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AUTORIDADES

GOBIERNO DE LA PROVINCIA DE SALTA


Dr. Gustavo Sáenz
Gobernador de la Provincia de Salta

D. Antonio Marocco
Vicegobernador de la Provincia de Salta

Dr. Matías Cánepa


Ministro de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología

Prof. Silvia Sabrina Sansone


Secretaria de Cultura de la Provincia

La escucha y los vientos


Lic. Diego Ashur Mas
Subsecretarío de Patrimonio Cultural

Arq. Laura Sansó Checa


Directora General de Gestión Patrimonial Relatos e inscripciones del Gran Chaco
Lic. Marcela Lopez Sastre
Directora Museo de Bellas Artes de Salta

BIENALSUR
Aníbal Jozami
Rector de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF)
Director general de BIENALSUR

Diana Wechsler
Directora del departamento de Arte y Cultura de la UNTREF
Directora artística de BIENALSUR

2 | La escucha y los vientos


Esta itinerancia comienza en el Museo de Bellas Artes de Salta para
seguir luego por la región, visibilizando las prácticas de nuestras
comunidades originarias.

La división política de las fronteras impuestas sobre territorios


donde habitan culturas anteriores a la colonia y la propiedad privada;
comunidades que supieron descifrar el impenetrable Gran Chaco y
aprender su lengua. La lengua de las plantas que sanan y envenenan, de
la tierra y la madera donde se cuecen los alimentos, de la materia que
teje memoria y de los vientos que allí dialogan sobre el mundo, efímero y
finito.

El cuestionable progreso que demarca límites y pone alambrados a


quienes allí de forma nómade habitaron por siglos, sabiéndose parte
del territorio; sin distinguir el límite impuesto, arbitrario. Entender
su relación con el monte se vuelve imposible para quien ve allí la
explotación de la tierra y el envenenamiento del agua, como si el futuro
ya no fuera probable, ni posible. La invisibilidad de las comunidades
implica el avance de esta realidad que hace rato ha dejado de ser un
problema ajeno.

Dar espacio y hacer archivo de las comunidades no implica una mirada


nostálgica y bucólica de un tipo de supervivencia que se ha vuelto
imposible: ese monte ya no existe.

En el caso del Museo de Bellas Artes de Salta es una deuda que se


remonta a sus 91 años de existencia: cuando se creó su fundador
interpretó que no teníamos “producciones artísticas” y pidió en
préstamo al Museo Nacional de Bellas Artes una serie de óleos y
grabados que se ajustan al concepto de producción eurocéntrica, que
implicaba un tipo de arte y autor relacionados al sistema de propiedad
que nada tenía que ver con la producción artística local: colectiva,
comunitaria, entre sagrada y doméstica, un sistema del arte relacionado
a la vida, no al culto del objeto.

Esta revisión conceptual, tardía pero segura, da espacio a las


producciones que no pudimos entender hace 91 años por nuestra
mirada miope, colonizada. Es solo un mínimo gesto ante el tiempo.

Lic. Marcela L. Sastre


Directora Museo de Bellas Artes

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Cuentan que los vientos sembraron canciones y así creció el monte.
Que la vida eterna como agua estaba en la panza de un árbol y que se
derramó convirtiéndose en ríos. Cuando las aves ya no eran de tierra
y se habían fundido los cielos fue que comenzó la vida humana.

Se sabe que algo espantoso ha pasado, que el monte está gritando.

Buscamos tener fuerza pero no comprendemos la fragilidad.

Hay tierra sin árboles. Hay gente sin agua. Hay miedo a enfermar.
¿La tierra se ha quemado? ¿Qué puede crecer aquí? ¿Hay dónde
esconderse? ¿Hay lugar?

Se amasan incertidumbres. El devenir se convierte en pasado,


¿cómo refugiarnos si estamos desesperad*s por encontrar algo
más importante que la vida?

El futuro va a estar dando vueltas sin saber cuál es el camino¹ .

1 A partir de fragmentos de mensajes de los vientos transmitidos por Caístulo (nombre de Juan de Dios López, con el cual se
identifica y quiere ser nombrado) y relatos de la cosmogonía del pueblo toba/qom registrados por Enrique Palavecino en 1969.

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La escucha y los vientos “La escucha y los vientos”² crea un espacio de cercanía entre trabajos
de colectivos de mujeres indígenas y trabajos de artistas, activistas e
investigadores que producen registros y acontecimientos a partir de la
Andrea Fernández e Inka Gressel escucha de relatos, memorias y sentires de distintos pueblos originarios
de América Latina.

Yo digo que salga el presente Desde el Chaco salteño, parte del Gran Chaco Americano, iniciamos
con su enfermedad un recorrido que se expande hacia otros puntos del continente para
con su protesta abordar las relaciones entre técnicas artesanales, testimonios de
con su sentimiento. defensa de los territorios y las diversas cosmovisiones que allí habitan.
Caístulo Nos acercamos a conocer resistencias colectivas ante la apropiación
(y destrucción) de las vidas por parte de los proyectos productivos
extractivistas y múltiples acciones colonizantes.

Como un aliento que atraviesa paisajes vivientes y paisajes políticos, nos


topamos en este andar con la poesía de la naturaleza y la poesía de los
conflictos. ¿Puede el arte imaginar una realidad alternativa y un nuevo
porvenir?

Ensayamos en esta exposición en el Museo de Bellas Artes de Salta un


nuevo nosotr*s, a través de obras en las que se comparten autorías y se
diluyen certezas. No para discutir qué debe o puede ser llamado “arte”
o cuál es el valor de una “artesanía”, sino para proponer un espacio
de confluencia entre diferentes construcciones de sentido y generar
algo nuevo, más allá de lo que entendemos como propio, pero que nos
involucra.

2 La primera exposición con este nombre se realizó en el año 2020 en Berlín, en la ifa-galerie. En julio de 2021 es presentada en Salta
en el marco de la tercera edición de Bienalsur, dentro de esta bienal seguirá su itinerancia hacia La Paz (Bolivia) y luego a Asunción
(Paraguay).

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Seguir la huella³ En una de las visitas a las comunidades del Pilcomayo⁴ decidimos
tomar el camino de tierra dentro del monte para volver a la ciudad.
Ante esta idea varias personas del lugar nos dicen que es fácil, que el
Andrea Fernández camino es claro y no hay forma de perderse. Avanzamos durante una
hora. Empezamos a dudar cuando vemos que se abren senderos a los
costados cada vez más anchos y nos preguntamos si este por el que
vamos sigue siendo el camino para “salir”. Llegamos a una pequeña
comunidad silenciosa. En la sombra de un árbol un grupo de mujeres
tejen sentadas en el suelo, descalzas. Una de ellas se acerca a mí, que
he golpeado mis manos llamando. Me sonríe tomándome las manos ya
silenciosas y me mira a los ojos, siento que me dice cosas sin palabras. Le
pregunto si vamos bien para llegar a la ruta. Ella me dice que sí, aunque
apenas puedo oír su voz. Mira sonriendo mi pelo revuelto y mi pantalón.
Se toca su falda estampada como acariciándola con una mano y con
la otra señala un punto entre el follaje diciendo muy despacito: sigan la
huella.

