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D. Antonio Marocco
Vicegobernador de la Provincia de Salta
BIENALSUR
Aníbal Jozami
Rector de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF)
Director general de BIENALSUR
Diana Wechsler
Directora del departamento de Arte y Cultura de la UNTREF
Directora artística de BIENALSUR
Hay tierra sin árboles. Hay gente sin agua. Hay miedo a enfermar.
¿La tierra se ha quemado? ¿Qué puede crecer aquí? ¿Hay dónde
esconderse? ¿Hay lugar?
1 A partir de fragmentos de mensajes de los vientos transmitidos por Caístulo (nombre de Juan de Dios López, con el cual se
identifica y quiere ser nombrado) y relatos de la cosmogonía del pueblo toba/qom registrados por Enrique Palavecino en 1969.
Yo digo que salga el presente Desde el Chaco salteño, parte del Gran Chaco Americano, iniciamos
con su enfermedad un recorrido que se expande hacia otros puntos del continente para
con su protesta abordar las relaciones entre técnicas artesanales, testimonios de
con su sentimiento. defensa de los territorios y las diversas cosmovisiones que allí habitan.
Caístulo Nos acercamos a conocer resistencias colectivas ante la apropiación
(y destrucción) de las vidas por parte de los proyectos productivos
extractivistas y múltiples acciones colonizantes.
2 La primera exposición con este nombre se realizó en el año 2020 en Berlín, en la ifa-galerie. En julio de 2021 es presentada en Salta
en el marco de la tercera edición de Bienalsur, dentro de esta bienal seguirá su itinerancia hacia La Paz (Bolivia) y luego a Asunción
(Paraguay).
3 Algunas de las ideas y relatos incluidos en este texto y los siguientes forman parte del catálogo “La escucha y los vientos. Relatos
e inscripciones del Gran Chaco” publicado por ifa-galerie en Berlín en el año 2020, con motivo de la inauguración del proyecto
expositivo homónimo. Disponible online en inglés: http://untietotie.org/media/exhibition_s_booklet_-_the_listening_and_the_winds.
pdf
4 Se llama así en el norte de la provincia de Salta a la zona que comprende el municipio de Santa Victoria Este, debido a que se
encuentra en la ribera del río Pilcomayo.
“(...) entrecortando los caminos que nos llevan hacia atrás En el proceso de colonización del continente americano, cuanto más se
y hacia adelante con bifurcaciones múltiples entre lo comprendía a la naturaleza como aliada de los habitantes originarios
más se la odiaba. Así, el hábitat no fue comprendido como un paisaje
deseable (las utopías de una reconfiguración de mundos)
viviente sino como un paisaje político (Mapelman, 2015). El monte fue
y lo posible (las ranuras críticas a través de las cuales
considerado barbarie. Al talar los árboles nativos se intentó talar la
actuamos nuestra disconformidad con los poderes memoria ancestral, conducir a la extrañeza para apropiarse de espacios
dominantes).” que fueron significados como vacíos, como desiertos. Los misioneros
Nelly Richard europeos que llegaron a estas tierras se obsesionaron por ordenar
científicamente árboles, insectos, mamíferos, peces, pájaros y ríos,
los diversos olores, perfumes y humedades de la selva. Se dedicaron
a ordenar lo que percibieron como un caos porque no entendían ni
toleraban al monte indescifrable. Todo organismo podía servir a un fin
productivo y, sobre todo, rentable. El que no sirviera estaría destinado a
desaparecer dejando lugar a cualquier cosa que pudiera aprovecharse
como combustible para el funcionamiento de una región que soñaron
convertir en una gran fábrica.
6 A partir del ensayo De la flecha a la palabra de la investigadora tartagalense Mariana Ortega (2020).
11 https://www.greenpeace.org/argentina/story/issues/bosques/greenpeace-el-gobernador-de-salta-mira-para-otro-lado-mientras-
siguen-los-desmontes/.Greenpeace, junio de 2020.
