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Desrosiers Logicas Textiles y Logicas Cu
Desrosiers Logicas Textiles y Logicas Cu
CASSAGNE
Editora - compiladora
C. Bubba
.I. Chacama
S. Desrosiers
P. Duviols
T. Gisbert
O. Harris
C. Itier
P. Lecoq
C. Salazar-Soler
G. Urton
I. \{uñoz
T. Platt
J. P.-Simard
T. Zuidema
CREDAL.IFEA
LOGICAS TEXTILES Y LOGICAS
CULTURALES EN LOS ANDES¿
Sophie DESROSIERS
325
LAS ARTES DE LA MEMoR] A
FTGURA l
DTFERENTES Ttpos DE EiTRUCTURAS o ENTRECRUZ_AMtENTos DE Los HtLos
DE URDIMBRE Y DE TRAMA DE LOS TE.IIDO\
Wr
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rffiE 4ri,i4/01
326
LoCICAS TEXTILES Y LOGICAS CULTURALES EN LOS ANDES
Los tejidos "rectos" constituyen entre oras cosas, un material muy excepcional:
se fabrican en los Andes desde hace más o menos cinco milenios, e innumerables
ejemplos prehispánicos se han conservado en las arenas de la costa del Peni. Al otro
extremo de este arco cronológico, la tejedura sigue siendo una actividad importante
en numerosas comunidades de las tierras altas, y si bien ha desaparecido prácti-
camente en la costa, algunos estudios han mostrado que quedaban ahí unos vestigios
muy interesantes (Rowe, 1984a: l8-21). Por supuesto, dentro de este tiempo muy
largo, todas las regiones y períodos no son representados de igual manera, y todos
los corpus de interés textil no han sido estudiados ni publicados, pero el conjunto de
las informaciones hoy asequible vale para formular algunas observaciones.
327
LoS ARTES DE LA jvlEMORIA
FtGI'RA 2
GuTLLLRM) rEJtENt)o coN tiN TEL\R A pEDAI- EN Ist,uco
(VALLE Dt:L Rto Tot\4avo, Porost, BoLtvtA), 1983.
FrcLtR^ 3
SALTDA DE LA tGLEstA DEspuL:s Dta LIN^ B)DA.
E]EMPI,o,s DE INDI]i\IENIATIA,I/,,I.§CLJ¿¿V1 y FEMENINA Í:N EL NARTL DE POTOSI.
l2R
LoGtcAs TExTIt-Es y LoctcAs cuLTUttAl-us IN I-os ANI)t:s
menudo eran construidas según unas reglas particulares que perrnitían obtener tejidos
con dos caras de semejante calidad aunque prcsentaban cololes y dibu.ios inr,ertidos.
A lo largo de este proceso. siempre y cuando se podía. se evitaban |os nudos.
Las influencias ajenas en el segundo sisten'ra resultaban evidentes en cuanlo a dos
aspectos: las materias primas y los dibujos representados. En etecto. la lana de oveja
y los colorantes sintéticos habían sustituido ampliamente el pelaje de los camélidos 1
colorantes de origen natural. mientras que caballos. guitarlas. curnioner ¡
helicópteros (entre otros) estaban juntos con dibujos idónticos o de la misma
categoría que los que eran representados en los textiles arqueológicos-r. Por ser eskrs
elementos espectaculares, resulta difícil para la mavoría dc los observldo¡es
entendel hasta qué punto los tejidos actuales siguen la tradición antigua. No obstanlc.
un buen número de prácticas observadas en el teneno coinciden con las ile la época
l
prehispánica, por ejemplo: Ia atención concedida a obtención de cua¡o orillas. la
utilización de tejidos no cortados. el evitar ios nudos. los tipos de encruzalnientos de
hilos. la manera de tejerios -creando un dibujo en ambas caras- en fin. el sentido de
su utilización en la ropa.
