Cornejo 54
De las galerías Ramón García 55
Encabezados de costumbre Laura Itzel Domínguez Martínez 56
Apología del fracaso Raúl Montes Paz 57
Aquí y ahora Laura Itzel Domínguez Martínez 59
Pequeña clase Ramón García 60

Agua que se escurre entre los dedos 61


A la marea le han salido dientes
Alexis Fernando Ramírez Balderas 63
Anestesiado de odio Cinthia de la Peña Tirado 65
A tu ausencia Alejandro Hernández Osnaya 66
El llanto de la guitarra Mara León Cornejo 67
Porque más de una vez te han echado a la calle
Álvaro Lerzundy Gómez 68
No Deneb De león Ochoa 69
El porqué los perros ven la lluvia Carlos Peña Gómez 70
Soneto por el ausente Ivette Lancero Castaño 71

Entre tú y yo, un mar de tempestades 73
Die blaue Schnecke Cinthia de la Peña Tirado 75
Fugitiva Deneb De león Ochoa 76
Nocturno II Germánico Corona Rosas 77
En corto Alexis Fernando Ramírez Balderas 78
Décima promesa Álvaro Lerzundy Gómez 81
Mis mejores deseos Mónica Daniela González 82
Andrea Raúl Montes Paz 83
Para C.N.P. Valentina Salazar 85
Renuncia formal Cinthia de la Peña Tirado 87
Mi casa Germánico Corona Rosas 89
Y Laura Itzel Domínguez Martínez 90
Porque a veces se existe Álvaro Lerzundy Gómez 92
Soneto de un adiós Alejandro Hernández Osnaya 94
No duermas a mi lado Laura Itzel Domínguez Martínez 95
Qu’esto que l’otro, ¡salud! Álvaro Lerzundy Gómez 96
Conquista-me Valentina Salazar 98
Mundo de espejos Alejandro Hernández Osnaya 99
En ti Deneb De león Ochoa 100
El punto es Álvaro Lerzundy Gómez 101

Dentro del cántaro azul 103
¡Omío Yemayá Omoloddé! Álvaro Lerzundy Gómez 105
Un pez Alejandro Hernández Osnaya 106
El reto Mara León Cornejo 107
Glosa de La Petenera Laura Itzel Domínguez Martínez 108
Absurdo Germánico Corona Rosas 109
Epitafio Valentina Salazar 110
Cena onírica Natalia Suárez López 111
Glosa a una voz Fabián González 112
Para no pensarte Álvaro Lerzundy Gómez 114
Un verdadero escritor Valentina Salazar 116
Acuarela Emma Garcés 117
Bajo el sol o en aguacero Glosa Álvaro Lerzundy Gómez 118
Entre cauces de colores 121
Una gota y un deseo Martha Galindo Becerra 123
Lo inútil Érick Soto Galicia 124
Escritos del pesero Gustavo Germánico Corona Rosas 125
Amor… Valentina Salazar 126
La historia es triste Alexis Fernando Ramírez Balderas 127
Recopilatorio del tiempo que no nos vimos
Raúl Montes Paz 130

Una estrella en un vagón 131


Pálpito Ernesto Delgado 135
Círculos Ernesto Delgado 136
La pelota Adianys González 137
La cosecha Adianys González 138
El detector de poetas Carlos Manuel Gómez 139
El regalo Carlos Manuel Gómez 140
El vacío Isbel Monteagudo 141
Civilización Isbel Monteagudo 142
Perros Alejandro Román 143
El hombre Alejandro Román 144
Hambre Elizabeth Casanova 145
Patriarca Elizabeth Casanova 146
Trono para el poeta Yunier Mena 147
Ahora Yunier Mena 148
A Dulce María Loynaz y Víctor Casaus,
poetas de mar...
Un necio en la orilla
Frente a los horrores del mundo está La necedad de las tru-
chas. Siéntate conmigo a ver sus juegos de agua. Son jóvenes
maestros y jóvenes alumnos que creen en la Palabra y persi-
guen la Palabra. Pueden hacerlo con candidez unos y con in-
genio otros; o mejor: con la candidez del ingenio y el ingenio
de la candidez, pero eso en realidad no es lo que mueve estas
páginas. Lo que mueve estas páginas, de texto en texto como
de ola en ola, hay que buscarlo en la comunión del espíritu
creativo y en la eticidad beligerante del arte. Jamás olvidan la
condición humana.
Una de las metáforas más bellas del Cristo nació cuando
dijo a sus discípulos, simples pescadores entonces, que él los
volvería pescadores de hombres. Sirve para estos poetas que
lanzan su anzuelo, mientras en el agua esplende la figura de sí
mismos. Diestros o bisoños, la euforia del acto resulta autén-
tica. Ya sea en los rápidos de la vanguardia, en los acantilados
y muelles del romanticismo, o en la submarina posmoderni-
dad; ya sea que vuelvan con el morral lleno o con el morral
vacío, veo alegría y compromiso y amor. Tú y yo sabemos
que todo caudal tiene su torrente y su remanso, su dársena y
su sima. Hay que aceptarlo como se acepta el mar, como se
acepta un río. Hay que saber nadar las antologías. Las piedras
que un niño recoge junto a la orilla para hacerlas saltar sobre
el agua, también son hermosas.

11
Hace años creí que la canción natural del mar y el himno
mecánico del tren nada tenían de semejantes, sino de contra-
rios. Pobre ingenuidad mía. El ritmo del mar es el ritmo del
tren y el ritmo del tren es nuestro propio ritmo: mar interior,
vagón interior donde nos acomodamos a escuchar el golpe
acompasado de la sangre. Y en la sangre el chapoteo de las
truchas, la necedad de las truchas.

Sergio García Zamora


(Poeta cubano.
Premio Internacional de Poesía Rubén Darío 2015)

12
Primera ola

Textos premiados
4º Concurso Interno
de El Vagón Literario
1er lugar
Germánico Corona Rosas

Primera hora
¡Siempre hay tantos buenos días
en tus pestañas…!

Cada ángulo del amanecer se escurre


desde tus ojos.

¿Acaso cuando despiertas y te encuentras frente al espejo,


adivinas el futuro de tu rostro y contemplas al corazón de tu boca?

Dime… ¿quién te vive esa sonrisa,


esa mueca de eternidad?

Yo.

Tengo las mañanas alquiladas por un mar de naufragios.


Voy destilando instantes a los días…
Deambulo a diario
sumando tiempo a mi pobreza.

Pero cuando te encuentro en mi presente


y caminas conmigo
y te tomo de las palabras de tus caderas
para decir te quiero
es para verte desnuda de ternura
a primera hora
frente a las puertas de tu abrazo.

15
1er lugar
Eduardo Pérez Blancas

Versos que cantó Mío Cid


(Tres zéjeles de amor por un tal Per Juglar)

I
El destierro y el amor ágape

Sospiró mío Çid, ca mucho avié grandes cuidados.


fabló mío Çid bien e tan mesurado…
Anónimo, Poema de Mío Cid

Doy gracias, Dios en la altura,


por cavar mi sepultura.
En el mundo has olvidado
dar lugar insospechado
para el pobre desterrado
que camina en vía oscura.
Doy gracias, Dios en la altura,
por cavar mi sepultura.
Adiós, padre y patria mía,
ya marcho a la lejanía,
lugar donde mi osadía
honrará mi empuñadura…
¡Doy gracias, Dios en la altura,
por cavar mi sepultura!

16
II
Martín, o el amor fraternal

…Martín Antolínez, el burgalés conplido


a mío Çid y a los suyos abastales de pan y de vino; […]
Fablo mío Çid el que en buen ora çinxo espada…
Anónimo, Poema de Mío Cid

Soy Rodrigo, de una villa


rica de Castilla.
Vino he de beber contigo,
si tú quieres ser mi amigo
o si no pelead conmigo,
pues mi espada es maravilla…
Soy Rodrigo, de una villa
rica de Castilla.
Es tu lanza valerosa,
su punta será famosa;
bebe de la deliciosa
miel de vino o manzanilla.
Soy Rodrigo, de una villa
rica de Castilla.

17
III
Para una almendra, o el amor erótico

…Antel Campeador doña Ximena finco los ynoios amos,


loraua de los oios, quisol besar las manos […]
(Mío Çid) Lora de los oios, tan fuerte mientra sospira…
Anónimo, Poema de Mío Cid

Una alméndrïta me gusta


y me asusta
que me rompa el corazón
cuando dada la ocasión
cante para su balcón
copla justa.
Una alméndrïta me gusta
y me asusta
que rechace el buen amor
que le doy con una flor,
rosa roja de color,
rosa augusta.
Una alméndrïta me gusta
y me asusta.

18
2º Lugar
Cinthia de la Peña Tirado

La necedad de las truchas


Soy un silencio a la orilla de ti,
la línea más delgada de una mano.

Sucede que me canso de ti, de mí,


de nosotros diciendo
éste es el vacío.

Escríbeme en los labios,


suéñame con los ojos abiertos.
Haz de mí un invierno, un florero,
lo tibio del deseo
debajo del ombligo.

Añoro el espacio de mi lengua entre los dientes,


tus lunares infinitos,
carne de labio,
de sexo,
de espalda.

Carne de carne.
Ojos de nube triste,
mi tormenta lejana.

Llueve, inunda…

el cielo nos recuerda la noche de otoño junto al frío.

19
Me hacen falta tus piernas y tus manos.
Me hacen falta tus dientes, tus escasas palabras de amor.

Lágrimas que nunca fueron/han sido.


Tu caricia ensangrentada de odio.

Carne de carne,
de noche,
de lluvia,
de frío.