7 En el mes de mayo del año 2021 fue sancionada por el Senado la Ley de preservación de la lengua indígena Wichí en la Provincia 12 Desde la sanción de la Ley de Bosques en 2007 (Ley 26.331 del Congreso de la Nación Argentina) para proteger los bosques
de Salta. Es la segunda lengua más hablada del país, con más de 80.000 hablantes. La norma dispone que el Ejecutivo provincial, en nativos, la mitad de los desmontes fueron ilegales.
coordinación con el Instituto Provincial de Pueblos Indígenas de Salta, implemente programas que propendan el reconocimiento, la 13 Uno de los primeros cuatro espíritus de la tierra según la cosmogonía del pueblo wichí. Tiene un alter ego, Takuaj, quien, según el
protección, el desarrollo de la lengua y de los derechos lingüísticos, en los ámbitos culturales y educativos de la Provincia. registro de relatos de Juan de Dios López realizado por la antropóloga Leda Kantor en el libro Las cuatro voces del viento. Historias
8 http://anccom.sociales.uba.ar/2021/05/19/las-mujeres-indigenas-reclaman-terminar-con-el-terricidio/ del monte wichí, puede llamarse a veces también Ahatai. Este último término también es la forma en la que se nombra en wichí al
9 https://radiolavozindigena.com.ar/Radio.html varón “blanco”, no indígena. Estos tres personajes son distintos pero a la vez uno solo.
10 Benito Arias. Comunidad Toba Danagay KM 6. Tartagal, Salta (2020). 14 Ceiba speciosa, también llamada “palo borracho”.
Los textiles que realizan las mujeres del pueblo wichí de diferentes
comunidades, rurales y urbanas, son una importante fuente de ingreso
de dinero para sus familias. En sus entrelazados están presentes sucesos
históricos por los que atravesó esta región y su gente, pero su destino fue
22 En el texto original está escrito así, aunque la palabra que solía usarse para nombrar a gente del pueblo Ava guaraní es
chaguancos, denominación peyorativa que podría ser un término de origen quechua.
23 Fragmentos de Carta a Pajita, del archivo de Guido Yannitto.
La Fortaleza En una moto dentro del monte, a puros chicotazos de ramas, cruzamos
picadas y arenales blancos para llegar a una fortaleza, un fuerte.
Nolafwet ch’otaj. Una construcción de adobe en ruinas oculta en el medio
Daniela Seggiaro del monte. Era diciembre y entramos en dos motos, por la mañana,
bien temprano, antes de que castigue el sol. Osvaldo Villagra, Valentino
Díaz, Ervis Díaz y Daniela Seggiaro, fuimos a conocer el lugar. Valentino,
el mayor de los cuatro, nos guiaba. Él sabía la historia de ese fuerte.
Osvaldo la había escuchado alguna vez. Ervis contó que él creía que era
una antigua iglesia o escuela. Se trataba de una ruina vinculada a alguna
institución blanca²⁴.
Don Palestino contó que durante la guerra del Chaco, ese lugar fue
escenario de una gran masacre. Los hätäy, hombres blancos, soldados,
pidieron a la gente que los ayuden en la construcción del lugar, la gente
los ayudó pero antes de terminar, los olhämelh se enteraron que los
soldados planeaban matarlos una vez que se termine la obra. El último
día de construcción raparon sus cabezas y fueron al combate. Dieron
pelea. Atacaron el fuerte. Hubo mucha sangre. La sangre se mezcló. Se
hizo un río. La gente agarró sus yicas y se fue. Se fue a Puntana, se fue
a Villa Montes, se desperdigó en grupos por el territorio, formó otras
comunidades. El ejército también se fue porque no ganó la batalla, pero
la gente no volverá a habitar ese espacio hasta que esas paredes se
desarmen. “Sólo el tiempo dirá cuánto más van a permanecer”, concluye
Palestino en su lengua. Grabamos a Valentín narrando toda la historia en
wichí lhämtes. (...) Valentino no hablaba mucho español y se lo veía muy
cómodo y fuerte habitando su lengua. En esos días visitamos también
a Juan Rivero, quien nos contó la historia de cómo algunos niños de
su generación empezaron a ir a la escuela. Juan era el gran maestro
bilingüe de La Puntana, hablaba español. En la zona, las primeras
escuelas también son hoy edificios en ruinas. Ya en Salta, Osvaldo y Ervis
tradujeron los relatos que grabamos, la masacre del fuerte, la epidemia
de sarampión, la llegada de la escuela, de los evangelios, trabajábamos
en un proyecto de recopilación de la historia de La Puntana junto a
Catalina Buliubasich para el ICSOH de la UNSa.