Avanzamos. Todos los espacios entre los árboles parecen de repente


caminos. Todas las marcas en el suelo son las huellas de algo y marcan
distintas direcciones. Nos detenemos delante de una casa que está sola
en un peladar rodeada de cueros, de chivos y de vacas, extendidos al sol.
Sale un hombre prendiéndose la camisa para cubrir su torso desnudo.
Tras nuestra pregunta por el camino suelta de su boca, teñida de verde
por las hojas de coca que masca, las palabras: está ahí la huella, no se
pueden perder. Media hora después estamos perdidos contando cuántas
horas faltan para que llegue la noche. Nos bajamos de la camioneta a
mirar de cerca la tierra, tratando de entender qué huella tenemos que
seguir para salir. No sabemos verla.

El proceso de trabajo colectivo que iniciamos en el año 2019 para realizar


los trabajos que exponemos en “La escucha y los vientos” fue como elegir
ese camino no señalizado que atraviesa el monte y que exige aprender
a ver lo que antes era imperceptible para nosotr*s. Este andar significó
entrar y salir del rol de ser “los otros” en diferentes situaciones. La
propuesta curatorial invitó a realizar creaciones colectivas a partir de

3 Algunas de las ideas y relatos incluidos en este texto y los siguientes forman parte del catálogo “La escucha y los vientos. Relatos
e inscripciones del Gran Chaco” publicado por ifa-galerie en Berlín en el año 2020, con motivo de la inauguración del proyecto
expositivo homónimo. Disponible online en inglés: http://untietotie.org/media/exhibition_s_booklet_-_the_listening_and_the_winds.
pdf
4 Se llama así en el norte de la provincia de Salta a la zona que comprende el municipio de Santa Victoria Este, debido a que se
encuentra en la ribera del río Pilcomayo.

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trabajos en grupos. Cada uno de ellos contó con al menos una persona
“ajena” al lugar que acompañó el proceso de creación de nuevas piezas
con un nuevo fin: ser expuestas para su contemplación en un espacio
dentro del territorio del arte. En el año 2021 sumamos trabajos hechos en
otros tiempos y a partir de otras búsquedas para intensificar las voces de
lucha por los derechos y las memorias desde diversas poéticas.

Ensayamos en este camino un nuevo nosotr*s desde la necesidad de


llevar a la esfera pública relatos y mensajes que desbordan nuestra
comprensión.

y tomé coraje y dije, “esto es experiencia”


no es de una persona
es experiencia
presenciar la fuerza
¿y cómo hablar?
la lengua todo el tiempo habla, habla, habla
y apunta
¿y cómo transformar el pensamiento?
¿cuál es su derecho?⁵

5 Caístulo en diálogo con Daniel Zelko (2021).

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Relatos del Gran Chaco En el Chaco salteño, como en muchos lugares de este continente, se
enfrentan diferentes tiempos y memorias, se ignoran, se entredevoran.
La disputa por la comprensión de cómo se componen y entrelazan las
formas de vida y los recursos de los territorios, continúa.

“(...) entrecortando los caminos que nos llevan hacia atrás En el proceso de colonización del continente americano, cuanto más se
y hacia adelante con bifurcaciones múltiples entre lo comprendía a la naturaleza como aliada de los habitantes originarios
más se la odiaba. Así, el hábitat no fue comprendido como un paisaje
deseable (las utopías de una reconfiguración de mundos)
viviente sino como un paisaje político (Mapelman, 2015). El monte fue
y lo posible (las ranuras críticas a través de las cuales
considerado barbarie. Al talar los árboles nativos se intentó talar la
actuamos nuestra disconformidad con los poderes memoria ancestral, conducir a la extrañeza para apropiarse de espacios
dominantes).” que fueron significados como vacíos, como desiertos. Los misioneros
Nelly Richard europeos que llegaron a estas tierras se obsesionaron por ordenar
científicamente árboles, insectos, mamíferos, peces, pájaros y ríos,
los diversos olores, perfumes y humedades de la selva. Se dedicaron
a ordenar lo que percibieron como un caos porque no entendían ni
toleraban al monte indescifrable. Todo organismo podía servir a un fin
productivo y, sobre todo, rentable. El que no sirviera estaría destinado a
desaparecer dejando lugar a cualquier cosa que pudiera aprovecharse
como combustible para el funcionamiento de una región que soñaron
convertir en una gran fábrica.

Después de las guerras por la independencia de las colonias de América


Latina, entre 1816 y 1853, comenzó la etapa de conformación de la Nación
Argentina en la que se imprimió una identidad donde predominó la
negación y el ocultamiento de los pueblos originarios, relegados a las
fronteras de lo que se iba constituyendo como el estado argentino.
Esas fronteras se expresaron geográfica, simbólica y discursivamente
en la historia oficial del país⁶ . La presencia de los pueblos originarios
fue poco a poco borrada con políticas de exterminio y de anulación de
los imaginarios populares, a la par de que se exaltaba la descendencia
europea como origen de esta patria.
Las singularidades y temporalidades de la historia de los pueblos del
noreste de la provincia de Salta son distintas a los demás pueblos
originarios de Argentina porque su integración a los controles estatales
“civilizatorios” fue recién desde aproximadamente 1924, hace menos
de cien años. La “conquista del Gran Chaco”, que inició en 1884 en los