20
Mención especial
Mónica Daniela González

Una de ésas
Llora
la
g
u
i
t
a
r
r
a,
sola en
un rincón,
deseando
t u s
dedos sobre
las cuerdas

21
La voz de las mareas
Tanya Cecilia Cortés

Yo he visto
Yo he visto la tierra florecer después del frío invierno y los colores na-
ranjas cubriendo el día. Vi los sueños de los hombres, desgastados y va-
gabundos, con una cultura naciente tatuada en sus pechos de hierro. Vi
el nacimiento de Quetzalcóatl, con alas y plumas de colores, danzando
al viento en una noche fría. Me sorprendí ante una mujer dormida por
más de mil años cada día más bella. Conocí tantas batallas ya olvidadas,
en las que fueron cayendo uno a uno los ambiciosos hombres sólo para
volver a renacer…
Y todavía vi más allá: grandes culturas caídas por regiones venidas
del mar, esclavizadas con dolor y pena; la independencia de mi tierra
y una revolución por la libertad… Vi cambiar el verde del paisaje por
el gris de una gran ciudad. Observé inocentes gritando con banderas
tatuadas de sangre, con dolor y pena…
Yo he visto el más frío invierno conspirando contra la vida y el pa-
raíso. Y aún espero su partida para ver de nuevo la tierra florecer.

25
Raúl Montes Paz

Dharma 1
“Es difícil penetrar en el hecho
de que todo esto está mal”
dijo el Buda

No mentía

Qué significa ser una sombra


Cuando no hay sortilegio
no hay hechizo

Qué es una sombra en las sombras

Un número en la tabla
un alarido en el caos
...Una gota en el océano…

Qué pasa cuando las sombras del abismo


le temen al abismo

El temor a lo desconocido
Es “la punta del iceberg”

Qué pasa si lo que negamos


es lo que
somos

Y lo que negamos nos da asco

26
En el fondo sabemos
que el orgullo mata

…En el fondo…

Pero nos da miedo nadar hondo


…Y qué si la felicidad
es una fotografía
del ocaso
que nunca
verá
el ocaso

Las únicas lágrimas que valen


son las derramadas
al descubrir la verdad

27
Ivette Lancero Castaño

Bajamar
Espero capturar mi pez
sobre la bajamar.

Mientras el viento resopla,


no atisbo al hombrecillo de ojos risueños
que me mira detrás del estanque.
Se sienta frente a mí.
También con su caña
recoge una flor,
un zapato y un bombín,
y se va con su tesoro
a hacer poesía.

28
Eloísa Font Ortega

Contemplando un óleo
El antiguo reloj del campanario
ha marcado una hora que no existe.
Es el pasado con su huella triste
que más se aleja en cada aniversario.
Cronos voló en las cuentas del rosario
y demolió la Parroquial Mayor,
pero quedó en el óleo del pintor…
El progreso cambió todo el conjunto
y, al contemplarlo ahora, me pregunto:
¿Todo tiempo pasado fue mejor?

29
Germánico Corona Rosas

Nocturno
Escucha a los perros ladrar, escúchalos.
No hay piedra que roce uno sólo de sus dientes.
Están atados al tronco de un árbol muerto.
¡Míralos teñirse de una niebla nocturna
y embestir al viento que cortó su sueño!
Asesinos de sonidos ajenos que se escapan
del laberinto ciego de tu cuerpo.
Testigos fieles del fruto que exhibe la rabia
que se escurre impotente de tu rostro.

Escúchalos ladrar, ¡escúchalos!


Con el miedo en tus manos desarma al mundo.
Quédate con la plenitud de su ira
y arroja tu olvido a la tierra para que florezca.
No apartes la mirada de sus dientes.
Guarda este instante
y tus pasos hacia el futuro de siempre.

No hay piedras. Escúchalos ladrar.

30
Valentina Salazar

Ser/estar
En realidad no hay mucho qué decir…
Lo que escribo en mis textos es lo que deseo:
experimentar,
hacer,
estar presente,
estar viva,
darle el verdadero uso a mis sentidos, a mis percepciones.

Lo esencial para un escritor son sus experiencias;


lamento haber estado limitada por cuatro paredes físicas…
por ésas que me separan del mundo y de mí misma.

He planeado fugarme de casa,


dejar todo atrás: mi timidez, mis propios muros;
he querido ser yo misma.

Entonces recuerdo que no sé ni barrer


y que lo único que hago a la perfección
y con meticuloso profesionalismo
es molestar a mi sobrino de 7 años,
saborear ambiciosamente lo que mi madre prepara
y mirar cómo las estrellas me observan al estar inerte.

Me han dicho que aún no estoy apta para el mundo,


pero por las noches siento que la ciudad me llama
con un susurro cándido y misterioso,
con sus rítmicos tambores.

31
Pienso traer mi propia luz y crear mi propia historia,
dar color a mi alma…
Grandes trazos y pinceladas mi apariencia recibirá
y me fugaré sola…
Quizás con un reloj que mida mi propio tiempo, mi tiempo entero.
Llevaré las gafas que hacen visible la apariencia verdadera de la gente
para encontrar a alguien que me invite
al lejano cosmos al que pertenezca.

Puede ser que ya esté aquí.


Quizás es la voz que sin falta me visita por las noches
y me dice entre tambores y susurros que me quiere
y que es mi hora…
Quizás es mi futuro
ansioso y loco por ser ya mi presente.

32
Álvaro Lerzundy Gómez

Vías para trenes transparentes


El tren transparente,
repleto de hermosa gente transparente;
ahora pasa cada nueve lunas
ante el estupor de los aldeanos,
pero nadie lo comenta
por temor a que los crean locos.
Hernán Vargascarreño

Así somos…
como aquella gente hermosa, colorida o transparente;
como los locos
que observan pasar los trenes transparentes cada nueve lunas…
como los mismos trenes transparentes y sus lunas
en busca de unos ojos que los miren
y de su destino…
¡de su propio destino!


¿Ves a aquel hombre a través de la ventana?
Estaba desaparecido.
Demasiado ir y venir sobre estas ruedas
hasta que la memoria dejó de llevarlo en su mirada.
Ahora nadie lo busca.
Nadie lo espera para darle unos labios.
No hay estación que lo reciba
ni corazón que se agite al hallar su aguja
en este pajar de rostros.

33
“Un hombre más”.
Uno más caído del árbol por el peso de su circunstancia,
arrastrado por los vientos del tiempo,
pisoteado con descuido por otros
esperando ser los esperados…

¿Y entonces?
¿Dónde están esos ojos?
¿Dónde aquéllos que alguna vez quisieron
descubrirlo entre el tumulto
cargando la ilusión en su equipaje?


Nadie quedó.
Sólo un hombre…
Un hombre transparente
junto a otros hombres y mujeres transparentes…
Y el color…
¡ese color que se nos va tan pronto!…
Las mejillas que se vuelven lunas blancas
y ruedas de estos trenes despertándose a su marcha.

34
También queda Locura,
¡esa pequeña suicida saltando en las durmientes!
La extraviada Locura que un día se nos soltó de las manos
y ahora espera que pase
lo-que-tenga-que-pasar
y se lleve todo
todo ese temor.

Esto somos:
Nada más que “los aldeanos de Vargascarreño”…
Un paisaje de luces y de hormigas,
el temor rodante que se desvanece
en espera de un destino que nos sabe a ausencia.

Y después…
Después otros trenes, otras lunas, otros rostros.

35
Laura Itzel Domínguez Martínez

Contradicción de un combatiente
Entonces todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado (…)
César Vallejo

Desapareció en el suelo
o en fosas de los inermes,
cual niño desamparado
en su mar de sonsonete.

Pues, con su fusil de necio,


buscó el refugio más breve
para un tiempo de utopías
sin humanidad cadente.

Pero en la cima del mundo


halló a la ramera muerte
divagando con el “nunca”
del torturador ausente.

36
Raúl Montes Paz

Historia de la noche
Los poetas se suicidan cuando
empiezan a amar la poesía.

…Una vez más tenías razón…


La enceguecedora algarabía
me lanzó a un abismo,
del que mañana resurgiré en llamas
bailando sobre mis propias cenizas.

Los finales siempre son abisales y absolutos,


igual que los callejones de los barrios
y sus esquinas y charcos.

Pero la paz sigue siempre en el desierto,


en el silencio de las montañas, las alturas
y el nivel del mar.

He despertado de una alergia al polvo del vacío,


y estoy descubriendo mi propia lucidez
mientras desgarro mis órganos
para ver qué llevan dentro.
Para estar tranquilo.

La sonrisa del dharma


que besé en la cima de una pirámide
me ha vuelto a encontrar.

37
Yo sólo corro y juego
mientras tiembla la tierra.
Cada vez estoy más cerca,
mas creo que nunca llegaré.

38
Valentina Salazar

Yo quiero, ¿tú quieres?


Quisiera ser llave que abra tu destino,
coraza que te haga silencio en el bullicio,
grito que se te escape ante la injusticia,
pasado que te taladre con el tema de la utopía.

Ojalá pudiera descubrirme siendo filtro con el que veas


los colores escondidos del amanecer,
para que cada mañana tu sonrisa me ayude a encajar
las patadas de la vida.

Ser percha en la que cuelgues tus sueños,


y asesina de los fantasmas que aparezcan en tus cuentos.

Y,
por supuesto,
recuerdo…
…ese recuerdo que te alivie cuando te sientas perdida.

39
Érick Soto Galicia

Ojos de ciego
La vida
es el retrato
más perfecto
de la muerte.
Lo digo yo,
que he visto
que de los
árboles
las
hojas
no
dejan
de
caer.

40
Germánico Corona Rosas

Sosiego
Como un fonema claro de cristal impecable,
el instante me incita a beber del tiempo
un momento que al día se le escapa…
Nada es efímero y todo queda escrito
con un hilo de sangre en la garganta,
con un arrebato de certeza en el amparo del futuro.

¿Cómo vivir en el fluir de un reloj y tratar de respirar?

Lograr respirar un aire de cristal libera al sentimiento


para todo lo arduo y memorable,
revela el mapa de mis manos y de mi espalda
con un renacer de nombres y conceptos…
Esta calma del presente
libera el verso anatómico de la memoria
y lo escribo bajo encrucijadas de quietud,
recostado bajo la sombra de un suspiro.

¿Por qué se condensa el espacio a la palabra


cuando se vive en el abismo de un instante sin rumbo?