Las palabras de Valentino nos dejaron una marca. Tiempo después
con Osvaldo Villagra escribimos un guión a partir de su narración. Al
principio se llamó “Husek. La fortaleza”. Filmamos la película. Se llama
“Husek”, palabra que decidimos no traducir. La película fue protagonizada
por Don Juan Rivero y su personaje es Valentino o Valentín o Palestino,
25 Francisco Pérez fue un gran impulsor de la sentencia por la que en febrero del año 2020 la Corte Interamericana de Derechos
Humanos condenó al Estado argentino a entregar, entre otras reivindicaciones, 400 mil hectáreas en un título único a las
comunidades indígenas que habitan en los ex lotes fiscales 55 y 14, en el límite tripartito entre Argentina, Bolivia y Paraguay, cerca del
río Pilcomayo.
26 La palabra “wichí” significa gente.
La hermosura Alicia toma el machete, lo levanta delicadamente como quien realiza un
movimiento de baile. Con fuerza y precisión lo hace penetrar la cantera
de arcilla que ahora está cruzando la ruta, frente a su comunidad. Sus
piernas están flexionadas en cuclillas y sus pequeños ojos negros brillan
de un modo particular concentrados en la extracción del mejor barro
que ella conoce para modelar y quemar. También sabe elegir en el río
cercano las piedras de las que puede sacar los colores para pintar sus
piezas. Con tristeza cuenta que antes usaba mucho blanco que sacaba
de una arcilla que ahora quedó detrás de un alambrado que no puede
cruzar. Desde la ruta, que bordea el caserío al que quedó reducida su
comunidad, se pueden ver los tanques y las torres de la empresa que
procesa gas y petróleo.
Los elementos básicos que usamos los ceramistas son arcilla, agua y
fuego.
La combinación acertada del líquido con la tierra nos permite modelar el
barro.
El fuego transforma físicamente la materia, vitrifica su cuerpo, lo vuelve
resistente.
No hay cerámica sin fuego, es el acto final en todo proceso cerámico.
Existe un cuarto elemento intangible siempre presente en toda pieza
cerámica que se mezcla junto a la arcilla: la memoria. No existe una
cerámica sin pasado, sin carga cultural.
Florencia Califano²⁷
27 Parte de su ensayo “Pana pana maepora” realizado en el marco del proyecto “La escucha y los vientos” (2020)
El pueblo chané vive en comunidades del noreste de la provincia de Salta. En el proceso de trabajo tuvimos múltiples charlas con las ceramistas que
Realizan en barro jarras con rostros humanos, diversas fuentes, vasijas nos llevaron a cuestionar nuestras presencias en el territorio y nuestras
con formas de animales, esculturas que pueden caber en una mano que comprensiones del arte, que fue necesario compartir para poder entendernos,
representan a distintos animales que conocen. Las mujeres pintan sus establecer puentes desde la confianza y el afecto, encontrándonos así unidas de
piezas con pigmentos de piedras del río. Por mucho tiempo se pensó una forma nueva, tomando nuestras diferencias como fortalezas.
que este saber estaba desapareciendo. Lo habían dejado de practicar
debido a la contaminación de las antiguas vetas de la zona, el reemplazo Florencia Califano escribe: “Como artistas podemos repensar nuestros modos
de los artefactos por objetos industriales y la falta de demanda para la de hacer para inventar nuevas formas de construcción artística, las cuales están
comercialización o el trueque, pero no lo habían olvidado. basadas en prácticas amorosas y de cuidado hacia el otro, teniendo en cuenta las
complejidades de nuestras identidades”.