6 A partir del ensayo De la flecha a la palabra de la investigadora tartagalense Mariana Ortega (2020).

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territorios ubicados entre los ríos Bermejo y Pilcomayo, tuvo como preventivo en Argentina en 2020 se deforestaron tres mil hectáreas
respuesta fuertes rebeliones y levantamientos armados hasta el año 1917. de bosques nativos en Salta¹¹. Esta es una de las provincias argentinas
Solo en la ciudad de Tartagal, hoy conviven comunidades de ocho con más deforestación en las últimas décadas. Entre 1998 y 2018¹² se
pueblos indígenas que siguen hablando sus idiomas originarios⁷. Viven arrasaron más de un millón y medio de hectáreas de bosques nativos.
allí también migrantes y una gran población mestiza, conformando una La principal causa de estos desmontes es el avance de la frontera
sociedad de carácter plurilingüístico e intercultural. Andando por las agropecuaria.
rutas 86 y 34 en los alrededores de esta ciudad, hay largos kilómetros Muchos relatos orales del pueblo wichí son protagonizados por Tokuaj¹³ ,
de vacío, de desmonte y, de repente, aparecen islas conformadas por un espíritu que buscó tener forma humana y sostuvo la vida tras muchos
árboles nativos que algunos pájaros rodean y penetran, con hierbas accidentes y transformaciones que él mismo provocó. Cuando la vida
silvestres bajo sus sombras donde se abona naturalmente la tierra eterna y toda el agua del mundo estaban dentro de un gran yuchán¹⁴ en
que algunas personas buscan para que en los veranos acompañe el torno al cual vivía la gente porque les daba agua y comida; cuando no
crecimiento de choclos, zapallos, mandiocas y sandías. Este territorio es había agua bajo la tierra como ahora, sino que estaba toda dentro de
reconocido en el resto del país por haber sido escenario de los primeros este árbol, que era como una gran laguna con muchos peces. Tokuaj
piquetes de Argentina a mediados de la década de 1990, cortes de rutas se acercó al yuchán, la gente le explicó cómo hacer para poder comer,
masivos como protesta ante la privatización de empresas estatales qué peces podía sacar y cómo respetar la vida de ese lugar; pero Tokuaj
vinculadas al extractivismo de recursos naturales. quiso probar que podía dominar la naturaleza violando la prohibición de
matar al pez que era quien sostenía toda la demás vida. Tomó un arma y
En mayo del año 2021, aún transitando la pandemia de Covid-19, el le hizo daño al pez hasta matarlo. Entonces el yuchán se abrió, el agua se
Movimiento de Mujeres Indígenas del Buen Vivir marcha a pie, desde derramó y todo empezó a inundarse. Tokuaj tuvo que trazar un recorrido
distintos puntos de Argentina hacia la ciudad de Buenos Aires, con la para el agua con la misma arma que había usado para matar. Así fue que
consigna “Basta al Terricidio”. En una entrevista, Paulina Bes, participante el agua tomó forma de ríos y lagunas y no se desbordó alrededor del
de la caminata, dice: “Cuando escuchamos que en el Chaco todos los mundo. Pero Tokuaj mató al pez, no a su espíritu. Ese espíritu sigue vivo,
días se desmontan miles de hectáreas, nos llega como una información con otra forma, sigue la vida.
más, no tomamos dimensión, pero ver los lugares da escalofríos y una
tremenda tristeza e impotencia, lo que nos da fuerza para seguir con La búsqueda de comprender cómo seguir viviendo en este mundo que se
este grito desesperado de que nos dejen de matar por sus intereses torna cada día más y más desconocido, hoy es compartida por diferentes
económicos”⁸ . Benito Arias, desde la Radio Comunitaria La Voz Indígena⁹ grupos étnicos. La acción de Tokuaj, de hacer derramar el agua para
afirma: “Hace mucho estamos luchando para que no nos quiten la tierra, después contenerla, evitando que el mundo se inunde, se repite en
así murió gran cantidad de gente en manos de los militares. Hoy esa múltiples comportamientos humanos. Lo que muere no necesariamente
lucha sigue, pero nos matan de otras maneras. Nos quitan la tierra y nos desaparece. En muchos lugares cuentan que los susurros de la memoria
enfermamos por las fumigaciones de los campos de soja. Ahora vienen colectiva están presentes en el movimiento de los vientos, desde los
más enfermedades todavía”¹⁰. cuatro puntos cardinales. Dicen que podemos escucharlos y llevar en
Se estima que en los tres primeros meses del aislamiento social nuestro andar mensajes como canciones que son semillas.

11 https://www.greenpeace.org/argentina/story/issues/bosques/greenpeace-el-gobernador-de-salta-mira-para-otro-lado-mientras-
siguen-los-desmontes/.Greenpeace, junio de 2020.
7 En el mes de mayo del año 2021 fue sancionada por el Senado la Ley de preservación de la lengua indígena Wichí en la Provincia 12 Desde la sanción de la Ley de Bosques en 2007 (Ley 26.331 del Congreso de la Nación Argentina) para proteger los bosques
de Salta. Es la segunda lengua más hablada del país, con más de 80.000 hablantes. La norma dispone que el Ejecutivo provincial, en nativos, la mitad de los desmontes fueron ilegales.
coordinación con el Instituto Provincial de Pueblos Indígenas de Salta, implemente programas que propendan el reconocimiento, la 13 Uno de los primeros cuatro espíritus de la tierra según la cosmogonía del pueblo wichí. Tiene un alter ego, Takuaj, quien, según el
protección, el desarrollo de la lengua y de los derechos lingüísticos, en los ámbitos culturales y educativos de la Provincia. registro de relatos de Juan de Dios López realizado por la antropóloga Leda Kantor en el libro Las cuatro voces del viento. Historias
8 http://anccom.sociales.uba.ar/2021/05/19/las-mujeres-indigenas-reclaman-terminar-con-el-terricidio/ del monte wichí, puede llamarse a veces también Ahatai. Este último término también es la forma en la que se nombra en wichí al
9 https://radiolavozindigena.com.ar/Radio.html varón “blanco”, no indígena. Estos tres personajes son distintos pero a la vez uno solo.
10 Benito Arias. Comunidad Toba Danagay KM 6. Tartagal, Salta (2020). 14 Ceiba speciosa, también llamada “palo borracho”.

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hay canciones que hablan
que pueden nacer en voz alta
invitan a otros mensajes,
la cabeza empieza a explotar
y revienta
en la punta de la lengua
y el mundo aprende
aplaude
o a veces entiende mal
a veces cantás y la gente llora
y a veces llorás vos ¹⁵

15 Caístulo en diálogo con Daniel Zelko (2021).

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El aliento de la voz “Qué mal cuando no estamos escuchando a nadie”, dice con frecuencia
Caístulo, desde una comunidad wichí en la zona periurbana de Tartagal.
Él se reunió a inicios del año 2021 con Daniel Zelko, artista de Buenos
Aires que trabaja desde su proyecto “Reunión” escribiendo poemas que
otr*s expresan oralmente. En los últimos años se enfocó en situaciones
de urgencia política surgidas en contextos diversos.
Daniel y Caístulo se reunieron en el monte, en un pedacito de monte
que sobrevive cercado por un monocultivo amenazado por la presencia
de vacas que rompen la armonía propia de este ecosistema, además
de destruir los intentos de cultivar de la comunidad que allí se asienta.
Se reunieron entre las sombras de los árboles y los rayos de sol que se
filtran iluminando hongos, flores silvestres, pequeñas arañas, huellas de
árboles cortados y quemados.
Después de quedarse en silencio para luego soltar la voz en un canto
para volver otra vez al silencio, Caístulo compartió mensajes que escucha
de los cuatro vientos, de las madres del monte y Daniel los escribió en
un papel. Estos mensajes han transitado el cuerpo y la interpretación/
traducción de ambos y ahora son un poema.

yo tengo esta época hoy


el día de mañana estaré bajo la tierra
pero soy viento
y tengo conocimiento
y trabajo las fuerzas
y a mi época voy a vivir
y a mi época voy a sobrevivir
y otra vez voy a tener grito.¹⁶

16 Caístulo en diálogo con Daniel Zelko (2021).

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Estar juntas Al principio éramos pocas
no había muchas mujeres
porque se vendía poco
Testimonio de mujeres del grupo Suwanhas de la y no se valoraba
comunidad Choway¹⁷ siempre dejábamos el tejido para lo último
para nosotras mismas
pero venderlo no servía
nunca te daban lo que pedías
y el tiempo que se usa para tejer es mucho.

Cuando fuimos mejorando como grupo


se fueron sumando más chicas
y ahora somos más de cien,
nos ayudamos
nos enseñamos,
las mujeres mayores que saben hacer el punto antiguo
nos van enseñando
y ahora hay chicas muy jóvenes
que nos enseñan mucho también
antes solo tejían las mujeres de más de 40
a las chicas jóvenes no les interesaba participar
ni hacer nada con arte.
Ahora que somos un grupo organizado
se empezaron a mezclar las generaciones
las chicas más jóvenes se sumaron
y los trabajos están siendo cada vez más lindos
más lindos todavía que los de nuestras abuelas.