329
I-As a RTES DE l-A MEMotttA
CUADR) I
Put:stA EN [.t,tDt NCtA DE IA rNstsrENct^ DL L4 opostctoN vERllc^tJ HoRtzoNT,tL
Piezas principalcs de la
i dunre¡1flri ¡¡¡sculin{
crr l¡s tierr¡s ¡lt¡s y la
Piez.rs pr¡ncip¡lcs de la
indunrenlaria nrasculina
330
LoctcAs TExT -Es y LoclcAS cULTURALEs FtN t.os ANr)r-rs
Las relaciones prácticas entre estos rasgos son fáciles de entender. Primero. el
telar andino está perfectamente adaptado pan obtener paños de cuatlo orillm: por no
estar equipado de peine. por ser los lizos amovibles. instalados de nuevo tras cada
urdisaje. puede montarse la urdimbre de continuo sin tener necesidad de co¡trr los
hilos (por contraste. estos dos elementos lbrman parte integrante del telal a pedal
europeo, y su presencia impone al tejedor conar cada hilo de la urdimbre con el iin
de hacerlo pasar en un lizo y un diente del peine).
Luego. Ja estrecha relación entre los dos elementos siguientes -presencia clc
cuatro orillas y práctica que consiste en no cortar los hilos- se evidencia por cl
cuidado que, mediante múltiples subterfugios, ponen Ios indios en prever durante la
tejedura los cortes en el sentido de la urdimbre o de la trama. los apéndices quc
constituyen flecos o bolsillos integrados en la tela. en fin. las formas rnás
inesperadas, por ejemplo de ampolleta y trapecio. Estas ex¡'añezas que se encucnlran
33 t
LAs ARTES DE LA M EMORIA
332
LoGICAs rt-:xrtLEs y l-oGrcAS cur.TURALlis F.N r.os ANDES
(Puno, Perú) eran capaces de dar a luz y h¿sta parecÍan constituir uno de los 'entes'
de la cosmología andina (Zorn, 1987:518-520).
Trabajando en un registro muy diferente -ciertos tertiles del final del Horizonte
Temprano y de principios del Período Intermedio Temprano- Mary Flame no llega rl
rnismo tipo de conclusiones, pero subraya evidentes conexiones entre. por un p¿uie.
la serpiente y por otra parte. ora hilos retorcidos. ora prodnclos conseguiclos
mediante otras técnicas de tejedura (Frame. 1986a: 52: 1994: -121--1231. Coneriones
que tienen hoy un eco como lo atestigua la observación de Cereceda:
"Si lo: tettile.;.fetneninos t0nscrtttu ti(rtus tp 'ittstttu(\ t'tl (t!otlft) u stt
i
:oojbrnristtto, los objctos trenlrclos nrustulinos (hondus. cuarulu.s, tulouu¡¡) l¡urcc¿n
situarse ntur concrcramente e trc los rcpl¿l¿s" (Cereceda. 1978: 1028).
Citemos además las palabras de una mujer macha:
"(...) al .utpo es un saco, la serpiente wto cueruln, el lugarto uttu /rr¡ná (Tollico.
1984: l. 32-34).
En fin, Ias observaciones coinciden más allá de los siglos. Tienden r mostrilr que
la conservación de ciertos rasgos técnicos está vinculada problblementc a la
existencia de un substrato simbólico que los españoles estaban mur, ['jos de irnarinur.
Hasta nosotros experimentamos cierta dificultad en definirlos. Conro ha qucdado
dicho en Ia introducción, los Conquistadores eran conscientes de la im¡roltlncia dc los
textiles e intentaron cont[o]ar su significación. actuando sobre los elemenlos r¡uc'
penenecían a su plopio repertorio de signos: los dibujos y las piezas dc restimentr.
Muchos han subrayado Jos rasgos muy específicos de los teiidos incas. en plrticular
los cuatro primeros rasgos que acabamos de analizar. los que son muy visibles uun
para ojos no acostumbrados. Pero ninguno pensó que unos elemenlos técnicos potlírn
tener un peso ideológico propio y desempeñar así un papel subversivo.
Examinemos ahora otra caractefística que no se puedc percibir dircctamentc por
ocultarse en el espesor de la tela. Se trata de las estructuras que ticncn uD.r
importancia primordial por señalar el orden que se ha seguido piua cnrzar'los hilos r
fabricar una tela.