Todo tiempo se guarda en la palabra


y el acto de la escritura nos revela un hábito
que nos aproxima al exilio,
que dictamina un ritmo en la conciencia
para matizar el brillo geométrico de un verso.

41
¿Será que el verso está en el instante que perdura más allá del día?
¿O quizá se encuentra en la mentira de saberse libre?

La arteria del lenguaje palpita bajo mi pecho


y el fonema fluye a través de mis vasos forjando una armonía…
El ritmo percute el río de mi sangre
que lo aproxima a la ribera de un instante de respiro,
justo en el corte sagital del verso,
donde se encuentra libre de cualquier día
pero siempre bajo la mentira de su corriente.

Porque lograr un instante de respiro


es despojar de vida a un tiempo que te da la espalda.

42
Emma Garcés Rodríguez

El silencio
Los silencios son los misterios del alma.
Silencios
precisos y certeros.
Me sincero en las sombras del silencio
para hallarme en el silencio de un silencioso silencio…

El silencio,
tesoro de todo.
El silencio,
puerta de encuentro entre el espíritu
y lo divino.

43
Alejandro Olivares Calderón

Dios es gay
“Vi al cielo y le dije que era un
Maricón, que era un Cobarde.”
[ ]

La fina capa de cordura que


separaba sus
rostros.
El incesante
decaer
de la bruma
en aquel manto lechoso.
Y sus cuerpos…

¡Sus cuerpos!
¡Las Furias reclamaban sus cuerpos!
¿Y qué pecado habían cometido?
¿Qué falta las ofendió?

Ellos huían,
se escondían uno en el otro.
El mundo les tenía miedo
y
ellos se temían entre sí.
(¡Temían destrozarse! ¡Temían deshacer sus cuerpos!)
(Y es que sus cuerpos eran un arma)
(Eran violentos, atroces)
Eran humanos,

44
ésa era la mayor de sus faltas.
Pero no,
ellos insistían en ser perseguidos.

(Seguían hablando)
(Seguían susurrando un idioma inmortal)
(Todos los entendían)
(Pero ellos seguían muertos, pensaban que nadie los escuchaba)

¿Y dónde, pues, está el rey de los infortunios?


¿En qué Arcano se esconde él?
¿Eran su voluntad aquellos cuerpos calcinados?
. . .
Los tuve que abandonar a su suerte, los tuve que dejar morir entre la
bruma.
Pero no…
Ellos eran felices.
Eran idiotas.
Eran Andrómeda.
Eran Alejandría.
Eran Sebástopol.
O quizá sólo eran ellos,
sea esto malo
o sea esto bueno.

45
Ola impetuosa
Laura Itzel Domínguez Martínez

Desaparecido en cuatro
indecibles conceptos

[...] la palabra ‘desaparecido’ es una sola,


pero encierra cuatro conceptos: el secuestro de ciudadanas
y ciudadanos inermes, su tortura, su asesinato y la desaparición
de sus restos en el fuego, en el mar o en suelo ignoto.
Juan Gelman

Secuestro
como el odio de Dios,
como si ante nosotros
el poeta llorara en cada
tumbo y un niño sin ojos
se nos atravesara inerme.
Tortura
como el odio de alguien,
como si ante nosotros
la madre se arrojara en cada vía
y un jovencito lloviendo voz
olvidara el ojo arrebatado.
Asesinato
como el odio del odio,
como si ante nosotros
el hermano se hiciera vacío
en cada esquina y un estudiante doloroso
se nos colgara de una palabra fulana.

49
Desaparición
como el odio del olvido,
como si ante nosotros
la conciencia se devorara
en cada manso monitor y un rostro pequeñito
olvidara una cicatriz cualquiera en su fosamar.

50
Álvaro Lerzundy Gómez

Incertidumbre sobre mar de hormigas


A D.P.S.

No sé… Tiene que haber algo. Algo para ayudarnos a seguir moviendo
la cola y las aletas cuando nadamos en la última gota de agua… Debe
haber algo de lo cual sujetarnos… Algo o alguien que escuche cualquier
grito y nos señale el camino para recomenzar… o por lo menos para
ilusionarnos un rato con que lo hacemos.
En estas épocas parece que hasta las hormonas juegan a la cochinada
conmigo, con nosotros… Parece que la luna… que el oxígeno… Parece
que parece…
Es uno de esos días en que podemos tan poco, aunque haya alcohol y
algo de carne en la mesa. Y no puedo. No puedes, parece.
¿Dónde estamos? ¿Dónde te dejé? ¿Dónde me quedé aplastado con el
peso de mi desdentada culpa?
Sólo espero que flotes en el mismo centro de una burbuja con olas. Que
exista un todavía y no te estén afectando estas hormigas como a mí.
Sólo espero.
Espero solo.

51
Ivette Lancero Castaño

Elegía por Aymoira


Ojos cual proyectiles atraviesan la pantalla,
taladrándome la sien con aquella candidez irrepetible.

Los buitres también husmean en las noticias de las ocho.


Graznan y ciernen sus picos sobre tu carne
disuelta en las invenciones.

Otorgáronte tus varios minutos de fama.


Y tú
no querías ser princesa,
ni modelo,
ni cantante de TV;
ni asomarte al mundo.

Con toda la ingente expresión de tu desnudez,


tú sólo querías vivir.

52
Germánico Corona Rosas

Cosas de la vida
Amanezco con los días amontonados
y el mundo se quiebra con el cántico de niños en llanto.
Día con día me reprochan las sonrisas que gasté sin sentido.

Cansado de ver el sol con muecas de soberbia,


busco la sombra de una fresca nota periodística:
“Sangre y muerte, con sonrisas de niños que miran hacia el mañana”.

Qué contraste, el mundo anhela ser feliz desde la sombra


porque bajo el sol sólo hay muerte.
Un asunto que ciñe el hilo de dignidad que queda.

Y así me gasto la vida:


amaneciendo bajo el sol y leyendo bajo la sombra;
buscando alguna flor entre tanta mierda,
alguna lágrima qué contar, pero nada queda.

A través de la ventana leo una pared que sentencia:


“Lo mejor queda por venir.”

Así es la vida.

53
Mara León Cornejo

Sombras
Claro de luna helada.
Prolongada noche de cielo en cristal.
Pájaros que rompen y atraviesan.

Fragmentos. Pedazos. Pequeños trozos cayendo


y cortando la tierra en grietas,
reviviendo espectros…
liberando sombras ocultas en su centro...

Sombras como almas desbocadas buscando venganza,


aniquilando el sosiego de una tierra en calma…

Sombras…
infinitas sombras arrebatando,
tomando,
reclamando lo que era suyo en la orilla del tiempo.

Sombras que gobiernan nuevamente el reino.

54
Ramón García

De las galerías
De las galerías apostadas a un lado de la gran fábrica, salen pies que
arrastran a la muchedumbre en la madrugada; entre ellos, alientos in-
fantiles se confunden.
Suena la chicharra y se encienden los telares. Un continuo ruido
mecanizado ahoga sentimientos, ideas y cuerpos. No, no hay seres hu-
manos trabajando, sólo un puñado de brazos, piernas y cerebros.
Luego… un verdadero milagro: florecen metros y metros de tela…
miles de metros de incolora producción.
De repente… una explosión purpúrea… el rojo se instala… San-
gre. Infrahumanos gritos de una garganta se confunden con el ruido
habitual, con el estruendoso canto de las máquinas.
Así, con su flor ensangrentada, nace el capitalismo. La producción
y el mercado arrebatan, en inmisericorde y penoso episodio, otra im-
portante carrera a la vida.

55
Laura Itzel Domínguez Martínez

Encabezados de costumbre
... murió a contramano
entorpeciendo el público…
Chico Buarque

“22 muertos en enfrentamiento”:


17 hombres
4 menores de edad
1 mujer adolescente
1 militar herido.

17 bultos flácidos
con ensoñación interrumpida.
4 hombrecitos babeando
en un futuro sin revés.
Una mujer de senos fríos
y silencios violados.
1 militar con pesadillas
eternas.
“43 muertos en enfrentamiento”
“11 muertos en enfrentamiento”
“Siempre muertos en enfrentamiento”.

56
Raúl Montes Paz

Apología del fracaso


Lo malo de renacer es que te queda blando el seso y el cuajo atemporal
se vuelve nebulosa, ruina. Entonces queda volver a darle forma... De
todos modos no hay pasos hacia atrás.

I
No escuché
y la vida sigue gritando
su código de eventos
me golpea
directo en la cara
no entiendo
sólo hay un charco
de sangre en el piso
y ahí sigo
no escucho
estoy aturdido
en cualquier lugar
nada importa de todos modos
ni la herida
ni el dolor
ni la sangre
Sólo que no escucho

57
II
Montaña muerta
luz que desgarra todo
viento vehemente
sofocante camino
Arrastro vidas
Dios es la nada
Bajo las dunas
yacen hermanos míos
y mis pies sangran
en el desierto
La sentencia divina
es epitafio
el sello de mi tumba
maldición de mi esencia
...escucho...
Todos somos dignos del olvido...
Pudiera ser que el olvido, como destino último,
sea lo que nos brinde la sagrada libertad...

58
Laura Itzel Domínguez Martínez

Aquí y ahora
Aquí
hay hombrecitos de silencio
jugando a la guerra de cosas vacías.

Aquí
hay mujeres angustia que tiritan voz
desde la punta de los senos hasta la orilla del pie izquierdo.

Aquí
hay niños que trasminan el diluvio de aves que se aman
y observan el discurso de un adiós desde un presente.

Aquí
hay un nosotros al borde de las flores,
en medio de cien rostros extraviados,
y a la orilla de que el mundo vuelva en sí.

59
Ramón García

Pequeña clase
Unos cuantos, unos cuantos…
¡Tan sólo son un puñado
con futuro adinerado!

Poco más de treinta y tantos…


¡No… no… no son unos santos
los que deciden por otros!
Quieren “borrar” a maestros
que van contra vil reforma;
no les importa la forma…

¡Matan y ocultan los rastros!