17 Fragmento de registro de Daniel Zelko (2021).

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Las más jóvenes además estudian
y se animan a escribir
y a manejar la plata de muchas,
ahora hace dos o tres semanas
empezamos una tienda virtual
y fue un éxito¹⁸
tuvimos compradores de ciudades lejanas
no nos imaginamos que a personas de lugares tan lejos
les iban a gustar tanto nuestras cosas.

Todo esto nos va demostrando a nosotras mismas


que podemos y que valemos
y también les demostró a los hombres
que podíamos organizarnos solas
y salir juntas
y conseguir lo que necesitamos.
Ahora que estamos juntas eso fue cambiando
antes era un trabajo personal
individual
tuyo nada más,
hacías una yica para tu esposo
un cinturón y redes para que vaya a pescar
adornos para la casa
no pensábamos en venderlas.

Aprendimos también a qué decir


qué contar
qué explicar
por ejemplo, “este color naranja es de una frutita
que sale de tal y tal y que buscamos así y asá”
porque las personas no saben
cómo hacemos las cosas
no se imaginan todo el tiempo que implica
hacer cada cosa en el monte.

18 Se refieren a la tienda en http://vienedelmonte.com.ar/

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Los ojos del murmullo Yica, o llica, es una palabra quechua que se usa en el chaco salteño
para nombrar a un morral que usan gran parte de los habitantes de
la región. En su origen la palabra se refiere a una bolsa de viaje tejida.
También nombraba un cúmulo de objetos valiosos que marcan los
hitos más importantes de una vida²⁰. En lo que hoy es la provincia de
El río es un murmullo que habla sin callar. Santiago del Estero, se refería también a una tela de araña muy fina.
Una voz que repite una y otra vez su propia historia ¹⁹ Siempre esta palabra y los objetos que nombra se asocian al andar y a
la memoria. “La yica era una regla mnemotécnica de la historia oral (...).
Objetos de comunicación, premisas para su reconversión en imágenes.
La yica reconstruía el hilo de una vida. (...) Los objetos individuales hacían
mención a una sabiduría relacionada con un contexto biótico total y
relativamente inviolable (donde el clan era una de sus partes). Pero
también servía para eliminar incongruencias. Desde la yica se abría el
relato. (...) El flujo de la yica era un flujo de pensamientos; una articulación
iconográfica como apoyatura de la oralidad. (...) Un ábaco que sumaba/
multiplicaba/conjuntaba tiempo humano y naturaleza” (Rosenzvaig).

Las mujeres de comunidades wichí tejen objetos contenedores: yicas,


bolsas, redes de pesca, hamacas y otros textiles para guardar o cargar
cosas. Los tejidos son confeccionados en fibra de chaguar (bromelia
hieronymi) y materias foráneas (lanas, plásticos) con diferentes técnicas;
con la combinación de hilos de diferentes colores las tejedoras crean
complejos diseños geométricos que se van transmitiendo de generación
en generación. Cada diseño configura un código, tiene un significado,
representa un fragmento de un ser del monte: los ojos del jaguar, las
patas del zorro, las orejas de la mulita, el lomo del suri, la panza de la
iguana, la corteza del yuchán (palo borracho), las semillas del chañar,
entre otros.

Los textiles que realizan las mujeres del pueblo wichí de diferentes
comunidades, rurales y urbanas, son una importante fuente de ingreso
de dinero para sus familias. En sus entrelazados están presentes sucesos
históricos por los que atravesó esta región y su gente, pero su destino fue

19 Julio Pietrafaccia. La noche anterior había llovido (2013).


20 Estas referencias se encuentran desarrolladas en Etnias y árboles. Historia del universo ecológico del Gran Chaco (2011) de
Eduardo Rosenzvaig.

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cambiando del uso a la intercambiabilidad en el mercado. Al escuchar a adelante una lucha por el reconocimiento de la propiedad comunitaria
las mujeres hablar sobre su trabajo como tejedoras, se pueden conocer para quienes siempre han vivido en este territorio.
demandas y preguntas sobre qué es necesario cambiar (y por qué) y
qué no se puede (o no se quiere) cambiar, cómo poner precios y cómo Se organizaron para la exposición en Salta tres grupos de tejedoras.
negociar el valor del tiempo de trabajo con “un otro” que quizás resulta Cada grupo tomó un material diferente que determinó los colores
incomprensible pero es quien ofrece pagar dinero por este saber, y técnicas a utilizar. Estos materiales seleccionados fueron: fibra de
dando un valor nuevo que se traduce en posibilidades de consumo y chaguar teñida con plantas, cortezas y barro utilizando los puntos
construcción de nuevos vínculos afectivos y alianzas estratégicas. tradicionales y antiguo; lana industrial con los colores que las mujeres
suelen elegir para vestirse y para realizar las yicas que ellas y sus
Guido Yannitto es artista visual. Explora posibilidades y aspectos familias usan, con técnica de crochet; hilos de plástico, realizado por las
estructurales de la planimetría a través de técnicas textiles. Creció en la artesanas de forma manual, con bolsas recicladas, como una variante
capital de Salta, donde Rodrigo García Bes le enseñó las nociones básicas al hilo de chaguar trabajado con el llamado “punto tradicional”, utilizada
de la técnica que había aprendido de su padre, Carlos “Pajita” García Bes, en muchas comunidades debido a la escasez de chaguar sobre todo en
y de su propia experiencia. Realizó en principio trabajos en colaboración zonas periurbanas y en las comunidades que perdieron su territorio por
con tejedoras y tejedores del norte argentino. Su interés se centró en la el avance de los desmontes. Estas dos últimas son de uso cotidiano en las
comunicación de los pedidos/propuestas y los pequeños malentendidos comunidades, no se consideran trabajos para la venta como artesanía, a
o nuevas interpretaciones de las ideas iniciales. Los problemas técnicos diferencia de los textiles en chaguar.
que hacen que la propuesta original varíe es algo que va guiando
su proceso creativo. Desarrolló en los últimos años en Colombia y Una propuesta que surgió en los intercambios entre Guido y las tejedoras
Holanda proyectos textiles con distintos tejedores que ampliaron sus fue aumentar la escala de los textiles a una dimensión nueva. Estos paños
conocimientos. En su práctica artística aborda nociones de identidad e se despliegan como obras colectivas, como banderas de la complejidad
“identidad disuelta”, transmisión oral, genealogía, subjetividad y trabajo y las contradicciones de la identidad indígena contemporánea, la
colectivo, que se manifiestan en los intercambios con los trabajadores realidad de mujeres de diferentes generaciones que viven en y con el
con quienes crea. monte pero no están ajenas a lo que pasa en las ciudades e interactúan
constantemente con otras culturas. Estos paños son un silat, un aviso,
Guido, después de ser parte del rodaje de una película de Daniela una alerta, un anuncio. “Un mensaje para todos aquellos que no nos
Seggiaro con comunidades del río Pilcomayo, se sumó a trabajar dentro conocen o no saben que hay mujeres wichí que trabajan haciendo tejidos
del proyecto “La escucha y los vientos” con un grupo de tejedoras todos los días al igual que sus ancestras”, escribió Claudia Alarcón en un
wichí que integran el colectivo de mujeres indígenas Thañí/Viene del mensaje vía whatsapp.
monte, el cual reúne a más de ciento cincuenta artesanas que buscan
comercializar y difundir sus trabajos textiles con el apoyo de instituciones
públicas del estado argentino²¹.