Más arriba. hemos dicho que las estructuras utilizadas hol por las rnu-ierL'\ p rir
realizar sus tejidos en el telar andino se relacionabrn estrecha¡tente con l¡rs de la
época prehispánica. Esto no significa que hayamos encontrado ur equilalcntc
arqueológico para todas las que hemos recogido en Jos tejidos etnográficos y hien
puede ser que algunas sean creaciones posteriores a la conquista. Pelo. si creirci,ncs
hubo. éstas fueron realizadas siguiendo unos principios y una Irisica del nrisr¡o
orden que los que se utilizaron durante el período prehispiinico.
333
LAs ARTES DE LA M EMoRIA
Estos principios son pocos, lo que no ha impedido a los tejedores de los Andes
crear un cantidad impresionante de estructuras rectas, sobrc todo desde el frnal del
Horizonte Temprano, provocando Ia admiración de los arqueólogos y suscitando a la
vez numerosos problemas de descripción. Por estos motivos, la historia del desa¡rollo
de las investigaciones sobre el textil de los Andes ha conocido regulares tentat¡vas de
clasificación para recoger la diversidad de las estructuras e instaurar una terminoJogía
que permita desclibirlas. Los trabajos de Raoul d'Harcourt, lrene Emery y Ann P
Rowe constituyen los más importantes jalonesil. Aunque sobrepase con mucho el
marco que nos interesa por intentar abarcar todas las estructuras realizadas en el
mundo con medios sencillos, la contribución de Emery no deja de haber sido
determinante en.la medida en que ha insistido en la identificación de criterios
científicos de clasificación lq. Las investigaciones ulteriores de Rowe han permitido
afinar y precisar sus propuestas, Hoy tenemos pues una clasificación que da rnuy
buenos resultados pero que requiere un nuevo examen que conesponda más al marco
de ret'erencia andino. El objetivo sería hacer perceptibles la lógica de la creación de
las estructuras al mismo tiempo que las opciones elegidas por cada cultura.
Para las estructuras rectas, Emery y Rowe se han quedado con tres criterios de
clasificación que han jerarquizado: primero, los grados de cornpiejidad de las
estructuras, luego la dirección de los hilos que forman el adorno. en tin, los ritmos de
entrecruzamiento de los hilos.
Para el pri:ner criterio, estamos de acue¡do con ellas sobre el punto de partida -o
sea el número de juegos de hilos de urdimbre y trama que entran en la construcción de
cada estructura y la utilización que de ellos se hace- pero discrepamos en cuanto a la
definición del concepto de juegos de hilos. Para estas autoras, se trata de un grupo de
elementos "cll used in a like manne\ fhat is.functionalb, indiferentlated and n'endhg
in lhe sane rlireclion", o, "a group of elements whose functíott ín a fabric structure
diflers from lhat of other eLements running in fhe sanxe dírecfiotl"ts.
Esras dos definiciones nos dan a entender que existe una relación de equivalencia
entre las tlnciones y Jos juegos de hilos, Io que no deja de seL discutible: los hilos de
un mismo juego aunque sean de una misma dirección y trabajen del mismo modo, no
desempeñan forzosamente una función, a fortiori la misma función, sobre toda la
longitud. En el'ecto, puede ocurrir que un juego de hilos desempeñe un papel sólo en
ciertas zonas de una estructura y que al volverse inútil sea lechazado en el reverso: o
que un juego de hilos pueda intercambiar su función contra la de otro juego de
sernejante dirección. Cada uno realiza altemativamente dos papeles.
En cuanto se establece una disyunción entre una función y un juego de hilos,
podemos definir el grado de complejidad de una estructura mediante estos dos
criterios desde ahora independientes. Así se llega a una jerarquía entre estructuras-
tipos (en las que cada función es desempeñada por un juego de hilos y uno sólo) y
estructuras derivadas de las precedentes con dos procedimientos muy cercanos: la
permutación y la sustitución.
