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Proverbios 22:6 “Instruye al niño en su camino, Y

Proverbios 22:6 “Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.”

            Esta semana comienza la EBV de nuestra iglesia. Y como todos los años hay excitación,
alegría, temores, preocupaciones y expectativas. No sabemos si solo van a venir 60 como el año
pasado. O si van a venir 150 como hace dos años atrás y según tengo entendido como ha pasado
muchas veces.

            Y meditando sobre esto me llevó a considerar cuál es el propósito de la EBV. ¿Cuál es el norte
que debemos seguir en el trabajo y esfuerzo que año tras año se pone en la EBV? Creo que no hay
mejor pasaje para considerar esta pregunta del propósito de la EBV que Proverbios 22:6. Así que,
¿cuál es el propósito de la EBV según Proverbios 22:6? El propósito es:

I. Entrenarlos para la vida eterna

            Lo primero que vamos a hacer es considerar la segunda oración del pasaje que dice: “Y aun
cuando fuere viejo no se apartará de él.” Esta oración captura el propósito de lo que queremos hacer
en la EBV. ¿Cuál es? Esperamos en fe que la enseñanza que reciban estos niños dure toda su vida.
Ese es el propósito de lo que hacemos aquí. Es más, ese es el propósito de toda educación que lo que
aprendan transforme sus vidas y les dure toda su vida. Este es el propósito de la crianza de nuestros
hijos. Les educamos para la salvación. Y también les educamos para que lo que aprendan les sirva en
el mañana.

            Este propósito no solo es de nuestros hijos, sino también de todo niño que Dios ponga en
nuestras manos. Todos los adultos tenemos la responsabilidad de ser maestros de los niños: sean
los nuestros o los ajenos. Claro está, no tenemos la misma responsabilidad que tenemos sobre
nuestros hijos. Pero eso no excluye nuestro sentido de ser instrumentos para la educación y correcta
enseñanza de todo aquel que necesite educación en los caminos de Dios. Somos ejemplo a todos
aquellos que nos miran. Somos ejemplos para todos aquellos que nos conocen. Nuestras palabras,
gestos, involucración son comentarios y ejemplos de lo que es ser un hombre y una mujer de Dios.

            Esto es importante hermanos.

            En otras palabras, el entrenamiento debe ser con un propósito.  Comentando sobre esto decía
Matthew Henry: “Hay que entrenarlos para lo cual han sido designados”, el conocer a Dios
salvadoramente. Hermanos, no debemos pensar que la EBV es que, pues, hay que hacer esto porque
hay que hacerlo y punto. Se nos llamó para participar en una actividad de hacer bizcochos y pues
vamos a hacerlo porque hay que hacerlo. Ese no es el propósito de la EBV el decir que hemos
recibimos 60, 80 o 100 niños y por tanto hay que atenderlos. El propósito es sembrar la semilla de la
Palabra, proveer, aunque sea una pequeña porción del entrenamiento que esos niños y todo niño
debería recibir: ser instruidos en la Palabra de Dios para la gloria de Dios y su salvación. Sabemos, por
experiencias pasadas, que algunos padres ven la EBV como un cuido de niños para que ellos puedan
salir a “divertirse”. Esa es la visión de algunos padres, pero esa no es nuestra visión. Nuestra visión es
evangelística, es salvadora. Es con miras a ser un medio en el cual la semilla de la Palabra es
sembrada clamando al Señor que El prepare el campo para que esa semilla germine para vida eterna.

            Y esto conlleva mucha oración. Oración no solo por los niños sino por nosotros mismos, los
sembradores. ¿Por qué? Porque solo Dios convierte a los pecadores. La obra es de Él y solo Él es
quien hace germinar su semilla. Pero también hay que orar por nosotros mismos porque la tarea es
gigante y necesitamos la gracia y el poder de Dios para hacerla. Y el no perder de perspectiva cuál es
el propósito de la EBV.

            Ahora bien, ya hemos visto el propósito de la EBV y la educación cristiana de los niños. Pero el
pasaje nos dice algo más. Nos dice desde cuál es la mejor manera de hacerlo. ¿Cuál es la mejor
manera de entrenar a nuestros niños para la vida eterna? La mejor manera es…

II. Entrenarlos desde la niñez

            “Instruye al niño en su camino”. Lo primero que podemos ver en el pasaje es que el verbo
instruir es un imperativo, es decir, es un mandato. Lo interesante de caso es que el verbo instruir
conlleva la idea de consagración. Miremos el uso de ese verbo en la Biblia. En Deuteronomio 20:5 “Y
los oficiales hablarán al pueblo, diciendo: ¿Quién ha edificado casa nueva, y no la ha
estrenado? [consagrado, dedicado, no la ha separado aparte para vivir allí] Vaya, y vuélvase a su casa,
no sea que muera en la batalla, y algún otro la estrene.”Pero el ejemplo mejor del uso de esta palabra
lo 1 Reyes 8:63 “Y ofreció Salomón sacrificios de paz, los cuales ofreció a Jehová: veintidós mil
bueyes y ciento veinte mil ovejas. Así dedicaron el rey y todos los hijos de Israel la casa de Jehová.” La
casa de Jehová, es decir, el Templo fue consagrado a Jehová. Entonces cuando nosotros instruimos a
nuestros niños nosotros buscamos con hecho consagrarlos a Dios. Es ponerlos en las manos de Dios
por medio de su instrucción. Es como si dijéramos: Oh Señor que por medio de esta enseñanza estos
niños se acerquen más y más a Ti.  