Las comunidades de este territorio forman parte de la Asociación


Lhaka Honhat/Nuestra Tierra que desde hace más de treinta años lleva

21 Especialmente con apoyo del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria)

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Lo que traman los tiempos Carlos “Pajita” García Bes fue un artista de Salta que, en el siglo XX, centró
sus investigaciones sobre saberes ancestrales indígenas del noroeste
argentino a partir de la escucha de narraciones de leyendas y rituales.
Exploró en su obra sincretismos entre las culturas precolombina y
europea. Trabajó en colaboración con artesan*s de la región. Hoy su obra
¿Te acuerdas Pajita de aquel carnaval indio y rojo en Bolivia? forma parte del patrimonio cultural de la Provincia de Salta, siendo un
¿Y de la danza tuya tomado de las manos de los chaguanacos²² en Orán, antecedente clave de producción en colaboración y la reflexión sobre la
identidad en las artes visuales.
bajo una luna inmensa? (...)
¿Te acuerdas de Gertrudis Chale, la pintora húngara, que andaba
En la década de 1960 “Pajita”, paralelamente a ser director del mercado
enseñándonos a ver este mundo desmesurado y bello que es nuestra artesanal de la ciudad de Salta, también fue asesor del Fondo Nacional
América? de las Artes en la conformación de su colección de artesanías. Junto a
¿Recuerdas Pajita, cuando tu gran sueño para Salta comenzó a cuajar su hijo Rodrigo iban en ese tiempo al Chaco salteño a comprar trabajos
hasta que se hizo cierto para alegría de todos? Era tu creación, la Escuela artesanales del pueblo wichí (en esa época nombrados como “matacos”),
de Bellas Artes “Tomás Cabrera”. (...) del pueblo chané y del pueblo toba/qom, entre otros. Compraban piezas
Recuerdo que sabías demasiado, también. para enviar a Buenos Aires para el FNA, según le cuenta Rodrigo García
La pintura comenzaba a alejarse de vos por esa conciencia que te ataba Bes a Guido Yannitto en el marco de la investigación que realiza este
las manos.(...) último sobre la vida y obra de “Pajita”. Allí fueron sus primeros encuentros
Es hermoso que los vientos del valle pasen lamiendo tu nombre. El con las comunidades indígenas que le compartieron relatos de su
nombre de quien tanto los ha querido. Que sean estos paisajes de sueño cosmogonía, que él posteriormente desplegó como imágenes en su obra
lo que velen tu sueño. textil. Una práctica de traducción (e interpretación) de relatos orales a
una trama tejida artesanalmente.
Manuel Castilla²³
Exponemos en “La escucha y los vientos” una selección de textiles de
Carlos “Pajita” García Bes que forman parte de la colección del Museo de
Bellas Artes de Salta, en un diálogo de diferentes tiempos y materiales
con los textiles contemporáneos de mujeres indígenas y la acción política
de su presentación hoy en el Museo, dentro del territorio que llamamos
“arte”.

22 En el texto original está escrito así, aunque la palabra que solía usarse para nombrar a gente del pueblo Ava guaraní es
chaguancos, denominación peyorativa que podría ser un término de origen quechua.
23 Fragmentos de Carta a Pajita, del archivo de Guido Yannitto.
La Fortaleza En una moto dentro del monte, a puros chicotazos de ramas, cruzamos
picadas y arenales blancos para llegar a una fortaleza, un fuerte.
Nolafwet ch’otaj. Una construcción de adobe en ruinas oculta en el medio
Daniela Seggiaro del monte. Era diciembre y entramos en dos motos, por la mañana,
bien temprano, antes de que castigue el sol. Osvaldo Villagra, Valentino
Díaz, Ervis Díaz y Daniela Seggiaro, fuimos a conocer el lugar. Valentino,
el mayor de los cuatro, nos guiaba. Él sabía la historia de ese fuerte.
Osvaldo la había escuchado alguna vez. Ervis contó que él creía que era
una antigua iglesia o escuela. Se trataba de una ruina vinculada a alguna
institución blanca²⁴.
Don Palestino contó que durante la guerra del Chaco, ese lugar fue
escenario de una gran masacre. Los hätäy, hombres blancos, soldados,
pidieron a la gente que los ayuden en la construcción del lugar, la gente
los ayudó pero antes de terminar, los olhämelh se enteraron que los
soldados planeaban matarlos una vez que se termine la obra. El último
día de construcción raparon sus cabezas y fueron al combate. Dieron
pelea. Atacaron el fuerte. Hubo mucha sangre. La sangre se mezcló. Se
hizo un río. La gente agarró sus yicas y se fue. Se fue a Puntana, se fue
a Villa Montes, se desperdigó en grupos por el territorio, formó otras
comunidades. El ejército también se fue porque no ganó la batalla, pero
la gente no volverá a habitar ese espacio hasta que esas paredes se
desarmen. “Sólo el tiempo dirá cuánto más van a permanecer”, concluye
Palestino en su lengua. Grabamos a Valentín narrando toda la historia en
wichí lhämtes. (...) Valentino no hablaba mucho español y se lo veía muy
cómodo y fuerte habitando su lengua. En esos días visitamos también
a Juan Rivero, quien nos contó la historia de cómo algunos niños de
su generación empezaron a ir a la escuela. Juan era el gran maestro
bilingüe de La Puntana, hablaba español. En la zona, las primeras
escuelas también son hoy edificios en ruinas. Ya en Salta, Osvaldo y Ervis
tradujeron los relatos que grabamos, la masacre del fuerte, la epidemia
de sarampión, la llegada de la escuela, de los evangelios, trabajábamos
en un proyecto de recopilación de la historia de La Puntana junto a
Catalina Buliubasich para el ICSOH de la UNSa.
Las palabras de Valentino nos dejaron una marca. Tiempo después
con Osvaldo Villagra escribimos un guión a partir de su narración. Al
principio se llamó “Husek. La fortaleza”. Filmamos la película. Se llama
“Husek”, palabra que decidimos no traducir. La película fue protagonizada
por Don Juan Rivero y su personaje es Valentino o Valentín o Palestino,