334
LoGrcAs rExrrLES y LoGrcAs cULTURALEs EN Los ANDF.s
33s
T-as ARrFrs D f-- t-A l\'tEt!4otIA
CLtt\DRo 2
'l tpos Dr. t,.\r R{ tcl LR l.s v fsrR¿/c7 L?¡5 /)/iR/v:lD¡s pR¿.s¿Ni.¿J ¿)y t:L coR pLts D 1. M oDt.N,\
Ilstructur:rs serrcillas ts
---¡i ¡ r6i l|.it"l
2) IistrDCtrras con.iucgo dc hilos suDlemcntarios ) zt'
' -.-.-' ------.¡)n t)(itlItxt ¡trt 2S
rttt \ s1¡11(¡¡,t¡
-l) Estrrrturns compleml)rl¡ri¡s
- (t)tt \tt¡¡|Itru) ttittl)l( -rs,
-------------t?A ¿d r \./t¡i¡t,( it"t
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5, l),'l,lr l(1, dr do\ r\lruclurx\ (onrflrm(nt¡rill.
3l lr
LoGrcAs rExrrLEs y LoGICAS cuLTURALEs EN Los ANDES
CUADR) 3
MULTIPLICACION DE LOS TIPOS DE ESTRIJCTIJRAS Y DE LAS ESTRUCTIJRAS DERIVADAS POII
IA PULSTA EN CUENTA DE TA,S DIRECCIONES DE LOS HILOS FORMANDO EL ADORNO
3) Estn¡clur¡s complemenfa¡ias 3
con sustitución simPle 3S
una cara por encima de varias unidades de la otra dirección). Como los grados de
complejidad, estas últimas presentan cie a diversidad que procede del empleo de
una lógica que combina sistemáticamente tres elementos:
1. La distribución de los hilos flotantes: ortogonal simultánea, ortogonal
alternativa, diagonal, subordinada al adorno (por consiguiente sin regularidad).
2. La longitud de los hilos flotantes: definida al menos por un número superior u
1. Por ejemplo 211,3t1, gl1, o Zl2, 3t3: el primer grupo forma hilos flotantes en
una sola cara y el segundo, hilos flotantes iguales en ambas caras.
3. El desdoblamiento o la multiplicación por cuatro del cruzamiento de estos hilos'
33',1
LAs ARTEs DE LA MEMonrA
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338
LoGtcAS TExTILES y LoGICAS cULTURALES EN I-os ANDLtS
Ahora bien, podemos observar que en esta región este tipo de lógica no está
reservado únicamente a la elaboración de los tejidos. Sin buscar sistemáticamente la
huella de ello, trcs campos más de aplicación emergen espontáneamente.
Primero el de los kipus. El análisis de los ejemplos conservados en los tnuseos
l) el color y
ha revelado la existencia de un código basado en tres variables físicas:
la torsión de las cuerdasl 2) el orden de las cuerdas; 3) las características de los
nudos. Cada uno de estos elementos aparece a su vez en nrúltiples combinaciones 1o
diferentes nonrbres que podrían atribuirse hoy a las estructuras que henros
339
LAS ARTES DE I-A MF,MoRIA
FTGURA 5
RITMOS DE EN"TRECRUZAMIENT1S REGUURES DE HILoS DE URDIMBRE Y TRAMA PARA LAS
ESTRUCTURAS CARA URDIMBRE: I TET.A II ESTRUCTURAS CON HILOS FLOTANTES
+l+r-
JIII-
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1[lI:
:ffiL üE {1{'t-
llll. 1l¡¡ iE
II) ¡
f,E# ffi]i,$l*t+
h ii
kffi
I
a, b, c: hilos tlotantes ortogonales simultáneos 313,3ll y 212/l :
d, e, f, g: hilos flotantes ortogonales alternos 3/1,3/1 doble, 3/l cuádruple, 9/l ;
h, i, j, k: hilos flotantes en diagonal o en sargaA2,2l2 dobles, Al y 3ll.
identificado, que sean o no tejidas por los grupos intenogados. No es nada seguro
que esta experiencia dé resultados convincentes pero si esto ocurriese, sería una
y vendría a ser la
hermosa confirmación de la vaiidez de los estudios de este tipo
comprobación de la posibilidad de alcanzar por este cauce las lógicas de
pensamiento que imperan, tanto en la producción del mundo material como en la
construcción del mundo conceptual.
340
[,ocrcAs rExrILEs y LoG]cAs cULTURALES EN Los ANDES
341
LAS ARTES DE LA MEMoRIA
(Desrosiers, 1988: 40; 1992b: 20): tanto es así, que el investigador más experimentado
puede tener ciertas dificultades en identificar el sentido en que una pieza ha sido tejida.