Orembiapo Maepora es un grupo de mujeres de la Comunidad Tutiatí
(Campo Durán) que trabajan realizando pinturas sobre máscaras de
madera que tallan los hombres de sus familias y diversas piezas en
cerámica. El nombre de este grupo se puede traducir como “nuestro
trabajo es hermoso”. Junto a la artista y profesora Florencia Califano lo
acompañamos desde su conformación a mediados del año 2019 a partir
de talleres²⁸ para la revalorización de este saber.
28 Del ciclo “Entrelazando saberes” realizado en el marco del proyecto de cooperación internacional entre la ONG Pro.So.Co (Salta,
Argentina) y el Servicio para la Paz Mundial (Berlín, Alemania) con el acompañamiento de instituciones públicas locales.
29 Forma en la que llamamos a las chicas del grupo para decirles: “hermosas”.
30 En San Salvador de Jujuy.
Espíritus que rondan En el Pilcomayo, cuando pasa un remolino de tierra deja a la gente en
silencio y alerta. En los dibujos de los niños y niñas que viven en la ribera
del río los torbellinos de polvo aparecen más que como parte del paisaje
como parte de sus clanes. En los relatos orales, estos remolinos son
nombrados con el pasaje de los espíritus, en las comunidades tobas/qom
Pensar con otr*s. Así, la teoría se convierte en una bolsa tenían la costumbre de decir cuando los ven: “allá va un peyak, danzando
en la que un* va recolectando, cargando, transportando, en el polvo.”³¹
Leda Kantor escribe: “Los tobas creían en buenas y malas deidades.
contando cosas de la vida, una vida en contacto con la
Los espíritus que rondan la tierra se denominan peyak. Son como
tierra, como una natura-cultura. Una escritura terrestre,
seres alados que tienen las formas de los niños. Toda la naturaleza
como la llamaría Latour, o una escritura geológica como está animada por buenos y malos espíritus, ya que no existe nada en
la llamo yo, pero una escritura con otr*s apegada a la la tierra ajeno a las fuerzas espirituales. Así, muchas plantas tienen
siempre conflictiva materialidad del territorio. buenos peyak o peyak notta. De esta manera sus poderes son mágicos y
Donna Haraway pueden transferírselos a los hombres. Como el caso de la algarroba cuyo
fermento, para transmutar en aloja, está al cuidado de un peyak notta.” ³²
A principios de marzo del año 2020 los realizadores audiovisuales
Brayan Sticks y Marcos Agüero llegaron a Tartagal tras un largo viaje
interrumpido por cortes de ruta de maestros que reclamaban por sus
derechos laborales. Brayan y Marcos fueron invitados a trabajar en esta
ciudad con un grupo de jóvenes estudiantes en el proceso de producción
de la exposición “La escucha y los vientos”. Este grupo de estudiantes
habían recreado en octubre del año 2019 en la plaza principal de su
ciudad, para el aniversario de la llegada de Colón a “América”, una batalla
sucedida hace un siglo entre el Ejército Argentino y guerreros indígenas
liderados por el cacique Taikolic.
Nos propusimos documentar en video la recreación de esta batalla desde
la perspectiva de l*s jóvenes, con un grupo de diecisiete estudiantes
y comunicadores del Taller de Memoria Étnica de la organización
ARETEDE. El proyecto se amplió a la realización de entrevistas a
diferentes habitantes de este territorio, que fueron compartiendo una
versión distinta de la misma historia. Un mismo territorio que aparece
en los diferentes discursos nombrado como: propio, prestado, ocupado,
usurpado, reclamado, negado.