24 Hätäy o Ahatai es la palabra wichí para referirse al “hombre blanco”.


tiene muchos nombres como los wichí. La historia de Husek está
vinculada a las ruinas pasadas y futuras que van dejando en el territorio
las ideas de progreso y cómo estas entran en conflicto con otras formas
de habitar.
Mientras filmamos, el guión iba encontrando su sonido, las palabras de la
gente tomaron el set y la narración, filmamos escenas enteras en wichí
lhämtes que originalmente iban a ser en español y nos dimos cuenta
de que la película estaba hecha por ese idioma, atravesada por sus
presencias, sus relatos, sus misterios, sus ideas de mundo. Entendimos
entonces al territorio del lenguaje como un refugio dentro de ese otro
gran territorio en conflicto.
La pandemia se llevó a Valentino Díaz y a Juan Rivero. También a
Francisco Pérez, figura imprescindible en la lucha por la recuperación de
los derechos de los pueblos de la región, de la defensa de los derechos
humanos²⁵. Daniela expresa su deseo de que su película “Husek” sea
un homenaje a las memorias de estos hombres y a las de toda esa
generación de líderes, maestros y narradores wichí. La fortaleza de las
personas que hablan el idioma wichí hizo posible que sea reconocido
como lengua oficial de la provincia de Salta.
Las piezas que forman parte de la instalación “La fortaleza” de Daniela
Seggiaro, guionista y directora de cine salteña, son también un homenaje
al wichí lhämtes²⁶, las palabras de la gente. Exponemos fragmentos de la
película “Husek”, palabras tejidas en yicas, tejidos traducidos a gráficas
digitales. Este trabajo es una reflexión sobre la traducción y la creación
de vínculos interculturales en el presente.
Daniela se deja guiar en el Pilcomayo por ese gran territorio al que
regresa una y otra vez como en un sueño o en películas. “Nosilatiaj.
La belleza” fue su primer largometraje de ficción protagonizado por
Rosmeri Segundo, joven de una comunidad wichi de La Puntana. En la
realización de esa película fue acompañada por Tiluk y gran parte de la
familia Mendoza, de una comunidad wichí en Cañaveral, Santa Victoria
Este. En los diferentes proyectos, actores, traductores y colaboradores
de las comunidades indígenas de la ribera del río Pilcomayo trabajan en
equipo para narrar desde el cine historias vinculadas al pensamiento del
pueblo wichí.

25 Francisco Pérez fue un gran impulsor de la sentencia por la que en febrero del año 2020 la Corte Interamericana de Derechos
Humanos condenó al Estado argentino a entregar, entre otras reivindicaciones, 400 mil hectáreas en un título único a las
comunidades indígenas que habitan en los ex lotes fiscales 55 y 14, en el límite tripartito entre Argentina, Bolivia y Paraguay, cerca del
río Pilcomayo.
26 La palabra “wichí” significa gente.
La hermosura Alicia toma el machete, lo levanta delicadamente como quien realiza un
movimiento de baile. Con fuerza y precisión lo hace penetrar la cantera
de arcilla que ahora está cruzando la ruta, frente a su comunidad. Sus
piernas están flexionadas en cuclillas y sus pequeños ojos negros brillan
de un modo particular concentrados en la extracción del mejor barro
que ella conoce para modelar y quemar. También sabe elegir en el río
cercano las piedras de las que puede sacar los colores para pintar sus
piezas. Con tristeza cuenta que antes usaba mucho blanco que sacaba
de una arcilla que ahora quedó detrás de un alambrado que no puede
cruzar. Desde la ruta, que bordea el caserío al que quedó reducida su
comunidad, se pueden ver los tanques y las torres de la empresa que
procesa gas y petróleo.

Los elementos básicos que usamos los ceramistas son arcilla, agua y
fuego.
La combinación acertada del líquido con la tierra nos permite modelar el
barro.
El fuego transforma físicamente la materia, vitrifica su cuerpo, lo vuelve
resistente.
No hay cerámica sin fuego, es el acto final en todo proceso cerámico.
Existe un cuarto elemento intangible siempre presente en toda pieza
cerámica que se mezcla junto a la arcilla: la memoria. No existe una
cerámica sin pasado, sin carga cultural.
Florencia Califano²⁷

27 Parte de su ensayo “Pana pana maepora” realizado en el marco del proyecto “La escucha y los vientos” (2020)
El pueblo chané vive en comunidades del noreste de la provincia de Salta. En el proceso de trabajo tuvimos múltiples charlas con las ceramistas que
Realizan en barro jarras con rostros humanos, diversas fuentes, vasijas nos llevaron a cuestionar nuestras presencias en el territorio y nuestras
con formas de animales, esculturas que pueden caber en una mano que comprensiones del arte, que fue necesario compartir para poder entendernos,
representan a distintos animales que conocen. Las mujeres pintan sus establecer puentes desde la confianza y el afecto, encontrándonos así unidas de
piezas con pigmentos de piedras del río. Por mucho tiempo se pensó una forma nueva, tomando nuestras diferencias como fortalezas.
que este saber estaba desapareciendo. Lo habían dejado de practicar
debido a la contaminación de las antiguas vetas de la zona, el reemplazo Florencia Califano escribe: “Como artistas podemos repensar nuestros modos
de los artefactos por objetos industriales y la falta de demanda para la de hacer para inventar nuevas formas de construcción artística, las cuales están
comercialización o el trueque, pero no lo habían olvidado. basadas en prácticas amorosas y de cuidado hacia el otro, teniendo en cuenta las
complejidades de nuestras identidades”.
Orembiapo Maepora es un grupo de mujeres de la Comunidad Tutiatí
(Campo Durán) que trabajan realizando pinturas sobre máscaras de
madera que tallan los hombres de sus familias y diversas piezas en
cerámica. El nombre de este grupo se puede traducir como “nuestro
trabajo es hermoso”. Junto a la artista y profesora Florencia Califano lo
acompañamos desde su conformación a mediados del año 2019 a partir
de talleres²⁸ para la revalorización de este saber.

Las alfareras que integran Orembiapo Maepora están vinculadas por la


memoria de su abuela Leticia Mariquita, que les transmitió el oficio, ese
hacer que les da un espacio en el que ellas se vuelven dueñas absolutas
del tiempo y del goce creativo. Florencia se integró en estos dos años a
este grupo, unida a él por el oficio cerámico. Florencia y las “maeporas”²⁹
pudieron intercambiar, en diferentes períodos de convivencia, sus
historias como mujeres dentro de un mismo espacio y tiempo, en la
comunidad Tutiatí y en la casa/taller de Florencia³⁰ . En las instancias
de convivencia de las ceramistas se sumaron otras mujeres de Jujuy,
una de ellas es Silvia Valverde que se suma a esta exposición en Salta
presentando el retrato que hizo de una de las integrantes de Orembiapo
Maepora, Alicia.