60
Agua que se escurre
entre los dedos
Alexis Fernando Ramírez Balderas

A la marea le han salido dientes


La primera vez que te escribí tenía 16 años.
La última tenía 10.

A la marea le han salido dientes;


al escrúpulo garras,
pezuñas de inocencia.

Mi estupidez sigue llevando tu nombre,


una soledad a cuestas.

Las estrellas sin su luna me han confesado algo…


ya te has ido.

Para ver no necesito lentes,


tampoco ojos…
los regalo.

Veo el sin luz


en el que me has dejado,
el túnel en el que no escucho,
la resonancia del último abrazo sin fondo,
el te quiero…

No necesito heridas para entender mis cicatrices.


63
He traído este adiós con tu nombre en mi bolsillo,
lo compré entre lágrimas y entierros,
entre ataúdes y promesas de mi olvido.

En un vaso, un cigarrillo sin fumar se ahoga,


mientras el agua se evapora
y el tabaco se seca como el alma.

En mi orilla, un incendio deja en cenizas el olvido falaz


y tu nombre reverdece entre mareas de recuerdos con sus dientes.

64
Cinthia de la Peña Tirado

Anestesiado de odio
Odio(te) ver(de) anestesiado en sombra
la sangre se coagula de tedio
el rojo se diluye en piel

De ti olvidada muerte dibuja el sol


sobre tu sonrisa de huérfano herido
cae la nieve

Invierno arrasas con la flor


granizas dolor
Abrasas el recuerdo
lo llueves

En la boca lo
l
l
u
e
v
e
s

Gris masticas el color


lo escupes y desapareces
Dios de sombras te conviertes
Crees ser nadie
nadie eres

65
Alejandro Hernández Osnaya

A tu ausencia
Caerán por ti mis lágrimas/cristales,
fábricas de recuerdos que están rotos.
Te miro sin mirarte en estas fotos,
estrellas de esta calma miserable.
Mis días son muy fríos por tu ausencia,
te fuiste y me dejaste abandonado
clamando mis dolores y mi angustia.
Ahora estoy perdido.
Me siento naufragar en la miseria;
perdido en esta lluvia de misterios.
perdido por mirarte.
Mi muerte pasajera,
mi muerte que es tu olvido.

66
Mara León Cornejo

El llanto de la guitarra
El llanto de la guitarra se escucha a lo lejos.
Llora tu ausencia…
Te busca por el viento pero no te encuentra…
(No te encuentro)
Te busca.
Te quiere…
a ti… sólo a ti. Y no sabe qué hacer…

Haces que de su cuerpo se desprendan


mariposas azules como lúcidos sonidos al chocar contra esos árboles…
(Tus árboles, ¡los míos!)

Aquellos árboles que ondean


cuando tocas esa guitarra vieja y algo desgastada…
(Que te extraña).

67
Álvaro Lerzundy Gómez

Porque más de una vez


te han echado a la calle
Escuchen… Alguien canta…
Un hombre trae enredada una canción.
Nõ Waki

Sí. Es probable que una vez más te hayan echado a la calle, Hijo de la
Santa Calle. ¿Recuerdas que en Ella nos volvimos sombra?

Te han echado a la calle por andar con un perro o patear las piedras o
las sillas blancas... Por patearte como a lata vacía. Yo lo he visto con mis
ojos tristes y mis manos que pueden verlo todo.
Hijo de la Calle, lamento de los lamentos... Depósito de un Tiempo
que no acaba de pasar.

Te han echado mientras yo, en ciertas noches desiertas, naufrago en los


recuerdos porque... “Érase que se era”... aunque pocos lo entiendan.
Aunque esta primavera lo reviente todo. Érase el mar que hasta ahora no
hemos contemplado juntos; éranse días muriendo de vida; jóvenes un-
tándose y juntándose en cualquier callejón... en esos sitios inventados...

Te han echado a la calle que es tuya y de tantos, Solitario Pueblo de los


Abandonados a su suerte.
Te han echado, mientras yo ya estaba sentado en la acera abrazando mis
rodillas y esperando que algún día quisieras prestarme ese perro que
siempre he visto en el espejo.

Érase que se ES, mi amigo-hermano. Te informo que en tu calle estamos.

68
Deneb De León Ochoa

No
Tu cuerpo cálido es hielo que devora
Tu espacio es nada y todo
Tu reflejo no existe
Tu esperanza es nula
Tu alegría poca
No eres
No existes
No habitas
Tú no
No…

69
Carlos Peña Gómez

El porqué los perros ven la lluvia


Un ángel tuerto de esos que habitan en la sombra
me dijo un día: Ve, Carlos, a ser un pendejo en la vida.
Carlos Drummond de Andrade

Estás recostado en otro día que te dice precisamente


que no eres lo que pensaste ser
porque eres lo que estás siendo
Afuera la lluvia cae
no tan suave como podría creerse
Esto casi ni sería lluvia
Para ti no existen las gotas
cuando estás seguro de no haber logrado mucho en tu vida
Ves a tu par de perros quietos imperturbables
como soldados troyanos esperando la redención del fuego
Concentrados en su oficio reciben un bautismo de lluvia
Lo saben y por ello contemplan
Ni una queja
Ni un ladrido

Mudos se dejan empapar por el destino

70
Ivette Lancero Castaño

Soneto por el ausente


Tenedor del secreto del orfebre…
Yendo con el semblante del caído,
te unes a la jornada del olvido
y vas a reposar a tu pesebre.

Nada hay que tu partida celebre


sin tiempo para el beso y el despido;
y ni a una costurera le han pedido
que la vida a tu corazón enhebre.

Memorable bardo entre las mujeres,


desbravador procaz de la palabra;
a la gloria te vas sin tus enseres,

sin decirnos siquiera una palabra.


Epicúreo señor de los placeres,
cual si fuera una broma tan macabra.

71
Entre tú y yo,
un mar de tempestades
Cinthia de la Peña Tirado

Die blaue Schnecke


Para Marcus, mi tormenta.

Esta habitación se inunda en cielo.


El azul de una tormenta, nubes de labio,
septiembre,
piel de tierra mojada,
lluvia en la garganta.

El silencio con los ojos cerrados.

Desnudo eres el tiempo y no lo sabes.


Desnudo eres más de la mitad de una sombra.
Espero que el sol vuelva a salir en tus labios.
Espero tu sonrisa bicolor,
mi agonía hecha recuerdo.

75
Deneb De León Ochoa

Fugitiva
¿Si desapareciera y me fugara cual estrella,
y me alojara en un desconocido mundo en el que pudiera empezar de cero;
allí donde nadie me enfrentara al hastío,
y todos respetaran mis límites?
¿Si conociera ese mundo sin rendición de cuentas,
ése que no es el mío,
en el que ... y yo
pudiéramos ser felices,
sólo los dos?

76
Germánico Corona Rosas

Nocturno ll
Guíame al reencuentro con tu cuerpo
y recógeme en la fecha de ayer,
cuando caducó mi olvido en alguna miseria.

Explícale al Tiempo que estoy vivo


y que estoy varado en un abismo quebrado,
sujeto a su azar, el más misántropo y ambicioso.

Cuéntale las auroras que he salvado.


Quizá el trozo del cielo sin nubes basta
o un vaso de llanto sea útil. No lo sé.
Las vidas en las que fui alguien, aún pintan un óleo
con veredas y campos hechos cristales.
Quizá valgan algún instante.

Sólo sujétame al reencuentro contigo,


lanza pétalos al Tiempo, reanuda mi olvido
y condúceme al viento de tus senos, por favor.
No me sueltes a la muerte, aunque sea necesario.

77
Alexis Fernando Ramírez Balderas

En corto
Te voy a escribir el poema más corto.
No es éste.

Te sentaste tres bancas a la izquierda


al otro lado del salón.
Lejano hechizo azul de primer día
y amor en mantequilla…

Te intenté superar en los labios de otra,


imaginar TU cara en su cara.
(juego de imbécil)
TUS labios en los suyos.
TU cuerpo en su cuerpo.
(egoísta)

Te miraba pasar sin reservas.


(el amor abría sus alas)
Intentaba hablarte;
buscaba decirte algo con esta boca ajena,
con palabras que no eran nunca más las mías...
pero nada funcionaba.

–Hola.
(después un silencio incómodo)
…¿Salimos?

78
–Por supuesto que no. Estás con alguien.

Intentar olvidarte.
Quedarme despierto largas horas.
Pensar y repensarte.
Dibujarte en mi noche.
Escribirte todos los poemas con tu nombre.

“María”…

Perderme viéndote inmóvil, perfecta.


Inventar algo nuevo de lunes a viernes, a las 7 de la mañana.
Sonreír sin parar. Jugar al loco.

Escribir el poema más corto


y decirte que quisiera ser
como Giampaolo Morelli y darte 7 horas para enamorarte,
como Benedetti para hacer una tregua contigo,
como Neruda
para escribirte los versos más tristes y hermosos esta noche,
como Bécquer para prometer amor eterno,
o Sabines para curarme de ti sin pretender curarme…

79
Eso quisiera ser…
un Camus para decirte lo absurdo que es el mundo,
o Holden Caulfield para tomarte y hablarte todas las noches en las
calles de Nueva York.
o Girondo para que no me importe si vuelas o no…

Quisiera ser Paz para acabar con todo,


y verte caer y ayudar a levantarte…
y tener un poco más de valor para pararme enfrente de ti y decirte
que es dulce y no me importa,
bastante dulce estar loco,
loco de atar por ti.

80
Álvaro Lerzundy Gómez

Décima promesa
Cuando no estés a mi lado,
voy a caminar despacio
recorriendo aquel palacio
que dejaste perfumado…
Me verán algo agobiado
repasando los caminos
y quitando los espinos…
Porque quiero que esas flores
-sembradas con tus ardores-…
(¡shhh!)
…¡sean recuerdos clandestinos!

81
Mónica Daniela González

Mis mejores deseos


Muérete.
Púdrete con la soledad.
Tortúrate con nuestro pasado.
Adelante,
sigue llorando hasta que brote la última gota de sangre de tus ojos.
Sufre con tus fracasos.
Síguete cortando con las piezas rotas, restos de tu corazón.