Carlos Arias, cacique de la comunidad Danagay de Km 6, dice en su
entrevista: “Hoy no salimos a pelear, hoy nos margina la sociedad en la
política, en el gobierno. Fijate que el toba no tiene territorio, la idea es
recuperar ese territorio del que éramos dueños en el pasado. La primera
31 Rafael Karsten. Los indios tobas del Chaco boliviano (1993) citado en el libro Un peyak danzando en el viento, de Leda Kantor, Lidia
Maraz y Walter Arias. Ediciones ARETEDE, Tartagal (2020)
32 En el libro Un peyak danzando en el viento.
33 Prólogo del libro Yariguarenda. Historia comunitaria. Pueblo guaraní. De autoría colectiva de la comunidad y el acompañamiento
de Leda Kantor. ARETEDE Ediciones, Tartagal (2020).
Andrea Fernández vivió por seis años entre Tartagal y Santa Victoria Este
(noreste de la provincia de Salta) acompañando procesos colectivos de
organización y de gestión comunitaria, especialmente con mujeres indígenas.
Es artista visual y curadora. Articula investigaciones etnográficas y artísticas
con proyectos de economía social y comunicación. Ha trabajado en múltiples
proyectos de gestión cultural con artistas del noroeste argentino. A partir de
acompañar desde el año 2017 la conformación del colectivo de mujeres Thañí/
Viene del monte (de Santa Victoria Este, Salta), como técnica territorial del INTA,
inició en 2019 el proyecto “La escucha y los vientos” desarrollado junto a Inka
Gressel, en el cual convocó a artesanas y comunicadores de pueblos originarios
a trabajar junto a artistas e investigadores para transitar nuevas formas de hacer
o presentar sus trabajos en el territorio del arte, uniendo diferentes relatos e
inscripciones de resistencia y memoria.
Al equipo de ifa-galerie de Berlín por hacer posible que siga creciendo este
experimento colectivo.
A la familia Yannitto, por el apoyo en este proyecto.
A Juan Diaz Pas, por su generosa revisión de los textos de esta publicación.
A Demóstenes Toribio, por las traducciones y revisiones en idioma wichí.
A Mario Nereo Charole, Profesor Bilingüe Intercultural Qom de Villa Río
Bermejito, por la traducción al toba/qom.
A Madeleine Wolff, por unir y hacer crecer.
A Nancy Castaño, por hacer llegar las piezas viajeras y sumarse a nuestra red.
Al equipo del Museo de Bellas Artes de Salta, por los esfuerzos para recibir en
su edificio a esta exposición y las gestiones para sumarla a la tercera edición de
Bienalsur.
A Victoria Michel, Valeria Fernández y Rodrigo Fernández por la colaboración en
el trabajo de montaje en la exposición “La escucha y los vientos” en Salta.
A Silvina Pirola, por las puntadas y acompañamiento en este tiempo de intensas
emociones.
A Rocío Barzola, por los vínculos gráficos.
A Mili D’Aiello por sumar ternura.
A Tatiana Castillo y Paula Puca por el pulso, la paciencia y el entusiasmo.
Al Ing. Sergio Saiquita, por hacer llegar los trabajos del monte al Museo.
A Pablo Curuchet, por involucrarse.
A Romina Barros, por hacer ronda.
A Delfina Díaz, por su aliento.
Andrea agradece a Gabriel Chaile, Sonia Ruiz, Bruno Juliano, Gustavo Nieto,
Alfredo Frías, Dani Zelko, Hugo Albrieu y Pablo Semán por el acompañamiento
desde el afecto y la mirada crítica. A Facundo Larraux y Jor Sánchez, por la
escucha. A Luz Vallejos, por su abrazo y por unir para traducir y comprender.
A Flor Lance, Eloy López y Elena Corbalán por las propuestas para conocer y
crear “otros territorios”. A Inka Gressel, por confiar. A Guido Yannitto por guiar,
construir y sostener. A Leda Kantor, por enseñar a ver la huella.
Fernanda González
Biblioteca / Educación
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