28 Del ciclo “Entrelazando saberes” realizado en el marco del proyecto de cooperación internacional entre la ONG Pro.So.Co (Salta,
Argentina) y el Servicio para la Paz Mundial (Berlín, Alemania) con el acompañamiento de instituciones públicas locales.
29 Forma en la que llamamos a las chicas del grupo para decirles: “hermosas”.
30 En San Salvador de Jujuy.
Espíritus que rondan En el Pilcomayo, cuando pasa un remolino de tierra deja a la gente en
silencio y alerta. En los dibujos de los niños y niñas que viven en la ribera
del río los torbellinos de polvo aparecen más que como parte del paisaje
como parte de sus clanes. En los relatos orales, estos remolinos son
nombrados con el pasaje de los espíritus, en las comunidades tobas/qom
Pensar con otr*s. Así, la teoría se convierte en una bolsa tenían la costumbre de decir cuando los ven: “allá va un peyak, danzando
en la que un* va recolectando, cargando, transportando, en el polvo.”³¹
Leda Kantor escribe: “Los tobas creían en buenas y malas deidades.
contando cosas de la vida, una vida en contacto con la
Los espíritus que rondan la tierra se denominan peyak. Son como
tierra, como una natura-cultura. Una escritura terrestre,
seres alados que tienen las formas de los niños. Toda la naturaleza
como la llamaría Latour, o una escritura geológica como está animada por buenos y malos espíritus, ya que no existe nada en
la llamo yo, pero una escritura con otr*s apegada a la la tierra ajeno a las fuerzas espirituales. Así, muchas plantas tienen
siempre conflictiva materialidad del territorio. buenos peyak o peyak notta. De esta manera sus poderes son mágicos y
Donna Haraway pueden transferírselos a los hombres. Como el caso de la algarroba cuyo
fermento, para transmutar en aloja, está al cuidado de un peyak notta.” ³²
A principios de marzo del año 2020 los realizadores audiovisuales
Brayan Sticks y Marcos Agüero llegaron a Tartagal tras un largo viaje
interrumpido por cortes de ruta de maestros que reclamaban por sus
derechos laborales. Brayan y Marcos fueron invitados a trabajar en esta
ciudad con un grupo de jóvenes estudiantes en el proceso de producción
de la exposición “La escucha y los vientos”. Este grupo de estudiantes
habían recreado en octubre del año 2019 en la plaza principal de su
ciudad, para el aniversario de la llegada de Colón a “América”, una batalla
sucedida hace un siglo entre el Ejército Argentino y guerreros indígenas
liderados por el cacique Taikolic.
Nos propusimos documentar en video la recreación de esta batalla desde
la perspectiva de l*s jóvenes, con un grupo de diecisiete estudiantes
y comunicadores del Taller de Memoria Étnica de la organización
ARETEDE. El proyecto se amplió a la realización de entrevistas a
diferentes habitantes de este territorio, que fueron compartiendo una
versión distinta de la misma historia. Un mismo territorio que aparece
en los diferentes discursos nombrado como: propio, prestado, ocupado,
usurpado, reclamado, negado.
Carlos Arias, cacique de la comunidad Danagay de Km 6, dice en su
entrevista: “Hoy no salimos a pelear, hoy nos margina la sociedad en la
política, en el gobierno. Fijate que el toba no tiene territorio, la idea es
recuperar ese territorio del que éramos dueños en el pasado. La primera

31 Rafael Karsten. Los indios tobas del Chaco boliviano (1993) citado en el libro Un peyak danzando en el viento, de Leda Kantor, Lidia
Maraz y Walter Arias. Ediciones ARETEDE, Tartagal (2020)
32 En el libro Un peyak danzando en el viento.

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empresa que se llevó Campo Durán fue la YPF, corrió a todos los tobas.
Nosotros, como descendientes de nuestros ancestros reclamamos lo
nuestro. Entonces, justamente, el año pasado vinieron gente de Nación
y yo les planteé esto, que nosotros vamos a presentar un proyecto para
reclamar los territorios, porque hay hechos, hay restos, hay cadáveres
en esos lugares, porque hubo matanza, hubo guerra, hubo sangre
derramada y no se puede borrar eso. Yo, al menos, no me quiero callar.”

Mónica Arias, hermana de Carlos, afirma: “Somos un pueblo resistente.


Tratamos de mantener nuestra cultura, nuestra lengua. Pero hoy en día,
con la nueva generación es como que se pierde. Porque como dice mi
papá, muchas veces no se cuentan las historias por temor de decir, creo
que es por eso. Pero sí somos gente que estamos en la lucha todavía. Hoy
en día tratamos de mantener la lengua como parte de nuestra cultura
para que no se pierda también (...) Yo soy indígena y nadie lo va a cambiar.
Que se respete el lenguaje de cada indígena, que sea escuchado también
porque somos seres humanos. Sí, con distinto color quizá, con distinta
lengua, pero somos seres humanos que también necesitamos vivir,
transmitir nuestra historia, nuestra cultura y nuestra lengua.”

Brayan Sticks presenta en esta exposición un ensayo documental


titulado “Territorio”, fruto de esta experiencia, en la que él tomó el rol de
director. El ensayo es protagonizado por l*s estudiantes de magisterio del
Instituto Terciario Nº 6029 de Tartagal, quienes ponen sus cuerpos para
representar esta historia que complejiza las memorias del lugar del que
son parte y que los acerca a comprender su propia identidad.

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Las huellas de la danza Carlos Masotta es antropólogo visual y ensayista. Se suma a esta
exposición con su trabajo audiovisual “Pin Pin Ñanderekó” (2004), que
muestra la preparación del baile y la música tradicional del carnaval en
la comunidad guaraní de Cherenta, en Tartagal. Un registro que parece
solo mostrar el ensayo de una danza colectiva, se transforma ante la
Esta es la memoria guaraní de la explotación, de la presencia de una voz que atravesada de tristeza recuerda: “Lo mataron a
expulsión y la persecución de nuestro pueblo. Pero es nuestros abuelos y se adueñaron de nuestro territorio. Para nosotros lo
que le dicen ´civilización´ es un duelo, es perder nuestros derechos. (...)
también un relato de nuestras fiestas y espiritualidad,
Nosotros hemos luchado, hemos hablado por nuestros jóvenes para que
de nuestros saberes y lazos con el monte, el agua y la
se quede nuestra cultura. Porque antes, antes, me llevaban preso. Cuando
naturaleza, de nuestro modo de vivir sembrando. yo vivía en La Loma, me llevaban preso por ser indio. Pero igual, aunque
Comunidad Yariguarenda³³ me llevaban a donde sea, yo venía tocando y bailando. Total, no era un
derramamiento de sangre, como ellos han venido y han derramado
Para el guaraní, yo es nosotros. Sus cestos son mucho nuestra sangre acá.”
más que un práctico recipiente para transportar o
guardar cosas, ya que continúan siendo parte de un Estas son las voces que traen los vientos, alientos de personas que
ritual de invocación y presencia de lo sagrado, de los no aceptamos callar, que elegimos hacer preguntas, estar en la
ancestros, desde el hacer cotidiano; sus fibras siguen incomodidad pero también en la alegría. Elegimos intentar comprender
recolectándose en los árboles que quedan, seres vivos la fuerza pero también la fragilidad, aprender a ver las huellas para
que aún retienen las huellas, las presencias, rumores y transitar y abrir nuevos caminos.
cantos.
Eva Isabel Okulovich

33 Prólogo del libro Yariguarenda. Historia comunitaria. Pueblo guaraní. De autoría colectiva de la comunidad y el acompañamiento
de Leda Kantor. ARETEDE Ediciones, Tartagal (2020).

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¿Transformar?

Caminamos por lo que fue el monte. Hay mucha luz


porque ya no están los árboles para crear sombras. Hay
arbustos y pedazos de troncos a nuestro alrededor, hay
restos de carbón y algunas flores rojas diminutas. Juan
señala un cúmulo de tierra enorme y explica que ahí van
a explotar las semillas que serán monte, vida. Él pregunta:
¿cómo es la palabra que usan ustedes para decir que el
coyuyo deja su piel y sigue con otra forma?