Sécate de hambre.

Retuércete en tu porquería.
Que tus miembros se congelen y tus pulmones dejen de funcionar.
Sácate las entrañas con las uñas.
Deja de torturar a quienes importas.
Que los niños griten de agonía y los ríos dejen de fluir vida.

Muérete y no descanses en paz.

Que después de muerto no encuentres tranquilidad.


Ahógate de penas.
Que escuches los lamentos de la tierra y los gritos de venganza de mi
alma.
Apuñálate de insomnio.

Muérete y sufre eternamente.

82
Raúl Montes Paz

Andrea
ocurre que te transformas
en una especie
de reverberación onírica
y me disuelvo
en todas las posibilidades

entonces nada nada en ningún mar


y ningún mar existe para que se nade en él
sólo un sobrevuelo
acaso sobrevalorado
confirma mi existencia en ti

tengo un sueño
en el que todos los universos
del microcosmos en mi cabeza
doblegan sus espaldas
ante el faro pulsar
en tu mirada

83
tropiezo por una espiral de escaleras
pero siempre llego tarde a la caída
sólo me estrello
contra la pared intangible
que rodea el espacio y la fauna
de una casa lejana

ahora aquí estoy

tengo un sueño lúcido


en el que he decidido
postrarme y mirar
cómo se quema el mundo

84
Valentina Salazar

Para C.N.P.
Lo acepto.
Extraño a ese lúcido irracional. En realidad todo de él extraño,
incluyendo el desinterés superficial de lo que le sucede,
y esa frialdad con la que a veces me trata,
me mata…

Él es diferente.
Es de esos pocos chicos que te hacen reír apenas con un gesto,
Por sencillo, te hacen sentir única, especial, cómoda…
Ser tú misma…

Él sonríe y me hace recordar la niña que fui.


Despierta en mí ese lado humano
escondido por miedo a esos demonios que no dejan vivir.

Sonríe por segunda vez


y admiro la bella constelación que hay entre sus dientes.
Su figura se mantiene en el recuerdo.
En el presente…

Cuando conversamos,
siempre le agradezco el pequeño infinito que hemos formado,
las medianas supernovas que hemos imaginado juntos
y las innumerables lluvias de estrellas que hemos sentido.

85
Ahora sólo le pido que recorra conmigo otros mundos,
otras galaxias…
Cuando lo conocí, sus ojos brillaron…
Ojos de un niño pequeño en busca de compañía sin condiciones.
Es eso lo que espero darle hasta que mi nombre se consuma,
pues todo lo que él ha hecho ha quedado en la mitad de mis huesos,
en el iris guardado en mis pupilas
y aquí,
en el último aliento del pulmón…

86
Cinthia de la Peña Tirado

Renuncia formal
A Iván. Sólo a él.

Este cuerpo es pequeño. Minúsculo. Tan casi nada que quizá no debería
ofrecértelo. Pero no tengo nada más qué darte.

Tengo solamente un par de pies pequeños y fríos, las manos que te


escriben. Mis huesos, cada vértebra, de la columna hasta las muelas
del juicio. Los pulmones, el corazón… todo junto no suma más de
cuarenta y tres kilos.

No tengo nada inventariado, ni clasificado de ninguna forma. Te entre-


go este cuerpo de la manera más desordenada que se me ocurre.

Te doy mi piel con todos sus lunares para las noches en que sientas frío.
Te presto mis oídos. Cuéntales historias cuando te sientas solo. Te doy,
sobre todo, mi cabello: te extraña a partes desiguales y anda cayéndose
a pedazos cuando no estás.

Te regalo el silencio debajo de mi ombligo, mi voz promete cantar can-


ciones para tus sonrisas.
Te obsequio mis senos, sólo porque sé como los miras y sé que los de-
seas tanto como ellos a tus manos. Son el lugar más cálido que encon-
trarás nunca. Dormirás tranquilo.

87
Te regalo las líneas de mi cuerpo, escribe en ellas tu futuro. Y por si te
aburrieras del futuro, quédate con mis cicatrices, huellas de mis peque-
ñas heridas diarias.

Te doy mis ojos con sus ojeras y sus lágrimas, con el mundo tal y como
lo he visto hasta ahora. Te doy mis labios, los hombros y las uñas. Los
muslos, la espalda… Ya no me queda nada.

Soy tuya.
Siempre tuya.

88
Germánico Corona Rosas

Mi casa
Para Anaís

El terso relieve presente en el litoral de tus senos


esconde mi palpitar en ti.

Una dulce oscilación de futuro


hace brotar el alba de tus cabellos,
la madrugada en tus manos
y siempre el mediodía en tus caderas;
tus costas de labios minerales expuestas
al anochecer de mi tiempo;
roces de silencio que hablan afónicos
con mis ojos
en ti
perfectos.

Eres luz que se quiebra con el tacto


que acarrea mi pasado,
tierra firme donde soy presente
en el amanecer de tus huesos.

Tú eres el palpitar de mis días,


yo la muerte de tus terrenos.

89
Laura Itzel Domínguez Martínez

Y
Eres lo diminuto en medio de la eternidad,
el instante impreciso a la orilla del mundo.

−Y mira, yo te amo…

Y un río que condensa todos los reflejos


de nuestras inexistentes realidades.

−Y sí, yo te amo…

Los silencios inmortales huyendo por las orillas


de tus ojos sin tocar la médula del aire.

−Y nada, yo te amo…

La escarcha de nube que presagia una tormenta


de hombrecitos arrojados por los ventanales.

−Y con todo, yo te amo…

Y el último paisaje de una humanidad que canta


el rumor del agua profunda y el cielo vivo.

−Y además, yo te amo…

90
Somos la selva de niños ahogados a mitad de la guerra,
devorados por insectos moribundos que se aman.

−Y yo te amo.

91
Álvaro Lerzundy Gómez

Porque a veces se existe


Para los amantes (in)distintos.

Y entonces me despierto y me busco.


Soy esto.
Me muevo un poco.
Sólo un poco para que no te despiertes porque también te descubro;
porque soy lo que eres aunque me vea distinto,
aunque quizás te asuste si me hallaras descubriéndote,
observándote,
recorriéndote…

Soy esto que eres tú:


esta cara que traigo por algún designio, esta forma.
Y te exploro sin que te des cuenta.

Duermes. Duermes mientras te miro.


Pensarías quizás que te acecho.
Y es así, simplemente.
Así.
Un contemplar tu existencia que es la mía.

Cohabitamos y no te das cuenta.


Prefieres no darte cuenta. Lo prefieres.
Y sé amar. Sucede que el amor no es exclusivo.

92
Lo sé porque te amo, mientras mirándome te miro.
Porque cuando me busco y te encuentro
mi cuerpo, este territorio mío tan tuyo, se estremece.

¡Quién lo diría!
Lugar común, lo adivino.
¡Y qué más da si común es este espacio tan nuestro!
Esta inmensidad mía que es tu límite:
tu cama… tu cuerpo que descansa ahora… tu cuerpo que duerme…

Soy esa voz en tus sueños... los rostros en los que me transformas…
aquél que a tu lado se despierta…
Y no lo sabes. Prefieres no saberlo.

Cada pliegue tuyo me posee…


Y te amo.
Y no hago más que ir y venir y contemplarte,
mientras ésos que son tus ojos parecen abrirse,
mientras se abren como flor liberando alguna lágrima.
Y allí también estoy. Me enjuago en ella. Me alimento.

Porque soy eso: lo que eres.


Porque existo en tus fronteras y no me ves. Prefieres no hacerlo.
Y yo, amándote, lo acepto.
¡El designio aquel!

Porque YA eres eso. Porque eres lo que me he encontrado siendo:


esa voz irreal, sub-real, ¡tan real!
Lágrima de mar.

Eres y soy la piel que sigue siendo tuya.


El polvo a quien podrías amar.

Polvo tan vivo


que te contempla y se estremece a tu lado.

93
Alejandro Hernández Osnaya

Soneto de un adiós
A Nuria

Serán nuestras miradas un olvido


rasguños que laceran la memoria
recuerdos congelados de esta historia
amantes que destruyen lo vivido

Las aves ya no cantan en el nido


me miro derrotado en tu victoria
mi muerte ya es la cumbre de tu gloria
intento retenerte y has partido

No volverás aunque te extrañe, amor


No volverás aunque te escriba un verso
No volverás para cambiar mi suerte

Mis manos no podrían detenerte


me siento miserable con mi esfuerzo
porque sé que sin mí te irá mejor

94
Laura Itzel Domínguez Martínez

No duermas a mi lado
No duermas
No

Sé un vórtice en medio de mi nada y que los ojos


de mil pájaros muertos revelen la guerra,
la nuestra/ la de nadie.

Y desciende,
desciende,
porque el vuelo se aprende en caída libre,
al ras del mundo cuando deja de ser mundo.

Amanece en el destiempo,
en esta eternidad de un mar desconocido –el nuestro−,
de mujeres y hombres siendo niños precoces a mitad de la deshora.

Demórate en el vacío,
en esta batalla de agua y arena,
de arena y agua.

95
Álvaro Lerzundy Gómez

Qu’esto que l’otro, salud!


He de morir sin pena ni gloria
porque la gloria no quiso vivir conmigo.

Y así es la vida con puntos y aparte.

Alguna vez soñé una línea oscura sobre su cuerpo;


sin embargo, fue eso nada más: un sueño dulce.

¡Qué poca… duración! ¡Adoración tan poca!


Apenas una vida de éstas
y quizá algún asomo de las otras.

La gloria esquiva fue.


¿Para qué darle más vueltas?

(Nos) perdimos
–si alguna vez (nos) hallamos un tantito–.

Después del punto, morir entonces.


Un poco más. Sólo lo suficiente.
Si muerte es vida, a lo que te truje, Chencha.

La pena la regalo. Me sobra.


No me va con la corbata.
El dulce me lo prohibió el doctor.
El sueño, sueño fue.