Por otra parte, la importancia de estas categorías es lo suficientemente evidente
para incitar a Ann P Rowe a publicar ya en 1977 un libLo sólo sobre Ias estructuras
de adorno pol Ja urdimbre. No obstante, ha organizado de nuevo los grandes
capítulos de su volumen dándole la prioridad a los niveles de complejidad (cuando
nos parece que los ritmos de cruzamiento revelan mejor las opciones andinas). En un
capítulo de nüesÍa tesis (Desrosiers, 1987), mostramos en et'ecto, cómo estos ritmos
actúan sobre varias características de los dibujos textiles (presencia eventual de
contornos, marcadores regularmente distribuidos en Ia superficie de los rnotivos y
algunas veces del fondo, diversidad en la orientación de los límites de los motivos...).
Algunos de ellos dejan tales huellas en los dibujos que es posible a partir de éstos
reconocer la o las estructuras que originan su elaboración. Ahora bien. hemos podido
comprobar en el campo que varios tejidos realizados por grupos tienen en común una
gama de colores y ün estilo gráfico que proceden probablelnente más del empleo
plivilegiado de un ritmo de cruzamiento de los hilos, que de un nivel de complejidad
distinto. Si estas obseNaciones son cabales, este último podría desempeñar vllios
papeles: por ejemplo el de concilial un ritmo preciso, un número de colores y la
calidad de Ia doble cara en un mismo tejido, o, añadiendo hilos, el de hacer una rirur
más sólidale, o también, aumentando la complejidad de la tejedula y el número de
colores, el de conferir mayor prestigio a su destinata o.
Todavía no hemos identificado cómo eltmo del cruzamiento de los hilos podía
ser empleado a gran escala para expresar pafticularidades culturales. salvo en el caso
de utilizaciones muy restringidas, por ejemplo el de los hilos de urdimbre flotante
211 y 3ll dispuestos según diagonales (o en sarga) y tejidos con urdi¡nbres
compJementarias (estructura 36 y 37 del Cuadro 5), A nuestro parecer, acondicio-
nando la construcción de los motivos, este rasgo expiica en parte el parecido
observado entre tejidos arqueológicos de la costa norte de Chile, anibuidos a la
cultura Arica y tejidos etnográficos del norte de Potosí (Desrosien y Pulini, I992:
n"159 a 162). Tales cotejos no son nada extraños dadas las relaciones de
complementariedad reconocidas entre estas dos zonas. A la inversa, otros litmos
como los hilos de u¡dimb¡e flotantes que alternan por pares, a claras vistas. han sido
utilizados según modalidades muy diversas (sexta columna del Cuadro 5, con diez
niveles de complejidad), lo que complica la lectura de este elemento.
Estas observaciones respaldan la hipótesis de que las diticultades con las que
tropiezan los investigadores para entender el significado cultural de las estructuas
rectas, estl'iban en el hecho de que no se ha intentado saber si los tejedores andinos
tenían una prioridad distinta de la nuestra en su manera de verlas. No obstante, aün
intentando restablecer una visión más andina de esta cuestión, tropezamos por'
supüesto. como en el problema de la oposición horizontal/vertical, con el problema
de las modalidades de aplicación de este sistema: por ejemplo ¿qué tipos de objetos
342
LoGrcAs rExrtLEs y LoGICAS cULTURALES EN Los ANDEs
entraban en juego y de qué manera los rasgos técnicos eran articulados con ot[os
signos tales como la gama de colores y su disposición, las elecciones de los dibujos y
su distribución en la superficie tejida ?
343
LAS ARTES DE LA MEMORIA
disponer por lo menos de tres urdimbres y a veces de dos tramas (según las
variantes), aunque las oposiciones binarias siguen presentes. A lo largo de Ia
tejedura, operarán entre un hilo A (siempre del mismo color) y los otros dos hilos de
la tríada, B y C. Estos últimos se separarán justo después con el fin de conseguir'
zonas de color B y otras de color C. Un esquema similar se produciúa para una
estructura que constase de una segunda urdimbre de sustitución (el hilo A opuesto a
los hilos B, C y D separados ulteriormente).