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Exponen -Colectivo Thañí/Viene del monte:
Grupo T´sinay tha´chuma´as (Mujeres trabajadoras) de comunidades wichí
de zona La Puntana (Salta): Claudia Alarcón, Rumualda Amaya, Jorgelina Amaya,
Edelmira Duarte, Ana López, Anabel Luna, Miriam Pérez, Clementina Pérez,
Francisca Pérez, Isolina Pérez, Mariela Pérez, Victoria Pérez, Estela Saavedra.
Grupo Suwanhas (Hormigas) de comunidades wichí de zona Alto La Sierra
(Salta): Cristina Flores, Fidela Flores, Lizy Flores, Mónica Flores, Paola Flores,
Filomena Martín, Estela Lezcano, Margarita Moreno, Fabiana Moreno, Sonia
Moreno, Adriana Palomo, Melania Pereyra, Tatiana Pereyra.
Acompañamiento: Guido Yannitto.

-Grupo Orembiapo Maepora/Nuestro trabajo es hermoso de la Comunidad


Chané Tutiatí, Aguaray, Salta, Argentina: Elizabeth López, Ester López, Lilia López,
Gabriela Orio, Vicenta Ovando, Felisa Ruiz, Soledad Ruiz, Alicia Saravia, Claudia
Sánchez.
Acompañamiento artístico: Florencia Califano.
Invitada: Silvia Valverde.

-Brayan Sticks en colaboración con el Taller de Memoria Étnica ARETEDE y


estudiantes del Instituto Terciario Nº 6029 de Tartagal.
Protagonistas del ensayo documental “Territorio”: Yanina Eliana Albornoz, Melisa
Gisela Olivera, Nelson Eduardo Dominguez, Jonathan Cabaña, Pablo Alberto
Nuñez, Cecilia Dominguez, Karen Malena Castillo, Claudia Fabiola Pacheco,
Andrea Micaela Romero, Franco Juan Pablo Aparicio, Cecilia Yanina Palavecino,
Guadalupe Brizuela, Ana Marlen Lopez Ceballos, Sandra Cecilia Fernandez,
Romina Perez, Ezequiel Alexis Guia, Andrea Palenzuela (Terciario N° 6029).
Benito Arias, Mónica Arias y Carlos Arias (Taller de Memoria Étnica ARETEDE).
Acompañamiento en la producción: Leda Kantor. Casa Productora: El Azote Cine.
San Juan, Argentina. Edición y montaje: Marcos Agüero.

-Caístulo y Daniel Zelko.


-Carlos “Pajita” García Bes.
-Carlos Masotta.
-Daniela Seggiaro.

Diseño de montaje: Ignacio Carón, Guido Yannitto y Andrea Fernández.


Ilustraciones para gráfica: Florencia Sadir.
Diseño de tapas para catálogo: Gustavo Nieto.

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Curadoras Inka Gressel es la co-directora de la ifa-Galerie de Berlín. Desde la Documenta
12 estudia las narrativas globales en los textiles. Ha curado (con Suanne Weiß)
la muestra itinerante “El evento de un hilo” del Instituto para las Relaciones
Culturales Internacionales de Alemania (ifa). A través de la historia de los textiles
y su uso, observa la historia de la humanidad y propone en sus proyectos
conexiones entre las tradiciones locales y el trabajo artístico contemporáneo,
creando plataformas interculturales para generar nuevos diálogos. En 2016
conoció las obras en fibra de chaguar del artista alemán Olaf Holzapfel,
realizadas en colaboración con una familia de tejedoras del pueblo wichí de
Misión Chaqueña (Salta); desde ese contacto creció su interés por conocer
esa región fronteriza del norte argentino que la movilizaron por recordarle
sus recorridos entre paisajes europeos y andinos, donde las personas siguen
vinculados profundamente con la tierra. Los materiales textiles narran acerca
de esa estrecha relación con la naturaleza. Desde ahí también se pueden medir
distancias y demandar un mundo en común.

Andrea Fernández vivió por seis años entre Tartagal y Santa Victoria Este
(noreste de la provincia de Salta) acompañando procesos colectivos de
organización y de gestión comunitaria, especialmente con mujeres indígenas.
Es artista visual y curadora. Articula investigaciones etnográficas y artísticas
con proyectos de economía social y comunicación. Ha trabajado en múltiples
proyectos de gestión cultural con artistas del noroeste argentino. A partir de
acompañar desde el año 2017 la conformación del colectivo de mujeres Thañí/
Viene del monte (de Santa Victoria Este, Salta), como técnica territorial del INTA,
inició en 2019 el proyecto “La escucha y los vientos” desarrollado junto a Inka
Gressel, en el cual convocó a artesanas y comunicadores de pueblos originarios
a trabajar junto a artistas e investigadores para transitar nuevas formas de hacer
o presentar sus trabajos en el territorio del arte, uniendo diferentes relatos e
inscripciones de resistencia y memoria.

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Gracias A cada una de las mujeres de las comunidades que confiaron, y confían, en
nosotr*s para ser parte de esta exposición y por animarse (y animarnos) a andar
por caminos nuevos.

Al equipo de ifa-galerie de Berlín por hacer posible que siga creciendo este
experimento colectivo.
A la familia Yannitto, por el apoyo en este proyecto.
A Juan Diaz Pas, por su generosa revisión de los textos de esta publicación.
A Demóstenes Toribio, por las traducciones y revisiones en idioma wichí.
A Mario Nereo Charole, Profesor Bilingüe Intercultural Qom de Villa Río
Bermejito, por la traducción al toba/qom.
A Madeleine Wolff, por unir y hacer crecer.
A Nancy Castaño, por hacer llegar las piezas viajeras y sumarse a nuestra red.
Al equipo del Museo de Bellas Artes de Salta, por los esfuerzos para recibir en
su edificio a esta exposición y las gestiones para sumarla a la tercera edición de
Bienalsur.
A Victoria Michel, Valeria Fernández y Rodrigo Fernández por la colaboración en
el trabajo de montaje en la exposición “La escucha y los vientos” en Salta.
A Silvina Pirola, por las puntadas y acompañamiento en este tiempo de intensas
emociones.
A Rocío Barzola, por los vínculos gráficos.
A Mili D’Aiello por sumar ternura.
A Tatiana Castillo y Paula Puca por el pulso, la paciencia y el entusiasmo.
Al Ing. Sergio Saiquita, por hacer llegar los trabajos del monte al Museo.
A Pablo Curuchet, por involucrarse.
A Romina Barros, por hacer ronda.
A Delfina Díaz, por su aliento.

Andrea agradece a Gabriel Chaile, Sonia Ruiz, Bruno Juliano, Gustavo Nieto,
Alfredo Frías, Dani Zelko, Hugo Albrieu y Pablo Semán por el acompañamiento
desde el afecto y la mirada crítica. A Facundo Larraux y Jor Sánchez, por la
escucha. A Luz Vallejos, por su abrazo y por unir para traducir y comprender.
A Flor Lance, Eloy López y Elena Corbalán por las propuestas para conocer y
crear “otros territorios”. A Inka Gressel, por confiar. A Guido Yannitto por guiar,
construir y sostener. A Leda Kantor, por enseñar a ver la huella.

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MUSEO DE BELLAS ARTES DE SALTA

Cecilia Viglione / Mercedes Loutayf


Patrimonio

Laura Martinez Buryaile


Producción

Fernanda González
Biblioteca / Educación

Norma Acuña
Administración

Miguel Gonza
Montaje

Darío Montero
Marketing

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Salta, julio de 2021.

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