96
Y ese punto,
esa línea,
ese posible hallazgo,
las vueltas,
los años,
las viditas completas…
…eso y esto y lo otro y por si acaso lo demás…
se pueden ir mañana, ayer, ahorita mismo…
a la ver… a la vereda, a la esquina,
al sitio donde mejor les parezca,
porque la culpa, el culpable, la causa, el motivo del motivo
me terminan valiendo… lo mismo, ya lo mismo.

La gloria sonrió a otra parte


y punto
y aparte.

97
Valentina Salazar

Conquista-me
Quiero darte algo tan cierto como la muerte
y tatuar en tu pecho mis manos.
Sin echar la mirada a tierra,
tener el valor de amainar tu tormenta
y soportar cada golpe que tus dudas quieran propinarte.

Quiero poder llamarme el hombre de tu vida,


aunque por ahora sea el intruso.

Vamos a buscarnos. La oscuridad a veces nos pierde y


en la tozudez de la rutina, los besos cambian de sabor.
Te pido que me vuelvas verbo y me ates a tu boca.
Libérame de la mezquindad y de actuar como un granuja,

Quiero ser tu verbo amar en todos los tiempos,


Borra los daños, dejemos de ser prosa.

98
    Alejandro Hernández Osnaya

Mundo de espejos
Miro un espejo donde está ella, a veces es lindo mirar espejos. Descu-
brir su sonrisa cuando encuentra la mía. Amarla por su sonrisa, por
su mirada. Por estar en ese espejo que miro como si fuese amor una
mirada. La amo. Pero está metida en un espejo y el mundo de este lado
es una mierda.

99
Deneb De León Ochoa

En ti
Enredada en tu ser,
atrapada en tus deseos... en tu bolsillo me encuentro.

Estás en mí y yo en ti.
Nuestros cuerpos se fusionan mientras danzan entrelazados.

Nuestras almas no chocan... se complementan.


Nuestras mentes se desposan,
mientras la realidad se desvanece
y crea otra que nos envuelve en una tormenta de placeres
y de amores…
mientras nuestros corazones laten con fuerza
y nos sofocan hasta morir.

100
Álvaro Lerzundy Gómez

El punto es
Ése es el punto…
la mancha en esa baldosa que no era tuya
la bragueta que no recuerdo haberme estado mirando
la mano que nunca te puse
el cangrejo con su necia manera de andar
el capítulo que se repite y se instala en mi cabeza
tu viaje interminable
el mío
tus hijos que no he visto nunca
los míos que nunca llegaron
tu viudez metafórica
mi matrimonio de risa
los bichos que me cortaron las alas
el inodoro que yo también veo, toco, beso, trago todos los días
los días que no son todos
el hombre que cayó en el hueco
la silla
tus cejas
mis ojos
Tiresias en el espejo
el cigarrillo en la cascada
la cascada
la cascada
la cascada
la cas ca da

El punto es que te necesito

101
El punto es que estás y no estás
que no he estado
que me largué a encontrarme y no sé si el encuentro existe

Otro ajeno desaparecido no llega. Yo no llego. Nadie llega. Llegan ecos,


nata en gotas del cielo, patas hacia arriba de una cucaracha que se levan-
ta todos los días a beber agua tibia con limón. La cucaracha se asfixia, se
pudre, ve cómo sus patas se voltean hacia arriba como el mundo, como
la nata, como el desaparecido que nunca llegó.

En medio de todo, hay que decirlo, hay fortunas en el cofre. No sirven


para comprar el pan de cada día, pero hay fortunas… sólo que a veces
uno se acostumbra a nadar en el fango.

Ése es el punto. Uno de tantos.

102
Dentro del cántaro azul
Álvaro Lerzundy Gómez

Omío Yemayá Omoloddé!

Al mar he de volver
cuando mi sombra se convierta en cielo
y
en el atardecer...
…a mi ángel y su pelo,
una gaviota adornará en su vuelo.

105
Alejandro Hernández Osnaya

Un pez
Yo tenía un mar ¿De qué?
¡Dios mío! ¡Un Mar!..
F. García Lorca

Tenía un pez que soñaba


que jugaba con estrellas
y se enamoró del cielo
y comenzaron mis penas.
¡Dios mío, mi pez ha muerto!
¡Dios mío, haz que lo vea!
Mi pez, Dios mío, mi pez…
mi pez comido en la cena.
Deja que vuelva conmigo,
yo lo quiero en su pecera.
Tenía un pez escondido;
es mi pez, maldita sea.
Los llantos ya no me sirven.
Tenía un pez en la escuela
que nadaba todo el tiempo,
que jugaba en primavera.
Ay, mi pez ya no respira.
¡Ay, su sangre! ¡Ay, sus venas!
Y todo aquí está muy triste
y sólo mi pez me queda.

106
Mara León Cornejo

El reto
Pared de ladrillos escarlata,
gran altura.
Desesperación que revienta mis venas
haciendo estallar mi cabeza.
Dolor, remolino de ideas sin solución.
No, no se puede cruzar.
¿Qué me espera detrás?
La curiosidad me corrompe,
intento saltar y no puedo.
Tengo miedo.
Una mano y un susurro aparecen.

Otro remolino brota de mi mente.


Éste es diferente.
Tengo miedo.
Decido ponerme en pie,
vuelvo a caer.
Una mano y un susurro aparecen.

Confío en ellos.
Un paso, dos, hasta tres.
¡Corro!
Corro por la llave.
Abro la puerta,
cruzo el muro,
escudriño con la mirada…
¿Otra puerta?

107
Laura Itzel Domínguez Martínez

Glosa de La Petenera
Ojalá que yo pudiera
por lo menos entonar
como entona la sirena
la de las olas del mar.
La Petenera
(Canción popular mexicana)

Ay, sirenita escondida,


si en tus olas yo viviera
dejaría el alma asida.
Ojalá que yo pudiera.

Naufragar en ti no quiero,
si no me queda versar;
más que coplas de viajero
por lo menos entonar.

Arquero sacó un pescado


con el corazón en pena
por cantarle ese pecado
como entona la sirena.

Y ahogado en la laguna
el son fue a zapatear
solitario con su luna
la de las olas del mar.

108
Germánico Corona Rosas

Absurdo
Hoy sólo mediré al tiempo
Y sólo me diré palabras.
Después me diré al tiempo
Y sólo mediré palabras.

109
Valentina Salazar

Epitafio
Aún estando refugiada en mi propio cuerpo,
no me arrepiento de lo que hice en vida…

Me arrepiento
de aquello que mis demonios me impidieron hacer.

110
Natalia Suárez López

Cena onírica
La luna es de pan,
por eso es tan blanca
y sólo de noche
sale a pasear.
Virginia Arengo Etcheverry

Mientras una niña


contemplaba el cielo,
una clara imagen
se quitaba el velo…

¡Es conchita blanda


que aprendió a volar,
y es encantadora…
la luna es de pan!

Es conchita suave
horneada con sol,
por eso es tan blanca
su tez con dulzor.

Su brillante harina
la veo espolvoreada
y sólo de noche
la esparcen las hadas.

Junto a las estrellas,


tirirí tirirá,
la nocturna luna
sale a pasear.
111
Fabián González Hernández

Glosa a una voz


Y mi voz que madura
y mi voz quemadura
y mi bosque madura
y mi voz quema dura.
Xavier Villaurrutia

Y mi voz que madura...


intenta decir la neta,
uniéndose con los sones
que hicieron otros poetas.
Y, con los hombres de hoy,
pretende que el verso sea
más cercano y más en paz
con la gran naturaleza…

Y mi bosque madura,
aunque sea sólo en macetas.
Me siento yo El Principito,
regando y quitando yedra;
viendo cómo mi ventana
se convierte en un planeta
con bichos de esos que escarban
y hacen su vida en las hierbas…

112
Y mi voz quema dura,
molesta porque es sincera
buscando toda verdad,
escondida entre la mierda;
interpreta y no se calla,
aunque eso a algunos les duela;
lo que piensa siempre dice
por eso enciende la mecha…

Y mi voz quemadura
también lastima completa.
A veces duele decir
y tener un alma fiera;
tal vez mejor es no ver,
o usar máscara cualquiera
que nos venden desde arriba
para ignorar lo que duela.

¡Pero cobarde no soy,
así que mi verso quema!

113
Álvaro Lerzundy Gómez

Para no pensarte
Para no pensarte, miro a través de mi ventana cómo ante mis ojos crece
un bosque de espantapájaros sobre tejados que apuntan sus viejos labios
hacia el cielo.

Pequeñas palomas oscuras se posan en sus brazos como burlando la


osadía metálica…

Me miran mirarlas y deciden volar…


parecen enseñarme para qué sirven las alas.

Yo… sigo ahí, pegado a la ventana, con los ojos abiertos.

Contemplo.
Me evaporo con los últimos rayos de un sol ya ajeno.

Una mosca entra por la misma ventana.


Da vueltas. Parece invitarme a jugar.
Inmóvil, me niego.

La observo… Con descaro y sin remordimiento, ella se ríe de mí. Sé


que lo hace. Lo sé. Planea y se posa en mi hombro. Me mira y me des-
cubre hueco… vacío al extremo. Susurra algo que no quiero escuchar,
por eso —tajante— la espanto con una exhalación…

Ella… ¡ja!... me desafía… hace eco… da otra vuelta y luego se aleja


sabiéndose esperanza de tarde…

114
De tarde.
Es tarde.
Tarde.
Arde… Arde.

Mi mirada busca otra vez aquellos esperpentos de metal. El cielo ya no


está. No hay nada más qué ver y por eso mis ojos deciden extraviarse en
la oscuridad, abandonarme como a enmohecido recipiente en el fondo
de un pozo olvidado. Nada veo, ni siquiera esta cosa que soy… apenas
me adivino inmóvil, hueco, vacío al extremo… Uno más… otro des-
hojado árbol metálico sobre ese viejo tejado, esqueleto de un pez que
no existe.