Hoy en día esta manera de proceder es bastante generalizada. La encontramos de
nuevo en la tejedura de estructuras de tela doble en tela de urdimb¡e, que siguen
tejiéndose en el norte de Potosí. Otros mecanismos entran en juego. pero insistirnos
en éste por tres razones. La primera es que esta regla de oposición binaria se aplica
de un modo específico en los Andes, según nos permiten apreciarlo los trabajos que
tratan de la tejedura de estructuras de urdimbre complementaria en otra parte del
mundo. China,
El análisis de la seda Han, tejida con semejantes estructuras que constan de hilos
flotantes 3/1 que alternan, muestra que la oposición binaria sólo es válida para el
tipo de estructura que tiene dos colores (¡forzosamente !), En cuanto el número de
juegos de hilos de urdimbre aumenta con la sustitución, los hilos se oponen entre sí
individualmente (King, 1968). Para explicar las diferencias entre estos dos
procedimientos, se puede invocar el orden de los hilos de urdimbre (siempre es
n.b/b.n/n.b/b.n...y no n.b/n.b/n.b/n.b...), pero hemos visto en la nota 20 que
semejante disposición de hilos existía también en los Andes, sin modificar en
absoluto el esquema binario.
Otra explicación descansaría en 1a utilización de telares que no tienen los mismos
órganos de mando. Pero la presencia de ün sistema de memorización del adorno
mediante varillas en el telar chino no es suficiente; primero porque era necesalio. por'
lo menos una vez, seleccionar los hilos con la mano para meterlos en ia memoria,
luego porque Ias va¡illas no se utilizaban sistemáticamente (Vial. 1968, 1971, 1919).
El argumento de la delicadeza de los hilos de seda chinos y de la casi imposibiiidad
de contarlos no se puede admitir. Con algo de costurnbre, no hay motivo para contar
todos Jos hilos para ¡ealizar la misma estructura a la manera andina: basta con saber
delimita¡ más o menos las zonas ocupadas por los colores (el númelo exacto de los
hilos que ocupan cada zona no importa). Un argumento más serio sería el de invocar
una creación de estructuras a parlir de orígenes distintos en cada región.
Volvemos así ai punto de partida, es decir a la idea de que cada procedimiento
está vinculado al marco cultural en el que ha aparecido y se ha desartollado.
La segunda razón es que las estructuras que conllevan la utilización de esta
regla cobran en Ios Andes formas muy variadas (por lo menos 13 realizaciones en
Ias colecciones de Modena, lo que equivale a más de un cuarto de las estructuras
rectas del Cuadro 5: n" 28-32, 36-40; 43' 47-48) que están presentes en una
cantidad importante de tejidos de adornos por la urdimbre, más que nada entre las
piezas etnográficas.
144
LootcAs rExrlLEs y LoGtcAS cut-TURALES EN Los ANDIiS
Por fin. el examen de las diferentes características técnicas que se han mantenido
hasta hoy en día en la fabricación de tejidos de tradición andina. tiende a conlirnrar
la existencia implícita de uno o varios códigos textiles: ei mismo rasgo puedc
conllevar interpretaciones diferentes según el marco de referencia en el que se sitric
su examen. Por ejemplo. un tejido realizado con una estructura con urclimbles
complementarias flotantes 2/l dist¡ibuidas en diagonal puede ser cnfocado:
Ya sea por su carácter de dos caras, entonces por su acabado de los dos lados cn
la perspectiva del tejido como "m ser vlvierte".
Ya sea por su estructura que combina varios elementos sieniticativos: por una
parte, un adomo por la urdimbre característico de culturas de las tierras altas o en
es¡echa relación con ellas, por otra parte, un ritmo de cruzamientos de hilos que
aplicado a urdimbres complementarias ha sido identificado en la cultura de Aricl l
es hoy corrientemente utilizado en el no¡te de Potosít o por la lógica ernpleada
durante su tejedura y que recordaría la persistencia de los esquemas dua)istils.
Los nudos constituyen otro casol aunque sea más pobre a nivel dc interprc-
Al principio hemos dicho que la ausencia cle
taciones, resulta miis significativo.
nudos podía tener una relación con el terminado y la pelfección del tejitlo.