            Lo segundo que deseo que vean es desde cuándo debemos comenzar ese entrenamiento para
la vida eterna. Nos dice desde la niñez: “Instruye al niño”. La palabra en hebreo es (na'ar) que
tradicionalmente se traduce niño. Pero también se usa para referirse a un bebé. Éxodos 2:6 “Y cuando
la abrió, vio al niño; y he aquí que el niño lloraba. Y teniendo compasión de él, dijo: De los niños de los
hebreos es éste.” Es decir, el niño (na'ar) tenía tres meses según el versículo 2. Es por eso que
nosotros bautizamos a nuestros bebés porque su educación cristiana comienza desde su nacimiento.
Pero la palabra también se usa en la Biblia para referirse a un joven. Génesis 37:2 “Esta es la historia
de la familia de Jacob: José, siendo de edad de diecisiete años, apacentaba las ovejas con sus
hermanos; y el joven estaba con los hijos de Bilha y con los hijos de Zilpa, mujeres de su padre; e
informaba José a su padre la mala fama de ellos.” Inclusive la palabra (na'ar) se usa también de un
joven en edad para casarse. Génesis 34:19 “Y no tardó el joven en hacer aquello, porque la hija de
Jacob le había agradado; y él era el más distinguido de toda la casa de su padre.” En otras palabras, el
entrenamiento que nos ordena el autor de Proverbios no se limita a los niños per se, aunque no cabe
la menor duda que la persona que el autor considera lo es propiamente un niño. Desde la niñez deben
ser educados en el camino del Señor. Desde que nacen tienen que ser educados.

            Lo tercero que quiero que vean del pasaje es que nos dice que hay que instruirlos en el camino
en que debe seguir. “Instruye al niño en su camino”. Hermanos, hay un camino a seguir. Hay un
estándar al cual el niño y toda persona debe conformarse. La ventaja de tomarlos jóvenes es la
posibilidad, desde la perspectiva humana, de impactar sus vidas desde el momento en que son más
moldeables. El fruto de este trabajo es que cuando llegue a viejo, a mayor, no se aparte del camino.

            Hay algo importante que tener presente. El libro de Proverbios nos enseña que hay solo dos
caminos en este mundo: el camino de la sabiduría y la justicia y el camino de la necedad y la
impiedad. No hay un tercer camino. No hay un camino intermedio. Está el camino que lleva a la vida
eterna y el camino que lleva a la perdición.

            Dios ha puesto en nuestras manos a estos niños para enseñarles cómo deben vivir, pensar y
sobre todo sobre quién deben poner su fe para la salvación. Hay que enseñarles el camino correcto.
Por tanto, la idea no es de educar o entrenar al niño según su personalidad, según su forma de ser,
como algunos han dicho. Algunas de nuestras formas de ser: pensar y actuar son pecaminosas. Si no
que el entrenamiento debe ser dirigido hacia lo que deben ser y hacia lo que deben pensar.

            Por eso hay que cuidarnos sobre cómo les hablamos, cómo reaccionamos cuando ellos
pequen, cuando ellos nos den a entender que muchas de las coas que están aprendiendo en sus
hogares son claramente opuestos a la Palabra de Dios. Aprovechemos esas oportunidades para orar
específicamente por esas cosas e instruirlos en el camino correcto de pensar y actuar.

            Esto implica que somos modelos para ellos. No es el momento para gritarles, humillarlos,
burlarnos, maltratarlos, quejarnos delante de ellos. A veces los niños reciben de los maestros burlas
de otros niños o de otros maestros. Cuidémonos de hacer cosas semejantes.

Aplicaciones:

1. Jesús nos dice que debemos confesar a Cristo delante de los hombres. Mateo 10:32 “A cualquiera,
pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está
en los cielos.” Por tanto, lo que hacemos da testimonio de nuestra fe. Nosotros somos la cara del
evangelio. Somos cartas abiertas de lo que Dios ha hecho en nosotros. Tu conducta y tus palabras
revelan tu corazón. Revelan quién es el Señor de tu vida.

2. Nosotros somos también la cara de la iglesia Jesús es la Verdad. Damos testimonio acerca de
nuestra iglesia. Y queremos dar un buen testimonio de nuestro Salvador y de nuestra iglesia. Lo que
hacemos y hablamos y reaccionamos habla a favor o no de nuestra iglesia. Demos una buena cara, la
cara de vidas transformadas por el evangelio.

3. Muchos de los niños no son cristianos ni de familias cristianas. Por tanto, revistámonos de paz,
paciencia y amor. Firmeza no es sinónimo de gritar. Este es un ministerio de amor y de abnegación.
Hay que negarnos a nosotros mismos por amor a las almas de los niños y sus padres. Oremos todos
los días por ellos.

4. Si reconocemos que todos los seres humanos son pecadores y están totalmente depravados,
entonces, no pueden quedarse solos por un momento. Hay que coordinar para que siempre haya un
miembro Staff presente. Hay que mantener el orden y el control y no debemos dejar que los niños
sean los que decidan cómo hacer las cosas.

            Que nos enseña Proverbios en este pasaje. Nos enseña que el propósito de instruir, educar y
entrenar a los niños es para la vida eterna. Y que la mejor manera de hacerlo es instruirlo desde la
niñez. Quiera Dios que todos cumplamos con esta misión lo mejor que podamos para la gloria de
Dios.

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