(Y no pienso)

115
Valentina Salazar

Un verdadero escritor
El sigilo de las mariposas me aturde.
Ya no debo escribir
pues la tinta que abre el portal de mi mundo
se agota lentamente…
No podré verte,
mucho menos acariciar con palabras
la mente de quien nos lee…

116
Emma Garcés Rodríguez

Acuarela
El río nos lleva lejos
por esta verde pradera.
Te miro por vez primera
con unos ojos perplejos.

117
Álvaro Lerzundy Gómez

Bajo el sol o en aguacero (Glosa)


Yo soy un hombre sincero
de donde crece la palma,
y antes de morirme quiero
echar mis versos del alma.

Yo vengo de todas partes,


y hacia todas partes voy:
arte soy entre las artes,
en los montes, monte soy.
José Martí

Muy firme prefiero andar


bajo el sol o en aguacero;
cuando me dispongo a hablar,
yo soy un hombre sincero.

No es fácil, pero es mi empeño,


tranquila tener el alma;
franco soy y, cucuteño,
de donde crece la palma.

Amar la gente… es querer


serle a la gente sincero;
la vida es “un gran querer”
y antes de morirme quiero.

118
Como nubes en el cielo,
este versar se me empalma;
no soy Martí, pero anhelo
echar mis versos del alma.

Aunque de Colombia vine


amando letras y artes,
que el gran cubano apadrine…
¡Yo vengo de todas partes!

Grandiosas raíces tengo,


mexicano también soy;
yo de todas partes vengo
y hacia todas partes voy.

Con suave voz, La Poesía


cantaba a mi oído un martes…
bella y sensual me decía:
“Arte soy entre las artes…

…A quienes vuelan conmigo


altas cumbres yo les doy;
con mis sencillos amigos,
en los montes, monte soy”.

119
Entre cauces de colores
Martha Galindo Becerra

Una gota y un deseo


Voy a pedirle al mar que mitigue mis dolores.
Quiero irme ya.
Ofrezco hacerlo.
Breve soy:
agua que fluye,
gota en la ventana jugando en tobogán…
Quiero caer y evaporarme
1
2
13 veces,
13…
Quiero escaparme de esta losa que me aplasta,
me borra,
me desdibuja.
Sí. Así.
Aire soy. Murmullo.
Soy este viento que me toca y me atraviesa.
La pluma en rosa del flamingo que ondea
y cae a la orilla del mundo,
a este mar sin orillas.
Así.
1
2
13 veces,
13…

Soy esto ahora:


una mar de nadas.
123
Érick Soto Galicia

Lo inútil
Y después de haberlo
escrito todo, el poeta
entendió
que nunca hubo nada
qué decir.

124
Germánico Corona Rosas

Escritos del pesero


-Losparéntesisnoseleensólosepiensan-

(Me gusta leer las líneas de tu cuerpo


sin verte más que los ojos y, a cualquier tiempo,
ver que tus piernas dicen tanto
como la saliva de tu boca.
A veces, cuando ando triste, me gusta escucharte
en alguna carta o en algún poema
y de ahí pensarte con las manos
y con una luz de alguna ausencia.
Y, cuando ando solo,
gusto de buscar tu olor en mi boca.

Me gustas para decirte que el secreto de quererte tanto


anda en el olvido, por eso siempre estoy improvisando.)

125
Valentina Salazar

Amor…
–Te quiero mucho, papi.
–Yo también te amo, hija.

126
Alexis Fernando Ramírez Balderas

La historia es triste
Garabatos en mi cuaderno
Palabras en el aire
Una luz que parpadea sobre mi cabeza
Una silla que rechina
Una mesa rota
Una pluma que ya no ve
Unos ojos que ya no escriben
Unas manos que ya no besan
Unos labios que ya no tocan
Un corazón que ya no late

Una mujer igual a mí me habla


A mi lado se sienta una niña llora en mi regazo

Unos dedos amarillos


Un aliento con olor a cigarro
Ojos llorosos y un corazón roto

Yo camino hacia atrás y tú


simplemente no caminas

Sillones negros de un velatorio


Lágrimas sin sentido brotan
y me pregunto
¿Quién estará sentado aquí cuando yo duerma en esa caja?

Mi cuerpo se sienta

127
pero no mi cabeza
Mi cuerpo ve al hombre que habla
pero mi cabeza vuela por algún cielo
Mi cuerpo escucha
mi cabeza nada en algún mar
Mi cuerpo se encuentra contigo como rutina de todos los días
mi cabeza se pierde en la búsqueda de tu cariño ausente
Mi cuerpo escribe
mi cabeza escribe para ella
Mi cuerpo pone puntos finales
mi cabeza pone comas

Mi cuerpo te olvida
mi cabeza te recuerda
Mi cuerpo crece
mi cabeza se hace pequeña

Siempre me preguntan
“¿Dónde rayos está tu cabeza?”
Mi cabeza está en la ausencia de mi cuerpo
en la presencia de mi imaginación
en la sequía del mar
en el diluvio del desierto
en el lugar común o extraordinario
en las mañanas sin ti
en las noches contigo
en la banalidad del “te amo”

128
en la realidad del “ya no te amo”
en la M mayúscula de tu nombre que siempre olvido
en la F cursiva de mi nombre que tanto odio repetir

A veces se pierde unas horas


Últimamente la he perdido varias semanas
He empezado a preocuparme
tal vez me la quitó ella
y la tiene guardada en su ropero verde
Por eso si la llegan a ver volando por ahí
por favor díganle que REGRESE
Que últimamente la necesito más que antes
que todos me piden cordura
y yo solo no puedo conseguirla
Toda mi vida me han dicho que deje volar mi cabeza
sin saber que ya la dejé hace tiempo
y ahora
gracias a eso no puedo
ya no puedo encontrarla

129
Raúl Montes Paz

Recopilatorio del tiempo


que no nos vimos
Duermo en una lija de patineta
me cobijo con los quarks de mi deseo sexual
imploto hoy
en la diégesis de mi cuento
de la no/vela que fuego le pongo
al polvo
cósmico
noway José
nowaymilkiway
awayfarfaraway
i look this place
&
i& i me irrita la magia religiosa
y quiero que me entiendas
cuando te digo que dos o tres poemas
sí han sido para ti
pero no me sobrevivo ni en mi templo
y siempre persigo el impulso megatónico
de algunas cuantas gotas:

lisérgico
es
el
amor

130
La estrella en un vagón
Los jóvenes cubanos del grupo “La Estrella en Germen” quieren agra-
decer a sus émulos mexicanos del taller “El Vagón” por la invitación a
publicar junto a ellos en estas páginas, y reconocer especialmente a los
amigos Álvaro Lerzundy y Martha Galindo por propiciar el encuentro
entre gerministas y vagonianos. Se reúnen aquí siete poetas en pleno de-
sarrollo, tanto de sus formas de discursar como de la cosmovisión que
los nutre, pero con textos ya encomiables en su hechura y propuesta.
Esperamos que lo bello de esta cofradía lograda hoy, sirva de motiva-
ción a voces de otras latitudes de nuestra América.
Un fuerte abrazo.

Sergio García Zamora


Santa Clara, junio de 2016

133
Ernesto Delgado

Pálpito
A Roberto Manzano

Mira, abajo la nube negra cubre al relámpago sumergido,


medidor del magma y los eléctricos minerales.
Encima, tierra acumulada mostrando
la súbita raíz impactante, el esparcimiento
de espigas condensadas. Tierra y cielo,
puños del aire. Tierra y cielo,
dos gemelas intercambiándose vestidos.
Y el aire como un espejo sosteniéndose
en la luz y sus costumbres.

Mira al relámpago rajar el polvo.


Mira a la raíz reventar en comienzos.
Mira al azogue mostrándose en la lejanía.
Raíz y relámpago nos apuntan.
Percátate de que llevas el imán del misterio,
de lo creciente como fósforo en la madera.
Comprendamos a los potros sacudirse la noche
como mismo el águila se sacude los espacios.
Entremos a donde se juntan lo inverosímil y lo probable.
Entremos al fósforo para revelarnos. Desconociendo aún
por qué el todo se reúne en lo impalpable.
Desconociendo el todo a la vez que me rodea con su tribu de señales.
Y percibo la corrida del fuego hacia el rocío, hacia la hormiga;
y percibo la corrida del fuego hacia el fuego señalando puertas,
entre los por cuánto y los aquéllos y los entonces
que justifican los ahora, los posibles y los dolientes.
135
Círculos
He visto al pequeño en su cuna
mirar lo impropio, moverse
de su hora a su rastro como el tigre
que mira lo impropio repartido entre las rejas,
rejas como días o muertes.

He visto al pequeño de un lado al otro,


de un tigre al otro y no encontrar más que rejas.
Así miserablemente se ha movido el hombre.
Se mueve el hombre. Al niño y al tigre
los ampara lo impropio. Pero el hombre
reconoce las rejas fijas como desgracias.
El hombre ronda la vida por tramos.
La ronda de un niño al otro, de un tigre al otro,
de una miseria a la otra.
El hombre arrastra su cavidad desde las cunas.
El hombre maldice como rugido o llanto
su polvo detenido, su polvo
de envejecer en cada reja.
Su espacio enumerado por lástimas,
por esperas, concesiones.

136
Adianys González

La pelota
La pelota de carne
en la amígdala del bebé
en realidad no es del bebé.
La gran pelota, el globo expectante
que une barbilla y hombro,
ha cruzado la calle.
Sube a la camioneta.
Un joven, como otros ojos,
le ofrece el asiento a la pelota.
Un vecino distrae el lento viaje jugando.
Ah, sí, alguien lo lleva en brazos.
El bebé mira y olvidará.
La madre contrae el globo
en su garganta profunda.

137
La cosecha
Uno va sembrándose al descuido entre los campanazos de lo exacto.
Donde estuvo el gusano, mira y sostiene la crisálida. La piedra nece-
saria ayer arrojó a los cristales de los puentes. Uno se siembra la lluvia
y en la tarde marítima encuentra el alma en la garganta. También las
hormigas emigraron a los perfectos hoyos de las cuerdas. Tú eres la
cuerda de mis dedos perforando. Mi canto es un sol desnutrido. Mi
garganta y mi sol confabulan. Uno se ríe de ninguna verdad y, en la
seducción del aire, siente cómo el hierro encaja en el vientre. Y el aire
sublima el agua y la tarde y la pared verde donde el puente tiembla
azorado. Entonces, el mundo no sabe que la cosecha huele a ambrosía
sobre la sangre de lo perdido.