345
LAS ARTES DE LA MEMoRIA
Situándonos a un nivel más general de las categorías de textiles. echamos de ver que
en la realización de los ,tpa, este rasgo está preñado de sentido. Puede ser que por'
a\re rnoli\ o se evite en Its olras fabricJciones.
Esta última observación no deja se ser pura conjetura así como muchas ideas
presentadas en este texto. Sin embargo, por inacabada que sea esta reflexión,
justifica la atención que ha de prestarse a las vías de investigación a menudo
desdeñadas: en particular. el interés por analizar las continuidades destacadas de l¿r
comparación de las técnicas a largo plazo y en un plano transversal, la identiflcación
de las lógicas técnicas que cabe relacionlr con ldgicas simboliccs. Estrs no han sido
estudiadas hasta ahora por una antropología demasiado atraída por la palabra y
derrasiado poco por la acción.
NOTAS
I Este cstudio ha sido expuesto durantc ll mes¿r redonda "Técnicas y cultura cn Chin¡ y los
Andcs" (París. MSH. 6-8 de enero 1995) y durante las jornadas del CRH sobrc cl renlr
''classc" París. EHESS. 26,27 dc octubre 1995). Doy las gracias a mis colcgtrs cuyas pre
guntas l,sugercncias han cnriquecido r¡i rel'lexión, especialmcntc u T. Bouvsse. F. Bray.
Ch. Caillavet. R. Clesswcll, Ph. Descola, Anne Paul y F. Sigaut. Con su ¡mistosr insis
lcnci¡. T. Bouysse me ha vuclto a cncaminar hacia los Andes. lo quc lc agrldezco Itucho.
I Cercccda. I978; Fra¡¡e. l9tl6a; 1986b; 199l; 1994; véanse los trubajos dc C¿rssandra Tonico
( l9ii9) y dc Elayne Zorn (1987) que han aplicado ei r¡étodo dc Cereceda. Scgún Framc: ''la
lorsi(in es una técnica sin trama trabajada en una seric de elemontos paralelos y pucstos cn
lensi(in. Tienc uni,L acción recíproca a través de la cual cl trabajo dc los elementos aclyacenles
se duplica con los dcdos cn la parte superior e intérior dcl árca cicl trabajo. I-os tlabaios
Ilegan hasta los cxt|c¡ros dc la urdir¡bre y tanto la eshuclura conto la imagen de las clos
mitades quedan sicmprc totalnlentc simétricas. como réplisas exact¿s'. (Franrc. 199:1: 296).
I En la rcgión de Iiavclo y del río Tomoyo donde vivsn los y¡rllc'¡r cstudiados ntls recicn
terlcntc por Ccrccccla .
I Para una dcscripcirin más dct¡llada de Ias intluencias exteriorcs sobre Ios dibujos textilcs en
Bolivia. réasc Gisbcrl. Arzc. Cajias. 1987: ll-14.
5 Ha poclido ocurrir quc vea ¡comodados en el patio de cicflas c¿rsas al malido trabajando con
un lclrr a pcdal y ir ir mujer con un telar andino.
ó Entre algunas intcrlircncias idcntilicadas. A. P. Rowe ha apuntado la tcicdura dc holsos con
tir|ma española con sistema andino en Ia costa norle de Perú (Rowe. I 98zla: I 8).
7 Esle artículo sc ha vuclto a publicitr con comenfa¡ios en caslellano en un númerc de ll
llet ista Anclitct de 1992.
I Vóasc por e.jemplo: Bird. 1964; King. 1956: 1958; Osbornc. 1950: Rowe. 1978: V¡n Sran.
1965: I969-1970.
') En estas cstruclulas. cl adorno cs rellizado por la urtlimhte quc tapa lotalmentc Ia tramx.
Los hilos dc la urdinhrc son pucs urdidos dc modo muy apretado y sin aumento de lorsir-rl
t¡uc hace el hilo nís fuerte y sobre toclo más liso (menos fibras dc lana se escapan dcl
hiiol, la tcjedora expcliment¡ría cierta dillcultad para scprrarlos en el moncnto dc tejer.
346
I-oGrcAs rExrtLES y LoctcAs cul.TUttAt-Es EN t-os ANDUs
BIBLIOGRAFIA
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