138
Carlos Manuel Gómez

El detector de poetas
Párese delante de un latón de basura y póngase a escuchar lo que el
latón le dice. Si el latón de basura no le dice nada: absolutamente nada,
usted no es poeta. Tome una prenda del latón y retírese del oficio.

139
El regalo
A los dos meses de nacido, el regalo de mi padre fue abandonarme. Pasé
nueve años intentando recomponer su rostro con el olor de los trozos
de sábana que dejó. Y, cuando finalmente lo hice, nuestro silencio era lo
más parecido a un perro que ladraba por los ojos. Ahora crecí. Ya puedo
asegurar. No hay mejor regalo para un hijo que abandonarlo y hacerle
crecer la imaginación.

140
Isbel Monteagudo

El vacío
Atrévete a sentir el vacío
de los hombres subterráneos
que esperan ser levantados. Levantar sus casas,
paredes donde las moscas
ansíen ser reinas de la noche.

¿Hasta cuándo sentiremos sana envidia por las moscas?

A mi lado hay un niño


con una sonrisa exorbitante
y un plato de leche para los juguetes.
En su hilada voz,
los adultos hablan de guerras en el mundo.
Quiero pasar de mí
y no de la vejez de un niño.
A mis quince años morir los dos
y que otros no establezcan placeres.

Queremos alimentar nuestra sed.


Las moscas temen la sumersión.
El vacío es un hombre formal.

141
Civilización
Yo estoy de continuo en todas las plegarias,
como si las hubiese rezado
el agónico rezo de mi memoria.

Nada puede impedir


que los hombres desayunen
cuando los cisnes vuelan,
que las miradas de un mendigo
traigan fin a su caudal.

A nadie podría escapársele la ingenuidad de dios.


Miren quién murió a los treinta y tres
siendo el más inocente.

Deténganse las noches


en que han matado a la inocencia,
su modo de acariciarnos,
su última voluntad.
Deténganse
los muros más allá de las rocas.
Una posible guerra cósmica
antes de rendirse el cielo.

La tiranía de las aves,


ya es parte de mí.
142
Alejandro Román

Perros
Cualquiera que observe a ese perro
verá un kamikaze de las avenidas
esperando con gran entusiasmo
un trocito de pan.

Sentirá un disparo en la sien


poco antes de escribir sobre el azogue.

Es semejante a un cielo sin constelaciones


que orina cerveza.

Cualquiera que observe a ese perro


lo confundirá con un río que arremete
contra los hombres.

143
El hombre
A Dopico

El hombre es una diapositiva


que esboza dramas en el aire,
un grito cinematográfico
a la vera de cualquier perfil.

Lleva la memoria en los ojos.


Se toca el pecho
y descubre altares invisibles
después de la humedad.

Luego, transita desnudo


en medio de la fugacidad y las vísceras;
techo inmóvil de cada día.

Recuesta su cabeza a la orilla de alguien,


aunque sean corrientes de un mismo río,
para transitar los rápidos
de todas sus muertes.

144
Elizabeth Casanova

Hambre
Mis dedos contactan, se hunden;
las uñas se llenan de pequeñas partículas
y siento tierra desgranarse.
Tenemos cintas atadas entre la tierra y yo.
Tenemos un hambre antigua de existencia.
Mis dedos contactan, se hunden;
las uñas se llenan de sudor
y siento carne desgranarse.
Tenemos cintas atadas entre él y yo.

145
Patriarca
El patriarca adelanta un ademán de callar,
los sin lengua por natura forman su prole.
Siempre en estas historias se escapa la hembra,
la proclive a lo bajo, la rara por sufrir.
El patriarca adelanta otro ademán de callar,
la hembra da lengua a uno de los hijos
que con rudos sonidos lidera negación.
El nuevo con lengua tiene fiera la voz,
se la dio aquélla que no quiso encumbrar a los amos,
su ambición era más leve, casi básica,
sólo añoraba que su hombre pudiera llamarla mujer.

146
Yunier Mena

Trono para el poeta


Ritual antiguo sobre la piel de la sandía.
La sandía es el vientre más cálido y la fuente del agua.
Tres besos y dos toques
encima de la extensa sensibilidad de la fruta para robustecerla.
Esta gran sandía es mi trono
y de ella beben los hombres más audaces.
Cumplen ese rito con cuánta disciplina,
aunque nunca consiguen mi altitud.
No saben que soy la sustancia más vieja.

Sentado apaciblemente
en el follaje más encumbrado de un bosque imaginario he dicho:

Silla despintada y floja por el batir del tiempo


que calzas el árbol magnífico
donde los hombres de toda la tierra vienen a admirarme,
sírveme de sandía
y trono.

147
Ahora
Algo pasa que ansío encontrarme con el mundo.
Si antes me establecí en los márgenes del río,
ahora quiero barca o nado,
Situarme al centro del flujo de manos y voces que la corriente arrastra.
Hola, mano amiga, voz amiga,
háblenme del hombre diario, de sus colinas verdes
–tierra tomada de insectos y demás formas vivientes–,
del hombre en las plazas y en las noches citadinas,
del hombre en intemperies confortables y entre paredes confortables.
Háblenme del hombre vivo que se mueve en el espacio y el tiempo sin
recato.
Él ha transitado los mares y los bosques en sus carruajes,
en sus rostros del hombre que transita aguas, labios, tierras
con el pecho bien arriba para ser venerado u ofendido.
Avanzo por un camino estrecho,
por una cuerda en la que el viento repica sus tambores y amenaza.
Pero morderé las arenas con orgullo
cuando me acerque al próximo mar y su faz cruce
a golpes de brazos, de párpados, de sílabas;
a golpes de otros mares pequeños que aguardan en mí.
Morder la arena es asirse a los íntimos laureles,
tenerlos para asirse a ellos,
jamás dormirse en la costa.

148
Algo pasa. Llévenme al parque al que los niños empujan sus trompetas,
a los patios donde se canta con guitarra
y una mujer se equivoca de futuro.
Llévenme a las plazas, al encuentro con la luz infinita de la noche.
Ahora es mío este mar.
Contiene bondad y flaqueza, herrumbre y fe,
liebres que silban en delgados montículos.
Ellas avisan, avisan, avisan.
Mientras sonrío y duermo, las liebres colocan su aviso en mis oídos
como las plumas desplegadas de la cola de un pavo.
Ahora es mío este mar,
no dejaré que se escurra imitando el aguacero,
no hay hombre sin mar hondo al que pueda lanzarse.
Mi mejor armadura es el salto,
ése que aún no doy
o sí doy con mis fuegos, mis palabras y mi desnudez.
Salto hacia mí y hacia el mundo,
hacia la noche salto, hacia ti;
desde una colina sin verde que me queda
y voy plantando bajo mi pecho en rechazo a la renuncia,
y en rechazo a los soles que se apagan.

149
LA NECEDAD DE LAS TRUCHAS. 1a. antología vagoniana de poemas y otros textos con sabor poético
El canto del pájaro es líquido.
Continuar requiere un tanto de necedad. Persevera la ola una También la palabra poética
y otra vez sobre la arena como lo hacen las palabras del escri- sólo se reconoce en su fluir.
tor sobre la hoja en blanco. Igual hacemos todos al contem- José Ángel Valente
plar, desde cualquier ángulo, cada detalle significativo en el
habitual panorama... El mundo, las fuerzas que lo alteran, los
lejanos o cercanos Otros, el cúmulo de temores y nuestro
mismos rostros vistos desde diversas esquinas son exquisi- Un mar impetuoso, un arroyo que corre
tas posibilidades para ir y venir, para nadar con o contra esa cantarino, el alegato circular de un pozo, la
misma corriente que a veces, como ahora, nos mueve a unir tibia certeza de una laguna, la cándida
la tinta y el papel. limpidez de un cántaro: agua que transcu-
Con La necedad de las truchas una vez más celebramos los 1a. antología vagoniana de poemas rre, que nos dice, que clama su verdad,
como la palabra, que también nace fluida,
encuentros. La poesía nos lleva de la mano a compartir con y otros textos con sabor poético líquida, moldeable.
los lectores el estremecimiento, la vibración, la alegría que
resulta de usar y hallar la palabra convertida en espejo. Palabra líquida y fluida, con ritmo, que
canta y calla, que nos mueve hacia las más
La Universidad Nacional Autónoma de México, a través del
diversas pasiones según sea entonada,
Colegio de Ciencias y Humanidades, y de la División General
ritmada, según se decante por la ladera de
de Asuntos del Personal Académico vía Proyecto Infocab
la garganta o de la página y nos regale sus
(clave PB401516) continúa haciendo posible esa travesía
notas para así formar poesía, formar textos
enriquecida por múltiples voces de México, Colombia y
con melodía interna que nos mueven, nos
Cuba para los ojos de un lector siempre dispuesto.
con-mueven, nos llevan a enloquecer junto
Así sigue entonces, impetuoso y persistente, el andar de este con sus creadores en esa espiral acuática
Vagón Literario. que se nos presenta en este singular libro.

Cauces que confluyen en El vagón literario,


Martha Galindo Becerra
amoroso encuentro de la palabra que
Álvaro José Lerzundy Gómez
emana de Álvaro José Lerzundy Gómez y
Martha Galindo Becerra, quienes hacen
suceder, suscitan, animan y logran crear
torrentes que en esta ocasión logran que
las aguas se nutran, se mezclen con aguas
caribeñas, y con todo este talento, se hace
agua la boca por leerlos.

Selección
Selección de
de Álvaro
Álvaro José
José Lerzundy
Lerzundy Gómez
Gómez Roxana Elvridge-Thomas
yy Martha
Martha Galindo
Galindo Becerra
Becerra Premio Nacional de Poesía Joven
“Elías Nandino" en 1990.

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